La mona de Pascua es un alimento típico de la repostería española. Se prepara tradicionalmente en las regiones murciana, valenciana, catalana, aragonesa y castellano-manchega.
Se sirve un alimento similar, denominado roscón o "rosco" de Pascua, en tales en Galicia, llamado hornazo en Jaén y en Asturias se denomina pegarata o "bolla".
Hoy día puede encontrarse con ligeras variaciones en todo el país. Es una [torta] de la Pascua cuya degustación simboliza que la Cuaresma y sus abstinencias se han acabado.
Origen[editar]
El nombre proviene de la munna o mouna, término árabe que significa «provisión de la boca», regalo que los musulmanes hacían a sus señores. La mona es un postre de gran tradición en todo el Mediterráneo. Este dulce posee fama en Murcia y está asociado a las fiestas de Semana Santa, aunque se puede encontrar durante todo el año en las diferentes confiterías de la capital murciana. El pueblo que también fabrica este producto alimenticio es Alberique, en la provincia de Valencia, aunque también puede encontrarse por los pueblos cercanos donde se consume durante todo el año. Sin embargo en la mayor parte de la Comunidad Valenciana su consumo está más restringido a la Pascua. En las islas Baleares y en Cataluña se come también solamente el día de Pascua.
Variedades[editar]
En la Comunidad Valenciana existen diversas variedades, siendo la que se consume durante todo el año conocida como panquemado, toña o fogaseta. La que se consume durante las fiestas de Pascua es un pastelito elaborado con la misma masa que el panquemado que lleva uno o varios huevos (dependiendo del tamaño) con la cáscara pintada (huevos de Pascua). Estos huevos son introducidos como elemento decorativo aunque también ayudan a dar forma al dulce. Las formas son muy diversas aunque suelen ser la de algún animal como una serpiente, lagartija o mono. Finalmente, está recubierta por anisetes de colores.
En Cataluña y Baleares la mona ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, y hoy en día conviven diferentes tipos de monas tradicionales. La más antigua es como la tradicional valenciana, que en algunos casos puede tener forma de corona o en otros de punto. Otra mona tradicional mantiene los huevos cocidos, que suelen pintarse de colores, pero la base se hace de bizcocho y se rellena de crema y de chocolate o mermelada, se cubre de crema catalana quemada en la superficie horizontal y de almendras en los lados. Con el tiempo se van adornando cada vez más de plumas de colores, de pollitos y de grageas de chocolate cubiertas de glasa de colores. En Menorca suelen estar, además, cubiertas de merengue. Poco a poco, los huevos de gallina se han ido sustituyendo -aunque aún son muy populares también- por huevos de chocolate. Más adelante, los adornos de chocolate toman cada vez más importancia y, actualmente, algunas monas hechas por maestros pasteleros son esculturas, que pueden alcanzar grandes dimensiones, hechas únicamente con chocolate negro.
Costumbres[editar]
La mona se suele consumir durante la merienda de los días de pascua florida (Semana Santa) acompañada de longaniza de Pascua, siendo costumbre cascar el huevo en la frente de otra persona. También es posible acompañarla de chocolate. Es tradición ir de excursión al campo a pasar la tarde comiendo la mona y jugar con alguna cometa.
Tradicionalmente el padrino regala la mona a su ahijado el Domingo de Pascua, después de misa. El Lunes de Pascua es tradición que se reúnan dos o tres familias o un grupo de amigos y que vayan a comer la mona juntos a algún lugar, en un festín en el que no faltan las chuletas de cordero, conejo a la brasa, la paella y, sobre todo, el vino. En muchas poblaciones las pastelerías compiten para exhibir en su escaparate la escultura de chocolate más espectacular, que puede ser una maqueta de un edificio una figura de un personaje popular o un conjunto de tartas con figuras de chocolate o guirlache. Este alimento propio del lunes de Pascua, la mona, y la costumbre de hacer una salida al campo para comerlo en familia ha acabado dando nombre al día, que para muchos es "el día de la mona".
Consiste en una masa pastosa que se cocina, sobre un papel de estraza, en horno de leña. Su ingredientes son: harina, miel, huevos, azúcar y canela.
Se presenta en forma de torta redonda y aplastada, de unos doce o quince centímetros de diámetro aunque, naturalmente, se hace también de mayor tamaño, y siempre -esto es lo típico- pegado a un papel grueso, parecido al de estraza, en el que se envuelve.
Origen[editar]
Aunque no se sabe con certeza su origen, debió ser inventado en el s. XIX por las monjas de clausura. Todavía se recuerda con delectación aquellos riquísimos que se hacían en el desaparecido convento de Clarisas. Su fama creció con el ferrocarril que, al decir de un periódico de 1897, situó a Utrera en el cruce de todas las líneas férreas de Andalucía.
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