OBRA DE : GARCÍA SÁNCHEZ DE BADAJOZ .-
Lágrimas de mi consuelo,
que habéis hecho maravillas
y hacéis,
salid, salid sin recelo
y regad estas mejillas
que soléis.
Ansias y pasiones mías,
presto me habéis de acabar,
yo lo fío;
¡oh llanto de Jeremías,
vente ahora a cotejar
con el mío!
Animas del Purgatorio,
que en dos mil penas andáis
batallando,
si mi mal os es notorio,
bien veréis que en gloria estáis
descansando.
Y vosotras que quedáis
para perpetua memoria
en cadena,
cuando mis males sepáis,
pareceres ha que es gloria
vuestra pena.
¡Oh fortuna de la mar
que trastornas mil navíos
en que vengo,
si te quieres amansar
ven a ver los males míos
que sostengo!
Troya, tú que te perdiste,
que solías ser la flor
en el Mundo,
gózate conmigo, triste,
que ya llegó mi clamor
al profundo.
Y vos, cisnes, que cantáis
junto con la cañavera
en par del río,
pues con el canto os matáis,
mitad si es razón que muera
con el mío.
Y tú, fénix que te quemas,
y con tus alas deshaces
por victoria,
y después que así te extremas,
otro de ti mismo haces
por memoria,
así yo triste, mezquino,
que muero por quien no espero
galardón,
doyme la muerte contino,
y vuelvo como primero
a mi pasión.
Mérida, que en las Españas
otro tiempo fuiste Roma,
mira a mí,
y verás que en mis entrañas
hay mayor fuego y carcoma
que no en ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario