Inventores de España del siglo XVIII
Ramon Farguell i Montorcí (Berga, 1769 - ibídem, ¿?) fue un carpintero que, durante laRevolución Industrial, inventó una máquina de hilar llamada berguedana o maixerina usada hasta 1870 y que aumentaba el rendimiento. Con sus 130 púas ganaba a la spinning jenny deJames Hargreaves con solo 40 púas. Su invento dio un gran impulso a la industria algodoneracatalana.
Bergadana y maixerina son los nombres que se dio a una máquina de hilar diseñada por el carpintero Ramón Farguell entre los años 1790 y 1795.1
Las denominaciones se deben al gentilicio de la localidad de Berga y al apodo de su inventor (el «Maixerí»).2
Esta hiladora permitía hilar a la vez con más de un huso o púa, incrementando el rendimiento. Así, con sus 130 púas, aventajaba la Spinning Jenny del inglés James Hargreaves, que sólo tenía 40 estando ya esta atrasada con respecto a la más nueva hiladura Mule Jenny de 1320 púas inventada en Inglaterra ya entre 1776-1779. Estas mejoras en la nueva maquinaria textil dio un gran impulso a la industria algodonera catalana, al sustituir una parte de las importaciones de algodón hilado por las hilaturas locales. No obstante, la precoz industrialización no tuvo una continuidad en el tiempo que permitiera una revolución industrial en España similar a la revolución industrial inglesa.3
La máquina se usó hasta 1870.
Ramón Fernández Reguero (Serantes, 1775 - Tapia de Casariego, 1840) fue un científico, agronomista e inventor español.
Fernández Reguero nació el 27 de agosto de 1775, en el lugar de Jarén, en la parroquia asturiana de Serantes, perteneciente entonces al concejo de Castropol. Cursó matemáticas en laReal Academia de San Carlos de Valencia, y obtuvo el título de Topógrafo en la de San Fernando de Madrid. En 1810 formó parte como vocal de la Junta Patriótica del Partido de Castropol, que luchaba contra la invasión napoleónica, y habiéndose instalado con motivo de la guerra en la Vega de Ribadeo (actualmente Vegadeo) la Fábrica de Armas de Asturias, Fernández Reguero inventó un carro de fuego de mucha ventaja no sólo contra la Infantería sino contra la Caballería enemiga, cuyos usos y ventajas hizo demostrables; y dado que inmediatamente antes se dice que había ideado también el método de conducir en los carros del país los cañones de campaña, en tal contexto ese carro de fuego sólo puede entenderse como un vehículo militar movido por máquina de vapor.
En 1811 se reanudaron las enseñanzas del Seminario de Educación del Partido de Castropol en la Vega de Ribadeo, fundado y dotado en 1726 por el obispo de Osma Jacinto Valledor, y Fernández Reguero fue nombrado su director y catedrático de agricultura, ejerciendo durante años una impresionante labor académica y técnica, siendo la auténtica alma de la institución. Entre otras cosas muy notables en 1836 inventó -en el más amplio sentido de la palabra, es decir proyectó, diseñó, construyó e hizo funcionar ante una comisión técnica de la que formaba parte el célebre Guillermo Schulz- un vehículo para labores agrícolas propulsado por máquina de vapor.
Estas dos invenciones constituyen sin duda importantes hitos de la Historia de la tecnología en España, y también sin ninguna duda de las historias universales de la maquinaria agrícola y de los vehículos militares. Fernández Reguero fue pues un indudable precursor del carro de combate y del tractor agrícola.
La amplitud de las inquietudes de Fernández Reguero está ilustrada por el polifacético título de una de sus obras fundamentales, publicada en Lugo en 1837: Colección de ideas ó apuntes relativos a prácticas electorales, influjo político de las disensiones locales, sistema legal de reemplazo del ejército de mar y tierra, enseñanza agraria aplicada, protección del trabajo de los agentes agrónomos y su estabilidad local, memorias y cartillas agrarias, descripción de aperos, máquinas, e instrumentos aplicados a la agricultura, minería, acarreo, geodesia, topografía, etc. etc. etc..
