martes, 24 de mayo de 2016

Clasificación de las aves - Aves de españa

Cerceta Carretona



 
Anas querquedula 38 cm.

En sus vuelos migratorios de más de 5.000 kilómetros desde África ecuatorial a sus áreas de cría en Europa, la Cerceta Carretona tiene que salvar un ejército de escopetas, especialmente en los países mediterráneos. Su vuelo rápido la convierte en una pieza atractiva para los cazadores. Las que se dirigen a otros puntos de Europa pasan por España, donde se conocen con frecuencia como «cercetas de verano», quedándose aquí un reducido número para reproducirse.
Son menos gregarias que la Cerceta Común, viéndose raramente en partidas grandes; pero las aves nidificantes comparten con ésta la preferencia por vegetación espesa, criando cerca de agua dulce poco profunda, particularmente en marismas.
En España cría muy localmente en varias zonas, especialmente en las Marismas del Guadalquivir y en la Mancha, con esporádicas reproducciones en otras localidades favorables. Es frecuente durante ambos pasos.
La llamada de cortejo del macho es un graznido que suena como el chirrido de un grillo; los machos emiten esta llamada cuando vuelan tras una sola hembra.

Identificación: El macho tiene franja blanca que va desde delante del ojo a la nuca, pecho pardo moteado y flancos grises; la hembra principalmente castaña especulada, distinguiéndose ambos sexos de la Cerceta Común por una mancha alar oscura y espejuelo difuso; en plumaje de eclipse (julio-octubre) el macho es poco más o menos como la hembra.
Nidificación: La hembra forra un espacio en juncos o hierba larga, cerca del agua, con hierbas y plumón; puesta, de abril a mayo, usualmente de 10 a 11 huevos ocráceo-cremoso; incubación, alrededor de 22 días, sólo por la hembra; los pollos, alimentados por la hembra, abandonan el nido al nacer, volando tras unos 30 días.
Alimentación: Brotes y hojas de hierbas acuáticas, algunos escarabajos de agua, mariscos, pececillos.
Hábitat: Aguas continentales.

Pocas son las personas que frecuentando marismas y estuarios bordeados de campos húmedos, no han escuchado el matraqueo que los machos de la Cerceta Carretona Anas querquedula lanzan en cuanto sienten la menor alarma. Este pequeño pato, ligeramente superior en envergadura y tamaño a la Cerceta Común, posee un plumaje que no es menos llamativo. Los machos adultos son rápidamente identificados por la franja blanca que partiendo de delante de los ojos y por encima de ellos dibuja como una media luna hasta la nuca. Este detalle es muy llamativo incluso en vuelo, porque está sobre el color castaño rojizo de la cabeza lo que resulta inconfundible a la hora de identificar el pato. El pecho es pardo amarillento profusamente manchado con marcas negras onduladas, netamente definido cuando se ve volar a la Cerceta Carretona al contrastar con el vientre blanco. Si se la observa de cerca se aprecian las largas plumas escapulares blancas y negro verdoso muy vistosas que casi ocultan una mancha azul pálido o gris ceniza que resulta ser la parte delantera de las alas y que es muy conspicua en el vuelo. El espejuelo es verde, no muy brillante, ribeteado de blanco, y faltándole el color negro característico de la Cerceta Común. El dorso y la parte trasera son pardos y los flancos blanco grisáceo rayados de oscuro. El pico es negro y las patas y pies gris plomizo. El iris es pardo.
Las hembras son muy parecidas a las de la Cerceta Común y de no ser vistas muy de cerca es difícil distinguirlas. Su plumaje parece algo más claro, pero este detalle no se aprecia bien a no ser comparándolas juntas. Sobre el ojo se le ve bastante bien, incluso de lejos con prismáticos, una mancha blancuzca como una reminiscencia de la que es tan destacada en los machos y que es más clara que la similar de la hembra de Cerceta Común. El espejuelo es verde apagado y está ribeteado de blanco. Las plumas cobertoras grises de las alas son muy difusas. Este detalle en el tono de la coloración es importante para distinguir los machos en eclipse. Estos mantienen en las alas el tono gris azulado o ceniza más destacado que el similar de las hembras, pero son pardo oscuro con bordes más claros en las plumas.
