La pequeña y elegante silueta de cuello largo y fieramente erguido, que nada en la charca, corresponde al Zampullín Cuellinegro, más pequeño y ligeramente más rechoncho que el Somormujo Lavanco.El ceremonial de sus paradas nupciales es análogo al del lavanco, pero es más difícil de observar, ya que tiene lugar por la noche entre los carrizos, donde esta especie oculta el nido. Para estar aún más seguros suelen instalarse junto a una colonia de gaviotas o fumareles, que se encargan de ahuyentar los intrusos o por lo menos de señalar su proximidad. Ultima precaución, común a todos los somormujos: cuando el adulto que está incubando es espantado, recubre los huevos con restos de vegetación antes de abandonar el nido.
En España la mayor cantidad de zampullines cuellinegros cría en las Marismas del Guadalquivir, donde la población, muy fluctuante según el nivel de agua, puede alcanzar algunos años varios centenares o incluso millares de parejas, y otros casi no reproducirse. En invierno se observa en algunas zonas alejadas de su área de cría.
Identificación: Cuello negro; orejas doradas en forma de abanico detrás de los ojos; pico gris azulado ligeramente curvado hacia arriba; sexos iguales.
Nidificación: Frecuentemente en colonias; el nido, construido por ambos sexos, es un montón de hierbas acuáticas en el agua, asentado o anclado en la vegetación; pone en abril junio 3 ó 4 huevos blancos, aunque pronto se manchan porque los padres los cubren de hierba cuando dejan el nido; incubación, alrededor de 21 días, por la pareja; los pollos, alimentados por los padres, dejan el nido al nacer, pero ocasionalmente los transportan los adultos en sus dorsos durante unas 4 semanas.
Alimentación: Peces; insectos de agua dulce.
Hábitat: Marismas y zonas palustres.
Uno de los más vistosos pájaros de nuestros estanques y lagunas es el Zampullin Cuellinegro Podiceps nigricollis. Los adultos en plumaje primaveral tienen la cabeza, cuello y espalda de color negro. En los ojos nacen hacia la nuca unas plumas alargadas de color amarillo dorado muy brillantes que, naturalmente, resultan muy llamativas sobre el fondo oscuro del resto de la cabeza. El color negro de las partes superiores está ribeteado por debajo de castaño. Las alas son marrones muy oscuras y en ellas se distinguen al volar las blancas secundarias. Por debajo es muy blanco. Las plumas del píleo están normalmente erizadas, lo que da al pájaro el aspecto de poseer un moño sobre la frente. Los ojos tienen un color naranja rosado muy vivo; el pico es azul grisáceo con la base rosada y las patas son verdosas o gris azuladas. La mandíbula inferior de este zampullín está claramente curvada hacia arriba en la punta y un poco la superior, lo que da a todo el pico una apariencia muy curva, más de lo que es en realidad.
En plumaje de otoño e invierno pierde totalmente las brillantes plumas amarillas de la cara y todas las partes superiores son entonces marrones muy oscuras y las inferiores blancas. El color oscuro de la cabeza se extiende por debajo de los ojos. Los jóvenes del año son más parduzcos y tienen el cuello más manchado por delante que los adultos.
La diferenciación entre estos zampullines y los otros dos que pueden ser observados en la Península Ibérica durante el invierno no es fácil. Su tamaño es muy similar al Zampullín Cuellirrojo Podiceps auritus, con el que puede ser fácilmente confundido. La mejor distinción, si este último se observa a no mucha distancia, es que el cuellirrojo no tiene el pico curvado hacia arriba en la punta, sino recto y que el color oscuro de la parte superior de la cabeza no llega hasta debajo de los ojos. Podiceps auritus tiene en conjunto los carrillos o mejor la zona de los oídos netamente más blanca que Podiceps nigricollis.
