lunes, 2 de noviembre de 2015

Castillos por países - España

Castillos de la provincia de Zaragoza

El castillo de Juslibol, también conocido como Picote de San Martín es una construcción defensiva medieval que se encuentra en una posición dominante sobre el núcleo urbano de Juslibol, en ZaragozaEspaña.
Esta construido al este de la vaguada que baja desde las actuales Casetas de Aviación y que se abre a la vega delEbro a la altura de la Plaza del Arzobispo (Juslibol). Se encuentra a 4,75 km de la Basílica del Pilar (Zaragoza ciudad), en dirección norte-noroeste.
Se sitúa en lo alto del escarpe de yesos que delimitan la zona norte del Ebro. Esta posición es de gran importancia militar, pues la vaguada que protege es el único punto de acceso en varios kilómetros desde la vega del Ebro a los áridos terrenos elevados que se sitúan al norte del río. Esta situación estratégica fue aprovechada para construir una pequeña fortaleza que formaba parte del una línea defensiva sobre la capital de la taifa de Zaragoza (Saraqusta).
Las demás fortificaciones de la línea defensiva sobre Saracusta (Juslibol, MirandaAlfoceaSobradielEl Castellar, Santa Inés y Pola) también se construyeron aprovechando estas características, situándose en puntos críticos desde el punto de vista militar (como vaguadas, vados en el río, pasos obligados y accesos a los terrenos elevados). Estas son fortalezas que deben ser estudiadas como partes de una línea defensiva que llegó a abarcar más de 20 km a lo largo del escarpe, construidas en la Reconquista del valle del Ebro (siglos XI y XII).

Historia

Edad Media

Máxima extensión de la Taifa de Zaragoza con Al-Muqtadir (1076).
Lo mandó construir Pedro I de Aragón en el año 1101, como parte de la reconquista de Ebro, para crear una línea defensiva al norte del Ebro. Con la finalidad de tener una frontera segura y para la toma de la ciudad de Saraqusta, actual Zaragoza, que fue conquistada por Alfonso I el Batallador, hermano del anterior y su sucesor, el 18 de diciembre de 1118.
Bajo dominio musulmán formaba parte de la taifa de Saraqusta, y la zona era conocida con el nombre de Mezi Meeger.
En 1134 el rey lo entregó a los Garcés, los cuales los traspasaron la fortaleza y la población a Ramón Berenguer IV. El cual la donó al Obispado de Zaragoza en 1160. Posteriormente en el siglo XIII, volvió a la corona hasta que en el 1323, Jaime I la vendió al arzobispo de Zaragoza.
Del siglo XI proviene el propio nombre del municipio, el cual deriva del grito de la Primera Cruzada Deus lo vol ('Dios lo quiere' o 'es la voluntad de Dios').

Actualidad

En la actualidad se encuentra en ruinas. Solo queda en pie uno de los lados de una torre cuadrangular. Del resto tan solo queda el arranque de sus muros. En sus alrededores se encuentran restos de cerámica, probablemente partes de tejas, y las piedras que conformaban sus muros.

Descripción de la fortaleza

Planta del castillo de juslibol, realizado sobre fotografía aéra
Detalle de la construcción (3)
Detalle de la construcción (4)
Detalle de la aspillera del único torreón que permanece en pie.
Imagen frontal de los restos del torreón Sur.
Esta construida aprovechando el terreno; al sur se encuentra un barranco, el cual ha sido excavado para ganar altura y pendiente, salvo en su centro, que sirve de apoyo a un contrafuerte (5). Este contrafuerte sustenta un muro que cierra el posible asalto por el sur. El resto de direcciones están protegidas mediante muros, construidos en las laderas de una loma. Todos ellos se adaptan a las curvas de nivel del terreno, quedando una planta irregular, pero dominante sobre todas direcciones. La vaguada, que se le acerca por el suroeste, es el único punto factible para un asalto y para defender esa posible dirección de ataque tiene construido una torre de base cuadrangular (1), único elemento de la fortaleza del que quedan paredes en pie.
Parece dibujarse una senda, posible acceso, que sube mediante un zig zag al punto mas alto de la colina y posible centro de la construcción. Este acceso esta flanqueado por bases de muros a ambos lados. En la parte superior se pueden ver tres espacios bien diferenciados. Un pequeño solar dividido en dos partes por muros a ambos lados (3); una habitación o almacén horadado en la colina (2), el cual se encuentra en en nivel inferior, y la torre (1).
Su construcción es rústica y elaborada a partir de materiales locales. No se encuentran sillares en la estructura. Esta construida por yesones y sillarejo, unidos mediante tierra apelmazada. El muro sur, erigido sobre el barranco, es de tapial y en las bases de los muros del resto de la estructura predominan las piedras sin trabajar unidas mediante tierra apelmazada. En la habitación del nivel inferior se distingue un techo curvo, posiblemente destinado a repartir el peso a sus lados.
La planta ha sido dibujada sobre fotografía aérea. Las líneas de tinta negra representan los muros y los restos visibles. Las líneas discontinuas representan suposiciones, al igual que el acceso; de cómo podría estar construido, supuestos ambos a partir de la observación detallada del lugar. La imagen debe interpretarse como una hipotética distribución de los elementos de la fortaleza.















