En los inicios de su pontificado recibió en Roma a Policarpo de Esmirna, obispo de Esmirna, que había sido discípulo de Juan el Apóstol y maestro de Ireneo de Lyon, al objeto de establecer la fecha de celebración de la Pascua. Policarpo, y la Iglesia oriental en su conjunto, entendía que la celebración debía realizarse el día 14 del mes de Nisán independientemente del día de la semana en que cayera. Esta postura que seguía la tradición johánica y que suponía celebrar la Pascua de Resurrección el mismo día que los judíos, es conocida como «práctica cuartodecimal» y no era considerada por el papa Aniceto como correcta ya que entendía, junto a la Iglesia occidental, que la Pascua debía celebrarse el domingo siguiente al día 14 de Nisán.
Según el relato que Ireneo de Lyon hace de esta visita, parece ser que Aniceto no pudo convencer a Policarpo, ya que este basó su postura en que «Juan y los demás apóstoles con quienes él había vivido» celebraban la Pascua de dicho modo. A pesar de las diferencias entre ambos no hubo ruptura entre ambos y el papa permitió al santo seguir celebrando la Pascua según la tradición oriental.
Trabó amistad con el apologista Justino junto a quien falleció en 166 tras sufrir martirio durante las persecuciones del emperador Marco Aurelio.
Parece ser que condenó la doctrina montanista, y que se enfrentó a los gnósticos y a los marcionistas, aunque no existen documentos históricos que acrediten estas actuaciones, ya que, según el Liber Pontificalis prohibió a los clérigos que llevaran el cabello largo, lo que supondría una forma de separarse de los gnósticos que, al parecer, tenían esta costumbre.
Aniceto | ||
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Papa de la Iglesia católica | ||
155-166 | ||
Predecesor | Pío I | |
Sucesor | Sotero | |
Información personal | ||
Nombre | Aniceto | |
Nacimiento | ha. 98, Emesa (Siria) | |
Fallecimiento | c. 19 de abril de 168jul. Roma, Italia |
San Aniceto, papa
fecha: 20 de abril
fecha en el calendario anterior: 17 de abril
†: c. 166 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
fecha en el calendario anterior: 17 de abril
†: c. 166 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
Elogio: En Roma, san Aniceto, papa, que recibió fraternalmente como huésped insigne a san Policarpo, para determinar juntos acerca de la fecha de la Pascua.
Aniceto fue el 11º Obispo de Roma -que aun no se llamaba «Papa»-, sucesor de san Pío I, entre el 155 y el 166, aunque las fechas deben tomarse como aproximación, ya que no es posible establecer de manera inequívoca la cronología de este período. El «Liber Pontificalis» dice que nació en Emesa, en Siria, pero tenemos pocos detalles sobre él o sobre su pontificado que podamos considerar ciertos. Dentro de los más seguros está que participó en las controversias con el Gnosticismo, movimiento herético que comenzaba a tomar más y más fuerza en la Iglesia (y aun duró por varios siglos), y que a este propósito tuvo contacto con san Hegésipo, el primer historiador de la Iglesia, que con sus escritos buscaba refutar el gnosticismo, acentuando el carácter histórico de la tradición apostólica.
Sin duda uno de los hechos más importantes del papado de san Aniceto es su encuentro con san Policarpo, obispo de Esmirna. Es difícil saber cuándo ocurrió, porque la cronología de la vida y pasión de san Policarpo es hasta más confusa que la de Aniceto, si cabe, pero lo cierto es que Policarpo estuvo en Roma para aclarar con el obispo de Roma algunos puntos controvertidos entre las iglesias de Oriente y la de Roma, y uno de ellos muy importate era el de la fecha en que debía celebrarse la Pascua: san Policarpo, retrotrayéndose a su maestro san Juan el Apóstol, celebraba la Pascua el día 14 de Nisán (por eso se llamaban «cuartodecimanos»), independientemente del día de la semana en que cayera -que es como se hacía mayoritariamente en Oriente- mientras que en Roma se celebraba siempre en domingo (que es la costumbre que finalmente prevaleció con los siglos). Puesto que no pudieron convencerse uno al otro, resolvieron «separarse unidos por los vínculos de la caridad», aunque conservando cada comunidad su costumbre.
Hay también decretos y decisiones disciplinares que le atribuye el «Liber Pontificalis» a san Aniceto, como por ejemplo la prohibición a los clérigos de usar el pelo largo o barba, pero es poco probable que puedan pertenecer a su pontificado. Ya desde antiguo se le atribuyó también el título de mártir, e incluso así figuraba en el Martirologio Romano anterior; sin embargo, no hay verdadera evidencia de ello, y en la actualidad no se lo considera tal, como puede verse en el elogio del Martirologio Romano vigente, aunque, como señala Butler, «quizás adquirió el título de mártir debido a los sufrimientos y pruebas que soportó».
San Inocencio de Tortona, obispo
fecha: 17 de abril
†: s. IV - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: s. IV - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Tortona, de la Liguria, san Inocencio, obispo.
