lunes, 2 de noviembre de 2015

Castillos por países - España

Castillos de la provincia de Teruel

El castillo de Mora de Rubielos es una fortificación ubicada en una loma de la Sierra de Gúdar, en la localidad Aragón de Mora de Rubielos, a 41 kilómetros de Teruel, cerca al límite provincial con Castellón.
Actualmente, está considerado como BIC (Bien de Interés Cultural) (fue declarado Monumento histórico-artístico perteneciente al Tesoro Artístico Nacional mediante decreto de 3 de junio de 19311 ).

Historia

La construcción original es de origen musulmán. En 1171, el castillo es conquistado por Alfonso II. Desde entonces, se convirtió en testigo de las continuas luchas entre los reinos de Castilla y Aragón.
Uno de los hechos históricos más recordados fue cuando el rey aragonés Pedro de Jérica se sometió al rey castellano Pedro I el Cruel. Sin embargo, los vecinos, en desacuerdo con el rey castellano, dejaron las puertas abiertas para facilitar la reconquista por parte del rey aragonés.
Posteriormente, en el siglo XVIII fue ocupado por una orden de predicadores franciscanos.
El castillo presenta elementos románicos y góticos. El recinto ocupado por el castillo tiene una extensión de 4.000 metros cuadrados, con una planta poligonal irregular. Las cuatro fachadas son distintas, así como las cuatro torres.
El interior está decorado con arcos ojivales de clara influencia musulmana, y varios escudos de los Fernández de Heredia.
El principal material empleado en la fortaleza, tanto en los muros como en las torres, es la piedra trabajada en sillares alineados en bandas horizontales.

El Castillo de Mora de Rubielos es uno de los mejores representantes de la arquitectura cívico-militar del gótico mediterráneo. Situado en la localidad turolense de Mora de Rubielos, declarada en 1978 como Conjunto Histórico Artístico, tuvo su especial importancia como baluarte defensivo y, al mismo tiempo, como palacio señorial.
El rey aragonés Alfonso II el Casto conquista la villa de Mora de Rubielos en 1171 y la establece como la localidad más avanzada del Reino aragonés frente al reino musulmán de Valencia. Con Pedro II, queda bajo dependencia de la comunidad turolense hasta que Jaime I el Conquistador crea la Baronía de Jérica para su hijo natural don Jaime, que incluía la villa de Mora.
Durante la guerra de los dos Pedros (1356-1369), entre Pedro IV de Aragón y Pedro I de Castilla, la villa sufrió en 1363 la ocupación de las tropas castellanas, retornando a poder aragonés al año siguiente prometiendo el rey mantener la villa bajo soberanía aragonesa, concediéndole diversos privilegios.
En 1367 los señores de Jérica vendieron la villa y el castillo a don Hugo, vizconde de Cardona, y  éste a  donBlasco Fernández de Heredia quien finalmente lo donó a su sobrino Juan Fernández de Heredia III, el Noble, en 1370. Es en esta época cuando se construye el actual castillo, siendo don Juan Fernández de Heredia III el iniciador de una noble estirpe de señores de Mora que regirán los destinos de la localidad hasta que en 1614 el XII Juan Fernández de Heredia  lo cedió a los franciscanos que permanecieron en él hasta la desamortización de Mendizábal en 1835. En 1494 la villa de Mora había sido elevada a la condición de Marquesado mediante Privilegio Real.
Con la desamortización el castillo se convierte en la cárcel del distrito. Durante las guerras carlistas fue base de las tropas liberales siendo asediado por los carlistas en varias ocasiones y al finalizar éstas, siguió con su cometido carcelario. En 1931 es declarado Monumento Nacional. Al finalizar la Guerra Civil fue utilizado como Cuartel de Guardia Civil. En 1972 se acometió la restauración que fue dirigida por don Antonio Almagro Gorbea.
El castillo dispone de dos entradas, la llamada de intra-muros y la de extra-muros. Es de planta cuadrangular irregular con dos pisos, tiene cuatro torres y un patio de armas porticado,  de unos 1400 m2, con una galería claustral de cuando fue utilizado como convento. Para acceder al mismo hay que subir por una rampa de acceso que ejercía como elemento de defensa. En la Gran Sala fue donde los monjes franciscanos  montaron la iglesia mientras permanecieron en el castillo.
El escudo de la familia, representando cinco o siete castillos, luce en varios lugares del castillo-palacio así como en otras construcciones de la zona que estuvieron bajo dependencia de los Fernández de Heredia. 


