Situación

El castillo de Juslibol se alza sobre una colina en el margen izquierdo del río Ebro, en el barrio de San Martín, en la parte más alta de la localidad Juslibol, a unos 5 kilómetros al norte de la ciudad de Zaragoza, municipio y provincia de Zaragoza.

El acceso es un poco complicado si no se conoce la zona. Se puede llegar desde la parte alta del pueblo rodeando el cerro del castillo por el lado izquierdo, donde hay una abertura del terreno por la que se puede subir. Superada la parte barranco, la parte abrupta, ya es más fácil.

Historia

Juslibol fue construido por los musulmanes, posiblemente en época de taifas, siglo XI, como posición fortificada extramuros de la ciudad de Zaragoza, para defender la ciudad de posibles incursiones o ataques cristianos por el noroeste. Durante la dominación musulmana de la zona el lugar era conocido comoMezi Meeger.

En 1101 el castillo fue conquistado por el rey Pedro I de Aragón durante el transcurso de sus campañas por el valle del Ebro.

Desde la conquista aragonesa del castillo, la fortaleza sería denominada por los cristianos Juslibol, palabra derivada de Deus lo vol, el grito de guerra de las cruzadas, (Dios lo quiere, o la voluntad de Dios), nombre que posteriormente adoptaría la actual población.

La fortaleza estaba dotada de gran potencial estratégico, pues, desde su elevado emplazamiento sobre un cerro en el margen izquierdo del río Ebro, dominaba su vega y la ciudad de Zaragoza, con la que tenía contacto visual.

Su proximidad a Zaragoza (apenas 5 kilómetros del centro de la ciudad), convirtió a la fortaleza en una de las posiciones más importantes y claves de Aragón en la campaña cristiana de reconquista de Zaragoza de 1118.

Desde prácticamente las inmediaciones de Zaragoza, existió a finales del siglo XI una línea fortificada avanzada cristiana al noroeste de la ciudad, constituida por varias fortificaciones situadas en posiciones elevadas en el margen izquierdo del Ebro, que llegó a abarcar más de 25 kilómetros, hasta Remolinos, cerca de Tauste. Desde estas posiciones fortificadas cristianas Aragón intimidaría y hostigaría Zaragoza, y coordinaría la futura reconquista de la ciudad. Además del de Juslibol, el más cercano, formaban parte de esta línea ofensiva cristiana fortalezas como el castillo de Miranda, el castillo de Alfocea, la torre de Candespina de Sobradiel (de origen musulmán), El Castellar (la base de operaciones de la coordinación y organización de la reconquista de Zaragoza) y el castillo de Pola de Remolinos (de origen musulmán y aprovechado por Aragón tras su conquista).

En 1118, durante la campaña del rey de Aragón Alfonso I el Batallador de reconquista de la Zaragoza musulmana, el castillo de Juslibol serviría de punto de apoyo importante a las tropas aragonesas.

Tras el asedio cristiano entre mayo y diciembre de 1118, Saraqusta capitula y es entregada a Aragón. Poco después de la reconquista de Zaragoza, perdido su uso y valor militar, el castillo de Juslibol sería poco a poco abandonado.

En 1134, el rey Batallador de Aragón cede el castillo a los Garcés. En 1160 pasa a manos del obispado de Zaragoza, por una donación del Conde de Barcelona Ramón Berenguer IV. En el siglo XIII el castillo volvería a manos de la corona, hasta que en 1233 el rey de Aragón Jaime I el Conquistador lo vende al arzobispado de Zaragoza.

