sábado, 28 de noviembre de 2015

Artes textiles

Bordado

El bordado de oro matizado o punto de examen es sin duda alguna el tipo de bordado mas prolijo y en el que es preciso reunir mucha paciencia a una suma inteligencia. No hay trabajo que necesite un surtido más completo de medias tintas para graduar en esto la destreza, la rigurosa imitación y la delicadeza del gusto, pueden manifestarse del modo mas expresivo.
Quando el asunto está dibujado con trazos o contornos algo gruesos por una mano diestra sobre un tafetán forrado de lienzo bastante fuerte, empieza el bordador por cubrir toda la superficie del dibujo con hebras de hilillo de oro grueso, pasadas y aseguradas solamente por las dos puntas: este método es más general y sobresaliente que el de hacer las encarnaciones de unión de piezas con relación unas a otras. Los contornos se perciben solo por entre las hebras de oro, cada vez que el operario las coge de dos en dos con la aguja para cubrirlos según los colores de la pintura que copia. En los parajes sombríos, las puntadas de seda se tocan y ocultan absolutamente el oro, que solo se deja ver para los medios colores del grueso de la seda entre cada punto, degradando así las medias tintas y dejando mas oro descubierto a proporción que se quieren aumentar los claros, hasta que ya no se vea sino un lejos con sedas muy finas y claras.
Las carnes se hacen todas de seda floja en dirección contraria al oro con puntos enjabados muy finos. Los cabellos y la barba se bordan dando vuelta también con puntos enjabados (esto es, que el segundo entra en el primero), según la dirección indicada por los rizos y las ondulaciones.
El oro matizado en jiraspe es el modo de gastar la mitad menos de hilillo de oro. Se empieza por llenar los intervalos con sedas anubarradas antes de tender el hilillo de oro, que se cubre del mismo modo que el que se acaba de explicar pero emendóse a los visos o medias tintas de los intervalos. El efecto que resulta es rico y brillante.
El perfilar en estas obras las molduras o bordes del ropaje con formación esto es, entorchado o cordón grueso de oro, como lo han hecho los bordadores del siglo XVII, es salirse o apartarse absolutamente de la especie o calidad de que hablamos.












El bordado de realce es un tipo de bordado que consiste en imitar un modelo de talla por medio de paños blancos sobrepuestos segan el relieve que se desea obtener.
Se trata de un tipo de bordado brillantísimo, rico y de un maravilloso efecto cuando está bien trabajado pero es costosísimo y por lo mismo poco usado. Se empapa el paño en agua, se aplica y se amolda con el estique. Después se cubren con naipes empapados en engrudo todas las superficies procurando que las huellas que han de marcarse sean profundas, porque el oro engruesa después las formas. Por último, se cubre cada parte con pedazos de tafetán bien engrudados y embutidos en todos los huecos. Después de seco todo, se trazan los pormenores y la dirección que ha de llevar el bordado. Este se practica con hilillos de oro que se cosen muy juntos con seda encerada y siguiendo las direcciones de los ropajes o las que se hubieren marcado. Se alterna el encuentro de los puntos de seda procurando que vayan quedando cubiertos con el oro y dando a éste una labor a modo de esterilla.
El realce puede obtenerse por medio de cartón en lugar de paño, para lo cual se amolda el cartón sobre el modelo mismo y después se aplica sobre lela recia atirantada en bastidor. Se cubre la superficie con pedazos de tafetán engrudado, se corta la tela por debajo del hueco de cada pedazo que se quiere bordar y después de seco todo, se cosen los hilos de oro como queda dicho. Después se engruda el revés de la obra, se deja secar, se cortan los bordes de cada pedazo y se juntan unos con otros, según los modelos, con puntadas de seda sueltas o con hilillo de oro aplicado de modo que queden ocultas las junturas. Las partes salientes del bordado que han de jugar como plumas, flores, etc. se imitan con canutillo, hojuela, lentejuela, etc., sujetándolas con alambres de hierro.
Es más frecuente que el anterior y se aplica a adornos y otros objetos que se prestan bien al bajorrelieve. Este se obtiene o bien por medio de hilo gordo encerado pasado con orden en varias vueltas sobrepuestas hasta obtener el bulto apetecido o bien con cartón amoldado. Los primeros hilos constituyen una obra llamada pasillo terminada por vueltas de hilo más delgado cosidas con seda o pasadas con aguja y apretadas con el estique para dar las formas convenientes. Por último, se cubre todo en dirección contraria con oro briscado y cosido con seda encerada a punto menudo alternando que se deja oculto. El revés, las venas de las hojas y los granillos suelen hacerse con bricho u hojuela briscada o con oro procurando variar los efectos y reflejos. Los bordes se ocultan con un cordón de seda cosido que se llama a hilo ligado. Solo deben cubrirse los contornos y no las partes que forman redondez o vuelta. Ciertas partes muy marcadas tales como una corona, una flor sobrepuesta, un castillo, etc. deben bordarse aparte y reunirse con las puntas del cordón con que se han punteado y que se pasa por entre la tela donde se aseguran con hilos sueltos. Cuando hay partes que deben resaltar mucho se cosen al fondo poniendo debajo pedazos de paño o fieltro más estrechos que la pieza que ha de cubrirlos. Esta operación se denomina llenar.

Bordado de realce

El bordado de realce es un tipo de bordado que consiste en imitar un modelo de talla por medio de paños blancos sobrepuestos segan el relieve que se desea obtener.
Se trata de un tipo de bordado brillantísimo, rico y de un maravilloso efecto cuando está bien trabajado pero es costosísimo y por lo mismo poco usado. Se empapa el paño en agua, se aplica y se amolda con el estique. Después se cubren con naipes empapados en engrudo todas las superficies procurando que las huellas que han de marcarse sean profundas, porque el oro engruesa después las formas. Por último, se cubre cada parte con pedazos de tafetán bien engrudados y embutidos en todos los huecos. Después de seco todo, se trazan los pormenores y la dirección que ha de llevar el bordado. Este se practica con hilillos de oro que se cosen muy juntos con seda encerada y siguiendo las direcciones de los ropajes o las que se hubieren marcado. Se alterna el encuentro de los puntos de seda procurando que vayan quedando cubiertos con el oro y dando a éste una labor a modo de esterilla.

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