domingo, 15 de marzo de 2020

ASESINOS EN SERIE


Louis Amadeo Brihier Lacroix, también conocido por sus alias Émile Dubois, Emilio Dubois, Émile Murraley o Emilio Morales (ÉtaplesPaso de CalaisFrancia29 de abril de 1867 - ValparaísoChile26 de marzo de 1907), fue un ladrón y asesino en serie francés.

Biografía[editar]

Hijo de Joseph Brihier y de Marie Lacroix, fue un ladrón y asesino en serie2​ que se hizo famoso en Chile a comienzos del siglo XX al ser acusado y posteriormente condenado por matar, entre 1905 y 1906, a cuatro europeos que eran connotados hombres de sociedad. Ellos fueron: Ernesto Lafontaine, comerciante francés y primer alcalde de Providencia —entre 1897 y 1900—;2​ Gustavo Titius, empresario alemán; Isidoro Challe, comerciante francés; y Reinaldo Tillmanns, comerciante alemán.3

El asesinato de Ernesto Lafontaine[editar]

El primer asesinato de Dubois registrado en Chile ocurrió en Santiago. El cuerpo de Ernesto Lafontaine fue encontrado por Román Díaz, regidor y amigo personal de la víctima, en el escritorio en la oficina que Lafontaine tenía en la calle Huérfanos. Su cuerpo se encontraba mutilado a golpes. Entre otras pertenencias, desapareció un reloj de oro, las llaves de la caja fuerte y dinero en efectivo. Finalmente, este reloj de oro sería un elemento de prueba fundamental, para establecer la culpabilidad de Dubois durante el juicio en su contra, llevado a cabo en Valparaíso.2

Los asesinatos en Valparaíso[editar]

Finalmente, los hechos que lo hicieron tristemente célebre tuvieron lugar en la ciudad de Valparaíso, donde asesinó a los comerciantes Tillmanns, Titius y Challe. Cuando intentó asesinar al dentista inglés Charles Davies, poco antes del terremoto de 1906, fue capturado y sometido a juicio, siendo ejecutado por un pelotón de cuatro fusileros el 26 de marzo de 1907.
Según los cronistas de la época, las víctimas de Dubois eran usureros, por lo que el pueblo lo tildó en una especie de Robin Hood chileno, considerando los asesinatos como actos de justicia del proletariado contra la burguesía.3
Desde entonces, la cultura popular lo ha elevado al estatus de santo popular, transformando su cenotafio (no es una tumba porque allí no están los restos de Dubois) ubicada en el cementerio de Playa Ancha (Valparaíso), en una venerada animita llena de innumerables placas de agradecimiento por favores concedidos.

Ficción[editar]

La historia de Émile Dubois y su enigmática personalidad son tratados en la novela Todas esas muertes (1971) de Carlos Droguett, ganadora del premio Alfaguara de ese año.
También se publicó La vida privada de Emile Dubois (Alfaguara, 2004), del cantautor y escritor chileno Patricio Manns, obra que junto con revisitar al personaje ahonda y reinterpreta la novela de Droguett.4

Biografías[editar]

Existen al menos dos biografías de Émile Dubois, publicadas ambas en 1907, año de su fusilamiento; sin embargo la inverosimilitud de los hechos narrados, la total discordancia entre ambas y el anonimato de los autores (en el caso del primero se trata de un Alias y en el segundo los autores afirman transcribir un manuscrito que les llega anónimamente) es presumible que sean ambas apócrifas. Estas biografías son las siguientes:
  • Émile Dubois. Relación verídica de sus crímenes y aventuras de Inocencio del Campo, Imprenta y Litografía Universo, 1907
  • La verdadera historia de Dubois: las memorias del célebre criminal: su vida en Francia, Inglaterra, Venezuela, Perú, Bolivia y Chile: sus compañeras Ursula y Elcira por E. Tagle M. y C. Morales F.










Julio Pérez Silva, también conocido como «El Psicópata de Alto Hospicio» , (15 de julio de 19631​) es uno de los asesinos en serie chileno más crueles de la historia de aquel país, actualmente está condenado a presidio perpetuo por violación y homicidio de catorce mujeres jóvenes , además de un homicidio frustrado. Cometió sus crímenes en la Región de Tarapacá, específicamente en la ciudad de Iquique y en la localidad de Alto Hospicio, en Chile.
Su modus operandi siempre fue el mismo. Trabajando como taxista clandestino, interceptaba jóvenes estudiantes a las cuales ofrecía transportarlas gratis para posteriormente llevarlas a algún sitio eriazo, violarlas y asesinarlas mediante golpes en la cabeza. Posteriormente, arrojaba los cuerpos (con o sin vida) en profundos piques mineros abandonados.

Antecedentes[editar]

El «Segua», como le decían en su infancia, pasó la mayor parte de sus años entre las calles de Puchuncaví. Quienes le conocían en el colegio donde estudió, coinciden en que se trataba de un alumno tranquilo, callado e introvertido.
Se casó a los veintidós años con Mónica Cisternas, oriunda de La Calera, y tuvieron dos hijas. Luego, convivió cinco años con Marianela Vergara, quien ya tenía otras dos hijas. Con ella regresó a Puchuncaví y cosechó fama de buen esposo.
A mediados de los años 1990 emigró a Iquique buscando mejores oportunidades de trabajo. Comenzó cargando sacos de sal. En una fiesta conoció a Nancy Boero, catorce años mayor que él y madre de seis hijos. A las dos semanas ya vivían juntos y luego se establecieron en Alto Hospicio, en un sector conocido como «La Negra». Más tarde se cambiarían a «Autoconstrucción», otro sector de la localidad.
Al poco tiempo, dejó su trabajo para iniciarse como taxista en forma ilegal. Fue entonces cuando comenzó su seguidilla de crímenes, todos de similares características.

Crímenes cometidos[editar]

El 16 de septiembre de 1998, recogió en la costanera de Iquique a Graciela Montserrat Saravia, de 17 años. Según su confesión, él le ofreció dinero a cambio de sexo. Sin embargo, la verdadera intención de esta joven era robarle. Cuando él se percató de esto, la golpeó hasta matarla y la abandonó en una playa.
El 24 de noviembre de 1999, mientras conducía en Alto Hospicio, le ofreció a Macarena Sánchez, de 14 años, acercarla en su auto hasta el liceo. Luego de amenazarla con un cuchillo y violarla, le amarró las manos arrojándola al interior del Pique Huantajaya, de más de 220 metros de profundidad.
En febrero de 2000 atacó dos veces en menos de una semana; la primera fue Sara Gómez el 21 de febrero, apenas 2 días después el 23 de febrero encontró a Angélica Lay, una promotora de teléfonos celulares de 23 años, ambas fueron asesinadas en medio de la pampa del desierto.
El jueves 23 de marzo del mismo año, exactamente un mes después del cuarto asesinato, ultrajó y asesinó a la joven Laura Zola, de 14 años, y, al igual que Macarena Sánchez, esta fue violada y asesinada en Huantajaya.
Luego, el 5 de abril, atacó a Katherine Arce, a quien violó y asesinó como a Angélica Lay, luego enterró su cuerpo en un basural clandestino.
El 22 de mayo, Patricia Palma, de 17 años salió del liceo rumbo a su casa. Fue en ese momento cuando Julio Pérez la raptó para luego violarla y matarla; dejando su cuerpo en Huantajaya junto con los cadáveres de Macarena Sánchez y Laura Zola.
Once días más tarde, el 2 de junio, volvió a atacar. Violó y asesinó a Macarena Montecinos en el sector de «Pampa El Molle», quien corrió la misma mala suerte que Angélica Lay y Katherine Arce. La misma desgracia corrió Viviana Garay, de 15 años el 2 de julio, la interceptó, violó y asesinó de un golpe en la cabeza. En esta ocasión, ya que el padre de la última menor movilizó a los familiares de las otras víctimas, quienes según las autoridades y la policía habían huido de sus hogares, sumidos en la pobreza, hacia Perú o Bolivia, buscando un futuro mejor.
Fue así que Pérez Silva dejó de atacar durante más de nueve meses, pero el 17 de abril de 2001 volvió a atacar, en el sector de la «Autoconstrucción» interceptó a una menor de 16 años identificada como Bárbara, la amenazó con un cuchillo y la violó, pero no logró asesinarla. Posteriormente Bárbara logró escapar y regresó a su casa. La llevaron al hospital, donde le extrajeron muestras de semen del agresor, que nunca pudo ver en la oscuridad, meses más tarde, cuando lo detuvieron, ella reconoció su voz. Compararon las muestras de ADN y resultaron idénticas.

