Antecedentes: conflictos territoriales en el siglo XI
El primer tercio del siglo XI vio la crisis y desintegración del
Califato de Córdoba, que coincidió con el reinado del rey
Sancho Garcés III (1004-1035). El condado de Castilla aprovechó para aumentar su territorio, mientras que Sancho aseguró las posiciones en al frontera de la
taifa de Zaragoza, en las comarcas de
Loarre,
Funes,
Sos,
Uncastillo,
Arlas,
Caparroso y
Boltaña.
1 2 Fortaleció sus relaciones con Castilla y antes de 1011 se casó con
Muniadona, hija del conde de Castilla
Sancho García.
3 En
1016 realizó con su tío y suegro
Sancho García un acuerdo en cuanto a límites entre el Condado de Castilla y el Reino de Pamplona y los ámbitos de expansión, quedando para Pamplona la expansión hacia el sur y el este, la zona oriental de
Soria y el
valle del Ebro, incluidas las comarcas zaragozanas.
4 No hay documentación directa en cuanto a estos límites exactos.
5 El territorio heredado del reino de Pamplona (
regnum Pampilonense) estaba formado por 15.000 km²
6 de Pamplona, Nájera y Aragón, hasta llegar al
Condado de Sobrarbe.
7 con dos círculos de vasallos reales los señores pamploneses y los aragoneses tradicionalmente diferenciados.
2
Los años siguientes vieron la expansión del reino de Pamplona. Entre 1017 y 1025 se apoderó del
Condado de Ribagorza aprovechando un litigio sucesorio. En 1029 fue asesinado el conde
García Sánchez de Castilla, su tía
Muniadona pasó a ser condesa de Castilla y su marido el rey Sancho el verdadero gobernante del territorio, designando a su hijo Fernando como conde.
8 9
A su muerte en 1035 el reino de Pamplona había alcanzado su máxima extensión. En su testamento, reservó al primogénito
García el reino de Pamplona, con el título real con todo su patrimonio a él anejo hasta entonces, Pamplona, Aragón y tierras de Nájera. El resto del patrimonio, herencia de su esposa Mayor o derecho de conquista, era de más libre disposición:
10 11 12 el legado de su esposa
Muniadona se repartió entre los hijos legítimos, así García recibió el territorio noreste del Condado de Castilla (
Castella Vetula, la
Bureba,
Oca...) y el
condado de Álava (las tierras
vizcaínas,
duranguesas y
alavesas),
13 y a
Fernando conde de Castilla, el resto del territorio; como régulos supeditados a García estaban
Ramiro en el
condado de Aragón y ciertas poblaciones dispersas por la geografía pamplonesa, y
Gonzalo en los territorios de
Sobrarbe y
Ribagorza que su muerte pasarían a Ramiro.
La Península Ibérica en
1037. Con la aparición de los reinos de
Castilla y
Aragón que irán rompiendo la vinculación con el de Pamplona.
El rey
García Sánchez III de Pamplona (1035-1054) sometió a su hermano Ramiro en la batalla
Tafalla en 1043, y logró tomar
Calahorra en 1044. Apoyó a su hermano Fernando contra el rey
Bermudo III de León, obteniendo el territorio que iba desde Santander a los montes de Oca, incluyendo Álava, Vizcaya, Durango y Guipúzcoa,
14 pero al conseguir Fernando I el reino de León, esta situación convirtió teóricamente a García Sánchez III vasallo de su hermano en lo relativo a los territorios del condado de Castilla que habían sido repartidos por parte de la herencia materna. Sin embargo, el pamplonés probablemente interpretó que esos territorios habían pasado a ser una extensión de su reino, y las relaciones se deterioraron hasta el punto de enfrentarse los dos hermanos en la
batalla de Atapuerca en septiembre de 1054, donde murió el rey de Pamplona.
15 La derrota en esta batalla hizo perder a Pamplona las tierras de
Castella Vetula, la
Bureba y la cuenca alta del
río Tirón.
16 aunque el reino de Pamplona seguía conservando Álava, Vizcaya y el Bajo Tirón.
14
Su hijo
Sancho Garcés IV (1054-1076) tuvo que afrontar la disposición de
Sancho Ramírez de Aragón de librarse de la dependencia de Pamplona, haciéndose vasallo del
papa en 1068; y sobre todo, la presión de Castilla, en la
guerra de los Tres Sanchos, Castilla recuperó los Montes de Oca, Pancorbo y la Bureba.
14 13 El 4 de junio de 1076, se llevó a cabo un complot que llevó al asesinato del rey
Sancho Garcés IV de Pamplona, al ser despeñado en Peñalén, junto a
Funes, por parte de su hermano Ramón y su hermana Ermesinda. En el mismo también debieron de participar los dos reinos vecinos.
17 Hasta el momento de su muerte el reino de Pamplona contaba con los territorios de Vizcaya, Álava y la Tierra Najerense.
16
Inmediatamente después el reino se lo repartieron sus dos vecinos. El rey de León y Castilla
Alfonso VI, primo de todos ellos, pasó a controlar
La Rioja hasta Nájera y Calahorra; y recuperó para Castilla
18 el
Señorío de Vizcaya,
Álava; el
Duranguesado; una gran parte de
Guipúzcoa y la orilla derecha del bajo Ega, al parecer con el apoyo de los linajes de la zona.
19 Por su parte el rey aragonés,
Sancho Ramírez, primo también por línea bastarda, hizo lo propio con el resto del territorio pamplonés, con el apoyo de la nobleza nuclear pamplonesa que le aceptó como rey. De esta forma, el
río Ega fue la frontera en la que quedó dividido el reino.
17 Las pretensiones expansionistas de Alfonso VI fueron frenadas por la derrota en la
batalla de Zalaca (1085) contra los almorávides, lo que le llevó a reconocer a su primo Sancho Ramírez el núcleo territorial del reino de Pamplona: las tierras de
Montaña, las situadas al este del río Aragón, con Sangüesa, los situados al norte del río Irati, la
cuenca de Pamplona y las conquistas en la
Ribera, y se creaba el "
condado de Navarra" por que el rey de Pamplona prestaría homenaje a al rey de Castilla.
20 Sancho Ramírez y su sucesor
Pedro I (1094-1104) se centraron entonces en expandirse al territorio musulmán en el valle del Ebro y el valle del Cinca, apuntalando posiciones hacia Tudela y Zaragoza.
El siguiente rey,
Alfonso I el Batallador (1104-1134), se desposó en 1109 con la reina
Urraca de León, pero la incompatibilidad de caracteres de los cónyuges condujo a una guerra civil en Castilla, en la que Alfonso el Batallador conservó los territorios que le apoyaron, como fueron
Vizcaya,
Álava (reunidos en la junta de
Argote21 ),
Rioja y otros de
Burgos.
22 El matrimonio fue anulado en 1112, y el rey de Aragón y Pamplona rápidamente llevó la frontera con el Islam al
río Ebro: entre 1118 y 1120 conquistó
Zaragoza,
Tudela,
Tarazona,
Calatayud y
Daroca.
23 Tras el fallecimiento de la reina Urraca en 1126, su hijo
Alfonso VII concentró sus pretensiones en el territorio de Alfonso el batallador. En
1127 mediante mediación se acordó el
Pacto de Támara, con el fin de evitar el enfrentamiento de las tropas de Pamplona y Aragón con las castellano-leonesas. En este pacto Alfonso el Batallador renunciaba al título de emperador y se delimitaron las fronteras entre los reinos de Castilla y los de Pamplona y Aragón con devolución de alguno de los territorios a Castilla, retirada ésta que Alfonso I efectúo con lentitud.
24 En este pacto quedaba en territorio pamplonés los de
Vizcaya,
Álava,
Guipúzcoa,
Belorado,
Soria y
San Esteban de Gormaz.
25 Alfonso I el Batallador falleció el 7 de septiembre de 1134. El territorio por él controlado había pasado de 24.000 km² a unos 52.000 km², de ellos 8.000 pasaron a Castilla para la monarquía pamplonesa y más de 20.000 km² a los almorávides. La muerte sin hijos legítimos marcaría la separación de nuevo entre el reino de Pamplona y Aragón.
23
Restauración del Reino y pérdidas de territorio
Tratados entre Castilla y Aragón.
- En 1140 se acordó el Tratado de Carriónentre Alfonso VII de León y Castilla yRamón de Berenguer IV de Barcelona. A los tres años de que García Ramírez de Pamplona hubiera realizado una incursión en territorio aragonés.26
- En 1151 firmaron de nuevo Alfonso VII y Ramón de Berenguer el Tratado de Tudilénen el que, además de Navarra, se repartían otros territorios, como Murcia y Levante para Aragón y el resto para León y Castilla.
- En 1157, tras la ofensiva realizada por el rey navarro Sancho VI, se firmó el Tratado de Lérida por los mismos regentes, Alfonso VII y Ramón de Berenguer. En este tratado, se comprometían además a casar al recién nacido Alfonso, hijo del conde de Barcelona, con Sancha, hija de Alfonso VII y su segunda esposa Riquilda de Polonia.27
- En junio y julio de 1170 reuniones enSahagún y Zaragoza nueva alianza entre Castilla y Aragón.28
- En 1174 Alfonso VIII de Castilla y Alfonso II de Aragón firmaron otro acuerdo.
- A los cuatro meses del Laudo Arbitral, para julio de ese año 1177, los reyes de Castilla y Aragón volvieron a conspirar contra Sancho en Cuenca.28
- En marzo de 1179 proyectaban de nuevo, en la soriana localidad fronteriza de Cazola, un detallado reparto del reino de Navarra,28 y de la España musulmana, el llamado tratado de Cazola. Ante esta amenaza, el rey navarro acuerda en abril del mismo año con el castellano en la frontera común, entre Nájera y Logroño, aplicar el laudo.29
- El 5 de octubre de 1186 en el tratado de Berdejo en que se renueva la alianza castellano-aragonesa contra Navarra.30
- El 20 de mayo de 1198, Alfonso VIII de Castilla y Pedro II de Aragón firmaron elTratado de Calatayud. En este caso tuvo más éxito que los previos, ya que una vez detenido el ataque aragonés tras conseguirBurgui y Aibar,31 Castilla obtuvo de modo definitivo Álava, Guipúzcoa y elDuranguesado, además de confirmar el control de Vizcaya, Las Encartaciones y la Rioja.32
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La muerte de
Alfonso el Batallador en 1134 sin heredero directo y con un testamento que dejaba a las
órdenes militares los dos reinos, era algo imposible de cumplir tanto por la nobleza aragonesa como por la pamplonesa.
21En
Aragón se coronó a
Ramiro II, un hermano de Alfonso el Batallador, mientras que en el territorio pamplonés la nobleza optó por
García IV Ramírez (1134-1150), vástago de la
dinastía Ximena. Entre los nobles que le apoyaban estaba
Ladrón Íñiguez que controlaba los estratégicos territorios de
Álava y
Haro. La lealtad de la nobleza era imprescindible ya que procedía de un nieto por línea
bastarda del último rey pamplonés
Sancho Garcés IV, y por otra parte,
Alfonso VII de Castilla, por ser nieto de Alfonso VI, primo carnal legítimo del último rey de Pamplona, también podía reclamar la herencia. Por ello García Ramírez y Ramiro II de Aragón firmaron el
pacto de Vadoluengo en que ambos monarcas se daban una relación paterno-filial, que fue invalidado al poco tiempo, al casarse el rey Ramiro con
Inés de Poitou y garantizarse la sucesión en el reino aragonés.
27
El rey castellano realizó una ofensiva que ocupó
Nájera y gran parte del territorio de la
Rioja, y
Zaragoza en el
reino de Aragón, colocando en Nájera a
Lope Díaz I de Haro (que se mantendría por lo menos hasta 1167). A pesar del éxito no continuó la ofensiva militar y su estrategia se dirigió a dividir a los reinos de Pamplona y Aragón. De esta forma consiguió que en 1135 García Ramírez le prestara vasallaje y se dejaba al
Ebro como frontera, con la excepción del distrito de
Tudela y
Logroño.
33 34 Como vasallo García Ramírez acudió a la coronación de Alfonso VI el 2 de junio de 1135 y también en nombre del castellano estuvo al frente de de la ocupación de la
taifa de Zaragoza. Un año después, en 1136, cuando Alfonso VII se alió con el aragonés y le devolvió Zaragoza, el rey de Pamplona se rebeló y se enfrentó al castellano. Alfonso VII capturó a Ladrón Íñiguez, pasándose éste entonces a apoyar a los castellanos, sin embargo el territorio de Vizcaya estaba con su hijo
Vela Ladrón que se mantenía con la soberanía pamplonesa. Se firmó un acuerdo de paz en 1137 que se quebrantó, y tres años después se acordó otro, sellado con el compromiso de boda del heredero castellano
Sancho y
Blancahija del pamplonés. En 1143 el conde Ladrón volvería con Sancho Ramírez.
35
En las cambiantes relaciones entre Alfonso VI y Ramiro II, hizo que García Ramírez en 1137 aprovechara la coyuntura y traspasó con sus huestes las fronteras de Aragón saqueando
Jaca, para luego ocupar
Malón y
Barillasy en 1138 también
Pedrola,
Sos,
Petilla y
Gallipienzo. Ello llevó a que en 1140
Ramón Berenguer IV se reuniera con Alfonso VI en
Carrión de los Condes y firmaran el
tratado de Carrión en el que se realiza un reparto equitativo del reino de Pamplona entre aragoneses y castellanos. Iniciado el avance aragonés, llevó a que García Ramírez negociara la boda de su hija
Blanca con
Sancho hijo heredero de
Alfonso VII y posteriormente, en 1144, la del propio García Ramírez, ya viudo, con
Urraca, una hija extramatrimonial de Alfonso VII
26 y con ellas se renueva el vasallaje al castellano y se entregaba Logroño. Se establecía como frontera la demarcación de los ríos
Bayas y
Nervión y el río
Ebro por el sur.
