miércoles, 25 de mayo de 2016

Clasificación de las aves - Aves de españa

familia de las phalacrocoracidae

Cormorán Grande



 
Phalacrocorax carbo 90 cm.

Se dice que esta gran ave, voraz, de cuello reptiliano, puede engullir su propio peso en peces cada día. Profundamente hundida en el agua, con su largo pico oblicuamente erguido, se desliza sin esfuerzo, y, de repente, impulsada por sus amplios dedos palmeados y con las alas pegadas al cuerpo, se sumerge. Al volver a la superficie con el gaznate bien repleto, se levanta con pesadez volando mucho tiempo a ras de agua antes de tomar la altura necesaria para alcanzar su nido.
Este espectáculo que acabamos de describir se observa en nuestras regiones, donde el Cormorán Grande ya tiene una población nidificante de más de 40 parejas. Aparece principalmente en invierno, estableciéndose sobre todo en las costas, y también lo hace en abundancia en el interior. En los lagos y grandes embalses se posa en los postes que emergen de la superficie o en árboles que flotan en el agua, al igual que en los ríos y pequeños embalses.
En invierno el Cormorán Grande es un ave frecuente en nuestras costas y ríos. Entre estos invernantes nos llegan aves de dos subespecies que crían en otros puntos de Europa, la costera y la interior.

Identificación: Negro con verde lustroso y mancha facial blanca; pico ganchudo; en verano, mancha blanca en los muslos; postura enhiesta en tierra; sexos iguales.
Nidificación: Anida en colonias en acantilados, rocas planas o promontorios herbáceos, ocasionalmente en árboles del interior; ambos sexos hacen un montón de algas secas y ramas; pone, de abril a junio, normalmente de 3 a 4 huevos azulado pálido; incubación, alrededor de 29 días, por ambos sexos; los pollos, alimentados por ambos padres, abandonan el nido después de unas 4 semanas, volando tras unas 8 semanas.
Alimentación: Principalmente peces y ocasionalmente cangrejos.
Hábitat: Islotes rocosos y acantilados marinos.

El Cormorán Grande Phalacrocorax carbo abunda en otoño e invierno principalmente, ya se ha comprobado su nidificación en España y  unas 40 parejas anidan en zonas adecuadas de embalses y rios. Posee un tamaño notablemente mayor que la especie aristotelis, pues alcanza fácilmente más de 90 cm. de longitud. Aunque también su plumaje es negro, se distingue bien, aparte de por el tamaño mayor, por tener la barbilla y las mejillas de color blanco y en plumaje nupcial por mancha blanca en los muslos. También carece del conspicuo moño de aristotelis. Los jóvenes son muy blancos por debajo y notablemente más robustos que los de la otra especie.
Anida en árboles situados cerca del agua, y aprovecha también los nidos viejos de otras aves, principalmente rapaces, por el tamaño de su nido.
En Europa cría en abundancia en colonias repartidas por las costas del mar del Norte y las atlánticas de Irlanda y Gran Bretaña e Islandia y Noruega. Allí es sedentario, pero en el otoño muchos individuos bajan hasta la Península Ibérica, siendo entonces frecuentes lo mismo ejemplares jóvenes que adultos en rías, playas, embalses del interior, lagos y lagunas.
Cormoranes grandes son observados anualmente desde septiembre a marzo en aguas interiores de Iberia y en número bastante apreciable, estando adultos e inmaduros muy equilibrados. Parece deducirse del anillamiento en Europa y las recuperaciones en Iberia, que los cormoranes grandes de origen británico y que dan numerosas recuperaciones en las costas cántabro-atlánticas permanecen en las costas como invernantes, mientras que los de origen holandés y de otras colonias de la Europa continental, parece preferir aguas interiores. A la gran cantidad de recuperaciones habidas en Galicia y costas cantábricas, hay que añadir las observaciones que se pueden realizar durante el invierno en los estuarios de las rías gallegas, donde los cormoranes grandes jóvenes son fácilmente distinguidos por el color blanco de sus partes inferiores. También en las costas mediterráneas las recuperaciones de anillados han sido muy grandes, destacando la zona del Delta del Ebro.








Cormorán Moñudo



 
Phalacrocorax aristotelis 75 cm.
El Cormorán Moñudo es un habitante característico de las costas rocosas y de los acantilados. Posado en el agua, se distingue mal del Cormorán Grande, excepto por su pico delgado con comisuras amarillas y por el color uniforme de su plumaje. Muestra sus condiciones veleras en la época de cría, cuando llega volando en grandes círculos hasta el nido. Le aparece entonces, durante algunas semanas, el moño que exhibe en el cortejo. Defiende ardorosamente el nido, construido de algas y de restos flotantes, a picotazos, con fuertes silbidos.
Mal adaptado a una larga permanencia en el agua, pues su plumaje se empapa rápidamente y le obliga a pasar mucho tiempo secándose, este cormorán apenas se aventura en alta mar. Su aparición en costas arenosas bajas o en estuarios es también rara. Por último es excepcional encontrarlo en el interior. Perseguido por los pescadores, aunque se alimenta sobre todo de especies poco comestibles, se mantiene gracias a lo inaccesible de los lugares donde cría.
Cría en casi todas las costas de la península Ibérica y siempre suele encontrarse cerca de las colonias que utiliza año tras año. Aunque en general es sedentario, como todas las demás poblaciones europeas, los jóvenes realizan cortos desplazamientos.

