jueves, 3 de mayo de 2018

Santos por meses y días

santos del 25 de mayo

Beda el Venerable (c. 672 – 27 de mayo de 735) fue un monjebenedictino en el monasterio de Saint Peter en Monkwearmouth (hoy en día parte de Sunderland), y de su monasterio adjunto, Saint Paul, actualmente Jarrow. Ambos monasterios fueron fundados por San Benito Biscop, su maestro. Es conocido como escritor y erudito, siendo su obra más conocida la Historia ecclesiastica gentis Anglorum (Historia eclesiástica del pueblo de los Anglos), que le valió el título de "Padre de la Historia Inglesa". Beda escribió sobre muchos otros temas, desde música hasta religión. De hecho, en ocasiones, se le considera un Padre de la Iglesia más.

Vida[editar]

Casi todo lo que se conoce sobre su vida se encuentra en un anexo añadido por él en su Historia ecclesiastica (v.24). Completó la obra en 731 y dice que entonces se encontraba en su 59º año de vida, lo que da una fecha probable de nacimiento en 672-673. También dice que nació en "las tierras de este monasterio".
En su obra cuenta que fue enviado voluntariamente al monasterio de Monkwearmouth a los 7 años de edad y que se convirtió en diácono a los 19 y en sacerdote a los 30. No está clara su ascendencia noble. Fue instruido por los abades Benedict Biscop y Ceolfrid, y posiblemente acompañase a este último a Jarrow en 682. Cuando una plaga azotó Jarrow en 686 murieron todos los monjes y clérigos que había en el lugar, con la excepción de Beda y el abad, ellos fueron los encargados de los servicios religiosos de la comunidad durante varios años.1​ Allí pasó su vida, siempre ocupado aprendiendo, enseñando o escribiendo, siempre celoso con sus obligaciones monásticas. Allí murió y fue enterrado, pero sus huesos fueron trasladados a la Catedral de Durham en el siglo XI, en donde fueron depositados en una urna de oro y plata; sin embargo en 1541 la urna fue robada, y los restos de Beda se perdieron.1
Beda llegó a ser conocido como Beda el Venerable al poco de morir, pero esto no fue tomado en consideración por la Iglesia católica para su canonización. Su erudición e importancia para el Catolicismo fueron reconocidas en 1899 cuando fue declarado Doctor de la Iglesia reconociéndolo como San Beda el Venerable.
Una cruz de gran tamaño fue erguida en su honor en Rocker Point, cerca de Jarrow en 1904.1
En 2013, el papa Francisco eligió un fragmento de una de sus homilías para su escudo: Miserando atque eligendo (Lo miró con misericordia y lo eligió).

Obra[editar]

De natura rerum, 1529
Beda en un manuscrito de la Baja Edad Media.
Su obra muestra que tuvo a su disposición todo el conocimiento de su época. Se estima que la biblioteca de Wearmouth-Jarrow contaba entre 300 y 500 libros, convirtiéndose en una de las más extensas de Inglaterra. Parece que Biscop hizo grandes esfuerzos para recopilar libros en sus numerosos viajes. Beda fue muy competente en literatura de los padres de la iglesiaPlinio el JovenVirgilioLucrecioOvidioHoracio y otros escritores clásicos. Conocía algo de griego pero no hebreo. Su latín es claro y sin artificio y fue un habilidoso narrador. Sin embargo, su estilo puede ser más oscuro en sus comentarios bíblicos.
En los mismos, Beda practicó el método interpretativo alegórico sin rechazar por ello los milagros. Se lo considera un autor de buen juicio. Esto, junto a su carácter bondadoso, su tolerancia, su amor por la verdad y la justicia, su nada disimulada piedad y su devoción hacen de él un personaje histórico atractivo234
Los escritos de Beda están clasificados como científicos, históricos y teológicos. Los científicos incluyen tratados de gramática (escritos para sus pupilos), un trabajo de fenómenos naturales (De rerum natura) y dos de cronologías (De temporibus y De temporum ratione). Beda hizo un nuevo cálculo de la edad de la Tierra y comenzó la práctica de dividir la era Cristiana en "Antes de Cristo" y "Después de Cristo". Es interesante anotar que Beda escribió que la tierra era redonda "como una pelota", en oposición a ser "redonda como un escudo".