El Zampullín Cuellinegro es una especie que en realidad ha sido poco estudiada, porque resulta difícil poder observar de cerca a este pájaro tan esquivo, quizás el más tímido de todos los somormujos europeos. Durante la reproducción vive en lagunas y marismas con densa vegetación de carrizos y otras plantas acuáticas y en el otoño e invierno nada al descubierto en medio de lagos, embalses y, sobre todo, en lagunas costeras, estuarios y costas. Al oscurecer es muy activo, incluso durante la cría, alejándose entonces de la cobertura vegetal y saliendo al centro de las lagunas. Cuando se zambulle no lo hace iniciando un salto, sino suavemente sin apenas mover el agua de la superficie. Nada muy bien y bucea a gran profundidad, a menudo durante un período de hasta 50 segundos. Más corrientemente lo hace por espacios de 20-25 segundos. Es poco dado a volar aunque a veces lo hace con rapidez y potencia. Como el Zampullín Común, suele permanecer hundido en el agua asomando únicamente la cabeza y a veces sólo el pico, con lo que es difícil descubrirlo entre la espesa vegetación. Es más sociable que Tachybaptus ruficollis, juntándose en bandos considerables durante el otoño e invierno y anidando en colonias. Fuera de la época de la cría puede vérsele también solitario en los estuarios del norte de Iberia, alguna vez en parejas. En las rías gallegas se observan pequeños grupos y en el Sur puede concentrarse en bandos muy numerosos. Lo mismo que sucede con otros somormujos, los adultos transportan sobre su espalda a los pollos.
La representación de las voces de estos pequeños somormujos resulta siempre muy subjetiva. Varios observadores oyen de diferentes maneras el mismo sonido. Tucker (1940), abundando en esta misma opinión, da un resumen de los principales sonidos que el Zampullín Cuellinegro emite, captados por un experto ornitólogo buen conocedor de esta especie. Para él no hay ninguna duda de que la habitual voz del Zampullín Común no se parece en nada a la denigricollis y no puede haber confusión. Éste lanza, cuando forma bandos, una nota de alarma o llamada que puede representarse como ¡uui! o ¡uéit! no tan áspera ni en tono tan alto como la similar del ruficollis. Durante la parada nupcial claramente emite un suave y musical «¡¡juuiit!!» o ¡¡puuip!!» y el canto del macho podría representarse como un repetido «¡¡vida... vida...!!», sonido más duro y alto que el de ruficollis, un «¡bib-bib-bib!» más dulce y suave.
Tal como sucede en la mayoría de los somormujos, los insectos acuáticos son fundamentales en la alimentación. Los de los órdenes Dermáptera, Odonata, Hemíptera y sobre todo Coleóptera, alcanzan cotas muy elevadas en la dieta de este zampullín. En los análisis efectuados del contenido estomacal de individuos capturados en invierno se deduce que en esta estación crustáceos y pequeños moluscos son importante base de la alimentación posgenerativa. Igualmente en los buches se han encontrado también considerables cantidades de plumas. Aunque se creía que los peces eran sólo una parte ocasional en la dieta, está ahora bien comprobado que pueden llegar a constituir la mayor parte de la biomasa consumida.
Esta especie no parece ser tan agresiva como el Zampullín Común. Las parejas ocupan su territorio, una zona muy reducida entre la vegetación, con frecuencia formando grandes colonias y, sucede a veces, que los primeros días de su establecimiento en el mes de marzo y ocasionalmente en los últimos días de febrero, algunos machos luchan entre sí con gran encarnizamiento. La parada nupcial se parece mucho a la representada por el Somormujo Lavanco Podiceps cristatus y ha sido bien observada y estudiada desde hace muchos años por los ornitólogos En síntesis, ésta consiste en una iniciativa del macho que se sumerge en el agua y sale a la superficie a poco menos de un metro delante de la hembra, que ya le espera con el cuello situado horizontal sobre el agua y las alas abiertas. Inmediatamente ambos estiran sus cuellos hacia arriba y se colocan uno frente al otro sin tocarse, «pecho con pecho y pico con pico», permaneciendo así los pájaros hasta 15 segundos en que, sacudiendo la cabeza, inician un desfile nupcial, nadando uno al lado del otro hasta la vegetación de carrizos más próxima. Naturalmente esta representación del celo descrita hace ya muchos años por el ornitólogo inglés Pike, admite variaciones en función de la diferente conducta de cada pájaro y sus reacciones si en las proximidades existe un zampullín intruso, lo que suele suceder a menudo.
Ya se ha comentado la costumbre de esta especie de anidar en colonias a veces de considerable tamaño, pero en general en Iberia sólo están formadas de pocas parejas en lugares apropiados, como puede ser la Laguna de Gallocanta en Zaragoza u otras del levante español, aún no debidamente protegidas. Las mayores colonias están, según parece, en las marismas del Guadalquivir. El nido está formado por materia vegetal casi podrida que ambos adultos extraen del fondo de la laguna o de sus orillas. Construido en aguas muy someras, aumenta mucho de tamaño durante la incubación por el continuo aporte de más material por los pájaros y porque con frecuencia las plantas acuáticas al crecer no sólo lo ocultan más, sino que a veces parece que lo levantan. La puesta consiste en general en 3-4 huevos, raramente 5 y ocasionalmente 2 (Witherby), pero puestas hasta de 8 han sido comprobadas también. Su forma es ovalada y el color blanco al principio, pero tiñéndose en seguida de oscuro y al final de la incubación pueden llegar a ser casi negros. Jourdain da para 100 huevos un promedio de 43,08 X 29,74 mm. Las primeras puestas se pueden encontrar a partir de la segunda quincena de abril, pero más adelante, en pleno mayo, son más frecuentes. La incubación comienza con el primer huevo y ambos sexos toman parte en ella de la misma forma que el Zampullín Común. A los 20 ó 21 días nacen los pollos, que son negruzcos por encima con rayas estrechas de color gris a los lados de la cabeza por encima mismo de los ojos. Las partes inferiores son blancas y el pico tiene dos rayas negras transversales muy notorias. Los jóvenes son atendidos por los adultos que los transportan en la espalda y allí uno de los padres los ceba con asiduidad y es curioso ver como se traspasan uno a otro los pequeños zampullines. A los 17 días de vida ya pueden bucear muy bien aunque continúan siendo atendidos por los padres. La posibilidad de hibridación con el Zampullín Cuellirrojo Podiceps auritus en los lugares de Europa donde estas dos especies coinciden como reproductoras, ha sido sugerida por el ornitólogo inglés Dennis (1973).
Como sucede con los demás zampullines, pronto, no más tarde de los últimos días de julio, los zampullines cuellinegros jóvenes se dispersan por costas y estuarios, pero manteniendo una mayor concentración en lagunas salobres próximas al litoral.
El Zampullin Cuellinegro se reproduce discontinuamente, de forma local y a menudo cambiando cada año las colonias de emplazamiento por el centro y sur de Europa, desde el sur de Suecia hasta el sur de Iberia, Sicilia y el Mar Negro, alcanzando Asia central a través del sur de Turquia. En Gran Bretaña es muy escaso y está confinado a dos o tres lugares en las tierras bajas de Escocia central, y es esporádico en otros lugares.
En Iberia anida diseminado por lagunas de casi toda la mitad Sur, faltando en el Norte, aunque existen ahora lugares, colas de embalses principalmente, no suficientemente explorados. Bernis (1966) estimaba la población de las marismas del Guadalquivir como la más importante. Pero no hay duda de que en otras zonas existen buenas colonias de este zampullín. Así, según Aragüés et al. (1974), en la Laguna de Gallocanta se reproducen no menos de 50-55 parejas confundidas entre los nidos de Zampullin Común y en la colonia de Fumareles Cariblancos Chlidonias hybridus.
La presencia invernal de zampullines cuellinegros en la Península Ibérica es conocida a través de los numerosos censos que se han realizado por los ornitólogos españoles. Así ha quedado claramente determinado que existen dos núcleos principales de zampullines invernantes. Uno corresponde a las marismas del Guadalquivir, que Bernis estima como el más importante. El otro está situado en las provincias levantinas con especial concentración en la provincia de Alicante. Allí se censaron en enero de 1972 un total de 471 zampullines cuellinegros. En la mitad norte de Iberia la población invernante es escasa y está muy diseminada, observándose zampullines sueltos por las costas cantábricas, rías gallegas y en los embalses de la Meseta castellana. El delta del Ebro que podría reunir una considerable población, sorprende, sin embargo, por lo exiguo del número censado allí en diferentes ocasiones. En el invierno de 1973-74, Muntaner et al. solamente observaron en el delta un total de 15 Podiceps nigricollis. En la exploración aérea realizada en noviembre de 1973 y en enero de 1974 en las marismas del Guadalquivir por Walmsley y colaboradores, se obtuvo una cifra de zampullines cuellinegros que resulta altamente pobre para la población que Bernis supone inverna en aquellos parajes. Veinte individuos, la mayoría (15) en la laguna de Medina, no pueden dar una idea exacta de la situación. Debe tenerse en cuenta que muchos ornitólogos no prestaron atención a estos pájaros y que probablemente una avioneta no sea el mejor procedimiento para observarlos. Prueba de ello es que la mayoría censada estaba en una laguna que fue bordeada a pie por los observadores. Las condiciones de extraordinaria sequía de las marismas y otras como la creciente y densa contaminación de las aguas y los limos pueden falsear en un momento dado el cálculo de la población marismeña invernal de nigricollis.
En el censo efectuado en enero de 1973 en las salinas de La Mata, cerca de Torrevieja, Alicante, por Mac Ivor y Navarro se dieron como invernantes varios millares de ejemplares. Mac Ivor in littera (1975) aclara que hubo un error involuntario en la apreciación y donde se dijo «millares» deberían ser «centenares». Esto es explicable en una especie como ésta y sobre todo cuando se ve a gran distancia. Mac Ivor considera que «los dibujos y rasgos del plumaje de los patos se esconden y confunden a 400 ó 500 metros de distancia; por lo general las aves parecen oscuras y los puntos o manchas blancas pueden perderse o confundirse con puntos relumbrantes del agua o del oleaje». En el censo que este naturalista realizó en enero y febrero de 1975 pudo identificar en la laguna de La Mata varios centenares dePodiceps nigricollis que se concentraban con preferencia en aguas someras del sector sur de la laguna, donde la vegetación de carrizos no existe cifra que sin duda es la habitual todos los inviernos en aquella zona. Esta laguna es de agua salobre y su concentración salina es superior a la del agua del Mediterráneo. Un Zampullín Cuellinegro que había sido anillado en el Lago Costanza (Suiza) en el mes de agosto, fue capturado en enero en el noroeste de Iberia.
Zampullín Común
Tachybaptus ruficollis 26 cm.
El cortejo del Zampullín Común se centra alrededor de un extraño «canto de amor» o más bien dúo de amor, pues macho y hembra se encaran uno con otro en el agua emitiendo ambos un canto relinchante. También hay algunas peleas y persecuciones y a veces el macho da a la hembra un simbólico presente de hierbas.
El Zampullín Común, llamado también Zampullín Chico, es el más pequeño de nuestros somormujos y está extendido por todas las aguas interiores. Cría en charcas, lagunas, remansos y algunas veces en parques de ciudades. En verano, la mancha clara en la cara del ave es un buen detalle para su identificación. El macho tiene el mentón negro y las mejillas, cuello y pecho, castaño-rojizo; en invierno, el mentón es blanco y pardas las áreas castañas.
Como todos de esta familia, podicipedidae, el Zampullín Común tiene un vuelo raso y recto, con el cuello estirado, manteniéndolo más bien por debajo del nivel del cuerpo, y con las patas colgándole detrás. Despega del agua con chapoteo y nada y se sumerge sin dificultad. En tierra es un ave torpe, saliendo a ella lo menos posible. Los pollos, que casi nadan al nacer, trepan al dorso de los padres, ocultándose allí en respuesta a la nota de alarma «uit-uit».
Identificación: El más pequeño de los zampullines ibéricos y el único que carece de adornos cefálicos durante todo el año; en verano, dorso pardo oscuro, con pecho, garganta y mejillas castaño rojizas y pequeña mancha pálida en la cara; más claro en invierno; hembra más apagada que el macho.
Nidificación: Ambos sexos construyen nido en una maraña flotante de hierbas, acuáticas, a veces asentados, o a veces anclados a la vegetación; pone de abril a junio de 4 a 6 huevos blancos, pronto manchados por la hierba; incubación, unos 24 días, por ambos sexos; los pollos, alimentados por ambos padres, son capaces de nadar casi al nacer; dos crías, a veces tres.
Alimentación: Pececillos; camarones; ninfas de libélulas, escarabajos acuáticos, otros insectos y moluscos de agua.
Hábitat: Aguas continentales.