36 Esta paz entre los reinos cristianos fue propicia para organizar una expedición conjunta al
Al-Ándalus en verano de 1147.
26
Señorío de Vizcaya, La Bureba y Rioja
En este periodo ya se utilizaba la denominación de Reino de Navarra, pero fue su sucesor
Sancho VI (1150-1194) el que lo utilizó de forma escrita.
25 Sancho VI el Sabio tenía 17 años cuando asumió las riendas del gobierno y ya en el primer año se entrevistó con
Ramón Berenguer IV en
Filera, próximo a
Sos, para prolongar la tregua con Aragón. Sin embargo el conde de Barcelona al año siguiente, el 27 de enero de 1151 se reunió con Alfonso VII en
Tudilén y volvieron a planear el reparto de Navarra con el
Tratado de Tudilén. Intentando frenar esto, Sancho VI renovó el vasallaje a Alfonso VII, mantuvo la boda de su hermana
Blanca con
Sancho, que ya estaba prometida desde 1140, y en 1153 estrechó más las coronas con su propia boda con
Sancha de Castilla, hija de Alfonso VII.
27En 1153 el conde Ladrón y su hijo Vela Ladrón apoyaron al rey castellano en contra del pamplonés, pero en 1160, fallecido el padre, Vela Ladrón volvió con el rey pamplonés. Cuando
Sancho III de Castilla accedió al trono en 1157 se instaló en Nájera con la intención de acosar al reino pamplonés. Sin embargo este murió al año siguiente, desestabilizando el reino de Castilla ya que el heredero de Castilla
Alfonso VIII tan sólo contaba con tres años de edad, lo que fue aprovechado por
Sancho VI y
Ramón Berenguer IV para tener acuerdos y en 1159 Sancho VI se desligó del vasallaje castellano pasando a ser
"Rex Navarre" (1162) con soberanía plena y negando posibles vasallajes.
37
Las tensiones con Aragón llevaron a una nueva incursión navarra que penetró hasta el
río Gállego, lo que provocó un nuevo tratado castellano-aragonés, el
de Lérida en 1157. Cinco años después, en agosto de 1162, falleció Ramón Berenguer IV, lo que llevó a la subida al trono del niño
Alfonso II de Aragón, y en ese momento sus tutores optaron por firmar una tregua de trece años con Navarra.
27
Reafirmado como
"Rex Navarre", realizó en el invierno de 1162-63 una gran ofensiva con la toma de
Logroño,
Navarrete,
Entrena,
Autol,
Quel,
Ausejo,
Resa,
Ocón,
Briviesca,
Miranda de Ebro y
Salinas de Añana, mientras que
Nájera,
Haro y
Calahorra resistieron. Las hostilidades se mantuvieron hasta que en 1167 se firmó una tregua por diez años.
Los Vela en este caso fueron fieles al rey navarro y los Haro a los castellanos revalorizando su posición.
38 A su vez hizo tratos con
Ibn Mardanish que le cedió para el reino de Navarra
Albarracín.
27
Rehecha la alianza entre Castilla y Aragón, reforzada con la boda de
Alfonso VIII de Castilla con
Leonor de Plantagenet hija del rey
inglésEnrique II y
Leonor de Aquitania, que tenía los territorios
gascones fronterizos con el norte de Navarra. Con ello Castilla lanzó una ofensiva militar en 1173 con una guerra generalizada en toda la frontera navarro-castellana, en la que no sólo recuperaron los territorios ocupados diez años antes sino que llegaron hasta
Artajona en el interior del Reino.
28 Castilla estaba promoviendo la vuelta de los López de Haro, con
Diego López II al señorío de Vizcaya en sustitución de Vela Ladrón, y esto lo logró en julio de
1175 cuando las tropas de Alfonso VIII entraron en las
Encartaciones (
incarnationes) avanzaron por la cuenca del
río Nervión y la parte baja de
Ibaizábal así como las zonas costeras hasta el
castillo de Malvecín, no logrando el
Duranguesado (cuenca alta del río Ibaizábal). También se tomó el castillo de Godín (posiblemente la actual
La Puebla de la Barca), y en tierras alavesas tomaron Salinas de Añana y
Portilla.
39
Sancho VI tras frenar los ataques armados, logró una tregua con el rey castellano, y ambos aceptaron la mediación del rey
Enrique II de Inglaterra para decidir la cuestión de las fronteras entre Castilla y Navarra, dictándose un
Laudo Arbitral el
16 de marzo de
1177. Aunque ambiguo en él se consideraban como fronteras las que había en
1158, cuando comenzó el reinado de Alfonso VIII, que para Navarra suponía la pérdida del actual territorio de
La Rioja y
La Bureba. Esto no satisfizo a ninguno de los dos reyes, y el castellano en julio de 1077 estaba de nuevo conspirando con el Aragonés en
Cuenca. De nuevo lo haría en el
tratado de Cazola en marzo de 1179. Esto llevó a que Sancho VI se reuniera con Alfonso VIII el 15 de abril de ese año en Nájera,
28 en la que se logró la paz con la aplicación del Laudo, especificando los límites con más claridad, en el que daba para Castilla el
señorío de Vizcaya, junto con ciertos territorios del oeste de
Álava (aproximadamente las cuadrillas de
Ayala y
Añana),
Bureba y la
Rioja. Mientras concedía a Navarra el
Duranguesado,
Guipúzcoay el resto de
Álava. Quedaba como línea divisoria la marcada por los ríos
Nervión y
Bayas precisándose que
Iciar y
Durango quedaban en la zona navarra y
Malvecínen la castellana.
40 41 El tratado reconocía a Sancho VI el Sabio como rey sin vasallajes ni cortapisas y se devolvía el
condado de Navarra. Para
Juan Vela el rey castellano consigue que pueda cambiar de reino y hacerse vasallo de Castilla, tras responder en juicio de las reclamaciones que pudiera hacerle el navarro. Lo hizo en el mismo 1179, por lo que Sancho el Sabio dividió el territorio de la familia Ladrón de Álava en varios distritos más pequeños para mantener su control. Inicialmente con nobles alaveses pero que se irán sustituyendo por otros del núcleo del reino, con excepción de las tenencias de
Vitoria y de
Záitegui, ésta última ligada a la
Familia de Mendoza. Parece que la sustitución de tenentes pudo crear tensiones con los
milites alaveses, aunque no hay constancia fehaciente, y que coincidirían con un nuevo pacto entre Castilla y Aragón contra Navarra, el
tratado de Berdejo.
30 De esta forma Sancho VI consolidó la autoridad en los territorios vascos occidentales, además de la implantación en
Ultrapuertos, consolidada con la boda de
Ricardo Corazón de León y
Berenguela de Navarra, hija de Sancho VI y hermana del futuro Sancho VII.
28Cuando en 1191 los Castellanos y Aragoneses se enfrentaron, el rey navarro se mantuvo al margen. El papa
Celestino III intervino para pacificar en este enfrentamiento y también en el existente entre Castilla y León, con el fin de unir a los reinos cristianos contra los almohades.
42
Duranguesado, Álava y Guipúzcoa
En el invierno de 1195 se produjeron tensiones en la frontera castellano-navarra en que los castellanos denunciaron ataques injustificados e incluso una penetración más profunda en el interior de Castilla, aunque sin llegar a conocerse su alcance.
42 En la segunda mitad de
1195, los reinos de
León y Navarra contrajeron con los musulmanes una alianza para resistir las amenazas de sus vecinos.
31 En ella Sancho VII se mantendría neutral ante un ataque de los almohades, según expresó el papa
Celestino III que lo consideró una ofensa a Dios. Tras ello,
Alfonso IX de León fue excomulgado cuando Castilla y León llegaron a enfrentarse en una guerra abierta (1196-1197).
44
La
Santa Sede, con la mediación de
Alfonso II de Aragón,
44 realizó un esfuerzo para aunar a los reinos cristianos de la Península Ibérica, Castilla, Navarra y Aragón, por lo que en febrero o principios de marzo de
1196, los tres reyes, Alfonso VIII, Sancho VII y Alfonso II comieron y conversaron en una mesa situada en un punto donde cada uno estaba sentado en su reino. Fue la tradicionalmente llamada “Mesa de los tres reyes”,
45 en un punto entre
Ágreda y
Tarazona.
44 Poco después, el 29 de febrero de
1196, la Santa Sede emitió una
bula dirigida a Sancho VII en que le manda que abandone la alianza con los musulmanes y que se una con los reyes cristianos en una alianza de los "reyes de las Españas" (
regibus Ispaniarum) en el que se le garantizaba la inviolabilidad del territorio y el tener acceso a territorio de los infieles. Otra bula papal al legado cardenal
Gregorio de Santángelo reconocía como
rex Navarre a Sancho VII, reconocimiento pendiente desde 1134,
44 ya que la Santa Sede había calificado a los reyes de Navarra hasta entonces como simples
duces o caudillos militares.
31
En otra bula, el 20 de febrero de 1197, se volvió a remarcar este reconocimiento, con una aparente normalización de las relaciones.
46 Sin embargo, tras la muerte de Alfonso II, Aragón pasó a ser dirigida por la reina
Sancha de Castilla, de origen castellano, que promovió la alianza con Castilla.
47 En estas circunstancias Alfonso VIII acusó a Sancho VII de romper la tregua, sin que exista constancia de ello, y de su alianza con los sarracenos, logrando su
excomunión por el cardenal Gregorio, en ese mismo año.
47 No consta que esta sentencia se hiciera pública en la
diócesis de Pamplona por el obispo.
31
La muerte del Papa Celestino III en
1198, hizo que el nuevo,
Inocencio III, enviara a su legado
Rainero a confirmar la veracidad de las acusaciones y, en caso de que así fuera, publicara la sentencia. Sin embargo, ya entonces Castilla y Aragón habían decidido actuar en contra de Navarra al margen de cualquier justificación canónica.
31De esta forma Alfonso VIII firmó con
Pedro II de Aragón el
tratado de Calatayud, el 20 de mayo de 1198, en contra de Navarra, del
conde de Urgel y de los
sarracenos. En cuanto al territorio navarro era similar a los anteriores, sólo que el territorio que se quedaría Castilla sería mayor que antes. El noble de origen alavés
Pedro Ladrón, que ocupaba la jefatura del ejército aragonés, pasó entonces a ser vasallo del rey castellano. Rápidamente se puso en práctica el tratado y los ejércitos atacaron por ambos frentes. Pedro II ocupó
Burgui, sede de la tenencia del
valle del Roncal, y
Aibar sin llegar a atacar
Sangüesa. En el ataque estuvo Pedro Ladrón que fue recompensado con la tenencia de Burgui y es posible que también con el
castillo de Javier y su
villa. Por su parte Alfonso VIII penetró de forma profunda tomando
Miranda de Arga e
Inzura. El navarro se plegó a negociar, primero con el aragonés que le pidió la mano de una hermana para controlar su sucesión, decisión que fue apoyada por el castellano, cesando los ataques pero manteniendo las conquistas realizadas. El 11 de febrero de 1199,
Inocencio III invalidó el juramento de Sancho por ser esta forzada
48 e ilícita por consanguinidad, dato que había sido advertido por el propio monarca navarro. Tras ello, su hermana
Blanca se casó con el conde
Teobaldo III de Champaña, emparentando con las casas de Francia y
Aquitania, en julio de 1199.
31
Comprobada la debilidad navarra y considerado roto el tratado de paz de 1179, Alfonso VIII reinició su ofensiva en mayo de 1199. Desde
Pancorbo el 6 de mayo avanzó hacia Miranda dirigiéndose a Álava,
Duranguesado y
Guipúzcoa. De forma inmediata llegó a la llanada alavesa con resistencias de las fortalezas de las
tenencias de
Treviño,
Portilla,
Toloño,
Laguardia,
Assa y
cuevas de Arana.
49 Las tropas prosiguieron y pusieron
cerco a Vitoria que se inició antes del 5 de junio de
1199. En su defensa estaba el veterano tenente
Martín Chipía, consiguiendo resistir la ciudad durante ocho meses. Sancho VII acudió a tierras musulmanas para conseguir un ataque a Castilla que obligara a su ejército a levantar el asedio de Vitoria. Dados los problemas internos del territorio almohade las gestiones se dilataron y finalmente no logró que se produjera. Mientras tanto el obispo de Pamplona García Fernández consiguió una tregua castellana y, junto a un caballero de la guarnición asediada, se dirigieron a tierras almohades a exponer al rey navarro la insostenible situación de la ciudad para conseguir su entrega. La ciudad se rindió antes del 25 de enero de 1200.
50
En la historiografía hay discrepancia sobre el grado de resistencia en la incorporación a Castilla de estos territorios vascos. Algunos autores consideran que, dada la concentración de fuerzas en el cerco de Vitoria y la falta de datos de otras resistencias significativas a parte de las relatadas, la toma del resto del territorio debió de consistir en negociaciones con la nobleza local e incluso se indica el posible apoyo de la población de la zona. Sin embargo no hay constancia escrita de ello. Los
tenentes, por su parte no fueron castigados y siguieron teniendo las prerrogativas del monarca navarro, por lo que no se considera que traicionaran al monarca navarro, considerando que fue la falta de apoyo de la población la que llevó a no mantener las posiciones.
55 Sin embargo que no se considerara que traicionaran, para otros autores, sería un indicador de que no se produjo una entrega sin resistencia.
