viernes, 21 de marzo de 2014

LENGUA EN LA EDAD ANTÍGUA - OBRAS ESCRITORES




ESOPO .-

        Androcles y el león.
   
Un esclavo llamado Androcles tuvo la oportunidad de escapar un día y corrió  para internarse en la selva.
     Y mientras caminaba sin rumbo, llegó a donde yacía un león, que gimiendo le suplicó: 
   _Por favor, te ruego que me ayudes, pues tropecé con un espino y una púa se me enterró en la garra y me tiene sangrando y dolorido.
   Androcles lo examinó y gentilmente extrajo la espina, lavó y curó la herida. El león lo invitó a su cueva donde compartía con él el alimento. 
  Pero días después, Androcles y el león fueron encontrados por sus buscadores. Llevado Androcles al emperador fue condenado al  anfiteatro a luchar contra los leones. 
   Una vez en la arena, fue suelto un león, y éste empezó a rugir y buscar el asalto a su víctima. Pero a medida que se le acercó reconoció a su benefactor y se lanzó sobre él pero para lamerlo cariñosamente y posarse en su regazo como una fiel mascota. Sorprendido el emperador por lo 
sucedido, supo al final la historia y perdonó al esclavo y liberó a la selva.
  Moraleja
    Los buenos actos siempre son recompensados.


      El ladrón y su madre.
   
Un joven adolescente robó un libro a uno de sus compañeros de escuela y se lo mostró a su madre. Ella no solamente se abstuvo de castigarlo, sino que lo estimuló. En la siguiente ocasión robó una capa y se la llevó a su madre quien de nuevo lo alabó. 
   El joven creció y ya adulto fue robando cada vez cosas de más valor hasta que un día fue capturado en el acto, y con las manos atadas fue conducido al cadalso para su ejecución pública. 
   Su madre lo siguió entre la multitud y se golpeaba violentamente su pecho de tristeza. Al verla el ladrón dijo: 
   -Deseo decirle algo a mi madre al oído. 
   Ella acercó su oído a él, y éste rápidamente mordió su oreja cortándosela. 
   Su madre le reclamó que era un hijo desnaturalizado, a lo que él replicó: 
   _¡Ah! Si me hubieras reprendido en mi primer robo del libro aquel, nunca hubiera llegado a esto y ser condenado a una ingrata muerte.
   Al nuevo árbol se le endereza tierno para que crezca derecho.

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