martes, 24 de mayo de 2016

Clasificación de las aves - Aves de españa

por familias - Anatidae
Ánade Azulón



 

Probablemente de todos nuestros patos los más conocidos son el macho de esta especie, con su cabeza verde, y su pareja, pardo oscura, sin duda por ser los más abundantes en lagunas, embalses y ríos.
Su cortejo nupcial comienza en otoño. Varios patos persiguen volando a una pata, lo cual ya es una parte importante en la elección de pareja. Tras esto los machos nadan alrededor de la hembra a veces con los cuellos estirados horizontalmente sobre el agua. Avanzada la época de cría, grupos de machos persiguen otra vez a las hembras e intentan aparearse con ellas por la fuerza, sin seguir la rutina de cortejo antes mencionada. Esto ocurre especialmente en áreas en las que los nidos están demasiado juntos. A primeros de año las parejas marchan a sus lugares de nidificación, cerca de extensiones de agua o ensenadas marinas. Normalmente anidan en el suelo, pero a veces lo hacen en árboles huecos o en nidos abandonados de otras aves. La pata lanza un fuerte graznido como el de una pata doméstica; el macho tiene una llamada más suave y aguda.


IdentificaciónEl macho tiene la cabeza verde lustrosa, collar blanco y pecho castaño; la hembra es parda; ambos tienen espejuelo morado; en plumaje de eclipse (junio-septiembre) el macho es casi idéntico a la hembra, pero ligeramente más oscuro; híbridos con patos domésticos son a menudo negros y blancos.
Nidificación: Nido construido bien escondido, generalmente en el suelo, de hojas y hierbas, forrado con plumón; puesta, febrero-mayo, usualmente de 7 a 16 huevos verde-grisáceo pálido u ocráceo-oliva; incubación, alrededor de 28 días, sólo por la hembra, dejan el nido al nacer, volando tras 6 semanas y media.
Alimentación: Semilla principalmente, brotes y vástagos de plantas acuáticas; algún alimento animal.
Hábitat: Aguas continentales.


Achillea ptarmica.-Combate activamente la astenia, la falta de apetito y las afecciones urinarias.Anade Azulón
Anas platyrhynhos

