martes, 24 de mayo de 2016

Clasificación de las aves - Aves de españa



Ánade Rabudo



 
Anas acuta 56 cm.


La larga y puntiaguda cola a la que debe su nombre es sólo una de las características que hacen inconfundible al macho. Su cabeza color chocolate, dorso gris claro y babero blanco contribuyen a hacer de él uno de los más elegantes patos españoles; la hembra, en comparación, es menos llamativa; como en otros patos, esto contribuye a que pase más desapercibida a sus predadores durante la época de cría. También tiene cola larga, pero no tanto como la del macho, que puede alcanzar más de 20 centímetros de longitud.
Los ánades rabudos andan fácilmente, incluso con garbo, teniendo en cuenta que son patos; vuelan con rapidez, particularmente cuando se les asusta, momento en el que se agrupan con los otros patos que vuelan, para separarse rápidamente de los demás y formar un bello manojo longilíneo.
Es uno de los patos de todo el mundo que cría en mayor número. En España se reproduce en pequeña cantidad, muy variable según los años, especialmente en las Marismas del Guadalquivir; pero en invierno gran número de ellos alcanza nuestras lagunas, albuferas y marismas.

Identificación: El macho tiene larga cola puntiaguda, cuerpo gris con cabeza y cuello achocolatados, pecho blanco y espejuelo verde bronceado; la hembra es castaño especulado con pico gris y cola puntiaguda más corta; en plumaje de eclipse (julio-octubre) el macho se parece a la hembra, pero con partes superiores más oscuras.
Nidificación: La hembra forra un hoyo en el suelo, a menudo en sitio abierto, con hierba, hojas y plumón, puesta, abril; generalmente de 6 a 9 huevos verde oliva pálido, a veces azul pálido; incubación, alrededor de 23 días, sólo por la hembra; los pollos, alimentados por la hembra, dejan el nido al nacer, volando unos 28 días después.
Alimentación: Come en superficie, principalmente plantas acuáticas; algunos insectos , moluscos y gusanos; grano.
HábitatAguas continentales.

La estructura, diseño de cabeza cuello y larga cola del Anade Rabudo Anas acuta, forman un conjunto que resulta inconfundible para cualquier observador, aunque no sea especialista en la identificación de anátidas. El nombre valenciano de Cúa de jonc es posiblemente el más representativo de los que se le dan en la Península Ibérica.
La cabeza, garganta y parte posterior del cuello del macho adulto tienen un color achocolatado sobre los que destaca mucho el resto del cuello de color blanco que sube en cuña hasta la altura de la nuca, formando un llamativo dibujo. El dorso y los flancos son grises, finamente rayados de blanco. La parte posterior del cuerpo es negra, notándose a los lados una mancha blanca que son en realidad las rectrices exteriores de la plegada cola. Esta es una de sus características más destacadas puesto que las dos rectrices centrales negras se prolongan mucho y cuando el pato está posado las mantiene oblicuas sobre la superficie del agua. Las plumas escapulares son «lloronas» o colgantes de color negro ribeteadas de blanco. El espejuelo de las alas no es muy conspicuo, bronce con poco brillo, amplio ribete interior negro, por delante pardo anaranjado y el exterior blanco. El pecho y las partes inferiores son muy blancas. Las patas son grises y el pico negro en la parte superior y gris azulado en los laterales. Los ojos castaños apenas se descubren sobre el oscuro fondo de la cabeza.
La hembra es de aspecto casi tan grácil como el macho y a pesar de tener un color general pardo grisáceo moteado de blanco, que en cierto modo la asemeja a las de otros patos, pronto sus actitudes y su largo cuello la distinguen. La cola no es tan larga como la del macho, pero sí está claramente apuntada y sobresale bastante por detrás de las plegadas alas. El vientre es blancuzco y está profusamente moteado, detalle que se aprecia bien al volar. El espejuelo alar es apenas visible, de color canela y con bordes blancos. El pico es fino como el del macho y de color gris o verdoso, algo desvaído en los laterales. Las patas son grises.
Los machos jóvenes se parecen mucho a las hembras adultas, pero la cabeza y el cuello son más claros en contraposición con el dorso que es más oscuro y menos moteado. La hembra carece de espejuelo o lo tiene apenas perceptible.
Los machos en eclipse son como las hembras, pero su espejuelo está mucho más marcado. Vistos de lejos es difícil apreciar diferencia alguna. De cerca se nota que el plumaje de la espalda es grisáceo o pardo gris, sin el moteado tan marcado de las hembras adultas. El plumaje de estos machos se completa a partir de octubre, aunque en noviembre muchos de los ánades rabudos que se ven en Iberia todavía muestran restos de su eclipse. Sin embargo, la mayor parte de los rabudos sufren el eclipse entre la mitad de julio y los primeros diez días de septiembre.
Al volar recuerda más al Silbón Europeo que al Anade Azulón. Bate las alas muy rápidamente y aunque pueda dar la impresión de que vuela lentamente, es tan grácil y elegante volando como nadando en un estanque o andando por la tierra. Como otros ánades al sobrevolarnos deja oír un sonido silbante en tono bajo.
Es pato de aguas costeras más que de zonas húmedas interiores y es escaso en éstas en todas las épocas. Se le ve mucho en parejas o en pequeños grupos y frecuentemente mezclado con otras especies formando bandos numerosos. También él en lugares favorables puede concentrarse en grupos que sobrepasan el millar de patos. Durante el día reposa tranquilo en lagunas y masas de agua extensas. Probablemente es el más dado a alimentarse de noche y por ello rara vez se le ve tratar de obtener alimento del fondo de lagunas y aguas someras. En ellas alcanza fácilmente los fondos con su largo cuello y también levanta la parte trasera como los demás patos de superficie, ayudándose con las patas. Como anda con soltura y agilidad, se le puede ver comiendo en campos y marismas, pero es muy tímido y pronto inicia el vuelo con gran facilidad, elevándose casi verticalmente.
Es un pato muy silencioso y los machos, fuera de la época de la reproducción, apenas emiten un corto silbido o un ronco y bajo graznido. Más ruidosas son las hembras, pero normalmente se escuchan sólo en época de cría durante el cortejo.
Cuando llega en otoño a Iberia se alimenta fundamentalmente de plantas acuáticas que crecen en las orillas de lagunas costeras y rías. Jourdain cita Zostera marina y varias especies de algas. Pero fundamentalmente debe comer, igual que otros ánades, semillas y plantas acuáticas como PotamogetonRumex, etc. No desdeña los insectos, sobre todo coleópteros. Moluscos, crustáceos, pequeños peces y anfibios, deben completar la alimentación de este pato de costumbres crepusculares.
Anida entre vegetación de riberas, praderas y junqueras. No oculta mucho el nido, pero no por ello es fácil de descubrir. La hembra lo construye con hierba seca y en él va depositando mucho plumón durante la incubación. La puesta suele oscilar entre 7 y 10 huevos pero 6 y 12 no son infrecuentes. Son de color amarillento o verdoso pálido y su forma no es tan alargada como la de otros patos. Jourdain da un promedio de medidas para 100 huevos obtenidos en Gran Bretaña de 54,2 x 37,44 mm. Muy alargado uno de 61,9 x 38,7 mm. y muy pequeño otro de 54,4 x 33,6 mm. Las puestas comienzan a primeros de mayo y la incubación dura de 23 a 25 días. Al nacer, los pollos están cubiertos con un plumón no muy diferente en diseño de los del Anade Azulón. A través de los ojos tienen una línea sepia que se difumina en la nuca y sobre ella otra blanca y este color reemplaza al amarillo de los pollos de Anade Azulón.
El Anade Rabudo se reproduce en Europa desde Islandia en el Norte, Gran Bretaña al Oeste (muy escaso), norte de Alemania, Escandinavia, Países Bálticos y mitad septentrional de Rusia y Siberia, llegando hasta las mismas costas árticas.
En Iberia es un nidificante escaso y esporádico, probablemente dependiendo de condiciones meteorológicas favorables, como puede ser un final de invierno notablemente húmedo. Las zonas más apropiadas donde ya se han descubierto algunos nidos son las Marismas del Guadalquivir y determinadas lagunas de La Mancha.
El Anade Rabudo es más conocido en la Península Ibérica como invernante. Es un pato netamente migrador cuyos primeros efectivos se ven en España ya en el mes de septiembre, pero la mayoría no llegan hasta noviembre y aún después. Inviernos especialmente duros con fríos siberianos, traen a nuestros campos costeros y rías una gran cantidad de patos de esta especie. Se recuerdan en especial en el Cantábrico los grandes bandos de rabudos que llegaron a las costas en febrero de 1956 y en enero-febrero de 1963. Normalmente es allí un invernante regular, pero escaso. Entre los grupos de silbones que merodean por la costa y que luego se concentran en las rías, hay numerosos rabudos. En las aguas de la bahía de Treto frente a Colindres (Santander), se ven frecuentemente pequeños grupos a la subida de la marea. Lo mismo sucede en las Rías Altas gallegas donde se une a los grandes bandos de penelope y aplatyrhynchos. Igual que la Ría del Eo concentra habitualmente no menos de 3.000 penelope en días invernales, la de Santa Marta de Ortigueira es escogida por los ánades rabudos y por los reales, aunque no falta tampoco un buen contingente de silbones. En el viaje relámpago que los Fournier realizaron por las costas cantábricas y galaicas en enero de 1969 calcularon el total de ánades rabudos en 1.400. La mayoría de ellos (970) fueron vistos en la ría de Santa Marta de Ortigueira (La Coruña). El largo viaje de 3.500 km. recorridos en 7 días dejó poco tiempo para la observación alternativa de las mareas, situación que debe buscarse en cada lugar y cada ría para poder estimar con cierta seguridad una población de anátidas invernantes en el Norte. En los censos que se realizaron en enero de 1973, 1974 y 1975, sólo contados grupos de rabudos fueron vistos en las Rías Altas gallegas. El Grupo Ornitológico Gallego realizó un censo en los primeros días de enero de 1975 en la mayor parte de las rías de aquella región, incluyendo también embalses y lagunas costeras. Como resultado de él y de un total de 6.000 anátidas observadas, sólo 66 fueron con certeza identificadas como Anas acuta. De este total quedó excluida la Ría del Eo.
En las costas portuguesas la situación es similar y el Anade Rabudo es allí ave escasa como invernante.
Las Marismas del Guadalquivir albergan una buena población de invernantes y Bernis y Valverde (1972) calcularon allí en diciembre de 1967 no menos de 3.000 rabudos. En el censo general realizado en enero de 1972 para toda España, se estimó la población total en 9.000, con una superior densidad en Levante. Solamente en la Albufera se contaron 8.000 ánades rabudos. Los censos aéreos de 1973 (noviembre) y 1974 (enero) en las Marismas del Guadalquivir dieron un número muy bajo de invernantes: 500 y 150 respectivamente. Pero en la Laguna de Los Toyos (Sevilla-Cádiz) había en enero 1.556.
En enero de 1975 el Grupo de Naturalistas del Sureste contó 639 Anas acuta en las salinas de Sta. Pola (Alicante) y 400 en las de Sta. Fe de la misma provincia. Más de 10.000 se veían en la Albufera valenciana. De todas maneras quedan lejos las cifras que Pechuán (1972) daba para solamente los ánades rabudos cazados en las tiradas del Vedado de Sueca en 1965-66: 9.000 ejemplares. La población observada en el Delta del Ebro es variable, pero no desdeñable. En el invierno de 1973-74 no menos de 570 rabudos estaban presentes. Pero también se contabilizaron cifras mayores otros años.
Ante el cúmulo de cifras y estimaciones realizadas puede concluirse que el Anade Rabudo es muy susceptible a los cambios de tiempo. Fríos intensos atraen hacia nuestras costas una notable cantidad. La mayor densidad con mucho, está en la zona levantina y en las Marismas del Guadalquivir. Se cree que no menos de 25.000 rabudos invernan en años normales por las costas de Iberia con poblaciones mucho menores por lagunas y pantanos del interior. Esta cifra se incrementa mucho con olas de frío.
Los anillamientos de este pato han sido masivos en toda Europa y las recuperaciones muy numerosas, lo que ha permitido estudiar bien sus movimientos migratorios y dispersiones posgenerativas. Lebret (1950) considera que los machos adultos tienen tendencia a alejarse mucho menos hacia el Sur que las hembras y los machos jóvenes. Se produce así una desproporción grande en los cuarteles de invierno sureños donde aquellas superan con mucho a los machos. En una zona intermedia de invernada como Holanda, la presencia de machos viejos es notoria y muy destacada la desproporción con las hembras, la mayoría de las cuales han descendido más al Sur, hasta Francia y España. Las recuperaciones de anillados son muy numerosas y Valencia acapara la mayoría ya que como se ha dicho, las cacerías en sus vedados de Silla y Sueca acababan con un buen número de rabudos. Los ánades anillados lo habían sido en gran proporción en Holanda y Dinamarca, aunque también muchos procedían de Rusia, donde en el Sur (desembocadura del río Volga) se concentran para la muda muchos millares de ánades de esta especie. Además de en Valencia, se han recuperado rabudos anillados en las provincias de Huelva, Sevilla, Cádiz, etc. y en Beira Litoral y Ribatejo en Portugal. Esporádicas recuperaciones se han producido en Vascongadas y Navarra de patos anillados en Holanda.