El Zampullín Común Tachybaptus ruficollis el más pequeño y a la vez el más abundante de los somormujos europeos y quizá el más escondedizo de todos, por lo menos durante la época de la reproducción. En ella los adultos tienen el plumaje de las partes superiores, incluida la cabeza, de color marrón negruzco. Los carrillos, la garganta y parte anterior del cuello son castaño rojizo. El pecho es parduzco y el resto de las partes inferiores es de color blanco grisáceo, más oscuras en los flancos. Los ojos son marrón rojizos, rojo brillante en la época de la cría; el pico es negro con la punta blanca y en él es muy visible la base de color verde amarillento. Las patas y pies son verde oliva o grisáceos. En conjunto este pequeño pájaro presenta un aspecto redondeado y de cuerpo romo, sin cola. El pico es fuerte, proporcionalmente y puntiagudo. A partir del mes de agosto comienza una muda que cambia completamente la coloración de su plumaje. Pierde las plumas de las alas con rapidez y en apariencia y visto de lejos su plumaje es pardo con las partes superiores más pálidas que durante la reproducción, desapareciendo también el color rojizo del cuello. Las partes inferiores son entonces muy blancas.
Los jóvenes del año pueden ser distinguidos por las manchas blancas bien definidas que tienen en los lados de la cabeza.
La identificación de este pájaro no ofrece dudas, pues a su pequeño tamaño y coloración de plumaje ya descrito, une el ser el único somormujo europeo que no desarrolla durante la reproducción las plumas ornamentales tan características de los demás somormujos. También es muy característica la forma de la parte final del cuerpo. Normalmente lleva las plumas de ella de forma que le dan una apariencia aún más chata, como si de la popa de un barco se tratara.
Al volar lo hace en general por cortas distancias, muy bajo sobre el agua. En migración su vuelo es más alto, pero con frecuencia se le puede también ver a pocos metros de la superficie del mar. Sobre la tierra vuela alto, pero no lo suficiente para que su voz no pueda ser escuchada. Los demás somormujos europeos tienen menos tendencia a volar. El Zampullín Común se zambulle en seguida que se le sorprende y es muy tímido, en especial durante la reproducción. A distancia y con poca luz puede ser confundido en esta época con los jóvenes de ZampuIlín Cuellinegro Podiceps nigricollis, pero su plumaje es mucho más marrón por encima y el pico más recto, además de tener el cuerpo corto y romo por detrás.
Se zambulle continuamente y permanece bajo el agua por períodos que no suelen superar los 15-20 segundos. Si se espera a que reaparezca y se le sigue, vuelve a zambullirse de nuevo, pero si se insiste levanta el vuelo, batiendo rápidamente las alas y se aleja una corta distancia solamente. La segunda zambullida dura poco y se nota que el pájaro necesita un tiempo prudencial para recuperarse. Durante la reproducción es frecuente que si está alarmado sólo asome fuera del agua la cabeza. A veces es difícil de descubrir, pues permanece entre la vegetación acuática mostrando solamente el cuello y la cabeza. Esta actitud es muy corriente en él.
Su hábitat típico durante la primavera y parte del verano lo constituyen lagunas con vegetación acuática, charcas, remansos, colas de embalses, etc. Parece rehuir grandes extensiones de agua y rara vez sale al descubierto. En la mitad final del verano aparece en los estuarios y en las costas, siempre solitario o viéndose dos próximos y mostrando una gran querencia al lugar donde puede ser observado el mismo zampullín por varios días consecutivos. Witherby señala que aunque en pocas ocasiones, puede ser visto en tierra, permaneciendo entonces en posición tiesa con facilidad, con el cuerpo ligeramente inclinado hacia adelante y los tarsos formando un ángulo de unos 60°. También puede andar y aun correr bien en cortas distancias. En el invierno, en zonas apropiadas pueden formarse pequeños bandos que reposan en lagunas y zambulléndose continuamente, a veces al unísono. Si son asustados, todos levantan el vuelo a la vez y resulta un espectáculo curioso ver a estos pequeños somormujos de vuelo rápido con alas cortas y redondeadas y sobresaliéndoles por detrás del cuerpo las patas, sin que se aprecie el color blanco que tienen las plumas secundarias y que solamente es notorio si el pájaro se examina en la mano.
La voz del Zampullín Común puede ser escuchada muy a menudo a partir del mes de marzo y hasta el de junio inclusive. En julio desciende su frecuencia y en los meses del otoño se oye esporádicamente. En invierno permanece casi mudo, comenzando a oírsele en los últimos quince días de enero. Su voz más típica y conocida es un trino emitido en tono muy alto, que casi recuerda al relincho de un caballo situado lejos. Cuando está alarmado al acercarse a él un observador, lanza continuamente un suave «¡uit!» En vuelo es bastante silencioso, aunque de forma ocasional también se puede escuchar su trino en las noches de otoño sobre zonas bien iluminadas, que indudablemente le atraen.
