jueves, 10 de mayo de 2018

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santos del 26 de mayo

Filippo Neri (Florencia21 de julio de 1515-Roma26 de mayode 1595), llamado el Apóstol de Roma, fue el fundador de la Congregación del Oratorio, que constituyó la proyección de su espiritualidad y su singular creación dentro de las distintas corrientes espirituales del Cinquecento italiano.1​ Fue canonizado por la Iglesia católica unos veintisiete años después de su muerte. Su festividad se celebra el 26 de mayo.

San Filippo Neri
C.O.
San Filippo Neri.jpg
Fundador de la Congregación del oratorio
Apóstol de Roma
Nacimiento21 de julio de 1515
FlorenciaMedici Flag of Tuscany.png Ducado de Florencia
Fallecimiento26 de mayo de 1595 (79 años)
RomaFlag of the Papal States (pre 1808).svg Estados Pontificios
Venerado enIglesia católica
Beatificación11 de mayo de 1615, por el papa Paulo V
Canonización12 de mayo de 1622, por el papa Gregorio XV
Festividad26 de mayo
Patronazgo de los Comediantes


Sus primeros años[editar]

Filippo fue hijo de Francesco y Lucrecia Neri, quien falleció cuando Felipe aún era un niño. Felipe tuvo dos hermanas menores, Caterina y Elisabetta Neri y un hermano que murió siendo aún muy niño.
Su padre, quien alternaba su profesión liberal con la de notario, mantenía gran amistad con los dominicos. Felipe Neri recibió muchas de sus primeras enseñanzas religiosas de los frailes dominicos del Monasterio de San Marcos de Florencia.
Felipe estudió humanidades. A la edad de dieciséis años, fue enviado a ayudar en los negocios a un primo de su padre en San Germano, cerca de Monte Cassino. Felipe, frecuentemente, se retiraba a una pequeña capilla de la montaña que pertenecía a los benedictinos de Monte Cassino. Fue aquí donde se acrisoló su vocación y, en 1533, resolvió marchar a Roma.

Vida laica en Roma[editar]

San Felipe Neri, óleo sobre tela de Giuseppe Nogari. Sacristía de la Basílica de Santa María dei Frari.
En Roma trabó amistad con Galiotto Caccia, un aduanero florentino, que le dio una habitación en su casa y la manutención a cambio de que emprendiera la educación de sus dos hijos. Mientras era tutor de los niños estudió filosofía en la Sapienza, y teología en la escuela de los agustinos y escribió la mayor parte de la poesía que compuso tanto en latín como en italiano de la que solamente algunos sonetos han perdurado.
Felipe se encontró en Roma con una Iglesia en donde el colegio cardenalicio era gobernado por los Médici, de suerte que muchos cardenales se comportaban más bien como príncipes seculares que como eclesiásticos. Parte del clero había caído en la indiferencia, cuando no en la corrupción y muchos sacerdotes no celebraban la Misa sino rara vez, dejaban arruinarse las iglesias y se desentendían del cuidado espiritual de los fieles. Al mismo tiempo, el pueblo romano parecía haberse alejado de la fe cristiana. La tarea de Felipe habría de consistir en reevangelizar la ciudad de Roma, por lo que un día se le llamaría el Apóstol de Roma. Felipe, aún laico, comenzó dirigiéndose a las gentes en mercados y plazas, e inició visitas a hospitales, induciendo a otros a acompañarlo.
Hacia 1544 estableció amistad con San Ignacio de Loyola, a quien quiso seguir como misionero en Asia, aunque finalmente desistió porque deseaba continuar con la labor iniciada en Roma, constituyendo el núcleo de lo que después se convirtió en la Hermandad del Pequeño Oratorio.
Aunque Felipe rezaba principalmente en la iglesia de San Eustachio, muy cerca de la casa de Caccia, fue en las catacumbas de San Sebastiano donde tuvo lugar, en 1544, el que se conoce en la tradición cristiana como milagro de su corazón (su corazón creció de tal manera que algunas costillas se quebraron).
Durante sus últimos años de laico Felipe extendió su apostolado. En 1548, junto con su confesor, Persiano Rosa, fundó la Confraternidad de la Santísima Trinidad, conocida como la cofradía de los pobres, para ocuparse de los peregrinos y convalecientes. Sus miembros se reunían para la comunión, la oración y otros ejercicios espirituales en la iglesia de San Salvatore in Campo, y el propio Felipe introdujo la exposición del Santísimo Sacramento una vez al mes y difundir así la devoción de las cuarenta horas (adoración Eucarística).

