martes, 26 de septiembre de 2017

Patrimonios de la Humanidad - España


El alcázar andalusí, también llamado alcázar califal o alcázar omeya, fue una fortaleza situada en Córdoba(España) de la cual solo quedan algunos restos, incluyendo los baños califales convertidos en museo. El término alcázar andalusí ha venido a sustituir al tradicional de alcázar califal ya que éste fue la sede del gobierno de Al-Ándalus desde la llegada de los musulmanes en el siglo VIII hasta la conquista cristiana, en 1236. Dicho término hace referencia a una serie de construcciones heterogéneas que iban desde las dependencias privadas de emires y califas y sus allegados a las áreas destinadas al servicio, pasando por los diferentes despachos oficiales desde dónde se gobernaba al-Ándalus, todas ellas rodeadas por una muralla que rodeaba una extensión de 39.000 m2.

Descripción[editar]

De la configuración del alcázar sólo conocemos los nombres de algunos de sus palacios y jardines gracias al historiador al-Maqqari, quién recogió la información de ibn Baskuwal:
Los emires construyeron en su alcázar verdaderas maravillas; levantaron monumentos extraordinarios y bellos jardines que regaron con aguas traídas desde la serranía de Córdoba.1
Pese a la construcción de la ciudad palatina de Medina Azahara, el alcázar no perdió su protagonismo dentro de la corte. Así nos lo indica las obras que Abderramán III realizó, como la construcción de una casita anexa a la muralla dónde guarda varios leones que, a decir de las fuentes, eran utilizados para torturar a los presos. También construyó nuevas canalizaciones de agua y el Dar al-Rawda o Casa del Jardín.1​ Por su nombre, posiblemente se situara junto a al-Rawda, el jardín dónde se localizaba, además, el cementerio real.1

Estado actual[editar]

Tras la conquista cristiana, el edificio perdió su función como centro de poder político para convertirse en centro religioso con la construcción del palacio episcopal, aprovechando restos de la muralla del alcázar que hoy pueden verse integrados en la fachada del propio palacio, así como en parte del palacio de Congresos. Igualmente, en un pequeño patio al que se accede desde el patio principal de dicho palacio puede verse uno de los torreones que protegían el lienzo norte del alcázar.
Junto a estos restos, lo único que se conserva del alcázar son unos baños, los llamados baños califales, situados en el Campo Santo de los Mártires.

El primer alcázar musulmán ocupó un viejo edificio que había servido de residencia a los gobernantes visigodos, situado junto al puente romano y a la basílica de San Vicente. Fue Abderramán (Abd al-Rahman) I quien, a su llegada a Córdoba en 756-757, reconstruyó y amplió dicho alcázar, convertido en sede del gobierno y de la administración del emirato, además de reforzar la muralla y fundar la mezquita aljama de la ciudad sobre la citada basílica.
Según el autor cordobés Ibn Bashkuwal (s. XII), los emires construyeron en su alcázar verdaderas maravillas; levantaron monumentos extraordinarios y bellos jardines que regaron con aguas traídas desde la serranía de Córdoba... Los nombres que reciben en las fuentes sus diversos salones indican la presencia de varios jardines en su interior. El llamado Qasr al-Bustán, Alcázar del Jardín, se encontraba cerca de una de las puertas del recinto, la de los Perfumistas. Precisamente en él se alojó el rey sevillano al-Mu’tamid (1069-1091) cuando tomó posesión de la ciudad y la anexionó a la Taifa de Sevilla. Algunas fuentes también citan el Qasr al-Hayr o Alcázar del Pabellón (de jardín). Otra de sus puertas recibía el nombre de Puerta de los Jardines, Bab al-Yinan.



GRANADA. LA ALHAMBRA
 RAUDA O CEMENTERIO REAL


CÓRDOBA. VISTA DEL RÍO, DEL PUENTE Y DE LA CIUDAD
En el interior del Alcázar, además, se hallaba el cementerio califal: los emires y califas recibían sepultura en un mausoleo (turba) localizado en un gran jardín llamado rawda. Probablemente fue cerca de él donde construyó el califa Abd al-Rahman III (912-961) un nuevo palacio, la Dar al-Rawda o Casa del Jardín.
Al mismo califa se debe la instalación de nuevas canalizaciones que llevaban agua de la sierra hasta la mezquita aljama y el alcázar, lo que aprovecha para colocar un surtidor junto a la Puerta de la Justicia de éste.
La identificación de jardín y cementerio que vemos en el alcázar se remonta a una tradición atribuida al profeta Mahoma (Muhammad), quien prohibió elevar un mausoleo sobre su tumba con estas palabras: entre mi tumba y mi mimbar [sólo] hay un jardín (rawda) de entre los jardines del Paraíso (Yanna). Poco después de su muerte en 632, se rodeó la tumba del Profeta en la Mezquita de Medina, reconstruida entonces, con un muro pentagonal y aquel recinto se llamó Rawda, ‘el Jardín’. Esa es la razón de que este término, que literalmente significa ‘jardín’, designe un lugar funerario. Así, la palabra derivada en castellano, rauda, significa ‘cementerio musulmán’ de forma genérica. En Al Ándalus sólo se conservan restos de una rauda en el Palacio de la Alhambra de Granada. El Cementerio Real, donde se enterraban los sultanes nazaríes, estaba situado entre el conjunto del Patio de los Leones y la desaparecida mezquita aljama (hoy iglesia de Santa María).
 















Los baños árabes de Santa María, ubicados en el barrio de la Judería de Córdoba (España), fueron unos baños de uso público los cuales constituyen uno de los pocos ejemplos conservados de un tipo de edificio muy popular y abundante en la Córdoba musulmana, con perduraciones en la cultura cristiana de época moderna. Fue declarado Bien de Interés Cultural el 30 de abril de 2001. Forma parte del centro histórico de Córdoba que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994.2
Su acceso principal es por la calle Velázquez Bosco, números 8-10, aunque también tiene entrada por la calle Céspedes, número 11. Fueron edificados en época califal y rehechos en el siglo XIVpor alarifes mudéjares.
En la actualidad, las partes mejor conservadas de los antiguos baños son tres salas abovedadas correspondientes al «frigidarium», el «tepidarium» y el «caldarium», así como el aljibe.

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Descripción[editar]

La primera de las salas, el «frigidarium» o zona fría se conserva enmascarado entre las reformas acometidas de la casa. Se corresponde con una estancia cubierta con bóveda de medio cañón que se conserva integrada dentro de la vivienda actual y compartimentada en varias habitaciones.
La sala del «tepidarium» o zona templada es en la actualidad un patio cuadrado de 7,5 m de lado con galerías sustentadas por ocho columnas, que soportan arcos de herradura y bóvedas de medio punto perforadas por lucernas troncopiramidales. Los capiteles de las columnas son de acarreo excepto uno, que es visigótico, los demás son todos de época califal con labor de atauriques. Se conservan bien los cimacios que coronan estos capiteles, algunos de ellos musulmanes y otros visigóticos. En las galerías norte y sur destaca un compartimento enmarcado por dos arcos de herradura que podría tratarse de un diván o una piscina. Junto a él un pozo y en el muro un cubículo que podría corresponder a otra piscina.
El «caldarium» o zona caliente es una sala rectangular de 10,3 por 3,1 m con muros en los que se combina el ladrillo y el sillar de piedra y cubierta por bóveda de cañón de piedra. En la bóveda se abren tres órdenes de lucernas, de sección cuadrangular, actualmente cegados. En su lado oeste se abren a cada extremo dos arcos de herradura que originalmente enmarcaban los cubículos ocupados por sendas piscinas, uno se encuentra totalmente cegado, el otro parcialmente, conservando restos de estucado rojo y, entre ambos, un vano enmarcado por un doble arco que abre a una estrecha galería abovedada de 6 m de longitud y 1,8 m de anchura, que conduce hasta un aljibe o pozo elíptico de 10 m de profundidad. Este aljibe sirvió para abastecer de agua a los baños, posiblemente mediante el empleo de una noria de tracción animal.
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Los baños árabes de Santa María, muy frecuentados por los judíos cordobeses, constituyen uno de los escasos ejemplos conservados de este tipo de edificaciones, que fueron muy populares y abundantes en la Córdoba califal e incluso perduraron después de la conquista cristiana.
Fueron construidos en época califal y rehechos en el siglo XIV por alarifes mudéjares, y están situados entre la calle Velázquez Bosco (antigua calle Comedias) y la calle Céspedes (que era la calle del Baño Bajo).
El monumento incluye un aljibe y tres salas abovedadas correspondientes al frigidarium (baños fríos), tepidarium (baños templados) y caldarium (baños calientes). La primera sala, cubierta con bóveda de medio cañón y compartimentada en varias habitaciones, se conserva integrada en la actual vivienda del número 10de la calle Velázquez Bosco, abierta a las visitas. La sala del tepidarium es hoy un patio cuadrado de 7,5 metros de lado con galerías sustentadas en ocho columnas que soportan arcos de herradura y bóvedas de medio punto perforadas por lucernas troncopiramidales.
El caldarium, por último, es una sala rectangular de 10,3 por 3,1 metros, con muros de ladrillo y sillar de piedra y cubierta por una bóveda de cañón realizada en piedra y con tres series de lucernarias actualmente cegadas. En el lado oeste de la habitación se abren dos arcos de herradura que originalmente enmarcaban sendas piscinas y, entre ambos, una estrecha galería abovedada de conexión con el aljibe.








Los Baños Califales son unos baños árabes de Córdoba(España), cuyos restos se hallaron de forma accidental en 1903en el Campo Santo de los Mártires, que meses más tarde fueron soterrados. Entre 1961 y 1964, un grupo de historiadores cordobeses sacó a la luz dicha construcción, dejando constancia de la gran envergadura de la misma.
Estos baños o hammam, contiguos al desaparecido Alcázar omeya, al cual con toda seguridad pertenecían, posiblemente fueran los más importantes de la ciudad. Las abluciones y limpieza corporal constituían una parte esencial en la vida del musulmán. Eran preceptivos de la oración, además de constituir un rito social.
Realizados bajo el califato de Alhakén II para el disfrute del califa y de su corte, forman un conjunto de estancias con muros de sillería. Replican el orden heredado de las termas romanas de salas frías, templadas y calientes, en diferentes estancias cerradas con bóvedas (donde aparecen los característicos lucernarios de estrella), soportadas por arcos ultra semicirculares sobre capiteles y columnas de mármol.
Durante los siglos XI al XIII, fueron reutilizados por almorávides y almohades; prueba de ello son las yeserías talladas con motivos de ataurique y franjas epigráficas de la época que se guardan en el Museo Arqueológico de Córdoba.
Forma parte del centro histórico de Córdoba que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994.

El 26 de octubre de 2006, después de dos años de reformas para su adecuación, los Baños Califales se abrieron al público en forma de museo. La visita transcurre por una serie de estancias que incluye un área de recepción, el antiguo vestuario, un jardín andalusí, un salón taifa, el baño almohade y la zona de servicio.

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Córdoba - Baños del Alcázar Califal 1.JPG
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