lunes, 23 de noviembre de 2015

Historia territorial por países

Estados de la Confederación de Alemania del Norte

El gran Reino de Prusia – Un ejemplo de imperio olvidado

 
 
 
 
 
 
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Aunque se aparta de la línea de las civilizaciones antiguas, este articulo pretende mostrar que incluso un gran imperio que pervivió hasta el siglo XX en Europa ha sido prácticamente olvidado por la mayoría de la gente. Si esto sucede con un imperio tan reciente y con mucha bibliografía, ¿es extraño imaginar el gran desconocimiento que hay sobre las antiguas civilizaciones?     
 Prusia (en alemán Preußen y en polaco Prusy), fue el nombre de un territorio en las costas del mar Báltico, que acabaría dando nombre a un gran estado de Europa, precursor de Alemania, que aunque no existe en la actualidad, ocupa un lugar destacado en la historia europea, especialmente en el periodo comprendido entre el siglo XVIII y la Primera Guerra Mundial.

Prusia en el siglo XVIII
El reino de Prusia se estableció en 1701 con la unión del Electorado de Brandeburgo (gran beneficiado de la Paz de Westfalia que supuso el final de la Guerra de los Treinta Años) y el Ducado de Prusia bajo la dinastía Hohenzollern.  Su capital era Berlin.
Sin embargo, no fue hasta la Guerra de Sucesión Española y su fin mediante el tratado de Utrecht, que Prusia fue confirmado como un reino. Federico Guillermo I, primer rey de Prusia (1713-1740), transformo a su reino en una potencia militar. Se vio envuelto en la disputa por el territorio de Pomerania frente a Suecia, parte del cual le fue entregado mediante el Tratado de Estocolmo en 1720. Instauró una corte austera y eficaz, centralizando la administración financiera.
Federico siempre vestía uniforme militar y dedico gran parte de sus recursos al desarrollo del Ejército. La creación de la Guardia de Potsdam, fue su logro mayor en esta área. Su hijo y sucesor, Federico II el Grande, se alió con Francia (1740), aprovechando las dificultades de María Teresa I para afirmarse en el Trono austriaco y se anexionó Silesia a costa de la Casa de Austria, lo que desato la Guerra de Sucesión Austriaca (1740-48), a final de la cual obligó a María Teresa a reconocer la anexión de Silesia (25.000 km² y 125.000 habitantes) por parte de Prusia. En el transcurso de esa década formó un ejército de 150.000 hombres que convirtió a Prusia en el país militarmente más preparado del mundo.
Francia, Rusia y Suecia se aliaron contra Prusia para frenar su desarrollo. Comenzó la Guerra de los Siete Años en la que Prusia sólo contaba con el débil apoyo de Inglaterra lo que la llevó casi a sufrir la derrota, pero después recibió el apoyo de Rusia, gracias a Catalina la grande con la que se repartió Polonia.
En 1806 los triunfos de Napoleón Bonaparte contra Prusia en el marco de las guerras Napoleónicas y la instauración de la Confederación del Rin pusieron fin al sistema político multipolar del Sacro Imperio Romano Germánico. La ocupación francesa terminó en 1808, las tropas abandonaron Prusia tras la Convención de París, bajo la condición de que el ejército prusiano se limitase a un total de 42.000 hombres.
Lucha por la hegemonía alemana
En 1815, con la derrota del emperador francés, Prusia se anexó Renania según lo establecido en el Congreso de Viena y los príncipes alemanes crearon la Confederación Germánica de 39 estados independientes, salvo en el campo de la política exterior. Dentro de estos estados, Austria y Prusia se erigían como dominantes y se perfilaba nuevamente entre ellos una confrontación.