Sacerdocio[editar]

Felipe Neri y la Virgen María.
El 23 de mayo de 1551, por mandato del propio Persiano Rosa, entró en el sacerdocio, y se fue a vivir a San Girolamo della Carità (San Jerónimo de la Caridad), donde la principal regla era vivir en caridad con sus hermanos. Entre los nuevos compañeros de Felipe, estaban Persiano Rosa y Buonsignore Cacciaguerra.
En 1559, Felipe comenzó a organizar visitas regulares a las Siete Iglesias, en compañía de sacerdotes y religiosos, así como de laicos. Estas visitas fueron la ocasión de una corta pero aguda persecución religiosa al haber sido denunciado como creador de nuevas sectas. El cardenal vicario le convocó y le reprendió, siendo suspendido de oír confesiones, pero al cabo de dos semanas quedó probada su inocencia ante las autoridades eclesiásticas.
En 1562, aceptó el cargo de párroco de la iglesia San Giovanni dei Fiorentini(la de los florentinos en Roma), sin embargo, como se resistía a abandonar San Girolamo, permaneció en este templo a pesar de convertirse en párroco de San Giovanni. Durante el año jubilar de 1575, San Felipe Neri impulsó las bases del futuro programa urbanístico del papa Sixto V en Roma con un proyecto de itinerario, la peregrinación a las siete iglesias más importantes de la ciudad a pie atravesándola para lograr la indulgencia plena.
La Hermandad del Pequeño Oratorio fue creciendo y en 1575 fue formalmente reconocida por Gregorio XIII como la Congregación del Oratorio, y se le concedió la iglesia de Santa María in Vallicella, donde los religiosos se instalaron en 1577, año en el que inauguraron la Chiesa Nuova, construida en el sitio de la vieja Santa María, y donde trasladaron los ejercicios a un nuevo oratorio, aunque Felipe permaneció en San Girolamo hasta 1583, dejando entonces su viejo hogar e instalándose en Santa María de Vallicella. En 1593 dimitió del cargo de superior que le había sido conferido de por vida.
La personalidad de Felipe atrajo al cardenal Felice Peretti, quien al convertirse en el papa Sixto V, en 1590, deseó nombrar cardenal a Felipe Neri, pero él no aceptó.[cita requerida]

Muerte, beatificación y canonización[editar]

El cuerpo de san Felipe Neri se conserva en la Chiesa Nuova, bajo una copia en mosaico de una pintura de Guido Reni.
Joan Llimona - San Felipe Neri en la consagración de la Santa Misa
Los últimos años de su vida fueron marcados por periodos de enfermedad y recuperación. El 12 de mayo de 1595 el cardenal Baronio, que le había sucedido como superior, le dio la extremaunción. El 26 de mayo, a la edad de 79 años, expiró.
San Felipe Neri fue beatificado por Paulo V en 1615, y canonizado por Gregorio XV en 1622. En el Santoral católico su onomástico se celebra el 26 de mayo.
El cuerpo de san Felipe Neri se conserva en la Chiesa Nuova (antes, iglesia de Santa María de Vallicella), bajo una copia en mosaico de la pintura de Guido Reni que representa la «aparición de María» a Felipe Neri en 1594.

Congregación del Oratorio[editar]

En 1564 el papa Pío IV pidió a San Felipe Neri que asumiera la responsabilidad de la iglesia de San Giovanni de los Fiorentinos. Fueron entonces ordenados tres de sus discípulos. Los religiosos vivían y oraban en comunidad, bajo la dirección de Felipe Neri.
Con el beneplácito del papa Gregorio XIII, San Felipe Neri y sus colaboradores adquirieron, en 1575, su propia iglesia, Santa María de Vallicella, que se encontraba casi en ruinas y resultaba demasiado pequeña, por lo que Felipe Neri decidió demolerla y construir una más grande, la llamada "Chiesa Nuova".
El papa aprobó formalmente la Congregación del Oratorio. Era la única en la que los sacerdotes eran seculares que vivían en comunidad pero sin votos. Los miembros retenían sus propiedades pero debían contribuir a los gastos de la comunidad. Los que deseaban tomar votos estaban libres para dejar la Congregación y unirse a una orden religiosa. El instituto tenía como fin la oración, la predicación y la administración de los sacramentos.















Santa Mariana de Jesús, nacida como María Ana de Paredes Flores y Jaramillo (* Quito1618 - † ídem, 1645), fue una virgen penitente y santa quiteña, la primera nacida en el actual territorio de Ecuador canonizada por la Iglesia católica. Es además heroína nacional desde 1946.

Santa Mariana de Jesús
SantaMarianaJesus.jpg
Azucena de Quito, Heroína Nacional y Virgen Penitente
NombreMaría Ana de Paredes Flores y Jaramillo
Nacimiento31 de octubre de 1618
Quito Flag of Cross of Burgundy.svg Real Audiencia de Quito
PadresJerónimo de Paredes Flores y Granobles, Mariana Jaramillo
Fallecimiento26 de mayo de 1645 (27 años)
Quito Flag of Cross of Burgundy.svg Real Audiencia de Quito
Venerada enIglesia católica
Beatificación20 de noviembre de 1853 por Pío IX
Canonización4 de junio de 1950 por Pío XII
Orden religiosaOrden Franciscana Ver y modificar los datos en Wikidata
Festividad26 de mayo
AtributosAzucena

Santa Mariana catequista. Óleo del pintor Joaquín Pinto a inicios del siglo XX. Representa a la Santa quiteña en su labor laica de catequizar a los pobres.
María Ana de Paredes Flores nació el 31 de octubre de 1618 en la ciudad de Quito, hoy capital de la República del Ecuador y por aquel entonces de la Real Audiencia homónima, perteneciente al imperio español. Su padre fue el capitán Jerónimo de Paredes Flores y Granobles, y su madre la aristócrata Mariana Jaramillo, descendiendo por línea paterna de conquistadores españoles a los que la Corona reconoció con su propio escudo de armas.1​ Huérfana desde los siete años, fue tutelada por su hermana mayor, de nombre Jéronima y su esposo, el capitán Cosme de Miranda, quienes la criaron como hija suya y comprendieron su inclinación hacia la vida penitente.2
A temprana edad dio muestras de una precoz vida religiosa y de caridad hacia los pobres, invitando a sus sobrinas (de su misma edad) a rezar el rosario, hacer el viacrucis, evangelizar paganos y ayudar a los indigentes.3​ Ayudada por su cuñado, en dos ocasiones intentó ingresar sin éxito a la comunidad religiosa, por lo que decidió servir a Dios de manera laica, viviendo en una habitación que se le construyó en el solar que había heredado su hermana Jerónima1​ y que hoy corresponde al coro del monasterio de El Carmen Alto. Su primer guía espiritual fue el jesuita Juan Camacho, quien la motivó para hacer el voto de virginidad perpetua.2
Mariana de Jesús tenía dotes innatas para la música, por lo que tocaba hermosamente la guitarra y el piano, además de que poseía una armoniosa voz que compartía a través del canto. Había aprendido a leer, coser, tejer y bordar, lo que le permitía mantener su tiempo ocupado y lejos del pecado de la ociocidad.3​ Se propuso cumplir aquel mandato de Jesús: "Quien desea seguirme que se niegue a sí mismo", y desde niña empezó a mortificarse en la comida, en el beber y dormir. Con frecuencia se retiraba a practicar penitencia en su habitación, la cual despojó de todo mueble con excepción de un ataúd y una calavera que le recordaban que iba a morir y tendría que rendir cuentas a Dios; en él dormía varias noches cada semana, y el tiempo restante lo tenía lleno de almohadas que semejaban un cadáver.1
Entre sus guías espirituales más célebres se encontraba el padre Hernando de la Cruz, quien realizó un hermoso retrato de la joven y le dedicó un poema. El 6 de noviembre de 1639, y por consejo de sus confesores, se hizo terciaria de San Francisco de Asís (ya que en la Compañía de Jesús no hay tercera orden, como ella tanto hubiera deseado).2
Murió el viernes 26 de mayo de 1645, a la temprana edad de 27 años. Se encontraba acompañada en sus aposentos por tres sacerdotes jesuitas que la habían cuidado durante sus últimos días. Su entierro fue precedido por un inmenso cortejo fúnebre, y a la misa acudieron los más importantes personajes de la ciudad, así como cientos de pobres a los que alguna vez había ayudado.

