asi todo el mundo conoce el arte rupestre de Altamira, desde que fue descubierto en 1879 por Marcelino Sanz de Sautuola, pero hay más de 30 cuevas repartidas por toda la región con diferentes muestras del arte de finales del paleolítco.
Durante muchos siglos los habitantes de Cantabria fueron cazadores y recolectores, hasta que conocieron la ganadería y la agricultura, lo que dio paso a una nueva edad: el neolítico.
En un texto latino fechado en el 200 a.C aproximadamente, es donde encontramos la primera referencia escrita al pueblo cántabro. El autor de este texto fue el historiador romano Marco Poncio Catón, el cual, al describir geográficamente la zona, comenta en su escrito que " el río Ebro nace en las tierras de los cántabros ".
Casi todos los escritos romanos posteriores coinciden en definir a los cántabros como un pueblo bárbaro, salvaje y belicoso, caracterizado por su bravura en la lucha y por su negariva al sometimiento y a la invasión romana.
Los cántabros antiguos tenían una organización matriarcal. Eran gentes rudas y atrasadas, con tendencia a no permanecer en un lugar estable, esto es, constituían un pueblo nómada. Se dedicaban al pastoreo y a la recolección de frutos, pero no podemos pasar por alto el hecho de que además de dedicarse a estas pacíficas actividades, también "invertían" cierto tiempo en saquear a otros pueblos que habitaban en el norte de la Meseta. Uno de sus logros fue el desarrollo de una agricultura dedicada al cereal, pero parece ser, que estaba más bien orientada a la obtención de un alcohol de similares características a la cerveza.
En cuanto a sus costumbres sociales, se tiene noticia de que realizaban comidas comunitarias en las que los participantes se colocaban siguiendo un orden de jerarquía tribal. La danza guerrera ocupó un lugar muy importante entre este pueblo.
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asi terminado ya el siglo I a.C y con Augusto ostentado el poder en Roma, el Imperio Romano pretendió extenderse hasta fronteras naturales que les permitieran una mejor defensa. Por este motivo comenzó en el 29 a.C una guerra contra las tribus insumisas del norte de Hispania. Durante tres años de guerra, los romanos habían desestimado el poder de estas tribus que en un principio habían considerado fáciles de doblegar. Augusto se vio obligado en el 26 a.C a personarse en la zona y a organizar toda una campaña bélica para poder doblegar a los norteños. Ante semejante situación, astures primero y cántabros después cayeron ante el poder de Roma. Muchos cántabros fueron vendidos como esclavos y trasladados al sur de la Galia.
A pesar de todo, los romanos no consiguieron nunca una paz completa, puesto que en el 19 a.C se produjo un nuevo levantamiento, cuyo nacimiento tuvo lugar en la Galia gracias a la unión de los guerreros cántabros que habían sido vendidos como esclavos. Agripa ordenó asesinar a todo el que pudiera luchar y de este modo brutal sofocó la rebelión.
Las guerras cántabras se extendieron durante un período de diez años y nos cabe el orgullo de haber sido el último pueblo de Hispania al que doblegó el Imperio Romano, aunque incluso durante el período de dominación, los cántabros dieron a Roma muchos quebraderos de cabeza a causa de su espíritu indomable y de su rechazo hacia la dominación.
Estrabón, uno de los historiadores romanos más célebres, cuenta en sus crónicas varias anécdotas sobre el deseo de libertad de los cántabros. Un muchacho, consiguiendo liberarse de sus ataduras y, cumpliendo el encargo de su familia presa también por los romanos, les dio muerte a todos, pues lo preferían antes de verse como esclavos y privados de su libertad.
Otro historiador, Dion Casio, nos ofrece un relato sobre el guerrero Corocota, quien tras enterarse de que Augusto había tasado su cabeza en 200.000 sestercios, se personó en el campamento romano. Esta osadía impresionó tanto al César que además de entregarle la suma prometida, decidió no acabar con su vida.
A pesar del dominio, los cántabros jamás se romanizaron y los intereses romanos en nuestra región no pasaron de alguna explotación minera y un asentamiento de relativa importancia: Iulóbriga. Si nos fijamos en la localización de este asentamiento, veremos que está en los límites de la Meseta (zona de Reinosa), por lo que es fácil suponer que se trataba más de un puesto de vigilancia que de una nueva ciudad.
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omo sucede en casi todo el mundo, la Edad Media también supone para Cantabria un período oscuro del que bien poco se sabe. Si que se conocen los enfrentamientos entre cántabros y visigodos, que llevaron a estos últimos, durante la época de Leovigildo, a ocupar parte de nuestros territorios.
Es por el año 580 aproximadamente cuando San Millán intenta extender el cristianismo entre los cántabros.
Llegado el siglo VII se pierde el nombre de Cantabria sustituido por el de Asturias de Santillana (zona noroccidental de la actual región), Liébana o Trasmiera.
Este fue el refugio de los cristianos que huían de la ocupación musulmana, de sus costumbres y de su religión. Cantabria se integró casi toda en el reino de Asturias, para después pasar a formar parte de Castilla.