De Temporum Ratione[editar]

Es su libro más importante en cuanto al ámbito historiográfico. No es un libro propiamente de historia, sino de cronología y cosmología. En este libro se plantean los problemas de los calendarios, y el autor intenta establecer una cronología. Su propuesta es la cronología a partir del nacimiento de Cristo, después de analizar todos los calendarios.
Beda también se plantea otros problemas, como los ocasionados por las fechas litúrgicas cristianas. El principal de ellos radica en la Semana Santa, que se debe celebrar en la primera luna de primavera, ya que la tradición sólo conoce la fecha a partir de la Pascua judía. También discute la posibilidad de hacerlo en la luna llena o en el domingo siguiente; lo cual repercute en las demás fiestas que derivan de la Semana Santa.5

Historia Ecclesiastica[editar]

La más conocida de sus obras es la Historia ecclesiastica gentis Anglorum, que incluye en cinco tomos (cerca de 400 páginas) la historia de Inglaterra, eclesiástica y política, desde los tiempos de César hasta la fecha de su conclusión (731). Los primeros 21 capítulos, que se ocupan del período anterior a la misión de Agustín de Canterbury, constan de una recopilación de escritores como OrosioGildasPróspero de Aquitania, las cartas del papa Gregorio I y otras, con la introducción de algunas leyendas y tradiciones.
Tras 596 usa fuentes documentales que le cuesta mucho obtener, así como testimonios orales que emplea con una considerable mirada crítica. Cita siempre las referencias y se preocupa por 'las fuentes de sus fuentes', las cuales crean una importante cadena histórica. Se le adjudica la invención de la nota de pie de página. Debido a innovaciones como ésta de la nota al pie se le acusó de herejía en la morada del obispo Wilfred, si bien la acusación real fue de errar en el cálculo de la edad del mundo, al ser su cronología contraria al cálculo de la época. La controversia está ligada a la nota al pie porque Beda citó a otra fuente en una nota en lugar de opinar él mismo. Esto hizo que muchos confundieran la importancia de citar las fuentes.
En la Obra realiza una narración histórica de Gran Bretaña durante el Imperio romano, en ella relata de qué manera los acontecimientos políticos que sucedían en Europa afectaban al desarrollo en la isla, como por ejemplo la campaña de Atila el Huno, o las invasiones de godos, visigodos y ostrogodos.

Otros trabajos históricos y teológicos[editar]

Su reedición de la Vulgata tuvo una importancia capital y se mantuvo como la versión oficial de la Biblia para toda la cristiandad occidental hasta la Reforma protestante, siendo utilizada por la Iglesia católica hasta 1966.
En lugar de copiar de otras fuentes, investigaba a partir de fuentes distintas para crear biblias de un solo volumen, práctica muy poco habitual en la época: con anterioridad la Biblia había circulado en forma de libros separados. Puede ser que esta labor de Beda haya ejercido una influencia mucho mayor que su Historia de los ingleses. Trabajó además en traducciones de partes de la Biblia al inglés antiguo, pero desafortunadamente no han llegado a nuestros días.
Sus restantes obras históricas incluyen las vidas de los abades de Wearmouth y Jarrow, así como la vida en verso y prosa de Cuthbert de Lindisfarne. Sus escritos más numerosos son los teológicos y consisten en comentarios de libros del Antiguo y Nuevo Testamento, homilías y tratados sobre partes concretas de las Escrituras.
Sus últimas obras, completadas en el lecho de muerte, fueron una traducción al inglés antiguo del Evangelio de Juan y quizás una poesía vernácula sobre el Juicio Final.

Poesía vernácula[editar]

Según su discípulo Cuthbert, Beda también fue doctus in nostris carminibus ("experto en nuestro cantar"). Se entiende además que la carta de Cuthbert a la muerte de Beda, la Epistola Cuthberti de obitu Bedae, indica que Beda compuso asimismo un poema vernáculo de cinco versos conocido entre los estudiosos modernos como La Canción de Muerte de Beda (texto y traducción Colgrave y Mynors 1969):
Canebat autem sententiam sancti Pauli apostoli dicentis “Horrendum est incidere in manus Dei uiuentis,” et multa alia de sancta scriptura, in quibus nos a somno animae exurgere praecogitando ultimam horam admonebat. In nostra quoque lingua, ut erat doctus in nostris carminibus, dicens de terribili exitu animarum e corpore