El castillo de Tornos se sitúa sobre un cerro, a 1109 m desde el que se domina el Campo de Bello, la laguna de Gallocanta y la frontera con Castilla. Tuvo una gran importancia para la defensa de la frontera aragonesa por su situación fronteriza, ya que estaba colocado en la primera línea dentro del sistema defensivo de las aldeas deDaroca.
Se asienta sobre un poblado celtibérico, del que sólo quedan restos visibles de una muralla. De las construcciones medievales quedan tres torreones en ruinas y un muro, así como un pasillo de roca que comunica las dos terrazas y lo que pudo ser un aljibe mandado construir en 1347 por Pedro IV.
El castillo ya existía en el año 1200. La reina viuda Sancha lo donó a su hijo Pedro II. Pertenecía a la Corona Aragonesa, la cual nombraba a sus alcaides. Jaime II nombró alcaide en 1295 a Ximénez de Iranzo y a Sánchez de Sotes; en 1301 nombró a Jimeno Sánchez de Alfambra otorgándole 1000 sueldos jaqueses anuales, y a García Sánchez de Foces le otorgó dicha alcaidía mientras viviese en premio a sus servicios con 1000 sueldos anuales sobre las rentas de Daroca. Pedro IV nombró alcaides a Gonzalo Rodríguez de Moros, a Jaime de Oblitis y a Domingo Marcuello
Jaime II entregó dinero para sus obras en 1300 y 1320. En 1295 ordenó al escribano, sexmeros y universidad de las aldeas de Daroca la reparación del castillo de Tornos. Jaime II deparó especiales atenciones a los habitantes de Tornos, y mandó una carta en 1291, firmada por el infante Don Pedro, como lugarteniente, a los jurados y concejos de las aldeas de Daroca para que se apoderasen de los bienes de todos los almogávares que vivían en Herrera de Ojos Negros y que robaron y cautivaron a ciertos vecinos de Tornos.
Pedro IV dispuso en 1346 a Gil Mateo, procurador de las aldeas de Daroca para que de los fondos destinados a las reparaciones, hicieran las obras necesarias en Tornos para prevenir posibles asedios, así como la construcción de un aljibe.
En 1347 Tornos prestó un gran apoyo en momentos difíciles para la Corona, siendo alcaide el caballero darocense Domingo Marcuello, al negarse entregar el castillo a los rebeldes unionistas que estaban atrincherados en el de Berrueco, y presionaban a Pedro IV para que les entregara una serie de castillos. Marcuello fue uno de los caballeros que acompañaron a D. Lope de Luna en 1348 a la batalla de Épila contra los unionistas. Una rama de la familia de los Luna ya estaba asentada en Tornos en el s. XIV.
El castillo fue desmoronándose por el transcurso del tiempo al perder su utilidad defensiva por los enlaces castellano-aragoneses.
En 1998 se realizó un levantamiento topográfico de la cima del cerro del Castillo, así como una revisión bibliográfica sobre su historia, publicada por el Centro de Estudios del Jiloca.

El Castillo de Tornos ofrece una espectacular vista de la laguna. Aunque se trata de una fortificación medieval, en su parte inferior aparecen restos ibéricos. La fortificación tiene forma rectangular y se conservan tres torreones (denominados A, B y C), así como los muros y cimientos visibles. Los torreones A y B son de similares técnicas constructivas y tienen forma cuadrangular. El torreón C se ubica entre las dos terrazas.
También se conserva un muro anexo al torreón A y otro muro anexo al torreón C, además de pequeñas afloraciones de muretes en el interior del recinto. Las torres se hallan construidas con mampuestos de cuarcitas de pequeñas dimensiones asentados con argamasa. La torre C además presenta un lienzo de tapial, perforado por saeteras.
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Plano del castillo
El castillo fue entregado en el año 1135 al Monasterio de Oña y después al Monasterio de Marimond, hasta que en 1211 pasó a englobar los términos de la Comunidad de Daroca. Jaime II mandó realizar obras en la fortificación en 1300 y 1320. En 1346, Pedro IV continuó las obras de fortificación y construyó un aljibe. Se sabe que fueron alcaides del castillo Pedro Jiménez de Iranzo en 1295, Jimeno Sánchez Alonso en 1305, Jaime de Ablitas en 1337 y Domingo Marcuello en 1347, el cual resistió los ataques de los unionistas acuartelados en el castillo de Berrueco.






