Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá es una de las advocaciones con que se venera a la Virgen María en el catolicismo. Es la patrona y reina de Colombia, del Estado Zulia, en Venezuela y de la ciudad de Caraz en Perú. Se le conoce por el nombre del municipio de Chiquinquirá, donde tuvo lugar la primera de sus manifestaciones milagrosas, y donde reposa el lienzo considerado como original. Este lienzo es bajado de su trono, durante el año jubilar mariano, cada siete años para desfilar procesionalmente por las calles del municipio.
En Colombia el 3 de julio de 1986 el Papa San Juan Pablo IIvisitó la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquiráy oró por la paz de Colombia a los pies de la Virgen María. El 9 de julio de 1999 el lienzo visitó la ciudad de Bogotá para presidir la oración por la paz. En agosto y septiembre de 2017 lo hizo de nuevo con motivo de la visita del papa Francisco a Colombia.
En Venezuela, su imagen aparece vívida en la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá (Maracaibo) a donde acuden miles de peregrinos, no solo el día de su fiesta patronal el 18 de noviembre, sino todos los domingos, cuando se celebran las misas, seguidas de entusiastas procesiones.
Reseña histórica[editar]
Colombia[editar]
La historia se remonta al siglo XVI cuando los frailes dominicosrealizaban expediciones de evangelización en la región del centro del país. Un caballero proveniente de España, Antonio de Santana, en 1560 obtiene la encomienda de la región para levantar una casa dotada con diferentes dependencias, apropiada para la administración de los colonos, los indígenas y esclavos; además debía construir una capilla para oficios religiosos en Suta. Posteriormente de España llega un fraile colaborador en las misiones, fray Andrés Jadraque que ve la necesidad de dotar la capilla con un lienzo o cuadro de la Virgen del Rosario, advocación promulgada por la Orden Dominicana a la que pertenecía el religioso. De esa manera acuden a un pintor también español Alonso de Narváez, quien vivía en la ciudad de Tunja, en Boyacá, cercana a la región, para pedirle que pintara a la Virgen del Rosario. Todos acuerdan poner al lado de la Virgen a sus santos de devoción, san Antonio de Padua y san Andrés por ser el primer patrono del encomendero que solicitaba la imagen y el segundo, del fraile que la había mandado a hacer.
Para el año de 1562 la pintura hecha de algodón indígena que media 125 cm de ancho por 111 de alto ya estaba en la capilla y allí permaneció por más de una década hasta aproximadamente el año 1574. Para entonces la capilla, que tenía techo de paja, se deteriora a consecuencia de la humedad, al punto que la imagen quedó prácticamente borrada. La imagen estaba en tan mal estado que fue llevada dentro de la misma región a la población de Chiquinquirá, donde fue abandonada en una habitación que muy raras veces fue usada como capilla u oratorio. Se dice que incluso el lienzo sirvió para secar granos al sol.
La crónica histórica (elaborada al año siguiente de los acontecimientos) señalan que en el año 1586 María Ramos, una mujer del lugar, sabiendo que el lienzo había guardado la imagen de la Virgen María, decide reparar el viejo oratorio y el lienzo maltratado, otorgándole el mejor lugar de la capilla. Diariamente oraba y pedía a la Virgen del Rosario que se manifestara, hasta que el 26 de diciembre de 1586 cuando María salía del oratorio, una mujer indígena llamada Isabel junto a su pequeño hijo, al pasar por el lugar, le gritaron a María: "mire, mire Señora...". Al dirigir su mirada a la pintura, ésta brillaba con resplandores y la imagen, que estaba irreconocible, se había restaurado con sus colores y brillo originales; los agujeros y rasguños de la tela desaparecieron. Desde entonces empezó la devoción a la advocación conocida como "Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá".
El santuario fue confiado a la orden de los Dominicos, quienes construyeron un convento a su lado, guardando la imagen hasta tiempos presentes.
Tras un fuerte terremoto, ocurrido en 1785, los frailes deciden construir una nueva basílica en otro lugar de la población y trasladar allí la imagen de la Virgen. Esto generó protestas por parte de los vecinos de Chiquinquirá. Pese a todo, la nueva iglesia se edificó y la imagen fue traslada en torno a 1823.
La devoción popular por esta imagen se evidencia en múltiples acontecimientos, que van desde las tradicionales "romerías" o grandes peregrinaciones, pasando por la música popular, hasta hechos históricos protagonizados por personajes como virreyes, obispos y políticos, comenzando con el mismo Simón Bolívar, quien no sólo recibió para su Campaña Libertadora los tesoros y joyas del cuadro, sino que él mismo fue en varias ocasiones a orar por el éxito de su empresa. Finalmente, el gobierno de la República de Colombia decidió en 1919, consagrar el país a la Virgen de Chiquinquirá como su Reina y Patrona. El 9 de julio de 1919 el presidente Marco Fidel Suárezcoronó a la Vírgen de Chiquinquirá como Reina de Colombia en una ceremonia realizada en la Plaza de Bolívarde Bogotá en presencia del Nuncio Apostólico y varios obispos.