Reacciones de la prensa y familiares de las víctimas[editar]

Durante todo ese tiempo, la misteriosa desaparición de tantas jóvenes de Alto Hospicio alcanzó cobertura nacional. Sin embargo, las autoridades de la época —principalmente el subsecretario del Interior en la época, Jorge Burgos2​ y la policía aseguraban que lo más probable es que se tratase de jóvenes que habrían huido de sus hogares para escapar de la pobreza en que vivían, probablemente emigrando hacia Tacna o Bolivia. Hubo gente incluso que sugirió que las jóvenes probablemente se habrían vinculado con la prostitución. Este hecho desvió aún más la atención del verdadero motivo de las desapariciones.
Sin embargo, la desaparición de Viviana Garay generó una reacción totalmente inesperada. El padre de la niña, Orlando Garay, movilizó a las demás familias afectadas. Sólo entonces el hecho se convirtió en noticia, por lo que los crímenes se detuvieron brevemente.
El programa Mea Culpa de TVN hizo un capítulo especial sobre este caso denominado "El Taxi" emitido el año 2003. A fines del 2017 se hizo una miniserie de 8 capítulos, con elementos de ficción pero basada en los acontecimientos de este caso. La miniserie fue llamada "La Cacería. Las niñas de Alto Hospicio" y fue emitida por Mega el 2018.

Descubrimiento del asesino[editar]

Pruebas[editar]

Orlando Garay, padre de Viviana Garay, una de las víctimas, comenzó a luchar por la verdad y derribar las especulaciones de las autoridades y la policía del escape de las jóvenes hacia países vecinos, fue así que vendió su bote de pescador y reunió a las familias de otras jóvenes desaparecidas para buscar respuestas. El 18 de julio de 2000 se encontró la mochila y ropa de Viviana en un basural al que, según sus familiares y amigos, nunca iba; ese mismo día, en otro vertedero, los vecinos encontraron la mochila y el uniforme de Katherine Arce. El 20 de julio, Inés Valdivia, madre de Patricia Palma, distinguió en una quebrada la ropa interior de su hija. Fue así como familiaresamigos y vecinos buscaron a las jóvenes acercándose a la respuesta.

Último crimen y detención[editar]

El 4 de octubre de 2001, Julio Pérez Silva cometió el último de sus ataques. Fue el día en que la joven identificada como Bárbara Núñez sobrevivió. Él la interceptó y atacó del mismo modo que hizo con las otras víctimas, la diferencia fue que Pérez Silva le confesó ser el autor de los crímenes; tras ello la golpeó con una piedra en la cabeza y cuando creyó que estaba muerta, Se fue. La joven Bárbara sobreviviente del ataque en la cabeza logró pedir ayuda y denunciar el hecho. Ese mismo día fue detenido; sin ningún remordimiento admitió los asesinatos y violaciones, además confesó haber actuado solo y nunca alegó demencia. Tras su detención, Pérez Silva aportó los datos necesarios para localizar los cadáveres de sus víctimas. Actualmente, Pérez es vigilado las 24 horas y es sometido a control del sueño, luego de que en una ocasión intentó suicidarse en su celda con un cordón de zapatos enrollado a un cepillo de dientes.
Hasta ahora, han surgido nombres de otras cinco jóvenes y mujeres adultas desaparecidas en la zona de Alto Hospicio entre abril de 1999 y agosto del 2001. Sin embargo, el «Segua» asegura no saber nada de ellas.

