agricultura en el Antiguo Egipto, existe una asombrosa paradoja entre la imagen que los propios egipcios de esa época tenían de ella y la que tenían los visitantes extranjeros. Así, mientras que los escribas egipcios describieron el oficio de agricultor como el más abrumador e ingrato de los trabajos manuales, viajeros griegos como Heródoto y Diodoro Sículo se extasiaron delante de esa tierra donde las plantas parecían crecer sin gran esfuerzo.
El río Nilo
A partir del 3500 a. C., el clima se volvió más árido y la agricultura del Antiguo Egipto se volvió dependiente de los ciclos anuales del Nilo, personificado por el dios Hapy. El Nilo, que fluye desde el África ecuatorial hacia el Mediterráneo, aporta aguas ricas en materias orgánicas.
Las crecidas
Las crecidas, que pueden alcanzar una subida del nivel de hasta ocho metros, aporta a las tierras próximas la humedad y el limonecesarios para la agricultura. Son descritas como muy aleatorias y también se construyeron canales para llevar el agua lo más lejos posible.
Según Heródoto:
Su tierra es negra y quebradiza, porque está hecha por el limo y los sedimentos traídos por el río desde Etiopía. Por cierto, estas personas son hoy, de todas las especies humanas, las que pasan menos sacrificios para obtener sus cosechas: no les cuesta abrir los surcos con el arado y cavar. Cuando el río mismo viene para regar sus campos y, con la tarea hecha, se retira y cada uno siembra sus tierras y suelta a los cerdos: pisoteando, las bestias hunden en el tierra el grano y el hombre solo tiene que esperar a la cosecha.
El ciclo anual
El ciclo del río determina el ciclo de cultivo y se encuentra en la organización del año, siguiendo el calendario egipcio (o nilótico).
Inicio de la crecida | ajet o akhet | reposo |
Fin de la crecida | peret | labrar y sembrar |
Cosecha | shemu | cosecha |
Técnicas de irrigación
Además de los canales, fue introducido el cigoñal, procedente de Mesopotamia (hacia el 1450 a. C. bajo la Dinastía XVIII). Todavía se puede ver hoy. Más tarde, también se comenzó a utilizar el tornillo de Arquímedes para elevar el agua.
Durante el periodo persa o romano, los egipcios también utilizaron saqias (noria), unos dispositivos conformados por dos ruedas. La primera rueda, cuyo eje central reposaba en un muro, a la vez sujetaba en el otro lado un arnés, y era movida por un animal con los ojos vendados. La otra rueda, parcialmente sumergida y provista de un cubo, se movía gracias a la primera rueda y arrojaba el agua en canales comunicados con cisternas.
Los cultivos
Cereales
Los principales cereales cultivados eran:
- avena
- trigo
- cebada
- sorgo en el Alto Egipto
Cerveza
Llegada desde Babilonia, la zythum (cerveza, traducido literalmente como vino de cebada) era muy apreciada por los egipcios. Según la leyenda, la creación de la mezcla les fue enseñada por el dios Osiris, símbolo de la agricultura y beneficiado por la protección de Isis, la diosa de la cebada. Ramsés II, al que se le apodaba el faraón cervecero, contribuyó notablemente a la implantación de la cerveza y la sostenibilidad de las fábricas cerveceras. En esta época, el mosto se fermentaba dentro de jarrones semienterrados.
Además de sus calidades nutritivas, la cerveza fue también utilizada como remedio terapéutico contra las jaquecas y ciertas infecciones. Las mujeres la utilizaban como producto de belleza para su piel.
Otros cultivos
- Cyperus papyrus, el papiro: se consumía su raíz y a veces también el interior del tallo. Sirvió como soporte de escritura de los egipcios. También se podían fabricar con papiro objetos de cestería, sandalias, calzones, cuerdas, e incluso embarcaciones.
- lino
- caña
Legumbres y hortalizas
Frutas y frutos secos
- dátiles
- higos
- algarrobas
- Hacia el año 2300 a. C. llegó el olivo a Egipto, e Isis enseñó su cultivo a los hombres.
La vida
Egipto fabricaba, además de cerveza, vino. Aunque no se puede determinar con certeza cuando la vid fue domesticada, se cultivaba ya en Egipto 3500 años a. C., como lo demuestran las copas de vino que se ofrecían a los dioses en un bajorrelieve descubierto en Tebas, que muestra a dos campesinos recogiendo uvas en una forma idéntica a la viticultura actual.
También se han encontrado grandes pithos del 2700 a. C.- 3000 a. C., descubiertos en los subterráneos del palacio de Cnosos, en Creta, con los que los egipcios comerciaban.
Se vendimiaba y se utilizaban lagares de diferentes características para la produción de vino. Las viñas se encontraban al oeste del delta del Nilo. Indispensables para el ritual copto, continuó produciéndose en la época de la dominación musulmana.
Flores
Las flores fueron cultivadas con fines decorativos, farmacéuticos y cosméticos.
Los monumentos faraónicos fueron decorados con motivos florales que reflejaban el interés de los antiguos egipcios en el cultivo y la protección de las flores.