Ánsar Campestre



 
Anser fabalis 70 cm.


Aunque son tradicionales invernantes en España, no se conoce aún ni por aproximación el número de ánsares campestres que llegan en los meses de octubre y noviembre, coincidiendo con los primeros fríos europeos. En la época de llegada se mezclan con los ánsares comunes y, si bien luego suelen invernar en sitios diferentes, no es raro encontrar algunos comunes entre los bandos de campestres.
Como zonas preferentes de invernada, los ánsares campestres ocupan las praderas cultivadas de Castilla y León, concentrándose en 4 ó 5 zonas.
Muy desconfiados, los ánsares campestres permanecen durante el día en las llanuras cultivadas. Mientras el bando se alimenta, 2 ó 3 aves vigilan con el cuello estirado.
Su coloración pardo-grisáceo, que se funde muy bien con el color del suelo, constituye un eficaz camuflaje. Además, tienen la costumbre de ponerse a cubierto tras las menores ondulaciones del terreno. Al abrigo de la oscuridad se trasladan de las zonas cultivadas a las tranquilas lagunas o zonas pantanosas, que utilizan como reposadero nocturno. Escogen para dormir un vado aislado de fango,. una orilla despejada o la superficie helada de la masa de agua. Por la mañana vuelven discretamente a los campos, mientras reina todavía la oscuridad

Identificación: Gris oscuro por encima; cabeza y cuello pardo oscuro; pecho gris, vientre blanco; debajo de las alas, oscuro; pico negro con base anaranjada; patas anaranjadas; sexos iguales.
Nidificación: No anida en España. Nido en el suelo, forrado con plumón; puesta en junio de 4 a 6 huevos blancos; incubación, por la hembra, de unos 30 días; los pollos, nidífugos se alimentan solos y son atendidos por la pareja; vuelan tras unos 40 días.
Alimentación: Hierbas, cereales, raíces.
Hábitat: Cultivos