El más conocido y popular de todos los patos es el Anade Azulón Anas platyrhynhos. El macho es un pájaro vistoso inconfundible. La cabeza y el cuello son de color verde oscuro brillante, cortado este último por un fino collar o anillo blanco, el dorso es marrón y el pecho castaño rojizo o marrón oscuro. La cola es llamativa con las rectrices blancas y cubiertas en su parte central por plumas negras y más arriba con otras rizadas de color verde negruzco. En las alas de color tostado, destaca mucho el espejuelo morado o azul-violáceo bordeado de negro y blanco. Las partes inferiores son grises teñidas de marrón o pardusco. Las plumas debajo de la cola son negras. El pico es amarillo con ligero tinte verdoso, variable con frecuencia y la uña del extremo negra. Las patas y los pies son naranja rojizos.
La hembra en plumaje nupcial tiene el tono general pardo, moteado y rayado formando como escamas y no exento de belleza a pesar de sus tonos más apagados que el resto de las hembras de los patos de superficie. El espejuelo de color azul violáceo, ribeteado de blanco y negro, resulta junto con el gran tamaño un detalle inconfundible para la identificación.
En plumaje de eclipse los machos son muy parecidos a las hembras, pero tienen la cabeza y el cuello pardo oscuro, más que ellas y su tono es uniforme. También el pecho es más oscuro y en conjunto y vistos de cerca no hay posibilidad de confusión. El eclipse es completo de julio a agosto. Los azulones jóvenes se parecen a la hembra adulta, pero tienen las patas de color muy apagado y las membranas interdigitales son más oscuras.
Probablemente estamos ante la especie de ánade más versátil que es capaz de adaptarse a cualquier condición de vida y que ha sido el pato más admirado por el hombre, que incluso, lo ha domesticado. El vuelo del Anade Azulón es característico y bien conocido. Bate las alas rápida, pero no profundamente y produce un sonido silbante característico. Anda bien por el suelo, pero no con el cuello estirado, sino bajándolo al nivel del cuerpo y con frecuencia curvándolo. Se empareja pronto, muchas veces ya se ven así en noviembre, pero más a menudo no andan solas las parejas hasta la primavera y forman bandos de regular tamaño, a veces hasta de centenares de individuos. También se le puede ver en bandos de otros patos, singularmente en compañía de Silbón Europeo Anas penelope, pero casi siempre es esta última la especie que domina. Por eso en los censos que se realizan durante el invierno en Iberia, el Anade Azulón no es el más abundante en los grandes bandos por lo que resulta difícil contar el gran número de parejas sueltas que se ven por todas las zonas húmedas de la Península.
El Anade Azulón es una especie que por sus hábitos y abundancia ha sido bien estudiado, pero existen en Iberia zonas en donde no se conoce exactamente su comportamiento en el otoño e invierno. Como otras especies de ánades vive en lagunas con vegetación acuática, riberas, marismas, colas de embalses, márgenes de ríos, carrizales, aguazales, juncales, canales y acequias. Sorprendentemente se le puede encontrar en lugares áridos, a veces lejos del agua e incluso en algunos lugares del norte de Europa en bosquecillos y estanques dentro de las ciudades. Esto último también sucede en la Península Ibérica, donde muchos estanques situados en el centro de las ciudades, si tienen isletas o vegetación acuática, cobijan una pequeña población de ánades azulones que, sin embargo, en muchos casos se malogran por hibridar con patos domésticos que viven en los mismos estanques.
El Anade Azulón es bastante ruidoso. Los grupos y bandos vuelan generalmente acompañándose del conocido ¡¡quark!! que emiten  varias hembras a la vez. Los machos lanzan un sonido más agudo ¡¡quek!! o ¡¡quek-ek-ek!! que en realidad no difiere esencialmente del emitido por las hembras, pero se han querido exagerar estas que aunque marcadas, lo son menos que en otras especies de patos.
La alimentación del Anade Azulón está formada fundamentalmente por materia vegetal que incluye según Jourdain, semillas, brotes y hojas de muchas plantas acuáticas y terrestres, También es importante pieza en su dieta la Zostera marina y numerosos frutos y bayas. Igualmente come muchos insectos, sobre todo Hemíptera, Coleóptera escarabajos de agua y larvas de Elateridae, Hynjenoptera y Díptera. En estuarios y playas muchos moluscos (Littorina, Rissoa, Helix nemoralis, Cardium y Tellina etc). También crustáceos, gusanos, lombrices de tierra, ranas, renacuajos, anguilas, etc., que comen en aguas someras de estuarios, marismas, charcas y en tierra firme, campos, sembrados y tierras cultivadas. El ciclo de este ánade incluye una zona de reposo o sesteo y otra de alimentación que suele estar muy distante a veces. Para el reposo busca masas de agua, con frecuencia extensas para grupos o bandos. En encharcamientos las parejas vadean sueltas y aisladas, pero la comida concentra a todas en horas de la noche fundamentalmente.
