La calzada romana de la Fuenfría son los restos de una calzada romana española que unía Segovia con Miacum(Collado Mediano).1 Cruza la sierra de Guadarrama a través del valle de la Fuenfría, el puerto de la Fuenfría y el valle de Valsaín. La obra romana, muy transformada por las grandes reformas que sobre ella realizó Felipe V en 1722, data de la época del emperador Vespasiano, que gobernó entre los años 69 y 79 d. C.2
El trazado de la vía en el lado segoviano es recto y con un desnivel del 10 % aproximadamente (400 m en 4 km). Estas características refuerzan la idea de su origen romano. A Antonio Blázquez, arqueólogo y gran conocedor de la sierra de Guadarrama, se debe la correcta datación del origen de la calzada.
Trazado[editar]
El recorrido se recogía a finales del siglo iii en el itinerario de Antonio, cuya Vía xxiv unía Emerita Augusta y Caesaraugusta, pasando en su parte central a través de Cauca, Miacum, Titulciam y Complutum. La aparición del miliario de Cercedilla en 1910 permitió a Antonio Blázquezadscribir con seguridad el paso de la Fuenfría a esta vía, aunque la reconstrucción que hizo del trazado siempre ha sido controvertida.
Una investigación llevada a cabo por Javier Rivas López, Jesús Rodríguez Morales e Isaac Moreno Gallo aseguraba que la calzada actual no coincide en todos los tramos con la calzada romana construida en el siglo i.3 Trabajos arqueológicos posteriores en esta zona han permitido separar la parte del antiguo trazado, que coincide en su parte superior con el camino viejo de Segovia, y separar los tramos originales de las reconstrucciones medievales y de la posterior calzada borbónica.
El 2 de julio de 1981 se incoó expediente para la declaración de la «Calzada Romana y los puentes de Enmedio, del Descalzo, de la Venta y del Reajo o del Molino» como conjunto histórico-artístico y arqueológico, mediante una resolución publicada el día 20 de ese mismo mes en el Boletín Oficial del Estado, con la rúbrica del director general de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Cultura, Javier Tusell.
La casa romana de la calle Añón de Zaragoza es un yacimiento arqueológico aparecido en mayo del año 2000en la calle Pedro Garcés de Añón (barrio de la Magdalena) de Zaragoza que da testimonio de los restos de una domuso vivienda de carácter señorial de Caesaraugusta de época claudia (segundo cuarto del siglo I d. C.). En el Museo de Zaragoza se reconstruyó el triclinio o comedor de esta casa, a partir de los restos encontrados y los estudios arqueológicos elaborados.
Los restos arqueológicos in situ de la domus del solar excavado documentan, además del triclinium (o comedor) de la domus, un atrio y ocho estancias de habitación abiertas a un patio con impluvium o estanque, dos mosaicos(uno de ellos perteneciente al triclinium), y canalizaciones hidráulicas. Su ubicación extramuros de lo que se suponía el perímetro de las murallas de Caesaraugusta han hecho suponer que la superficie urbanizada se extendía más allá de lo que fue la ciudad romana del siglo III e incluso (según investigaciones de 2003),1 que la colonia romana de Caesaraugusta del siglo I carecía de murallas.
El triclinium romano es una reconstrucción de una habitación muy representativa de la casa. Sus dimensiones son: largo de 6,6 m; ancho de 5,5 m y 3,5 m de alto. Se utilizaron en esta recreación los restos fragmentarios de la pintura mural y del techo, y los del pavimento, un mosaicotricromo geométrico situado en el centro de la pieza. La decoración pictórica pertenece a la transición entre el III y IV estilo pompeyano. En las paredes aparecen, además, imágenes volantes de amorcillos portadores de cráteras y rayos de Júpiter. En el techo se muestra a Baco acostado y acompañado por un cortejo de animales fantásticos (un hipocampo) y exóticos (dos panteras), y motivos vegetales; todo ello formando un ciclo báquico.
La casa de la calle Añón es el único edificio doméstico de Caesaraugusta donde se puede observar un conjunto homogéneo de pintura, estuco y pavimentación de mediados del siglo I d. C. Es, además, uno de los escasos ejemplos de la pintura de transición del III al IV estilo pompeyano (de la primera mitad del siglo I), que no tiene en Italia testimonios paralelos, salvo alguna muestra marginal de Herculano.
El circo romano de Sagunto es un edificio romano conservado en la actual ciudad de Sagunto (España). Los restos del circo se encuentran en la parte baja de la ciudad.