El Castillo-Palacio de Valderrobres (Provincia de Teruel, España) tiene su origen probablemente en los finales del siglo XII, pero no es en absoluto desechable la idea de que sea mucho más antiguo.
La única certeza es que está construido en torno a una roca natural (cuya cúspide aún puede verse en su segunda planta) fortificada para servir como elemento defensivo, bien por los cristianos en el proceso de reconquista o por alguna de las culturas precristianas que habitaron estas tierras.
A finales del siglo XIV, el arzobispo García Fernández de Heredia comienza la transformación del castillo defensivo en un palacio episcopal. Reconstruye y amplia la planta baja, la primera planta y deja su sello personal en los numerosos escudos heráldicos que se encuentran en sus estancias. García muere en 1411, pero su tarea es continuada por sus sucesores en el cargo y muy especialmente por Dalmau de Mur, un arzobispo de origen catalán responsable de la reconstrucción de la segunda planta y parte alta del castillo. Hasta finales del siglo XVII los arzobispos de Zaragoza siguieron siendo los Señores del castillo, comenzando después un progresivo abandono y ruina que lo dejaría en un estado lamentable.
En 1931 es declarado monumento nacional, pero las actuaciones para su reconstrucción no comenzarían hasta 1977, y en especial hasta los años 1982 y 1983, cuando se recuperan bóvedas y suelos de buena parte del antiguo palacio.
Hoy en día, el castillo de Valderrobres continúa buscando su antiguo esplendor, habiéndose convertido en un espacio para la cultura donde tienen lugar exposiciones, congresos, actuaciones de música y que mira al futuro recordándonos nuestro largo pasado.


Historia
Antes de denominarse la población Valderrobres, el lugar se llamaba Peña Aznar Lagaya o "La Caixa" llamada así por su forma de mesa y fue conquistada por el rey de Aragón Alfonso II sobre el 1170. Donó en 1175 los territorios conquistados al Obispado de Zaragoza en la persona de Pedro de Torroja y este a su vez se los donó a Fortún Robert conde de Aragón y canónigo de la Seo de Zaragoza en regimen de tenencia, con la condición de que fuese repoblada la zona. En 1183 le fue concedida a la villa Carta de Población, comenzando la repoblación cristiana de la zona, rigiendose la población por el fuero de Zaragoza. Será en este documento cuando empiece a citarse la población con el actual nombre de Valderrobres.
   
  
El territorio conocido como Peña Aznar sería dividido entre la hija de Fortún Robert, doña Sancha y su sobrino Matalón de Frescano. En el año 1237 la tenencia sería comprada por don Lope Guillermo de Oteyza, descendiente de doña Sancha.

En 1307 la casa de Oteyza se extinguió, por lo que la propiedad volvió a pasar a manos del rey de Aragón Jaime II que lo volvió a entregar al Obispado de Zaragoza quien lo retrendría en su poder hasta 1811.

En realidad aunque lo llamamos Castillo, se trata mas de un palacio en el sentido de residencia señorial, que de un castillo propiamente dicho en el sentido militar de la palabra, ya que nunca intervino en hechos de armas importantes. El castillo sería abandonado en 1656 (siglo XVII).

Entre los hechos importantes que sucedieron en el castillo, destacamos la convocatoria de Cortes de Aragón entre octubre y diciembre de 1429 por parte del rey de AragónAlfonso V el Magnanimo. También cuenta la historia que en el castillo estuvo preso Ximeno Capdete prior de la Seo de Zaragoza, quien logró escapar sobornando a los carceleros a traves de un pasadizo, hoy conocido como la "Mano Peluda".