El vuelo de las cercetas carretonas sorprende por lo rápido. También son muy tímidas y siempre hay en los bandos una que se mantiene alerta con el cuello bien estirado mientras las demás sestean entre la vegetación acuática. Es dificil aproximarse a distancias inferiores a 50 metros y su estampida en cuanto descubren al observador es casi vertical, volando primero en dirección contraria a la posición de este, para una vez tomada altura, volver a sobrevolarle, emitiendo los machos su característico matraqueo. Las hembras lanzan una nota parecida a la de la Cerceta Común, un ¡¡quack!! o ¡¡knak!!. Este sonido lo repite muy a menudo y sobre todo si está alarmada. Tucker indica que en otoño e invierno los machos pueden emitir un corto grito parecido al de las hembras. El ornitólogo inglés Walpole-Bond (1938) estima que al asustar a ambos adultos cerca del nido, vuelan emitiendo el mismo o parecido grito. El grito del macho ¡¡crr-ik!! se puede oír sólo una vez, pero más normal es una sucesión de varios, 4 ó 6 en general. Antiguamente se creía que este grito era emitido por una rana, puesto que las cercetas carretonas ocupaban un biotopo similar.
Cuando en el mes de marzo pasan los bandos de cercetas carretonas ya tienen todos los machos nacidos el año anterior el plumaje completo y es raro ver alguno sin la brillante coloración. Además de por la voz tan característica, al verlas volar se distinguen inmediatamente de las cercetas comunes porque su vuelo no es tan errático y no realizan los rapidísimos cambios de dirección y los picados que caracterizan a aquellas. Los bandos en primavera, no suelen sobrepasar los 15-20 individuos y muy a menudo se observan parejas solitarias, en especial en abril. Normalmente los grupos de cercetas carretonas que frecuentan las rías del Norte durante el paso, están formados por 6-10 patos y curiosamente siempre el grupo incluye o un Cuchara Común Anas clypeata o un Porrón Europeo Aythya ferina. Para comer en aguas profundas, rara vez se zambulle y en las someras no es muy dada a calarse levantando la parte trasera como hacen otros ánades, tratando de alcanzar el fondo con el pico.
Materia animal y vegetal, probablemente en igualdad de cantidades es el alimento habitual de esta Cerceta. Se estima que los moluscos, crustáceos pequeños, ranas, renacuajos, peces, gusanos e insectos acuáticos forman un 50% de su dieta y el resto semillas, brotes, raíces y hojas.
Jourdain estima que el cortejo nupcial de esta Cerceta no es muy notorio y únicamente representa acciones y actitudes que son comunes a otros patos. Los machos nadan alrededor de la hembra mostrando lo más destacado de su plumaje y erizando las plumas del píleo.
La Cerceta Carretona mantiene mucha querencia por un mismo lugar y en él desarrolla todas sus actividades. No es tan dada a volar de noche para comer en otra zona húmeda distante. Procura estacionarse en sitios en donde sabe positivamente que va a disponer de abundante alimentación. Las charcas y lagunas deben disponer de mucha vegetación acuática y de praderas accesibles fácilmente desde el agua. Allí construye el nido en la hierba o entre los juncos, casi siempre muy bien escondido y rara vez lejos del agua. Con frecuencia en terrenos inundados de difícil acceso para las personas. La hembra hace con el cuerpo en el suelo una huella no muy profunda que rellena con hierba seca, ramillas de arbustos y un poco de musgo. Con esta materia vegetal va cubriendo el fondo y los bordes y sobre ellos un plumón de color marrón negruzco en el centro manchado de blanco, sobre todo en el extremo y los bordes.
La puesta es efectuada a partir de los últimos días de abril en localidades favorables del sur de España, pero más a menudo en el mes de mayo y ocasionalmente en junio. Consiste en 7-12 huevos y casi en la mayoría de las puestas 10-11, aunque 12-14 también se han encontrado (Jourdain). Verheyen (1967) da puestas extremas de 6-13 huevos y normales de 8-11. Tienen color crema con reflejos verdosos (Verheyen), pero habitualmente su color es pajizo sin el tinte verde que tienen los de Cerceta Común, aunque estas apreciaciones son casi siempre subjetivas y muchas veces no hay diferencia apreciable en los huevos de las dos especies. Jourdain para 53 huevos medidos obtiene un promedio de 45,31 x 33,2 mm. con un máximo 49,2 x 32,9 mm. y un mínimo de 45 x 30 mm. Ogilvie (1975) da un promedio sensiblemente igual para 170 huevos, 46 x 33 mm. En Alemania, Niethammer para 52 huevos obtuvo un promedio de 46,7 x 33 mm.