Fore ðæm nedfere nænig wiorðe
ðonc snottora ðon him ðearf siæ
to ymbhycgenne ær his hinionge
hwæt his gastæ godes oððe yfles
æfter deað dæge doemed wiorðe.
Y solía repetir aquella frase de San Pablo "Cosa temible es caer en las manos del Dios vivo", y muchos otros versículos de las Escrituras, aprestándonos con ellos a despertar del sueño del alma meditando sobre la última hora. Y en nuestro propio idioma –pues conocía la poesía inglesa– hablando del terrible abandono del alma del cuerpo:

Al afrontar este viaje ineludible, ningún hombre puede ser
más prudente que lo que de natura puede serlo,
Si es que considera, antes de partir de aquí,
Lo que a su espíritu para bien o para mal
Tras el día de su muerte le está preparado.

(Una versión más literal:
Ante el inevitable viaje nadie es
más prudente que quien halle necesario
reflexionar, antes de su partida,
sobre el bien o el mal que su alma,
tras el día de la muerte, será juzgada.)
Sin embargo, como observa Opland 1980, no está del todo claro que Cuthbert le atribuya este texto a Beda: la mayoría de los manuscritos de la carta no utilizan un verbo finito para describir la presentación de la canción de Beda, y el tema era relativamente común en la literatura del antiguo inglés y del anglo-latín. El hecho de que la descripción de Cuthbert coloque la producción del poema en antiguo inglés en el contexto de una serie de pasajes citados de las Sagradas Escrituras, podría ser ciertamente tenido como prueba de que simplemente Beda también citaba textos vernáculos análogos (véase Opland 1980, 140-141). Por otra parte, la inclusión del texto en inglés antiguo del poema en la carta en latín de Cuthbert, la observación de que Beda "era experto en nuestro cantar" y el hecho de que Beda compusiera un poema en latín sobre el mismo tema, son datos que parecerían indicar que su relación con el poema vernáculo fue mayor que la de una simple cita. Al citar el poema directamente, Cuthbert parece estar implicando que su composición específica era importante de alguna manera, bien como un poema vernáculo adscrito a un estudioso que, por lo general parece haber desdeñado el entretenimiento seglar (véase McCready 1994, esp. 14-19), o como una cita directa de la última composición original de Beda (véase Opland 1980, 140-141, para un comentario de algunas de las implicaciones de este episodio).








Gregorio VII (en latín: Gregorius PP VII), de nombre secular Hildebrando Aldobrandeschi (Sovana, (ha. 1020) – Salerno25 de mayo de 1085), fue el Papa nº 157 de la Iglesia católicaentre 1073 y 1085.

Biografía[editar]

Hildebrando Aldobrandeschi nació en Toscana, en el seno de una familia de modesta extracción social. Crece en el ámbito de la Iglesia romana al ser confiado a su tío, abad del monasterio de Santa María en el Aventino, donde hizo los votos monásticos.
En el año 1045 es nombrado secretario del Papa Gregorio VI, cargo que ocuparía hasta 1046 en que acompañará a dicho Papa a su destierro en Colonia tras ser depuesto en un concilio, celebrado en Sutri, acusado de simonía en su elección.
En 1046, al fallecer Gregorio VI, Hildebrando ingresa como monje en el monasterio de Cluny en donde adquirirá las ideas reformistas que regirán el resto de su vida y que le harán encabezar la conocida Reforma gregoriana.
Hildebrando no regresa a Roma, pero en el año 1049 es requerido por el Papa León IX para actuar como Legado Pontificio, lo que le permitirá conocer los centros de poder de Europa. Además, León lo nombrara abad de San Pablo Extramuros. Actuando como Legado se encontraba, en 1056, en la corte alemana, para informar de la elección como Papa de Víctor II. Tras la muerte de Esteban IX en 1058 se eligió como sucesor al antipapa Benedicto X. Hildebrando se opusó a esta elección al considerar que se había realizado mediante simonía y logró reuniéndose con los cardenales disidentes en Sienaque se eligiese Papa a Nicolás II.
En 1059 es nombrado por Papa Nicolás II Archidiácono y administrador efectivo de los bienes de la Iglesia, cargo que le llevó a alcanzar tal poder que se llegó a decir que echaba de comer a “su Nicolás como a un asno en el establo”.
En 1059 fue enviado a Milán junto a Anselmo da Baggio (el futuro Alejandro II) para apoyar al diácono San Arialdo contra el arzobispo simoníaco Guido da Velate. Al año siguiente llegaría San Pedro Damián con el mismo fin.