En algunas ocasiones la imagen ha sido trasladada con gran pompa, a la ciudad de Bogotá (unos 120 km al sur) con el fin de pedir a Dios por el fin de guerras, catástrofes o epidemias. El último traslado de este tipo ocurrió en 1999.
Descripción del Cuadro[editar]
El rostro de la Virgen María se destaca por su modesta actitud y su inefable sonrisa, sus ojos entrecerrados la revisten de una hermosura admirable, que mueve al recogimiento; un velo blanco cubre su cabeza; viste un manto azul celeste, una túnica rosada, un rosario cuelga de las manos de María y del Niño Jesús, quien en la derecha sostiene un hilo que pende del pie de un pajarillo.
A la derecha de María, está San Antonio de Padua, sosteniendo en la mano izquierda, un libro sobre el que está el Niño Jesús con el mapamundi en sus manos; en la derecha sostiene una palma. A la izquierda está San Andrés, apóstol, leyendo la Sagrada Escritura, en la izquierda sostiene la cruz en forma de X, signo de su martirio. María sostiene en sus brazos al Niño Jesús invitándonos a acogernos a Él, quien puede remediar todos nuestros males. A primera vista se descubren vestigios de las goteras que corrieron sobre la pintura. El cuadro está adornado con dos coronas, dos rosarios, el cetro, la Cruz de Boyacá, la Orden de San Carlos y la Orden del Congreso; lo rodean 30 semicircunferencias con escudos de la Santa Sede, la Provincia y algunas Diócesis; del cuadro penden, un rosario y dos rosas de plata; un fuerte cristal lo protege desde 1954.
Conservación prodigiosa del Lienzo[editar]
Este milagro consiste en que durante más de 422 años ( 1587-2017 ) el lienzo se conserve tal como se renovó. Desde 1587 hasta 1897, que se le colocó el cristal para protegerlo, diariamente se estuvo retocando en el lienzo de la Virgen, mazos de rosario, manojos de yerbas, panecitos de tierra blanca y otras mil cosas y el lienzo no ha sufrido daños, debiéndose haber destruido y acabado la tela en la parte que tales refregones sufrió. Tenían en el templo una vara larga con un garabato en la punta, donde engarzaban los objetos, los aplicaban al lienzo de manera que no quedara duda de que han sido tocados en la Imagen. Si vemos la columna de mármol, de la Virgen del Pilar de Zaragoza en España, los peregrinos la besan por el respaldo, y con solo aplicarle los labios, en tan largo tiempo, se ha hecho al mármol una concavidad, lo mismo que el pie de bronce de San Pedro del Vaticano, se ha desgastado notablemente con el ósculo de los turistas. Es indiscutible que “en esta Imagen hay encerrado algún don especial de Dios, reservado para remedio de graves males” como lo expresó la Sagrada Congregación de Ritos en su Decreto de 18 de julio de 1829.
Aprobaciones pontificias[editar]
- El Papa Pío VII la declaró patrona de Colombia en 1829, con una fiesta litúrgica propia.
- El Papa San Pío X otorgó a la imagen una coronación canónica el 9 de enero de 1910.
- El Papa Benedicto XV prorrogó el decreto el 9 de julio de 1919 debido a los preparativos y al clima político en el país.
- El Papa Pío XI elevó su santuario a una basílica menor en 1927.
De esta manera, la fiesta de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, Patrona de Colombia es el 9 de julio, día de su coronación.
Itinerario de la sagrada Imagen (1562- 2017)[editar]
En 1562, la Imagen fue colocada en la capilla de paja y bahareque de Suta, donde permaneció 16 años; de allí fue retirada en 1578 y quedó abandonada, rodando de una parte a otra como objeto de uso doméstico durante 8 años, hasta que María Ramos la recuperó en 1585.
El 26 de diciembre de 1586, se renovó y permaneció en la choza donde vivía María Ramos hasta 1588.
En 1588 fue colocada en la capilla de paja que le levantaron los indios.
En 1608 es colocada en el altar del templo donde permaneció 220 años.
El 8 de agosto de 1633, es llevada a Tunja. El 12 de septiembre salió hacia Santafé, donde permaneció en la Catedral dos años y tres meses, hasta noviembre de 1635 que vuelve a su Santuario.
En 1781 fue colocada en el altar de plata martillada.
En 1806, se traslada a la sacristía por hallarse el templo en ruinas; luego es colocada en una capilla provisional construida junto al muro norte de la obra del nuevo templo, hoy capilla de difuntos, donde permaneció hasta 1813 que se colocó en el altar de mármol.
El 21 de abril de 1816, es sacada por Serviez; y llevada hasta Cáqueza; es devuelta el 3 de julio.