56 Por otra parte, las excavaciones efectuadas en los castillos del interior en la peña
Aitz Txiki en el
Duranguesado, en
Aizorroz y en
Arzorozia hay signos de enfrentamientos armados de la época con restos de armas, como puntas de dardos de ballesta, lanzas, fragmentos de cuchillos mezclados con monedas castellanas de la época de Alfonso VIII.
56 En los datos relatados hay que tener en cuenta que las crónicas navarras no existieron o se perdieron y todo la documentación procede de documentalistas castellanos.
57 La mayor parte de las fortalezas de estos territorios se encuentran en ruinas y no se han realizado estudios arqueológicos en la mayoría de ellos. En el
siglo XIX, Pablo Gorosábel (político-historiador 1803-1868) dio una relación de los castillos y plazas fuertes de Guipúzcoa, explicando en su caso las razones de su abandono o destrucción, dando fechas desde el reinado de
Enrique IV de Castilla hasta el de
Carlos I de España, y citando incluso alguno posiblemente ordenado construir por los reyes de Castilla
para contener a los navarros en las pretensiones que conservaron a la posesión de esta provincia después de sumisión.
51
El resultado tras esta campaña militar fue que la soberanía de Castilla se implantó en
Álava,
Guipúzcoa y
Vizcaya y cuya tenencia fue encomendada al señor de Vizcaya
Diego López de Haro. En todo caso los tres territorios tuvieron un estatuto señorial diferenciado.
58
Antes de marzo de 1201 se firmaron las paces y se realizaron el intercambio de plazas de Treviño y Portilla por Miranda e Inzura. Sin embargo Diego López de Haro se desnaturó del castellano y volvió con el rey navarro que lo instaló en la tenencia de
Estella. En abril de 1202 se produjo un incendio en Vitoria del que se desconocen sus causas, y en septiembre del mismo año Estella fue cercada por los reyes de Castilla y León sin lograr sus objetivos. A finales de septiembre o principios de octubre se produjo en
Alfaro una entrevista entre los reyes de Castilla, León, Aragón y Navarra renovándose la tregua, aunque no hay escrito del mismo que describa sus términos. Otra tregua se firmó para cinco años el
29 de octubre de
1207 en
Guadalajara. Navarra no reconocía la pérdida de los territorios vascongados, pero el tiempo iba consolidando las posiciones castellanas.
59
En diciembre de 1204, cuando Alfonso VIII tuvo una grave enfermedad redactó un testamento en el que, entre otras culpas, pone como la primera la efectuada al rey de Navarra en la que considera que se extralimitó en relación con algunos de los territorios en las proximidades del reino, tanto en el noreste de Guipúzcoa y como de algún territorio de Álava, aunque sin cuestionar su derecho sobre el resto de Álava, Guipúzcoa y el Duranguesado. En todo caso, el monarca navarro nunca intento negociar estas plazas referidas por el monarca castellano ya que hubiera implicado el reconocimiento por parte de Castilla del resto del territorio conquistado.
59
Estabilidad territorial del Reino de Navarra
Sancho VII el Fuerte
Estas pérdidas territoriales supusieron la reducción del territorio navarro en un 30% y la privación de la salida al mar.
60 Condicionaron las relaciones entre
Sancho VII y
Alfonso VIII, en las que el navarro no buscó colaborar con Castilla, ni tampoco atacarla.
61 Sancho VII el Fuerte orientó sus esfuerzos hacia la reorganización interna del reino. Para ello levantó castillos y concentró la población en la frontera occidental, concediendo fueros a sus repobladores, como a
Laguardia en
1201 y
1208 y a
Viana en
1219 y fortalezas en las
Bardenas para proteger los accesos desde Aragón.
60 Mantuvo una actitud de diálogo con su vecinos a pesar de sus malas experiencias, con reuniones, como la ya referida en
Guadalajara en octubre de
1207 con el rey castellano para prolongar la tregua, y en
Monteagudo en febrero de
1209 con Pedro II, prestando a este una importante cantidad de dinero, tomando en prenda los castillos de
Escó,
Peña,
Petilla y
Gallur, para posteriormente en
1212 también el de
Trasmoz. Dentro de esta estrategia destaca la participación en empresas de la
Reconquista con su importante participación en la
Batalla de las Navas de Tolosa en
1212 colaborando con el castellano de mala gana.
62 El prestigio que le dio esta gesta, junto a su capacidad financiera, le permitió recuperar algunas plazas perdidas entre 1198 y 1200, como
Buradón,
Toloño (Alcázar), Toro (junto a
Laguardia) y
Marañón,
63 San Vicente de la Sonsierra o
Burgui. En este tiempo se llegó a estabilizar la superficie de Navarra en algo más de 12.000 kilómetros cuadrados con que contó durante toda la Baja Edad Media.
60
En sus últimos años Sancho VII realizó un acercamiento con el joven
Jaime I de Aragón, proponiendo un mutuo prohijamiento y buscando una alianza en contra de Castilla que hostigaba la frontera Navarra por medio del alférez
Lope Díaz II de Haro. El acuerdo se hizo el 2 de febrero de
1231. Las necesidades monetarias hicieron que Jaime I pidiera un fuerte préstamo a Sancho VII el Fuerte, que no pudo hacer frente y supuso que perdiera varios castillos que había dejado en prenda (
Ferrera,
Ferellón,
Zalatamor,
Castelfabib,
Ademuz,
Peña Faxina y
Peña Redonda), además de perder los que dejó veinte años antes Pedro II (Escó, Peña, Petilla, Gallur y Trasmoz). En realidad el pacto de prohijamiento tenía únicamente efecto con respecto a los aspectos financieros, pues Jaime I realizó en 1232 un testamento, en vida de Sancho VII, en que la sucesión era para el
infante Alfonso de Aragón. A su vez, a la muerte de Sancho VII el 7 de abril de
1234, la nobleza navarra ignoró totalmente la existencia del prohijamiento. Sin embargo Jaime I aprovechó los problemas sucesorios para recuperar algunos castillos fronterizos como Escó, Gallur o Trasmoz, aunque no pudo hacerse con el de Petilla.
64 La nobleza navarra, que deseaba mantener la independencia del reino, envió una embajada con el obispo de Pamplona al frente para reclamar la presencia del conde
Teobaldo IV, como la línea sucesoria con mejor derecho,
64 por ser hijo de
Blanca de Navarra y nieto de
Sancho el Sabio.
65
Dinastía Champaña
Reino de Navarra a partir de 1200. Las división en
merindades fueron realizadas por
Teobaldo II en 1234, aunque la de Olite fue en 1407.
Debido a que los estamentos del reino no deseaban la unión con Aragón, ofrecieron al conde de Champaña la corona.
Teobaldo I (1234-1253) juró los fueros el 8 de mayo de
1234, lo que ligaba a Navarra políticamente a dinastías francesas. Durante sus ausencias el reino era regido por un senescal champañés
Ponz de Duyme y un
ricohombre navarro Sancho Fernández de Monteagudo. Las
Juntas de Infanzones de Obanos, surgidas en el reinado de Sancho el Fuerte, fueron especialmente activas en el control del rey, lo que provocó su persecución y paso a la clandestinidad, pero logrando la suscripción del monarca del
Fuero General de Navarra en 1237, en el que se limitan las atribuciones del rey y consiguiendo que nombrara a un senescal navarro. En 1245 se produce la primera reunión de la
cort general que se tiene noticia.
66
Sus actuaciones iniciales fueron las de mantener unas relaciones cordiales tanto con Jaime I de Aragón como con
Fernando III de Castilla.
66 A este último le ofreció a su hija
Blanca para casarla con
Alfonso el hijo heredero, con la condición de la devolución de
Álava y
Guipúzcoa. La contrapartida que Castilla ofrecía era la de devolver una parte (no cedía Álava) pero con la condición de la incorporación de toda Navarra a Castilla tras el fallecimiento de Teobaldo ya que lo heredarían Alfonso y Blanca. Este compromiso no se llevó a cabo pues Blanca se casó con un hijo del
duque de Bretaña Juan I al año siguiente.
67 Con el rey de Inglaterra se enfrentó apoyando a los nobles gascones. Tras una guerra incierta, no se llegó a un acuerdo definitivo y Navarra mantuvo su presencia en
Ultrapuertos.
66
A su muerte, su tercera mujer,
Margarita de Borbón, gestionó la coronación de su hijo negociando con los estamentos del reino, a la vez que firmaba una alianza con Aragón para evitar una invasión castellana. La presión de la nobleza hizo que Margarita de Borbón renunciara a la regencia y a que un consejo de doce navarros y de un
amo tutelara al rey hasta los 21 años.
Teobaldo II (1253-1270) mantuvo tensas relaciones con la nobleza navarra, en especial con los
infanzones navarrosque no se doblegaron. Firmó la paz con Castilla por separado de Aragón. Mantuvo otro enfrentamiento con los ingleses en 1266 con la base de operaciones en
San Juan de Pie de Puerto y desde allí los navarros, con su rey al frente, llegaron hasta
Lourdes. A finales de ese año se firmó una tregua que se renovó en
1269.
68
Su sucesor
Enrique I (1270-1274), era hermano de Teobaldo II, y ya había sido gobernador de Navarra durante la ausencia del monarca en la cruzada de 1269-1270. Mantuvo buenas relaciones con la nobleza navarra y mala con la burguesía y los eclesiásticos. Rompió la unión acordada en 1266 de los
burgos de Pamplona por una fuerte suma que le ofreció la Navarrería. Intentó realizar alianzas matrimoniales con Castilla e Inglaterra sin éxito.
69
Dinastía Capeta
Tras la muerte del rey
Enrique I en el verano de
1274,
Blanca de Artois asume la regencia de su hija
Juana I (1274-1304) que contaba con 18 meses de edad, que buscó el apoyo de su primo
Felipe III de Francia el Atrevido, acordando el matrimonio de Juana con
Felipe, de cinco años más. La minoría de edad convertía a Felipe III en tutor y, por tanto, la unión dinástica en la familia
Capeta de la corona
francesa y navarra (tras la muerte del primogénito francés).
70
La implantación del régimen tutelado desde Francia desencadenó un conflicto que se centraría en la capital del reino con la rivalidad de los
burgos de Pamplonaexistente desde los tiempos de Sancho el Fuerte.
71 En el cambio dinástico,
Castilla y
Aragón resucitaron sus viejas aspiraciones sobre Navarra.
Jaime I el Conquistadormerecía el favor de las
Cortes de Navarra, frente al grupo partidario de un acercamiento a Castilla en el que contaban
García Almoravid, el obispo, los canónigos y los vecinos del burgo de la Navarrería. Con ello,
Alfonso X de Castilla concentró sus tropas en la frontera navarra, conquistó la villa de
Mendavia y puso sitio a
Viana.
72
Desde Sancho VII,
Pamplona estaba dividida en varios
burgos enfrentados entre sí, Navarrería y San Miguel frente a los burgos de San Cernin y San Nicolás. Los enfrentamientos sangrientos eran habituales. En la primavera de
1276 se fueron incrementando y, dado que los castellanos ya habían invadido la frontera, el gobernador pidió el cese de hostilidades, y así poder utilizar los ingenios bélicos para repelerlos. El burgo de Navarrería, que tenía a los castellanos como aliados, mantuvo su actitud, mientras que desde San Nicolás y San Cernin cesaron los ataques. El gobernador presentó su dimisión y el nuevo,
Eustache Beaumarchais, senescal de Francia, ordenó el desmantelamiento de los ingenios, lo cual desencadenó un ataque de la Navarrería a los burgos vecinos. Beuamarchais, entonces, solicitó ayuda al rey de Francia que envió tropas francesas, que llegaron a principios de septiembre a las cercanías de Pamplona. A finales de dicho mes, las tropas francesas entraron en la Navarrería, arrasando completamente el burgo, matando, violando a las mujeres, robando e incendiando sistemáticamente todas las casas. Asaltaron también la Catedral donde habían buscado asilo muchos vecinos, atacando sin piedad. Los castellanos que acudían en su ayuda fueron detenidos en la sierra de
Erreniega (El Perdón), en las cercanías de Pamplona.
73 74 71
Escudo de los reyes de Francia y de Navarra de la dinastía de los Capeto.
A la conquista de la Navarrería siguió una campaña militar por toda Navarra para desposeer de sus tierras y bienes a los considerados traidores, derribando sus palacios y torres. La primera plaza fue el castillo de San Cristóbal en el
monte Ezcaba, que domina Pamplona. Los franceses fueron rechazados por los navarros del castillo. Posteriormente lo abandonaron, dejando envenados los alimentos y el agua. Este envenenamiento no tuvo efecto porque los franceses vieron que los perros caían muertos, por lo que evitaron tomar ningún alimento. La fortaleza fue completamente arrasada, hasta los cimientos. Posteriormente se dirigieron a
Mendavia, todavía en poder de los castellanos, encontrándose los portales de la muralla abiertos. Entró en la población Beaumarchais con sus huestes, cayendo en una trampa, con un ataque del vecindario en pleno que les hizo huir dejando numerosos muertos. Al poco tiempo la villa se rindió, al igual que otras villas, no sin esfuerzo, como
Punicastro,
Estella y el castillo de
Garaño. Poco a poco Navarra entera fue sometida a la obediencia de la reina
Juana I bajo tutela francesa, venciendo a Castilla
75 y a los navarros partidarios de ésta. García Almoravid, líder navarro partidario de Castilla que había huido de la Navarrería la noche anterior al asalto francés, fue apresado y murió posteriormente en
Toulouse.