La flor del loto
Esta flor tiene un tallo largo y varios pétalos; su altura va de 15 a 30 cm, el loto posee una sustancia colorante, utilizada en medicina para calmar las inflamaciones. Era considerada símbolo de la luz o de pureza. Es el emblema del ejército egipcio moderno.
La flor del papiro
El Cyperus papyrus es una planta umbelífera que crece en las ciénagas del delta del Nilo. Es una planta siempre verde, y los ramos de flores de papiro eran ofrecidos en los templos como ofrendas al dios porque sus flores se parecen al disco solar. La flor del papiro se utilizaba, entre otras, para la fabricación de papiros.
Ganadería
Los animales domésticos eran :
- la oveja
- la cabra
- el buey
- el cerdo
- el burro
- el caballo
- y el ganado vacuno o lechero
- animales de corral.
Parece ser que en los primeros tiempos los egipcios intentaron domesticar a otros animales como el antílope, íbice, oryx, bubal.
Las herramientas agrícolas
Las herramientas que utilizaban eran:
Los agricultores
Los campesinos formaban la clase más numerosa, pero eran despreciados por el resto de la sociedad, aunque la agricultura era una de las principales preocupaciones de los egipcios. Durante los períodos de las crecidas, los campesinos trabajaban en grandes proyectos como la construcción de pirámides.
Hay que señalar la obsolescencia de los utensilios de los campesinos de la época, totalmente de madera o de piedra. La azada para arar, el arado para hundir la tierra, la hoz de madera provista de una lámina de sílex, o la hoz de bronce a partir del Imperio Medio, para segar el trigo.
Hambrunas
Las crecidas excesivas o sequías ponían en peligro la producción agrícola y llevaban a la escasez e incluso el hambre. Para paliar estas crisis, se hacían reservas de cereales. La hambruna más conocida es la que duró siete años bajo el reinado del faraón Dyeser.
La cultura egipcia nos fascina en todos sus aspectos, y también en el caso de la agricultura, donde parece que el cultivo giraba en torno a la magia de su gran símbolo, el río Nilo, cuyas crecidas hacian fértiles las tierras.
Los expertos dicen que hablar de la agricultura en el Antiguo Egipto es paradójico ya que mientras que los documentos de la época describen el oficio de agricultor como el peor de los trabajos manuales, los campesinos se extasiaban delante de esta tierra donde las plantas parecían crecer sin gran esfuerzo. La magia de la civilización egipcia está unida en gran parte al río Nilo, símbolo de la fertilidad que permitió el desarrollo de la tierra de los faraones.
Ribera del Nilo
El Nilo es el río más largo del mundo y su forma, como si se tratara de una predicción, es de flor de loto, algo que los antiguos relacionaban con la regeneración de la vida. Si en cualquier espacio y para cualquier cultura su río es uno de sus bienes más preciados, todavía lo es más en Egipto, una zona de clima extremadamente seco y de lluvias casi inexistentes, que tiene en este faraónico caudal su fuente de agua tanto para los cultivos como para las actividades ganaderas.
Imagen satélite del valle fértil del río Nilo frente al desierto estéril de África noreste
La peculiaridad de la zona y la presencia de este gran río hizo que Egipto se adecuara perfectamente a los cambios estacionales que marcaban las crecidas del Nilo, y que comprendiera como ninguna otra cultura sus cambios y los aprovechara como método esencial de su producción agrícola. Por eso se dice que Egipto ha celebrado como nadie la relación entre la tierra y el agua.
La irrigación como método de subsistencia
Como dependían del río, los egipcios desarrollaron numerosas técnicas de irrigación para aprovechar el agua o desviarla cuando fuera necesario. Las crecidas del Nilo eran sorprendentes y, según los textos antiguos, aleatorias, así que podían alcanzar subidas de hasta ocho metros, aportando a las tierras próximas la humedad y el limo necesario para la agricultura.
Así, para aprovechar el agua y llevarla lejos se construyeron canales y también el cigoñal, una máquina simple que a modo de palanca sirve para subir el agua desde el río o canal. Además utilizaron norias, unos dispositivos conformados por dos ruedas. La primera rueda, cuyo eje central reposaba en un muro, a la vez sujetaba en el otro lado un arnés y era movida por un animal. La otra rueda, parcialmente sumergida y provista de un cubo, se movía gracias a la primera rueda y arrojaba el agua en canales comunicados con cisternas.
En este sentido, destacan los trabajos realizados para regular la inundación, tratando de que las tierras obtuvieran el lodo y el humus justo para ser fértiles. Todo junto supuso importantes conocimientos astronómicos, de agrimensura, trigonometría, hidráulica y construcción, así como excepcionales capacidades para programar y organizar el trabajo a realizar en miles y miles de hectáreas. Pero los egipcios no sólo elaboraron instrumentos para trabajar el agua, su tecnología se centra también en otros instrumentos de labranza como la azada, el arado o la hoz.
Los cultivos en el antiguo Egipto
Hoy en día sigue siendo sorprendente como en unas tierras tan secas podía cultivarse tal cantidad de variedades de plantas, como por ejemplo los cereales. La avena, el trigo y la cebada se unían a otros ricos cultivos como el lino o la caña. El maíz se introdujo más tarde, al igual que el papiro,Cyperus papyrus, que sirvió como soporte de escritura pero del que también se podían fabricar otros objetos como cestas, sandalias, calzones, cuerdas e incluso embarcaciones.
