El alamar es un tipo de ligadura realizada con una cinta de seda, piel o cordón cerrada en lazo para formar un ojal a través del cual pasar el botón. Se sabe con certeza que el origen del término debe buscarse en el árabe al amâra, es decir cordón.
Complemento originario de los uniformes militares (ya estaba en uso en el siglo XVIII en los uniformes de algunos ejércitos), formó parte del guardarropa femenino a partir del siglo XIX. Hoy se utiliza también en camisas y prendas de abrigo como la trenca. Los alamares han permanecido en los uniformes oficiales de algunos cuerpos como el de granaderos y carabineros.
El enlace con alamares caracteriza además la chaqueta montgomery, que en su versión más clásica se presenta con los típicos botones en forma de cuerno. Por esta razón el término alamar es a menudo utilizado también para indicar los botones de forma alargada.
Almilla,1 como prenda masculina de busto o jubón de armas "ceñido a la cintura y con faldones" y abrochado con cordones,2 era una prenda interior complementaria de la indumentaria militar que se llevaba debajo de la armadura (bajo el peto del arnés).3 Ajustada al cuerpo, con o sin mangas o con manga corta o media manga, podía llegar a ser una prenda muy lujosa como la almilla de un inventario de la corte española de los Austrias, descrita en 1620 "de seda verde de punta de aguja forrada en tafetán azul mar con cenefas de oro y plata". 3 Como prenda femenina para dormir o camisa interior de cama también figura con frecuencia en la indumentaria popular, como puede leerse al inicio del capítulo primero de la Segunda Parte del Quijote.4
Ejemplares conservados y datados entre los reinados de Felipe II de España y Carlos II, indican que su uso, aunque bastante restringido, se mantuvo a lo largo del periodo de la Casa de Austria.3 Prenda de abrigo hecha en un principio de felpa, de bayeta y de grana, evolucionó hacia modelos más sofisticados hechos de punto de aguja e incluso de brocado, como las más tardías.
Etimología y sinonimia[editar]
Sebastián de Covarrubias, en su Tesoro, le da etimología pareja a la de «armilla», describiéndola como "vestidura militar corta y cerrada, por todas partes escotada y con solas medias mangas que no llegan al codo. Estas se llevan debajo de las armas, de donde tomaron el nombre de armilla. Hoy las usan marineros y pescadores, y de armilla dijeron corrompidamente almilla." Miguel Herrero García, que recoge esta cita en su Estudios sobre indumentaria española, propone sin embargo que el origen del término es "alma", como relleno para las prendas del busto, ateniéndose a la acepción que le da el Diccionario de Autoridades: "Todo lo que se sirve y se incluye o mete dentro de alguna cosa en sí de poca consistencia, para que le dé cuerpo y fortaleza".5 Por todo esto se entiende que en muchos diccionarios antiguos se relacione la almilla con el jubón, llegando a nombrarse como sinónimo, aunque en realidad fuese más afín a una camisa medieval.5
Enrique de Leguina, en el Glosario de voces de armería, la relaciona con la coracina hecha con "launas" de acero, y que por tanto no podía llevarse debajo de la armadura.6
Almillas de mujer[editar]
También se conoce como almilla a la camisola o camisa corta usada por mujeres y hombres como ropa de cama.3 Así aparece descrita por Cervantes en el capítulo I del Segundo Libro del Quijote como prenda interior de abrigo:
Visitáronle, en fin, y halláronle sentado en la cama, vestida una almilla de bayeta verde, con un bonete colorado toledano...
Además del ilustre manco, otros autores del Siglo de Oro español dejaron información y descripción de su uso. Así, Castillo Solórzano que narra la escena en la que la Garduña de Sevilla esconde entre las costuras de dos almillas un puñado de doblones, detalle que informa sobre el uso ocasional de dos almillas en vez de una, y de lo recóndito de su situación en el atavío de la mujer. También habla Lope de Vega de ella como prenda de dormir, cuando describe a una mujer en el lecho con "una almilla de tabí pajizo, con trencillas de oro sobre pestañas negras, tan ancha de mangas, que al levantar los brazos descubría con algún artificio parte de ellos".7 Puede completarse el capítulo de citas del Siglo de Oro con estos versos de Quevedo:8
No sé si es alma o almilla
esta que traigo en el cuerpo,
que si almilla, no calienta,
y si es alma, no la siento.Francisco de Quevedo y Villegas
Tipología[editar]
A pesar de ser hermana de las camisolas y de que hubo almillas de holanda, abundaron más las de felpa, tafetán, raso, punto de seda y oro, lama y tabí. En consecuencia, al no poder lavarse, solía forrarse de holandilla o tafetán y con adornos de pasamanería, bordados, trencillas y botones de plata. Estos ejemplares lujosos están documentados en la España desde comienzos del siglo XVI hasta finales del siglo XVIII, cuando era una habitual como prenda de cama de las clases aristocráticas.5
Inventarios revisados entre 1580 y 1690, dan una idea de la variedad de precios de la prenda en función de su sastrería, desde 400 reales hasta 40 ducados.5
En Centroeuropa, la menciona el pedagogo moravo Comenio en su obra erudita La puerta de las lenguas de 1631,a donde la da como sinónimo de "camisola".9
Almillas americanas[editar]
Desaparecido el uso del término en Europa, se mantiene vivo en la América Hispana sin apenas variación en su significado, es decir referido a camisa, camisola, blusa o jubón lujosos, como puede leerse en estas líneas de la novela de Gabriel García Márquez Cien años de soledad: “Pietro Crespi era joven y rubio, el hombre más hermoso y mejor educado que se había visto en Macondo, tan escrupuloso en el vestir que a pesar del calor sofocante trabajaba con la almilla brocada y el grueso saco de paño...”
