Castillos de la provincia de Zaragoza
El castillo de Juslibol, también conocido como Picote de San Martín es una construcción defensiva medieval que se encuentra en una posición dominante sobre el núcleo urbano de Juslibol, en Zaragoza, España.
Esta construido al este de la vaguada que baja desde las actuales Casetas de Aviación y que se abre a la vega delEbro a la altura de la Plaza del Arzobispo (Juslibol). Se encuentra a 4,75 km de la Basílica del Pilar (Zaragoza ciudad), en dirección norte-noroeste.
Se sitúa en lo alto del escarpe de yesos que delimitan la zona norte del Ebro. Esta posición es de gran importancia militar, pues la vaguada que protege es el único punto de acceso en varios kilómetros desde la vega del Ebro a los áridos terrenos elevados que se sitúan al norte del río. Esta situación estratégica fue aprovechada para construir una pequeña fortaleza que formaba parte del una línea defensiva sobre la capital de la taifa de Zaragoza (Saraqusta).
Las demás fortificaciones de la línea defensiva sobre Saracusta (Juslibol, Miranda, Alfocea, Sobradiel, El Castellar, Santa Inés y Pola) también se construyeron aprovechando estas características, situándose en puntos críticos desde el punto de vista militar (como vaguadas, vados en el río, pasos obligados y accesos a los terrenos elevados). Estas son fortalezas que deben ser estudiadas como partes de una línea defensiva que llegó a abarcar más de 20 km a lo largo del escarpe, construidas en la Reconquista del valle del Ebro (siglos XI y XII).
Historia
Edad Media
Lo mandó construir Pedro I de Aragón en el año 1101, como parte de la reconquista de Ebro, para crear una línea defensiva al norte del Ebro. Con la finalidad de tener una frontera segura y para la toma de la ciudad de Saraqusta, actual Zaragoza, que fue conquistada por Alfonso I el Batallador, hermano del anterior y su sucesor, el 18 de diciembre de 1118.
Bajo dominio musulmán formaba parte de la taifa de Saraqusta, y la zona era conocida con el nombre de Mezi Meeger.
En 1134 el rey lo entregó a los Garcés, los cuales los traspasaron la fortaleza y la población a Ramón Berenguer IV. El cual la donó al Obispado de Zaragoza en 1160. Posteriormente en el siglo XIII, volvió a la corona hasta que en el 1323, Jaime I la vendió al arzobispo de Zaragoza.
Del siglo XI proviene el propio nombre del municipio, el cual deriva del grito de la Primera Cruzada Deus lo vol ('Dios lo quiere' o 'es la voluntad de Dios').
Actualidad
En la actualidad se encuentra en ruinas. Solo queda en pie uno de los lados de una torre cuadrangular. Del resto tan solo queda el arranque de sus muros. En sus alrededores se encuentran restos de cerámica, probablemente partes de tejas, y las piedras que conformaban sus muros.
Descripción de la fortaleza
Esta construida aprovechando el terreno; al sur se encuentra un barranco, el cual ha sido excavado para ganar altura y pendiente, salvo en su centro, que sirve de apoyo a un contrafuerte (5). Este contrafuerte sustenta un muro que cierra el posible asalto por el sur. El resto de direcciones están protegidas mediante muros, construidos en las laderas de una loma. Todos ellos se adaptan a las curvas de nivel del terreno, quedando una planta irregular, pero dominante sobre todas direcciones. La vaguada, que se le acerca por el suroeste, es el único punto factible para un asalto y para defender esa posible dirección de ataque tiene construido una torre de base cuadrangular (1), único elemento de la fortaleza del que quedan paredes en pie.
Parece dibujarse una senda, posible acceso, que sube mediante un zig zag al punto mas alto de la colina y posible centro de la construcción. Este acceso esta flanqueado por bases de muros a ambos lados. En la parte superior se pueden ver tres espacios bien diferenciados. Un pequeño solar dividido en dos partes por muros a ambos lados (3); una habitación o almacén horadado en la colina (2), el cual se encuentra en en nivel inferior, y la torre (1).
Su construcción es rústica y elaborada a partir de materiales locales. No se encuentran sillares en la estructura. Esta construida por yesones y sillarejo, unidos mediante tierra apelmazada. El muro sur, erigido sobre el barranco, es de tapial y en las bases de los muros del resto de la estructura predominan las piedras sin trabajar unidas mediante tierra apelmazada. En la habitación del nivel inferior se distingue un techo curvo, posiblemente destinado a repartir el peso a sus lados.