También se cultivaban legumbres y hortalizas como lentejas, habas, cebollas o melones, y entre las frutas destacan los dátiles y los higos. Las flores fueron cultivadas con fines decorativos, farmacéuticos y cosméticos. Por último destaca en Egipto el auge de cierta cultura vinícola. Aunque no se puede determinar con certeza cuando la vid fue domesticada, se cultivaba ya en Egipto 3.500 años a. C., como lo demuestran las copas de vino que se ofrecían a los dioses en un bajorrelieve descubierto en Tebas.
Existen representaciones en las tumbas de los faraones de las distintas etapas de elaboración del vino, desde la vendimia al prensado, pasando por el almacenamiento en recipientes y su transporte por el Nilo. Pero los egipcios eran todavía más aficionados a la cerveza, en parte porque se obtenía de la cebada, un cultivo muy extendido y abundante por lo que la hacía más barata y más popular. Según la leyenda la creación de la mezcla fue enseñada por el dios Osiris, símbolo de la agricultura con la protección de Isis, la diosa de la cebada. Ramsés II, conocido como el faraón cervecero, contribuyó notablemente a la implantación de la cerveza y la sostenibilidad de las fábricas. Según los testimonios de la época, en Egipto había grandes maestros cerveceros capaces de realizar distintos tipos con sabores e intensidades variables y existía una en particular, más fuerte, elaborada en exclusiva para el faraón.
El oficio del agricultor
En el Antiguo Egipto los campesinos formaban la clase social más numerosa y también la peor vista. Las tierras solían pertenecer a comunidades religiosas o a terratenientes, y eran muy pocos los campesinos que las poseían en propiedad. Durante las épocas de sequía trabajaban en otras tareas, entre ellas la construcción de grandes templos, como las pirámides.
Los testimonios visuales y artísticos están llenos de representaciones de las tareas del campo, sobre todo la del ciclo de plantación y recogida del trigo, cultivo fundamental para la elaboración del pan. También son comunes las escenas de vendimia, y todas solían representarse en las tumbas para que sus propietarios pudieran sobrevivir en el más allá. En estas representaciones también aparecen algunos de los problemas que asediaban a los cultivos en Egipto, como las plagas de langostas o los hipopótamos que podían pisar los cultivos y estropear las cosechas.
A pesar de que los campesinos formaban la clase social inferior, lo cierto es que sin ellos la grandeza de Egipto hubiera estado seriamente amenazada. De hecho, la mitología habla de que algunos de los hombres más importantes de Egipto fueron agricultores, e incluso los primeros faraones eran labradores, Amenemhet I (1991-1962 a.C.) se gloria ante su hijo diciéndole: "Yo cultivé la tierra y veneré al dios de los trigales en todo el valle del Nilo. Nadie ha conocido el hambre o la sed durante mi reinado".
La esencia de la ética egipcia y de sus pensamientos espirituales más elevados, contenidos en el mito de la muerte y la resurrección de Osiris, tiene su origen en el mundo agrícola. El mismo impulso que pone en movimiento el excepcional potencial intelectual de ese pueblo, se identifica con la causa principal de la fertilidad de los campos, es decir, con las crecidas anuales del Nilo. De ahí que se entienda la civilización egipcia como la madre del desarrollo técnico agrícola.
Agricultura
Características del Nilo
La otra gran influencia en la historia de Egipto fue el río Nilo, sin el Nilo Egipto sería un desierto sin vida. El Nilo riega toda la extensión del país (unos 1.000 Km. de norte a sur). El río es la principal vía de comunicación de Egipto y la única fuente de agua efectiva, puesto que en cualquier parte del país el índice pluviométrico anual es bajo. Desde el lago Victoria, en el corazón de áfrica, donde tiene su origen, el Nilo penetra, por el limite sur de Egipto, en un largo y estrecho valle.
Hasta que se concluyó la presa de Asuán, en 1971, el río ha crecido por la lluvia y la nieve derretida de las remotas montañas de Abisinia. Todos los meses de agosto inundaba gran parte de este valle y extendía una capa de cieno hasta el final del desierto. Cuando las aguas se retiraban, y durante los pasados 7.000 años o más, los labradores egipcios sembraron en el légamo que aquellas dejaban. Todos los años maduraba la cosecha bajo el sol egipcio. En esa verde faja a lo largo del tramo final del Nilo fue donde surgió y floreció la civilización egipcia.
El vastísimo desierto de Egipto
Más allá del nivel alcanzado por la marea alta, el valle del Nilo es árido desierto , la transición de las ricas tierras de cultivo al páramo estéril es repentina. Los antiguos egipcios llamaron a la faja fértil la Tierra Negra y al desierto la Tierra Roja. La tierra negra contenía los campos y las viviendas de sus moradores; más allá, el bajo desierto era el dominio de la muerte, dónde se edificaban las grandes pirámides y los templos funerarios de los faraones, y donde los nobles hacían excavar sus tumbas. También ahí se hallaban los más modestos cementerios, donde innumerable generaciones de egipcios humildes fueron enterrados.
