Castillos de la provincia de Teruel
El “”Castillo de los Calatravos”” perteneció a la Orden de Calatrava. Esta orden militar tuvo un importante papel en la reconquista de la villa en 1157; las dependencias más antiguas datan de los siglos XII y XIII, sobresaliendo la capilla, el claustro y la torre del homenaje con importantes pinturas murales de estilo gótico lineal, de principios del siglo XIV, con temas juglarescos y caballerescos. La fachada es del siglo XVI.2
Durante los siglos XIV y XV se le agregaron elementos de ornamentación mudéjar tanto en el propio castillocomo en las murallas que lo rodeaban. En la actualidad alberga un Parador de Turismo.
Historia
Situado en lo alto de una loma, el Castillo de los Calatravos se constituyó como punto estratégico desde sus inicios, posiblemente en época romana y posteriormente durante la ocupación musulmana.3 2 A lo largo de la historia ha sido utilizado para diversos menesteres, desde castillo, palacio, cárcel, cuartel, hasta cementerio y residencia, siendo utilizado actualmente como ubicación del Parador de Turismo "La Concordia" de Alcañiz. Es por ello por lo que no debe extrañar que el edificio original sufriera gran número de intervenciones y reformas a lo largo del tiempo, dando lugar a una construcción ecléctica de estilo y planta.3
La zona más antigua del castillo es la zona nordeste, en ella se ubica la Torre del Homenaje y la Capilla, datadas a finales del siglo XII e inicios del siglo XIII.2
El castillo vive una historia totalmente unida al devenir del núcleo poblacional de Alcañiz, de este modo, tras pasar a mediados del siglo XII Alcañiz a territorio aragonés, la ciudad pasa a ser propiedad de los señores Sancho Aznárez, don Palacín Beltrán de Santa Cruz y don Artal de Aragón. Es es esta época en la que la villa recibe en1157 de Ramón Berenguer IV Fuero Real y llevó a cabo una ampliación territorial. Finalmente en 1179 Alfonso II de Aragón concede el castillo, así como un gran grupo de aldeas y lugares vinculados a la villa, a la Orden Militar de Calatrava, de este modo, la Sede de la Encomienda se ubica en el castillo.3 2
En 1283 se produce en la villa de Alcañiz una sublevación contra el poder señorial que ejercía la orden de Calatrava (al que finalmente venció). La Encomienda Mayor de Calatrava no respetaba las libertades que Ramón Berenguer IV había concedido a la villa al otorgarle la carta de población en 1157.2 En el siglo XIV se inicia la construcción del claustro, así como de una serie de dependencias ordenadas en torno a éste, y también se realiza la decoración mural de la Torre del Homenaje.3
Al morir el monarca Martín I de Aragón sin descendencia, la villa de Alcañiz se convirtió residencia del parlamento aragonés (que se alojó en el Castillo de los Calatravos entre septiembre de 1411 y julio de 1412, y de aquí salieron los nueve jueces o compromisarios que debían elegir un nuevo rey para Aragón en lo que vino a llamarse la “Concordia” de Alcañiz.2 3 Más tarde, durante el siglo XVIII se procede a realizar una gran reforma que transformará el antiguo castillo medieval en un típico palacio aragonés (conocido como palacio de los Comendadores) del tardo-renacimiento, caracterizado por presentar una fachada de grandes dimensiones (datada en 1738), rematada por dos grandes torres cuadradas, a la que se accede por un camino de ronda y una rampa datados en el siglo XIX y fruto de una de las últimas reformas que el complejo sufrió.3 Destacan por su gran interés las bellas pinturas murales de estilo gótico-lineal de principios del siglo XIV, que están consideradas como uno de los conjuntos más importantes de Aragón y, en el interior de la capilla, el sepulcro labrado en alabastro de Juan de Lanuza, obra contratada por Damián Forment en 1537. Durante la guerra de la independencia, el castillo fue tomado por los franceses, pero las tropas españolas lo recuperaron en 1809. Durante las guerras carlistas, el castillo de Alcañiz fue convertido en cuartel por Ramón Cabrera.2
