Calzado
Una galocha o madreña es un zueco de madera, con tres tacones, dos delanteros y uno trasero, utilizado para trabajar en el campo; este indumentario se utiliza en la zona Norte de España, en León y Asturias.
Aunque ahora es un término en desuso, en el Río de la Plata se le decía galocha a un cubre calzado de plástico, látex o goma que evitaba que el calzado se mojara con la lluvia. Actualmente el término se usa para nombrar un cubre calzado usado por motociclistas (motoqueros) los días de lluvia. Las galochas tienen la particularidad de ser elásticas, impermeables y de uso sobre el calzado standard, a diferencia de las botas de lluvia que son un calzado en sí mismo. Las galochas se usan genéricamente sobre cualquier calzado. En el pasado eran cortas y cubrían sólo los zapatos, mientras que ahora suelen ser de caña más alta, resultando más parecidas a las botas de lluvia que cubren, además del pie, un poco más arriba de los tobillos.
En ruso, se denomina galosha a un cubre calzado de goma que solía utilizarse en los días lluiviosos, especialmente por los niños.
Consta de una tabla principal (dai) y dos «dientes» (ha) que soportan todo el peso. Suelen estar construidas en madera y su agarre tiene la típica forma de chancleta. Se dice que las chancletas están inspiradas originalmente en las geta japonesas.
Se llama horma a un instrumento que se introduce en el interior de una prenda para darle o preservar su forma. En particular se llaman así a los utensilios de madera que usan los zapateros y los sombrereros durante la confección de la prenda.
La horma es una pieza de madera que imita las dimensiones y perfil de un pie humano. Originariamente, la horma era utilizada por los zapateros en la confección del zapato. Servía para tomar la medida a las piezas de piel que debían ser cortadas y para coserlas sobre ella respetando la forma del calzado. Siguen la forma del zapato y se eleboran por pares ya que son diferentes las correspondientes al pie derecho y al izquierdo.
Actualmente, la mayor parte de los zapatos se fabrican de forma industrial habiendo quedando la horma exclusivamente para usarse en confecciones artesanales y zapatos a medida. En este caso, el artesano cuenta con una horma para cada uno de sus clientes y elabora una prenda única basándose en ella. El hormero realiza la horma según la medida tomada del pie y el tipo de zapato que solicita el cliente. Las hormas tienen gran durabilidad y pueden utilizarse durante muchos años antes de desgastarse. El zapatero debe conservar las hormas en una habitación con una temperatura y humedad adecuada para mantener su forma y elasticidad.
Historia
Probablemente, los antiguos zapateros no utilizaban ningún molde para la confección de los zapatos. Sin embargo, numerosos grabados y dibujos nos dan cuenta de que a partir del siglo XVI los artesanos utilizaban ya hormas para su fabricación. Las primeras piezas debían consistir en una tabla plana de madera que se introducía en el zapato. Las hormas tenían una forma estandarizada salvo para los clientes más selectos y salvo para los zapatos puntiagudos eran simétricas para ambos pies. Las hormas asimétricas no fueron popularizadas hasta principios del siglo XIX en que se atendió a la comodidad del cliente por encima de la economía de fabricación.
Se llama también horma al utensilio articulado que se coloca en el interior del calzado cuando no se usa para conservar su forma. Por lo general, consiste en una pieza rígida redondeada que se introduce en la puntera del zapato y se apoya en la parte posterior del mismo gracias a una barra rígida. En su parte trasera cuenta con un tope redondeado del mismo material destinado a conservar la forma del talón y no dañar la piel del zapato. Las hormas más caras se fabrican en madera generalmente de cedro ya que ayudan a controlar el olor y a absorber la humedad. Sin embargo, existen modelos más económicos y ligeros elaborados en material plástico.
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