El 9 de mayo de 1841, es llevada a Bogotá, regresa el 14 de agosto.
El 4 de septiembre de 1841, es llevada a Tunja, regresa al tercer día.
En 1865, es colocada en un altar de bronce, donde permaneció 42 años.
El 13 de agosto de 1896, con motivo del incendio de la sacristía, fue sacada y llevada al templo de la Renovación donde permaneció día y medio.
En 1908, es colocada en el altar de mármol, donde reposa hoy día.
El 22 de junio de 1918, es sacada violentamente y llevada a la capilla del colegio de Jesús María, donde permaneció sin recibir culto, hasta el 24 de octubre que fue devuelta a la Basílica.
El 28 de junio de 1919, es llevada a Bogotá para ser coronada, regresa el 14 de agosto.
El 4 de diciembre de 1954, es llevada a Bogotá en autoferro; regresa el 9 de diciembre.
El 6 de diciembre de 1962, es llevada a Bogotá en autoferro, para implorar el éxito del Concilio; regresa el 9 de diciembre.
El 30 de julio de 1967, es sacada de la Basílica semidestruida por un temblor y llevada al patio del convento, donde permaneció hasta 1969, julio 9 que fue colocada nuevamente en su trono.
El 9 de abril de 1986, fue llevada al hospital, donde le hicieron varios exámenes radiológicos, la regresaron a las 4,30 a.m.
El 3 de julio de 1986, fue llevada al parque Juan Pablo II donde fue venerada por el Papa y millares de peregrinos.
El 26 de diciembre de 1998, fue bajada de su trono para la fiesta de “Los Siete años”.
El 9 de julio de 1999, fue llevada a Bogotá, para presidir la oración por la paz, donde es condecorada con la Orden del Congreso en el grado de Gran Cruz extraordinaria; regresa el 12 de julio.
El 25 de diciembre de 2005, fiesta de Los Siete Años, fue llevada al Parque Juan Pablo II, de allí al templo de la Renovación y el 26 regresó a su trono.
2 de Septiembre de 2017, la Virgen se traslada nuevamente hacía la capital de Colombia , a la Catedral primada en Bogotá para la visita del Papa Francisco
Virgen de Chiquinquirá en Venezuela[editar]
Mientras que en Venezuela, cuenta la historia que una humilde anciana lavandera María Cárdenas la cual era habitante de un barrio humilde de Nueva Zamora de Maracaibo denominado "El Saladillo", en la provincia de Venezuela cumplía su faena en las orillas del lago de Maracaibo cuando una tablita llegó a sus manos, sin ninguna particularidad que la hiciere especial, pero al parecer la misma fue recogida por la lavandera dándole la utilidad de tapa para la tinaja de agua. Al tiempo a la anciana le pareció reconocer en la tablita una imagen muy borrosa de carácter religioso y quizá por reverencia la colocó en una de sus paredes.
El martes 18 de noviembre de 1709 se encontraba absorta en sus quehaceres, por lo que no prestó atención a una serie de golpes que se escuchaban en la pared donde colgaba la imagen. Los golpes se escucharon de nuevo, pero ella no se movió. Sin embargo, a la tercera vez, se dirigió extrañada al lugar de donde venían los golpes y sorprendida vio cómo en la tablita se apreciaba claramente la imagen de la Virgen de Chiquinquirá y salía de ella una luz brillante. La sorpresa de tal fenómeno la llevó a la calle donde comenzó a gritar: "Milagro, milagro" y con esto se dio inicio a la gran devoción de los marabinos y zulianos hacia la Madre de Jesucristo.
La imagen, se presume que fue lanzada como despojo en aguas del mar, de un saqueo de algún pirata en el por aquel entonces Virreinato de la Nueva Granada (hoy Colombia) y se desconoce cuánto tiempo pudo estar flotando en las aguas del mar hasta llegar a la Laguna de Coquivacoa (hoy Lago de Maracaibo). La mirada de la Virgen en la imagen viene dada hacia la izquierda, como dando a presumir que sigue su camino a la entonces Provincia de Venezuela, haciéndose desde entonces la más querida de este país, presagiando quizá también el gran éxodo de colombianos que han llegado a Venezuela.
Luego del portento similar al ocurrido en el vecino Virreinato se quiso trasladar la Imagen a la Catedral de Nueva Zamora de Maracaibo. La Virgen era llevada en los hombros del pueblo, pero la imagen se puso tan pesada que impidió seguir moviéndola. Finalmente, después de muchos ruegos al cielo y súplicas, uno de los presentes exclamó: "Tal vez la Virgen no quiera ir a la Iglesia Matriz y prefiera la de San Juan de Dios". Entonces la procesión cambió su rumbo hacia la iglesia de la gente humilde de la ciudad y la imagen recuperó su peso normal. Es por esto que, desde ese día la querida Chinita, protege desde su templo, hoy consagrado como basílica, al pueblo zuliano. Cabe destacar que la imagen de la Virgen De Chiquinquirá ubicada en Venezuela no es una copia de la Colombiana, ambas son consideradas Originales donde se supone que la virgen tuvo la aparición en ambas regiones. En diferentes tiempos o a la vez.