74
Tras la muerte de Juana le correspondía a su primogénito
Luis I la corona. Sin embargo esto Felipe IV inicialmente no lo consideró necesario, hasta que las reiteradas exigencias de la nobleza navarra, con los
infanzones navarros al frente, llevaron a que en octubre de 1307 Luis I se presentara en Navarra y tras confirmar los fueros fuera coronado en Pamplona. Sin embargo, siguiendo las consignas de su padre, ordenó apresar a los cabecillas y reprimió a las Juntas de los Infanzones. En 1214, tras la muerte de su padre, pasó a ostentar también la corona francesa. Tras la muerte de Luis I en
1316 se inició un periodo de regencia hasta el nacimiento de su hijo
Juan I, que falleció cinco días después de su nacimiento. Tras la muerte del heredero la corona francesa excluyó a
Juana (hija también de Luis I, y que sería reina en 1328) e impuso al que había sido regente y hermano de Luis I,
Felipe II. Con la muerte de este en
1322 se nombró a
Carlos I, que también falleció poco después, en
1328. Estos dos reyes que no acudieron a Navarra a acatar los fueros, fueron reconocidos de hecho como monarcas aunque no fueron aceptados por la nobleza navarra.
76
Dinastía Evreux
En
1328, a la muerte sin sucesión de
Carlos I el Calvo (o Carlos IV el Hermoso de Francia), el clero, los representantes de las ciudades y los nobles de Navarra eligieron por rey al
conde de Evreux Felipe III y a
Juana II, separando así el reino de Navarra de la corona francesa. Aun así se mantuvo la subordinación a los intereses franceses, aunque las élites navarras obtuvieron un mayor peso e impusieron al rey el desarrollo y "amejoramiento" del
Fuero Antiguo,
77 consolidando las
Cortes como asamblea representativa de los grupos sociales. Mantuvieron un cordial entendimiento con
Felipe VI de Francia y con
Eduardo III de Inglaterra. Tras la muerte de Felipe III en una expedición a tierras andaluzas en 1343, continuó con Juana II, que aunque ausente del reino, mantuvo la corona hasta su muerte en 1349.
78
Heredó el reino el hijo primogénito de ambos,
Carlos II (
1349-
1387), que arruinó económicamente al reino, realizó represiones internas, como la sufrida por los
Infanzones navarros con los ahorcamientos de varios nobles en el puente de Miluze, y participó en los conflictos tanto de Francia como de Castilla. Desde sus estados de
Normandía tomó parte en la
guerra de los Cien Años aliándose con los ingleses, con la intención de obtener la corona francesa dada su ascendencia Capeta, siendo apresado en
1356 y posteriormente liberado en
1357 por normandos y navarros.
79 Estableció su residencia en Navarra partir de 1361, saliendo ocasionalmente en 1369 y 1372 para defender sus intereses franceses.
80
Con respecto a Castilla, participó en su
guerra civil entre
Pedro I y
Enrique II, apoyando al primero. A cambio, Castilla habría de devolver
Álava y
Guipúzcoa a Navarra, acuerdo que no se pudo cumplir, porque Pedro I resultó muerto y perdió la guerra.
79 Sin embargo, Carlos II en
1368, en colaboración con algunos magnates de la zona, invadió estos territorios, pero tras la victoria de Enrique II en
1369 quedó en una difícil situación. Tras la sentencia arbitral del delegado pontificio
Guy de Boulogne en
1373, se estableció la devolución de las plazas alavesas que aún mantenía, si bien confirmó la posesión para Navarra de
Fitero y
Tudején, usurpadas en tiempos de su padre.
81
En los últimos años se descalabraron sus proyectos políticos, cuando intentó sacar provecho del conflicto internacional y recabó la colaboración inglesa antes de reemprender las reivindicaciones francesas. En
1378, su hijo, el futuro
Carlos III, encabezó una embajada para parlamentar con
Carlos V de Francia. Este último apresó al infante navarro y ordenó el embargo de las posesiones navarras en Francia, salvándose sólo el inexpugnable
Cherburgo. En el interrogatorio se descubrieron los planes del rey navarro para conseguir la villa de
Logroño. Alertado el rey Enrique II de Castilla, ordenó la invasión de Navarra, obligando a Carlos II a firmar el
Tratado de Briones. El infante Carlos fue liberado en
1380.
81
Guerra civil y pérdida de Laguardia y Los Arcos
A la muerte de Carlos III, asumió el trono su hija
Blanca I, que estaba casada con
Juan II de Aragón. Tuvieron tres hijos que sobrevivieron a la infancia
Carlos,
Blanca y
Leonor. El rey consorte, mientras vivió su esposa Blanca, llevó la vara de mando del reino y al morir su esposa en
1441 usurpó la corona que correspondía al hijo Carlos. Esto desencadenó en
1451la
Guerra Civil de Navarra entre los linajes nobiliarios y ya viejos rivales
Agramonteses y
Beamonteses. Los agramonteses eran partidarios de Juan II y tuvieron como aliados al reino de Aragón, inicialmente, y posteriormente al francés, así como la facción nobiliaria de los
gamboínos en las antiguas tierras del reino de Navarra occidentales. Por otra parte, los beaumonteses eran partidarios del príncipe Carlos y tuvieron como aliados a la
corona de Castilla y a los
oñacinos en las tierras vascas occidentales. La guerra se inició tras la invasión castellana de 1451, en que el príncipe Carlos llegó a un acuerdo con estos últimos en
Puente la Reina para enfrentarse a su padre.
83
El príncipe de Viana Carlos fue encarcelado y desheredado (
1455), en favor de su hermana
Leonor. A la muerte de
Alfonso V de Aragón (
1458), le sucedió en la corona de Aragón su hermano Juan II y por tanto, también convirtió en heredero de aquella corona al príncipe de Viana. Sin embargo el príncipe murió en
1461, días después de ser liberado por su padre, probablemente por una
tuberculosis, pero ante la sospecha de que hubiera sido envenenado por su madrastra Juana Enríquez, se produjeron tumultos en
Cataluña, donde tenía muchos partidarios. En
1464 sería su hermana Blanca la que moriría envenenada.
85 86
Al mismo tiempo, en
1460,
Enrique IV de Castilla ocupó la villa de
Viana, que tras nueve meses de luchas Juan II la recuperó, pero la adscribió a la corona de Aragón.
87 En 1461 primero y luego en 1463 el castellano ocupó las tierras de la
Sonsierra de Navarra y
Los Arcos (que incluía a su partido:
Sansol,
Torres del Río,
El Busto y
Armañanzas). Esta última fue una plaza castellana hasta 1753, mientras que las plazas de la comarca de Laguardia (
Laguardia,
Ábalos,
Bernedo y
San Vicente) fueron definitivamente perdidas para Navarra.
88 En la paz firmada en
Corella entre Enrique IV y Juan II en 1464, este cedió a los castellanos las villas de
Los Arcos y
San Vicente y lugares y castillos de
Monjardín,
Dicastillo,
Miranda y
Larraga.
87
Juana Enríquez se reunió el 20 de junio de
1467 en
Ejea con Leonor. En esta reunión se acordó la sucesión de Leonor en Navarra y su renuncia al de Aragón, que también le correspondía, en favor de Fernando, dado que éste ya había obtenido la primogenitura a los 10 años ante las
Cortes de Aragón en 1461. Juan II pretendía la sucesión de Fernando plasmándolo en distintos documentos. Así en la alianza que firmó el rey de Aragón con el
duque de Borgoña el 22 de febrero de
1469 incluía a su hijo en todos los reinos de los que él se titulaba: Aragón,
Sicilia y Navarra.
89
Fernando el Católico ya era rey consorte de Castilla en
1474, tras casarse con
Isabel I, conociéndose dicha unión con el nombre de los "
reyes católicos" y, en
1476, cuando mediaba en el conflicto entre beaumonteses y agramonteses, se titulaba
"rey de Navarra, Castilla, León, Portugal, Sicilia y primogénito de Aragón". En estos arbitrajes, aproximándose a los beaumonteses, situó en
tercería a 900 soldados castellanos por distintos sitios de Navarra, 150 de ellos en Pamplona. Dentro de estas intervenciones, en
1478 el
Luis de Beaumont conde de Lerín, líder de los beaumonteses y casado con una hermanastra de Fernando II, quedó al frente de la fortaleza de
Pamplona. Las quejas de su hermanastra Leonor no obtuvieron ningún resultado.
90
Tras la muerte de Juan II, el 19 de enero de
1479,
Leonor tomó posesión del reino de Navarra aunque falleció 15 días después. Dejó como heredero a su nieto
Francisco Febus, por las diferencias que mantenía con su hermanastro Fernando II. En
1483 murió Francisco Febus, convirtiéndose en reina su hermana
Catalina de Foix, que se casó con
Juan III de Albret en
1484.
91
La invasión castellano-aragonesa de 1512
Prolegómenos a la invasión
El 12 de noviembre de 1486,
Fernando II unificó el mando militar en la frontera navarra y al año siguiente suprimió los salvoconductos a los mercaderes de Navarra, presión que llevó a que en marzo de
1488 los monarcas navarros firmaran con los Católicos el
Tratado de Valencia, en el que cedieron la tutela del reino para evitar las represalias impuestas por Castilla, que impedían el comercio. En él, los Reyes Católicos no reconocían los derechos de
Catalina de Foix y se acordó mantener tropas castellanas en Navarra. El 13 de enero de
1494 Juan III de Albret y
Catalina de Foix fueron coronados, y al año siguiente
Luis de Beaumont II fue obligado a abandonar el reino para evitar las intrigas políticas que mantenía. En el documento, que fue redactado en
Burgos, Luis de Beaumont II cedía todos los bienes que poseía en Navarra a Fernando II, y a cambio recibió distintos bienes en tierras castellanas. De este modo pasaron al monarca castellano-aragonés numerosos territorios y fortalezas en
tercería. En el proyecto de anexionarse el reino que realizaron los Reyes Católicos le propusieron al monarca francés que no interviniera en la misma a cambio de cederle
Nápoles. Hecho que fue negado ante la denuncia de los reyes navarros. Entre
1495 y
1500 se puede considerar que el reino estaba en la práctica ocupado por las tropas castellanas. En 1500 la presión sobre la nobleza navarra se intensificó con la exigencia de que juraran fidelidad a los reyes Católicos, marginándolos en caso de negarse. También Fernando II pretendió comprar los señoríos del conde de Lerín, oferta que fue rechazada por el propio conde porque
"no se cambian fortalezas por escudos". En ese mismo año se firmó un nuevo tratado en
Sevilla por el que retenían en la corte castellana a la hija de los monarcas navarros,
Magdalena y comprometían al primogénito con un hijo o nieto de los Católicos. A cambio, los soldados castellanos saldrían de Navarra, pero los alcaides de las fortalezas deberían jurar fidelidad a Fernando II y éste mantendría los pueblos en su poder.
92
Cuando en 1503 se producen nuevas tensiones entre Castilla y Francia, las
Cortes de Navarra expresaron su preocupación afirmando que
"estamos entre dos grandes fuegos". Siguieron los intentos de sellar acuerdos matrimoniales entre los navarros y castellanos sin llegar a plasmarse. Sí se selló en 1505 el matrimonio de Fernando II, ya viudo, con
Germana de Foix, hija del
vizconde de Narbona, que pleiteaba con los reyes de Navarra por la corona. El conde de Lerín, que había retornado a Navarra, fue de nuevo expulsado en
1507, con el apoyo prácticamente unánime de los navarros, consiguiéndose también la salida de las tropas extranjeras, por
la llamada al apellido realizada por los reyes. Entre los que apoyaron estas medidas hubo numerosos beaumonteses como fueron Esteban de Zunzarren, Pedro de Torres, Martín de Beortegui, Francés de Beaumont y Lope de Elío. La presión del rey de Aragón Fernando el Católico siguió y arrebató la
baronía de Farfaña y el
vizcondado de Castelbó en
Cataluña, perteneciente al rey navarro, para compensar al conde de Lerín Luis de Beaumont II que había sido totalmente desposeído. La muerte del conde en el exilio en
1508 hace que su hijo
Luis de Beaumont III, para recuperar las posesiones perdidas de su padre, colabore con la ya posición abierta de Castilla de invadir Navarra.
93
A la pérdida de población debida a las contiendas se suma la epidemia de
peste entre los años 1504 y 1507. Demográficamente el reino de Navarra había alcanzado mínimos entre los años 1450 y 1465, coincidiendo con los episodios más agudos del conflicto civil (que no fue sangriento de forma directa), recuperará mayores cotas poblacionales a partir de 1530 (concluida y asentada la conquista por parte de Castilla y Aragón)
95
Movilización militar y diplomática
Escudo de Armas de los Estados Pontificios.
.
| Territorio Incorporado a Castilla en 1463 |
| Dominios de la casa de Albret |
| Dominios de la casa de Foix |
| Territorio conquistado y anexionado por Castilla en 1515 |
| Baja Navarra, territorio abandonado por Castilla entre 1521 y 1530 donde siguieron reinando los Albret. |
En abril de
1512 murió sin descendencia, en la
batalla de Rávena,
Gastón de Foix, que también aspiraba al trono navarro. Era hermano de
Germana de Foix, segunda mujer de Fernando II. Esto sirvió para reclamar negociaciones con
Luis XII de Francia a fin de que se le reconocieran los derechos a su mujer. En la presión al francés, Fernando el Católico consiguió que
lansquenetesalemanes atacaran por el norte y con el apoyo inglés amenazó con la invasión de
Guyena y
Bayonapor el sur, acuerdo este que se había firmado en febrero de
1512 entre Fernando el Católico y su yerno
Enrique VIII de Inglaterra. En las cartas enviadas a Inglaterra por el Católico se evidencia el interés de romper la neutralidad de Navarra para poder invadirla. Por otra parte, la muerte del pretendiente Gastón de Foix acercó las posturas de Francia y Navarra.