Pasa a ser sede del parador nacional en los años 60 del siglo XX. En un primer momento el parador se localiza en el edificio conocido como “Palacio de los Comendadores”, datado en el [[siglo XVIII], y pasa a denominarse “Parador Nacional de la Concordia”.3 Desde 1992 a 1997 el Gobierno de Aragón promovió diversos trabajos de acondicionamiento y restauración en el inmueble que se destacaron por la instalación de un salón de actos y la restauración del sepulcro de Don Juan de Lanuza, así como de la torre del Homenaje.3 Nuevamente, entre los años 2000 y 2001 se restauró la decoración mural interior del castillo mediante un Convenio de Colaboración entre el Ministerio de Educación y Cultura, el Gobierno de Aragón y Caja de Ahorros de la Inmaculada consiguiendo con ello la puesta en valor de este gran conjunto pictórico.3 El Boletín Oficial de Aragón de 30 de abril de 2004 publica la Orden de 2 de abril de 2004 del Departamento de Educación, Cultura y Deporte, por la que se completa la declaración originaria de Bien de Interés Cultural el denominado Castillo de los Calatravos, conforme a la Disposición Transitoria Primera de la Ley 3/1999, de 10 de marzo, de Patrimonio Cultural Aragonés, que incluye su delimitación, los bienes muebles integrantes del bien y el entorno afectado por la declaración.3 1
Descripción
Es uno de los castillos más complejos de Aragón, fundamentalmente debido a la organización mixta de ser al tiempo castillo y palacio. Por un lado destacan sus grandes dimensiones y la mezcla de estilos que se encuentran en él.2 4
La fortaleza presenta planta trapezoidal que abarca el complejo conjunto de edificaciones, que podemos ver divididas en dos grandes zonas:
- Zona norte, donde se localizan las construcciones medievales: la torre del homenaje (construida en estilo gótico, de planta cuadrada y cuatro alturas, con salas decoradas, una de ellas con pinturas alegóricas a la conquista de Valencia, datadas en el siglo XIV), el claustro ojival (adosado al muro sur de la capilla, con dos arcos apuntados por crujía, presenta restos de pinturas murales de carácter funerario datadas entre los siglos XIV y XV; de un solo piso con techo de vigas y su acceso se hace por una pequeña puerta románica) y la iglesia, todo construido siguiendo las pautas del estilo gótico, pese a que se puede ver una portada románica. También destaca en estas construcciones la conocida como Torre de Lanuza y la capilla del castillo (datada en el siglo XIII, de estilo románico y que constituyó la primera parroquia de Alcañiz. Dedicada a María Magdalena, presenta una sola nave con cubierta en bóveda de cañón apuntada, con una portada románica, que presenta decoración en taqueado jaqués, y que constituye una excepción en la comarca del Bajo Aragón. En su interior se conserva el sepulcro de don Juan de Lanuza).2 4
- Zona sur, de estilo barroco, donde se localizan el resto de las edificaciones que pertenecen en su mayoría al siglo XVIII, y en las que destaca el conocido como Palacio de los Comendadores (ocupado en la actualidad por el Parador Nacional). Destaca su fachada principal.2 4
El castillo de Alcañiz destaca por conservar una buena colección de pinturas murales góticas datadas a lo largo del siglo XIV.2 4 Estas pinturas murales son un importante conjunto de decoración de carácter narrativo histórico-caballeresco, con composiciones alegóricas de carácter religioso y profano. Las más antiguas, datan del año 1200 y son las que se encuentran en el atrio de la iglesia románica del castillo, o capilla, con escenas religiosas del Nuevo Testamento y una escena de combate entre soldados calatravos y defensores del Islam, destacado la figura del monarca.
El castillo-convento de Alcañiz comenzó a construirse en el siglo XII, conociendo diversas reformas y añadidos en el siglo XIV, fecha en la que se completaron sus dependencias conventuales. Hasta el siglo XVIII, se sucedieron en el castillo diversas reformas, lo cual le ha convertido en un conjunto heterogéneo que volvió a ser restaurado en el siglo XX, para convertirse en Parador Nacional.
Construido sobre los restos de un castro romano que allí hubo y probablemente de una alcazaba musulmana.
La zona donde se asienta el castillo y el pueblo de Alcañiz, toma su nombre de la población musulmana de "Alcanit" (cañizos o cañas), tomada por los cristianos en el siglo XII. La primera vez que se cita el nombre de Alcañiz es el 1140, en el Poema del Mio Cid.
Construido sobre los restos de un castro romano que allí hubo y probablemente de una alcazaba musulmana.
La zona donde se asienta el castillo y el pueblo de Alcañiz, toma su nombre de la población musulmana de "Alcanit" (cañizos o cañas), tomada por los cristianos en el siglo XII. La primera vez que se cita el nombre de Alcañiz es el 1140, en el Poema del Mio Cid.