• País | España | |
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Historia[editar]
Situado extramuros, junto al antiguo Udiva (hoy río Palancia), la construcción original tenía unas dimensiones de 354m x 73m.
Su historiografía se inicia con las descripciones ilustradas del siglo XVIIIque constan en Miñana (1715), Palos (1793) y Laborde (1811), y siguen en el XIX con Ceán Bermúdez (1832) y Valcárcel (1852). Sin embargo, el solar del circo siguió siendo propiedad privada y nunca fue declarado monumento histórico, con lo que quedó al margen de la protección legal del patrimonio que hubieran facilitado su conservación, sentenciada cuando fue clasificado como suelo edificable en la década de 1960.
El primero en realizar excavaciones metodológicas en el circo fue Chabret (1888, II, 80-87) que documentó la porta triumphalis (2,84m de luz) en el extremo oriental del edificio y observó que las carriladas marcadas en su pavimento de piedra tenían una distancia entre las ruedas de 1,70m. También descubrió la spina con el euripus así como algunas conducciones hidráulicas. Pero, sin duda, la mayor aportación a su conocimiento se debe a Brú i Vidal (1963: 207-226) cuyo trabajo aprovechó Humphrey (1986: 344-350). Después de la edificación de viviendas modernas, el único testimonio visible es una puerta secundaria que abre a la calle Huertos (Chiner 1990: 160). Se trata de una puerta meridional secundaria (1,20m de luz), construida con sillares de gran tamaño, no documentados en el resto del edificio. A lo largo de 6,70m y con una altura conservada de 5,20m, aparece la estructura a través de la cual se entraba a una tribuna del circo, pasando por un corredor de 2,10m de longitud. Sobre la puerta aparecen dos basas con una moldura en forma de kyma reversa relacionadas con el alzado de la fachada.
Las últimas excavaciones permitieron actualizar el estado de la cuestión y dieron lugar al estudio de Pascual (2002: 155-174) que cierra, de momento, la bibliografía sobre el circo, precisando técnicas constructivas, crono-estratigrafía y, sobre todo, añadiendo una tribuna (tribunal iudicum) descubierta en las excavaciones de 1997, que amplía la documentación de un monumento al que Pascual (1960-2001) dedicó sus últimos esfuerzos como arqueólogo.
El circo se extiende en dirección E-O junto a la orilla meridional del río. Tiene un aforo estimado de unos 15.000 espectadores, similar al de Valentia (Ribera y Jiménez 2012: 100-101). Su construcción descansa sobre una cimentación de opus caementicium apuntalada por un talud de bolos de río, con el alzado revestido de vittatumexcepto en algunas de sus partes más nobles, que son de opus quadratum. Los muros perimetrales se elevaban con superposición de tramos de grosor decreciente y el graderío se mantenía entre dos muros paralelos, separados entre sí 3,40m, con tirantes que los unían; de este modo conocemos en planta el espacio donde estaban las gradas de asiento7.
Las excavaciones recientes han revelado, por último, que hay construcciones de época romana por debajo del circo, demostrando que este monumento se asentó sobre un área periurbana previamente ocupada, reurbanizada cuando Saguntum se desplazó hacia el llano en el siglo II, una vez que el foro del Castell había quedado en desuso.
La ciudad baja se ha beneficiado asimismo de las excavaciones de la Moreria Vella/Via del Pòrtic en los últimos años (Melchor y Benedito 2005: 11-34), ya que han puesto al descubierto una secuencia de hechos antes mal conocida. La primera implantación constructiva en la zona comprendida entre la muralla de época imperial y el río queda en el pomerium, con algún monumento funerario susceptible de adscribirse a alguna villa (Jiménez 1989: 209-220 y 1992: 319-344) o vía de acceso a la ciudad. Sin embargo, una secuencia de loculi funerarios plantea el desarrollo de una necrópolis del municipio de época flavia (?) junto a una calzada N-S que iría del río a la muralla. Finalmente, en un momento indeterminado, aproximadamente en la época en que se construye el circo, dicho eje deja de ser funerario y adquiere un gran porte como calle urbana porticada y enlosada (5,40m de ancho máx.), provista de alcantarillado, de lo que se puede deducir una importante transformación del urbanismo de la ciudad en el entorno del paso de la Vía Augusta y del circo.
Desde la vía, yendo hacia el S, las tres terrazas saguntinas ofrecerían un bello juego panorámico en el que foro, teatro y circo dotarían a Saguntum de un reconocible sello romano, con un paisaje escalonado.
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