El Anade Azulón se empareja muy pronto. Antes de comenzar el invierno las parejas se ven juntas e incluso existe entre ellas un falso celo que se manifiesta sorprendentemente muy fuerte en algunos machos adultos. El cortejo comienza nadando varios machos alrededor de la hembra que permanece al principio indiferente, pero que pronto se interesa en el juego. Los machos llevan la cabeza recogida el cuello echado sobre la espalda y después de varias vueltas calan los picos en el agua, elevándose en ella e hinchando el pecho para a continuación descender, no sin antes lanzar hacia adelante con el pico un chorro fino de agua al sacudirlo y emitir también un ligero silbido. A continuación elevan la cola dos o tres veces en sucesión rápida, Después de una serie de secuencias, erizando las plumas de la cabeza y estirando el cuello y bajándolo a nivel el agua, nadan en todas direcciones como si repentinamente se hubieran trastornado. Estas ceremonias son sobradamente conocidas y no se si su descripción será lo suficientemente clara como para hacerse una idea de ellas, pero todos los observadores de la fauna acuática se han fijado con frecuencia en las actitudes de los patos al nadar como alocados con el cuello bien estirado sobre el agua. No existe un orden en las ceremonias descritas y a veces sólo representan parte de ellas o una sola.
El período de la cría comienza para esta especie muy pronto, encontrándose los nidos ya construidos en los últimos días de febrero, pero más a menudo en marzo. Normalmente los nidos están situados en el suelo entre vegetación acuática o arbustiva, carrizos, etc. Este pato es realmente poco escogido para buscar un lugar donde establecer los nidos. Con frecuencia los hace cerca de las casas y los lugares insólitos se multiplican todos los años. Se han visto nidos en ventanas de casas abandonadas, en automóviles para desguace amontonados junto a una laguna, y Lucientes dice que en el interior de las casetas de observación construidas en las orillas de la laguna de Gallocanta (Zaragoza), había en 1975 varios nidos de ánades azulones. También en huecos de árboles, agujeros en paredones, nidos viejos de córvidos, entre la hiedra muy tupida y en nidos artificiales. Estos han demostrado ser muy eficaces y en algunos países (Holanda, Alemania, etc.) se preparan unas cestas de mimbre u otro material en forma de cántaro que se colocan en postes sobre el agua de lagunas. En zonas de densos carrizales la nidificación pasa muy desapercibida por la poca actividad desarrollada por los ánades durante el día. Las parejas observadas con nido y que ocupaban lugares muy ocultos entre tupida vegetación acuática, sólo manifestaban su presencia por el sonido emitido de forma ocasional por las hembras que incubaban y atendían a sus pollos, mientras en la misma laguna fochas y zampullines descubrían  su presencia nadando al descubierto.
Los nidos son construidos por las hembras utilizando como material hojas secas, hierbas y diferente materia vegetal entremezclada con el plumón y las plumas que los propios patos añaden a medida que transcurre la incubación. Su aspecto es desaliñado y en el centro hay un somero cuenco en el que hace la puesta normal de 7 a 14 huevos a partir de marzo en la mitad sur de Iberia y desde abril y aún más tarde en la zona Norte. Los huevos son de color blanco grisáceo o verdosos muy pálidos pero siempre con un matiz gris que les da aspecto poco limpio. Jourdain da para 100 huevos de origen británico un promedio de medidas de 57,17 X 41,03 mm. Hasta que no completa la puesta, la hembra no comienza la incubación. Mientras tanto cubre los huevos con plumón o hierbas y el macho no se aleja mucho del nido. La incubación dura 26-28 días. Jourdain da como promedio para 100 casos estudiados 28-281/2 días, pero menciona datos de 26, 24 y aún 22 días de incubación.
 Casi todos los pollos nacen a la vez y pronto, a las pocas horas, abandonan el nido y se lanzan en pos de la hembra al agua donde nadan con gran soltura y persiguen aquí y allí los pequeños dípteros que sobrevuelan o se posan sobre el agua. Al nacer y una vez que están bien secos tienen las partes superiores de color pardo oscuro con un tinte amarillo muy conspicuo. A través de los ojos una banda negra llega hasta la nuca donde se une con la que atraviesa el píleo. También tienen una mancha oscura muy visible en los oídos. Las partes inferiores son amarillentas con tonos tostados en la garganta y laterales del cuello. El pico es muy oscuro en la mandíbula superior y más claro, blanco rosado en la inferior. Las patas son negruzcas con los laterales más pálidos, casi blancos. A pesar de la gran cantidad de enemigos que estos pequeños ánades tienen en cualquier mancha de agua, aguiluchos laguneros, ratas, gaviotas, etc., se desarrollan muy bien y el índice de reproducción es alto para esta especie. A los 52-55 días ya vuelan muy bien, Bannerman (1958) comenta que los jóvenes ánades cuando más necesitan a sus padres sufren su ausencia al comenzar la muda, mancar como se dice habitualmente en España, de forma que quedan totalmente incapacitados para defender a su prole. Esta temprana muda, por una afortunada previsión de la Naturaleza no es sufrida por la hembra sobre la que cae toda la responsabilidad de sacar adelante a toda la prole.