Fue conquistada por primera vez por Alfonso I el Batallador en el 1117, quedando al cargo de don Sancho Aznar y recuperada definitivamente por Ramón Berenguer IV en 1157. La fortaleza y la villa fue otorgada a la Orden Militar de Calatrava en el 1179, por el rey Alfonso II de Aragón, convirtiendose en sede de la encomienda mayor de la Orden en Aragón. En este castillo estuvo el rey de Aragón Jaime I el Conquistador en su camino de conquista a Valencia, reuniendo las Cortes en 1238.
En 1283 la villa de Alcañiz se sublevó violentamente contra el poder señorial de la orden de Calatrava. La Encomienda Mayor de Calatrava se oponia a las ansias de libertad de Alcañiz, ala que Ramón Berenguer IV habia concedido carta de población en 1157. En la pugna venceria poco a poco la población.
En esta población se alcanzó el pacto de la Concordia para la corona de Aragón. Al morir Martin el Humano sin heredero legitimo, los parlamentos de Aragón, Cataluña y Valencia decidieron reunir unos representantes en la Iglesia de Santa Maria de Alcañiz, para buscar la solución. Se alcanzó una Concordia, en virtud de ella, nueve compromisarios, tres de cada reino, se reunirian en Caspe para escuchar a los pretendientes y decidir en derecho a quien correspondia la Corona. De los nueve, seis debian de estar de acuerdo y pertenecer a los tres parlamentos. Corria el año 1412 y del Compromiso de Caspe saldria elegido el rey de Castilla, Fernando de Antequera.
En Alcañiz se reunieron las Cortes de Aragón en 1371, 1436 y 1441. Carlos V, juró privilegios y franquicias de paso para las cortes de Monzón, en 1528. El único hecho de armas que conoció este castillo fue en 1462, cuando Juan de Hijar lo ocupó en defensa de los intereses del Principe de Viana.
Durante la guerra de la independencia, el castillo fue tomado por los franceses, aunque los españoles lo recuperaron en 1809. Este capitulo bélico dió origen al nacimiento de la llamada "Cruz de Alcañiz". Durante las guerras carlistas, el castillo de Alcañiz fue convertido en cuartel por Cabrera.
Fue rehabilitado ya en el siglo XX para adecuar sus estancias al Parador de Turismo que hoy dia cobija.
En 1283 la villa de Alcañiz se sublevó violentamente contra el poder señorial de la orden de Calatrava. La Encomienda Mayor de Calatrava se oponia a las ansias de libertad de Alcañiz, ala que Ramón Berenguer IV habia concedido carta de población en 1157. En la pugna venceria poco a poco la población.
En esta población se alcanzó el pacto de la Concordia para la corona de Aragón. Al morir Martin el Humano sin heredero legitimo, los parlamentos de Aragón, Cataluña y Valencia decidieron reunir unos representantes en la Iglesia de Santa Maria de Alcañiz, para buscar la solución. Se alcanzó una Concordia, en virtud de ella, nueve compromisarios, tres de cada reino, se reunirian en Caspe para escuchar a los pretendientes y decidir en derecho a quien correspondia la Corona. De los nueve, seis debian de estar de acuerdo y pertenecer a los tres parlamentos. Corria el año 1412 y del Compromiso de Caspe saldria elegido el rey de Castilla, Fernando de Antequera.
En Alcañiz se reunieron las Cortes de Aragón en 1371, 1436 y 1441. Carlos V, juró privilegios y franquicias de paso para las cortes de Monzón, en 1528. El único hecho de armas que conoció este castillo fue en 1462, cuando Juan de Hijar lo ocupó en defensa de los intereses del Principe de Viana.
Durante la guerra de la independencia, el castillo fue tomado por los franceses, aunque los españoles lo recuperaron en 1809. Este capitulo bélico dió origen al nacimiento de la llamada "Cruz de Alcañiz". Durante las guerras carlistas, el castillo de Alcañiz fue convertido en cuartel por Cabrera.
Fue rehabilitado ya en el siglo XX para adecuar sus estancias al Parador de Turismo que hoy dia cobija.
El castillo de Alcañiz es uno de los más complejos de Aragón, por su organización mixta de convento-palacio, sus grades dimensiones y la mezcla de estilos arquitectónicos que presenta. Situado sobre un alto, desde el que domina a la población, el recinto de la fortaleza posee una planta trapezoidal que recoge el heterogéneo conjunto. Este se halla claramente diferenciado en dos zonas: la Norte, en la que se agolpan las construcciones medievales, y la Sur, con el palacio barroco de los Comendadores de marcada estructura civil.
El conjunto monumental como acabamos de decir, se compone de dos partes: la torre del homenaje, el claustro ojival, y la iglesia, en estilo gótico, a la que habría que añadir una portada románica. El resto corresponde al siglo XVIII y es el llamado Palacio de los Comendadores. (es la parte que ocupa el Parador Nacional).