Normalmente en lugares favorables de la mitad sur de la Península los zampullines comienzan a ocupar sus territorios a partir de mediados de febrero. No obstante, en esas fechas aún se ven muchos formando pequeños bandos. Marzo es el mes más propicio para observar el cortejo nupcial, que, a diferencia del representado por otros somormujos, en esta especie que carece de plumas ornamentales en la cabeza y cara, los sonidos forman el principal componente de aquél. Su nota típica puede ser emitida por uno solo de los miembros de la pareja o por los dos, estando ambos muy juntos o mirándose cara a cara. Algunas veces el trino es bastante corto, pero en otras (Huxley, 1919) existe considerable variación en los tonos y en la longitud y duración de los sonidos. El dueto que los dos pájaros forman es curioso, mirándose mutuamente y estirando sus cuellos al máximo. Estas ceremonias pueden ser efectuadas lo mismo entre los carrizos que en aguas libres de vegetación. Frecuentemente después de una de estas emisiones vocales, uno de los pájaros se zambulle y cuando vuelve a la superficie inmediatamente continúa su canto junto al otro. Huxley no fue capaz de hallar diferencias entre los sonidos emitidos por el macho y la hembra, aunque no se pueden excluir. Señaló, sin embargo, que la diferencia en tamaños entre los miembros de una pareja es siempre clara y mucho más marcada que, por ejemplo, en el Somormujo Lavanco Podiceps cristatus. También apreció variedad en la coloración. Se sabe que el Zampullín Común es un pájaro muy estrictamente territorial y defiende su zona con gran apasionamiento. En los lago o charcas, donde varias parejas ocupan una reducida zona de vegetación acuática que, además, comparten normalmente con otras parejas de anátidas como el Anade Azulón Anas platyrrhynchos, las luchas que mantienen unos con otros por un pequeño territorio no son para describir. La zona libre de vegetación parece ser lugar neutral donde los zampullines se confunden con las fochas comunes Fulica atra y las luchas se interrumpen.
La construcción del nido comienza en los últimos días de marzo y más a menudo en abril. Se observa que la preferencia de esta especie por pequeñas extensiones de agua es tan grande que si al lado de un gran lago existen pequeñas charcas o lagunejas, los zampullines mantienen en éstas una muy superior densidad. El nido es construido por ambos sexos y forma un montón desordenado de hierbas y plantas acuáticas medio podridas colocadas sobre la superficie del agua, y que ambos adultos traen del fondo de la. laguna. A veces estos nidos resultan destruidos por una inesperada crecida de las aguas. Sin embargo, los pájaros tienen un sentido especial para ello y en lugares donde la elevación del nivel del agua es cosa frecuente, procuran construir el nido entre arbustos a regular altura sobre la superficie. En el centro de ese montón de plantas y en la depresión que se forma al sentarse encima los zampullines, efectúan la puesta consistente normalmente en cuatro huevos. Puestas de cinco y seis no son infrecuentes y a menudo se encuentran también de tres, siendo raras las de dos huevos. Estos son de color blanco o blanco cremoso, tiñéndose paulatinamentente de pardo rojizo e incluso son marrones al final de la incubación. Para cien huevos medidos por Jourdain se obtuvo un promedio de 37,8 x 26,2 mm. Como la especie cría por lo menos dos veces, la reproducción puede prolongarse hasta el mes de septiembre, pero lo normal es que ya a finales de julio los pollos de la segunda puesta estén casi emplumados. La incubación que empieza con el primer huevo dura 19-20 días para cada uno. Éstos son dejados por la hembra en días alternos y se hace difícil calcular el período de la incubación con exactitud, puesto que ésta puede empezar también con la puesta de uno de los últimos huevos. Witherby señala 23-25 días desde el comienzo de la incubación hasta que el último huevo haya eclosionado. Ambos pájaros toman parte en ella y están siempre extremadamente alerta (Bird, 1933). El zampullín que está incubando, si es molestado, deja el nido inmediatamente y cubre los huevos con hierbas, antes de alejarse. Si se lanza al agua permanece cerca con todo el cuerpo sumergido, dejando sólo la cabeza fuera del agua. Poco a poco va asomando el cuello y ya tranquilizado vuelve al nido. Aparentemente hay períodos diarios constantes para la incubación por cada uno de los adultos. El relevo es efectuado previa una curiosa ceremonia cuando el pájaro que llega realiza como una reverencia, acompañada de un suave silbido que apenas es perceptible, trayendo en el pico trozos de plantas verdes con las qué contribuye a que el nido sea cada vez más abultado.