El desierto bajo se extiende hasta los riscos que señalan el limite del valle del Nilo, en algunos lugares a unos pocos cientos de metros de la fértil Tierra Negra, en otros a la distancia aproximada de los 16 kilómetros. Estos riscos constituían los confines del antiguo mundo egipcio. Por encima de ellos, el alto desierto se extiende a lo lejos: por el este, 160 kilómetros hasta el Mar Rojo; por el oeste, cerca de 5.000 kilómetros, a través del impracticable Sahara, hasta la costa occidental de áfrica.
El Nilo y la agricultura
El sistema económico de los egipcios descansaba fundamentalmente en la agricultura. El Nilo, que es el río más largo del mundo (6,671 Km. de longitud), fue el factor natural decisivo en el nacimiento y desarrollo de la cultura egipcia.
Los primeros grupos que se establecieron en las orillas del río aprovecharon la corriente que, en su crecida anual dejaba tras de sí un limo fecundante.
Auxiliándose con eficiente sistema de riego consistente en el trazado de canales, los egipcios explotaron al máximo los recursos que el Nilo les brindaba, llegando así a desarrollar una rica agricultura. El conjunto de obras hidráulicas que constituía su sistema de irrigación debía mantenerse en optimas condiciones; de lo contrario, una crecida escasa del río o un riego insuficiente significaba para ellos un año de hambre.
El Nilo representaba también un factor de riqueza en la medida en que era la vía de comunicación por la que fluía una intensa actividad comercial. Los excedentes de la producción de trigo, cebada, hortalizas, frutas y leguminosas, básicamente, eran destinados al tráfico comercial con los pueblos vecinos. Los egipcios comerciaban también con tejidos de lino y objetos de alfarería fina. A cambio, ellos obtenían oro, marfil, madera y especias.
Sin el Nilo y sus crecidas regulares, Egipto se confundiría con los desiertos que lo rodea. Pero el estrecho corredor que las aguas han trazado en su cuenca forma un largo listón de verdura que antes de llegar al mediterráneo se amplía en V constituye el delta, antiguo golfo colmado por los aluviones del río.
Egipto es un "don del Nilo", según Herodoto, en junio se efectúa la bienhechora crecida, después de las lluvias ecuatoriales. Por está época el viento del norte ha soplado sobre el país de dos meses antes y el campo es sólo un árido desierto. El río no cesa de crecer hasta septiembre, y cuando la crecida alcanza su máximo (el caudal del río es entonces de 13, 000 m3 de agua por segundo), todo el valle está inundado; después, el río se retira, dejando en los campos un limo fertilizante, y entra nuevamente en su lecho en diciembre. Ahora nos explicamos porque los antiguos egipcios, ignorantes de la geografía, dedicasen al río divino y misterioso himnos de inmensa gratitud.
Los primeros egipcios fueron cazadores y pastores nómadas. Unos 5.000 a. C. comenzaron a descender de los desiertos hacia el interior del valle del Nilo. Aprendieron a sembrar en el légamo resultante de la inundación del verano, criaban ovejas, cabras y otras clases de ganado, así como perros de caza, y asnos, que utilizaban como animales de carga. Estos egipcios prehistóricos, que aprendieron a cultivar y a tejer el lino, a modelar vasijas y construir cobijos de barro y cañas, empezaron a vivir en comunidades agrícolas fijas y ordenadas.
El Nilo, aunque generoso y por lo general regulable, a veces crece demasiado, en cuyo caso se producen calamitosas inundaciones, mientras que otras no crece lo suficiente, y entonces aparece el hambre. Como consecuencia, los primeros agricultores aprendieron a asociarse y comenzaron a levantar diques para regular las aguas, y almacenar el grano para los años de escasez, en los que las cosechas fallaban.
Con el paso del tiempo, los pueblos se convirtieron en ciudades y las comarcas en reinos. La vida se hizo más compleja, y los oficios y técnicas, más especializados. También se enriqueció la vida cuando los hombres aprendieron a trabajar el cobre y la piedra, a pintar vasijas y a tejer cestos, a fabricar cerveza y a sembrar la vid. Fue introducida asimismo la rueda de alfarero, probablemente originaria del Asia occidental.
Pronto seguiría la invención de los signos de escritura. Aunque la idea de escribir pudiera proceder de Mesopotamia, el sistema jeroglífico, que utiliza signos pictóricos para representar ideas y sonidos, es completamente diferente de la escritura cuneiforme de los sumerios y se desarrolló en suelo egipcio. Los primeros ejemplos de escritura jeroglífica no eran como en Sumeria, textos de carácter económico, sino anotaciones históricas. Aunque imperfectamente comprendidos, dichos textos nos refieren algo sobre las actividades y hazañas de los primeros faraones. Hacia el año 3.400 a. C. existían dos reinos principales en Egipto, uno de ellos gobernados desde la región del delta del Nilo, llamado Bajo Egipto, y el otro desde Nekhen, ciudad situada a 75 kilómetros al sur de Luxor, en el Alto Egipto. Estos dos reinos coexistieron hasta que, hacia 3.200 a. C., un rey de Nekhen a quien la tradición llama Menes, conquistó el norte y se convirtió en el primer rey del Alto y Bajo Egipto, título que se conservó a través de la historia del antiguo Egipto.
