El Aula isíaca o Casa de Isis es un salón subterráneo bajo la así llamada basílica-auditorio de la Domus Flavia en el monte Palatino, en Roma.
Se trata de un espacio cubierto con bóveda de cañón de una rica casa republicana, excavada en el siglo XVIII, que fue decorada al inicio del imperio en la época de Augusto, entre el 30 a. C. y 25 a. C. con frescos arquitectónicos del segundo estilo avanzado. El nombre del aula deriva de los numerosos temas reproducidos, relacionados con el culto egipcio a Isis y Serapis. Las pinturas se extrajeron del lugar y ahora se conservan en una logia del Antiquarium del Palatino.
La forma de la sala es rectangular, con lados cortos ligeramente curvados, interrumpida en parte por los cimientos de los lavabos de la Domus Transitoria de Nerón. Se ha conservado casi en su totalidad una de las paredes largas, tripartita mediante cuatro esbeltas columnas, sobre un alto podio pintado, que insinúan una mínima perspectiva. En el centro se encuentra un edículo pintado con escenas de paisaje. La banda, a media altura está decorada con paneles con escenas de género y figuras entre espirales. Sobre el friso se representan ureos egipcios. Para completar los lados del edículo, dos grandes pasajes mitológicos, uno de los cuales parece representar el nacimiento de Helena.
La decoración que ha sobrevivido en uno de los lados cortos tiene un estilo similar, con un paisaje nilótico con animales, como hipopótamos, en el podio. La bóveda, conservada sólo en parte, tiene una decoración muy refinada, con complejos motivos de cintas en rojo y azul entrecruzándose y formando complicados dibujos que enmarcan escenas con símbolos de Isis y objetos de su culto (flores de loto, guirnaldas, serpientes). El fondo es blanco, donde los colores se disponen equilibradamente entre variadas tonalidades, elegidos para llevar a cabo contrastes cromáticos. Este tipo de decoración se puso de moda en las residencias romanas en la época de Augusto como gran recurso ornamental.
Se pueden comparar estas pinturas con las de la Casa de la Farnesina, con análogos fondos neutros y grandes cuadros, aunque en este caso, el cromatismo está más estudiado y la perspectiva más conseguida.
La casa de Augusto, también denominada en latín Domus Augusti, era la residencia privada del emperador Augusto, situada en la colina del Palatino.
Historia
Augusto nació en la residencia de su padre situada en el Palatino y decidió situar su residencia en dicha colina al inicio de su carrera política.
Esta decisión afecto al hecho de que sus sucesores en el Imperio eligieron el Palatino para situar sus palacios. Según la tradición, en esta colina habían crecido Rómulo y Remo, y aquí fue fundada Roma, lo que ayudaría a Augusto a relacionar el Imperio con los orígenes míticos de Roma.
La casa de Augusto fue el resultado de la unión de varias casas preexistentes de la época republicana, que el emperador hizo fusionar a partir de 36 a. C.. Se considera que la Casa de Livia, la esposa de Augusto, formaba parte de este complejo residencial imperial.
En dicho complejo también estaba el Templo de Apolo Palatino (Apolo Palatinus)
Murales
Las tres grandes piezas en el centro de la casa (el "tablinum" y dos salas laterales) están decorados con murales relativamente bien conservados. En el "tablinum", el mural está separado en tres secciones por columnas corintias que sostienen un techo. Una puerta grande es representada en el centro de cada sección. En el centro figura una escena mítica de Argos que recibe a Io y a Mercurio. En la apertura de las puertas de las secciones laterales, en el fondo, aparecen las columnas que sostienen diversos motivos decorativos como esfinges, deidades aladas, racimos de uvas o velas.1 .
Los frescos en las paredes de la habitación de lado sur y sin duda los de la otra pieza lateral, son menos complejos adornados con escenas de Egipto, guirnaldas de frutas y hojas suspendidas.
La Casa de la Fortuna es un yacimiento arqueológico situado en la ciudad de Cartagena, Región de Murcia, España. Se trata de una domus romana del siglo I a. C. cuyo acceso se sitúa en la plaza de Risueño.
Historia
Esta domus recibe su curioso nombre por una inscripción latina situada en su entrada trasera, en la cual se lee “Fortuna propitia”, que quiere decir buena suerte. Esta inscripción se situaba ahí para que todo aquel que entrase a la casa fuera afortunado. En ella encontramos algunas de las partes de una típica casa romana de la época, como pueden ser el tablinum o sala de recepción, el cubiculum o dormitorio o el triclinium donde se celebraban grandes banquetes. Esta casa ha sido adaptada para uso museístico en el cual se hace a los visitantes un recorrido por la casa y se les muestran los adornos y objetos encontrados en la excavación, tales como vajillas, monedas, objetos de adorno personal, lucernas, etc. Junto con esta visita se pueden observar también unas antiguas calzadas romanas descubiertas al mismo tiempo que la domus.1
Descripción
Atrio
Es una antesala al resto de habitáculos de las casas romanas, en ella se realizaba la recepción de los posibles invitados y solía tener una ostentosa decoración como adorno, en este caso los mosaicos que aún podemos ver en el museo.
Cubiculum
Son los dormitorios de las casas romanas, en esta domus en concreto encontramos 3, de los cuales solo uno parecía ser el principal y los otros simples adhesiones que podrían ser vestigios de un pequeño hortus o jardín.
