Siega Verde, en la localidad de Castillejo de Martin Viejo, Villar de Argañan y Serranillo, pedanía del término municipal de Villar de la Yegua, Salamanca.
Historia[editar]
Este yacimiento de arte rupestre parietal, fue descubierto en 1988, por Manuel Santoja y Rosario Pérez, profesores que, trabajando para el inventario arqueológico de Salamanca, encontraron en la vega del río Águeda, al aire libre, figuras realizadas en piqueteado; representaciones de caballos, cabras, toros y ciervos, entre los más comunes y otros como los renos y bisontes, especies hoy extinguidas en estas latitudes, o rinocerontes lanudos, especie extinta y propias de climas fríos, denotan el carácter paleolítico de estos grabados.
Estructura[editar]
Desde entonces se han llegado a catalogar más de quinientos grabados zoomorfos del Paleolítico superior del periodo Gravetiense (hace 20 000 años) y antropomorfos más recientes del periodo Magdaleniense (hace 12 000 años), en 94 paneles, a lo largo de tres kilómetros a orillas del río Águeda. Declarada como Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla y León, es hoy sin duda, uno de los hallazgos importantes en el arte paleolítico.
Localización[editar]
El yacimiento se puede encontrar a lo largo del río Águeda y para acceder a él se ha de llegar al puente sobre el mencionado río en la carretera entre Castillejo de Martín Viejo y Villar de la Yegua. Se ha construido en el lugar un aula de interpretación arqueológica, que ofrece a los visitantes una amplia información sobre la vida en la zona de estos pobladores y de la localización del arte rupestre.
Valor cultural[editar]
El Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, que celebró en Brasilia (Brasil) su 34ª reunión, aprobó la extensión del sitio de arte rupestre prehistórico del Valle del Côa (Portugal) con la inscripción del sitio arqueológico de Siega Verde (Castilla-y-León) en la Lista de Patrimonio Cultural de la Humanidad.1
Este conjunto paleolítico de Siega Verde, representa a juicio de la Unesco el conjunto más excepcional al aire libre del arte paleolítico en la península ibérica, que se incorpora a la ya reconocida como Patrimonio Mundial, del Valle del Côa en Portugal. Ambos ilustran de forma extraordinaria los temas iconográficos y de organización del Paleolítico superior, mostrando las relaciones sociales, económicas y espirituales de nuestros primeros ancestros.
El acueducto de Segovia es un acueducto romano situado en la ciudad española de Segovia. Su construcción data de principios del siglo II d. C., a finales del reinado del emperador Trajano o principios del de Adriano. La parte más visible, y por lo tanto famosa, es la arquería que cruza la plaza del Azoguejo, en la ciudad.
El acueducto[editar]
El acueducto de Segovia conduce las aguas del manantial de la Fuenfría, situado en la sierra cercana a 17 kilómetros de la ciudad, en un paraje denominado La Acebeda. Recorre más de 15 kilómetros antes de llegar a la ciudad. El agua se recoge primeramente en una cisterna conocida con el nombre de El Caserón, para ser conducida a continuación por un canal de sillares hasta una segunda torre (llamada Casa de Aguas), donde se decanta y desarena, para continuar su camino. Después recorre 813 m (con una pendiente de un 1 %)2 hasta lo alto del Postigo (el espolón rocoso sobre el que se asentaba la ciudad en torno al Alcázar). Antes, en la plaza de Día Sanz, hace un brusco giro y se dirige hacia la plaza del Azoguejo, donde salva la depresión con una arquería, que presenta todo el esplendor del monumento. En la parte más elevada mide 28 metros (con cerca de 6 metros de cimientos) y tiene dos órdenes de arcos sobre pilares. En total, tiene 167 arcos.3
Desde su llegada a la ciudad hasta la plaza de Día Sanz hay 75 arcos sencillos y a continuación 44 arcadas de orden doble (esto es, 88 arcos), siguiendo después otros cuatro arcos sencillos. En el primer sector del acueducto aparecen 36 arcos apuntados, reconstruidos en el siglo XV para restaurar la parte destruida por los musulmanes en el año 1072. En el piso superior, los arcos tienen una luz de 5,10 metros, con los pilares de menor altura y grosor que los del piso inferior. El remate es un ático por donde discurre el canal conductor de agua (con una sección en forma de U de 180 x 150 cm), adaptándose el piso inferior a los desniveles del terreno. En el piso inferior, los arcos tienen una luz que oscila alrededor de los 4,50 metros y los pilares disminuyen su sección de manera escalonada, de abajo arriba: en la coronación tiene una sección de 1,80 x 2,50 metros, mientras que en la base llegan a alcanzar 2,40 x 3 metros.
Está construido con sillares de granito asentados sin argamasa entre ellos. Sobre los tres arcos de mayor altura había en la época romana una cartela con letras de bronce donde constaba la fecha y el constructor. También en lo alto pueden verse dos nichos, uno a cada lado del acueducto. Se sabe que en uno de ellos estuvo la imagen de HérculesEgipcio, que según la leyenda fue el fundador de la ciudad. En tiempos de los Reyes Católicos se colocaron en esos dos nichos la imagen de la Virgen del Carmen (aunque muchos creen erróneamente que es la Virgen de la Fuencisla, patrona de la ciudad) y san Sebastián. Sin embargo, hoy en día tan sólo se puede apreciar la primera talla. El 4 de diciembre, onomástica de santa Bárbara, patrona del cuerpo de Artillería, cuya academia está en Segovia, los cadetes arropan la imagen de la Virgen con una bandera. La línea de arcos se levanta organizada en dos pisos, con una decoración simple en la que predominan unas sencillas molduras, que enmarcan y estructuran el edificio.
En la época de los Reyes Católicos se realizó la primera gran obra de reconstrucción del acueducto. Se encargó de las obras el prior del monasterio cercano de los Jerónimos del Parral, llamado Pedro Mesa. Se reedificaron 36 arcos, con mucho respeto hacia la obra original. Más tarde, en el siglo XVI, fue cuando se pusieron en los nichos centrales las estatuas antes mencionadas de la Fuencisla y san Esteban.
El acueducto es el hito arquitectónico más importante de la ciudad. Se ha mantenido en activo a través de los siglos y quizás por eso haya llegado al tiempo presente en perfecto estado. Hasta casi nuestros días proveía de agua a la ciudad de Segovia, y más concretamente al Alcázar. En los últimos años ha sufrido un patente deterioro causado principalmente por la contaminación medioambiental y a los propios procesos de erosión del granito. El tráfico rodado de vehículos cerca del acueducto (que incluso llegó a circular entre las arcadas del acueducto hasta 1992) y la realización de conciertos y actividades musicales de gran volumen a sus pies también son hechos que perjudican el monumento.4 Para garantizar su supervivencia, se ha procedido a un minucioso proceso de restauración que ha durado casi ocho años, bajo la dirección del arquitecto Francisco Jurado.56[cita requerida] Con todo, sigue expuesto a la contaminación, ya que se sigue circulando a escasos metros de él.7
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