La hembra incuba sola, empezando al completar ta puesta. Los primeros días el macho está cerca y si se descubre el nido las muestras de alarma de la hembra, que con frecuencia se hace la herida para distraer la atención del depredador, son acompañadas por el macho. Pero pronto se aleja del lugar y se une a otros machos con los que forma pequeños bandos hasta la iniciación de la muda. La duración de la incubación es de 23 días y los pollos al nacer son atendidos exclusivamente por la hembra. El plumón que los cubre se parece mucho al de los del Anade Azulón y Cerceta Común y únicamente se aprecia bien alguna diferencia en el color del vientre que es amarillo grisáceo y no amarillo crema como en aquellos.
A los 23 días vuelan ya las jóvenes cercetas y pronto comienzan a agruparse en bandos para iniciar la emigración. Se cita aquí una característica de estos patos referida por Bannerman. Según él se sabe que la Cerceta Carretona tiene las uñas muy afiladas y que cuando incuba a menudo araña la cáscara de los huevos rompiéndolos en ocasiones. Entonces la hembra coloca dentro del nido unas piedras de forma que se apoya en ellas y evita así dañar los huevos.
La Cerceta Carretona está ampliamente distribuida en la mayor parte del continente europeo desde el sudeste de Gran Bretaña, donde Snow (1971) la considera como muy escasa, sur de Suecia, mitad meridional de Finlandia, llegando por el Sur hasta Francia y siendo escasa en Iberia, regular en el norte de Italia, Balcanes y extendiéndose hacia el Este por Rusia y Siberia.
En la Península Ibérica cría escasa en determinadas lagunas de La Mancha, Marismas del Guadalquivir y es esporádica en otras lagunas del resto de la geografía peninsular, algunas situadas en las costas cantábrica y gallega. También se cita como accidental en las Tablas de Daimiel. Maluquer (1971) no halló indicio alguno de que esta Cerceta anidase en el Delta del Ebro. En todo caso su nidificación parece esporádica y probablemente está condicionada por situaciones meteorológicas especiales con finales del invierno muy húmedos. Muy pocas parecen ser las cercetas carretonas invernantes en Iberia. En los censos realizados son muy escasas las aves observadas y pudiera ser que en muchos casos se tratara de Anas crecca, aunque también la apreciación inversa serviría, puesto que las dos cercetas se asocian con frecuencia.
Este pato es esencialmente migrador y recorre distancias aún mayores que la Cerceta Común, puesto que gran parte de la población del Paleártico occidental pasa a Africa Tropical a invernar. El cuartel de invierno de esta especie alcanza desde el Senegal hasta los grandes lagos de Africa Oriental. Moreau (1972), estima que los movimientos migratorios de este pato son complicados y aún imperfectamente conocidos. En el Africa Occidental las cercetas carretonas son abundantes y en las zonas de inundación de los ríos resultan lo bastante comunes como para devastar los campos de arroz. En el Senegal se calcula la población invernante en unas 100.000 cercetas. Allí, cuando llegan al final de las lluvias del verano se posan con preferencia en los encharcamientos producidos por las torrenciales lluvias y se alimentan de moluscos y de semillas de la hierba. En Nigeria, Tchad y el Sudán, también son abundantes. En la confluencia de los ríos Nilo Blanco y Azul, Mathiasson contó 15.200 carretonas. Varias de estas cercetas anilladas en la desembocadura del Volga como mancones han sido recuperadas en Africa Tropical. Una de ellas llegó hasta Tanganika. También en la misma zona invernan las carretonas de Europa occidental, puesto que las recuperaciones de anilladas en Holanda y Bélgica así lo demuestran, pero hay que tener en cuenta que algunas de estas podrían haber sido de procedencia europea occidental y de origen rusosiberiano. No es infrecuente todos los años observar en Europa la presencia de escasas carretonas invernantes. En la Camarga se confirma esto con capturas de cercetas que anilladas allí en años anteriores persisten en los siguientes invernando. También en España se ven en invierno e incluso no son raras las capturas de anilladas. Una que lo había sido en Bielorusia fue muerta en Guipúzcoa en diciembre. También en el Delta del Ebro en el mes de enero se capturó una anillada en la Camarga francesa. Resulta curioso comprobar cómo muchas de las que se anillan en esta Reserva vuelan en dirección notoriamente Oeste y son recuperadas en Iberia septentrional (Santander, Guipúzcoa, Palencia, Navarra, Vizcaya, Asturias).