Menes fue el primero de un largo linaje de faraones cuyos nombres pasaron a los archivos del templo. "Faraón" es una palabra bíblica de la lengua egipcia que significa "gran casa" o "palacio" y aunque fue empleada en los últimos tiempos para referirse al rey nunca fue su título adecuado.
A las inundaciones del Nilo deben los egipcios no solo la fertilidad de sus valles, sino también el haber podido establecer uno de los más exactos calendarios de la antigüedad. Originalmente, el año agrícola estaba dividido en tres estaciones: Akhet (inundación), durante la cual el valle estaba cubierto por las aguas; Peret (invierno), en la que se procedía a la siembra y se esperaba la germinación y la maduración de las plantas; y Shemu (verano), durante el cual se producía la cosecha seguida de las operaciones de almacenaje.
El inicio del año se hizo corresponder durante mucho tiempo con el comienzo de la inundación hasta que los egipcios observaron que la elevación de las aguas coincidía con la aparición de la estrella Sothis (nuestra Sirio). Desde entonces, interpretando el hecho como la causa de la crecida del Nilo, consideraron la aparición de Sothis, con el comienzo oficial del año. Este fue dividido en tres periodos de cuatro meses de treinta días cada uno a los cuales se añadieron cinco días intercalares o epagómenos, obteniendo así un total de 365 días.
Este calendario era 6 horas más corto que el año real, así que cada cuatro años el año oficial se situaba con un día de antelación sobre al año astronómico. Los egipcios se dieron cuenta de ello, aunque no le pusieron remedio.
Vida económica
La economía egipcia era básicamente agrícola. Además de trigo, cebada y mijo, cosechaban frutas, legumbres, lino y algodón. La tierra era del faraón, es decir, del Estado, pero desde épocas remotas hasta los tiempos del imperio las cedió en usufructo a particulares.
El establecimiento del imperio trajo no sólo profundos cambios sociales, sino también económicos. Las tierras cultivables fueron explotadas directamente por el faraón mediante el trabajo de siervo y esclavos. Hacia estas fechas, la clase media casi desapareció cuando los artesanos fueron obligados a trabajar en las grandes construcciones del Estado, y el comercio se convirtió en monopolio estatal.
Ya hacia el 3000 a.C., existía un pequeño comercio con base en el trueque. Después del 2000 a.C., aparecieron verdaderas fábricas, en las que 20 o más trabajadores manufacturaban, bajo un mismo techo, cerámica, vidrio o textiles. Está producción y los excedentes de la cosecha de trigo permitieron desarrollar un comercio activo con Creta, Fenicia, Palestina, Siria, Nubia y más tarde, Arabia. Los egipcios compraban oro, plata, lapizlázuli, turquesa, especias, pero sobre todo madera, escasa en Egipto. El comercio se hacía en caravanas a través del desierto, en barcos de papiro, a lo largo del Nilo, o por las costas del Mediterráneo oriental. Para este comercio fue necesario establecer una "moneda". Al principio los precios se fijaron en cabezas de ganado. Más tarde, anillos de oro o cobre se emplearon como dinero. La riqueza y el volumen del comercio pueden apreciarse por el hecho de que se tuvieron que idear técnicas de contabilidad y recurrir al uso de recibos.
Formas de vida
El paso a la alta cultura en Egipto
En distintos lugares a lo largo del Nilo comenzaron a acentuarse los grandes cambios tecnológicos, a la par que las comunidades aumentaban ininterrumpidamente su población. Entre los sitios excavados en la región del delta donde se muestra tal tipo de transformaciones culturales, pueden mencionarse los de Buto y Busiris y en la región central del Alto Egipto, los que se conocerían más tarde como Hierakonpolis y Tanis. Durante la etapa designada por los arqueólogos como horizonte cultural de Nagada, algunos siglos antes del III milenio a.C., los logros alcanzados se asemejan en mucho a los que existían paralelamente en Erech y Ur de Mesopotamia. El hecho de que Egipto, aparte del fértil valle del Nilo, se encuentra rodeado de grandes desiertos, favoreció más tempranamente la interrelación de las varias comunidades que existían en las riberas del río. Se formaron así primeramente numerosos señoríos, los designados con el nombre de nomos. La necesidad de colaborar en tareas de interés común, como en el caso de las obras para controlar las crecientes del Nilo, así como los inevitables contactos comerciales y religiosos, habrían de traer consigo, mucho antes que en Mesopotamia, los procesos de unificación.
En tiempos inmediatamente anteriores a 3000 a. C. poco faltaba a los grandes núcleos de población para convertirse en auténticas ciudades. Es imposible determinar un momento preciso del nacimiento de la civilización. Paulatinamente ella había comenzado a existir con la nueva organización social, económica, política y religiosa con el desarrollo tecnológico, con los grandes templos, palacios, mercados, escuelas, cuarteles, y con las creaciones de arte cada vez más extraordinario.