97
Desde hacía años se estaba preparando el terreno para la invasión con las devastaciones de campos fronterizos y ordenando al general en
Guipúzcoa Juan de Silva la movilización militar, sin que este territorio participara finalmente en cuanto al número de hombres de forma importante.
98 En el mes de abril, los preparativos castellanos se acrecentaron con reclutamiento de tropas y abastecimiento de provisiones. En abril se produce en
Burgos una reunión del rey de Aragón Fernando II con el mariscal
Pedro de Navarra y otros principales caballeros navarros, en la que se solicitaba, por parte del rey de Aragón, el paso de tropas por Navarra para hacer la guerra con Francia. Los navarros se negaron pero ofrecieron, a cambio, 100 lanzas para servir al Católico en
Italia. En esta línea de intentar evitar la guerra a finales de junio, el mariscal
Pedro de Navarra y
Juan de Jaso, presidente del Consejo Real, ofrecieron a Fernando II el juramento de las
Cortes de Navarra de no permitir el paso por Navarra de ningún tipo de tropas y expresamente de aquellas destinadas a atacar España, e incluso a cualquier otro miembro de la
Liga Santa. También se ofreció en poner varias fortalezas navarras en manos de alcaides navarros designados de común acuerdo con el rey de Aragón. A finales de mayo se producen conflictos fronterizos entre las localidades de
Sos y
Sangüesa.
99
A su vez, el rey de Navarra se fue en junio a
Blois a negociar un pacto similar al conseguido para el Bearn en 1510, el
Tratado de Blois. Antes de lograrlo y en plenas conversaciones, el
10 de julio se produjo la invasión castellana de
Goizueta, algo a lo que no se dio publicidad, indicando la debilidad navarra.
100 El 17 de julio se hizo público por parte de Fernando II un falso tratado de Blois, en el que se describía como un pacto de agresión, en ese mismo día el mariscal Pedro de Navarra seguía realizando los últimos intentos diplomáticos. La firma del auténtico
Tratado de Blois entre el reino de Navarra y la corona francesa de Luis XII fue el 18 de julio, y en él se estipulaba, entre otros términos, colaboración militar mutua restringida a diversos contextos.
101
El rey de Aragón Fernando II solicitó autorización para esta invasión a las
Cortes de Aragón, así como a la ciudad de
Zaragoza en julio. Estos demorarían su respuesta hasta septiembre cuando la invasión ya estaba concluida, y una vez publicada la
bula papal Pastor Ille Caelestis, que trataba de dar cobertura papal a la invasión y que fue dictada el 21 de julio, y que no llegó hasta finales de mes o principios de agosto. En ella no se nombraba a Navarra, ni a los monarcas navarros, sino a la imposibilidad de aliarse con el monarca francés. En todo caso el arzobispo de Zaragoza,
Alonso de Aragón, hijo de Fernando el Católico, colaboró con un importante contingente de 3.000 peones y 400 jinetes en la “guerra santa” para que Fernando II de Aragon se apropiara del trono de Navarra.
102
La invasión
El ejército castellano se fue concentrando en
Vitoria. Estaba a las órdenes de
Fadrique Álvarez de Toledo, segundo
duque de Alba, y entre sus mandos figuraban experimentados militares, como los coroneles Rengifo y
Villalba. Constaba de 2.500 jinetes, 12.000 infantes, 1.500 lanzas y 20 piezas de artillería con sus sirvientes; a los que había que añadir 400 hombres al mando de
Antonio de Acuña, obispo de
Zamora. Entre estas tropas estaban 750 infantes de los temidos tercios de
Bugíaprecedentes del norte de África, traídos a bordo de galeras hasta
Bilbao. Poco después, antes de la campaña contra
Ultrapuertos, se agregaron otros 300 jinetes y 2.900 infantes.
103
Aunque la invasión ya se había iniciado el 10 de julio con la referida toma de
Goizueta, el grueso de las tropas entró el 19 de julio por la
Burunda y
Lecumberri tras la orden dada por
Fernando II. Junto a ellas cabalgaban el
conde de Lerín,
Luis de Beaumont III (hijo del fallecido
Luis de Beaumont II en el exilio años antes), y su cuñado el
duque de Nájera al frente de 700 coraceros reales. La vanguardia compuesta por 6.000 veteranos iba mandada por el coronel Cristóbal Villalba. Atravesaron la Barranca sin grandes oposiciones, salvo el desalojo en los puertos de seiscientos
roncaleses. El día 22 pernoctaron en
Huarte-Araquil, al día siguiente se instalaron en
Arazuri a las puertas de
Pamplona, en el castillo de
Juan Beaumont, hermanastro del conde de Lerín y el 24 en la
Taconera.
104 A su paso, algunos nobles navarros beamonteses y también de los agramonteses
105 ofrecieron su colaboración. Juan III de Albret trataba de reagrupar tropas, que fueron insuficientes y tardías concentrándose el rey con sus hombres en
Lumbier, para dos días después replegarse a sus posesiones del
Bearn. Con el rey fueron
Juan de Jaso y
Pedro de Navarra, entre otros importantes nobles.
106
La ciudad de
Pamplona -que en aquella época no era la ciudad-fortaleza que se convertiría posteriormente, pues los mismos edificios formaban la muralla- apenas contaba con artillería y en ella vivían entre 6.000 y 10.000 almas. El ejército castellano, compuesto por 15.000 hombres pertrechados con veinte piezas de artillería de grueso calibre, acampó en la
Taconera el 24 de julio. El
25 de julio la ciudad firmó la rendición.
107 Rendida la capital, el duque de Alba envió procuradores a
Lumbier,
Sangüesa,
San Juan de Pie de Puerto,
Maya,
Estella,
Tafalla,
Tudela,
Roncal y
Aézcoa, instándoles a la rendición. La mayoría fueron entregándose, no así los
estelleses,
tudelanos, los de
Maya y los de
San Juan de Pie de Puerto.
106
El 29 de julio los delegados ocupantes plantearon un acuerdo de capitulación, en el que dejaba a Fernando II todas las iniciativas en Navarra y, entre otras obligaciones, el heredero
Enrique de Labrit debería ser entregado para su educación. Este documento fue ratificado por Fernando el Católico el
4 de agosto, mientras que los reyes navarros nunca lo hicieron por considerarlo inaceptable.
108
Tras la rendición de Pamplona,
Tudela reunió los esfuerzos de los atacantes. Por un lado, el propio Fernando el Católico fue a
Logroño el 12 de agosto para dirigir de cerca las operaciones contra Tudela y Estella. La capital ribera fue cercada, con el refuerzo además de las tropas al mando del arzobispo de Zaragoza e hijo de Fernando II,
Alonso de Aragón. La ciudad capituló el 9 de septiembre y el 4 de octubre Fernando el Católico entró en ella para jurar su fueros y privilegios.
109
La rendición de las plazas fue paulatina, en las que Fernando II se va comprometiendo a salvaguardar sus
fueros y privilegios.
Sangüesa se entregó el 11 de agosto, el 16 de agosto
Lumbier y el 24 de agosto
Cáseda. Posteriormente loa hicieron
Olite,
Tafalla, tras la deserción de
Alonso de Peralta que buscó ser nombrado mariscal de Navarra, algo que no se le concedió, y
Miranda para el 20 de septiembre.
110
En la última semana de agosto, el duque de Alba preparó un ejército para atravesar los
Pirineos e invadir la
Baja Navarra. La vanguardia estaba mandada por el coronel
Cristóbal Villalba, con un contingente de 300 jinetes y 2.900 infantes, además de diversas piezas de artillería y medio millar más de hombres para manejarla. Se presentaron por sorpresa, por la noche, en
Roncesvalles tomando la
Colegiata y quemando el pueblo de
Burguete. Instalaron el campamento allí el 2 y 3 de septiembre. Fueron tomando
Aézcoa,
Salazar y
Roncal en los primeros días de septiembre. Simultáneamente, tropas aragonesas al mando de
Carlos de Pomar habían tomado el castillo de
Burgui. Tras pasar los Pirineos fueron conquistando varios castillos, con pequeñas escaramuzas con las tropas de Juan III. El 10 de septiembre se finalizó la ocupación de
San Juan de Pie de Puerto, capital de la
Baja Navarra y sus alrededores. Una vez sometida, se inició un intenso saqueo e incendio de los pueblos, como
Ainhize,
Garris,
Uhart-Mixe y otros. Los propios cronistas castellanos describen la intensa violencia empleada por las tropas castellanas.
111
Orthez, donde se replegaron los reyes de Navarra.
Los reyes de Navarra se establecieron en
Orthez, manteniendo su cuartel adelantado en
Sauveterre. Fernando II envió una embajada encabezada por
Antonio de Acuña,
obispo de Zamora, para negociar la capitulación. En la propuesta se indicaba que se restituiría el reino a sus monarcas, pero que el heredero debía ser educado en la corte castellana. El embajador fue apresado acusado de espía, lo cual fue denunciado como violación del derecho de embajada. A mediados de septiembre, las tropas castellanas establecidas en
Baja Navarra ascendían a 6.600 infantes, 1.600 jinetes y 1.200 soldados. Estas tropas fueron hostigadas por hombres de Luxa, noble
beaumontés de la zona. Este hostigamiento, añadido al impago de los salarios y a la falta de víveres, provocó que el 24 de septiembre se sublevara un millar de soldados castellanos de los tercios viejos encabezados por el capitán Valdés. Fueron sofocados y enviados al castillo de
Burgui.
112
Primer contraataque navarro (1512)
La contraofensiva dependía de las prioridades del aliado
Luis XII de Francia que le urgía más defender
Aquitania amenazada por castellanos e ingleses que recuperar Navarra. Por ello la ayuda que la reina
Catalina de Foix prometió a la sitiada
Tudela no se llegó a producir, que, como ya se ha indicado, aguantó hasta el 9 de septiembre. Sólo cuando la expedición inglesa acantonada en Guipúzcoa se hizo a la mar, autorizó a sus tropas ayudar a las navarras.
113 El 30 de septiembre
Juan III de Albret publicó en
Donapaleu un manifiesto dirigido a los castellanos en la que les invitaba a no hacer la guerra a Navarra y a buscar una solución antes de recurrir a la acción militar. Se ofreció como aliado del príncipe
Carlos de Gante reconociéndole como legitimo rey de Castilla, sin que todo ello surtiera efecto alguno. Mientras ordenaba que los gobernadores de las fortalezas navarras cuando se produjera la contraofensiva se sublevaran contra los ocupantes. Ésta se inició a mediados de octubre, del 15 al 21. El ejército se organizó en tres columnas, una hacia
Guipúzcoa, otra a la
Baja Navarra y una tercera al valle del
Roncal.
114
La primera columna navarro-gascona penetró en Guipúzcoa y sitió a
San Sebastián y
Fuenterrabía, tras la salida de los ingleses. Realizaron escaramuzas, saqueos y devastación, ocupando
Oyarzun,
Rentería,
Irún y
Hernani, mientras que
Tolosa y
San Sebastián resistieron encastillados. Esta columna ante el fracaso del asalto de Pamplona en diciembre inició también la retirada, incendiando algunas villas ocupadas.
115
La segunda columna al mando del
duque de Longueville -integrada por 8.000 gascones y bearneses, 1.500
lansquenetes suizos y un millar de naturales- se dirigió hacia
San Juan de Pie de Puerto, que estaba al mando del
duque de Alba donde se produjo un sangriento enfrentamiento. Ante este avance las tropas castellanas prendieron fuego a la localidad
Ainhice-Mongelos, y cuando aún estaba en llamas, el 19 de octubre, se produjo un enfrentamiento directo sufriendo 200 muertes y siendo capturados varios mandos castellanos, mientras que otra parte de la tropa con Rengifo y Mondragón se dieron a la fuga. Al conocer la toma de
Burgui, el 21 de octubre, y temiendo quedarse cercados, las tropas castellanas al día siguiente con el duque se replegaron de la Baja Navarra, dejando pequeñas guarniciones en el castillo de San Juan de Pie de Puerto (800 infantes, 200 lanzas y una veintena de piezas de artillería) y en el
castillo de Maya baztanés para retrasar el avance navarro. El castillo de Maya fue tomado por los navarros, que permitieron salir a los castellanos, aunque sin armas ni bastimentos.
116
La tercera columna al mando del rey
Juan III de Albret y el general
La Palice entró el 18 de octubre por
Ochagavía. El medio millar de navarros beaumonteses y soldados castellanos que defendían los pasos pirenaicos se retiraron a
Lumbier, tomándose los valles de
Aézcoa y
Salazar. En Burgui sitiaron el castillo durante dos días, con posterior asalto y rendición, en la que se produjo la muerte en combate del capitán Valdés. Hay discusión sobre la participación de roncaleses en la defensa del castillo, incluso de la quema del pueblo por parte de los navarro-gascones, cuestionado por la existencia fehaciente de numerosos roncaleses en las filas de Juan III y la larga lista de condenados a muerte por su lealtad al rey navarro.
117
Varias ciudades del interior se alzaron, como
Estella,
San Martín de Unx,
Cábrega,
Murillo el Fruto y
Tafalla, entre otras, que fueron sofocadas mientras los ejércitos que venían por el norte eran retenidos en las distintas batallas. Un contingente de roncaleses de casi unos 100 hombres, que se dirigían a la
Ribera, pusieron en fuga a tropas aragonesas muy superiores en número (en las fuentes oscila entre 250 y 600) cerca de
San Martín de Unx. Destaca la resistencia producida en Estella, que se alzó a principios de octubre, cuando Fernando II estaba entrando en Tudela, y finalmente se entregó el 29 de octubre con la resistencia final en el castillo de
Monjardín.