Arte plumario, arte plumaria o plumaria es la elaboración de objetos por medio de plumas. Estos objetos mayoritariamente son artísticos, pero también considera telas y diferentes tipos de ornamentaciones.
Historia[editar]
Desde la prehistoria se desarrolla la actividad humana de elaborar arreglos personales con plumas de aves; de acuerdo a las especies y tradiciones que se encuentran en cada región. Este tipo de arte es mundial y se presenta en la mayoría de culturas. Entre los antiguos pobladores de América se presentaba mayor riqueza y variedad de trabajos por la variedad cultural y de especies con la que fue posible elaborar todo tipo de tocados y atavíos, que servían como indicativo del rango social.
Los caballeros de pies a cabeza vestían de armas todas de plumas sobre el estofado, y a los que no lo eran, no les daban cosa de pluma, sino, sobre el estofado, cuero de diferentes animales. La causa era porque había pragmática que la pluma no usase sino a quien los reyes diesen licencia por ser la sombra de los señores y reyes y llamarla ellos por ese nombre y guardábanse, cierto, con más rigor que las pragmáticas de nuestros tiempos de no traer seda.Fray Diego Durán, Historia de las Indias de Nueva España e Islas de la Tierra Firme2
La DRAE la describe como la utilización de las plumas como materia pictórica, a modo de las teselas de los mosaicos. Fue característico de la civilización mexica, y se conservan algunas muestras posteriores a la conquista española de México.3 Los artesanos del arte plumaria mexica se denominaban amantecas.
Técnica de hilo emplumado[editar]
Algunas piezas del arte plumario prehispánico poseen caractéristicas muy peculiares. Este es el caso del tlàmachtēntli de Madeline, un huipilde 300 años de antigüedad restaurado y preservado en el Museo Textil de Oaxaca. En este huipil no se utilizaba una pluma completa, sino el plumón. El plumón se encontraba solamente atrapado entre cabos de algodón, no se hilaba junto con el algodón.
Esto hizo que los restauradores repensaran el término de “pluma hilada” que es el que se utiliza frecuentemente en la literatura. Fue al observar esta peculiaridad que se decidió llamar al tipo de tejido como "hilo emplumado" o de pluma torcida. Actualmente solo hay seis piezas en el mundo, incluyendo el tlàmachtēntli de Madeline, tejidas con hilos emplumados. En estas seis piezas se utiliza el plumón para crear un hilo que después se teje, técnica que no se ha detectado en ninguna otra cultura en el mundo.5
Religioso[editar]
En culturas como las americanas este tipo de tradición esta profundamente marcada por costumbres ancestrales y míticas por medio de las cuales el contacto entre el hombre y la naturaleza se da por medio del rol que sea asumido por el usuario de la prenda. Por ejemplo en algunas tribus amazónicas los participantes en rituales y danzas toman cualidades del ave con la que decoren sus atavíos.
Fueron famosos por sus tocados los americanos con hermosos arreglos en plumas de águilas y cuervos; en este grupo encontramos a los apaches y los crow (con arreglos similares a pendientes). En México fueron famosos los aztecas por sus tocados en pluma de quetzal (primera pluma en ser comercializada en América).
Los mayas por su parte combinaron las plumas de quetzal con arreglos de jade y obsidiana que es posible ver en varios museos del mundo.
Recordemos que para la mayoría de culturas de Mesoamérica las aves y en especial el quetzal eran seres sagrados por tener la capacidad de volar eran asociados a los dioses del viento como Quetzalcoatl (cuyo nombre significa serpiente emplumada).
En Polinesia y Hawái el arte plumario está muy extendido. Los yelmos de plumas y las capas elaboradas con miles de plumas de aves propias de la isla eran símbolos de dignidad, espiritualidad y poder de los jefes tribales.6
Guerrero[editar]
En algunas culturas como la azteca además del significado ritual y religioso los guerreros se asociaban a un tipo particular de animal; este es el caso de los guerreros águila, que iban ataviados con plumas de águila.
Entre los caribes y guajiros de Colombia era conocida la costumbre de usar el número de plumas en sus atavíos según el número de enemigos eliminados en combate.
En otras parte del mundo los guerreros tenían como costumbre ir engalanados con penachos elaborados en vistosas plumas, como los de los cascos griegos y romanos y los de los caballeros medievales -véase Cimera (heráldica)-, o con largas plumas cosidas a los sombreros, como los que usaban los mosqueteros franceses del siglo XVII.
Algunos ejércitos contemporáneos siguen utilizando plumas como componente de algún uniforme, especialmente en el ejército italiano.
La moda de la pluma en la Edad Moderna y Contemporánea[editar]
Pasado el renacimiento y hasta bien entrado el siglo XX fue costumbre entre los caballeros y damas de cada época usar vistosos sombreros muchos de los cuales contaban con vistosos arreglos plumajes como parte vital de su diseño; como los de época victoriana.
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