Descripción

Actualmente en estado de ruina, la fortaleza estaba formada por un recinto de pequeñas dimensiones de planta irregular rodeado por barranco por alguno de sus flancos.

Destacan los restos de su torre principal, rebajada en altura, posiblemente de planta cuadrada, situada al borde de barranco por su lado que mira a la vega del Ebro.

Del resto del recinto se observan restos de muros de la muralla, junto a la torre, y diversos restos de muros, algunos confundidos con el terreno.

Materiales

Construido en tapial.

Estado de conservación

Se encuentra en estado de ruina progresiva, casi desaparecido.



















Las ruinas del Castillo de Matamala se encuentran en un promontorio sobre la Ermita de Nuestra Señora de Matamala, en el término municipal de Quinto, provincia de Zaragoza(España).

Son las ruinas de una modesta fortificación que debió de servir como defensa para la pequeña población de Matamala, un conjunto de efímera existencia en época medieval. De los restos conservados puede deducirse que se trataba de un recinto rectangular con un torreón cuadrangular situado en uno de sus extremos. De ellos apenas queda en pie un lienzo y el arranque del otro pertenecientes al torreón, y un fragmento de muro del recinto rectangular. Es una obra de gran grosor y tosca ejecución, realizada en dos capas de mampostería irregular con relleno de piedras sueltas entre abundante mortero de yeso en el torreón, y de tierra con cascote en el muro del recinto (que parece haber sido originalmente de peor calidad). Uno de los muros del torreón presenta exteriormente revoque de yeso, lo que parece indicar que todos los paramentos exteriores se encontraban revocados.
















El Castellar (Torres de Berrellén) es un conjunto de restos arqueológicos situado junto al río Ebro a su paso por laRibera Alta del Ebro (ZaragozaEspaña), sobre los montes de El Castellar.
Se trata de un yacimiento muy extenso y de difícil acceso que agrupa restos de culturas y épocas muy diversas, y que se incluye en un conjunto de yacimientos arqueológicos que abarca desde la granja de Pola en occidente hastaJuslibol en oriente, sobre los escarpes del Ebro.
Actualmente se encuentra incluido en el campo de maniobras militares de San Gregorio, el campo de maniobras más grande de España y uno de los mayores de Europa.

Historia

Orígenes

La primera ocupación de El Castellar probablemente tuvo lugar con la llegada a la zona de las tribus célticas del centro de Europa en el siglo VII a.C., iniciando la Edad del Hierro en la región. Restos de estas antiguas poblaciones se han conservado tanto en Valdemoro (Pola) como en el poblado de Miranda. Aguas arriba del Ebro y al otro lado del Jalón comenzaba la Celtiberia a la llegada de los romanos, con las colectividades de belos y lusones, y ciudades como Bílbilis (Calatayud); mientras que en la zona de la vega comprendida entre el Jalón y Guadalope estaban asentados los sedetanos. Los montes de El Castellar supusieron el límite meridional de la zona de asentamiento de los vascones, existiendo junto al antiguo asentamiento en El Castellar el extremo de un largo camino tradicional de trashumancia hasta el Pirineo, que explicaría la posible existencia de un fortín (o castellar) vascón con fines defensivos y territoriales. Existen algunos restos entre las actuales ruinas que podrían confirmar esta suposición.
Más adelante, en torno al 77 a.C., pudieron ubicarse en la zona los cuarteles de invierno de Castra Aelia, levantados por Quinto Sertorio en el contexto de la guerra civil, según relata Tito Livio. Tito Livio parece sugerir que Castra Aelia se trataba de un núcleo urbano anterior, posiblemente el propio Castellar, junto al cual se levantaron dichos cuarteles. También existen ruinas romanas posteriores (de la época imperial) que evidencian la existencia de un núcleo urbano de este período, que posiblemente se dedicó a la explotación y comercio de la sal de las minas de la zona.
El asentamiento romano de El Castellar pudo ser abandonado entre los siglos IV y V, información que está todavía por comprobar en el caso de que hubiera seguido estando poblado hasta la época visigoda.