La planta ha sido dibujada sobre fotografía aérea. Las líneas de tinta negra representan los muros y los restos visibles. Las líneas discontinuas representan suposiciones, al igual que el acceso; de cómo podría estar construido, supuestos ambos a partir de la observación detallada del lugar. La imagen debe interpretarse como una hipotética distribución de los elementos de la fortaleza.
Situación
El castillo de Juslibol se alza sobre una colina en el margen izquierdo del río Ebro, en el barrio de San Martín, en la parte más alta de la localidad Juslibol, a unos 5 kilómetros al norte de la ciudad de Zaragoza, municipio y provincia de Zaragoza.
El acceso es un poco complicado si no se conoce la zona. Se puede llegar desde la parte alta del pueblo rodeando el cerro del castillo por el lado izquierdo, donde hay una abertura del terreno por la que se puede subir. Superada la parte barranco, la parte abrupta, ya es más fácil.
El acceso es un poco complicado si no se conoce la zona. Se puede llegar desde la parte alta del pueblo rodeando el cerro del castillo por el lado izquierdo, donde hay una abertura del terreno por la que se puede subir. Superada la parte barranco, la parte abrupta, ya es más fácil.
Historia
Juslibol fue construido por los musulmanes, posiblemente en época de taifas, siglo XI, como posición fortificada extramuros de la ciudad de Zaragoza, para defender la ciudad de posibles incursiones o ataques cristianos por el noroeste. Durante la dominación musulmana de la zona el lugar era conocido comoMezi Meeger.
En 1101 el castillo fue conquistado por el rey Pedro I de Aragón durante el transcurso de sus campañas por el valle del Ebro.
Desde la conquista aragonesa del castillo, la fortaleza sería denominada por los cristianos Juslibol, palabra derivada de Deus lo vol, el grito de guerra de las cruzadas, (Dios lo quiere, o la voluntad de Dios), nombre que posteriormente adoptaría la actual población.
La fortaleza estaba dotada de gran potencial estratégico, pues, desde su elevado emplazamiento sobre un cerro en el margen izquierdo del río Ebro, dominaba su vega y la ciudad de Zaragoza, con la que tenía contacto visual.
Su proximidad a Zaragoza (apenas 5 kilómetros del centro de la ciudad), convirtió a la fortaleza en una de las posiciones más importantes y claves de Aragón en la campaña cristiana de reconquista de Zaragoza de 1118.
Desde prácticamente las inmediaciones de Zaragoza, existió a finales del siglo XI una línea fortificada avanzada cristiana al noroeste de la ciudad, constituida por varias fortificaciones situadas en posiciones elevadas en el margen izquierdo del Ebro, que llegó a abarcar más de 25 kilómetros, hasta Remolinos, cerca de Tauste. Desde estas posiciones fortificadas cristianas Aragón intimidaría y hostigaría Zaragoza, y coordinaría la futura reconquista de la ciudad. Además del de Juslibol, el más cercano, formaban parte de esta línea ofensiva cristiana fortalezas como el castillo de Miranda, el castillo de Alfocea, la torre de Candespina de Sobradiel (de origen musulmán), El Castellar (la base de operaciones de la coordinación y organización de la reconquista de Zaragoza) y el castillo de Pola de Remolinos (de origen musulmán y aprovechado por Aragón tras su conquista).
En 1118, durante la campaña del rey de Aragón Alfonso I el Batallador de reconquista de la Zaragoza musulmana, el castillo de Juslibol serviría de punto de apoyo importante a las tropas aragonesas.
Tras el asedio cristiano entre mayo y diciembre de 1118, Saraqusta capitula y es entregada a Aragón. Poco después de la reconquista de Zaragoza, perdido su uso y valor militar, el castillo de Juslibol sería poco a poco abandonado.
En 1134, el rey Batallador de Aragón cede el castillo a los Garcés. En 1160 pasa a manos del obispado de Zaragoza, por una donación del Conde de Barcelona Ramón Berenguer IV. En el siglo XIII el castillo volvería a manos de la corona, hasta que en 1233 el rey de Aragón Jaime I el Conquistador lo vende al arzobispado de Zaragoza.
En 1101 el castillo fue conquistado por el rey Pedro I de Aragón durante el transcurso de sus campañas por el valle del Ebro.
Desde la conquista aragonesa del castillo, la fortaleza sería denominada por los cristianos Juslibol, palabra derivada de Deus lo vol, el grito de guerra de las cruzadas, (Dios lo quiere, o la voluntad de Dios), nombre que posteriormente adoptaría la actual población.
La fortaleza estaba dotada de gran potencial estratégico, pues, desde su elevado emplazamiento sobre un cerro en el margen izquierdo del río Ebro, dominaba su vega y la ciudad de Zaragoza, con la que tenía contacto visual.
