La alboka es un instrumento de viento. Actualmente su uso se ha reducido al País Vasco. Puede estar formado por dos cuernos de novillo de entre 2 y 3 años, el cuerpo de madera y dos tubos que pueden ser de diversos materiales (en la versión vizcaína) o por un solo cuerno o “adar handi” y cuerpo y boca de madera en una sola pieza y los dos tubos (versión guipuzcoana). Por último, dispone de dos fitak de lengüeta simple de caña, que se encargan de crear el sonido.
Su sonido es similar al de la gaita y, al igual que ella, el sonido no es interrumpido. El método utilizado para tocar es el de la insuflación continua y para ello se utiliza la respiración circular, con esta técnica se consigue respirar sin dejar de tocar.
Significado del nombre "Alboka"[editar]
El nombre de Alboka procede del término árabe al-buk (trompeta) y fue un instrumento muy popular tanto en Europa, África y parte de Asia. Es difícil saber cuándo se introdujo el instrumento en el País Vasco pero los primeros documentos hacen referencia al año 1443 (en Mondragón, Guipúzcoa).
La trikitixa, acordeón pequeño, es un acordeón diatónico de botones, de origen italiano. Es un instrumento de viento que se usa desde el siglo XIX en el País Vasco. También es conocido en Europa y América con bastantes cambios.
La mayoría de las veces se toca junto con una pandereta, es decir, junto con un panderetero. Por lo tanto, más que al instrumento es al tipo de música que crea esta pareja a la que se le llama con el nombre onomatopéyico “trikiti”. Es un instrumento musical que se toca en las romerías del País Vasco.
Se empezó a extender por el País Vasco a finales del siglo XIX. En 1889 tenemos la primera mención escrita, de una romería de Urkiola. Las teorías más abiertas dicen que este instrumento musical vino de los Alpes, de la frontera entre Francia e Italia. En el País Vasco, según la creencia de muchos, este instrumento tuvo su proceso de extensión de Vizcaya a Guipuzkoa. Hoy en día la Asociación de Trikitixas del País Vasco se encuentra en Zarautz. La trikitixa era despreciada y mal vista en la sociedad: los sacerdotes católicos lo veían como “el fuelle del infierno”, porque incitaba a la gente a bailar pegados y la Iglesia prohibía esos bailes en aquellos siglos. La Iglesia, el Ayuntamiento y el Gobierno estaban unidos en una guerra contra la trikitixa, prohibiendo las romerías y en algunos casos incluso apresando a bailarines que bailaban su música y músicos que la tocaban. El Nacionalismo Vasco tampoco acogió como suyo propio este instrumento musical hasta después de la guerra.
Este nombre se usa principalmente en País Vasco, Navarra o en lugares con presencia de la cultura vasca y habitualmente se utiliza este término para designar un baile, baile agarrado y baile suelto, o estilo de música tradicional vasca que utiliza este tipo de acordeón.
En el País Vasco, en el siglo XIX se hizo hueco este instrumento para interpretar música popular, ya que además de tener un sonido muy completo, es muy pequeño y fácil de llevar a cualquier lugar: es muy común ver a los intérpretes tocar este instrumento de pie o andando, cuando tocan en una romería.
La trikitixa en el País Vasco[editar]
El primer dato escrito de este acordeón diatónico es del año 1889. En ese año Juan Carlos Guerra, en la romería de Urkiola situó y llamó a este instrumento como “un acordeón diatónico nuevo”. De dónde viene y hacia dónde se expandió, sin embargo, no está tan claro. Hay dos teorías principales acerca de esto. La más conocida es que se expandió cuando los trabajadores de los Alpes (tanto franceses como italianos) vinieron a construir las vías del tren. Otras teorías dicen que se expandió desde Bilbao a Guipuzkoa. Desde Bilbao a Arratia, Zornotza, Gernika, Lea-Artibai y después a Elgoibar, a los alrededores de Gelatxo y Eibar y Elgeta. La tienda Zengotita estaba en Bilbao y lo más seguro es que los primeros instrumentos fueran de la marca Hohner y que la tienda Zengotita los comercializaba. Lo que está claro es que este acordeón diatónico se expandió a toda Europa a finales del siglo XIX, en barco, en tren y de todos los modos posibles.
Arraigo[editar]
La trikitixa pronto ocupó un lugar importante entre los instrumentos que interpretaban el repertorio de la música popular. En opinión de Urraza, se trata de un instrumento ligero, pequeño, fácil de llevar a cualquier ermita. Los bajos posibilitan seguir a un ritmo. Afincó sus raíces en ambientes campestres, puesto que en las ciudades tenía muchos competidores, como las banda, metales, etc. A los txistularis y atabalaris se les pagaba en cualquier municipio, y la trikitixa se convirtió en pieza fundamental de las romerías.