Edad Media

El Castellar islámico

No se sabe de la existencia de fuentes históricas propiamente islámicas, pero sí existe un diploma datado en 1091 y otorgado a nombre de Sancho Ramírez que hace referencia a un distrito islámico en la zona de Super Caesaraugusta que contaba con un castillo defensivo sobre el Ebro y de cara a la vega, situada entre Alagón yZaragoza. Dicho distrito aparece de nuevo mencionado en un diploma posterior de 1115. En el diploma de 1091 Sancho Ramírez exceptúa un caserío o barrio (al-Mahall) de la concesión de terrenos y campos, que se correspondería con unos restos ubicados en el conjunto arqueológico de El Castellar (Casas Bajas y Casas Altas), próximos a la Mina Real y próximos al límite territorial de Alfocea.
En 1268 vuelve a hacerse una referencia al barrio con el nombre de Almahaja en una sentencia de Jaime I en Huesca, en el contexto del establecimiento de los términos de dicho barrio de El Castellar y Alfocea.
Del castillo musulmán quedan vestigios en las porciones más antiguas de las ruinas de la villa fortificada. El castillo disponía de un campo visual muy amplio que permitía el control de la vega del Ebro, efecto incrementado por medio de atalayas de comunicación óptica situadas en los montes circundantes: la atalaya de Pola (hoy desaparecida), la atalaya de El Molino (de la que quedan restos, en la retaguardia del castillo, al Norte), la atalaya de Sobradiel (mejor conservada, pero recientemente deteriorada por el derrumbe de su fachada), la torre de la Lora (en la vega del Ebro, hoy desaparecida), la Almenara (cerca de Alagón), las torres de Torres de Berrellén(de las que proviene el nombre del pueblo) y un puesto avanzado en Sobradiel.
De la época musulmana han sobrevivido también restos funerarios y tumbas excavadas en la roca, así como un cementerio musulmán tardío ubicado al otro lado del río, poco antes de la desembocadura del Jalón y en su margen izquierdo (Campo del Moro), donde se hallaron a mediados del siglo XX gran cantidad de restos humanos de la época. La población judía de El Castellar disponía de su propio lugar de inhumación (Campo del Judío).

El Castellar cristiano

En 1086 Sancho Ramírez llevó a cabo un proyecto de fortificación en El Castellar. No obstante, no hay acuerdo respecto a si Sancho Ramírez ordenó la construcción de un castillo entero o si solamente ordenó la construcción de una simple torre defensiva en las cercanías. En caso de tratarse de esto último, posiblemente fuera Alfonso Iel verdadero responsable de la construcción del castillo de El Castellar así como de su población. Esto implica que tras conclusión de las obras de fortificación ordenadas por Sancho Ramírez no hubo proceso de población de la zona, o si la hubo, ésta fue neutralizada por los musulmanes, tras lo cual Alfonso I ordenó la repoblación. La torre levantada por orden de Sancho Ramírez serviría como garantía de protección para los colonos establecidos en la zona, y no como toma de posición para la conquista de Saraqusta como se tiende a pensar.

El "castillo del Castellar" está enclavado en el alto de los montes del mismo nombre, 320 m sobre el nivel del mar, sobre un cortado, en la margen izquierda del río Ebro, separando su cauce el municipio del castillo.

La historia del pueblo de Torres de Berrellén está tan ligada al castillo-villa del Castellar que no se puede hablar del primero sin conocer con anterioridad la historia de éste.
Desconocemos mucho de él, por eso nuestras fuentes consultadas difieren en muchos datos, aunque coinciden también en otros.
 
  
El texto que abajo exponemos está basado en: Una entrevista realizada en abril de 1992 al entonces párroco de Torres de Berrellén, Mosén Andrés Carreras, por el Aula de Adultos, que a su vez se documentaba en el Archivo Parroquial y en la Tradición (véase para ello El canto y Novena a la Virgen del Castellar de esta misma página web); el libro "Juan Pablo Bonet, su tierra y su gente de Ramón Ferrerons y Antonio Gascón, de la Diputación de Zaragoza; Folleto informativo de la Presentación de la Bandera Municipal, año 2001; Revista "Castillos de Aragón", mayo 1999
 