Las cercetas carretonas que se reproducen en Europa occidental migran en los últimos días del verano y primeros del otoño siguiendo las costas del Canal de La Mancha y las Atlánticas francesas. En el Golfo de Vizcaya se aprecia un regular paso en septiembre y, muy a menudo, antes. La presencia de estas cercetas en la costa, rías y campos encharcados no pasa desapercibida, aunque la mayoría están formando sólo parejas o grupos muy reducidos. En cambio sobre el mar vuelan bandos más nutridos que permanecen gran parte del día posados en el agua y solamente son visibles en las últimas horas de la tarde. También en el Mediterráneo se acusa un paso regular, pero no abundante o por lo menos falta información sobre él.
Mucho más notorio es el paso primaveral. Probablemente el contingente de cercetas carretonas que llega a España vía Marruecos y se abre en la Península en abanico es mucho mayor que el de otoño o quizá que el paso primaveral dura solamente unos días de los meses de febrero y marzo y en el otoño la afluencia de carretonas está más repartida en por lo menos tres meses. Las primeras vistas en las lagunas centrales y de La Mancha lo son en la mitad de febrero y algunas antes. En el Cantábrico se observan abundantes sobre todo en marzo. Durante todo este mes se nota en las costas gallegas un paso notable de carretonas hacia el norte. Numerosos bandos permanecen entre la vegetación de las riberas y son especialmente sensibles a la presencia humana levantando el vuelo a poco que se las moleste. En la Ría de Villaviciosa (Asturias) los porreos o campos húmedos e inundables de las orillas de la ría, cobijan una notable población migradora que deja de verse a partir de los primeros días de abril. En toda la costa Cantábrica se acusa este paso de cercetas, muchas de las cuales probablemente no van más allá de las costas atlánticas francesas.
Las numerosas recuperaciones de cercetas anilladas permiten imaginar una ruta directa desde la gran zona de muda de la desembocadura del Río Volga en el norte del Mar Caspio que, atravesando el sur de Rusia, los Balcanes, norte de Italia y sur de Francia, llegaría hasta las costas mediterráneas españolas para seguir hacia Africa. Naturalmente que este flujo no excluye ramales hacia el Sur que atravesarían el Mediterráneo por diversos puntos. Sin embargo, no hay duda que este panorama migratorio se complica por la gran profusión de movimientos en todas direcciones a los que son tan dados todos los patos y que en las cercetas alcanza su mayor grado. En la Estación Biológica de Doñana se anilló una de estas cercetas en abril y en el otoño del mismo año se recuperó en el Dagestán ruso junto al Mar Caspio.







Cerceta Común



 
Anas crecca 35 cm.

Fuera de la época de cría compactos bandos de cercetas realizan rápidas maniobras aéreas, girando juntos más bien como limícolas. Sus reacciones ante el peligro también son rápidas: se catapultan casi verticalmente en el aire, embalándose con un vuelo en el que viran y pican frecuentemente.
Sus lugares favoritos de cría son brezales, marismas, helechales y riberas lacustres, y con frecuencia se desplazan bastante lejos del agua para recoger vegetación para el nido entre aliagas o helechos. En invierno, abandonan sus áreas de cría y marchan a estuarios y bancos costeros, aunque principalmente en marismas.
El precioso macho de esta ave tiene como llamada un silbido «crrit-crrit» y la hembra lanza un graznido corto y agudo. En el cortejo nupcial sumerge el pico en el agua, se levanta en la superficie y luego arquea el cuello para hundir el pico otra vez.
Aunque se dan muy pocas nidificaciones esporádicas en España, la Cerceta Común es principalmente un pato invernante en cantidades muy grandes.

Identificación: El macho tiene partes superiores grises y cabeza castaño rojizo con franja verde metálico alrededor del ojo, llegando ésta hasta la nuca y lista blanca por encima de las alas; ambos sexos tienen espejuelo verde y negro; en plumaje de eclipse (julio-octubre) el macho es poco más o menos como la hembra, con partes superiores más pardas.
Nidificación: La hembra forra un hoyo en el suelo, entre la espesa maleza, con hojas secas, helechos y plumón; puesta, abril-mayo, usualmente de 8 a 10 huevos, ocráceo pálido, frecuentemente teñidos de verde; incubación, alrededor de 21 días, sólo por la hembra; los pollos, alimentados principalmente por la hembra, dejan el nido al nacer, volando unos 23 días después.