Caracteristicas
De planta hexagonal irregular, con fachadas rectas pero de desigual tamaño. Se situa en la parte alta de la población, controlando el rio Matarraña y los pasos de la cercana población de Beceite. Construido con piedra sillar bastante bien trabajada, ocupa una superficie total de 1.000 m2. Su disposición es la habitual, alrededor de un patio interior elevado se distribuyen las diferentes estancias, en varios pisos.

Su origen podría estar en una simple torre defensiva encargada de la vigilancia de la zona, en tiempos de los musulmanes (siglo XII). Sin embargo el castillo nació a la luz a finales del siglo XIV, cuando el Obispado de Zaragoza decide construir un castillo palacio residencia.

Sería su primer inquilino el arzobispo don García Fernández de Heredia (1382-1411) que mandó construir la planta baja y la primera planta. Dalmau (Dalmacio) de Mur y Cervellón (1431-1456) realizó la segunda planta. Posteriormente el arzobispo Fadrique quisó completar las obras pero debido al elevado coste de las obras, proyectadas por los maestros Juan de Gali y Juan de la Mira, las obras se paralizaron hasta que Hernando de Aragón (1539-1575) finalizó el palacio dandole prácticamente su aspecto definitivo. A este arzobispo le debemos la gran cocina del castillo. El último arzobispo en habitar el castillo fue don Juan Cebrian en 1656, fecha a partir de la cual el castillo quedaría abandonado. La Desamortización de Medizabal de 1835 afectaría gravemente su estructura al igual que ocurriría con las partidas del general Cabrera durante las guerras carlistas que se harian fuertes en el lugar.

A destacar que los escudos predominantes en el castillo son los correspondientes a García Fernández de Heredia y Dalmau de Mur y Cervellón.

Destacan su fachada principal (situada en el lado oeste) y su casi gemela situada en el lado sur, imponentes donde las haya. Rematada la principal con tres pequeñas torres cuadradas almenadas, dos en los extremos y la tercera en el centro. Se comunican entre si a traves de un camino de ronda. Estas torres cumplen mas funciones decorativas que propiamente defensivas.

En la parte derecha de la fachada se abre la puerta de entrada, formada por un arco ligeramente apuntado, y sobre el dintel el escudo de la familia García Fernández de Heredia representado por siete castillos y por encima de ellos la cruz de Calatrava.

En su fachada se abren diversos vanos para dar luz a las diversas estancias del castillo, pero destacando sobre todas ellas, los tres ventanales rectangulares góticas geminadas que iluminan el salon principal del castillo. A la izquierda de estas ventanas encontramos dos ventanas mas pero estas de arcos apuntados. Una imposta separa la primera planta de la segunda.

En las otras fachadas del castillo abundan los ventanales góticos y un matacan cubierto defensivo. También encontramos un paso elevado que permitía el acceso directo a la iglesia desde el castillo.

Delante de la fachada principal encontramos un gran patio de armas. Originalmente estaba amurallado reforzado con torreones defensivos y saeteras. En la actualidad es un gran patio desde podemos contemplar toda la población de Valderrobres.

Planta baja

Nada más atravesar la puerta de entrada se accede al recibidor, sala cuadrada con un gran arco de diafragma central y que daba paso a las diversas dependencias del castillo.

Las Caballerizas Desde este recibidor y situado en la parte izquierda, una gran sala rectangular de 100 m2, a la que se accede por una puerta de arco de medio punto, cubierta con bóveda de cañón y con tres ventanas abocinadas que permiten el paso de la luz al interior. Al fondo de la sala y tras una puerta apuntada otra estancia pero mucho mas pequeña (60 m2) permitía el acceso a la habitación de los mozos de cuadra, encargados del cuidado y mantenimiento de las caballerias. Se cubre también con bóveda de cañón. El suelo es original de la época. 

Sala Capitular Desde el recibidor tenemos acceso a otra sala, denominada sala capitular aunque en realidad nunca ha cumplido funciones como tal. Tal vez su nombre le venga de la presencia de un banco de piedra corrido rodeando el perimetro de la habitación y que recuerda las salas capitulares de los monasterios. Se sustenta por dos arcos de diafragma que soportan el peso de las vigas de madera de la techumbre.