El Anade Azulón ocupa en Europa una gran extensión, reproduciéndose desde el sur de Groenlandia, Islandia, Islas Feroes, Islas Británicas, Eurasia hasta el extremo más oriental y por el Sur hasta el noroeste de Africa. Es especie sedentaria en gran parte, pero una no despreciable población se desplaza desde sus lugares de cría, bien buscando un lugar común y ya tradicional para la muda o en migración como luego veremos, con movimientos nomádicos que a veces son difíciles de interpretar y sobre todo están muy influenciados por los bruscos cambios de la meteorología invernal. Las poblaciones nativas de los países del norte de Europa son muy grandes y el conjunto de ellas, incluyendo la zona septentrional rusa, puede rebasar hoy los cinco millones de parejas reproductoras. Solamente en Dinamarca se calcula que la población nativa no es inferior a las 300.000 parejas. Mayor aún es en Holanda donde puede rebasar el medio millón (Bruijns y Eygenraum, 1962). Todos los países que rodean el mar Báltico son tradicionalmente pateros y debe ser incalculable la población de Anade Azulón en el norte de Alemania, Polonia y demás países ribereños de aquel mar. En Finlandia la población resulta incontable, pero no exagerada para la infinidad de lagos que hay en el país y puede estar cerca de las 200.000 parejas. Menores poblaciones hay en las Islas Británicas, Bélgica y Francia.
En la Península Ibérica no existe un censo de las parejas que se reproducen, y este pato se reparte por todo el país pero con mucha mayor densidad en la mitad meridional. Aunque se haya distribuido con cierta uniformidad por ríos, lagunas, arroyos, charcas, marismas, rías, etc., alcanza una densidad mucho mayor en las conocidas zonas húmedas del sur y del levante español. Vive en toda la cuenca del río Ebro desde el mismo pantano en Reinosa (Santander), donde se estima que anidan no menos de 200 parejas (Pardo de Santayana, 1974), hasta el propio Delta donde es con mucho la anátida más abundante reproduciéndose (Maluquer 1971). Allí pueden encontrarse los primeros nidos ya a finales de marzo, aunque el mayor contingente no anida hasta abril. No se ha realizado una estimación de las parejas que crían allí, pero no será inferior a dos millares. Halier y Pletscher (1965) citados por Maluquer dan «varios millares» como nidificantes en la región del Delta.
La gran cantidad de lagunas, encharcamientos primaverales y colas de embalses que se distribuyen por toda la geografía peninsular con especial densidad en la zona centro occidental, debe albergar una población de azulones muy notable. Pero, la Albufera de Valencia y las Marismas del Guadalquivir concentran ellas solas en el sur de España varios millares de parejas nidificantes. Una importante población hay también en la Laguna de Gallocanta (Zaragoza). Allí, Aragües et al. (1974) calculaban no menos de 300 parejas para toda la laguna, en los campos que la rodean crían también bastantes parejas más.
Por toda Castilla y en Galicia charcas y lagunejas se encuentran parejas diseminadas, de azulones. La desecación de las más importantes de La Nava. (Palencia) y Antela (Orense), ha hecho decrecer una notable población de anátidas. La Mancha y Extremadura concentran un gran número de parejas diseminadas por lagunas y colas de embases. Estos son ahora un mejor habitat para los patos que algunas lagunas como las de Ruidera (Ciudad Real) hoy totalmente urbanizadas y que aunque no han perdido belleza natural, sí han dejado de ser el lugar tranquilo que los ánades buscaban para reproducirse.
Bernis (1966) al hablar de la migración y los movimientos de los ánades azulones distingue: migración de muda, dispersión posgenerativa, fuga invernal, migración verdadera y «abmigración». Como sucede con otras anátidas, la migración de muda concentra a los ánades azulones en determinados lugares donde al perder las plumas de vuelo de las alas quedan como se les denomina en el sur de España mancones, incapaces de volar por un período relativamente corto. Pero esta concentración no está especializada en uno o muy pocos lugares, sino que los ánades azulones frecuentemente mudan en sus zonas de cría. En los últimos días de mayo ya se encuentran algunas plumas de machos, pero no es hasta julio en que esta muda llega a su cenit. La migración posgenerativa alcanza sólo a los jóvenes que vuelan en todas direcciones sin preferencias acusadas por ningún lugar, apareciendo los anillados en lugares dispares, aunque pertenezcan a la misma nidada. Esta dispersión puede durar hasta bien entrado el otoño. Las fugas invernales casi siempre están en íntima relación con situaciones meteorológicas desfavorables para los patos. Fríos intensos que hielan ríos y lagos e incluso aguas costeras del mar, producen una auténtica desbandada hacia zonas favorables más al Sur. Condiciones de sequía excepcionales pueden también afectar en este impulso de fuga a los ánades nativos de países mediterráneos de los que no está libre la Península Ibérica. La verdadera migración afecta sólo a una parte de las poblaciones de ánades y para Bernis se limita a los que se reproducen en zonas del Norte y Nordeste del Continente, si bien estos movimientos habituales no hay duda que están ya forzados por el intenso frío de aquellos lugares. La «abmigración» citada por Bernis es un fenómeno que es peculiar de los ánades y con el que se quiere explicar la aparición en época de reproducción de muchos patos, lejos de sus comarcas natales. Bernis explica que «debido a que los ánades manifiestan tempranamente su celo ya a fin de invierno ocurre a veces que en una comarca dada, individuos invernantes se emparejan con otros de diferente procedencia, y, al regresar los unos a sus países natales arrastran a los otros consigo. La consecuencia es que el atraído aparece en época de cría en un país más o menos remoto que no le corresponde a tenor de la costumbre innata de todos los pájaros de regresar a sus lugares de nacimiento».