Ciclo festivo en Maracaibo, Venezuela[editar]
Enmarcado en la celebración de la Feria, a la par del cronograma formal y religioso de actividades se desarrollan otros eventos populares y de masas de acuerdo a las creencias de los fieles. Todos los 18 de noviembre Maracaibo y el estado Zulia en general, han venido celebrando la feria de la Chinita, como cariñosamente se le denomina en el país, fecha que se ha convertido a partir de ese entonces, en ocasión de fiestas para los fieles del pueblo zuliano y sus alrededores. Con el alumbrado de la avenida Bella Vista, al son de la gaita (música originada en la época colonial y que hoy en día está dedicada en gran medida a la celebración de las fiestas de la Virgen y protestas del pueblo zuliano), fuegos artificiales que alumbran el cielo marabino, chimbangueles (música de tambores) que retumban, bandas orquestales hay un marco de fiesta, acompañando a la Virgen en su recorrido por las calles donde se dice ocurrió el milagro de la renovación, tal como también sucedió en Chiquinquirá, Colombia.
La devoción a la Virgen del Rosario de Chiquinquirá es muy grande en la ciudad de Maracaibo y en el Estado Zulia, y a la misma se le atribuyen multiplicidad de favores, algunos de los más sorprendentes se han exaltado en hermosos vitrales en la misma Basilica.
- La Virgen del Rosario de Chiquinquirá es la formal patrona de la Ciudad de Maracaibo, del Estado Zulia y de la Guardia Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, fue coronada canónicamente con las ofrendas de oro junto a piedras preciosas y semipreciosas tales como rubíes, zafiros y esmeraldas que su pueblo le ha obsequiado desde la colonia. Dicha corona está sostenida por cuatro ángeles de plata. En la época hispánica la tabla fue cubierta en sus bordes con un repujado de oro, ciertos adornos sobre la imagen como coronas para la Virgen y el niño, la aureola, etc, los cuales han sido retirados en su mayoría a excepción de las corona. Cuenta la imagen con un cetro de oro, zafiros y esmeraldas; la imagen también cuenta con una corona elaborada con piedras denominadas "tumas" obsequio de la etnia guajira.
- La imagen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá se ha trasladado en varias oportunidades a múltiples sitios; una de las más recordadas fue cuando visitó la capital de la República (Caracas) y de manera más frecuente ha sido paseada por las diferentes parroquias del estado Zulia, trasladándose en lanchas por el lago y los ríos, en vehículos terrestres y hasta en helicóptero. Hoy estas visitas continúan pero haciendo uso de una replica por resguardo de la imagen original.
- Las celebraciones en honor a la Virgen del Rosario de Chiquinquirá, dejaron de ser las modestas fiestas patronales del pasado para adquirir características internacionales de festejo de gran complejidad donde confluyen eventos religiosos y populares, todos reunidos bajo el nombre da la Feria Internacional de la Chinita.
- En ella se realizan las famosas corridas de toros, bailes en sitios públicos y privados de la ciudad, amaneceres gaiteros, juegos de béisbol, la gran gala de la belleza, (concurso de belleza que permite elegir a la soberana que será la reina de la feria por todo el año, el desfile de carrozas y comparsas, además muchas otras actividades.
- El 18 de noviembre es un día importante el que todos los marabinos y zulianos (naturales de la ciudad de Maracaibo y del estado Zulia) le hacen un homenaje a la Virgen de Chiquinquirá. Ese día es conocido y celebrado como "La Feria De La Chinita" y se celebra con mucho entusiasmo, alegría, fe y fidelidad por todos los habitante de la ciudad. A la par se desarrolla el juego de béisbol Copa "La Chinita", actividad deportiva muy frecuentada por la fanatizada marabina y zuliana, que se reúne (luego de una larga noche de parranda) a darle ánimo y apoyo al equipo pelotero de las Águilas del Zulia. A la semana siguiente se realiza la procesión de la Aurora y en ella se pasea la imagen desde la basílica a las 3.00 de la madrugada, para que junto a su pueblo reciba el día en la calle. Finalmente, el domingo siguiente se restituye la imagen a su templo.
Virgen del Rosario de Chiquinquirá de Lobatera, Estado Tachira, Venezuela[editar]
Nos encontramos frente a una obra maestra de la pintura colonial hispanoamericana del siglo XVII, documentada desde 1621 y poco antes del fallecimiento de Doña Ana Pérez del Basto, esposa de Don Pedro de Torres Vera (fundador de Lobatera en 1593).