Identificación: Plumaje negro con tinte verde satinado; sin manchas blancas en cara y muslos; moño característico en primavera y verano; sexos iguales.
Nidificación: Anida en colonias en roquedos, bordes acantilados o en cavidades entre rocas; ambos sexos construyen un nido de ramas y algas, forrado con hierbas; pone, de marzo a mayo, 3 huevos azulado pálido; incubación, alrededor de 31 días, por ambos padres; los pollos, alimentados por la pareja, vuelan después de unos 48 a 58 días.
Alimentación: Peces.
Hábitat: Islotes rocosos y acantilados marinos.

El Cormorán Moñudo Phalacrocorax aristotelis es la única especie que se reproduce anualmente en las costas de Iberia. Tiene el plumaje negro verdoso brillante, que a distancia parece negro. La garganta y bordes de la boca son amarillos. El pico y las patas son negros. Por un muy corto período durante la cría, ambos sexos tienen una pequeña cresta curvada en la parte superior de la cabeza. Los inmaduros, a poco de dejar el nido, son de color marrón oscuro, algo más pálidos debajo, pero al final de su primer año este color ha sido reemplazado por un plumaje marrón oscuro. Al terminar su segundo año de vida alcanzan el plumaje completo de adultos, aunque algunos pájaros de dos años se reproducen también frecuentemente. Es una de las aves marinas más silenciosas; solamente el macho emite un graznido que le ha valido en gran parte de nuestro litoral, junto con el color de la pluma, el nombre de Cuervo marino. Este grito podría expresarse como ¡aak_ aak... aak... ! cuando se aproxima al nido.
La base de su alimentación está formada por pequeños peces costeros que varían mucho porque la fauna marina de las costas cántabro-atlánticas es muy rica. En los países europeos donde abunda extraordinariamente se le acusa de destruir gran cantidad de pescado y entrar en competición con el hombre.
Los cormoranes moñudos crían en colonias en pequeños y diseminados grupos dentro de la misma colonia, generalmente en repisas de acantilados, y existe una gran lucha entre los machos de las diferentes parejas por escoger un lugar más protegido, no sólo de las inclemencias atmosféricas, sino también a cubierto de depredadores de huevos y pollos. Generalmente son los pájaros viejos los que ocupan los mejores lugares y los jóvenes deben contentarse con sitios descubiertos. El material para la construcción del nido es recogido en las proximidades de la colonia por el macho y consiste, fundamentalmente, en plantas, ramas, algas secas, etc. Las estacas y palos más gruesos son usados para construir la base del nido y el material más fino para el recubrimiento interior. Aunque el macho puede comenzar el acopio del material antes de haberse emparejado, cuando encuentra una hembra aumenta muy activamente el acarreo del material. Durante la incubación y aun en pleno período de alimentación de los pollos, suelen seguir añadiendo material al nido, incluso éste puede luego ser reconstruido o usado por una nueva pareja.
El comienzo de la estación de cría varía mucho y en ello puede influir el estado del tiempo. En las costas cantábricas españolas, donde se ha estudiado bien esta especie, el primer huevo no es puesto antes de la mitad del mes de abril y, si tenemos en cuenta cuán lluviosas suelen ser las primaveras en las regiones del norte peninsular, no es extraño que una verdadera reproducción no comience antes de mayo en todas las pequeñas colonias repartidas por el litoral. Posiblemente se puedan dar fechas más tempranas para los cormoranes que anidan en la zona mediterránea de Iberia, Islas Baleares sobre todo. También es probable que mayor influencia que el tiempo, lluvia y temperatura la tenga la abundancia o escasez de pequeños peces, especialmente cuando la anchoa se acerca a las costas en primavera, lo que hace ahora con poca regularidad.
Se citan tempranas puestas de huevos en febrero y aun antes, pero esto no está comprobado para la Península Ibérica, al menos por ahora. Los huevos son blancos y la puesta normal es de tres, aunque puestas mayores no son infrecuentes, pero casi seguro que se trataba de dos hembras utilizando el mismo nido. Ambos adultos incuban, curiosamente, colocando los huevos sobre sus patas anchas y palmeadas, dícese que por ser éstas muy calientes. Si el pájaro es asustado cuando incuba y obligado a abandonar repentinamente el nido, puede lanzar al vacío fácilmente los huevos. La incubación dura de 30 a 35 días y los pollos recién nacidos son de color gris oscuro, alimentándolos ambos padres por regurgitación. Estos, a la búsqueda de alimento no se alejan mucho de la colonia, probablemente no más allá de donde puedan verla. Los jóvenes ya están emplumados cuando alcanzan los 48 ó 50 días, bajándose a las rocas de la costa, donde permanecen quietos sobre ellas, siendo alimentados en grupos por sus padres, durante un mes más. Ocasionalmente este cuidado dura hasta dos meses. Se calcula que los jóvenes no son independientes y pueden comer solos antes de los 75 días.
La dispersión posgenerativa de los jóvenes cormoranes no les lleva a recorrer grandes tramos de costa y permanecen casi todo el año muy próximos a sus lugares de nacimiento. Los anillamientos efectuados en Galicia no han producido recuperaciones lejanas y sí muy próximas al lugar de cría. Los adultos son muy sedentarios y prácticamente apenas recorren espacios de costa superiores a 5 ó 10 km.
El plumaje de los cormoranes se humedece cuando éstos bucean y tienen que secarlo al aire y al sol. De ahí el espectáculo frecuente de grupos de ellos con las alas abiertas posados sobre las rocas del litoral o en las playas y rías. Durante el primer año de vida los jóvenes son notablemente más pálidos por debajo, pero también existen adultos en las costas cantábricas que poseen un plumaje muy claro, casi blanco en el pecho y viéntre.


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