Finalmente, como muestra de su honradez intelectual, recojamos esta preciosa confesión suya:A pesar de que conozco todas las ventajas y aún necesidad de esta división [la de las provincias de Oviedo y Lugo "por la sierra del Palo que desde Degaña termina en el océano en los límites del concejo de Navia y Valdés"] no soy capaz de solicitarla y sostenerla por la preocupación de asturiano, debilidad que no me atrevo a vencer por más que sea humillante y antifilosófica.
La Sociedad asturgalaica de amigos del país, con sede en Castropol, reeditó en 2006 una de las obras claves de Fernández Reguero, suAplicación del vapor al transporte general sobre caminos comunes.
Diego Marín Aguilera (Coruña del Conde, 1757 - ibídem, 1799) fue un inventor español, uno de los precursores de la cienciaaeronáutica en España.
Vida y vocación
Hijo de Narciso y Catalina, medianos agricultores y ganaderos, la muerte del padre dejó al primogénito, Diego, al cargo de siete hermanos, acentuado su sentido de responsabilidad y el carácter emprendedor del que dio sobradas muestras. Ingenioso en extremo y dotado de una gran inteligencia natural, Diego fue ideando pequeños inventos con los que facilitaría el trabajo de sus vecinos: un artilugio para mejorar el funcionamiento del molino que aún se conserva sobre el Arandilla, otro para los batanes o molinos de agua y otro para aserrar los mármoles de las canteras de Espejón.
Diego Marín y la aviación
A causa de sus preocupaciones sobre la mecánica del viento en los molinos, Diego Marín concibió la idea de poder llegar a volar como las aves, y en las horas que en el campo se dedicaba al pastoreo y a la agricultura estudió el vuelo firme y sereno de las águilas que remontaban por encima de la torre almenada del castillo. Así maduró la idea de construir un aparato más pesado que el aire para transportar a una persona. Hizo trampas para cazar águilas y buitres y poder estudiar sus alas y conseguir sus plumas, con las cuales construyó un aparato volador. Estudió detenidamente el movimiento de las alas y cola de las aves y proporcionó el peso del cuerpo a la longitud de éstas. Con ayuda del herrero del pueblo preparó el armazón y unas articulaciones de hierro de forja para las alas que les daban cierto movimiento de abanico, y unos casquillos o estribos donde habían de ir embutidos los pies, construyendo así una enorme máquina-pájaro después de seis años de intensos trabajos.
La noche de 15 de mayo de 1793, acompañado de su confidente Joaquín Barbero y una hermana de éste, pusieron el gran avión de plumas en la peña más alta del castillo, y desde allí emprendió su vuelo, diciendo: "Voy a Burgo de Osma, de allí a Soria y volveré pasados unos días". Alcanzó de "cinco a seis varas" de altura sobre el punto de partida tomando, efectivamente, el rumbo de Burgo de Osma, hasta tomar tierra al otro lado del río después de haber hecho un recorrido de "431 varas castellanas" (unos 360 metros). El motivo del rápido aterrizaje fue la rotura de uno de los pernos que movían las alas. A la mañana siguiente al despertar los vecinos de Coruña y enterarse de lo acontecido en aquella noche emotiva de mayo, se mofaron de su convecino Marín, creyéndole loco, e incendiaron el plumífero aparato como cosa diabólica.
Seis años más tarde murió en su pueblo natal a la edad de 44 años.
Curiosidades
- El Aeropuerto de Burgos tiene, desde mayo de 2009, una placa en homenaje a Diego Marín y su hazaña.1
- En su pueblo natal existe un avión, monumento del Ejército del Aire de España a Diego Marín, precursor de la aviación.2
- El Programa de televisión Al filo de lo imposible, realizó un programa en conmemoración de Diego Marín Aguilera aprovechando el bicentenario del vuelo de Diego Marín.
- Hay una película sobre este personaje y su hazaña titulada "La fabulosa historia de Diego Marín", de 90 minutos, filmada en 1996 en los escenarios naturales de su vida.
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