SUSTANCIA QUE CONTAMINAN LA ATMÓSFERA .-
Substancias radiactivas
Isótopos radiactivos como el radón 222, yodo 131, cesio 137 y cesio 134, estroncio 90, plutonio 239, etc. son emitidos a la atmósfera como gases o partículas en suspensión. Normalmente se encuentran en concentraciones bajas que no suponen peligro, salvo que en algunas zonas se concentren de forma especial.
El problema con estas substancias está en los graves daños que pueden provocar. En concentraciones relativamente altas (siempre muy bajas en valor absoluto) pueden, provocar cáncer, afectar a la reproducción en las personas humanas y el resto de los seres vivos dañando a las futuras generaciones, etc.
Su presencia en la atmósfera puede ser debida a fenómenos naturales. Por ejemplo, algunas rocas, especialmente los granitos y otras rocas magmáticas, desprenden isótopos radiactivos. Por este motivo en algunas zonas hay una radiactividad natural mucho más alta que en otras. Así, por ejemplo, a finales del siglo pasado se pusieron de moda algunas playas de Brasil en las que la radiactividad era más alta que lo normal, porque se pensaba que por ese motivo tenían propiedades curativas.
En la actualidad preocupa de forma especial la acumulación de radón que se produce en casas construidas sobre terrenos de alta emisión de radiactividad. Según algunos estudios hechos en Estados Unidos, hasta un 10% de las muertes por cáncer de pulmón que se producen en ese país se podrían deber a la acción carcinogénica del radón 222.
El iodo 131, cuya vida media es de 8,1 años, se produce en abundancia en los procesos de fisión nuclear, se deposita en la hierba y entra en la cadena alimenticia humana a través de la leche. Se tiende a acumular en la glándula tiroides en donde puede provocar cáncer, especialmente en niños que reciben más de 1500 mSv por este motivo.
El cesio 137 y el cesio 134 que se forma a partir del 137 se pueden acumular en los tejidos blandos de los organismos.
El estroncio 90 es muy peligroso, con una vida media de 28 años. Químicamente es similar al calcio lo que facilita el que se deposite en los huesos y puede causar cánceres y daños genéticos.
Algunas actividades humanas en las que se usan o producen isótopos radiactivos, como las armas nucleares, las centrales de energía nuclear, y algunas prácticas médicas, industriales o de investigación, también producen contaminación radiactiva. Bien conocida es la explosión ocurrida en la central de Chernobyl que produjo una nube radiactiva que se extendió a miles de kilómetros, contaminando países de todo el hemisferio Norte.
Las concentraciones de ozono en la troposfera (a una distancia de 10-15 km de la Tierra) por encima de Europa son por lo general entre tres y cuatro veces superiores a las de la era preindustrial, debido principalmente al enorme incremento de las emisiones de óxidos de nitrógeno procedentes de la industria y de los vehículos, desde la década de 1950. Las variaciones meteorológicas que se registran de año en año impiden detectar las tendencias relativas a los episodios de alta concentración de ozono. Los umbrales de concentración fijados para proteger la salud humana, la vegetación y los ecosistemas suelen superarse en la mayor parte de los países europeos. Alrededor de 700 admisiones hospitalarias registradas en la UE durante el período comprendido entre marzo y octubre de 1995 (75% de ellas en Francia, Italia y Alemania) pueden atribuirse al hecho de que las concentraciones de ozono superasen en esas fechas los umbrales de protección de la salud. Cerca de 300 millones de personas en la UE pueden estar expuestas, al menos, a un episodio anual de superación de dichos umbrales. El umbral establecido para la protección de la vegetación se superó en la mayor parte de Europa en 1995. En varios países se registraron niveles superiores durante más de 150 días en determinadas zonas. También en ese año se registraron episodios de superación de los umbrales críticos prácticamente en la totalidad de la superficie arbolada y cultivables de Europa. Las emisiones de los precursores del ozono, los óxidos de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles no metano (COVNM) aumentaron hasta bien entrada la década de 1980 y disminuyeron después un 14 por ciento entre 1990 y 1994. El sector del transporte es el principal responsable de los óxidos de nitrógeno, así como de las emisiones de COVNM en Europa occidental; mientras que en los PECO y en los NEI, el principal sector responsable de estas emisiones es la industria. Si se cumplen los objetivos relativos a las emisiones de óxidos de nitrógeno, fijados en el Convenio sobre contaminación fronteriza a larga distancia y en el Quinto programa de acción sobre el medio ambiente, las concentraciones máximas de ozono se reducirán únicamente en un 5-10 por ciento. El objetivo a largo plazo de no superar los umbrales críticos dependerá de que se consiga una reducción global de las concentraciones del ozono troposférico. Para ello, será necesario imponer medidas sobre las emisiones de las sustancias precursoras (óxidos de nitrógeno y COVNM) que afecten a la totalidad del hemisferio norte. Un primer paso será fijar los umbrales máximos de las emisiones nacionales en el futuro protocolo sobre múltiples contaminantes multiefecto. Figura 10-18 > Máximas concentraciones de ozono durante las horas del día en verano |
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