ESOPO .-
Androcles y el león.
Un esclavo llamado Androcles tuvo la oportunidad de escapar un día y corrió para internarse en la selva.
Y mientras caminaba sin rumbo, llegó a donde yacía un león, que gimiendo le suplicó:
_Por favor, te ruego que me ayudes, pues tropecé con un espino y una púa se me enterró en la garra y me tiene sangrando y dolorido.
Androcles lo examinó y gentilmente extrajo la espina, lavó y curó la herida. El león lo invitó a su cueva donde compartía con él el alimento.
Pero días después, Androcles y el león fueron encontrados por sus buscadores. Llevado Androcles al emperador fue condenado al anfiteatro a luchar contra los leones.
Una vez en la arena, fue suelto un león, y éste empezó a rugir y buscar el asalto a su víctima. Pero a medida que se le acercó reconoció a su benefactor y se lanzó sobre él pero para lamerlo cariñosamente y posarse en su regazo como una fiel mascota. Sorprendido el emperador por lo
sucedido, supo al final la historia y perdonó al esclavo y liberó a la selva.
Un esclavo llamado Androcles tuvo la oportunidad de escapar un día y corrió para internarse en la selva.
Y mientras caminaba sin rumbo, llegó a donde yacía un león, que gimiendo le suplicó:
_Por favor, te ruego que me ayudes, pues tropecé con un espino y una púa se me enterró en la garra y me tiene sangrando y dolorido.
Androcles lo examinó y gentilmente extrajo la espina, lavó y curó la herida. El león lo invitó a su cueva donde compartía con él el alimento.
Pero días después, Androcles y el león fueron encontrados por sus buscadores. Llevado Androcles al emperador fue condenado al anfiteatro a luchar contra los leones.
Una vez en la arena, fue suelto un león, y éste empezó a rugir y buscar el asalto a su víctima. Pero a medida que se le acercó reconoció a su benefactor y se lanzó sobre él pero para lamerlo cariñosamente y posarse en su regazo como una fiel mascota. Sorprendido el emperador por lo
sucedido, supo al final la historia y perdonó al esclavo y liberó a la selva.
Moraleja
Los buenos actos siempre son recompensados.
Los buenos actos siempre son recompensados.
El ladrón y su madre.
Un joven adolescente robó un libro a uno de sus compañeros de escuela y se lo mostró a su madre. Ella no solamente se abstuvo de castigarlo, sino que lo estimuló. En la siguiente ocasión robó una capa y se la llevó a su madre quien de nuevo lo alabó.
El joven creció y ya adulto fue robando cada vez cosas de más valor hasta que un día fue capturado en el acto, y con las manos atadas fue conducido al cadalso para su ejecución pública.
Su madre lo siguió entre la multitud y se golpeaba violentamente su pecho de tristeza. Al verla el ladrón dijo:
-Deseo decirle algo a mi madre al oído.
Ella acercó su oído a él, y éste rápidamente mordió su oreja cortándosela.
Su madre le reclamó que era un hijo desnaturalizado, a lo que él replicó:
_¡Ah! Si me hubieras reprendido en mi primer robo del libro aquel, nunca hubiera llegado a esto y ser condenado a una ingrata muerte.
Al nuevo árbol se le endereza tierno para que crezca derecho.
Un joven adolescente robó un libro a uno de sus compañeros de escuela y se lo mostró a su madre. Ella no solamente se abstuvo de castigarlo, sino que lo estimuló. En la siguiente ocasión robó una capa y se la llevó a su madre quien de nuevo lo alabó.
El joven creció y ya adulto fue robando cada vez cosas de más valor hasta que un día fue capturado en el acto, y con las manos atadas fue conducido al cadalso para su ejecución pública.
Su madre lo siguió entre la multitud y se golpeaba violentamente su pecho de tristeza. Al verla el ladrón dijo:
-Deseo decirle algo a mi madre al oído.
Ella acercó su oído a él, y éste rápidamente mordió su oreja cortándosela.
Su madre le reclamó que era un hijo desnaturalizado, a lo que él replicó:
_¡Ah! Si me hubieras reprendido en mi primer robo del libro aquel, nunca hubiera llegado a esto y ser condenado a una ingrata muerte.
Al nuevo árbol se le endereza tierno para que crezca derecho.
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