Los padres de san Inocencio vivían en Tortona, al norte de Italia. Aunque eran cristianos, un edicto del emperador los libró de todas las molestias durante la persecución. Pero el privilegio de los padres no alcanzaba a los hijos, de suerte que, a la muerte de aquéllos, san Inocencio compareció ante los magistrados. El joven se rehusó valientemente a ofrecer sacrificio a los dioses, fue torturado y condenado a morir en la hoguera. La víspera de la ejecución, Inocencio tuvo un sueño, en el que su padre le aconsejó que se refugiase en Roma. Cuando se despertó, vio que el guardia estaba dormido y escapó de la cárcel. El papa san Melquiades le acogió amablemente en Roma. El papa san Silvestre le confirió el diaconado y le nombró obispo de Tortona a la muerte del emperador Constantino. Durante los veintiocho años que duró su episcopado, san Inocencio trabajó celosamente por la propagación de la fe, también construyó numerosas iglesias y convirtió varios templos paganos en santuarios cristianos.
María Ana Navarro de Guevara y Romero, conocida como Mariana de Jesús, T.O.M.D., (Madrid, 1565- 1624) fue una terciaria española de la Orden de la Merced, venerada por la Iglesia Católica como beata. Es una de las santas patronas de Madrid.
Vida[editar]
Nació en Madrid el 17 de enero de 1565, en el seno de una familia acomodada que se relacionaba con los círculos cortesanos. Su padre era peletero al servicio del rey Felipe II.
Mariana se sintió atraída muy pronto por la vida religiosa. A la edad de 22 años ya tenía la firme determinación de ingresar en un convento, a pesar de la rotunda oposición de su padre (quien, viudo tempranamente, había contraído segundas nupcias) y su madrastra, que tenían concertado su matrimonio con un joven. Sin embargo, de poco sirvieron los intentos de los progenitores por apartarla de su vocación. La leyenda dice que llegó a desfigurarse el rostro y cortar sus cabellos con el fin de verse rechazada por su prometido.
En 1598 se retiró como penitente a la ermita de santa Bárbara de la capital del reino. Allí fue ayudada por fray Juan Bautista del Santísimo Sacramento, religioso mercedario y reformador de la Orden, quien fue su director espiritual hasta su muerte, y por otras personas piadosas. Puso su morada en una pequeña casa, vecina al convento de los mercedarios descalzos, donde pasó varios años dedicada a la oración y la penitencia, así como al servicio a los pobres y necesitados del la ciudad. En 1613 fue recibida en la Orden de la Merced, dado el hábito de terciaria, por impuesto de fray Felipe Guimerán, Maestro General de la Orden, quien al año siguiente, el 20 de mayo de 1614, le recibió la profesión.1
La fama de sus virtudes y de las apariciones sobrenaturales y milagros que la acompañaban se extendió rápidamente por Madrid. Sus superiores le ordenaron que escribiera acerca de estas experiencias. En estos escritos, Mariana narra, entre otras cosas, las visiones que tuvo de Jesucristo y la Virgen María y sus éxtasis místicos.
Su muerte se produjo el 17 de abril de 1624 en el convento mercedario de santa Bárbara de la capital madrileña, a consecuencia de una afección pulmonar. Tenía 59 años.
Fama póstuma[editar]
Si ya en vida María Ana había alcanzado gran renombre por su piedad y los prodigios de todo género que se atribuían a su persona, después de su muerte el mismo no hizo sino aumentar. Incluye entre ellos la caída de lluvia en Madrid, en épocas de fuerte sequía, como la que asoló a las dos Castillas en 1613.2
Su cadáver fue expuesto al público durante dos días en medio de una gran concurrencia. El artista Vicente Carducho hizo varias máscaras mortuorias de la difunta.3 El mismo año del fallecimiento se inició el proceso canónico de la beatificación, alentado por el pueblo, la nobleza y el mismo rey Felipe IV, gran devoto suyo.
El 31 de agosto de 1627 se abrió su sepultura, y ante el asombro general, supuestamente se encontró que el cuerpo estaba intacto, con la carne fresca y los miembros flexibles, y exhalando una agradable fragancia. De acuerdo a la leyenda, solamente el rostro se encontraba un tanto desfigurado debido a las manipulaciones que se habían hecho para obtener la mascarilla mortuoria. Este hecho inexplicable se habría verificado las sucesivas veces que se inspeccionaron los restos mortales, en 1731, 1924 y 1965.[cita requerida]
El 18 de enero de 1783 fue declarada beata por el papa Pío VI. Era tal el fervor que la figura de Mariana despertaba entre el pueblo, que el Ayuntamiento de Madrid la declaró copatrona de la ciudad, junto a san Isidro Labrador.2
El cuerpo incorrupto de la beata se venera en la iglesia del Convento de don Juan de Alarcón de Madrid, toda vez que el antiguo convento de santa Bárbara donde se hallaba fue destruido. El sepulcro donde reposa fue regalado por la reina Isabel II.
Su festividad se celebra el día 17 de abril.
El 8 de marzo de 2011 se abrió el proceso diocesano de canonización en la iglesia de las Mercedarias del convento de Alarcón de Madrid.
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