Los azulones que invernan en la Península Ibérica son en su mayoría pertenecientes a la población nativa. Como sucede en época de cría también en invierno se forman grandes concentraciones en zonas húmedas ya tradicionales, y estos patos no faltan en ninguna región ibérica en pequeños grupos o en parejas. Desde hace varios años se están realizando en toda Europa censos de aves acuáticas invernantes y en España la Sociedad Española de Ornitología, con la colaboración oficial, ha cubierto costas y lugares interiores de querencias de anátidas. También en los pantanos de Extremadura son muchos los ánades azulones que pueden ser observados sesteando durante el día en sus aguas. En el invierno de 1972 en los de Valdecañas, El Borbollón, Orellana y Zújar se sobrepasaron en cada uno el millar de estos patos. Solamente en el último había 4344.
En el mismo invierno y referido a toda España el censo resultó incompleto por la gran dispersión de los ánades azulones en toda la geografía peninsular que afectaba a los lugares y biotopos más dispares. Así y todo se alcanzó la cifra de más de 30.000. El mayor contingente estaba localizado en las Marismas del Guadalquivir. Allí en el mes de enero se contaron un mínimo de 17.000 Anas platyrhynchos, cifra que contrasta mucho con la muy reducida que se obtuvo dos años más tarde.
Los ánades azulones no faltan en ninguna pequeña balsa de agua o mediano o gran pantano durante los meses invernales en mayor o menor cantidad. Pero hay que citar aquí a los pantanos de el Rosarito (Toledo), Santillana (Madrid) y algunas lagunas que rebasaron el millar de ánades (Taray, Toledo).
En la costa Cantábrica no es el Anade Azulón el pato más abundante en invierno. En las rías de Guernica, (Vizcaya), Treto y San Vicente (Santander), Villaviciosa, Barayo y Eo (Asturias) y Santa Marta (Galicia) otras especies son más numerosas. Sin embargo, un buen contingente de Anas p1atyrhynchos dividido en grupos pequeños de 4-8 individuos, forrna junto con Anas penelope un cordón marítimo a 10-20 millas de la costa, que constituye un auténtico reposadero invernal en aguas costeras cantábricas. A la caída de la tarde estos ánades van concentrándose en lugares ya tradicionales, para los que tienen una extraordinaria querencia y algunos de los cuales son bien conocidos de los cazadores norteños. Estos sitios, muy próximos a la costa, quedan cerca de vaguadas que llegan al mar. Nada más oscurecer, los ánades levantan el vuelo y penetran tierra adentro, sin duda para alimentarse en las praderas húmedas de la Cordillera Cantábrica y en embalses y lagunas con vegetación acuática. Al amanecer regresan al mar y durante el día se ven pocos por el interior. Salvo en grandes masas de agua en el Pantano del Ebro en enero de 1974 había no menos de 2.000 platyrhynchos. El total de la población que invema cerca de las costas gallegas debe estar entre 3-4000 anades azulones, cifras que pueden ser muy variables en función de la dureza del invierno.
Hasta 1972 se habían anillado en Espana más de 8000 azulones y las recuperaciones lejanas fueron muchas. La mayoría de los anillamientos se efectuaron en las Marismas del Guadalquivir por equipos de la Sociedad Española de Ornitología y de la Estación Biológica de Doñana. Las recuperaciones ponen de manifiesto con claridad la anárquica conducta de estos ánades en sus vuelos de otoño e invierno. Así, uno anillado mancón en la marisma de Hinojos, Doñana, en agosto de 1969 fue muerto de un tiro en Polonia en octubre del siguiente año; en Alemania se capturó otro en octubre de 1969 que había sido anillado como pollo en Aznalcázar (Sevilla) en junio de 1964; en Gijón se cazó un azulón en octubre de 1970 que estaba anillado en Doñana como pollo, sólo cuatro meses antes: en la Reserva de Guadiamar (Sevilla) se anilló en junio de 1970 uno como pollo que al año siguiente en agosto probablemente mancaba en Letonia a 3100 km. al NE de su lugar de nacimiento; lo mismo sucedió con otro anillado en idéntico lugar como pollo también en junio de 1970, que se recuperó en Holanda en agosto del siguiente año. Existen muchas recuperaciones de ánades azulones españoles en Francia, Marruecos, Portugal, Inglaterra, Bélgica, Gales, etc., sin que los datos obtenidos sirvan más que para poner de manifiesto lo que ya fue considerado antes, pero añadiendo que los anillamientos y las recuperaciones parecen aclarar que una no despreciable población de ánades azulones norte-europeos inverna en Iberia con independencia de las condiciones meteorológicas. Puede estimarse que la población de esta especie invernante en la Península rebasa bien las 100.000 aves, aunque hay oscilaciones de un año a otro referidas más a la población transpirenaica presente que a la indígena.
La recuperación en la Península Ibérica de ánades azulones anillados en Europa es frecuente todos los inviernos. Tratándose de una especie que se caza abundantemente son muchos los pájaros anillados que se comunican a la Central de Migración. Los ánades franceses anillados en la Camarga son los que dan un índice mayor de recuperación, en especial en el Delta del Ebro y en la Albufera valenciana. Existen también capturas de azulones procedentes de Gran Bretaña, Holanda, Bélgica, Suecia, Checoslovaquia, etc.
La popularidad del azulón en España se traduce en los numerosos nombres que recibe en todas las regiones. En Asturias se le llama Curro, Corio, Parro y Curriu, En Extremadura, Pato real en León y Castilla la Nueva, Azulón y Lavanco, en la Laguna de Gallocanta, Pato fino, en la de Fuentedepiedra, Realón, en Valéncia, Collverd, los marinos cantábricos y gallegos, Pato marino.