En 1834 Prusia instauró la Unión Aduanera del Norte de Alemania (Zollverein) de la cual Austria quedó excluida. En diez años se duplicó el comercio entre sus socios.
En 1864, Austria y Prusia estuvieron aliadas en la Guerra de los Ducados contra Dinamarca. De acuerdo con lo establecido en la Convención de Gastein que puso fin a ésta, el ducado de Holstein quedó bajo dominio de Austria, y los de Schleswig y Lauenburg bajo el de Prusia, pero ninguno de los dos países quedo satisfecho con el acuerdo.
En octubre de 1865, en una entrevista en Biarritz, el canciller prusiano Otto von Bismarck obtuvo de Napoleón III que Francia se mantuviera al margen de un previsible conflicto austro-prusiano, mientras que Prusia se comprometía a apoyar al recién nacido Reino de Italia para conseguir la anexión de la zona de Venecia. Napoleón pensó que el conflicto sería largo y le brindaría la oportunidad de actuar de mediador y tal vez conseguir ventajas territoriales. El emperador se comprometió a mediar ante los italianos, lo que se consiguió con la alianza ofensivo-defensiva contra Austria firmada en abril de 1866.
El canciller Bismarck entorpeció deliberadamente la gestión de la administración austriaca de Holstein y envió tropas a ese ducado, cuando Austria protestó ante la Dieta de Fráncfort (asamblea de la Confederación) y después de asegurarse la neutralidad de Rusia, y contando con su alianza con el reino de Italia. Baviera, Hannover, Hesse-Kassel, Sajonia, Württemberg y otros estados, apoyaron a Austria.
La disputa entre Austria y Prusia por la hegemonía de la unificación alemana se resolvió en 1866, con la victoria de Prusia en la Guerra de las Siete Semanas. Dicha unificación se dio en torno a la Confederación de Alemania del Norte, concebida por Bismarck, y que también sirvió para contener el liberalismo. El Reichstag fue inaugurado en febrero de 1867.
Imperio alemán
Guillermo I es proclamado Kaiser. La Guerra franco-prusiana estalló en 1870 y la victoria definitiva lograda por Prusia sobre los ejércitos de Napoleón III en este conflicto fue la cúspide que permitió unificar Alemania bajo el Segundo Reich alemán liderado definitivamente por Prusia.
El rey Guillermo pasó a convertirse en el Káiser Guillermo I, oficialmente en una ceremonia llevada a cabo en la Sala de los Espejos del Palacio de Versalles. A partir de este punto y hasta el fin de la Primera Guerra Mundial la historia de Alemania y la historia de Prusia se confunden.
Prusia después de los Hohenzollern
En 1918 Guillermo II abdica y se exilia, después de que Alemania capitulara en la guerra. El Tratado de Versalles estipula la anexión de gran parte del territorio de Prusia a la recién restablecida Polonia. Danzig y Memel, (ciudades prusianas del Báltico), fueron declaradas ciudades libres.
Estas medidas dividieron drásticamente el territorio prusiano, dejando a Prusia oriental totalmente separada del resto de Alemania. La situación creada por esta división es uno de los orígenes directos de la Segunda Guerra Mundial. El 24 de octubre de 1938, el gobierno Alemán solicito a Varsovia la devolución de la Ciudad libre de Danzig (unida aduaneramente a Polonia) y el permiso para tender una línea férrea y una carretera a través del corredor polaco, bajo el estatuto de extraterritorialidad. Varsovia rechazó la solicitud y de esta forma se precipito la invasión de Polonia el 1 de septiembre de 1939, lo que dio inicio a la Guerra Mundial.
Prusia subsiste como territorio autónomo bajo la República de Weimar hasta 1934, fin de la autonomía bajo el régimen nazi.