Del «Siglo oscuro» hacia la hierocracia[editar]

Hay que tener en cuenta el conflicto de poderes que se había vivido en el siglo X: dada la influencia que ejercían los obispos sobre la gente de sus diócesis, los reyes pretendían tenerlos como “aliados” (pero desde su punto de vista político). Tener la posibilidad de elegirlos, (entregarles el cargo, es decir “investirlos”) prácticamente aseguraría su fidelidad.
La Santa Sede fue cayendo en manos de las facciones de condes y príncipes, auténticos clanes nobiliarios. Con el tiempo quedó sometida al tiránico dominio de estas familias, que lograron la elección de pontífices afectos, que fueron, en su mayoría, individuos insignificantes o indignos y que hicieron descender el pontificado a los más bajos niveles que ha conocido en su historia. Así, el siglo X fue el Siglo de hierro o Siglo oscuro de la Iglesia. Durante siglo y medio, desfilaron cerca de cuarenta papas y antipapas, muchos de los cuales tuvieron pontificados efímeros o sufrieron una muerte violenta, sin dejar apenas memoria.
Pero ya en el siglo XI surgía la escolástica, corriente teológico-filosófica dominante que propició la clara subordinación de la razón a la fe (Philosophia ancilla theologiae, es decir, la filosofía es sierva de la teología). La escolástica predominaría en las escuelas catedralicias y en los estudios generales que dieron lugar a las universidades medievales europeas hasta mediados del siglo XV.
El cesaropapismo, que había sido inaugurado por la práctica política de Carlomagno, tendrá que ceder definitivamente ante el peso de la hierocracia, que tiene en Gregorio VII a uno de los teóricos de las máximas formulaciones del poder universal de los sucesores de Pedro.1

Elección papal y el Dictatus Papae[editar]

Gregorio VII. Ilustración en un manuscrito de autor desconocido del siglo XI.
A comienzos del siglo XI, ante un papado impotente ante las facciones nobiliarias, se verificó un auténtico cesaropapismo con el emperador Enrique III (1039-1056), verdadero dispensador de cargos eclesiásticos.2​ Tras la muerte de Enrique III surge un movimiento tendiente a liberar al papado del sometimiento al Imperio. En todo el mundo cristiano comienza a reivindicarse la libertad de la Iglesia, principalmente para nombrar sus funcionarios. Se tratará de dignificar la vida moral de los clérigos, condenando la simonía, el nicolaísmo e imponiendo el celibato. Se pretenderá fortalecer la autoridad papal en contra de la voracidad de los príncipes imperiales.
Hildebrando fue elegido pontífice por aclamación popular el 22 de abril de 1073, lo que supuso una transgresión de la legalidad establecida en 1059 por el concilio de Melfi, que había decretado que en la elección papal sólo podía intervenir el colegio cardenalicio, nunca el pueblo romano. No obstante obtuvo la consagración episcopal el 30 de junio de 1073. En 1075, Gregorio VII publicó el Dictatus Papae, veintisiete axiomas donde Gregorio expresa sus ideas sobre cual ha de ser el papel del pontífice en su relación con los poderes temporales, especialmente con el emperador del Sacro Imperio. Estas ideas pueden resumirse en tres puntos:
1. El papa es señor absoluto de la Iglesia, estando por encima de los fieles, los clérigos y los obispos, pero también de las Iglesias locales, regionales y nacionales, y por encima también de los concilios.
2. El papa es señor supremo del mundo, todos le deben sometimiento, incluidos los príncipes, los reyes y el propio emperador.
3. La Iglesia romana no erró ni errará jamás.
(Había hecho eclosión la lucha entre los poderes universales que trataban de lograr el Dominium mundi)

La querella de investiduras[editar]