El Castellar se levantó en el año 1080, primera ocupación aragonesa en la ribera del Ebro, por el rey Sancho Ramírez, como una fortificación militar para defenderse de las incursiones árabes. En 1085 fue donado a su hijo primogénito, D. Pedro, junto con otros señoríos y el título de rey.
Bajo su cobijo creció una rica población, la villa de El Castellar, a la que se concedió carta puebla en 1091
El rey de Zaragoza "Zulema" se hizo vasallo de D. Sancho Ramírez, acrecentándole éste las parias que pagaba. Con ello, se construyó la iglesia de San Pedro, en el Castellar, el 10 de agosto de 1091, en favor de los obispos de Pamplona.
A D. Pedro, le sucedió su hermano D. Alfonso I, el Batallador. Este rey encerró a su esposa, la reina Doña Urraca, en el Castillo del Castellar, sacándola de él varios ricos hombres gallegos, obteniendo del Papa la nulidad matrimonial. (Otros dicen que el hecho ocurrió en el castillo de Miranda)
D. Alfonso I, al morir en 1134 legó a los templarios una gran parte de sus reinos, y uno de los castillos que les dejó disfrutar su hijo D. Ramiro II, el Monje, fue el de Torres del Castellar
D. Jaime II, el Justiciero, (1291-1327) hizo cumplir la letra apostólica que el pontífice Clemente había mandado al obispo de Zaragoza, D. Gimeno, para que procediera contra los templarios. Pero en contra de la voluntad del Papa Clemente V, el día que recuperó la ciudad del Montesa, creó una nueva orden militar llamada de Santa María de Montesa, cediéndoles los bienes que antes poseyera la abolida Orden de los Templarios. 
En esta época (1317) la comarca del Castillo tenía mucho y buen arbolado
Un dato puede dar idea de la importancia que por entonces tenía la Villa del Castellar: La pechas o contribuciones personales sobre bienes y haciendas "echadas" por Jaime I en agosto de 1265 a diversas localidades de la bailía de Zaragoza, fueron las más altas las de Gurrea (9000 sueldos), el Castellar (4500), seguidas de Alfajarín, Borja Ariza, Pina (4000), Alfamén, Aranda y Tauste (3000), Cetina, Épila, Fuentes de Ebro y Rueda (1500). Se cree que en el sigo XII y XII, la villa del castellar, podría haber tenido unos 4000 habitantes.
Al desaparecer la Orden de Santa María de Montesa, todos los territorios, muebles e inmuebles de que eran usufructuarios pasaron a ser dominio del Estado y a la libre disposición del monarca. La monarquía aragonesa nombró entonces un consejo comunal, formado por las personas de mayor relieve. Dicha entidad se puso en entredicho, por lo que fue nombrado jefe, en pleno dominio y dueño del Castellar a D. Martín Díez de Aux por privilegio del rey D. Alfonso V, nombrándolo además, por carta real Justicia de Aragón, desempeñando ambos cargos desde el 30 de septiembre de 1433 hasta 1440
( Otras fuentes señalan que la propiedad de la tierra fue de señorío desde la conquista aragonesa del Valle del Ebro a principios del siglo XII, comenzando con Don Bacalla, señor de El Castellar y de la Baronía de Torres, conde y señor de Luna. A mediados del siglo XV es secuestrado por Alfonso V tras la rebelión del Conde de Luna contra el monarca, siendo vendido por el mismo por trece mil florines a Martín Díez de Aux.
Así mismo otras fuentes distintas dicen que El Castellar fue concedido por Jaime I, en 1258 a García Pérez de Figueroles. Pedro IV, para arbitrar fondos de guerra, lo vende a don Lope Fernández de Luna, por 25 libras jaquesas, junto con las villas de Luna y Fuentes, continuando con sus sucesores hasta que volvió otra vez a la Corona con el casamiento de doña María de Luna y Martín I. En 1421, Alfonso V lo vendió a Martín Díez de Aux, siéndole arrebatado tras su caída en desgracia con el rey. Fue comprado nuevamente por Xuan Ximénez de Cerdán por 45000 ducados jaqueses.El señorío de lo Cerdán se parte y el señorío de El Castellar queda como sucesión hereditaria de los duques de Villahermosa, señores de Pinseque, condes de Contamina.)