Navegando por el Nilo
El Nilo era la vía principal de comunicación en Egipto. Las primeras embarcaciones se hicieron de papiro, pero pronto los astilleros de las orillas del Nilo construyeron barcos de madera. Los relieves de los templos nos muestran otros grandes barcos que transportaban enormes columnas y obeliscos de granito desde las canteras de Asuán a lugares que distaban centenares de kilómetros. Desde barcos mercantes pequeños para transporte de grano hasta barcos oficiales para los faraones y altos funcionarios eran bautizados por los egipcios igual que como lo hacemos hoy.
Hogares cómodos
La casa de un egipcio acomodado era de ladrillo, revocada de blanco, con uno o dos almacenes. Contraventanas y persianas la protegían de la luz del sol, y el salón interior se iluminaba por una serie de claraboyas. Las paredes estaban, por o general, pintadas con dibujos de colores brillantes. El mobiliario era sencillo pero bien diseñado, y cómodo incluso a niveles modernos: los taburetes y los sofás tenían cojines de plumas de ánade, y las sillas disponían de respaldo. Las camas estaban fabricadas de mimbre o de madera y, en las noches frescas, no se dormía sobre almohadas, sino apoyados en una cabecera de madera hecha a la medida. Mesas, cajones y cajas tenían por lo general adornos taraceados. Cada familia amasaba su propio pan y hacía su propia cerveza.
Aunque el modo de vida egipcio se distinguía de las civilizaciones contemporáneas de Asia occidental Egipto nunca estuvo aislado. Hubo un constante comercio con babilonios y asirios, con fenicios, hititas e israelitas y tuvo particularmente un estrecho contacto con el mundo Egeo. Enviados diplomáticos de Creta y Micenas llevaron presentes a la corte egipcia desde 1450 a.C. aproximadamente, y, cuando los griegos micénicos se establecieron en Chipre y en el litoral occidental de
Levante, llegaron a estar profundamente influidos por el mundo oriental en el cual se reconocían. Cuando, por primera vez, llegaron a Egipto visitantes griegos se sorprendieron de la antigua civilización que en él encontraron, de las ciudades con sus calles concurridas, de los templos brillantemente decorados y de los festejos y su pompa.
Los egipcios en su hogar
Las casas en el antiguo Egipto se construían de adobes (ladrillos cosidos al sol) hechos de barro del Nilo. El barro se recogía en cubos de cuero y se llevaba a pie de obra. Allí, los obreros le añadían paja y guijarros para reforzarle, y llenaban con esa mezcla moldes de madera formando los adobes. Luego, los desmoldaban y los dejaban secar al sol. Cuando se construía una casa los muros se revestían de yeso, y el interior se solía pintar con figuras geométricas, escenas o paisajes. El interior de las viviendas era fresco, ya que las ventanas, pequeñas, dejaban entrar poco sol. Las familias pudientes poseían casas espaciosas. Después del vestíbulo, en ellas había los dormitorios y las estancias privadas, y por una escalera se subía al tejado plano (terrado). La cocina estaba a cierta distancia de los aposentos para evitar los olores. Los egipcios daban fiestas en sus casas, y en ellas se divertían tanto los niños como los mayores.
En el jardín de una familia acomodada, a menudo había un estanque. Solía tener lotos y peces, y el agua se renovaba con frecuencia para mantenerla fresca. En los alrededores de los estanques se plantaban arbustos y árboles como sicomoros, palmeras datileras y acacias.
Comidas y bebidas
El fértil Limo depositado por la crecida anual del Nilo, permitía a los agricultores cultivar cebada y trigo, la base de la dieta egipcia. Almacenado en graneros, ese grano se transformaba en pan o cerveza. La llanura inundada también se prestaba al cultivo de hortalizas como cebollas, ajos, puerros, alubias, lentejas y lechugas. También se daban las calabazas, dátiles e higos, los pepinos, los melones y las sandías, pero no las naranjas y los limones. Los panaderos egipcios hacían tortas de todos los tamaños, endulzadas con dátiles o con miel, que se cosechaba de unas colmenas cónicas de cerámica. Las uvas se cosechaban en el Delta del Nilo o en los oasis del desierto occidental se vendimiaban para hacer vino o desecarlas para consumirlas como pasas.
Las personas menos afortunadas seguramente comían menos pescado. En los banquetes, la oferta era de lo más variado: desde patos, ocas y bueyes, hasta órices y gacelas. Y así mismo cerdos, corderos y cabras, estofados o asados.
Los egipcios cultivaban sus viñas sobre todo el norte; la uva, tinta y blanca, producía el mosto que por fermentación daba vino.
Los escribas y los nobles podían disfrutar de gran variedad de carnes, aves y fruta. Este rico y colorido despliegue de alimentos y bebidas formaban parte del banquete de una fiesta de baica. Entre los platos había tortas, cestos de higo y racimos de uvas, la cabeza de un ternero, el corazón y la pata delantera de un buey, una oca pelada y una ristra de cebollas.