118
El 24 de octubre llegó el duque de Alba a Pamplona tras replegarse de la Baja Navarra, y continuó con la preparación defensiva de la ciudad. Se destruyeron todos lo edificios y tapias, además de viñas y frutales en los alrededores de la ciudad para evitar cobijos y aprovisionamientos de los atacantes. En el flanco sur, que no estaba protegido por el
río Arga fue fortalecido, derribando una treintena de edificios. Las fuerzas castellanas superaban a la población, pero sólo disponía de dos
falconetes y una
lombarda. Se ordenó la expulsión de 200 pamploneses sospechosos de ser
agramonteses fieles al rey navarro y se aseguraron, con requisiciones, los suministros provenientes de distintas localidades. En la defensa se cuentan un número de navarros, no muy numerosos, con destacados líderes beaumonteses. En el interior de la ciudad se instaló un cadalso para que sirviera de advertencia a sus habitantes. El día 1 de noviembre llegaron las primeras tropas del ejército navarro-gascón a las cercanías de Pamplona, mientras que el grueso de los hombres llegaron el 3 de noviembre situándose en las laderas del
monte Ezcaba y en
Villava y
Huarte. El ejército que sitio la ciudad estaba compuesto por más de 20.000 hombres, navarros (unos 10.000), gascones de los
territorios de Albret-Foix,
albaneses y
lansquenetesalemanes, además de contar con ocho morteros y otras piezas de artillería. Se hostigaron las defensas del flanco sur para cortar la llegada de suministros a la ciudad, aunque sin lograr un cerco efectivo. Se produjeron diversos ataques y escaramuzas. El primer combate importante se produjo el 7 de noviembre. El desabastecimiento de víveres y la llegada del frío se hicieron sentir con mayor intensidad en las tropas sitiadoras, llegando estos a alimentarse de frutos secos y legumbres cocidas. Un rebaño de 600 vacas que se enviaba desde el Roncal a las tropas asediadoras fue interceptado por las tropas del
arzobispo de Zaragoza acuarteladas en la zona de
Sangüesa. En el interior el coronel
Cristóbal Villalba ordena, bajo pena de muerte, que las calles se mantengan iluminadas y que se acuda armado en cuanto se dé la señal de alarma. El hambre en el interior también se extiende y 818 hombres entre vecinos y criados se alistan para poder comer los dos ranchos al día que recibía la tropa. Las tropas navarras rindieron el castillo de
Tiebas el 24 de noviembre, al sur de Pamplona. El 27 se realizó otro asalto a la ciudad que fue rechazado. Los refuerzos castellanos de las tropas del duque de Nájera se acercaban a la capital y sus noticias desmoralizaron a los sitiadores y tras un último ataque el 29 de noviembre, las tropas iniciaron la retirada hacia el Baztán. El día 30 cuando aún se repliegan los últimos hombres, las tropas de refuerzo castellanas con 6.000 infantes llegaron a la ciudad.
119
Las fuerzas que se replegaban desde Pamplona fueron perseguidas por los capitanes Pedro López Padilla y Charles de Góngora (líder beaumontés), así como otros destacados navarros beaumonteses, atacándoles, matando y apresando a unos cuantos grupos de gascones y bearneses en la proximidad de
Aoiz, llevando algunos presos a Pamplona, donde arrastraron las banderas conseguidas. El duque de Alba cursó órdenes a
Diego López de Ayala, alcaide de
Fuenterrabía, para que cerrara el paso a las fuerzas en retirada. La retaguardia de ésta, compuesta por lansquenetes alemanes, al pasar por el puerto de
Velate fue sorprendida por las tropas de López de Ayala, en las que predominaban guipuzcoanos
oñacinos, produciéndose la llamada
batalla de Velate, aunque no parece que fuera una auténtica batalla, sino un mero enfrentamiento. En ella se refiere que pudieron caer en la persecución hasta 1.000 hambrientos
lansquenetes alemanes, y eso sí, se confiscaron 10 o 12 valiosos cañones que han estado en el escudo de
Guipúzcoa hasta época reciente.
120 Posteriormente, las tropas castellanas se dirigieron a cercar el castillo de Maya, que tras distintos enfrentamientos, además de en otros puntos del
Baztán, fue rendido por tropas castellanas al mando de Francés de Beaumont, pasando a controlar totalmente el Baztán.
121
Consolidando la ocupación
El 17 de diciembre de 1512 se nombró como primer
virrey y capitán general de Navarra a
Diego Fernández de Córdoba y Arellano,
marqués de Comares. Los cargos más destacados se asignaron a personas de total confianza de los castellanos siendo foráneos al reino, como fue el tesorero general de Navarra, el vicario obispal, el presidente del Consejo Real, regidores de vara, para sustituir a los alcaldes... Asimismo se fueron produciendo distintos nombramientos premiando la fidelidad a los nuevos gobernantes, como el otorgado a consejeros reales, al notario de la
Cámara de Comptos y otros cargos. En mayo de
1513 fue nombrado el conde de Lerín,
Luis de Beaumont III, canciller de Navarra y más tarde presidente del Consejo Real.
122
Las
Cortes de Navarra se reunieron en marzo de 1513, una vez conocida la
bula que excomulga expresamente a los reyes de Navarra,
Exigit Contumacium del 18 de febrero.
123 En ellas, el virrey hizo público un perdón general siempre que se acatasen las nuevas autoridades, y en nombre de
Fernando el Católico juró respetar los
fueros, usos y costumbres del Reino, aunque las promesas se supeditaban a la finalización de la guerra. En la reunión faltaron la mayoría de los nobles de la facción
agramontesa, así como varios abades correspondientes al brazo eclesiástico. Fernando II ratificó el juramento el 12 de junio de 1513.
124
El Papa
Julio II, poco antes de morir, excomulga con la bula
Exigit Contumacium a los reyes de Navarra por su apoyo al rey francés y justifica, por tanto, la invasión de Fernando II. Posteriormente,
León X confirmó y modificó esta bula con las peticiones del rey Fernando II, sin que las gestiones diplomáticas en los años
1514 y
1515 por parte de los navarros fructificaran. El aislamiento de los reyes de Navarra se acrecentó cuando Fernando el Católico firmó con Luis XII las
Paces de Urtubia que entraban en vigor el 1 de abril de 1513, por las que aquél renunciaba a sus pretensiones sobre los condados de
Foix y
Bearn, basados en los derechos de su esposa
Germana de Foix, y el francés admitía el dominio hispano sobre
Nápoles y le retiraba el apoyo a los reyes navarros. Un año después se celebró otro tratado en
Orleans que confirmaba el no dar ningún apoyo ni militar ni financiero a los navarros. La eficacia se comprobó cuando
Enrique VIII de Inglaterra rompió su alianza con el rey castellano-aragonés e intentó mandar 10.000 arqueros para Navarra y, entonces, el rey francés se negó a apoyarle. Esta tregua fue de gran valor para el asentamiento de los castellanos en Navarra.
125
La
Baja Navarra se encontraba bajo un control precario por parte de los castellanos, con intentos de negociación con los naturales, aprovechado el aislamiento tras la firma de las
paces de Urtubia. Sin embargo hubo destacadas desafecciones, como la del
beaumontés señor de Luxa, primo del conde de Lerín. El hostigamiento a las tropas fue constante no logrando una normalización del territorio. Mediante un documento realizado un año antes, se logró que el 20 de agosto de 1514 los nobles de esta parte navarra firmaran fidelidad al rey castellano-aragonés a cambio del reconocimiento de sus privilegios y de no ser obligados a combatir a
Juan III de Albret. A partir de ahí se intentó consolidar una administración civil, sin éxito.
126
El sistema defensivo se reforzó en las zonas estratégicas con vistas a una posible agresión desde el norte, destacando la construcción del nuevo castillo en
Pamplona, el Fuerte de Santiago, y se inició la demolición de otros castillos para evitar la rebelión interior. Pamplona será la fortaleza más impresionante del
Imperio español durante siglos. En todo caso, la persecución de los derrotados fue sistemática con condenas a muerte, destierros y confiscaciones, y por el contrario, premiando a los favorables a la ocupación. Por ello los cargos de la administración navarra con Juan III de Albret que prestaron juramento de obediencia y fidelidad a Fernando el Católico, fueron mantenidos en sus puestos.
127
Desde el principio se implantó la
Santa Inquisición, con el nombramiento de inquisidores el 21 de septiembre de 1512. Fernando II, el 21 de diciembre de 1513, otorgó potestad de formar tribunal del santo Oficio en Pamplona dependiente de la jurisdicción de
Zaragoza. Tras las protestas de las Cortes de Navarra, se trasladaron en 1516 a
Tudela.
128 Se realizaron fuertes restricciones al comercio, no sólo con el exterior, estando prohibido con el que provenía del norte, sino que también se producía una restricción en el interior del reino, y el que se daba con Castilla y Aragón debía pagar peaje (mientras que estos tenían exenciones), produciendo importantes desabastecimientos.
129
En un primer momento, la adscripción de la conquista fue al reino de Aragón, pero quizás por el poco apoyo ofrecido desde Aragón, y por el contrario, el apoyo militar mayoritario del de Castilla, hizo que Fernando el Católico lo adscribiera a Castilla. Para legalizar la incorporación de Navarra a Castilla, el
duque de Alba informó de esta decisión el 11 de junio de
1515 en las Cortes Castellanas reunidas en
Burgos. Ningún navarro participó, ni tampoco hay mención de representantes navarros, ni siquiera como testigos. Fernando el Católico lo ratificó un mes después. No consta que esta incorporación de Navarra a Castilla provocara ningún tipo de queja por parte de las autoridades oficiales navarras. Se sabe que por las mismas fechas se personó en Burgos una delegación enviada por las Cortes navarras e integrada por don Rodrigo adad de
Iranzu, Jaime Díaz señor de
Cadreita y Miguel de Aóiz alcalde de Corte, con objeto de solicitar el reparo de los agravios denunciados por los Cortes con respecto a los abusos judiciales y a las indemnizaciones por los daños causados en la ciudad de Pamplona, que continuaban pendientes y seguían sin repararse a pesar de las promesas.
132
Tras la muerte en Francia de
Luis XII a principios de
1515, ascendió al trono
Francisco I, quien posteriormente apoyará a los reyes navarros, rompiendo su aislamiento.
133
Segundo contraataque navarro (1516)
El rey
Fernando el Católico un día antes de su muerte, en enero de
1516, redactó el testamento en el que hacía un referencia expresa al derecho con el que se apropió Navarra y en la razón religiosa de la misma por
"la notoria cisma conspirada contra la persona del Sumo pontífice y Sede Apostólica y contra le patrimonio de aquella...". La sucesión castellana era para
Juana I, que tenía dificultades para proclamarse reina, por lo que el cardenal
Gonzalo Jiménez de Cisneros evitó un vacío de poder, ampliando sus poderes, manteniendo una red de espías y estimulando medidas para el aumento del ejército. El cardenal era consciente del posible ataque para recuperar el reino de Navarra, por lo que incrementó en unos 6.000 hombres el contingente militar. El virrey ordenó una concentración de tropas en Pamplona. La relación de tropas de esos meses era de 318 jinetes, 557 hombres de armas, 1583 reclutas castellanos, 2.094 soldados de la infantería vieja y nueva a las órdenes de
Villalba y dos centenares del conde de Lerín y otros caballeros navarros que les apoyaban. En la ciudad se realizó un alarde el 8 de marzo. Se abasteció en especial a la guarnición de
San Juan de Pie de Puerto de alimentos y armas. En este periodo, en el que los ocupantes desconfiaron de muchos navarros, incluso existieron dudas de la fidelidad del conde de Lerín, al que su mujer
Brianda Manrique (hermana del duque de Nájera) dejó, posiblemente por las posibles negociaciones del conde con los reyes navarros. Declarado traidor huyó del reino al de Aragón, cuando se decretó su apresamiento. Más tarde volvería jurando fidelidad a
Carlos I (en junio de 1516).
134
El monarca galo
Francisco I estaba enfrascado en las
guerras de Italia, no prosperando la alianza franco-navarra, afirmando que
"el Estado en pleito [Navarra] apenas vale 20.000 escudos". Por orden de los reyes de Navarra el mariscal
Pedro de Navarra realizó gestiones diplomáticas ante la Santa Sede para la recuperación del reino, que fueron inútiles, para, posteriormente, recibir el encargo de recuperar militarmente el reino. A primeros de marzo se prepararon tres cuerpos de ejército de unos 10.000 hombres. La primera columna con
Juan III de Albret al frente sitiaría
San Juan de Pie de Puerto. La segunda, a las órdenes del
vizconde de Baigorri, ocuparía
Roncesvalles para controlar este importante paso, y la tercera, al mando del mariscal con 1.200 hombres, entraría por
Salazar y el
Roncal. Todo ello se inició el 17 de marzo y a la par que entraba el mariscal en Navarra, se producía el alzamiento en varias villas que inicialmente tuvieron éxito, como
Sangüesa,
Olite y
Marcilla, para posteriormente ser sofocados y sufrir la ulterior represión.