Alimentación: Hierbas acuáticas y sus semillas; algunos insectos, gusanos y moluscos.
Hábitat: Aguas continentales.

El más pequeño de los patos que se ven en invierno por los campos españoles es la Cerceta Común Anas crecca. Los machos tienen un vistoso plumaje en el que la nota más destacada es el parche o mancha de color verde ribeteada de blanco que, naciendo delante de los ojos, llega hasta casi la nuca y destaca mucho sobre el color castaño vivo de la cabeza, garganta y carrillos. El pecho es blanco amarillento o crema, moteado profusamente de marrón oscuro y sobre el cuerpo densamente rayado de gris y blanco, formando finísimas ondulaciones, se ven muy destacadas dos rayas blancas longitudinales, una a cada lado, formadas por las plumas escapulares cuando el pato tiene plegadas las alas. La parte trasera bajo la cola, es negra con una mancha triangular lateral amarillenta muy conspicua siempre, aun cuando el pájaro nos sobrevuela. Las partes inferiores son blancas. El espejuelo del macho es verde metálico en su mitad interior, negro en la exterior, con el borde anterior ancho y de color castaño pálido o crema y el posterior más estrecho y blanco. El pico es gris pizarra y las patas y pies verde grisáceo. El iris, muy poco visible, es castaño. Estando el pato posado se le descubre muy poco el espejuelo verde, con frecuencia oculto por las plumas escapulares grises y largas.
Las hembras son de color pardo oscuro muy moteadas de blanco o pardo claro. La cabeza es marrón oscuro y sobre los ojos parece adivinarse una zona más clara a modo de franja superciliar. Los carrillos y el cuello son más pálidos y están finamente rayados de pardo. Las partes inferiores son blancas moteadas de pardo y el vientre blanco. El espejuelo es verde metálico, como el de los machos en su tercio interior; los dos tercios restantes son negros; borde anterior blanco o crema claro y el posterior, que es muy estrecho, tiene color blanco. El pico no es tan negro, más bien pardo o marrón oscuro, a veces moteado o manchado de negruzco. Las patas son grises.
Las cercetas inmaduras a comienzos del otoño, tienen el plumaje muy parecido a las hembras adultas y resulta difícil diferenciarlas cuando se observan de lejos. Al sobrevolarnos un bando, con los prismáticos puede verse bien que el vientre no es blanco, sino moteado de oscuro. Y si cogemos en la mano alguna de estas cercetas jóvenes, al estirar el ala muestran un espejuelo más pálido y sobre todo se nota que carecen del tinte crema o castaño del borde anterior.
Los machos en eclipse se parecen a las hembras adultas, pero la espalda y dorso de las alas son más oscuros y el color netamente uniforme. El espejuelo alar se mantiene muy brillante y destacado lo mismo en los machos que en las hembras. El eclipse es completo desde los últimos días de julio hasta la decena final de agosto.
Los machos completan el plumaje entre octubre y julio del siguiente año aunque muchos jóvenes ya lo tienen en noviembre, por lo menos aparentemente.
Ya se ha dicho qué gran habilidad tienen las cercetas para volar y cuan espectaculares resultan en el aire sus giros y cambios repentinos de sentido, volando todo el grupo o bando como si fuera una sola masa que se moviera mecánicamente al unísono. Maravilla ver cómo a pesar de estos bruscos giros el bando no se disgrega ni los pájaros chocan entre sí. ¿Cómo consiguen esta uniformidad en los movimientos? Probablemente la reacción es instintiva y su técnica de vuelo es tan precisa y las reacciones individuales tan rápidas y sincronizadas como las de muchos limícolos o vadeadores que vuelan de forma similar. Los grupos de cercetas se estiran y encogen tal como lo haría un muelle y descienden en rápido picado sobre una marisma o un prado inundado para antes de posarse nuevamente, elevarse y seguir en vuelo horizontal. Esta habilidad de permanecer unidas sin chocar unas con otras las cercetas, fue comentada por el inglés Coward quien había apreciado que estos patos podían en su rápido vuelo mover la cabeza a los lados e incluso girarla hacia atrás para poder mantener la distancia con sus vecinos. Bannerman (1958) que posee una gran experiencia de campo sobre esta cerceta, comenta la apreciación de Coward con cierta incredulidad y asegura que a pesar de haber visto muchos bandos de cercetas en vuelo nunca pudo observar este curioso comportamiento. A propósito del rápido vuelo y de los cambios de sentido que efectúa la Cerceta Común, Meinertzhagen observaba a uno de estos pequeños patos que volaba a seis metros sobre la superficie del agua perseguido por un Halcón Peregrino que le iba ganando terreno, cuando repentinamente la Cerceta plegó sus alas y se zambulló en el mar, permaneciendo sumergida durante más de un minuto, librándose así del halcón que abandonó la caza.