Al redactar su testamento, Doña Ana Pérez del Basto legaba a sus herederos «un cuadro nuevo de Nuestra Señora de Chiquinquirá» (Registro Público Principal del Estado Táchira, Archivo Histórico de La Grita, Tomo III (1621), Legajo 4. Inventario y avalúo de los bienes quedantes al fallecimiento de Ana Pérez del Basto, realizados ante el Alcalde ordinario Don Martín Pérez Duque, por su albacea testamentario Francisco Chacón a 6 de marzo de 1621, 12 folios).
El cuadro o lienzo pasó a ser propiedad de la hija mayor de Don Pedro de Torres Vera y Doña Ana Pérez del Basto, Doña Felipa de Torres, casada con el Capitán Francisco Chacón. El cuadro fue colocado para la veneración pública en el oratorio de la hacienda de los Chacón de Torres, elevado en 1764 a la condición de viceparroquia eclesiástica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, en cumplimiento de las reales órdenes de Carlos III de fecha 6 de octubre de 1764 en cuanto se disponía dotar de teniente de cura a las poblaciones que estuviesen a cuatro leguas o más de su sede parroquial.
Por solicitud expresa de los vecinos y hacendados de Lobatera, en fecha 3 de junio de 1773 el Arzobispo de Santafé de Bogotá Fray Agustín Camacho y Rojas, O. P. decretaba la creación canónica de la Parroquia eclesiástica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, separándola de la jurisdicción de la parroquial de la Villa de San Cristóbal y le asignaba la misma jusrisdicción que en lo civil y judicial tenía la Villa de Lobatera.
El 20 de marzo de 1774 llegaba al pueblo el Pbro. Dr. Manuel Antonio de Nava, primer cura párroco designado por el Arzobispado, y el 22 de marzo creaba e instalaba, junto con el Alcalde Don Antonio Thomás Rosales, la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá de Lobatera.
Ya para el 11 de abril de 1779, se registraba en el libro de actas de la Cofradía que los hermanos o cófrades, el Cura Párroco el Pbro. Dr. Don Manuel Joseph de Aristizabal y el Señor Alcalde, Don Francisco Xavier de Moncada, elegían por Mayordomo de la misma a Don Pablo Vicente Chacón de Torres, descendiente directo Pedro de Torres Vera y Ana Pérez del Basto quiene habían legado a Lobatera, el cuadro nuevo de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, en 1621.
La pintura en lienzo (o cáñamo) que se conserva en la Iglesia parroquial de Lobatera, se caracteriza por presentar una definida técnica académica, con impronta renacentista. En ella, el autor procuró copiar -a partir del principio académico de réplica en naturalismo de la realidad- todos los detalles presentes en la pintura original de Chiquinquirá (Boyacá-Colombia).
Creó, de esta forma, una diferencia notable con el resto de las reproducciones de época que -sobre la imagen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá- se encuentran en el occidente venezolano, caracterizadas por presentar la licencia o libertad artística que tuvieron sus autores en agregarle elementos o aditamentos barroquizantes a las formas renacentistas del lienzo original.
Así -en el cuadro de Lobatera- se tiene que las cinco imágenes representadas demuestran el virtuosismo del autor en el manejo académico de la pincelada lisa; el uso del tiento para los trazos en detalles; el logro de los tonos cromáticos vaporosos; los suaves contornos; la armonía de los rostros; el tratamiento de las carnaciones; las tonalidades de fondo y la subordinación de los ropajes a la importancia de los rasgos fisionómicos.
Las anteriores características, consideradas en conjunto, representan uno de los grandes logros de esta obra (ej. en los detallados rasgos físicos y psicológicos del rostro de San Andrés apóstol), evocando técnicas pictóricas específicas presentes en obras del arte universal, como en los lienzos de Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682).
De allí la hipótesis que nuestro anónimo autor se haya formado en uno de los talleres o escuela de oficios de pintura colonial, de las más inmediatas, como lo fueron: la Santafereña (en Santa Fe de Bogotá, del Nuevo Reino de Granada); la Tunjana (en Tunja, del Nuevo Reino de Granada) o la Quiteña (en Quito, en la Real Audiencia y Presidencia de Quito) y probablemente, dado el naturalismo renacentista de la obra -excenta de barroquismos- contemporáneo de pintores coloniales como Antonio Acero de la Cruz (c. 1600 - 1669). No obstante, no se ha encontrado -hasta la fecha- una obra similar que reúna las mismas características en cuanto al cuidadoso acabado, sofisticación del trabajo del pincel y detallada naturalidad, presentes en el lienzo de Lobatera.
UNA JOYA DEL ARTE COLONIAL HISPANOAMERICANO
Nos encontramos con una obra del arte pictórico -de caballete- elaborada sobre tela, con un patrón de ligamento o trama algo abierta e irregular, conocida como tafetán o a la plana y estructurada por un tejido de hilos de cáñamo con hebras en forma de s.