135
El ejército castellano desde San Juan de Pie de Puerto, tras dejar una pequeña guarnición, se replegó hacia Roncesvalles. Al mismo tiempo
Villalba por el sur llegó también a Roncesvalles. Tras afianzar este importante paso, el coronel Villalba fue al Roncal en busca del mariscal Pedro de Navarra. Mientras la columna al mando del mariscal constató el fracaso del apoyo esperado por la segunda columna, que le tenía que aportar víveres, y el intenso frío, que le había producido numerosas bajas. Por ello, el 22 de marzo, al encontrarse los dos ejércitos en
Isaba entablaron conversaciones para la rendición, quedando apresado Pedro de Navarra, que moriría años después (1522) en la prisión del
castillo de Simancas posiblemente asesinado. Días después, al conocer el fracaso de la expedición, Juan III ordenaba el repliegue al Bearn. Al entrar las tropas españolas en San Juan de Pie de Puerto se dedicaron al saqueo de las casas. Asimismo fueron sometidos otros pueblos de la Baja Navarra. Posteriormente se emitió una amnistía general de la que se excluyó a los que hubieran cometido delito de traición, es decir que habiendo jurado obediencia participaran en la rebelión. Para volver era preciso jurar fidelidad.
136
Segunda consolidación
Para evitar posteriores problemas, el cardenal Cisneros, regente de Castilla, ordenó la demolición de todas las fortalezas, incluidas las pertenecientes a los aliados navarros
beamonteses, sólo se exceptuaban alguna de estos y las consideradas estratégicas. Para ello se empezó por la de Sangüesa por la reciente sublevación. Por otro lado, se remozaron las del cinturón pirenaico, pero sobre todo las defensas de Pamplona. Se castigó a los sospechosos y se estudió la posibilidad de deportar a gran número de navarros a
Andalucía, algo que finalmente no se llevó a cabo, exceptuando a los navarros
musulmanes de la
Ribera Navarra, para los que en mayo de 1516 se decretó su expulsión. También en ese mismo mes juró como nuevo
virrey Antonio Manrique de Lara, duque de Nájera que era cuñado del conde de Lerín, y tras ello este último retornó del exilio.
137 Juan III de Albret murió el 17 de junio de
1516, y
Catalina de Foix el 12 de febrero del año siguiente, pasando a ser el heredero
Enrique II de Navarra el Sangüesino.
138
Mientras tanto el rey francés
Francisco I y
Carlos I de España suscribieron un acuerdo en
Noyon en agosto de 1516, en el que arreglaba el litigio sobre
Nápolesesquivando el de Navarra. Carlos I prometió que, cuando llegara a Castilla, examinaría en justicia si sus títulos sobre Navarra eran legítimos y que indemnizaría o compensaría en lo justo.
139 Este acuerdo no se llevó a cabo. En octubre del mismo año el parlamento de
París declaraba la independencia política de los monarcas navarros respecto a la corona francesa.
140 Carlos I se negó a la devolución de Navarra al rey Enrique II invocando razones de seguridad, y trató de realizar un arreglo dinástico casando a Enrique II con
Leonor de Austria, que Francisco I vetó, para que finalmente contrajera matrimonio con la hermana de éste último,
Margarita de Valois.
139
En mayo de
1519 se realizó otro intento de resolver los contenciosos de Navarra y Nápoles en las conferencias de
Montpellier, entre los reinos francés y español.
141
En la
Baja Navarra la ocupación fue en todo momento muy inestable, con continuas ocupaciones y abandonos. Esta situación quedó plasmada por un vecino de
Iruritade nombre Martín Alemán que, haciendo referencia a la villa y fortaleza de San Juan de Pie de Puerto, describía:
"fue tomado por otras veinte veces más por la casa de Castilla y después cobrado por la de Francia".142
La muerte de
Maximiliano I, convirtió a Carlos I emperador en julio de 1519, situando a Francia completamente rodeada por territorios bajo la soberanía imperial, lo que llevaba a que Navarra fuera un frente más de ambas hegemonías.
139 Con respecto a Navarra Carlos I anuló privilegios y otras concesiones y prohibió el comercio con otros reinos, con un amplio despliegue militar para asegurar estas órdenes.
143
En mayo de
1520 se inició la
Guerra de las Comunidades de Castilla, ordenando en octubre al virrey de Navarra el reclutamiento urgente de 2.000 soldados, para evitar el riesgo de sublevaciones. En abril de
1521 se utilizaron numerosos efectivos de los existentes en Navarra para participar en la toma de
Salvatierra y de
Vitoria, contra el
conde de Salvatierra, lo que llevó a una importante reducción de soldados y artillería en Navarra.
144
Tercer contraataque navarro (1521)
Los preparativos para la expedición sobre Navarra se retrasaron hasta principios de mayo de 1521, y aunque la revuelta comunera la había dejado prácticamente desguarnecida, era tarde pues Carlos I volvía a tener el control de Castilla tras su victoria en la
batalla de Villalar.
145 Con todo esto, en mayo de
1521, sin esperar a las tropas, tuvo lugar un alzamiento generalizado en toda Navarra, como las significativas ciudades de
Pamplona,
Estella,
Tafalla,
Olite y
Tudela e incluidas las que habían sido
beaumontesas, y que había sido preparado desde el interior. Al mismo tiempo las tropas mandadas por el general Asparrots, compuestas por 12.000 infantes en su mayoría gascones y que contaban con artillería pesada, rindieron el 15 de mayo
San Juan de Pie de Puerto, posteriormente
Roncesvalles y
Burguete. El día 17 André de Foix tomaba juramento en nombre de Enrique II en
Villava.
Antonio Manrique de Lara,
duque de Nájera y virrey de Navarra, salió huyendo de Pamplona hacia
Alfaro el mismo día 17, siendo asaltado en el camino y saqueado en
Esquíroz. En el
alzamiento de Pamplona los escasos soldados castellanos se quedaron encastillados en la fortaleza durante dos o tres días.
145 Entre ellos estaba el guipuzcoano
oñacino capitán
Iñigo López de Recalde, que fue herido en el bombardeo realizado durante seis horas para rendir la plaza. Entre los atacantes se hallaban los dos hermanos de
Francisco de Jaso, Miguel y Juan (hijos del presidente del Consejo Real depuesto
Juan de Jaso), que se quedarían al cuidado de la ciudad.
146
La recuperación del reino no había sido muy sangrienta. Se produjeron enfrentamientos con unos 1.000 guipuzcoanos oñacinos en el monte
Zengarrén, donde hubo unos 17 muertos y otros cuatro muertos en
Yesa cuando se cortó el paso a tropas que huían, además de los heridos en la fortaleza de Pamplona. Posteriormente tampoco se produjeron episodios de depuración con la población beaumontesa y muchos de los cargos se mantuvieron.
147 La recuperación del reino sólo tardó quince días, más fulgurante que la efectuada por el duque de Alba en 1512.
145
Monumento erigido en recuerdo de la
Batalla de Noáin. Esta fue determinante en el destino de Navarra.
Tras tomar la capital, las tropas de André de Foix, formadas por
bearneses,
labortanos,
franceses y
bajonavarros y engrosadas después por
altonavarros, atravesaron el reino para atacar
Logroño.
148 A su paso rindió y saqueó
Los Arcos que se mantenía fiel a
Carlos I, que pertenecía a Castilla desde 1463, y que ofreció resistencia a su avance.
145 El general francés en vez de asegurar el territorio se dirigió y cercó Logroño. El 5 de junio las baterías de Asparrots bombardeaban la ciudad, pero el día 11 tuvo que levantar el cerco e iniciar el repliegue hacia Pamplona, al reorganizarse el ejército imperial.
149
Durante el repliegue de las tropas de Asparrots, las primeras escaramuzas ocurrieron en la villa de
Puente la Reina, donde se produjo un resultado adverso para los castellanos, que perdieron un escuadrón completo de 300 hombres. Posteriormente, y dada las superioridad numérica de las fuerzas castellanas, estas ocuparon Estella y Puente la Reina. Finalmente presentaron batalla en las cercanías de Pamplona el 30 de junio, librándose en campo abierto la sangrienta
Batalla de Noáin, con la derrota de los franco-navarros y donde murieron más de 5.000 combatientes, casi todos de las tropas de André de Foix, resultando este herido y preso. Cinco días después entraron los gobernadores generales en la capital del reino, tras negociar su rendición. En esta negociación se acordó la liberación del general Asparrots. A finales de julio cayó la villa de
San Juan de Pie de Puerto.
151
Fue nombrado como nuevo virrey el conde de
Miranda,
Francisco de Zúñiga y Avellaneda, en agosto de 1521 y en noviembre Carlos I de nuevo ordenó el derribo de las fortalezas que aún quedaban en pie, manteniendo únicamente las de Pamplona, Estella y Puente la Reina, así como la confiscación de bienes, condenas a muerte y destierros de los vencidos.
152
Tres meses después de la derrota de Noáin, los partidarios de Enrique II se reorganizan al mando del almirante
Guillermo Gouffier,
señor de Bonniver, concentrando un poderoso ejército en
San Juan de Luz, contando con 6.000 lanskenetes, y el resto del grueso por gascones y navarros. Ocupan el
castillo del Peñón y parece que también San Juan de Pie de Puerto (en 1523 volvió a ser recuperada por el ejército imperial). El
castillo de Maya, que había sido remodelado y reforzado, cayó en septiembre ante una fuerza formada por 6.000 hombres. El 18 de octubre también se tomó
Fuenterrabía, manteniendo una franja
Baztán-
Bidasoa, bajo control de los naturales.
153
En marzo de 1522 los españoles volvieron a tomar
Roncesvalles, con su derribo parcial y fortificación, y el castillo de
Orzorrotz en la peña de
Ekaitza sobre las localidades de
Ituren y
Zubieta.
154 El 10 de mayo de
1522 el Emperador concedió un perdón general con la excepción expresa a más de 400 personas.
155
El 17 de junio, en una batalla con bajas en ambas partes, los castellanos tomaron
Santesteban, que fue incendiada, y de este modo, la línea defensiva navarra del Baztán-Bidasoa quedaba cortada. El 28 de junio el ejército imperial conquistó el castillo de
Behovia, tras ser abandonado. Dos días después sucedería la
batalla del monte Aldabe en las cercanías.
156
En julio fue cercado por 10.000 hombres el
castillo de Maya, donde todos los defensores eran navarros, capitulando el 22 de julio de 1522. Los defensores fueron apresados y llevados a Pamplona, catorce días después murieron
Jaime Vélaz y su hijo, con sospechas de envenenamiento.
157 Tras la toma de la fortaleza se procedió a realizar procesamientos judiciales y posteriores ajusticiamientos.
158 El mariscal
Pedro de Navarra, preso desde 1516, y que reiteradamente había sido presionado para romper con su fidelidad al rey navarro, apareció muerto el 24 de noviembre en la prisión del
castillo de Simancas, acuchillado. Esta muerte se ocultó hasta el 9 de febrero de 1523, dando la versión oficial de suicidio, sin que se pueda determinar si fue una ejecución secreta.
159 160
Las
Cortes de Navarra se encontraban divididas entre las que se reunían en Pamplona, que denunciaban distintos agravios, en las que destacan los puestos en los mandos de las fortalezas, de los miembros del Consejo Real y en la forma de derogar las leyes del reino; y por otra parte las que Enrique II convocaba en
Saint Palaispara aplicar en la Baja Navarra. El 28 de agosto de 1523 se reunieron estas últimas para realizar un ordenamiento institucional según uso y costumbre y la emisión de moneda propia, que fue considerada un desafío al emperador.
161 La caída del castillo de Maya no había supuesto un cese en las hostilidades, ya que se producían ataques de forma esporádica en forma de guerrillas, que impedían los abastecimientos de las tropas imperiales.
162
En octubre de 1523 Carlos I fue a Pamplona para preparar la campaña contra los resistentes navarros en Fuenterrabía y en la Baja Navarra, y mientras preparaba una gran ofensiva decretó en diciembre otro perdón real, excluyendo en esta ocasión a 152 representantes de familias navarras. Se dispensaba su gracia quien volviera a su obediencia antes del 22 de diciembre, aunque se mantenía la confiscación y secuestro de sus bienes.
163 Ésta ofensiva se llevó a cabo en el invierno de 1523-24 y contaba con 24.000 hombres que se prepararon en Navarra y Guipúzcoa y otros 3.000 hombres del virrey de Aragón que avanzaría hacia el Bearn. La intención era llegar hasta
Toulouse, divididos en tres columnas para atacar,
Labort,
Baja Navarra,
Sola y el
Bearn. Iniciaron la campaña con la tomas de San Juan de Pie de Puerto, Saint Palais. La primera columna contactó con la segunda en
Ustarriz y fracasaron en la toma de
Bayona y la tercera columna, por su parte, llegó a
Oloron sin que tampoco lograran rendirla. Al no superar los factores climáticos y orográficos iniciaron la retirada sin aproximarse a Toulouse. Tras un mes volvieron con la pérdida de una cuarta parte de las tropas por deserciones y enfermedades. En los ataques y retirada resultaron destruidas las poblaciones de
Oloron,
Navarrenx,
Garris,
Sordes,
Hastingues,
Maule,
Sauveterre y
Bidache, y el saqueo de otras.
164
Reorganizados en febrero tras esta expedición, sitiaron de nuevo la
Fortaleza de Fuenterrabía. El 2 de febrero comenzó el bombardeo. Mientras se negociaba su rendición, abandonaron el castillo los franceses el 27 de febrero, manteniéndose los navarros en el mismo. El 29 de febrero se decretó un perdón a los navarros a cambio de su entrega y sometimiento, entregándose la plaza en abril de 1524, dos años y medio desde su toma.
165
Este amplio perdón fue eficaz y un gran éxito para las fuerzas imperiales, con la integración en sus fuerzas de antiguos enemigos y dando paso a una consolidación de la administración castellana en el reino. Aunque no todas las reintegraciones prometidas se cumplieron.