Condena[editar]

Finalmente, el 26 de febrero de 2004, Julio Pérez Silva, en ese momento, con 40 años, es condenado a cadena perpetua por el Homicidio de 11 adolescentes y 3 mayores de edad y 1 en el intento de homicidio. Actualmente se encuentra recluido en la cárcel de alta seguridad de Colina I (Santiago).3

Víctimas[editar]

De acuerdo a las investigaciones, las 14 víctimas de Julio Pérez Silva, asesinadas entre el 12 de septiembre de 1998 y el 23 de agosto de 2001 serían:
  • Viviana Garay, 16 años.
  • Katherine Arce, 16 años.
  • Patricia Palma, 17 años.
  • Macarena Montecino, 16 años.
  • Macarena Sánchez, 14 años.
  • Laura Sola, 15 años.
  • Gisela Melgarejo, 36 años.
  • Angélica Palape, 45 años.
  • Deysi Castro, 16 años.
  • Sara Gómez, 18 años.
  • Graciela Saravia, 18 años.
  • Ornella Linares, 16 años.
  • Angélica Lay, 24 años.
  • Ivonne Carrillo, 15 años.









El caso de los «psicópatas de Viña del Mar» comprende los diez asesinatos y cuatro violaciones cometidas por los carabineros Jorge Sagredo Pizarro (nacido el 22 de agosto de 1955) y Carlos Topp Collins (nacido el 25 de enero de 1950) entre el 5 de agosto de 1980 y el 1 de noviembre de 1981 en la ciudad chilena de Viña del Mar. Los autores fueron detenidos y entregados a la justicia el 8 de marzo de 1982 y dados de baja de la institución el 4 de marzo de 1982.1​ Este caso se transformó en uno de los hechos más recordados en la historia policial del país.

Crímenes[editar]

  • Homicidio de Enrique Gajardo Casales: La historia comenzó el día 5 de agosto de 1980, cuando “La Estrella de Valparaíso” publicó en su portada que un vehículo modelo Austin Mini había quedado colgando en la plaza Bellamar, ubicada en cerro Esperanza, a punto de precipitarse sobre la avenida España. Dos días después, se encontró el cuerpo del dueño del auto, el electricista Enrique Gajardo , en las cercanías del Jardín Botánico, cerca de la intersección de la variante Achupallas.
  • Homicidio de Alfredo Sánchez y Violación de Luisa Fernanda Bohle Basso: El 12 de noviembre de 1980, el médico Alfredo Sánchez y su novia, la enfermera Luisa Bohle Basso buscaban pasar un momento de intimidad, en el sector de la Laguna Sausalito, cuando el automóvil Renault en el que estaba la pareja fue abordado por los dos psicópatas. El médico fue sacado del auto y ultimado de dos disparos en el tórax, mientras que su acompañante fue violentada sexualmente por los individuos.
  • Homicidio de Fernando Lagunas y Delia González Apablaza: El 28 de febrero de 1981, luego del término del Festival de Viña de 1981, la pareja compuesta por Fernando Lagunas Alfaro y la prostitua Delia González fueron sorprendidos por los psicópatas en el estero Marga Marga, siendo ambos ultimados por tres balas cada uno, falleciendo en el acto.
  • Homicidio de Luis Morales: Durante el 25 de mayo de 1981 en el Camino Granadilla, los psicópatas abordan un taxi manejado por Luis Morales. Al llegar a la altura de Granadillas, Sagredo le dijo a Morales que se detuviera y cambiara de asiento con Topp Collins, para que este manejara. El taxista accedió, pero luego se puso nervioso al ver los guantes de Topp por lo que este le da un disparo por la espalda, lo bajaron del automóvil y Topp le pego otro balazo, dejando el cuerpo abandonado en un basural. Luego de esto, se repartieron el dinero que tenía el Taxi.
  • Homicidio de Jorge Inostroza Letelier y Violación de Margarita Santibáñez: El 26 de mayo de 1981, los psicópatas seguían con el taxi robado, cuando encontraron en el camino un Fiat Ritmo detenido, en el cual se encontraban el obrero Jorge Inostroza, Margarita Santibáñez y la pequeña hija de esta. Topp bajó al hombre del auto, disparándole en la cabeza, luego sacó a la mujer del auto y la violó, mientras que Sagredo cuidó al bebé.
  • Homicidio de Raúl Aedo León: El 28 de julio de 1981, los carabineros abordaron el taxi de Raúl Aedo, Topp le disparó por la espalda, para luego ambos arrojarlo a una quebrada, en el sector del Jardín Botánico Nacional de Viña del Mar, presumiéndolo muerto. Mientras el taxista volvía a subir la quebrada, Sagredo lo ultimó con otro disparo.
  • Homicidio de Óscar Noguera Inostroza y Violación de Ana María Riveros Contreras: Ese mismo 28 de julio, los psicópatas detuvieron un auto Subarú 600 manejado por Ana María Riveros, en el cual estaba Óscar Noguera. Topp Collin sacó al hombre del auto, se lo llevó a una esquina y lo ultimó con dos disparos, mientras que Sagredo violó en el asiento trasero del auto a Riveros, más pese que a que Topp Collins intentó una agresión sexual, no lo logró.
  • Homicidio de Jaime Ventura Córdova, y Homicidio y Violación de Roxana Venegas Reyes: El 1 de noviembre de 1981, bajo el Puente Capuchinos, los carabineros realizaron su último crimen, encontrando a Roxana Venegas, de 22 años y su novio Jaime Ventura, de 18, cuando la joven pareja pololeaba en el puente Capuchinos, de Caleta Abarca.