Ánade Friso




 

Anas strepera 50 cm.




Modesto y poco abundante, el friso es el menos conocido de nuestros ánades. No se sabe mucho sobre sus exigencias y se ignora por qué la especie es tan poco dinámica. En general pasa desapercibido, dentro de los bandos más densos de otros patos, y hace falta observarlo de cerca para distinguir las estrías sinuosas que recorren el gris y el suave color pardo del plumaje del macho.
En su comportamiento, bien sea en las paradas o en sus manifestaciones vocales, difiere poco del Ánade Azulón, su pariente más robusto y de más vivos colores, aunque la llamada del macho es más baja y ronca.

El Ánade Friso busca aguas dulces, a ser posible con un seguro refugio en la vegetación palustre.
Parece que durante estos últimos años sus efectivos han aumentado ligeramente. Este aumento se advierte sobre todo en sus dos principales áreas de cría, las Marismas del Guadalquivir y la región lacustre manchega. En ambos lugares suele hacer el nido en vetas o islillas, protegido muchas veces por vegetación de cardos, gramíneas, etc., y revestido con abundante plumón oscuro que lo hace característico.



Identificación: Ambos sexos castaño grisáceo; manchas blancas en el dorso de las alas; el macho tiene manchas pardas en el pecho, la hembra es más apagada; en plumaje de eclipse (junio-agosto) el macho es más apagado, sin mancha parda en el pecho.
Nidificación: La hembra forra una depresión, en cobertura espesa cerca del agua, con hojas secas, carrizos y plumón; puesta, mayo, usualmente de 8 a 17 huevos amarillo-ocráceo; incubación, alrededor de 28 días, sólo por la hembra; los pollos, alimentados por la hembra, dejan el nido tras nacer, volando sobre las 7 semanas.
Alimentación: Hojas y raíces de juncos y otras plantas acuáticas; algunos pequeños caracoles y lombrices.
Hábitat: Aguas continentales.