Compras y ventas
Egipto era el país más rico del mundo antiguo. Parte del oro de las minas del desierto oriental y de Nubia se enviaban al extranjero en forma de regalo a los gobernantes de otros países, como el rey de Babilonia. A cambio, el faraón le enviaba tanto princesas como productos manufacturados. Aunque en algunas épocas los faraones dominaron largos tramos del Nilo más allá de la frontera meridional e Asuán, los productos de Africa ecuatorial se obtenían mediante el comercio con los príncipes de Nubia, la comarca al sur de la primera catarata del Nilo. Un lugar importante de intercambios era Kerma, cerca de la tercera catarata. De ahí traían varias mercancías, como pieles de pantera, galgos, colas de jirafa, colmillos de elefante y animales como mandriles y leones para los templos o el palacio.
El trueque era la forma común de adquirir mercancías. Se podía cambiar un par de sandalias por un bastón, o una prenda de vestir por alimento.
El adorno del cuerpo
Los egipcios amaban la belleza y la elegancia. Muchos de sus nombres propios se basan en la palabra nefer, que significa "belleza": por ejemplo, Nefret, Nefrtiti, Nefertari. La diosa asociada al adorno era "Hator la Dorada" contemplada como ideal de la belleza en la poesía amatoria de aquel tiempo. Los egipcios, hombres y mujeres, usaban aceites para los ojos, que se hacían con minerales molidos en finas paletas de pizarra. Empleaban mucho tiempo en adornarse con cosméticos, pelucas, guirnaldas de flores y telas finas. Se han conservado muchos objetos como peines, espejos y recipientes de cosmética, que demuestran la gran importancia que concedían a su aspecto personal. "Pon mirra sobre tu cabeza y vístete con hermosos vestidos" dice una canción egipcia.
El mineral molido se mezclaba con agua y se guardaba en tubos. Para sacar la mezcla se utilizaban paletas y con estas mismas se aplicaban. Las cortesanas llevaban sujetas sobre sus pelucas unas moñas con grasa animal perfumada, que a veces tenía forma de flores de loto.
Los cortesanos utilizaban espejos de bronce o cobre. Los egipcios obtenían diversos pigmentos para pintarse los párpados. De la malaquita, mineral de cobre, sacaban una pintura verde que simbolizaba la fertilidad. El mineral de plomo llamado galeana daba una pintura para los ojos negruzca (hoy llamada "kohol"). Para pintarse las mejillas y los labios se utilizaba almagre (óxido de hierro) que abundaba por todo Egipto. Para la aplicación de los pigmentos en la cara seguramente los mezclaban con grasa animal.
Amor y erotismo en Egipto
Ramsés II contrataba espías que seguían la pista de las muchacha más bellas de Egipto, las cubrían de oro y piedras preciosas, y las invitaban a participar en una fiesta tan íntima que solo tenía un espectador y protagonista: Ramsés el Grande.
El faraón se sentaba medio desnudo, solo cubierto por un taparrabos, en el trono de oro del salón palaciego. Detrás se arrodillaban dos mujeres púberes, sin otra vestimenta que un cinturón del que colgaban finas tiras de cuero. A una señal del rey, comenzaba el espectáculo: una orgía al estilo Federico Dfellini, loca, obscena y perversa. Diríase increíble si no fuera por el papiro de Turín 50.001 que lo certifica con pelos y señales.
A los sones de música estridente entraba en el salón una muchacha. Tendida sobre el suelo, se despojaba de su levísimo vestido plisado, abría sus muslos y dejaba que el faraón contemplase sus encantos que debían aguardarle. Pero aquel strip-tease no excitaba demasiado a Ramsés. Al fin y al cabo, la misma ceremonia se repetía cada semana, para presentar a las nuevas candidatas al harén.
El plato fuerte venía después, cuando irrumpían en el salón varios carros repletos de muchachas desnudas. Unas iban atadas otras de pie o acurrucadas. Todas competían en la ejecución de refinadas posturas coitales e invitaban al agasajado a perder su compostura real, lo que sucedía con poca frecuencia. Con gritos salvajes, el faraón se lanzaba sobre las muchachas, quienes se ofrecían. Preso del éxtasis, Ramsés no tenía más que saltar de un carro a otro, de una muchacha a otra, de un coito a otro.
El sexo no era un tabú en Egipto, el papiro Turín demuestra que ya hace 3,000 años se cultivaba la literatura pornográfica. Hombres y mujeres preferían la postura más corriente, pero en círculos más escogidos no se desconocía el sexo en grupo, el coito anal, la autofelación, la felación, la pederastia y la zoofilia. Además los antiguos egipcios se ayudaban de pócimas afrodisíacas secretas y contaban con el auxilio de Bes, Hathor o Seth.
En un papiro puede leerse: "Re disfruta al contemplar cómo Hathor se sube el vestido; la mano del dios Atum, que recibe honores de su compañera divina, pone en orden el universo al masturbarlo; Isis y Neftis se ocupan del flácido pene de Osiris..."
La mujer egipcia era liberal en el amor y en ningún caso fue un personaje pasivo; el papiro Orbiney, de finales de la XIX dinastía, se describe un acoso sexual por parte de una mujer. La historia la protagonizan dos hermanos. El mayor, Anubis, está casado y mantiene en su casa al pequeño, Bata. Aprovechando la ausencia de su marido, la mujer de Anubis intenta seducir a Bata. Sin embargo, el fiel hermano rechaza la proposición y jura mantener el asunto en silencio. Despechada, la mujer finge ante su marido haber sido forzada por Bata. Anubis jura matar a su hermano. Sólo la intercesión del Dios Reharajte evita, al final, la muerte del más joven, aunque el marido acaba matando a su mujer. Bata retirado al Valle de los Cedros, recibe de regalo de los dioses una mujer de barro. La ambición del faraón por tal dama terminará con la muerte del hermano fiel.