La capa de preparación o imprimación (base), partiendo de una observación simple, denota haber sido realizada artesanalmente, aplicada en una sola cubierta y formando una película muy fina (por cuanto la trama y urdimbre de la tela se marcó en la capa pictórica). Sobre esta primera capa, fueron colocados las diferentes capas o estratos pictóricos, las veladuras y el barniz.
Así, directamente o sobre un boceto previamente marcado sobre la imprimación, un anónimo pintor legó a Lobatera una imagen de Nuestra Señora del Rosario, de 93 cm de altura, representada con tez morena clara, cabello castaño, rostro almendrado, sereno, de finas facciones, inclinado hacia su izquierda (derecha del observador) y con los ojos semi-cerrados.
Está recubierta Nuestra Señora con una túnica roja (que ha perdido en parte -por degradación de los pigmentos- el intenso color original). La misma oculta una saya blanca sólo visible en sus ribetes, bajo el doblez de la manga derecha (izquierda del observador) de la túnica y a partir del trazo logrado con un fino pincel; un velo blanco que cae por los lados en dobleces y se recoge sobre el pecho.
El manto o capa es de color azul celeste, realizado con pliegues dinámicos que le dan volumen y luminosidad a su acabado. Baja de los hombros hacia los lados, recogiendo el extremo derecho (izquierdo del observador) debajo del brazo izquierdo (derecho del observador). Este manto fue tachonado de estrellas y ribeteado en 1967 por donación de exvotos de Doña María Lozada de Mora (1892-1993). Sobre el brazo izquierdo (derecho del observador) se encuentra el Niño Jesús y a los pies de la imagen, una luna creciente (o la denominada media luna) en plata y con seis diminutos y singulares rostros humanos que, probablemente, cumplen la función de cabezas antropomorfas de tachón, permitiendo ocultar a su vez los tres pares de clavos que unen las dos secciones de la media luna. En la mano derecha (izquierda del observador), le fue colocado un trabajado y adornado cetro (obra del siglo XVIII), si bien no existe en la pintura original de Chiquinquirá y en la del lienzo de Lobatera. De la mano izquierda (derecha del observador) pende un largo rosario -presente en la pintura original y en este lienzo- de cuentas esféricas negras según se corresponde con el color usado en los rosarios de los frailes y monjas dominicas (y de color coral en el lienzo original de Chiquinquirá), corridas o sin glorias, a la cual se les unió -por medio de un hilo carmesí- una cruz pometeada griega o brazos iguales, que finalizan en un pomo o esfera.
Sobre la advocación mariana de Nuestra Señora del Rosario, es importante acotar que la misma se corresponde con la primera talla religiosa policromada que llegó a Venezuela, documentad a principios del siglo XVI. El 2 de junio de 1513, el Rey Fernando de Aragón, el Católico, como Regente del Reino de Castilla luego del fallecimiento de la Reina Isabel la Católica, ordena se entreguen a los frailes dominicos que iban a pasar a evangelizar Tierra Firme (las costas desde Cariaco -en el actual oriente venezolano- a Coquivacoa -en el occidente-), según su proyecto/ensayo de Gobernación espiritual, las tallas religiosas de un crucifijo de bulto grande, una cruz de latón; las imágenes en bulto de Nuestra Señora del Rosario, de Santo Domingo de Guzmán, de San Pedro Regalado y de San Pedro Mártir (San Pedro de Verona).
San Andrés Apóstol, de 91 cm de altura, está ubicado a la izquierda (derecha del observador) de Nuestra Señora, a menor altura, en actitud de reverente inclinación, vuelto el rostro hacia la Virgen y con una mirada implorante (Fig. 3). Tiene un libro abierto con hojas planas, en su mano derecha (izquierda del observador) y con la izquierda (derecha del observador) abraza y sostiene una cruz decusata. Está revestido con túnica parda clara y manto o capa de color rojo. Sus pies están descubiertos y sobre nubes. Tiene un nimbo circular áureo alrededor de la cabeza. Al compararse la figura de San Andrés con la del lienzo original de Chiquinquirá (Colombia), se observa una diferencia en cuanto a la dirección de la mirada y expresión del rostro. En el original, el santo tiene una mirada grave y fija en las hojas abiertas planas del libro que sostiene sobre su mano derecha (izquierda del observador). En el lienzo de Lobatera, el santo si bien la posición del rostro diera a entender que está leyendo, dirige su mirada a la imagen de la Virgen en expontánea actitud de imploración. Este cambio debió ser producto de la libertad o licencia pictórica del autor o de una impronta o intencionalidad que ya no podremos conocer.
San Antonio de Padua, está a la derecha (izquierda del observador) de Nuestra Señora, a igual altura (93 cm), erguido, y mirando directamente a la Virgen, en actitud contemplativa. Viste el hábito de religioso regular de la orden franciscana, Ordo Fratrum Minorum. Presenta un cordón anudado que pende del lado derecho (izquierdo del observador) y junto a éste una llave con forma antigua clásica. Porta la cogulla (capilla o capucha) del sayal calada.