Su proximidad a Zaragoza (apenas 5 kilómetros del centro de la ciudad), convirtió a la fortaleza en una de las posiciones más importantes y claves de Aragón en la campaña cristiana de reconquista de Zaragoza de 1118.
Desde prácticamente las inmediaciones de Zaragoza, existió a finales del siglo XI una línea fortificada avanzada cristiana al noroeste de la ciudad, constituida por varias fortificaciones situadas en posiciones elevadas en el margen izquierdo del Ebro, que llegó a abarcar más de 25 kilómetros, hasta Remolinos, cerca de Tauste. Desde estas posiciones fortificadas cristianas Aragón intimidaría y hostigaría Zaragoza, y coordinaría la futura reconquista de la ciudad. Además del de Juslibol, el más cercano, formaban parte de esta línea ofensiva cristiana fortalezas como el castillo de Miranda, el castillo de Alfocea, la torre de Candespina de Sobradiel (de origen musulmán), El Castellar (la base de operaciones de la coordinación y organización de la reconquista de Zaragoza) y el castillo de Pola de Remolinos (de origen musulmán y aprovechado por Aragón tras su conquista).
En 1118, durante la campaña del rey de Aragón Alfonso I el Batallador de reconquista de la Zaragoza musulmana, el castillo de Juslibol serviría de punto de apoyo importante a las tropas aragonesas.
Tras el asedio cristiano entre mayo y diciembre de 1118, Saraqusta capitula y es entregada a Aragón. Poco después de la reconquista de Zaragoza, perdido su uso y valor militar, el castillo de Juslibol sería poco a poco abandonado.
En 1134, el rey Batallador de Aragón cede el castillo a los Garcés. En 1160 pasa a manos del obispado de Zaragoza, por una donación del Conde de Barcelona Ramón Berenguer IV. En el siglo XIII el castillo volvería a manos de la corona, hasta que en 1233 el rey de Aragón Jaime I el Conquistador lo vende al arzobispado de Zaragoza.
Descripción
Actualmente en estado de ruina, la fortaleza estaba formada por un recinto de pequeñas dimensiones de planta irregular rodeado por barranco por alguno de sus flancos.
Destacan los restos de su torre principal, rebajada en altura, posiblemente de planta cuadrada, situada al borde de barranco por su lado que mira a la vega del Ebro.
Del resto del recinto se observan restos de muros de la muralla, junto a la torre, y diversos restos de muros, algunos confundidos con el terreno.
Destacan los restos de su torre principal, rebajada en altura, posiblemente de planta cuadrada, situada al borde de barranco por su lado que mira a la vega del Ebro.
Del resto del recinto se observan restos de muros de la muralla, junto a la torre, y diversos restos de muros, algunos confundidos con el terreno.
Materiales
Construido en tapial.
Estado de conservación
Se encuentra en estado de ruina progresiva, casi desaparecido.
Las ruinas del Castillo de Matamala se encuentran en un promontorio sobre la Ermita de Nuestra Señora de Matamala, en el término municipal de Quinto, provincia de Zaragoza(España).
Son las ruinas de una modesta fortificación que debió de servir como defensa para la pequeña población de Matamala, un conjunto de efímera existencia en época medieval. De los restos conservados puede deducirse que se trataba de un recinto rectangular con un torreón cuadrangular situado en uno de sus extremos. De ellos apenas queda en pie un lienzo y el arranque del otro pertenecientes al torreón, y un fragmento de muro del recinto rectangular. Es una obra de gran grosor y tosca ejecución, realizada en dos capas de mampostería irregular con relleno de piedras sueltas entre abundante mortero de yeso en el torreón, y de tierra con cascote en el muro del recinto (que parece haber sido originalmente de peor calidad). Uno de los muros del torreón presenta exteriormente revoque de yeso, lo que parece indicar que todos los paramentos exteriores se encontraban revocados.
El Castellar (Torres de Berrellén) es un conjunto de restos arqueológicos situado junto al río Ebro a su paso por laRibera Alta del Ebro (Zaragoza, España), sobre los montes de El Castellar.
Se trata de un yacimiento muy extenso y de difícil acceso que agrupa restos de culturas y épocas muy diversas, y que se incluye en un conjunto de yacimientos arqueológicos que abarca desde la granja de Pola en occidente hastaJuslibol en oriente, sobre los escarpes del Ebro.
Actualmente se encuentra incluido en el campo de maniobras militares de San Gregorio, el campo de maniobras más grande de España y uno de los mayores de Europa.