Como figura destacable de esta época podemos señalar al Beato de Liébana, monje cuya obra es importantísima, pues estamos hablando de sus Comentarios al Apocalípsis (776-784). También es de destacar su "lucha teológica" con Elipando de Toledo, de la que salió victorioso gracias a la influencia que Alcuino de York (maestro de Carlomagno) tenía sobre el papa León III, quien condenó a Elipando y sus teorías heréticas, pues sostenía éste que Jesucristo era tan solo hijo adoptivo de Dios. Fue definido por el Beato con la nada cristiana frase de "el cojón del Anticristo".
En el siglo XII, bajo el reinado de Alfonso VIII de Castilla, las Cuatro Villas de la costa ( Castro-Urdiales, Laredo, Santander y San Vicente de la Barquera) consiguieron sus fueros, convirtiéndose en la puerta al mar del reino de Castilla.
Al finalizar la Edad Media, las Cuatro Villas de la costa entran en litigio. Los cántabros se oponían al establecimiento de los señoríos que concedía la Corona, como por ejemplo el concedido por Enrique IV a Diego Hurtado de Mendoza, segundo Marqués de Santillana, a quien la resistencia del pueblo santanderino impidió disfrutar de su título de señorío sobre la villa de Santander.
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n 1581, con la creación iniciada por los Reyes Católicos de la provincia de los Nueve Valles, Cantabria tiene que someterse a la jurisdicción real y a los alcaldes y oficiales de la justicia.
Es de destacar lo diezmada que queda la población en nuestra tierra a partir de 1597. La causa fue la peste en Santander, traída de Europa como consecuencia del desembarco en nuestro puerto de la Armada que venía de Flandes.
En esta época aún se encuentran tremendamente ruralizadas las tierras de la Montaña, pero será a partir del siglo XVII cuando se experimenta un claro aumento de población gracias a la distribución del maíz, que al producir un rendimiento mayor que el resto de los cereales que tradicionalmente se cultivaban, logró aminorar en parte la pobreza y escasez de la zona.
En cuanto a la vida urbana de las Cuatro Villas ésta fue decayendo, salvándose sólo de ello Santander, gracias a la apertura en 1754 de una vía que nos comunicaba con la Meseta a través de Reinosa y, sobremanera, a partir de 1775, momento en el cual el puerto de Santander queda habilitado para el comercio con las Américas.
Durante la segunda mitad del XVII, Santander se afianza como la villa más importante gracias a la consecución de:
- un obispado propio, pues en 1754 Benedicto IV convierte la colegiata de la ciudad en Catedral.
- Fernando VI otorga a la villa de Santander el título de ciudad en 1755.
- en 1785 se crea en Santander el Consulado del Mar.
Mientras tanto, en una reunión celebrada en 1778 en la Casa de Juntas de Puente San Miguel, los representantes de las diversas jurisdicciones de la región toman la decisión de autoconstituirse en provincia de Cantabria. Esta decisión sería aprobada un año más tarde por Carlos III.
Con la aparición en 1701 de los Borbones en la monarquía española, la hidalguía cántabra perdió gran parte de sus privilegios y, aunque no tenían demasiados bienes y se veían obligados a trabajar, tardaron bastante tiempo en asumir su condición de pueblo llano.
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asta bien entrado el siglo XX, Cantabria seguía perteneciendo al ámbito de lo rural y su economía era prácticamente autárquica y de subsistencia.
La gran diferencia entre desarrollo y demografía forzó a muchos a emigrar, siendo los destinos más buscados Andalucía y América, de donde surgen las figuras del jándalo y del indiano;el primero emigraba a Andalucía y el segundo a América ( caso de Antonio López López, quien tras diez años en Cuba volvió a España y gracias a su fortuna y buenas relaciones con la casa real fue nombrado Marqués de Comillas).
Fue en 1893 cuando tuvo lugar el incendio y posterior explosión en el puerto de Santander del carguero Cabo Machichaco, que acabó con las más de 500 vidas de los que se hallaban en las cercanías del puerto.
Con la pérdida en 1898 de las últimas colonias americanas, Santander sufrió un duro golpe económico, pues ello significaba el cierre casi total del comercio marítimo con las Antillas. Fue de este modo como la economía agropecuaria empezó a dirigirse hacia la producción lechera.
En 1912 finaliza la construcción del Palacio de la Magdalena, palacio que la ciudad ofrecería como regalo al rey Alfonso XIII de Borbón. Este hecho marca el comienzo de la consideración de Santander como "ciudad de verano" pues desde 1913 y hasta 1930, la realeza y nobleza españolas escogieron nuestra ciudad como lugar de veraneo y de descanso.
Al comienzo de la Guerra Civil, Santander formaba parte del bando republicano, hasta que en 1937 fue ocupada por el ejército del Norte que regía el general Dávila.