Prunus dulcis.- Las almendras amargas sirven para la preparación de un agua de almendras amarga, que se emplea contra la tos, los malestares, los vómitos y los ahogos.Anade Friso
Anas strepera


Cuando se le observa desde lejos el Anade Friso Anas strepera no llama la atención precisamente por la belleza de su plumaje. Sin embargo, viéndolo de cerca o en la mano se aprecian tonalidades en las plumas de una gran riqueza de colores. Su apariencia general es la de un pato de color gris parduzco. El macho es pardo grisáceo por encima con la cabeza y el cuello más claros. En este plumaje destaca mucho el color negro de las plumas de la parte posterior, tanto por encima como debajo de la cola que es gris en el extremo. Cuando el pato está posado en el agua es precisamente esta «popa» negra y el color general pardo grisáceo las mejores notas para su identificación. En vuelo descubre un notorio espejuelo en las alas de color gris y negro en los bordes y blanco en por lo menos un tercio de la superficie total de las secundarias. También destacan las cobertoras de color castaño brillante y el vientre blanco. El pico es gris plomo y las patas y pies anaranjado negruzco. Cuando el Anade Friso está nadando en el agua se le aprecia solamente un pequeño triángulo blanco del espejuelo, pero el rayado en pequeñas curvas del pecho y flancos son entonces muy conspicuos si se ve el pato a corta distancia.
Las hembras se parecen mucho a las del Anade Azulón, pero son quizá más estilizadas en la forma. Su color es pardo más claro, tienen el vientre blanco y también descubren una pequeña porción de su espejuelo blanco. Al abrir las alas se les nota un ligero tinte acastañado en las cobertoras mucho menos vivo que en los machos y carecen de las plumas negras de la parte trasera tan notorias en aquellos. El pico es amarillento con bordes negruzcos encima y en la base de la mandíbula superior (culmen). Las patas y pies son amarillentos o amarillo negruzcos y el iris pardo o marrón como en los machos.
Los frisos inmaduros tienen el plumaje pardusco y el vientre no es blanco uniforme sino moteado. Pero el dato más notorio es el espejuelo de color grisáceo muy poco marcado Los machos inmaduros tienen el pico amarillento o amarillo negruzco como las hembras, con más frecuencia de este último color.
A los machos en eclipse les desaparece el rayado del plumaje y se muestran uniformemente coloreados de pardo-grisáceo, más aún que las hembras en plumaje nupcial. Sin embargo, no pierden su espejuelo blanco ni el color castaño rojizo de las cobertoras alares.
En conjunto es un pato de tamaño algo menor que el Anade Azulón, al que se parece en el vuelo, pero tiene las alas más puntiagudas y las bate más rápida y profundamente. No es tan gregario y los bandos son a menudo reducidos en el número de componentes. No obstante, es raro entre los grupos de ánades azulones posados en las lagunas no descubrir algún Anade Friso. Casi siempre se asocian estas dos especies para comer en aguas someras. Pero realmente prefiere espacios más abiertos, con aguas tranquilas y casi siempre dulces. Es raro en el mar o en lagunas salobres y parece como si el oleaje le molestara. Sin embargo, en migración pueden verse los bandos cansados posados en el mar. Esto sucede normalmente por poco tiempo y pronto los frisos penetran tierra adentro, produciendo al volar un sonido sibilante en tono bajo. Es más esquivo que el Anade Azulón y se mantiene más lejos del observador, ocultándose si puede entre la vegetación de las orillas. Su postura típica en el agua no se si será la causa del nombre de Beato que le dan en determinadas zonas del centro de España. Al identificarlo a distancia puede existir confusión en las personas no acostumbradas a distinguir estos patos. Sobre todo teniendo en cuenta que el eclipse del plumaje de los machos comienza en el mes de junio con mucha frecuencia. En agosto se inicia el cambio al plumaje normal y para finales de septiembre y más a menudo en octubre, los frisos tienen la pluma completa. Los machos jóvenes no alcanzan el plumaje de adultos hasta el mes de marzo del año siguiente al del nacimiento.
Las hembras del Anade Friso poseen una voz sonora y sostenida que se diferencia poco de la de las de Anade Azulón. Los machos son más silenciosos y su voz habitual es un breve graznido emitido en tono bajo y con frecuencia difícilmente audible, a no ser a muy corta distancia. Variaciones sobre estas voces existen, pero datarlas en escritura es dificil. Unicamente que los machos en celo emiten regularmente un corto silbido al que siguen breves graznidos en tonos variados según la excitación de los patos.
Se alimentan fundamentalmente de materia vegetal, sobre todo de brotes, hojas, semillas y raíces de plantas acuáticas. Jourdain señala como plantas preferidas las de las especies Potamogeton, Glyceria, Carex, etc. Los arrozales atraen sin duda a este pato y también se le puede ver comiendo hierba en los prados. Entre el alimento animal obtenido, pero en pequeña cantidad, están diminutos moluscos, gusanos, insectos acuáticos, ranillas, alevines de peces, etc. Para obtener la comida del fondo de las charcas y lagunas de aguas someras, se cala como el Anade Azulón, dejando fuera solamente la parte posterior del cuerpo y ayudándose con las patas. Cuando se le sorprende en esta postura parece como si presintiera la llegada del intruso, se pone casi vertical en el agua elevándose con rapidez y potencia y volando lejos.
El celo de los machos de Anade Friso comienza a notarse pronto y aunque no parece ser en sus manifestaciones exteriores tan espectacular como el del Anade Azulón, sí incluye subidas y bajadas rápidas de la cabeza, girando alrededor de la hembra y extendiendo la cola en abanico. Los vuelos nupciales también son curiosos y pueden varios machos cortejar a la misma hembra que vuela con lentitud seguida de aquellos. Todo este ceremonial se acompaña con graznidos y silbidos continuos y no se interrumpe con el emparejamiento sino que los machos continúan sus acciones hasta la llegada del eclipse en junio y ocasionalmente antes.
El Anade Friso construye el nido en densa vegetación de las orillas del agua, no rara vez alejada de ésta hasta 100 metros, pero más cerca normalmente. La hembra lo prepara con plumón, hierba seca y alguna otra materia vegetal, escondiéndolo tanto que es difícil de encontrar a no ser por la alarma que muestra. Si está sentada incubando sale rápidamente en cuando nota el menor peligro. Con frecuencia el acceso al nido es un túnel formado por debajo de la vegetación. Nidos entre hierba alta, campos de cereal, carrizos e incluso en pequeñas matas cerca del agua, a veces al descubierto, son los lugares habituales en Iberia. El plumón da al nido un color oscuro, pero con punteado pálido debido al color blanco del moteado de las plumas, que también tienen las puntas blancas o grisáceas. Las hembras comienzan a hacer el nido normalmente en los últimos días de abril en zonas bajas y algo más tarde en embalses, charcas y lagunas de montaña. En los últimos días de mayo son ya normales las puestas en casi todos sitios. No obstante, junio concentra la mayoría de ellas, y son ya ocasionales las hembras incubando en julio. En las Marismas del Guadalquivir anidan cerca de colonias de otras aves marismeñas. La presencia de nidos de avocetas, cigüeñuelas, charranes y pagazas no es infrecuente al lado mismo de los de Anade Friso. Probablemente es una protección que contra intrusos y depredadores busca este tímido pato, que se lanza al vuelo alarmado en cuanto alguien pasa al lado de su nido.