Disolución de Prusia
Al final de la Segunda Guerra Mundial la mayor parte de Prusia pasa a formar parte de Polonia -Pomerania- y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), con la ciudad de  Königsberg que hoy se conoce como Kaliningrado. Por decisión de los Aliados, en 1947 Prusia como unidad administrativa y Estado alemán es declarada oficialmente disuelta. En 1949 el territorio prusiano que paso a ser parte de la Alemania Oriental, fue dividido administrativamente en Brandeburgo, Sajonia-Anhalt y Mecklemburgo-Pomerania Occidental. Ese mismo año las fuerzas de ocupación en el oeste del país también realizan una división administrativa, creando los estados de Renania del Norte-Westfalia (RNW), Baja Sajonia, Hesse, Renania-Palatinado, Schleswig-Holstein y Baden-Wurtemberg.
Éxodo
Al acercarse el fin de la Segunda Guerra Mundial a principios de 1945, la población alemana de Prusia Oriental, Pomerania y Silesia emigró masivamente por miedo al avance del Ejército Rojo, abandonando en cuestión de semanas los territorios que habían poblado durante generaciones. Los vencedores de la guerra determinaron la expulsión masiva de las poblaciones alemanas del este europeo entre 1945 y 1948, la cual se basó en las decisiones de la conferencia de Potsdam para fijar la línea de los ríos Oder y Neisse como frontera oriental de Alemania, según lo acordado por el bando aliado en la Conferencia de Yalta.
Esta expulsión masiva de población alemana fue sostenida enérgicamente por la Unión Soviética como un medio de evitar toda posible reivindicación germana de territorios en la Europa Oriental, alegando que la supresión de las comunidades alemanas eliminaba todo pretexto para reclamaciones expansionistas germanas en el futuro (habiendo sido la presencia de minorías alemanas un argumento favorito de los nazis para justificar sus ambiciones). Gran Bretaña, y EEUU aceptaron el proyecto de Stalin aunque requiriendo en vano que dicha expulsión fuese lo menos dolorosa posible para los civiles.
Como resultado de los esfuerzos conjuntos de la URSS y Polonia (reestructurada como régimen comunista), se restableció la frontera alemana oriental aproximadamente en su situación del año 1181, mientras que algunos territorios eslavos históricos entre la línea Oder-Neisse y el río Elba permanecieron dentro del territorio alemán. En Checoslovaquia el recuerdo de la Crisis de los Sudetes impulsó al nuevo gobierno a efectuar la Expulsión de alemanes de Checoslovaquia para eliminar una minoría étnica tachada de deslealtad, y similar ejemplo fue seguido en todos los países de la Europa Oriental bajo influencia soviética.
Alrededor de 15 millones de alemanes de las provincias orientales históricas fueron expulsados de sus hogares y enviados a la RDA o a la RFA, revirtiendo en poco más de cinco años casi completamente los resultados de varios siglos de colonización alemana. Se calcula que un millón de civiles alemanes de la Europa Oriental perecieron durante la guerra, sea por combate directo o por los rigores de su huida a Occidente en los primeros meses de 1945. En 1950, la cantidad de alemanes étnicos residentes en Europa Oriental era sólo el 15% de la existente en 1939, resultando en una minoría étnica más reducida aún de lo que era antes.

Prusia surgió como potencia en el siglo XVIII debido a la labor que realizó la familiaHohenzollern, que gobernaba el Electorado de Brandeburgo desde el siglo XV. Este territorio dio origen después al Imperio Alemán cuya grandeza concluyó en la Primera Guerra Mundial (1914).
Primitivamente, Prusia fue un conjunto de pequeños estados aislados que los Hohenzollern unificaron. Carente de defensas naturales, crearon el mejor ejército de Europa para protegerse.

ORIGEN DEL ESTADO PRUSIANO

En la Alemania del Sur, vivía la familia de los Hohenzollern que en el Siglo XV prestaron dinero al Emperador Segismundo, recibiendo en cambio el pequeño territorio de Brandeburgo (1415).
Con el tiempo dicho territorio aumentó y los Hohenzollern llegaron a ser muy poderosos y hasta rivales de los otros señores.

EL GRAN ELECTOR

Un príncipe prusiano de la indicada familia, Federico Guillermo, llegó a ser uno de los Siete Electores de la corona y como su influencia era notable, se le dio el título de Gran Elector.
Años más tarde, los Hohenzollern recibieron por herencia el ducado de Prusia y comenzaron la tarea de agrandar su Estado hasta convertirlo en una gran nación.

LA OBRA DEL GRAN ELECTOR, Federico Guillermo

Federico Guillermo desarrolló una hábil política para engrandecer el nuevo Estado. En primer lugar, intervino en la Guerra de Treinta Años y después de firmarse el Tratado de Westfalia, recibió en recompensa la Pomerania Oriental y otros territorios a orillas de los ríos Elba, Wesser y Rhin.
Una ciudad llamada Berlín, comenzó a progresar rápidamente y como estaba casi al centro de dichos territorios, pronto se convirtió en la Capital.
Para poder desarrollar mejor sus planes políticos de engrandecimiento, el Gran Elector, Federico Guillermo inició la formación de un ejército de primer orden.