El Ansar Campestre que inverna en España pertenece (Bernis 1964, 1966) a la subespecie de la tundra rossicus. Su llegada se produce a la vez que los ánsares comunes, aunque sus recorridos a través de Europa no están lo suficientemente determinados aún. En Iberia la zona de invernada está situada en Tierra de Campos entre las provincias castellanas de León, Zamora, Norte de Valladolid y Palencia. Allí todos los otoños se concentran buen número de gansos campestres que en principio se unen a los comunes que aún no han descendido hacia el Sur en busca de sus cuarteles de invierno andaluces. En noviembre no menos de 1500-6000 ánsares campestres ocupan zonas próximas al Pantano del Esla y a las lagunas saladas cercanas a Villalpando (Villafáfila y Villarrín de Campos, Zamora). También pueden ser vistos en los campos que rodean la zona donde estaba la laguna de la Nava en Palencia. Desde hace relativamente pocos inviernos se observan habitualmente cerca de los embalses de Barrios de Luna y Porma (León), muy cerca ya de la Cordillera Cantábrica e incluso en el Pantano del Ebro (Santander). En el censo realizado en el invierno de 1972 por miembros de la Sociedad Española de Ornitología se contaron en el Pantano del Esla el 16 de enero, no menos de 4000 ánsares campestres. La población invernante puede aumentar mucho con tiempos duros y olas de frío, pues está bien comprobado que en Francia e Iberia la entrada de esta especie de gansos es masiva con malas situaciones meteorológicas. Fuera de la Meseta castellana hay núcleos menores de invernantes distribuidos por Aragón, La Rioja, Cataluña, Toledo, etc. La captura de ánsares campestres en Galicia en pleno invierno no es infrecuente. Pardo Santayana (1974) en el invierno de 1971-72 observó 14-29 ánsares que creyó serían de esta especie en el Pantano del Ebro (Santander). En octubre de 1973, Bernis vio una bandada de más de 60 Anser fabalis por pastos y brezales de las orillas del mismo pantano. Más observaciones se refieren a la Laguna de Valdoviños (La Coruña), Ría de Villaviciosa y Delta del Ebro. En enero de 1969, Fernández Cruz estimaba los observados en el Pantano del Esla en un número no inferior a 6000 aves. En el Sur, prácticamente no hay invernantes, y sólo observaciones y capturas esporádicas en Doñaná.
El Ansar Campestre puede ser distinguido con relativa facilidad a distancia por su coloración general marrón grisácea más oscura que el Ansar Común, en especial su cabeza y cuello. Las patas son amarillas y el pico amarillo con la «uña» negra y la parte más ancha con más o menos negro.
Estos ánsares son probablemente los más desconfiados de todos y aproximarse a ellos sin despertar recelo es empresa difícil. Bernis escribe que cualquier indicio sospechoso pone en movimiento la bandada y el estruendo de los graznidos se escucha a dos kilómetros de distancia. En Palencia lo llaman «Ganso corito» y en Zamora «Pata común» o «Pata chica». En muchas comarcas castellanas se recuerda la existencia de los «ganseros» que normalmente eran chavales de los pueblos que estaban encargados de espantar los gansos de los sembrados. Su desaparición da idea en parte de cuanto han disminuido los ánsares en los campos castellanos durante el invierno. Así como el Ansar Común come fundamentalmente en lugares húmedos y aguas someras, el Ansar Campestre lo hace en los sembrados de cereales, mordisqueando las pequeñas hojas, pero respetando los tallos de modo que la planta no se marchita y crece después normalmente (Bernis). Este Ornitólogo estimaba que un rebaño de ovejas ocasiona incomparablemente más daños. Parece claro que el Ansar Campestre rehuye terreno húmedo o embarrado y busca suelos resecos. Normalmente se posa en campos amplios y despejados y con frecuencia usa pequeñas alturas como observatorio. En una bando es fácil observar a algunos ánsares con el cuello bien estirado, observando inmóviles a su alrededor. Cuando dan la alarma, todos inician el vuelo desordenadamente chocando en el aire y partiendo de las posturas más inverosímiles. Bernis que los ha observado muy bien, considera que sienten preferencia por lomas donde comen o sestean y a la vez dominan muy bien el terreno. Para dormir buscan masas de agua donde a veces se encuentran reunidos estos ánsares y los comunes en el mismo bando. También se ven en ocasiones durmiendo en terreno seco. La llegada a los pantanos castellanos, en especial al del Esla, de las bandadas de ánsares campestres resulta verdaderamente espectacular y sustituye a las añoradas por los cazadores cuando existía la laguna de La Nava en Palencia. Desde estos dormideros hasta el lugar donde se concentran para comer, recorren distancias diarias que varían entre 10 y 25 km.

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