Tras finalizar las penurias de la guerra, Santander aún tendría que enfrentarse a otro desastre: un gigantesco incendio producido en el año 1941 que, propagado por el viento sur que reinaba ese día, acabó con más de 400 edificios del casco antiguo de la ciudad. Esta es la explicación de que nuestro núcleo antiguo sea, hoy en día, prácticamente inexistente.
Durante los años sesenta se vivió un despegue en el sector industrial, hecho que favoreció principalmente a Santander, Torrelavega, Maliaño, Reinosa y El Astillero.
Por fin llegamos a 1983, año en el que ya bajo un ambiente democrático, la provincia de Santander se constituyó en la Comunidad Autónoma de Cantabria.
Bibliografía: "Guía de Cantabria" editada por El País-Aguilar en 1992 y escrita por Juan Ramón Brotons
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30.000 a.C
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Primeros pobladores de Cantabria.
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14.500 a.C
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Realización de las pinturas de Altamira y Puente Viesgo.
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3.500 a.C
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Cantabria entra en el Neolítico.
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200 a.C
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Primera referencia escrita en Cantabria.
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29 a 19 a.C
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Guerras entre cántabros y romanos.
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Siglo I
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Momento de máximo esplendor de Iulóbriga.
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574
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Leovigildo somete a la ciudad cántabra de Amaya y crea el ducado de Cantabria.
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580
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San Millán difunde el cristianismo en Cantabria.
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721
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Derrota de los musulmanes en los Picos de Europa.
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739
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Alfonso, hijo del duque de Cantabria, es nombrado rey de Asturias.
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776-784
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Durante estos años, el Beato de Liébana escribe sus Comentarios al Apocalipsis.
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Siglo IX
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Se difunde el término Asturias de Santillana para la zona noroccidental de la actual Cantabria.
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1068
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Sancho II concede privilegios al puerto de San Emeterio (Santander).
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1163-1210
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Alfonso VIII concede fueros a las Cuatro Villas de la costa: Castro-Urdiales, Laredo, Santader y San Vicente de la Barquera.
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1248
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Barcos cántabros toman parte en la reconquista de Sevilla.
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1398-1458
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Vida de Íñigo López de Mendoza, primer Marqués de Santillana.
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1597
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Peste en Santander traída por los desembarcos de la Armada proveniente de Flandes.
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1754
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Se abre el camino carretero hacia la Meseta por Reinosa. Este mimo año, Benedicto IV transforma en Catedral la colegiata de Santander.
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1755
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Fernando VI otorga a Santander el título de ciudad.
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1775
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El puerto de Santander se abre al comercio americano.
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1778
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En la Casa de Juntas de Puente San Miguel se autoconstituye la provincia de Cantabria.
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1808 a 1812
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Ocupación por las tropas francesas de Napoleón Bonaparte.
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1879
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Descubrimiento de las pinturas de las cuevas de Altamira.
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1893
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Explosión en el puerto de Santander del carguero Cabo Machichaco, ocasionando más de 500 muertos.
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1912
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Finaliza la construcción del Palacio de la Magdalena.
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1913
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Alfonso XIII inicia sus veraneos en Santander.
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1932
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Fundación de la UIMP (Universidad Internacional Menéndez Pelayo)
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1941
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Gran incendio en Santander.
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1952
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Se celebra el I Festival de Santander.
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1983
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La provincia de Santander se constituye como Comunidad Autónoma de Cantabria.
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1991
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Se inaugura el teatro de Festivales de Santander.
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Bibliografía: "Guía de Cantabria" editada por El País-Aguilar en 1992 y escrita por Juan Ramón Brotons
Marino de Santoña, en 1492 ocupaba el cargo de contramaestre en la nao Santa María, junto a Colón. Fue el autor del primer mapamundi que incluía las tierras del Nuevo Mundo, considerado como una de las joyas más preciadas de la historia de la cartografía. |
Nacido en 1831, la mayor parte de su fama la debe al haber sido el descubridor, con la inestimable ayuda de su hija de las pinturas rupestres de la cueva de Altamira. |
Nacido en Polanco, pueblo cercano a Torrelavega, destaca como el gran novelista cántabro durante la segunda mitad del siglo XIX. Hizo de su tierra y de sus paisanos el marco de casi todas sus novelas ( Sotileza, Peñas Arriba...), las cuales ayudaron a fomentar cierto sentimiento regionalista del prácticamente carecemos los cántabros. |
Durante los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX, transcurrió la vida de este ilustre cántabro que merece estar entre los sabios. Durante sus 56 años de vida, recibió el honor de pertenecer como miembro de número a las cuatro Academias Españolas. |
Durante la primera mitad del siglo XX, destaca la obra de esta mujer que dedicó su vida a la literatura, cosechando grandes éxitos con sus libros. |
Menos afortunada que Concha Espina, pues la obra pictórica de esta mujer no llegaría a ser reconocida en nuestro país hasta después de su muerte. |
Poeta de la Generación del 27, cuya magnífica obra le llevó a ocupar un sillón en la Real Academia en 1947 y a recibir en 1980, junto con Jorge Luis Borges, el Premio Cervantes. |
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