La alegría de vivir (Le bonheur de vivre), es un cuadro de Henri Matisse. El fondo central de la pieza es un grupo de figuras similar al grupo representado en su pintura La danza (segunda versión).
Según Kramer Hilton, debido a su largo secuestro en la colección de la Fundación Barnes, en la que nunca se permite su reproducción en color, es la menos conocida de las obras maestras modernas. Sin embargo esta pintura era la respuesta de Matisse a la hostilidad que se había reunido con su trabajo en el Salón de otoño de 1905, una respuesta que afianzó su arte aún más profundamente en los principios estéticos que habían gobernado sus cuadros fauvistas que han causado furor y que lo hizo con él en una escala mucho mayor.
La Danza es un cuadro de Henri Matisse expuesto en el Museo del Hermitage de San Petersburgo, Rusia. Está pintado al óleo sobre lienzo y mide 260 cm de alto por 389 cm de ancho.
Se representa en esta obra a un grupo de cinco personas, de ambos sexos, que bailan en círculo, dándose la mano.1 Están desnudos, tema artístico que interesó a Matisse durante toda su vida.1
Estética[editar]
La Danza refleja la incipiente fascinación de Matisse por el arte primitivo:2 los intensos colores cálidos contra el frío verde azulado del fondo -claramente relacionados con el fauvismo- y la rítmica sucesión de desnudos danzantes transmiten los sentimientos de liberación emocional y hedonismo. A este colorido se le ha dado una interpretación simbólica: los cuerpos se pintan de rojo y representan la vida, el azul es el cielo y el verde la naturaleza, logrando de este modo un movimiento extraordinario.1
El cuadro a menudo se relaciona con la «Danza de las Jóvenes» del famoso ballet con música de Ígor Stravinskiy coreografía de Vaslav Nizhinski, La consagración de la primavera. De hecho, el sentimiento de grupo que comparten tanto el cuadro como la obra de Stravinsky es una parte más de ese sentido tribal al que ambas estéticas se querían aproximar.3 Sin embargo, esta relación es conceptual, realizada por críticos o estudiosos posteriores, ya que La consagración de la primavera es cuatro años posterior a la pintura de Matisse.
Versiones[editar]
Hay dos versiones de esta obra. La primera, actualmente en el MoMA, usa colores más pálidos y menos detalles. Se pintó después del declive del movimiento fauvista en 1906. La pintura fue muy apreciada por el artista, que en una ocasión la llamó «el clímax abrumador de la luminosidad»; también se representa en la parte posterior de la obra de Matisse La Danse with Nasturtiums (1912).
La segunda versión, conservada en el Museo del Hermitage en San Petersburgo, usa una paleta cromática fauvista más clásica. Junto con la pieza que le sirve de acompañamiento, La Musique, este amplio panel decorativo se creó específicamente para la mansión moscovita del empresario ruso y coleccionista de arte Serguéi Schukin,1 con quien Matisse tuvo una larga relación.
Armonía en rojo o la habitación roja es un cuadro del artista Henri Matisse (1869-1954) realizado en óleo sobre lienzo en 1908. Matisse, que fue pintor y grabador, es el principal representante de la corriente fauvista que con su uso indiscriminado del color puro, le valió el sobrenombre de “fauves” o fieras y fue la primera de las nuevas corrientes artísticas que revolucionaron el modo de entender el arte. Este artista nacido en Le Cateau-Cambrésis recibe las influencias de la subjetividad que desprenden las obras de Van Gogh, la minuciosidad y detallismo de las formas arabescas y la estampa japonesa que tanta admiración había causado a los anteriores pintores de la corriente impresionista.
La obra de grandes dimensiones, mide unos 180'5 x 221 cm, fue encargada por un conocido marchante de origen ruso. Matisse se decantó por el rojo por ser su color favorito, aunque en un principio pensó en hacer la obra en azul.
La habitación roja representa un comedor donde una sirvienta está poniendo la mesa para empezar a comer, al fondo aparece un ventanal rectangular por donde se observa la vegetación del exterior. La interpretación de Matisse es completamente novedosa ya que subordina el tema y las formas al color. Hace un uso completamente subjetivo del color: el pelo de la mujer es pintado en naranja (color atípico de la época) y el rojo domina por completo todos y cada uno de los aspectos formales de este óleo.
Para los fauvistas la realidad queda supeditada el color; la tradicional idea de captar la realidad con la pintura había sido sustituida por la cámara fotográfica, la pintura realista ya carecía de sentido y los pintores optaron por comenzar una tendencia subjetivista de la realidad.
Los planos compositivos y la profundidad han sido supeditados al colorido: los elementos decorativos de la pared del fondo se repiten en primer plano y el uso indiscriminado del rojo hace que se funda por completo cada uno de los planos. Ni la mesa ni la mujer presentan cualquier tipo de modelado, las formas son planas y completamente bidimensionales.
En el exterior que podemos ver gracias al ventanal, Matisse sigue las mismas pautas que en la estancia interior: las copas de los árboles son pintadas en blanco pero a través de los distintos tamaños va marcando la perspectiva. En la lejanía se observa una parte de una pequeña edificación.
El dibujo es remarcado con líneas negras que junto a la planitud de los colores remiten a las formas arcaicas de la pintura románica. La línea recta de la mesa transmite serenidad mientras que las formas curvas de la decoración en roleos nos transmiten sensualidad.
La pincelada es demasiado cargada y se aplica de manera uniforme. Los colores son puros y se utilizan sobre todo los primarios mientras que los secundarios se utilizan para los pequeños detalles de hecho, el gusto por el detallismo será una de las características propias del estilo de Matisse.
Las obras de los fauvistas y de Matisse en particular revolucionaron el mundo del arte tal y como había sido entendido hasta ahora y dieron el pistoletazo de salida a una nueva concepción artística.
No hay comentarios:
Publicar un comentario