sábado, 5 de diciembre de 2015

Arquitectura - Estilos arquitectónicos

Arquitectura manierista en España

La iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles se sitúa en el municipio de Chelva, en laprovincia de Valencia. Se trata de un edificio de arquitectura religiosa construido entre los siglos XVII y XVIII de estilos manierista y barroco, que posee una importante colección de pintura y orfebrería.

Esta iglesia de planta de cruz latina, con capillas laterales y crucero de igual profundidad inscrita en un rectángulo, está inspirada en la romana iglesia del Gesù de Jacopo Vignola. Cuenta con el primer campanario barroco y la mayor cúpula del momento en la región que hoy es la Comunidad Valenciana, así como una grandiosa portada manierista extraordinariamente trabajada. Su ornamentación interior es característica de su autor, el navarro Juan Pérez Castiel (1650-1707), uno de los mejores arquitectos de su época que trabajo en muchas iglesias valencianas.
La nave se cubre con bóveda de cañón, reforzada con arcos fajones, en la que se abren en cada tramo sus correspondientes lunetos, en cuyos arcos formeros se sitúan grandes ventanas rectangulares que iluminan la misma. El profundo presbiterio también se cubre con bóveda de cañón, pero sin lunetos, y sustituyendo los arcos fajones por un casetonado rectangular.
La gran cúpula del crucero es circular y de tambor bajo. En él se abren ocho ventanas enmarcadas de rocalla, y todo descansa en cuatro pechinas cubiertas por la típica decoración de Pérez Castiel: ángeles tenantes que portan escudos alegóricos, rodeados de un vigoroso amontonamiento de retorcida hojarasca.
Destacan las puertas de la sacristía y de la antigua capilla de la Comunión por su densidad ornamental: dos columnas salomónicas soportan un entablamento, iniciando muy pronto una brusca elevación hacia el centro, diluyéndose en una serie de motivos orgánicos guardando simetría.
En las ventanas del crucero Pérez Castiel adelanta una solución que quince años más tarde se incorporaría al repertorio barroco más utilizado: el arquitrabe escalonado. En conjunto, la decoración es magnífica, y muy característica de Pérez Castiel y su aparatosidad no resulta agobiante, dadas las proporciones del templo.
La fachada manierista, nada tiene que ver con la decoración efectista y bulliciosa del interior. Se trata de una portada retablo, que se compone de cuatro pisos de tres vanos cada uno, excepto el último que solo tiene uno. Los vanos quedan separados por semicolumnas pareadas superpuestas, de abajo a arriba, dórico, jónico, corintio y compuesto con sus órdenes. A medida que se sube, la transgresión del canon aumenta: los fustes de las columnas van adoptando ornatos contenidos y van reduciendo su altura sin reducir la distancia entre ellas. Esto junto a la continuidad de las cornisas, hace que las proporciones se horizontalicen y achaten. Como rareza resalta que el acceso se realiza por dos entradas laterales quedando el vano central ciego.
El campanario es de planta cuadrada y rematado por una estructura típica en ladrillo, donde el templete de coronamiento está asegurado por cuatro contrafuertes de perfil rectangular dispuestos en diagonal. Cada uno de ellos se perfora con un arco de medio punto y soporta un aletón macizo que lo une con la espadaña que se cubre con un acusado tejadillo de teja azulada a cuatro aguas.
La capilla de la Comunión más tardía, fue acabada en 1770, se sitúa en el costado derecho y es como una réplica a menor escala del templo, aunque su presbiterio es semicircular y su decoración menor.

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La iglesia conventual de San Buenaventura de Sevilla se encuentra en la calle Carlos Cañal, en pleno Casco Antiguo.

Se comienza a construir hacia el año 1622 siguiendo las trazas del arquitecto Diego López Bueno. Las obras debieron ir a buen ritmo, pues ya en 1626 Francisco Herrera el Viejo comienza con el diseño de las yeserías, ejecutadas por los maestros de obras Juan Bernardo de Velasco y Juan de Segarra, y de las pinturas murales al fresco realizadas por el propio Francisco de Herrera sobre la cúpulay las pechinas que las soportan y sobre las superficies curvas de las bóvedas de cañón de las naves.
La iglesia, de planta rectangular y crucero poco resaltado, sufre distintas transformaciones a lo largo de su historia, siendo una de las más importantes la intervenida en el siglo XIX, a través de la cual pierde una de las tres naves que poseía inicialmente (la de la izquierda), cuando en la "fiebre de los ensanches" fue abierta la calle Bilbao.
En su interior, el frente queda presidido por un notable retablo de estilo barroco que cubre todo el testero del fondo del presbiterio; una pieza excepcional tallada en madera y dorada, separada en tres calles, y que se remata en forma curva adatada al paramento. Dicho retablo procede de un convento de la localidad de Osuna y puede datarse en los años finales del siglo XVIII. Flanqueado por imágenes de santos y de ángeles en madera policromada y ubicadas sobre las columnas que conforman las "calles", su centro lo ocupa un camarín que contiene una Inmaculada de candelero conocida popularmente como «la Sevillana», que anteriormente estuvo en el derribado convento Casa Grande de San Francisco.
En esta iglesia reside la Hermandad de la Soledad, que realiza su estación de penitencia en la tarde de el Viernes Santo de la Semana Santa sevillana. A la izquierda, y en un retablo lateral de factura moderna se venera la Virgen de la Soledad, mientras que el Crucificado de la Salvación, de la misma Hermandad, recibe culto a los pies de la nave de la derecha.
La iglesia, a partir de la restauración de los franciscanos en la ciudad de Sevilla hacia la mitad del siglo XIX, está regida por los propios frailes menores.

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