Repertorios y bailes[editar]
El repertorio de la trikitixa está estrechamente vinculado a las piezas de baile. Tanto para el baile agarrado como para el baile suelto la trikitixa ha sido un elemento fundamental de las romerías. La palabra fandango se conoce en Euskal Herria desde el siglo XVIII. Si la trikitixa tuvo éxito no fue debido a que copiaran las piezas que eran interpretadas hasta entonces con instrumentos de música tradicionales, sino gracias al repertorio que mostraba estrechos vínculos con el baile agarrado, el vals y otros. Baile suelo ya había, tuvo éxito con el baile agarrado, opina Urraza. Cita tres fuentes del repertorio de la trikitixa: la música de los carlistas, las bandas de música y el repertorio de los instrumentos habituales. En opinión de Beltrán, la trikitixa hace suya el repertorio de los anteriores tamborileros, albokaris y especialmente dulzaineros, y los adecua, puesto que la trikitixa ofrece muchas más opciones que aquellos. El dulzainero necesitaba de un tambor, y el acordeón ofrece la opción de dejar la mano izquierda libre para llevar a cabo las labores del tambor. Además, si al aspecto económico nos referimos, una sola persona realizaba el trabajo de dos. En cambio Urbeltz destaca la importancia que el baile tiene en las relaciones de los chicos con las chicas. Con el baile existía un idioma cripto para poder hacer relaciones. De ahí esa costumbre de acompañar a las chicas en el baile y otras. Por eso estaba mal visto en algunos puntos.
Música tradicional vasca[editar]
¿Qué es la música vasca?, ¿qué es la música tradicional?. Son preguntas complejas, pero nadie niega que la trikitixa, que no tiene más de un siglo en Euskal Herria, se trata de un instrumento popular y tradicional. Beltrán no tiene dudas al respecto: Existen raíces que son nuevas. La raíz no tiene por qué ser un cuento viejo, sino algo que se ha enraizado, elemento indispensable. La trikitixa no ha sido un instrumento nada académico, ha sido un instrumento popular. El tesoro que ha conseguido ha sido popular, el repertorio lo compuso tomado de las piezas populares (alboka. txistu, dulzaina…), y los hizo suyas. Es tradicional lo que se lleva a cabo por tradición, lo que se repite. Cuando el pueblo concede a algo su propia idiosincrasia se convierte en popular, propio, música popular vasca. Cuando hacemos nuestras las influencias exteriores, a nuestro modo, entonces se vuelven populares, y si se repiten una y otra vez, en tradicionales. Joseba Tapia añade lo siguiente partiendo de su propia experiencia: En otros instrumentos se aprende teoría musical y luego se le aplica al instrumento, y con la trikitixa la definición musical se realiza con el instrumento, y muchas veces se chocaba con la teoría musical. Es otra forma de entender la misma música.
En la actualidad[editar]
La sociedad ha sido testigo de grandes cambios desde el siglo anterior al día de hoy. La trikitixa ha cambiado junto a la sociedad, y se ha abierto ha nuevas influencias, estilos y formas de interpretar. En opinión de Beltran, ” no existe en la sociedad actual aquel deseo de entonces de bailes de plaza. La trikitixa ha encontrado nuevos espacios y todavía es algo en constante cambio. Se están creando muchos caminos, pero en general conserva es punto de lo popular. Mucha gente sigue viviendo de la trikitixa (enseñando, vendiendo, tocando, organizando, …).” Urraza, en cambio, se nos muestra muy crítico: “Es un elemento en la formación musical. Muchos que no muestran interés alguno ante el solfeo aprenden trikitixa. Se ha extendido a nivel popular. Hubo creadores y existen unos pocos, pero son demasiados los que repiten”. Podemos decir que la tendencia tradicional de la trikitixa es parte del patrimonio cultural. Si no se transforma no se mantiene, y si no se mantiene, se muere.
En el futuro[editar]
La trikitixa ha conocido un gran auge estos últimos años. Gran cantidad de escuelas, muchos trikitilaris, diferentes estilos, profesionales, discos, salida a nivel internacional. ¿Pero y en el futuro qué? ¿Cómo se puede mantener la trikitixa en el futuro sin negarle su personalidad? Urraza no puede ser más claro: “Podemos decir que la tendencia tradicional de la trikitixa es parte del patrimonio cultural. Si no se transforma no se mantiene, y si no se mantiene, se muere.” Beltran nos muestra aún más claro la necesidad de la evolución permanente: “Hay que cumplir con dos condiciones para mantenerse a lo largo del tiempo: actitud y aptitud. Si la actitud no es flexible, cambiante y creativa, no se puede avanzar. Si la actitud es la de repetir lo anterior lo más fidedignamente posible, no se puede mantener. Si la actitud es abierta, cambiante, entonces sí. Para ello es fundamental la aptitud, sin duda”.