166
Mientras tanto, los franceses fueron derrotados en
Milán, que tienen que abandonar. Francia se ve acosada por todos lados, pero resiste a los ingleses cerca de París, a los alemanes en Borgoña y a los españoles en Bayona. Las tropas de Carlos I entran en la
Provenza, ponen sitio a
Marsella, pero sin rendirla.
167 En esta situación se dio la
batalla de Pavía, el 24 de febrero de
1525, allí fueron apresados Francisco I y Enrique II, y llevó a que el primero firmara en enero de
1526 el
Tratado de Madrid. En su artículo séptimo se pedía que dejara de apoyar al rey navarro en los intentos de reconquistar Navarra. Enrique II se escaparía en
1527.
168
Evolución posterior
Baja Navarra
Desde septiembre de 1521, la plaza de San Juan de Pie de Puerto estaba en manos de leales a Enrique II. En
1525 se volvió a retomar con una expedición militar. Posteriormente hizo falta otra expedición al mando de
Hernando Sandoval a la Baja Navarra en septiembre de
1527, para volver a controlar la situación y pedir obediencia al Emperador en los distintos pueblos. En julio de
1528 se constata ya que Carlos I la dio por perdida, recobrándola Enrique II.
169 Los cronistas retrasan hasta
1530 el abandono de la fortaleza de
San Juan de Pie de Puerto, cuya defensa resultaba difícil de mantener. El abandono de este territorio tenía que ver con el interés de firmar la paz con Francia, que se hizo en
Cambray el 5 de agosto de 1529.
170
Esta pequeña parte de Navarra se mantuvo como reino independiente y sus reyes siguieron titulándose como "reyes de Navarra". En
1589 su rey
Enrique III de Navarra asumió también el reino de Francia, tras el asesinato del rey de Francia
Enrique III de Francia, y después de abjurar y convertirse al
catolicismo con la famosa frase de
"París bien vale una misa".Incorporó todos sus territorios patrimoniales a la corona de Francia, con excepción de
Navarra,
Bearn,
Donezan y
Andorra. Tras la muerte de Enrique III en 1610, también asesinado, asumió la corona
Luis XIII de Francia, que nunca había estado en Navarra, y en octubre de
1620 entró en
Pau, sometió a
Navarrenx y allí ordenó la incorporación del reino de Navarra, así como del vizcondado de Bearn a la corona francesa. La
Chancillería de
Saint Palais desapareció en 1624 incorporada al Parlamento de Navarra, que tuvo su sede en Pau, donde se utilizaba el bearnés y francés. Los navarros se quejaron de la no utilización de su lengua, el
euskera, y porque el reino pasaba a ser una provincia cautiva, privada de todas sus leyes, privilegios y libertades. Los monarcas franceses siguieron manteniendo siempre el título de
"Reyes de Francia y Navarra".171
Tras la
Revolución francesa de
1789 desapareció como reino. En el verano de ese año se reclamó en los
Estados Generales navarros el volver a las libertades, recuperando sus instituciones y rescatando el reino. Esto fue en vano, los estados Generales navarros fueron abolidos y se diseñó una jurisdicción nueva junto con Bearn, Sola y Labort formando el departamento de Bajos Pirineos, hoy
Pirineos Atlánticos.
171
Alta Navarra
José Bonaparterecuperó las cadenas de Navarra en el escudo de
España que ya figuraban en las armas de
Carlos I, que no fueron mantenidas por sus sucesores.
Tras la rendición de Fuenterrabía, la amnistía fue amplia y permitió volver a muchos que habían luchado en contra del Emperador y recuperar parte de sus bienes. Se prohibió el comercio con el norte de los Pirineos y se impuso un control estricto del paso de personas. Se modificó el sistema administrativo, judicial y legislativo, sustituyéndose por un sistema feudal.
172 En el testamento de Carlos I hay referencias a Navarra en la que parece dudar de sus acciones:
en lo que toca al reyno de Navarra, haya de mirar y con diligencia examinar y averiguar sinceramente, si de justicia y razón seré obligado a restituir el dicho reyno o en otra manera satisfacer o compensar a persona alguna. Y lo que fuese hallado, determinado y declarado por justicia, se cumpla por efecto, por manera que mi ánima y conciencia sea descargada.
Testamento Carlos I recogido en ”Navarra, 1512-1530”
173
Pamplona siguió siendo considerada “plaza fuerte”, destacando sus murallas y la construcción de una
ciudadela de "cinco puntas", en que los dos primeros baluartes de la misma en construirse fueron los que miraban hacia el interior de la ciudad para su control.
174 Se convirtió en la fortaleza más impresionante del
Imperio español hasta principios del
siglo XX.
175 Hasta
1889 no se empezaron a derribar estos dos baluartes de la ciudadela para realizar el
Primer Ensanche de Pamplona, en el interior del recinto amurallado. El mismo se completó con la edificación de nuevos cuarteles militares. No sería hasta entrado el siglo XX, en
1920, cuando se demolió una parte de las murallas exteriores para efectuar el
Segundo Ensanche y tras comprobar que la nueva tecnología empleada en la
Primera Guerra Mundial hacía obsoleta la defensa con murallas de la
Época Moderna.
176
Otros territorios que fueron del reino de Navarra
Álava, Guipúzcoa y Vizcaya
Las actuales
Álava,
Guipúzcoa y
Vizcaya, que fueron incorporadas a la
Corona de Castilla en el
siglo XII, mantuvieron una normativa que salvaguardaba sus usos y costumbres mediante los
fueros. Con la división territorial de España de
Javier de Burgos en
1833 estas tres provincias quedaron agrupadas con la denominación de
vascongadas. Los fueros fueron abolidos en
1839, tras la ya referida
primera guerra carlista y posterior
Ley de confirmación de fueros, que a pesar de su nombre los abolía. Posteriormente surgió en el territorio de Vizcaya el
nacionalismo vasco que marcaría la reclamación de especificidades para estos territorios. Durante la
Segunda República Española, se iniciaron las gestiones para tener un estatuto conjunto, también con Navarra, el
Estatuto de Estella, que finalmente no fructificó. En los inicios de la
Guerra Civil Española en
1936 se aprobó el
Estatuto de Autonomía de Euskadi que sólo se pudo aplicar en una parte del territorio. En
1979 se aprobó el
Estatuto de Autonomía del País Vasco, vigente hasta la actualidad. En Álava se mantiene un
enclavecastellano de la
provincia de Burgos:
Treviño.
Otros territorios
Conmemoraciones
Cañones en el escudo de Guipúzcoa
Escudo de Guipúzcoa luciendo los cañones y que estuvo vigente desde el año 1513 a 1979.
La reina
Juana I de Castilla el 28 de febrero de
1513 otorgó al
escudo de Guipúzcoa doce cañones en representación de los que los
guipuzcoanos oñacinos habían capturado en la denominada
batalla de Velate a las fuerzas navarro-gasconas. Las mismas se encontraban en retirada tras el cerco realizado a la ciudad de Pamplona en el otoño del año anterior, y no hubo casi enfrentamiento, con el abandono de los cañones para facilitar la huida de la retaguardia. Se intentó la supresión de los mismos en 1931, 1936 y 1976, para finalmente lograr su retirada por las
Juntas Generales de Guipúzcoa el 2 de julio de
1979.
177
Placa y monumento a San Ignacio
Placa que conmemora en la calle en el lugar donde cayó herido Ignacio de Loyola.
Monumento a San Ignacio en
Pamplona, al fondo su basílica.
En
1601 el
virrey de Navarra Juan de Cardona y Requesens mandó colocar un arco y una lápida conmemorativa en el lugar en el que cayó herido en 1521 el entonces militar y luego santo
Ignacio de Loyola. En esa ubicación estuvo la fortaleza de Santiago o castillo "viejo", construida tras la invasión de 1512 y en la que los defensores castellanos, entre los que se encontraba, se encastillaron ante el alzamiento ocurrido en la ciudad y posterior llegada de las tropas franco-navarras. Un mortero le hirió gravemente en las piernas. Ésta lápida hoy se encuentra en el patio de la
Cámara de Comptos. En la misma situación a finales del
siglo XVII se construyó la basílica de San Ignacio, quedando dicha lápida en una pared del interior de la misma. En
1927, durante la construcción del
Segundo Ensanche, se derribó parcialmente, por lo que quedó este punto en el exterior, colocando en su acera la placa que se encuentra en la actualidad.
En
1950 se realizó y colocó una réplica en piedra del monumento existente en el
Santuario de Loyolaen
Azpeitia, en el que el capitán herido es llevado a casa por porteadores. Se situó en la avenida de San Ignacio de Pamplona, en las proximidades de donde cayó herido. En el año
2005 se cambió por una réplica en bronce.
178
Monolito en Maya
Monolito en recuerdo a los defensores de la independencia de Navarra en donde estuvo el
castillo de Maya.
En lo alto del monte Gaztelua, donde se encontraba el
castillo de Maya, el 30 de junio de
1922 se inauguró un monolito obra del arquitecto
Serapio Esparza patrocinado por la Diputación Foral de Navarra y las diputaciones vascas. Este monumento fue volado con dinamita de forma terrorista en la noche del 26 al 27 de julio de 1931, cuando los ayuntamientos de Navarra estaban debatiendo el
Estatuto de Estella. Fue reconstruido y reinaugurado el 10 de octubre de 1982. En él figuran las siguientes inscripciones conmemorativas; el primer texto está repetido también en
euskera:
“A los hombres que en el castillo de Maya pelearon en pro de la independencia de Navarra, luz perpetua. 1522”.
“1522 Juan de Orbara, abad de Urdax. Jaime Vélaz de Medrano, alcalde del castillo de Maya. Miguel de Jasso, señor de Xavier. Luis Vélaz de Medrano. Juan de Jasso. Víctor de Mauleón. Juan de Aguerre, de Echalar. 1922”
“Navarra agradecida a los postreros defensores de la independencia de Navarra. 1522-1922".
Monumento a la batalla de Noáin
En las proximidades de
Noáin-
Esquíroz, en un cerro sobre esta llanura, se encuentra un monumento en recuerdo de la
batalla de Noáin, realizado por
Joxe Ulibarrena en
1996. Esta batalla ocurrida en
1521 y en la que perdieron la vida más de cinco mil personas fue determinante para el control definitivo de Navarra por
España.
En este lugar, los partidarios de recobrar la soberanía de Navarra se reúnen todos los años en el último domingo de junio.
Monumento al Resistente Desconocido
Monumento al Resistente Desconocido.
En la localidad de
Maya, al pie del monolito donde estuvo el
castillo de Maya, el 21 de julio de
2007 se inauguró un "Monumento al Resistente Desconocido", realizado por
Pello Iraizoz. Está tallado en piedra arenisca, y en la que se ha inscrito el lema
“Pro libertate patria, gens libera state” ("De pie la gente libre a favor de la libertad de la patria"), de los
Infanzones navarros, y que también figura en
euskera. En la parte superior del mismo está el carbunclo (figura estrellada), simbología de arte popular que fue origen del
escudo de Navarra y que utilizó
Teobaldo I de Navarra. Más abajo se ve este símbolo al que se le añadieron unos dibujos esféricos en sus brazos, que en siglos posteriores se convirtieron en cadenas. En la parte inferior aparecen imágenes relacionadas con los distintos soberanos navarros y que han figurado en la numismática navarra.
179
Aniversario para el 2012
Comisión Organizadora de Conmemoraciones de 2012
El
Gobierno de Navarra creó en marzo de 2007 una comisión para conmemorar el octavo centenario de la
batalla de las Navas de Tolosa y el quinto de la conquista de Navarra por las tropas del Duque de Alba. La comisión tuvo como fin estudiar, conocer y divulgar estos sucesos históricos.
180 La comisión fue presidida por el
Presidente de Navarra Miguel Sanz Sesma, y contó entre sus vocales al
ministro de Cultura César Antonio Molina Sánchez, y ambos presidieron la reunión constitutiva de esta Comisión el 12 de enero de 2009. La comisión estuvo integrada además por distintos cargos orgánicos del Gobierno de Navarra como el consejero de Cultura y Turismo, el consejero de Educación, el director general de Cultura-Institución Príncipe de Viana, el directo general de Relaciones Institucionales, el director general de Comunicación-Oficina del Portavoz del Gobierno de Navarra, el director general de de Ordenación, Calidad e Innovación, y el director general de Patrimonio Histórico. Así mismo, integraron la comisión los alcaldes de
Pamplona y
Saint Palais; el
arzobispo de Pamplona, y un representante por las universidades navarras:
Universidad Pública de Navarra,
Universidad de Navarra y
Universidad Nacional de Educación a Distancia y cinco personalidades de prestigio de los ámbitos histórico, cultural y geográfico.
181 La comisión se encargó de organizar un congreso internacional sobre la Conquista de Navarra, exposiciones, conferencias y la edición de libros.
Manifiesto 1512-2012, Conquista de Navarra
En abril de 2008 diversas personalidades del ámbito cultural vinculadas al
nacionalismo vasco suscribieron un manifiesto con el título
"1512-2012, Conquista de Navarra" en el que consideran que hay un desconocimiento de la historia navarra en la población, que ésta se oculta desde las fuentes oficiales y además reclama el derecho a recuperar esta soberanía. El manifiesto estaba encabezado por el escritor
Pablo Antoñana.
182 183 Dicho manifiesto fue criticado por el político y escritor
Jaime Ignacio del Burgo por considerarlo una tergiversación de la historia y un ejercicio voluntarista de manipulación de los acontecimientos transcurridos.
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