Triclinium
Se trataba de la sala en la que se realizaban los banquetes y por eso siempre solían estar ornamentados, se ha podido comprobar que esta domus no era menos, y por tanto se realizaron frescos en sus paredes además de plumas de pavo real en el techo.
Tablinum
Se podría decir que era el despacho personal del dueño de la casa, donde recibía a las visitas importantes en intimidad, al ser la representación de la riqueza y poder de la familia en cuestión se decoraban con bonitas pinturas y mosaicos. También en su interior se situaba un pequeño altar a algún dios o a antepasados de la familia.2
Descubrimiento
La Casa de la fortuna se descubrió en el año 1971 durante una obra que se realizaba para construir unas viviendas y una oficina de una entidad bancaria (la cual viendo el posible futuro del descubrimiento financio la excavación). En un principio tan solo era posible realizar una visita de las calzadas romanas encontradas, la entrada de la casa y tan solo dos de sus habitáculos. Más tarde en conjunto con la asociación Cartagena Puerto de Culturas se produjo la apertura total de la casa como museo gracias al proyecto del arquitecto Andrés Cánovas Alcaraz. El descubrimiento se realizó en la Plaza de Risueño situada en el casco antiguo de la ciudad.
Su nombre proviene de haberse encontrado allí antiguos instrumentos quirúrgicos de bronce y hierro. Debido a la erupción del Vesubio en el año 79, fue sepultada en un manto de lava y cenizas hasta que se procedió a realizar excavaciones en el interior de la ciudad, siendo descubierta en 1770, período borbónico, por el español Francisco La Vega.
La Casa del Cirujano fue construida probablemente a principios del siglo III a. C.. Era una casa residencial samnita que con los años se sometió, al menos, a dos importantes reestructuraciones que llevaría a levantar un piso superior en la zona rústica.
La fachada estaba formada por grandes bloques labrados de piedra caliza del Sarno y los muros internos tienen forma de urdidura de madera a recuadros.2
La casa presenta el esquema clásico de un tipo de vivienda romana, establecida posteriormente por Vitruvio, la denominada domus italica. A cada lado de la entrada hay dos cuartos, uno está abierto a la calle y podía servir para tienda y el otro, sólo abre al interior. Pasada la entrada, que da directamente a la calle hay un pequeño pasillo (fauces) que conduce directamente al atrio (atrium), donde en el siglo II a. C. se añadió un impluvium de toba. Al atrio se asoman 4 pequeños dormitorios o cubículos (cubicula), en simetría, dos a dos, teniendo a continuación dos alas (alae) simétricas una a una, llegando al comedor (triclinium), que también da al atrio y finalmente, se llega al huerto (hortus). Podía presentar un pórtico sostenido por dos pilares de piedra caliza.
Se disponía al fondo de la casa una entrada secundaria y otra serie de estancias como cocina con chimenea o letrinas que estaban decoradas con un panel, hoy perdido, donde se representaba un genio que vertía libaciones en un altar sostenido por dos serpientes. En malas condiciones, se conserva un fresco que representa un larario (lararium).3
Todavía es posible contemplar, en torno a una ventana que da al jardín, varios restos de pintura del primer estilo pompeyano la que da al exterior (siglo II a. C.) y del cuarto estilo pompeyano la que da al interior (después del año 50).
La Domus Aurea (literalmente, en latín, 'Casa de Oro') era un grandioso palacio construido por el emperador Nerón en Roma tras el gran incendio del año 64. Ocupaba, según se ha calculado, alrededor de 50 hectáreas entre las colinas del Palatino y el Esquilino.
Sus lujos incluían incrustaciones de oro, piedras preciosas y marfil, y se cuenta que los techos de algunos salones tenían compuertas por donde se arrojaban flores y perfumes durante las fiestas ofrecidas por Nerón.
Inacabada a la muerte de Nerón y dañada por el incendio del 104, la Domus Aurea fue cubierta con escombros por orden del emperador Trajano, una medida que a la larga aseguró su conservación al evitar el habitual pillaje de materiales valiosos que afectó a otros edificios como el Coliseo. Al menos una parte de las estancias del palacio permaneció desconocida hasta el siglo XV, cuando un joven romano cayó accidentalmente a través de una hendidura y halló casualmente el acceso a una de las bóvedas tapadas bajo tierra. Las decoraciones murales descubiertas entonces fueron la inspiración del motivo de grutescos que se hizo habitual en el Renacimiento. La palabra grutesco deriva de gruta, en alusión a las ruinas subterráneas de la Domus.
Pronto los jóvenes artistas de Roma empezaron a estudiar los frescos, y su efecto entre los artistas del Renacimiento fue inmediato y profundo como puede verse en la decoración de las estancias de Rafael Sanzio en el Palacio Apostólico de la Ciudad del Vaticano.
Los restos encontrados en las posteriores excavaciones muestran un buen estado de conservación, y sus pinturas son particularmente bellas. Sin embargo, limitaciones presupuestarias han impedido durante décadas la conservación adecuada del conjunto, que ha sufrido grietas y humedades que hacían peligrar su sustentación y que desaconsejaban el acceso del público. A raíz de dichas grietas y de la filtración del agua, el 30 de marzo de 2010 parte del techo de una de las galerías del complejo, alrededor de 60 metros², se vino abajo. Afortunadamente en el momento del colapso no había turistas en el sitio.
Suetonio cuenta que Nerón, al entrar por primera vez en su Domus Aurea, exclamó:
¡Bien! Ahora por fin puedo empezar a vivir como un ser humano.Suetonio, Vida de los Césares — «Vida de Nerón», 31.
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