La función de esta sala nos es desconocida pero todo hace suponer que en realidad se trate de una sala se espera para gentes nobles e importantes. Conviene recordar que la entrada por la que hemos accedido era la entrada noble, ya que el servicio tenia una entrada por un lateral del castillo y no solía tener acceso a estas dependencias. 

Bodega Desde esta sala se accede a otra estancia utilizada como bodega para vino principalmente. Se trata de una gran sala de unos 100 m2 y en la actualidad su techumbre se ha derrumbado quedando a cielo abierto, conservandose sólo los tres arcos de diafragma que sustentaban la techumbre y las habitaciones del piso superior.

Al fondo de esta estancia encontramos otras dos pequeñas salas una de ellas conocida como Prisión de los Capellanes, cuyo destino parece más que evidente. Se trata de una pequeña estancia de 1 metro de anchura por cuatro de longitud, solamente iluminada por dos pequeñas ventanas. Se cierra mediente unos barrotes de hierro. Primitivamente desde este lugar se podía acceder a la tribuna de los arzobispos de la Iglesia de Santa María sin tener que salir del castillo.

Junto a la prisión de los capellanes encontramos la planta baja de una torre. Se accede a traves de una puerta formada por un arco de medio punto y algunos la consideran como la torre del homenaje del castillo. La planta baja está formada por una sala cuadrada de 4 metros de lado y en su centro un pozo conocido como pozo de la mano peluda. Según cuenta la tradición, desde este lugar se podía salir del castillo pasando por tuneles por debajo del pueblo y salir hasta el rio.

Por este paso parece ser que es por donde escapó el anteriormente citado prisionero Ximeno Capdete, y según la leyenda el nombre de Pozo de la Mano Peluda, le viene porque en este lugar se escondia un hombre acusado de haber matado a una mujer, y la esposa de este que le llevaba la comida hizo correr el rumor que en ese lugar habia un monstruo con una mano peluda, con el objetivo de que la gente no se acercasen a los pasadizos. De cualquier manera la presencia de los citados pasadizos no esta completamente probada pues parte de los tuneles se han derrumbado y no ha habido voluntad de investigar.

Primera planta o Noble

Desde el vestibulo antes citado una gran escalera de piedra nos conduce a la primera planta, es la planta noble del palacio y por lo tanto la mas lujosa y la que mas comodidades dispone. Esta escalera nos lleva a un largo pasillo o distribuidor con tres columnas y dos medias columnas adosados a los muros para sostener un total de cuatro arcos rebajados de medio punto. Esta serie de columnas sustituye a la cubrición original del distribuidor ya que estas fueron realizadas en el siglo XVI por Hernando de Aragón.
   
A la izquierda del distribuidor quedan las habitaciones principales, destacando el Salón de Cortes o Sala de las Chimeneas. Se entra a traves de una puerta con arco apuntado sobre cuyo dintel destaca el escudo de los Fernandez Heredia. Destacan en su interior cinco ventanas con tracerias góticas y columnas que dividen el ventanal. Un total de tres chimeneas caldeaban la habitación en las frias noches de invierno. Sobre la chimenea situada al fondo de la habitación campea el escudo de Garcia Fernandez de Heredia. La sala se cubre con una espectacular techumbre de madera y es la habitacion mas grande del palacio con unos 160 m2.

Era sin lugar a dudas la habitación principal o noble, igual podía ser utilizada como comedor de gala, salón de fiestas, salón de cortes o cualquier acto que necesitara una cierta brillantez u ornato.
   
Comunica esta habitación con la cocina la cual queda separada por un muro a excepción de dos vanos abiertos en la pared y que reciben el nombre de pasaplatos, ya que por este lugar era donde se pasaban los platos al interior de la sala. De este hecho se deduce que esta sala podía ser usada como comedor de gala en grandes ocasiones.