Estas pretensiones papales llevaban claramente a un enfrentamiento con el emperador alemán en la disputa conocida como Querella de las Investiduras que inicia cuando, en un sínodo celebrado en 1075 en Roma, Gregorio VII renueva la prohibición de la investidura por laicos.
Esta prohibición no fue admitida por Enrique IV que siguió nombrando obispos en MilánSpoleto y Fermo, territorios colindantes con los Estados pontificios, por lo que el Papa intentó intimidarle mediante la amenaza de excomunión y de la deposición como emperador.
Enrique reacciona, en enero de 1076, celebrando un sínodo de Worms donde depone al Papa. La excomunión lanzada por Gregorio sobre Enrique significaba que sus súbditos quedaban libres de prestarle vasallaje y obediencia, por lo que el Emperador, temiendo un levantamiento de los príncipes alemanes, que habían acudido a Augsburgo para reunirse en una dieta con el Papa, decide ir al encuentro de Gregorio y pedirle la absolución.
El encuentro entre Papa y Emperador tuvo lugar en el Castillo de Canossa, concretamente en el castillo Stammburg de la gran condesa Matilde de Canossa. Enrique no se presentó como rey, sino como penitente sabiendo que con ello, el Pontífice en su calidad de sacerdote no podría negarle el perdón. El 28 de enero de 1077, Gregorio VII absolvió a Enrique IV de la excomunión a cambio de que se celebrara una Dieta en la que se debatiría la problemática de las investiduras eclesiásticas.
Encuentro entre el emperador Enrique IV y el Papa Gregorio VII en Canossa en 1077. (Obra de Carlo Emanuelle).
En el V concilio romano, presidido por Gregorio VII, en el año 1078, se renueva la condena a las investiduras llevadas a cabo por laicos:
Como sabemos que en contra de lo establecido por los santos padres en muchas partes se conceden investiduras de la Iglesia de manos de personas laicas y que de ello se ocasionan muchísimas perturbaciones en la Iglesia con lo que se pisotea la religión cristiana, ordenamos que ningún clérigo reciba investidura de obispado, o de abadía o de ningún otro cargo de la Iglesia de manos del emperador, del rey o de otra persona laica, ya sea hombre o mujer. Y si la hubiera tomado que recuerde que aquella investidura carece de toda autoridad apostólica, y que está bajo excomunión hasta que satisfaga dignamente su delito.
V Concilio romano (1078) P.L. CXLVIII. 3
Sin embargo Enrique dilata en el tiempo la celebración de la prometida Dieta por lo que Gregorio VII lanza contra el emperador una segunda condena de excomunión, lo depone y procede a reconocer como nuevo rey a Rodolfo, duque de Suabia.
Esta segunda excomunión no obtuvo los efectos de la primera ya que los obispos alemanes y lombardos apoyaron a Enrique quien, en un sínodo celebrado en Brixen en 1080, proclama nuevo papa a Clemente III y marcha al frente de su ejército sobre Roma que le abre sus puertas en 1084. Se celebra entonces un sínodo en el que se decreta la deposición y excomunión de Gregorio VII y se confirma al antipapa Clemente III, quien procedió a coronar como emperadores a Enrique IV y a su esposa Berta.
Gregorio VII se refugió en el Castillo Sant'Angelo esperando la ayuda de sus aliados normandos capitaneados por Roberto Guiscardo. La llegada de los normandos obliga a Enrique IV a abandonar Roma, que es sometida a saqueo e incendiada por los ejércitos normandos, acción que desencadenó el levantamiento de los romanos contra Gregorio, que se vio obligado a retirarse a la ciudad de Salerno donde fallecería el 25 de mayo de 1085.
Fue canonizado en 1726 por el papa Benedicto XIII, celebrándose su festividad litúrgica el 25 de mayo.
La disputa sobre las investiduras finalizó mediante el Concordato de Worms, en 1122, que deslindó la investidura eclesiástica de la feudal.