La puesta de huevos es variable en número y a veces sorprende por la elevada cantidad. Normalmente se compone de 6 a 17 huevos, pero casos de 18 se han comprobado en Gallocanta (Aragüés et al., 1974). Siempre, sin embargo, nos cabe la duda de que dos hembras utilicen, aunque ocasionalmente, el mismo nido. También se han visto nidadas completas con sólo 4 huevos. Estos tienen color blanco cremoso y se mimetizan muy bien con el color del plumón del nido, que la hembra añade constantemente durante la incubación. Son más pálidos, más alargados y de menor tamaño que los del Anade Azulón. A poco de ser puestos tienen una tonalidad rosada y sus bordes y extremos resultan muy transparentes. A mitad de la incubación toman una coloración amarillenta o marfileña que no pierden hasta la eclosión. Para 100 huevos colectados en Inglaterra y medidos por Jourdain se obtuvo un promedio de 54,27 x 39,06 mm., siendo el más alargado uno de 59,9 x 40 mm. En España, Coronado et al. dan como promedio 55,1 x 38,4 mm. sobre una cantidad no señalada. La incubación, por la hembra únicamente, comienza al terminar la puesta de manera que después de 25-27 días de incubación, todos nacen simultáneamente y una vez secos, tardan de 6 a 10 horas en ello, abandonan el nido y son conducidos por la hembra hasta el agua. En algunas zonas de cría éste es el momento más peligroso en su vida. No es infrecuente que los nidos estén emplazados lejos del agua, a veces a más de 40. metros, y las ratas y las gaviotas pueden mermar mucho las polladas. Los pollos son más claros en su conjunto que los de Anade Azulón y tienen la cabeza y el dorso de color pardo amarillento y una raya oscura a través de los ojos. La mancha pequeña amarilla de los lados de la cara no está tan marcada como en aquellos. El pecho y vientre son amarillos, pero muy pálidos y a veces casi blancos. El pico tiene la mandíbula superior gris oscuro con bordes rojizos y , “uña” blanca. La mandíbula inferior es rosa. Las patas son amarillentas con tonos grises variablemente repartidos y diferentes en la misma pollada. En esta difícil época los machos están ausentes del nido y sólo la hembra se ocupa de atender a los pollos que nadan muy bien, iniciando el primer vuelo normalmente a los 50 días. Períodos de desarrollo más largos son corrientes y pueden llegar a 65-70 días. Cada hembra efectúa una puesta anual, pero si ésta es retirada, caso desafortunadamente no infrecuente en determinados lugares de las marismas españolas del Sur, puede hacer otra de un corto número de huevos y que normalmente corresponde a las polladas que se ven en las lagunas españolas a finales de julio y en agosto.
En Europa el Anade Friso se reproduce en Islandia, Islas Británicas (escaso) extendiéndose desde Holanda y norte de Alemania, Suecia (local) y por el este del continente hasta Asia. En Europa occidental hay pequeñas poblaciones establecidas localmente, en Francia, Suiza y otros países. Rusia posee la mayoría de las parejas reproductoras, pero tampoco allí alcanza la parte más septentrional del país y muchas de las colonias están próximas al Mar Caspio.
En la Península Ibérica es probablemente la anátida que más expansión ha alcanzado en los últimos años. Muchos frisos anidan ahora por casi todas las zonas húmedas de España. De poblaciones locales en el Sur y Centro se ha pasado a una colonización abundante por otras manchas de agua, alcanzando este ánade incluso embalses y lagunas del tercio más septentrional de Iberia. A las zonas tradicionales de cría de las Marismas del Guadalquivir y algunas otras lagunas andaluzas, así como las de La Mancha y el Delta del Ebro, hay que añadir una importante población en la Laguna de Gallocanta (Zaragoza), más numerosa aún en el embalse del Ebro (Burgos-Santander) y no despreciable por los numerosos embalses de León, Zamora, etc. Pardo de Santayana (1974) comenzó a observar todavía en pequeña cantidad este ánade en el Pantano del Ebro como nidificante en junio de 1971. En este año observa por lo menos unas 300 parejas y comprueba varias nidadas con pollos. Al siguiente en el mes de junio ya duplican a las parejas de azulones, tradicionalmente la especie más abundante allí. Entonces unas 400-500 parejas se han establecido y en 15 nidadas comprobadas en la cabecera del pantano hay nada menos que 146 pollos de friso. En la laguna de Gallocanta, Aragües et al. (1974), comprueban la presencia en el mes de junio de 1973 de numerosos ánades frisos emparejados, hembras con pollos o nidos con huevos e incluso machos mancones. Aunque la parte prospectada comprendía una zona solamente de la laguna, probablemente en ella se asentaba la mayoría de la población que podía entonces no ser inferior a 100 parejas. Es necesario realizar allí un censo más exhaustivo, porque el lugar ofrece posibilidades inmejorables para la reproducción de esta y otras anátidas. Aragües constata con sus colaboradores que en los numerosos campos de cereales que rodean la laguna anidan muchas parejas al decir de los pastores de la zona. Lo mismo que en el Pantano del Ebro, también en Gallocanta el friso era más abundante que el Anade Azulón. La zona comprendida entre los pueblos de Bello y Tornos, en la parte sur de la laguna, es la que tiene una abundante vegetación acuática de Phragmites communis y Tipha angustifolia. Además de estos carrizos y espadañas llaman mucho la atención cuando se visita la laguna, las extensiones de JuncusCarex y Scirpus en las orillas y campos de la zona meridional, por lo que las posibilidades para la reproducción de anátidas parecen incalculables. Lo mismo puede decirse del Pantano del Ebro que, por lo menos en parte, debe ser declarado Reserva natural o Refugio de Caza. Una protección adecuada en época de reproducción daría resultados sorprendentes.
Desde hace unos años el Anade Friso inverna en buena cantidad en las zonas húmedas de la Península Ibérica. Bernis (1972) estimó como resumen de una serie de recuentos efectuados en enero de ese año, que un mínimo de 7.000 frisos invernaban en España. En el Delta del Ebro se censaron por lo menos 830. En el vedado de Sueca al sur de la Albufera de Valencia, se calculó un número no inferior a 3.300. En las Marismas del Guadalquivir al oeste del río, se estimó una población invernante de 700 y en las lagunas y lagunejas andaluzas de Cádiz y Sevilla por lo menos 1.250 frisos.
El número de invernantes se va acrecentando cada año a pesar de que los inviernos no son duros desde hace ya más de una década, condiciones meteorológicas que de cambiar contribuirían a que una gran proporción de la patería invernante en Europa llegue hasta Iberia. En noviembre de 1973 había en las Marismas no menos de un millar de frisos y en la Laguna de Medina 2.790. Pero si estas poblaciones son importantes, hay que destacar que paralelamente a un aumento de reproductores y colonización de zonas nuevas en el norte de la Península, ha seguido la presencia allí en invierno de una buena cantidad de frisos, muchos de los cuales no puede dudarse que son de procedencia lejana, probablemente de Europa oriental y Rusia. En el invierno de 1973-74 en el Delta del Ebro había por lo menos 2.479 ánades frisos a pesar de que la zona está bien batida por los cazadores. Más notable parece la presencia en el Pantano del Ebro entre octubre y diciembre de 1.000 a 3.000 ánades de esta especie (Pardo de Santayana 1974).
El anillamiento de ánades frisos en Europa ha sido relativamente abundante y las recuperaciones menudean todos los inviernos, poniendo de manifiesto movimientos sin un rumbo fijo en la mayor parte de los frisos nacidos en Europa occidental. Francamente migradores parecen, sin embargo, los de las poblaciones rusas que vuelan hacia el Sur, Sudoeste y Sudeste. Pocas recuperaciones ha habido en España y de ellas pueden citarse dos en el Delta del Ebro anillados en la Camarga francesa como pollos y que se capturaron en febrero y septiembre. Otro de procedencia belga, también fue capturado en diciembre en el Delta. En España se anillaron pocos, pero algunas capturas han demostrado una clara dispersión hacia el Norte. Así, uno anillado como juvenil en Sevilla (Hato Ratón), en junio de 1966, fue capturado en Gales (Gran Bretaña) a los 4 meses. Otro, anillado en el mismo lugar a los dos meses ya fue muerto en Las Landas (Francia).
La llegada de los ánades frisos europeos que invernan aquí se produce normalmente a partir de septiembre y continúa hasta diciembre, a no ser que una inesperada ola de frío arroje sobre la Península Ibérica millares de anátidas en meses tan tardios como enero y febrero. En este caso es totalmente imprevisible hacer un cálculo de los que pueden llegar a nuestras lagunas y embalses. En el invierno de 1963, el último especialmente duro, se calculaban en Francia no menos de 20.000 ánades frisos invernantes.

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