Desde esta sala y por una puerta situada al fondo se accede a otro salón conocido como Salón sur que cumplia funciones de estancias privadas del arzobispo. Durante tiempo cumplió funciones de biblioteca, despacho privado o sala de estar ya que al ser mas reducida la habitación y disponer de chimena solia ser mas agradable. Dispone de dos dos ventanas geminadas y ocupa una superficie de 90 m2. Se situa encima de la Sala Capitular de la planta baja.

Contiguo a este salón encontrabamos diversas camaras hoy inexistentes ya que el suelo se ha venido abajo y sólo algunos elementos nos hablan de su existencia. Estas habitaciones se corresponden con la bodega de la planta baja que como ya hemos visto se encuentra sin techo, sólo con los tres arcos de diafragma antes citados.

La primera estancia es una camara entablada que originariamente contenia siete jarras de cerámica, hoy inexistente pero de la que nos quedan restos.
  
Le siguen dos salas mas facilmente reconocibles por la existencias de ventanales góticos con los conocidos bancos festejadores, lo que nos permite situar perfecamente la ubicación de las salas.

Le sigue la Sala de los Leones conocida con este nombre porque aquí aparecieron dos figuras de leones que en la actualidad se han colocado en el Portal de San Roque en el Puente Medieval. Esta sala era la dedicada a recibir a personal de poca importancia y temas menores ya que desde este lugar se entraba y salia del castillo por una puerta secundaria, sin tener que pasar por las zonas nobles.

La otra sala conocida como Camara dorada, es en realidad el primer piso de la torre antes citada en la planta baja. Recibe su nombre por estar fastuosamente decorada ya que bien podría ser el lugar de descanso del arzobispo. Como ya hemos citado al hablar de la planta baja de la torre, se trataba de una habitación cuadrada de cuatro metros de lado. De esta habitación nada queda ya que el piso de la torre se vino abajo.

En el lado opuesto a donde nos encontrabamos, se encuentra La cocina sala de planta trapezoidal de unos 55 m2. En el centro de la sala encontramos el fogon y sobre él una espectacular cúpula octogonal de ladrillos rematada por una linterna y que cumplia funciones de salida de humos. La cúpula se sustenta sobre trompas. La habitación se ilumina a traves de un total de cuatro ventanas, dos de ellas recayentes al patio de armas.

En el distribuidor y frente a la cocina encontrabamos una habitación que cumplia funciones de despensa y otra para el descanso de personal de la cocina, habitaciones hoy desaparecidas.

Al fondo del corredor cerca de la cocina una pequeña habitación cumplia funciones de basurero, elementos de despojos e incluso retrete, ya que a traves de un cubiculo eran tirados al exterior.

Segunda planta

A traves de una escalera de piedra, subimos a la zona mas alta de la peña donde se levanta el castillo. Se trata de un patio descubierto, donde podemos observar diversos restos arqueológicos. De ellos podemos deducir que alrededor de este patio existía un patio cubierto a modo de claustro, y una gran sala conocida como la olivera y que estaba destinada a guardar el aceite También cabe la posibilidad de que en este lugar existiera una habitación para los invitados del Sr.Arzobispo.
  
  
Tercera planta

Desde este lugar se accedia a traves de escaleras de madera a las estancias de los siervos y los graneros. En la actualidad estas escaleras han desaparecido y han sido sustituidas por otras de metal. Esta planta sigue la misma distribución que las inferiores.

Destaca la galeria sur formada por cuatro arcos apuntados que sotienen la techumbre, y cinco grandes ventanas formadas por arcos de medio punto que forman una galeria abierta a la zona de la Iglesia de Santa María. Esta sala se encontraba tabicada formando tres estancias mas pequeñas y problablemente era utilizada como dormitorios de la servidumbre.
   
A traves de una puerta accedemos a otra sala similar a la anterior pero mucho mas grande, es la conocida como galeria oeste. Se sustenta sobre siete arcos apuntados y dispone de un total de once arcos de medio punto dispuestos a modo de galeria descubierta o logia. Dos arcos de las mismas caracteristicas se abren asi mismo en el lado sur. También esta zona se encontraba tabicada y al igual que la anterior podía ser usada como dormitorios de la servidumbre o como graneros.

Desde este lugar una escalera permite el acceso al camino de ronda y a las tres torres que dispone la fachada del castillo. 

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