Cuando las cercetas comunes son levantadas de una charca o un campo lo hacen casi verticalmente y con enorme rapidez. Al principio su vuelo es bajo, pero pronto se elevan y giran sobre la zona donde estuvieron posadas y no es raro que al cesar la causa que las ha asustado vuelvan al mismo lugar, no sin antes sobrevolarlo en círculos y amagar varias veces que van a aterrizar. Son perezosas durante el día, sesteando cerca de vegetación y un tanto confiadas. Muchos cazadores aprovechan esta circunstancia para matarlas con relativa facilidad, pues la aproximación es, desde luego, más fácil que cuando están posadas en el centro de una laguna. En migración vuela en líneas casi siempre, a veces muy largas, formadas por varios centenares de individuos. Pero más a menudo en pequeños grupos. Frecuenta campos inundados, praderas húmedas, juncales, charcas, canales, lagunejas, marismas, etc. Cuando anda por tierra lo hace con bastante dificultad. No es tan ágil como el Anade Azulón Anas platyrhynchos y permanece casi siempre muy quieta. A veces se zambulle, sobre todo si está herida y se siente amenazada. Las jóvenes lo hacen a menudo, pero pronto pierden esta costumbre. Comen como el Anade Azulón y desde luego de noche. Realmente que estas pequeñas cercetas son patos muy fieles. Las parejas que muchas veces se forman en el otoño permanecen unidas todo el invierno. Si una de ellas cae herida, la otra baja y nada alrededor buscándola.
Aparentemente la Cerceta Común es un pato silencioso. El macho emite al volar un musical ¡¡krit, krit!! agradable y muy característico, bien conocido de los cazadores. Las hembras son más alarmistas y continuamente lanzan un ¡¡quack!! si se excitan, pero en general están calladas y solamente se las oye cuando los bandos están posados, y únicamente un ligero cloqueo que al ser muchos los patos resulta audible a relativa buena distancia. Tucker (1940) señala también un sonido croante como de rana cuando la hembra es espantada del nido.
El cortejo nupcial de las cercetas comunes es curioso y espectacular. Estos pequeños patos comienzan pronto sus representaciones y dos o tres machos pueden presentarse ante una hembra realizando los conocidos movimientos que no difieren mucho de los del Anade Azulón: elevar el pico, abrir la cola en abanico, levantar el cuerpo del agua y arquear el cuello hasta introducir el pico entre el plumaje del pecho. A veces sucede que un macho se acerca demasiado a la hembra y es rechazado y perseguido por esta. Otro tiene más suerte y el emparejamiento se produce inmediatamente. Pero no antes de que las representaciones sean efectuadas por los machos durante varios días consecutivos
Los nidos son construidos casi siempre cerca del agua, en el suelo y al abrigo de vegetación o arbustos, normalmente bien escondidos Procuran que el emplazamiento no esté húmedo y sienten preferencia por ocultarlos bajo matas de Tojo o Argoma (Ulex). Se citan también nidos a considerable distancia del agua Un hueco en el suelo es rellenado por la hembra con hierba seca, hojas, ramitas y plumón Este tiene color pardo con los centros ligeramente más claros pero en conjunto no forma puntos blancos como sucede con la Cerceta Carretona Anas querquedula. La puesta consiste en 8-10 huevos, pero 11-13 y aun 16 también se han comprobado (Jourdain). Seis y 16 son las cifras extremas que da Verheyen para Bélgica Tienen forma ovalada, lisos y son de color amarillo pálido o «piedra» con ligero tinte verde El promedio de medidas obtenido para 100 huevos en Gran Bretaña por Jourdain dio 45,48 x 33,45 mm Habia un máximo de 50 x 34,5 mm y un minimo de 43 x 31,3 mm Ogilvie (1975) en 250 huevos encontró un promedio de 45 x 33 mm., sensiblemente igual a Jourdain, mientras Niethammer para Alemania obtiene 45,3 x 32,7 mm. Las puestas pueden ser encontradas ya a finales de abril, pero más a menudo durante mayo sobre todo en los primeros 10 dias del mes Algunos a primeros de abril en zonas abrigadas (Jourdain) Una vez completada la puesta, la hembra incuba sola durante 21-23 dias (Verheyen, Heinroth) ó 21-22 días (Jourdain). La Cerceta macho no está lejos de su pareja mientras incuba, pero no en todos los casos, porque con frecuencia los machos de una zona en cuanto las hembras comienzan las puestas se reúnen en bandos que sestean sobre el agua durante el día. Los nidos de esta Cerceta son difíciles de descubrir por la variedad de lugares que utilizan para construirlos y a veces lo hacen tan lejos del agua que no se comprende cómo las jóvenes cercetas pueden llegar hasta el agua a las pocas horas de su nacimiento. Sólo realizan una única cría al año y los pollos son capaces de volar a los 23 días de nacer.
