El detector Cherenkov tiene por finalidad registrar la caída de rayos cósmicos. Se basa en el llamado efecto Cherenkov (en honor a Pavel Alexeievich Cherenkov, premio Nobel de física en 1958, por haberlo descubierto). Éste se produce cuando una partícula cargada se mueve en un medio transparente con velocidad mayor que la que tendría la luz en dicho medio. En esta situación se produce una perturbación electromagnética que origina una emisión de luz, análogamente a como un barco rápido crea una estela al navegar en aguas en reposo. La luz de la partícula resulta emitida dentro de los límites de una superficie de forma cónica, donde el vértice es el punto en que la partícula entró al detector y la directriz es la dirección de su movimiento. Un tanque de agua hermético y oscuro resulta un buen detector del rastro de la partícula si se le adicionan fotomultiplicadores.
El Observatorio Pierre Auger, situado en la ciudad de Malargüe, en la provincia de Mendoza, Argentina, con el fin de detectar las lluvias de rayos cósmicos, hace uso de este tipo de detectores. Cuenta con 1700 tanques cilíndricos cerrados que contienen una bolsa también cilíndrica de polietileno, fabricada en el lugar por estudiantes locales que siguen las directivas de la Universidad de Colorado. Esta bolsa, llamada técnicamente sachet o liner, se encuentra llena de 12.000 litros de agua ultra pura y en la que la partícula deja su rastro. Los sensores envían entonces la información a una estación central que procesa los datos. Los tanques en sí miden aproximadamente 3,5 m de diámetro y más de un metro y medio de alto. Se encuentran emplazados a 1,5 km de distancia entre ellos, formando una red que cubre unos 3.000 km². Una celda unitaria contiene los detectores, y cada detector posee fotomultiplicadores en su parte superior, un panel solar y plaquetas electrónicas de adquisición de datos y de comunicaciones, que registran y transmiten la intensidad de la radiación producida por la lluvia al atravesar el detector transparente constituido de agua pura. Los tanques trabajan junto a detectores de fluorescencia para captar los rayos con mayor precisión.
Diablillo de Descartes
Originalmente entre los Siglos XIV y XVI buscaban la forma de calcular la temperatura pero no sabían cómo hacer realmente para saberlo. En Venecia, bajo el mecenazgo de los Medicci, muchos como Galileo y Leonardo Da Vinci trataron de lograr un instrumento que sirviera para ello. Tras ellos, Torrichelli prueba con diversos materiales (esferas de cristal huecas mediante un agujero) y con recipientes llenos de agua; y se da cuenta que con las variaciones de temperatura esas esferas descienden en los recipientes.
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Tras ello muchos continúan estas investigaciones y finalmente Raffaello Magiotti consigue fabricar el antecesor directo al diablillo de Descartes y lo plasma en su obra: "Renitenza Certissima dell Acqva alla compressione" El texto fue el primer informe de la resistencia a la compresión práctica -que Magiotti erróneamente afirmó ser absoluta- de agua a temperatura constante, así como la expansión y contracción de los medios de comunicación de fluido (agua y aire) sometido a cambios de temperatura. Además de las descripciones de varios termómetros, la obra también presenta una ilustración de los buzos de campana tarro y de los diablillos de Descartes.
Descripción[editar]
El Ludión o Diablillo de Descartes (nombre del cual se desconoce su origen) es normalmente curvado, para provocar que el movimiento ascensional lleve asociado un giro. En colecciones de instrumentos científicos de finales del siglo XIX ya se encuentran ejemplos de este tipo de figura con distintas formas: juglar, guerrero o pequeño diablo.12En la práctica, puede usarse como recipiente una botella de refresco, de forma que todas sus paredes, al ser flexibles, funcionan a modo de membrana transmitiendo la presión que ejercemos con las manos.
Principio del diablillo de Descartes: al aplicar presión en el recipiente grande, el aire se comprime, el agua sube en el recipiente central y al pesar más, éste cae.
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