A la muerte del Justicia, su yerno D. Xuan Ximénez Cerdán, obtuvo el cargo de alcaide de la fortaleza. Durante el vacío de autoridad que en la práctica supuso el reinado de Juan II, que reinaba en Aragón desde la muerte de su hermano Alfonso V en Nápoles en 1458, y como un episodio más de los graves enfrentamientos que se sucedieron entre familias y grupos locales, Juan Ximénez Cerdán, que ostentaba el señorío de Pinseque, Peramán, Agón y Gañarul, y su hijo Jaime, señor a su vez del Castellar, Torres y La Zaida, entraron en conflicto con el municipio de Zaragoza, en el fondo por la pretensión de éste de hacer valer sus supuestos derechos a hacer leña. (La tradición oral dice que Xuan Ximénez Cerdán mandó matar a un vecino de Villanueva por hacer leña en el término del Castillo, por lo que los vecinos de Villanueva acudieron a Zaragoza a pedir ayuda. La ciudad procedió contra los Cerdanes, y éstos dieron muerte a un jurado de Zaragoza, por lo cual mandaron gente armada que quemó y saqueó la villa del Castellar en 1466). (Tal conflicto no era el primero. Por cuestión de lindes había habido cuando menos dos pleitos entre los concejos del Castellar y Zaragoza, uno que fallara Jaime I en Huesca en 1268, en favor de la villa, y otro de 1308-1309, ganado tras diversas apelaciones por la ciudad, y más tarde, por el mismo motivo, entre el señor del Castellar y el de Quinto, que motivó sendas cartas de Carlos V a Francisco Fernández ce Heredia, gobernador de Aragón, y a Antonio de Bononia, regente de la Real Audiencia de Zaragoza, datada en 1519, para que procurasen arreglar los pleitos y diferencias entre ambos.)
De resultas de aquél, no obstante, y lograda la adhesión de varios nobles, Juan hernández de Híjar Cabrera, primer conde de Aliaga, Lope Ximénez de Urrea, Artal de Algón..., el concejo de Zaragoza alzó una tropa que al mando del jurado "en cap" Jimeno Gordo salió de la ciudad el 9 de febrero de 1466 y, desde Alagón primero y Magallón después, y mientras se negociaba con los Cerdanes su sometimiento a Zaragoza, efectuó varias incursiones que destruyeron gran parte de la vega del Castellar, como otras propiedades suyas en la margen derecha del Ebro, entre ellas el pueblo de Torres, que fue quemado, hasta que, tras la mediación el arzobispo, volvió la tropa a la ciudad. ¿Se quemó la Villa del Castellar, el pueblo de Torres, o ambos?
Ya fuera destruido uno u otro, o ambos, la Villa del Castellar fue deshabitándose (en 1466, 6000 habitantes¿ ?) y en el censo de 1543 sólo se registran 17 fuegos, contra 18 en Torres. En sendos concejos celebrados simultáneamente en El Castellar y en Torres el 9 de octubre de 1567 asisten 8 cabezas de familia representantes del Castellar.
El rey D. Juan II hizo donación del poblado del Castillo del Castellar a D. Lope de Artal. como la estirpe de los Artal desapareció del árbol genealógico de la nobleza aragonesa, el poblado volvió otra vez a regirse por el Consejo Comunal, yendo al frente una de las distinguidas personalidades de aquella comarca, siendo el último de los alcaides D. Juan Pablo Cerreta, padre de Juan Martín Pablo Bonet
  
    
 
Descripción del Castillo
 
Debido a la composición el terreno; de la escasa vegetación, con grandes escorrentías; del material de construcción, piedra del terreno y ladrillo, y de su cercanía al río sobre un acantilado, poco queda de lo que en otro tiempo fue una importante villa. Gran parte de ella ha sido destruida por desprendimiento del terreno sobre el río, para muestra el impresionante desplome que en 1840 sufrió la ermita de Nuestra Señora del Rosario, llamada del Castellar, antecesora de la actual del mismo nombre: "Estaba situado el Santuario en un escarpado e inaccesible vericueto, á la izquierda del Río Ebro, y frente á la embocadura de jalón, á cuya derecha desagua (..). El día 24 de Marzo de 1840, á las siete y media de la tarde (...) se desprendió una asombrosa porción del monte, consternando el espantoso estruendo á tres ó cuatro jornaleros que se hallaban á la sazón en la vega, y (a quienes) la casualidad hizo espectadores de tan terrible acontecimiento. Este sólido edificio era vasto (...) y á excepción de los restos de una pared que daba al Nort-Este, todo él fue arrancado, y sumido entre multitud de grandes masas de tierra, y sobervios peñascos (...). Sus enorme moles lanzaron á los campos el pescado (sic) que el Ebro abrigaba en su seno y obstruyeron la corriente (...)
Estaba rodeado de murallas, aún puede intuirse 60 metros de ella de un espesor de 2,40 m y una altura de 8 metros. En el interior de la villa había cuatro iglesias: San Pedro, San Miguel, Sta. María la Antigua (después del Castellar, denominada antes como de Nuestra Señora del Rosario), la Ermita de Santa María Magdalena. Había molinos que servían para proporcionar agua, para molienda.

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