La adoración de los pastores (en italiano, L'Adorazione dei pastori) llamada La noche (La notte) es un famoso cuadro del pintor italiano Antonio Allegri da Correggio. Está realizado al óleo sobre tabla y tiene las siguientes dimensiones: 256 cm de alto por 188 cm de ancho.
Fue pintado hacia 1530 y posteriormente pasó a manos de la Casa de Este, que gobernaba los ducados de Ferrara y Módena. Vendido por los duques junto con otras obras maestras en 1746, se encuentra actualmente en la Gemäldegalerie de Dresde (Alemania).
Este cuadro se encargó el 24 de octubre de 1522 por Alberto Pratonieri1 para la capilla familiar dedicada a la Natividad en la basílica San Próspero de Reggio Emilia.
El sobrenombre de «La noche» expresa una de las peculiaridades de este cuadro, con escasos precedentes en este sentido, entre los que puede citarse la escena del «Sueño de Constantino» en la Leyenda de la cruz de Piero della Francesca, datada de unos ochenta años antes. La representación de esta Adoración de los pastores en una ambientación nocturna es extremadamente sugerente gracias a los efectos de la luz que emana del Niño Jesús e irradia a los demás personaes y las nubes o el torbellino de ángeles relacionan esta obra con los frescos de la cúpula de la catedral de Parma.
La adoración de los pastores es una obra de El Greco, realizada entre 1612 y 1614 durante su último periodo toledano. Se exhibe en una de las salas del Museo Nacional de Bellas Artes en Bucarest, Rumania. Pertenecía al conjunto pintado para el retablo de doña María de Aragón.
En 1596, El Greco se comprometió a realizar el retablo de la iglesia del colegio de doña María de Aragón, un seminario de la orden agustina. El nombre popular alude a doña María de Aragón, la mecenas que pagó las obras. El Greco recibió el encargo del Consejo de Castilla, que se había hecho cargo de las obras después de la muerte de doña María. Existen documentos que atestiguan que debía realizarse en tres años y se valoró el trabajo en algo más de sesenta y tres mil reales, el precio más alto que consiguió en su vida. Sin embargo no hay referencias del número de cuadros que lo formaban, ni de la estructura del retablo, ni de la temática tratada.
Análisis[editar]
Esta obra se encontraba en el cuerpo bajo del retablo. El pintor repite los esquemas aprendidos en su estancia en Roma y en las obras realizadas para el Monasterio de Santo Domingo el Antiguo de Toledo. La figura del Niño Jesús emite un foco de luz que ilumina toda la escena y congrega a su alrededor a la Virgen María, san José, un ángel y un pastor que sostiene un cordero—símbolo del Agnus Dei—. En el fondo conversan dos personas, característica de la pintura del Renacimiento.
Las luces y el colorido permiten dar mayor espiritualidad a la escena, en sintonía con la obra de Tiziano y Tintoretto. Las tonalidades parecen extraídas de las mejores obras del Manierismo, mientras que la verticalidad del lienzo obliga a acentuar aún más las alargadas figuras, tradicionales en la obra del cretense.
Adoración de los pastores es un cuadro pintado por el Greco (Domenikos Theotokopoulos, 1541-1614). Este óleo sobre tela mide 320 centímetros de alto y 180 cm de ancho, y fue ejecutado entre 1612 y 1614, posiblemente durante el último año de la vida del Greco. Se conserva en el Museo del Prado de Madrid, España.
Este cuadro fue pintado para la cripta de la iglesia de Santo Domingo el Antiguo de Toledo.
Descripción[editar]
El cuadro es una obra que el artista hizo para que colgase sobre su propia tumba en la iglesia de Santo Domingo el Antiguo en Toledo.1 La firma del Greco, en griego, puede verse en la esquina inferior izquierda.2
La composición está desarrollada en espiral, creando un movimiento de ascensión.3 La distorsión extrema de los cuerpos caracteriza la Adoración de los pastores como toda la obra tardía de El Greco. Los colores brillantes, «disonantes», y las formas y poses extrañas crean una sensación de maravilla y éxtasis, al celebrar los pastores y los ángeles el milagro del niño recién nacido.4 El Niño Jesús aparece envuelto en brillantez y blancura, lo que es un recurso tomado de los iconos,3 y parece emitir una luz que juega en los rostros de los pastores descalzos que se han reunido para rendir homenaje al nacimiento milagroso. Se podría decir que la pintura es animada por una energía rítmica, expresada en los movimientos de las figuras, como si bailasen. Se destacan los fuertes contrastes entre la luz y las zonas oscuras que realzan el sentido del drama. El grupo de ángeles que sobrevuelan la escena puede que se parezcan a la parte que falta de la Visión del Apocalipsis o la Apertura del séptimo sello.2
En 1618 el ayudante del Greco, Luis Tristán, dijo que su maestro estuvo trabajando en La adoración de los pastores hasta su muerte. La pintura fue más tarde transferida al altar mayor del monasterio de Santo Domingo El Antiguo. En 1954 fue adquirida por el Museo del Prado de Madrid.