La Cerceta Común se alimenta con preferencia de materia vegetal variada, sobre todo de semillas de plantas acuáticas que flotan en el agua tales como PotamogetonPolygonumCarexRumexScirpus, Festuca, Ranunculus, etc. También algas pequeñas, Zostera marina y frutos como los del Aliso Alnus glutinosa (Jourdain). Igualmente come muchos pequeños moluscos y larvas de insectos acuáticos. Cuando lo hace en prados no desprecia ningún insecto ni molusco terrestre. Pequeños crustáceos y anfibios forman también parte de su dieta, sobre todo pequeñas ranas que encuentra entre la hierba.
En Europa la Cerceta Común vive en casi todos los países del Continente desde Islandia e Islas Británicas al Oeste hasta el extremo oriental de Siberia, llegando a la Península de Kamchatka, el Japón, etc. a través de Escandinavia y Rusia y por el Sur hasta Francia e Italia y los Balcanes. En todas partes es notablemente abundante y en algunos paises se reproduce cerca incluso de las casas y granjas, en campos regados por canales o próximos a charcas y zonas inundables. En el Norte la densidad es muy grande y solamente en Finlandia se calculaba una población del orden de las 60-80.000 parejas, quizás la máxima densidad en Europa.
En la Península Ibérica se sabe de esporádicas nidificaciones en el Pantano del Ebro (Burgos, Santander), Laguna de Gallocanta, lagunas de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) y Marismas del Guadalquivir. La Cerceta común es bien conocida en España como invernante. Del mismo modo que el Anade Azulón, no resulta exigente en cuanto a condiciones de los medios acuáticos y lo mismo ocupa masas de agua dulce extensas como marismas salobres. En Guipúzcoa la mayoría de las cercetas que se cazan en invierno son sorprendidas después de intensas lluvias en campos y tierras de labor inundadas o con abundante humedad. Las riberas de canales y ríos son especialmente querenciosas para este pequeño pato. Las primeras cercetas llegan en el mes de agosto, pero antes ya se ven hembras y machos en eclipse en algunos lugares (Laguna de Gallocanta) en el mes de junio y también en julio. Aragüés et al.(1974), señalan en esas fechas la presencia en aquella laguna de un número de cercetas comunes no despreciable, aunque cabe la posibilidad de que algunas sean nidificantes en el lugar (Tornos). Cerca de este pueblo y de La Lagunica se vieron a finales de agosto no menos de 230. Iguales observaciones tempranas se efectúan en otras zonas peninsulares. Pero no es hasta noviembre cuando se pueden observar por doquier grandes bandos de cercetas que vuelan erráticamente de un lugar a otro. Olas de frío inesperadas en el mes de octubre, pueden adelantar la llegada de cercetas norte-europeas. En todas las zonas húmedas del norte de Iberia es ya notoria su presencia en el otoño.