EL REINO DE PRUSIA

El Gran Elector de Brandeburgo, por haber combatido contra Luis XIV, durante la Guerra de Treinta Años, recibió como premio el título de “Rey de Prusia”, y desde entonces quedó formado el nuevo Estado, después convertido en una gran nación. Más tarde las potencias, al firmar el Tratado de Utretch, al terminar la Guerra de la Sucesión Española, reconocieron la existencia del Nuevo Reino de Prusia, que muy pronto se transformó en una gran potencia, debido a la sabia administración de Federico Guillermo I. llamado el Rey Sargento y de Federico II, llamado El Grande.

FEDERICO GUILLERMO I

Por ser fundador del poderío militar de Prusia se le llamaba “El Rey Sargento”. Teniendo apenas dos millones y medio de súbditos, poseía un ejército de 80,000 hombres. Como el reclutamiento de voluntarios le costó muy caro, estableció que todos los prusianos estaban obligados a servir en el ejército.
Para la preparación de los oficiales fundó una Escuela Militar, y poco a poco consiguió que Prusia poseyera el ejército mejor disciplinado de Europa.
Federico Guillermo I Prusia
Federico Guillermo I

FEDERICO II ó FEDERICO EL GRANDE

Federico II de Prusia, El Grande
Federico II de Prusia, El Grande
Fue indudablemente ,el más grande gobernante de la familia de los Hohenzollern.
Durante su juventud, sufrió mucho. Su padre le azotaba a menudo, porque no quería montar a caballo y emplear las armas en los ejercicios militares. Federico prefería la lectura, la música y el trabajo intelectual. En cierta ocasión, para huir de los castigos paternos, se puso de acuerdo con un amigo, a fin de escaparse ambos a Inglaterra. Descubierta la maniobra, se le encerró en una fortaleza. El amigo fue sentenciado a muerte y decapitado.
Siendo ya monarca, fue modelo de laboriosidad. Se levantaba a las cuatro de la mañana, trabajaba todo el día y dictaba, a veces, a cuatro secretarios.
Tuvo excelentes cualidades de guerrero, de estadista y de hombre de letras.
Como guerrero se reveló consiguiendo grandes victorias en la Guerra de los Siete Años (1757-1763). Dicha guerra se originó por el rápido desenvolvimiento de Prusia, que provocó la desconfianza de Francia, Austria y Rusia. Federico el Grande luchó contra sus tres adversarios y después de vencerlos logró salvar a su patria de una repartición segura. Como estadista, Federico hizo progresar las ciudades de su reino y fomentó la agricultura en Brandeburgo mediante el abono de las tierras improductivas.
Como propulsor de las letras, supo favorecer a grandes escritores. El gran filósofo Voltaire vivió en su Corte durante mucho tiempo. Tenía el orgullo de decir que pertenecía al grupo de los“Déspotas ilustrados”.
Durante su reinado tuvo lugar la guerra contra Austria, llamada también Guerra de Sucesión (1740). María Teresa, hija del Emperador Carlos VI, recibió en herencia el reino de Austria, que poseía grandes riquezas. Esto provocó la codicia de Federico el Grande, y estalló la guerra entre ambos. Federico se apoderó de Silesia, perteneciente a María Teresa. La reina austríaca no tenía fuerza para oponerse a estos despojos, pero salvó su reino debido a la valentía de los húngaros, sus vasallos, que derrotaron a los invasores. Sin embargo, Federico el Grande logró apoderarse siempre del territorio codiciado.
Prusia intervino en esta época (1772) junto con Austria y Rusia, a los vergonzosos repartos de Polonia.
Mediante tres invasiones sucesivas, Federico II consiguió con sus aliados que Polonia fuera mutilada 3 veces, hasta que por fin desapareció del mapa (1795). En estos repartos, Prusia adquirió territorios en el rio Vístula, Varsovia y toda la región occidental.
Mapa del Reino de Prusia
Mapa del Reino de Prusia
Escrito por Historia Universal

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