Se cree que la fermentación producida por la vegetación medio podrida aportada al nido contribuye a la incubación. Normalmente cada pájaro al ir a iniciar el relevo trae siempre algún material para el nido. Los jóvenes zampullines son atendidos en el agua por ambos adultos y con frecuencia se colocan sobre el dorso de los padres, donde permanecen medio ocultos entre las plumas, sin inmutarse cuando aquéllos se zambullen. Si la hembra anida otra vez, el macho se encarga de atender a los jóvenes. De hecho siempre que se ve sólo a uno de los adultos en compañía de los pequeños hay que suponer que una nueva puesta ha comenzado. Una tercera cría parece ser ocasional.
Los zampullines comunes se alimentan, sobre todo, como ya se ha dicho, de insectos acuáticos. Pequeños peces y moluscos son también parte importante en la dieta. De éstos se han determinado principalmente Littorina, Valvata, Rissoa y Lacuna. Igualmente pequeños crustáceos (Gammarus spp.) y escasa materia vegetal. Rara vez plumas y pequeños guijarros se han encontrado en su estómago.
Esta especie netamente paleártica se distribuye en Europa por todo el Continente menos en los países escandinavos, donde solamente se reproduce en el sur de Suecia. Falta también en Islandia. En Iberia habita regularmente por todos sitios con densidades regulares. Las mayores concentraciones están probablemente en las Marismas del Guadalquivir, lagunas y marismas del Aveiro (Portugal), delta del Ebro, Laguna de Gallocanta en Zaragoza, Albufera de Valencia, etc., por citar lugares naturales. También en las colas de los embalses y debajo de vegetación colgante en orillas de las isletas en ellos formadas. Tampoco escasea en los remansos de muchos ríos y, en general, pasa muy desapercibido. En Baleares se reproduce en Mallorca, es dudoso en Menorca y falta en las demás islas. Aragüés (1974) estima que en 1973 en la Laguna de Gallocanta (Zaragoza) criaban no menos de 60-70 parejas. Pardo-Santayana (1974) calculaba para el pantano del Ebro en 1973 unas 50-70 parejas. En las marismas del Guadalquivir la población es muy grande, probablemente la mayor de la Península.
Muchos zampullines europeos emigran hacia el Sur en el otoño y se ven en nuestras costas y estuarios, por lo que una notable población invernante puede unirse a los pájaros nativos. En el censo efectuado en enero de 1972 en toda España y que Bernis estimó como muy incompleto por diversas razones, solamente se contaron 631 zampullines comunes, cifra muy inferior a la que debería resultar de la alta población que se reproduce en la Península Ibérica todos los años, más la apreciable cantidad de invernantes extranjeros. Sin embargo, en el recuento de zampullines se dan causas curiosas que impiden un censo más exacto. En el invierno de 1968-69 en Portugal, Pagezy y Trotignon no fueron capaces de ver más que un solo Tachybapyu ruficollis y éste en las extensas marismas de Aveiro (Portugal). Cualquier embalse español de las provincias de Badajoz y Toledo reunía en las mismas fechas varios centenares de zampullines. En el invierno de 1973-74 en el delta del Ebro se censaron solamente 84 zampullines, cantidad muy inferior a lo que se podía esperar para aquel lugar. En enero de 1974 en las lagunas de las provincias de Sevilla y Cádiz se contaron 310 zampullines comunes. Dado que este pequeño pájaro inverna por doquier, ya sea en una pequeña charca, laguna o embalse, fácil es deducir cuán numerosa puede ser la población invernante en la Península Ibérica.
Los zampullines ibéricos sufren grandes pérdidas todos los años. Ya cuando los pequeños pollos dejan a duras penas el nido y se lanzan al agua, tienen numerosos enemigos que diezman sus efectivos. El Aguilucho Lagunero Circus aeruginosus y otras aves de presa no son peores enemigos que las fochas. Peces tan voraces como el Lucio Esox lucius pueden también atacarlos con éxito.
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