Los censos realizados en Europa dan resultados variables según los años y es difícil evaluar las poblaciones dado el carácter nómada e inquieto de este pato. A pesar de ello la Cerceta Común figura siempre en los censos de anátidas en el segundo o tercer puesto por número de invernantes. A través de un intenso anillamiento en toda Europa se ha llegado a la conclusión de que Fenoescandia, Rusia media y septentrional y el Noroeste de Siberia albergan la mayor parte de la población reproductora que llega en invierno al oeste y sur de Europa. La Reserva de la Camarga en Francia, las pateras holandesas y la Reserva del Volga (Mar Caspio) en Rusia son los lugares donde más cercetas se anillan anualmente. Este pato es netamente migrador y menos sedentario que, por ejemplo, el Anade Azulón, pero está expuesto también según Bernis, a los mismos fenómenos de dispersión estival, migración de muda, fuga invernal y «abmigración». Es más que probable que una parte no despreciable de cercetas nacidas en el occidente siberiano alcancen nuestro país en invierno. Los anillamientos parecen demostrarlo así. Una, anillada en La Laguna, Baeza (Jaén), en noviembre de 1970 en su primer año de vida fue capturada en mayo del siguiente año cerca de Uchta (Komi) en el nordeste de la URSS a 4.700 km. de distancia de Jaén. También otra que había sido anillada en la Reserva de Doñana en febrero de 1971, en agosto del mismo año fue capturada en Polotsk (Vitebsk), URSS, a 3.200 km. del lugar de anillamiento. La relación sería interminable si se incluyeran capturas en Francia, Holanda, Italia, Finlandia, Suecia, etc. de cercetas comunes anilladas en la Reserva de Doñana o en Jaén, éstas por F. y D. Lubián. Lo que en realidad se ha comprobado es que la mayor parte de las que invernan en La Camarga francesa, pueden presentarse en el Levante español y que muchas de las que descienden de Holanda y Gran Bretaña, alcanzan las costas cantábricas. En Francia se estima en poco menos de 100.000 las cercetas invernantes anualmente, que en inviernos benignos puede ser mayor allí y menor en España. Para dar una idea de la rapidez en los desplazamientos de esta Cerceta indicaré a título de ejemplo algunos resultados de anillamientos en Europa. Así, una anillada en La Camarga (Francia) fue capturada sólo un día después en Lérida, a 385 km. de distancia. Otra, del mismo lugar, se recuperó en Tarragona dos días más tarde, a 380 km. en línea recta, que a buen seguro no fue la seguida por el pato. También las de la Camarga llegan al Cantábrico. Una recuperada en Santander, había sido anillada siete días antes en los que recorrió 650 km. en línea de vuelo. En Asturias hay muchas capturas anualmente de cercetas comunes. Una anillada en Bélgica, a los tres días ya fue recogida después de un viaje de 1.100 km. ¿a través del Golfo de Vizcaya?
Son varios los censos que todos los años se realizan en España y Portugal para determinar el número de las aves acuáticas invernantes como ya se ha ido viendo para otras especies. En enero de 1969, los Fournier estimaron la población invernante en las rías de Galicia en no menos de 1.600 cercetas comunes con un máximo en la desembocadura del río Miño (820) y en la Ría de Arosa (500). Ya se ha dicho algo sobre lo incompleto por lo rápido del viaje de estos franceses, pero valen los datos como estimación que sorprende al compararlos con los obtenidos por el equipo del grupo ornitológico gallego, quienes en los primeros días de enero de 1975 solamente vieron 85 cercetas comunes en el conjunto de todas las rías, embalses y lagunas litorales. En el estuario del Tajo (Portugal) Pagezy y Trotignon observaron 4.000 cercetas en el invierno de 1968-69. En enero de 1968 y para toda España, se contaron un total de 12.942 cercetas comunes. De aquí quedaron excluidas las Marismas del Guadalquivir, que, censadas en diciembre anterior, dieron un total de 9.750 patos de esta especie. Pero las variaciones anuales son muy grandes como ya se ha dicho. Así entre el 13 y el 16 de enero de 1972 se realizó un censo bastante completo, dentro de lo que cabe cuando se trata de detectar a este pequeño ánade. Un total de 48.957 cercetas comunes es una buena cifra que da bien las verdaderas posibilidades que para invernada de esta especie tienen las Marismas del Guadalquivir (32.000), La Mancha y Castilla La Nueva (7.524), Levante (7.866), etc. Pero se estimó que en diciembre las cifras eran aún mayores. Muchas cercetas han abandonado ya Iberia en la segunda quincena de enero.
Con un procedimiento tan poco idóneo como sobrevolar las Marismas del Guadalquivir en avioneta, Hafner y Walmsley primero (Noviembre de 1973) y García y Walmsley después (enero de 1974), se contaron en noviembre 11.230 y en enero 15.270. En el Delta del Ebro en el invierno 1973-74 se censaron como máximo 4.350, pero no hay duda de que la zona ofrece mucho refugio a las aves y la cifra es incompleta.
La caza de esta pequeña Cerceta es intensa en invierno y en el norte de la Península probablemente es el pato más castigado. Varios millares caen todos los años en marismas y campos costeros.


 

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