En su mano izquierda (derecha del observador) sostiene un libro de encuadernación antigua, cerrado con corchetes metálicos (dos visibles)- y sobre éste la figura enihesta de un diminuto y desnudo Niño Jesús, de 13 cm de altura, con el orbe en su mano izquierda (derecha del observador) y en actitud de bendecir, con su mano derecha (izquierda del observador).
Igualmente, San Antonio sostiene en su mano derecha (izquierda del observador) una alargada palma. Sus pies están descubiertos y sobre nubes. Tiene un nimbo circular áureo alrededor de la cabeza.
UN SINGULAR EXVOTO
Es importante acotar en cuanto al origen o procedencia de la diadema y media luna invertida que están sobre la cabeza de Nuestra Señora que, sobre las mismas, no se cuentan con noticias sino a partir del Inventario eclesiástico de 1810, cuando ya se les mencionan.
No obstante, es una leyenda transmitida a través de la tradición oral de generación en generación y recordada por personas ancianas de Lobatera, que la oyeron a su vez de sus padres y abuelos en el siglo XIX, la que ha ofrecido una posible explicación sobre el origen de esta corona, como exvoto.
La relación que se compiló sobre la leyenda, con base en las versiones coincidentes entre las diferentes fuentes orales entrevistadas entre 1991 y 1998, es la siguiente:
«En una fecha ya olvidada, hubo un mercader que comerciaba con un navío de su propiedad, entre el puerto de Sevilla y el puerto de Cartagena de Indias. En uno de los viajes, su barco naufragó, en la noche, debido a una tormenta que lo hizo encallar entre unas rocas, próximas a las costas orientales de Venezuela. En el desespero del hundimiento, este mercader invocó el auxilio divino y, entre la noche estrellada y el furor de las olas, cuenta que vio sobre los fulgores de una inmensa media luna, la imagen de Nuestra Señora de Chiquinquirá. Agarrado a los restos de una de las tablas de la quilla del barco, las olas lo arrojaron a la costa. Consideró su salvación un milagro de Nuestra Señora y vistió de penitente pues, en el trance, había prometido peregrinar hasta Chiquinquirá (en el Nuevo Reino de Granada, en la actualidad la República de Colombia) y ofrecerle un exvoto en recuerdo del milagro. A pie, recorrió como peregrino, todo el camino que unía el oriente venezolano con el Nuevo Reino, a través de la cordillera. Al llegar a la Villa de San Cristóbal, y luego de relatar lo que le había sucedido como lo había hecho en todos los pueblos que visitó, los vecinos y el cura párroco le dijeron que en la Villa de Lobatera, a cinco leguas al norte, se veneraba una hermosa y milagrosa imagen de la Chiquinquirá y le invitaron a visitarla. El mercader-peregrino tomó el camino de Lobatera y cuentan los viejos que al entrar a la iglesia y ver el cuadro, en la puerta cayó tendido al suelo y rompió a llorar, sin que nadie pudiera calmarlo. Cuando se recobró y luego de llegar hasta el altar, de rodillas, explicó a los presentes que esa misma imagen, idéntica, fue la que vio la noche del naufragio en el cielo estrellado. Allí mismo prometió entregarle como testimonio del milagro una corona a quien llamó la dulce Reina y estrella de los cielos». Hasta aquí la leyenda.
No se encuentran más datos sobre cómo -este mercader- hizo entrega de la corona votiva ni ningún otro elemento documental que permita dar certera credibilidad a la anterior leyenda. No obstante, si existe un silencio documental, son ciertos aspectos formales de la corona, lo que parece establecer una relación o conexión entre la leyenda y la singular pieza de orfebrería.
Virgen de Chiquinquirá en España[editar]
Desde el año 2004 en Madrid (España) veneran a La Chinita y se celebra la feria igual que en Maracaibo Edo. Zulia (Venezuela) celebrando así el día de la patrona en España, la celebración se hace en el mes de noviembre de cada año, el día especial de la patrona es el mismo día que se celebra en Maracaibo, el 18 de noviembre, con una misa y después una serenata gaitera con el grupo Madrid-Maracaibo.