Las relaciones entre los hombres y las mujeres en el antiguo Egipto sorprendía a todos sus visitantes, principalmente a Grecia; las mujeres iban al mercado y los hombres estaban en casa; ellas se quedaban de pie mientras ellos se inclinaban para dejar el agua. Las egipcias participaban mucho más activamente en la vida comunal que las mujeres del resto del mundo antiguo.
En la tumba de un escriba que vivió durante el reinado de Tutmosis IV (1413-1403 a.C.) se habla por primera vez de las bailarinas desnudas, y desde entonces se proliferaron mucho. El baile se convirtió en un espectáculo acrobático-erótico y a menudo representado en forma muy obscena, según el griego Herodoto. Un motivo decorativo muy frecuente en las tumbas privadas tebanas son danzarinas desnudas dando volteretas hacia atrás.
En el Egipto faraónico no se pasaba por el altar, ni se intercambiaban anillos o un si quiero oficial, sencillamente se aprobaba la vida en lo común. En caso de que la experiencia fuera positiva, la pareja firmaba un contrato de matrimonio. No había ningún sacerdote que sancionara o santificara la relación, lo que no deja de ser extraño, cuando la religión impregnaba cada minuto de la vida diaria del Antiguo Egipto. Aparentemente el matrimonio se tomaba como algo secundario, que ni siquiera creían necesaria la asistencia de un funcionario que lo convirtiera en un acto formal. La boda se festejaba, pero no se sellaba; casarse se tomaba como un cuestión privada, un asunto de costumbres.
Algunos afirman que los egipcios eran polígamos y sólo los sacerdotes tenían que decidirse por una mujer. En el antiguo Egipto la poligamia o la monogamia era cuestión material, sin ramificaciones jurídicas ni morales. Desde el Imperio Medio se conocen muchos casos de poligamia.
Desde la XXII dinastía, ya en el Tercer Período Intermedio (1080-714 a.C.), las mujeres y los hijos contaban con la seguridad de una parte del matrimonio. Si había una segunda mujer, ésta tenía derechos de familia y, por lo tanto, de sucesión, pero siempre después de la primera. Tal legislación obligaba indirectamente a los hombres que quisieran tener varias mujeres a contar con los suficientes recursos para su mantenimiento. Si no era así, lo normal era que la segunda mujer fuera de un nivel social muy bajo, una esclava o una viuda sin herencia.
Cuando la pareja decidía separarse, no tenía que hacer ningún papeleo legal, todo se resolvía mediante un acto privado. Podía considerarse motivo de divorcio que la mujer abandonara el hogar, que no pudiera tener hijos, que si aspecto fuera horrible o que el marido deseara casarse con otra mujer. Pero si había divorcio se la aseguraba a la mujer su economía y manutención.
Todo parece indicar que a los egipcios les gustaba andar ligeros de ropa, lo que es comprensible debido a que está encajonado en el desierto. Las mujeres usaban unas levísimas camisas de lino que dejaban ver a trasluz los encantos de su portadora, los hombres gustaban de pasear su torso descubierto por las calles. Muchos oficios, tanto masculinos como femeninos, se realizaban desnudos: carniceros, marineros, pescadores, sirvientas, entre otros.
Ambos sexos concebían el amor y las relaciones eróticas, sin mojigatería ni falsos pudores. Quizá residía allí la clave de su felicidad. Porque nadie puede negar que se trataba de un pueblo fundamentalmente feliz.
Conclusión
Egipto es fascinante, tanto por su historia, como por sus misterios. Muchos de sus conocimientos continúan asombrando a los científicos de ahora debido a que esta maravillosa civilización logró avances tan extraordinarios en diversas ramas de la ciencia como en la tecnología; ejemplos claros son las matemáticas las cuales emplearon en la construcción de las famosas pirámides de Gizah, logrando medidas tan exactas.
Otro gran avance en la civilización egipcia fue dado en la medicina , ya que ellos sabían con que plantas curar ciertas enfermedades y como prevenir otras tantas. Dentro de esta rama entra también el arte de la momificación, ya que ellos supieron con que sustancias podían evitar que los cuerpos se descompusieran y lograron preservarlos por siglos, y por siglos mas serán admirados.
Otro gran avance fue la escritura, tan perfecta, que reflejaba sus creencias en las divinidades, en su universo de dioses, en el juicio final, en el juicio de Osiris; tenían una visión tan compleja del universo que todo lo atribuían a seres maravillosos, cada cosa a cada uno, formando, como ya se dijo antes un universo entero de dioses.
Por esto y por muchas cosas mas, la civilización egipcia merece la admiración de todas las personas de hoy, y si la tierra hablara nos revelaría asombrosos secretos, hasta hoy escritos, de esta tan singular civilización.
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