Adoración de los Reyes Magos es una obra de El Grecopintada probablemente en 15681 o 15692y que se conserva en el Museo Soumaya de la Ciudad de México.
Contexto[editar]
La obra fue concebida por El Greco en la etapa veneciana, cerca de 1568. En aquella época vivió en la Venecia reordenada por Jacopo Sansovino, y pudo tener contacto con Andrea Palladio, a quien el pintor consideraba como el arquitecto del siglo.3 La obra arquitectónica de Palladio influyó los paisajes de las obras de El Greco durante este periodo, y de Veronés contaría con el manejo escenográfico.3 Otra gran influencia de entonces es la de Tiziano, que al arribo de El Greco está trabajando en un encargo de Felipe II, el Martirio de San Lorenzo. Posteriormente le retratará en su Expulsión de los mercaderes y de él aprenderá una pincelada más disuelta, el manejo de iconografía en las obras y cómo articularlos en la narración pictórica.3 Otra influencia en esta etapa será la de Tintoretto, de la que El Greco tomará aprendizajes en el manejo del color y sus posibilidades en el dramatismo de las obras; la luz, el espacio y la anatomía, aunque no se tiene constancia de un aprendizaje en taller o alguna relación personal.3 De hecho aún en el siglo XIX algunas obras eran atribuidas a Tintoretto siendo del Greco y a la inversa.3 Una última influencia de esta etapa será la de Jacopo Bassano, la que el cretense conservará en lo sucesivo en su obra y manifiesta en la creación de escenas crepusculares y nocturnas.3 De hecho el artista visitó y conoció el taller de Bassano.4 Una de las habilidades desarrolladas por El Greco en estos años será el de la pintura sin dibujo previo.5
Probablemente en esta etapa, la formación del pintor no se limitaría a su inmersión en el ambiente pictórico veneciano, sino a una formación humanística que integraría además el aprendizaje del latín y el italiano.4 Puppi, en referencia a la Adoración que se conserva en el Museo Benaki, comenta:
...manifiesta una evidencia híbrida en la que se mezclan y conviven, si bien con algunos desequilibrios estridentes, signos iconográficos y estilemas de procedencia italiana y griegaPuppi, Lionello. "El Greco en Italia y el arte italiano"...
En esta época las temáticas de El Greco serán casi del todo, religiosas. Las fuentes que proporcionen detalles de la vida de El Greco, así como los posibles encargantes de su obra veneciana son escasas.4
En la iconografía religiosa de El Greco -con mayor profundidad en su estancia posterior en Toledo- estarán presentes las ideas propuestas en el contexto de la Contrarreforma.6 Al ser un hombre de fe e imbuido en el pensamiento teológico de su época, a través de sus obras manifestará el interés que tenía por la religión católica y sus doctrinas.6 En el caso de las obras que representan a María, que tiene un mayor peso en las obras de El Greco. Los teólogos españoles colocarán a la madre de Jesús destacando su importancia ante el rechazo del protestantismo.6 El mismo autor colocaría para su tumba una obra relacionada a la adoración de Cristo luego de su nacimiento.
Descripción[editar]
La escena muestra la Adoración de los Reyes Magos. En la composición, María y el Niño Jesús son la figura central. El niño extiende un brazo para recibir los presentes que le ofrecen los tres reyes magos, quienes se muestran tanto con atuendos como con colores de piel diferentes, alegoría pictórica de los continentes conocidos en el contexto del autor.1 El que le ofrece directamente el regalo deja su corona en el suelo como símbolo de la jerarquía divina de Jesús.1La escena transcurre en un ambiente palaciego, de la que se observa detrás de las columnas plasmadas con trazos clasicistas, una cúpula.
Estilo[editar]
En esta época creativa del autor, se sintetizan sus influencias tanto de la tradición bizantina, las escuelas veneciana y sienesa y la iconografía de la Contrarreforma que abrevó en Toledo.1 El manejo del color en la obra es de clara influencia manierista veneciana.
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