Milagros atribuidos[editar]

Lugar exacto donde brotó la milagrosa azucena, en el actual monasterio de El Carmen Alto.
En Quito ocurrieron un conjunto de movimientos telúricos que destruyeron varias casas y ocasionaron la muerte de algunas personas, por lo que un sacerdote de la iglesia de La Compañía dijo durante un sermón: "Dios mío, te ofrezco mi vida para que se acaben los terremotos". A lo que Mariana respondió: "No, Señor, la vida de este sacerdote es necesaria para salvar muchas almas, en cambio yo no soy necesaria. Te ofrezco mi vida para que cesen estos terremotos". La gente admiró el sacrificio que ofrecía la joven, y aquella misma mañana al salir del templo ella manifestó que comenzó a sentirse muy enferma, hecho que coincidió con el cese de los movimientos telúricos de acuerdo a la crónica de la época.2
Es conocida como la Azucena de Quito por un suceso sobrenatural que le es atribuido: durante la convalecencia de la enfermedad que le aquejaba tras el sacrificio ofrecido, parte de los tratamientos médicos consistían en sacarle sangre. Después la muchacha de servicio vertía la sangre en una maceta del huerto, y en la misma nació días después una bellísima azucena. Es por eso que en la mayor parte de sus representaciones aparece con esta flor entre sus manos o cerca de ella.3
Se dice que la joven recibió el don de conocer el futuro, por lo que predijo entre otras cosas, el día de su propia muerte.3

Beatificación y canonización[editar]

Procesión de la imagen de Santa Mariana de Jesús por las calles de Quito (2016).
El proceso de elevación a los altares inició el 20 de julio de 1694, cuando el rey español Carlos II expidió una Real Cédula mediante la cual ordenaba que se pidiese limosnas en todas las colonias americanas para promover la beatificación de Mariana y su sobrina Sebastiana Caso, tal como lo habían sugerido miembros quitenses de la Compañía de Jesús desde hacía tiempo.4​ La beatificación de las dos vírgenes americanas interesó a la Corona española por conveniencia política, pues así se fortalecían los lazos de identidad de la aristocracia criolla del Nuevo Mundo con Madrid, además del simbolismo que la causa reconocía para el catolicismo hispanoamericano.4
Tras la expulsión de los jesuitas de los territorios españoles, ocurrida en el año 1767, el asunto pasó directamente a manos de la monarquía, por lo que el rey Carlos IIIdesignó al conónigo chileno Juan del Castillo como Regio Postulador de la causa ante la Santa Sede.4​ Para el efecto, el Consejo de Su Majestad le facilitó a Castillo altísimas sumas de dinero para los gastos que la empresa requería, como sueldos, regalos al Vaticano e incluso la propaganda de la imagen de Mariana de Jesús entre los territorios americanos de Santa FeQuitoPerú y Charcas.4
Finalmente Mariana fue beatificada el 20 de noviembre de 1853 por el papa Pío IX, y posteriormente canonizada el 4 de junio de 1950 por Pío XII, siendo la primera santa ecuatoriana y considerada como patrona de su país natal. Desde entonces su festividad se conmemora el 26 de mayo de cada año.

Honores póstumos[editar]

El 30 de noviembre de 1945, la Asamblea Nacional Constituyente de Ecuador le otorgó el título de Heroína de la Patria basados en el sacrificio ofrecido para el cese de los terremotos que asolaban la Sierra en el siglo XVII. Se encuentra enterrada en el altar mayor de la iglesia de La Compañía, cobijada por una bandera nacional y en un féretro de latón tallado y dorado con pan de oro.
Una escultura con su imagen, obra del ecuatoriano residente en Carrara, Mario Tapia, se encuentra en la fachada posterior de la Basílica de San Pedro de la Ciudad del Vaticano. La figura se encuentra junto a otras catorce representaciones de santos como Brígida de SueciaCatalina de Siena y María Josefa del Corazón de Jesús. La santa quiteña es, junto a la chilena Teresa de Los Andes, la única latinoamericana en decorar la catedral mayor del catolicismo.5
En su honor existen:

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