Trikitilaris[editar]
Los que tocan este instrumento se llaman acordeonistas y en euskera “trikitilariak”. Estos son los más reconocidos: • Pedro Sodupe Gelatxo ( Elgoibar, 1928-2007) • Kaxiano ( Lizartza, 1932-2002) • Iñaki Garmendia Laja ( Azkoitia, 1994) • Tomás Soraluze – de mote Tomás Epelde- (Azkoitia, 1945), del grupo Eepelde y Larrañaga. • Iñaki Malbadi (Albiztur, 1957) • Joseba Tapia (Lasarte-Oria, 1964) • Kepa Junkera (Bilbo,1965) • Iker Goenaga (Zizurkil, 1974) • Alaitz Telletxea (Oiartzun, 1976), miembro del grupo Alaitz y Maider. • Maixa Lizarribar(Tolosa), miembro del grupo Maixa e Ixiar. • Xabi Aburruzaga (Portugalete, 1978)
La trikitixa y el pandero están muy unidos, tanto es así que es muy difícil ver alguien tocando este instrumento sin una pareja que juegue y marque un ritmo con el pandero.
A la persona que toca la trikitixa se le denomina trikitilari.
- Kepa Junkera.
- Joseba Tapia.
- Julen Alonso.
- Xabi Aburruzaga.
- Iñaki Malbadi.
- Adolfo Jainaga.
- Xabier Solano.
- Xabier Arakama.
- Pedro Sodupe "Gelatxo". †
- Kaxiano Ibarguren. †
- Iñaki Garmendia "Laja".
- Tomas Soraluze "Epelde".
- Iñaki Malbadi.
- Iker Goenaga.
- Alaitz Telletxea.
- Maixa Lizarribar.
- Ines Osinaga.
- Xabier Zabale.
- Iker Goenaga.
- Lorea Jainaga.
- Maddi Alberdi.
- Maier Fernandez.
- Agurtzane Elustondo.
- Joxe Agustin Elorza.
- Iñaki Plaza.
- Oskar Estanga.
- Itsaso Elizagoien.
Grupos[editar]
- Iñaki eta Ramon
- Alaitz eta Maider.
- Egarri.
- Esne Beltza.
- Etzakit.
- Gose
- Maixa eta Ixiar.
- Salbluespunk
- Tapia eta Leturia.
- Gozategi
- Imuntzo eta Beloki.
- Epelde eta Larrañaga.
- Elorza anaiak.
- Kupela Taldea.
- Lin Ton Taun.
- Ken Zazpi.
- Korrontzi.
- Huntza.
La txalaparta es un instrumento de percusión tradicional del País Vasco(España). Generalmente consta de dos soportes (cestos, sillas, banquetas, etc.), sobre estos algún material aislante (hoja de maíz, sacos viejos enrollados, hierba seca, etc.) y sobre esto un tablón que es golpeado con cuatro palos (dos cada txalapartari).
Las maderas más utilizadas para el tablón han sido las de aliso, castaño, fresno y otras del país. Aunque tradicionalmente cada txalaparta solía tener dos o tres tablas de madera, recientemente es habitual encontrar txalapartas formadas por una docena de tablas.
Este instrumento de percusión de origen tradicional se utilizaba en una pequeña parte del País Vasco, concretamente en los caseríos y alrededores de la cuenca del río Urumea: Lasarte, Usurbil, Hernani, Ereñotzu, Urnieta, Astigarraga, Ergobia, Andoáin y su utilización estaba íntimamente ligada a las labores de fabricación de la sidra. Tras triturar la manzana, se celebraba una cena y la fiesta se podía prolongar hasta altas horas de la madrugada.
Una vez terminada la cena, al oír el instrumento, la gente de los alrededores se iba animando y se acercaba al lugar. Siempre ha estado relacionado su uso con el medio rural y con este modo de vida. También se utilizaba en otra celebración: la boda, bien el mismo día o días antes del festejo. Podemos decir que allí donde se escuchaba tocar la txalaparta había una fiesta, ya que se empleaba para entretener a la gente y para hacer música festiva y juegos rítmicos con improvisación.
Todo lo que sabemos de la Txalaparta se debe a lo que personas como J. M. Beltrán han aprendido directamente de las dos últimas parejas de txalapartaris que se han conocido: los hermanos Migel y Pello Zuaznabar del caserío Sasoeta de Lasarte, y los hermanos Asentsio y Ramon Goikoetxea del caserío Erbetegi-Etxeberri de Astigarraga.