Temas gaiteros dedicados a la Virgen de Chiquinquirá[editar]
Estos son algunos de los temas cantados por conjuntos gaiteros en honor a la Chinita: historia sobre el cuadro en Chiquinquirá
- La Grey Zuliana (Saladillo)
- El 18 de noviembre (Maracaibo 15)
- La Chinca (Maracaibo 15)
- Dos Regalos (Barrio Obrero de Cabimas) 1981
- Señora de mis Pensamientos (Barrio Obrero de Cabimas) 1982
- La Alianza (Gran Coquivacoa)
- Yo También Quiero Cantarte (Gran Coquivacoa)
- Desde la Basílica (Gran Coquivacoa)
- El Gran Gaitón (Gran Coquivacoa)
- Pea Santoral (Gran Coquivacoa)
- Soy Zuliano (Gran Coquivacoa)
- La Placita (Guaco)
- Venite pa' Maracaibo (Guaco)
- Virgen Guaquera (Guaco)
- La Feria de la Chinita (Guaco)
- Pasión Indiana (Guaco)
- Vuelvo a Cantarte mi China (Barrio Obrero de Cabimas)
- Virgen de Chiquinquirá (Cardenales del Éxito)
- Maracaibo Marginada (Cardenales del Éxito)
- Maracaibo Diamantina (Cardenales del Éxito)
- Sentir Zuliano (Cardenales del Éxito)
- Mi Nostalgia (Cardenales del Éxito)
- Canto a mi Chinita (Cardenales del Éxito)
- Reina Morena (Cardenales del Éxito)
Existe también un grupo gaitero denominado Los Chiquinquireños que nació en 1998 cuando en los estudios “Harmoni” de Heriberto Molina, se unieron las voces de Astolfo Romero y Neguito Borjas para grabar una gaita titulada “Rompo a llorar”. Desde entonces, la agrupación reúne, año tras año, a los máximos exponentes de la gaita zuliana, quienes entregan su talento poético, musical e interpretativo a la Virgen de Chiquinquirá, como un acto de fe, devoción y compromiso zuliano.
Ricardo Cepeda, Betulio Medina, Neguito Borjas, Ingrid Alexandrescu, Carmencita Silva, Deyanira Bravo, Carlos Méndez, Germán Ávila, Douglas Ochoa, Astolfo David Romero, Luis Ángel Aguirre, Argénis Carruyo, Danelo Badell, Alfonso Marín, Wilfredo Delgado, Dennis Daguín, Jaime Indriago, Nelson Romero, Marco Díaz y Gladys Vera son algunos de los gaiteros que han ofrecido su canto y voces para enriquecer la agrupación.
La Virgen de Chiquinquirá es la Patrona de Colombia, el próximo destino internacional del Papa Francisco que visitará el país sudamericano del 6 al 11 de septiembre.
La palabra Chiquinquirá significa lugar de nieblas y pantanos. Esta ciudad se ubica en el departamento de Boyacá en la región andina del país a más de dos mil metros de altura.
La historia de la imagen se remonta a hace cuatro siglos, cuando don Antonio de Santana, encomendero de los pueblos de Suta y Chiquinquirá, solicitó al español Alonso de Narváez que pintara una imagen de la Virgen del Rosario para colocarla en una pequeña capilla.
La pintura fue realizada sobre una tela de algodón de procedencia indígena. Media 44 pulgadas de alto por 49 de ancho.
Alonso de Narváez usó colores al temple, realizó una imagen de la Virgen del Rosario con el Niño Jesús, y a los lados puso al Apóstol San Andrés y a San Antonio de Padua.
El cuadro fue ubicado en la capilla que tenía don Antonio en Suta. Estuvo allí durante más de una década, pero la capilla tenía el techo de paja, lo que provocó que la humedad deteriorara la pintura hasta dejarla borrosa.
Tras la muerte de Santana, su viuda se trasladó a Chiquinquirá entre los años 1577 y 1578. La imagen fue llevada a ese lugar, pero se encontraba en tan mal estado que fue abandonada en un cuarto, una habitación que un tiempo atrás había sido usada como oratorio.
Al comenzar el año 1586, se estableció en Chiquinquirá, una piadosa mujer, María Ramos, nacida en Sevilla, España.
La señora reparó el viejo oratorio y colgó en el mejor lugar de la capilla la deteriorada pintura de la Virgen del Rosario.
El día 26 de diciembre de 1586, María salía de la capilla, cuando pasó frente a ella una mujer indígena llamada Isabel y su pequeño hijo.
En ese momento Isabel gritó a María "mire, mire Señora. Ella dirigió la mirada hacia la pintura, la imagen aparecía rodeada de vivos resplandores. Sin explicaciones, los colores y su brillo original reaparecieron, mientras que los rasguños y agujeros de la tela habían desaparecido.
Con este sorprendente episodio se inició la devoción a la Virgen de Chiquinquirá.
El 9 de julio se celebra la fiesta de esta advocación, que fue proclamada Patrona de Colombia por el Papa Pío VII en 1829. En 1919 fue coronada canónicamente luego que el Papa Pío X firmara el decreto.
El Santuario de la Patrona de Colombia es visitado como cada año por miles de fieles en especial durante esta fecha. En este recinto se encuentra el lienzo con la imagen, custodiada por los dominicos.
En 1986, San Juan Pablo II visitó la Basílica y consagró Colombia a la Virgen María, pidiendo que conceda “el don inestimable de la paz, la superación de todos los odios y rencores, la reconciliación de todos los hermanos”.
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