Canonizaciones importantes[editar]

Durante la querella de investiduras, Gregorio VII estableció alianzas con los Estados medievales europeos circundantes. Una de ellas fue con el rey san Ladislao I de Hungría, quien había desposado a la princesa Adelaida de Rheinfelden, hija de Rodolfo de Suabia, el anti-rey escogido por Gregorio VII para oponerse a Enrique IV. Ladislao igualmente había luchado por el trono contra su primo Salomón, quién pretendió entregar como vasallo el reino húngaro al emperador Enrique IV. De esta manera, la relación entre Ladislao I y Gregorio VII resultó estrecha, inclinando a Hungría del lado del papado durante la querella de investiduras.
En 1083, el rey húngaro obtuvo del papa la canonización del rey Esteban I de Hungría, su hijo el príncipe San Emérico, así como de San Gerardo Sagredo, San Andrés y San Benedicto, tres obispos húngaros.









Santa María Magdalena de Pazzi (Florencia, 2 de abril de 1566 – 25 de mayo de 1607), nacida Caterina de Pazzi, fue una noble toscana y monja carmelita. Es venerada como santa por la Iglesia católica.

Biografía[editar]

Visión de Santa María Magdalena de Pazzi (pintura de Pedro de Moya).
Caterina de Pazzi nació en una de las familias más ricas y distinguidas de Florencia, era la segunda hija de Camillo di Geri de' Pazzi y de Maria Buondelmonti; en casa era llamada Lucrezia en homenaje a una abuela. Educada cristianamente, estudió en la Chiesa di San Giovannino dei Cavalieri, a cargo de los caballeros de Malta. Con sólo doce años tuvo, según sus escritos, el primer episodio de éxtasis en presencia de su madre y, a partir de este momento, tuvo diversas experiencias místicas. No se sabe si en 1581, mientras su padre era gobernador en Cortona, vivió un tiempo en el monasterio de terciarias franciscanas de la ciudad, lo que explicaría su espiritualidad franciscana.
Enviada a un convento a los catorce años, su familia la hizo volver para casarla con un noble; finalmente accedieron a los deseos de Caterina y dejaron que hiciera vida religiosa. Con dieciséis años, escogió la orden de las monjas carmelitas de la antigua observancia, ingresando en Santa Maria degli Angeli (San Frediano in Cestello), en Oltrarno (Florencia), el 27 de noviembre de 1582; tomó el nombre de María Magdalena. El convento estaba vinculado a círculos de mujeres influidas por las predicaciones de Girolamo Savonarola, con un clima evangélico de austeridad. Como otras místicas contemporáneas, su vida se caracterizó por la práctica continuada de la oración, la penitencia y la caridad hacia los necesitados.
Se hizo conocida por diversas experiencias místicas: éxtasis, raptos... que sólo se interrumpían por la asistencia a las horas del oficio divino o la Eucaristía. Estas experiencias eran recogidas por las monjas, que transcribieron las palabras que Magdalena dictaba cuando era transportada, en estados anómalos de conciencia. La obra escrita por la santa revela un estilo de viva oralidad y vigor.
Se encargó de acoger a las jóvenes que iban a la hospedería y, entre 1589 y 1607, formó a las novicias. Fue subpriora del monasterio de 1604 a 1605. Enfermó hacia 1604, muriendo tres años más tarde, el 25 de mayo de 1607.

Obra escrita[editar]

María Magdalena de Pazzi escribió diversas obras de carácter místico:
  • Libro dei quaranta giorni (Libro de los cuarenta días)
  • Libro dei colloqui (Libro dels coloquios)
  • Libro delle rivelazioni e intelligenze (Libro de las revelaciones e inteligencias)
  • Libro della prova (Libro de la prueba)
  • Libro del rinnovamento della Chiesa (Libro de la renovación de la Iglesia)
  • Ammaestramenti (Amaestramientos)
  • Avvisi (Avisos)

Veneración[editar]

Al morir, comenzaron a atribuírsele milagros y curaciones. El proceso de beatificación comenzó en 1610 y fue completado en 1626, con Urbano VIII. Cuarenta y tres años más tarde, fue canonizada, el 28 de abril de 1669. Su festividad fue incorporada al Calendario general romano para 25 de mayo, aniversario de su muerte, pero en 1728 fue trasladada al 29 de mayo, día que se mantuvo hasta el 1969, cuando volvió a fijarse el 25.
Su cuerpo incorrupto, estaba en la iglesia del convento carmelita de Florencia, que tomó el nombre de Santa Maria Maddalena de Pazzi. En 1928 las monjas se trasladaron a un nuevo monasterio en el barrio de Careggi, llevando las reliquias de la santa.

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