La mayoría de los testimonios de ambas parejas son similares. Para empezar, es curioso que en ambos casos se trate de parejas de hermanos, así como que en el aprendizaje se haya producido un salto generacional, pues ambas parejas habían aprendido a tocar de sus abuelos. Después de la cena montaban el instrumento, generalmente fuera en la puerta, y empezaban a tocar. Así comenzaba otra fase en la fiesta a la que acababan uniéndose todos/as aquellos/as que desde caseríos cercanos oían la Txalaparta (se dice que podía oírse en un radio de 5 km).
El modo de tocar en esencia el mismo para ambas parejas, si bien los nombres que reciben los intérpretes y sus combinaciones de golpes son diferentes. Según los Zuaznabar uno de los dos recibe el nombre de Ttakun (orden) y ttakun es también el nombre de cada una de las series de dos golpes que éste realiza. Tales golpes se suceden en el tiempo de modo que dejan intervalos para que el otro txalapartari los rellene a voluntad. Este otro recibe el nombre de Herrena (cojo), y podrá elegir entre hacer ttakun (dos golpes), herrena (un golpe) y hutsune (ninguno).
En el caso de los hermanos Goikoetxea los nombres son diferentes: Ttakun Tukutun, Herrena Urguna. No son éstas las únicas diferencias, mientras Migel y Pello disponen de una tabla específica para tocar Txalaparta que guardan en algún lugar del caserío, Ramón y Asentsio afirmaban que era al golpear la manzana en el tolare (lagar) cuando elegían aquella tabla que apartarían al acabar la labor. Esta tabla se dejaba a secar en el tejado, cumpliendo así de paso la función de hacer que todos/as se enterasen de la proximidad de la fiesta.
Salvo en una ocasión, en que celebrando la kinto-afaria (cena de despedida de la “mili”) los Zuaznabar acabaron tocando con las tablas de una caseta que estaba en un paso a nivel de la línea de tren Bilbo-Donostia, el ambiente de la Txalaparta de Donostia-Urumealdea siempre ha sido la elaboración de la sidra. Otro dato curioso es que siempre se ha tocado de noche.
Además de la combinación de golpes, que los viejos txalapartaris utilizaban para crear un juego en el que uno pone el orden o equilibrio mientras que el otro se dedica a romperlo para hacer el desequilibrio, también se añadían al juego otros recursos musicales. La tónica general era que el Herrena se dedicase a crear tensiones rompiendo el ritmo impuesto por el Ttakun, para acabar cayendo irremediablemente en un equilibrio que se prolongará hasta acabar la sesión. En este desarrollo se aplicaban recursos como aumentar el tempo a lo largo del toque o aumentar la intensidad de algunos golpes, jugar con las distintas zonas del tablón para conseguir diferentes sonoridades.
Respecto a la forma del instrumento, además de la tabla ya mencionada (una del lagar para los Goikoetxea y una tabla específica para los Zuaznabar), era similar en ambos casos. A modo de aislante acústico entre el tablón y los puntos de apoyo utilizaban a menudo hoja de maíz, y en su defecto lo primero que encontrasen a mano como ropa, etc... No hay constancia de que hayan empleado pieles de algún animal con ese fin. Los puntos de apoyo han sido cestos de castaño invertidos como un par de sillas que tuvieran cerca, en cualquier modo más bajos que los caballetes que se vienen usando hoy en día, en consecuencia las makilak o percutores eran más largas.
Músicos[editar]
Por un lado, el proceso de industrialización que tuvo lugar en Guipúzcoa a lo largo del siglo XX, intenso, entre otras, en la zona donde se ha mantenido hasta nuestros días; y por otro lado, el retroceso que el franquismo provocó en la cultura vasca, la txalaparta estuvo a punto de desaparecer. Tras las últimas familias, Zuaznabar y Goikoetxea, destacan en los años sesenta, los hermanos José Antonio y Jesús María Arze del grupo Ez Dok Amairu. También Juan Mari Beltrán, su trabajo como profesor en la Escuela Música de Hernani, y la Txalaparta Festa (fiesta de la txalaparta) que dicha escuela organiza y que lleva reuniendo a txalapartaris de toda la geografía vasca ininterrumpidamente desde la década de 1980, así como también la creación del Herri Musikaren Txokoa (centro de estudio y museo de las músicas populares del mundo),1 han transmitido la txalaparta poco a poco a la práctica totalidad del territorio vasco.
Destacan varios duetos por su nivel, academicista, o por una enseñanza de calidad: Ttakun Ttan Ttakun, de la Hernaniko Txalaparta Eskola, Irungo Txalapartariak, Oreka Tx y Ugarte Anaiak en Guipúzcoa, Sestaoko Txalaparta Eskola en Vizcaya y Hutsun en Navarra.
Más grupos, algunos conocidos incluso a nivel internacional, otros destacan por su antigüedad: El trío vasco Kalakan, el dúo de gemelas Ttukunak y el grupo multicomunitario TTAK AT!.
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