Historia
Orígenes
La primera ocupación de El Castellar probablemente tuvo lugar con la llegada a la zona de las tribus célticas del centro de Europa en el siglo VII a.C., iniciando la Edad del Hierro en la región. Restos de estas antiguas poblaciones se han conservado tanto en Valdemoro (Pola) como en el poblado de Miranda. Aguas arriba del Ebro y al otro lado del Jalón comenzaba la Celtiberia a la llegada de los romanos, con las colectividades de belos y lusones, y ciudades como Bílbilis (Calatayud); mientras que en la zona de la vega comprendida entre el Jalón y Guadalope estaban asentados los sedetanos. Los montes de El Castellar supusieron el límite meridional de la zona de asentamiento de los vascones, existiendo junto al antiguo asentamiento en El Castellar el extremo de un largo camino tradicional de trashumancia hasta el Pirineo, que explicaría la posible existencia de un fortín (o castellar) vascón con fines defensivos y territoriales. Existen algunos restos entre las actuales ruinas que podrían confirmar esta suposición.
Más adelante, en torno al 77 a.C., pudieron ubicarse en la zona los cuarteles de invierno de Castra Aelia, levantados por Quinto Sertorio en el contexto de la guerra civil, según relata Tito Livio. Tito Livio parece sugerir que Castra Aelia se trataba de un núcleo urbano anterior, posiblemente el propio Castellar, junto al cual se levantaron dichos cuarteles. También existen ruinas romanas posteriores (de la época imperial) que evidencian la existencia de un núcleo urbano de este período, que posiblemente se dedicó a la explotación y comercio de la sal de las minas de la zona.
El asentamiento romano de El Castellar pudo ser abandonado entre los siglos IV y V, información que está todavía por comprobar en el caso de que hubiera seguido estando poblado hasta la época visigoda.
Edad Media
El Castellar islámico
No se sabe de la existencia de fuentes históricas propiamente islámicas, pero sí existe un diploma datado en 1091 y otorgado a nombre de Sancho Ramírez que hace referencia a un distrito islámico en la zona de Super Caesaraugusta que contaba con un castillo defensivo sobre el Ebro y de cara a la vega, situada entre Alagón yZaragoza. Dicho distrito aparece de nuevo mencionado en un diploma posterior de 1115. En el diploma de 1091 Sancho Ramírez exceptúa un caserío o barrio (al-Mahall) de la concesión de terrenos y campos, que se correspondería con unos restos ubicados en el conjunto arqueológico de El Castellar (Casas Bajas y Casas Altas), próximos a la Mina Real y próximos al límite territorial de Alfocea.
En 1268 vuelve a hacerse una referencia al barrio con el nombre de Almahaja en una sentencia de Jaime I en Huesca, en el contexto del establecimiento de los términos de dicho barrio de El Castellar y Alfocea.
Del castillo musulmán quedan vestigios en las porciones más antiguas de las ruinas de la villa fortificada. El castillo disponía de un campo visual muy amplio que permitía el control de la vega del Ebro, efecto incrementado por medio de atalayas de comunicación óptica situadas en los montes circundantes: la atalaya de Pola (hoy desaparecida), la atalaya de El Molino (de la que quedan restos, en la retaguardia del castillo, al Norte), la atalaya de Sobradiel (mejor conservada, pero recientemente deteriorada por el derrumbe de su fachada), la torre de la Lora (en la vega del Ebro, hoy desaparecida), la Almenara (cerca de Alagón), las torres de Torres de Berrellén(de las que proviene el nombre del pueblo) y un puesto avanzado en Sobradiel.
De la época musulmana han sobrevivido también restos funerarios y tumbas excavadas en la roca, así como un cementerio musulmán tardío ubicado al otro lado del río, poco antes de la desembocadura del Jalón y en su margen izquierdo (Campo del Moro), donde se hallaron a mediados del siglo XX gran cantidad de restos humanos de la época. La población judía de El Castellar disponía de su propio lugar de inhumación (Campo del Judío).
El Castellar cristiano
En 1086 Sancho Ramírez llevó a cabo un proyecto de fortificación en El Castellar. No obstante, no hay acuerdo respecto a si Sancho Ramírez ordenó la construcción de un castillo entero o si solamente ordenó la construcción de una simple torre defensiva en las cercanías. En caso de tratarse de esto último, posiblemente fuera Alfonso Iel verdadero responsable de la construcción del castillo de El Castellar así como de su población. Esto implica que tras conclusión de las obras de fortificación ordenadas por Sancho Ramírez no hubo proceso de población de la zona, o si la hubo, ésta fue neutralizada por los musulmanes, tras lo cual Alfonso I ordenó la repoblación. La torre levantada por orden de Sancho Ramírez serviría como garantía de protección para los colonos establecidos en la zona, y no como toma de posición para la conquista de Saraqusta como se tiende a pensar.
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