Historia[editar]

Investigación[editar]

Existieron dos investigaciones paralelas durante esta serie de crímenes. Una fue conducida por el O.S. 7 de Carabineros de Chile, dirigida por el mayor Ávila. La otra, por un grupo especial de la Policía de Investigaciones de Chile (PDI), dirigida por el comisario Nelson Lillo.

Inculpados[editar]

El 2 de marzo de 1982 fue detenido Luis Eugenio Gubler Díaz, un conocido empresario de la zona, director del Banco Nacional, dueño de una empresa relacionada con mercados argentinos, holandeses y estadounidenses, socio de la constructora Costa-Gubler, además hijo de Luis Gubler Escobar, presidente de la Compañía Sudamericana de Vapores.3​ Si bien inicialmente se señaló que confesó la autoría de los crímenes, el 8 de marzo fue dejado en libertad incondicional por falta de méritos.
La clave para dar con los dos psicópatas fue entregada por el cabo Juan Quijada,4​ perteneciente a la Primera Comisaría de Viña del Mar. Luego de que Sagredo le confesara sus crímenes, el cabo Quijada lo denunció al Grupo Especial OS7 de Carabineros.

Detención y proceso judicial[editar]

Sagredo y Topp Collins fueron entregados a la justicia el 8 de marzo de 1982, y declarados reos por la ministra en visita Dinorah Cameratti el 13 de marzo de 1982.5
Jorge Sagredo y Carlos Topp Collins confesaron extrajudicialmente,6​ judicialmente7​ y públicamente8​ todos sus crímenes. De este modo, Topp Collins y Sagredo Pizarro fueron declarados culpables y condenados a la pena de muerte, en la sentencia dictada en primera instancia el 8 de enero de 1983 por el ministro en visita Julio Torres Allú.
La sentencia fue confirmada en segunda instancia por la unanimidad de la Primera Sala de la Corte de Apelaciones de Valparaíso integrada por los ministros Margarita Osnovikoff, Iris González y Guillermo Navas. La sentencia fue ratificada por unanimidad de la Tercera Sala de la Corte Suprema, integrada por los ministros Osvaldo Erbetta Vaccaro, Emilio Ulloa Muñoz, Abraham Meersohn Schijman y los abogados integrantes Raúl Rencoret Donoso y Cecili Chellew Cáceres, el 17 de enero de 1985.

Fusilamiento[editar]

Luego de que les fuera negado el indulto presidencial por parte de Augusto Pinochet, fueron ejecutados en Quillota el 29 de enero de 1985.9​ Un testigo del fusilamiento recuerda la tensión y el ambiente que rodeaban al lugar. "Los fusileros entraron con uniforme y zapatillas. El piso estaba cubierto con lonas y frazadas para que Sagredo y Topp Collins no supieran el momento exacto del fusilamiento. A los dos hombres les colocaron un disco naranja en la zona del corazón para que allí apuntarán los tiradores", recordaba en 2013 José Gai, editor nocturno de Las Últimas Noticias que presenció la realización de la condena. Este fue el último fusilamiento antes de ser derogada la pena de muerte en Chile en el año 2001.

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