Nada mas pasado el arco de entrada, en el camino de ronda, nos encontramos en una explanada ante el palacio barroco del siglo XVIII. En el ala norte del alcazár están alineadas la capilla y la torre del homenaje. En el ángulo noroeste, la Torre de Lanuza. Al sur de la capilla y el claustro.
Capilla La capilla siglo XIII es la pieza principal de la etapa románica y fue la primera parroquia de Alcañiz. Esta dedicada a Maria Magdalena. La capilla de una sola nave y bóveda de cañon apuntado, tiene una de las escasas portadas románicas del bajo Aragón con un interesante ajedrezado jaqués. En el lado del evangelio se encuentran los restos de una obra de gran interés dentro de la escultura funeraria del renacimiento aragones: el sepulcro de don Juan de Lanuza.
De planta cuadrada y cuatro pisos de altura. En su interior destaca una de las salas decorada con pinturas murales sobre la conquista de Valencia, fechadas en el siglo XIV. Consta de una nave con cinco tramos, cubierta de bóveda de cañón apuntado, sobre arcos fajones que se apoyan en medias columnas o ménsulas.
Claustro El claustro, adosado al muro sur de la capilla tiene dos arcos apuntados por crujia. En el claustro también encontramos unos restos de pinturas murales, de temática funeraria. Tiene un solo piso, su techado es de vigueria y se accede a él por una pequeña puerta románica.
La torre del homenaje Situada al oeste de la capilla, es gótica, del siglo XIV, consta de cuatro plantas. En el bajo hay un portico al que se accede por una gran arcada ojival que se abre a la portada de la capilla románica; en el segundo, una ventana ojival de traceria entrelazada bajo arco cobijo apuntado; una ventana geminada de medio punto con finisimo mainel adorna el tercer cuerpo; y en el superior se abren dos sencillos huecos de medio punto.
La inferior que sirve de atrio a la capilla, conserva unas bellisimas pinturas murales francogóticas. Son en la planta baja y en la sala noble donde un conjunto de pinturas murales góticas, fechadas en el siglo XIV, constituyen una interpretación regional y local del estilo lineal o francogótico. Tienen la particualridad como luego veremos, que la mayor parte de ellas, su temática es civil y caballaresco (como por ejemplo, las hazañas de Jaime I el Conquistador).
El conjunto monumental como acabamos de decir, se compone de dos partes: la torre del homenaje, el claustro ojival, y la iglesia, en estilo gótico, a la que habría que añadir una portada románica. El resto corresponde al siglo XVIII y es el llamado Palacio de los Comendadores. (es la parte que ocupa el Parador Nacional).
Nada mas pasado el arco de entrada, en el camino de ronda, nos encontramos en una explanada ante el palacio barroco del siglo XVIII. En el ala norte del alcazár están alineadas la capilla y la torre del homenaje. En el ángulo noroeste, la Torre de Lanuza. Al sur de la capilla y el claustro.
Capilla La capilla siglo XIII es la pieza principal de la etapa románica y fue la primera parroquia de Alcañiz. Esta dedicada a Maria Magdalena. La capilla de una sola nave y bóveda de cañon apuntado, tiene una de las escasas portadas románicas del bajo Aragón con un interesante ajedrezado jaqués. En el lado del evangelio se encuentran los restos de una obra de gran interés dentro de la escultura funeraria del renacimiento aragones: el sepulcro de don Juan de Lanuza.
De planta cuadrada y cuatro pisos de altura. En su interior destaca una de las salas decorada con pinturas murales sobre la conquista de Valencia, fechadas en el siglo XIV. Consta de una nave con cinco tramos, cubierta de bóveda de cañón apuntado, sobre arcos fajones que se apoyan en medias columnas o ménsulas.
Claustro El claustro, adosado al muro sur de la capilla tiene dos arcos apuntados por crujia. En el claustro también encontramos unos restos de pinturas murales, de temática funeraria. Tiene un solo piso, su techado es de vigueria y se accede a él por una pequeña puerta románica.
La torre del homenaje Situada al oeste de la capilla, es gótica, del siglo XIV, consta de cuatro plantas. En el bajo hay un portico al que se accede por una gran arcada ojival que se abre a la portada de la capilla románica; en el segundo, una ventana ojival de traceria entrelazada bajo arco cobijo apuntado; una ventana geminada de medio punto con finisimo mainel adorna el tercer cuerpo; y en el superior se abren dos sencillos huecos de medio punto.
La inferior que sirve de atrio a la capilla, conserva unas bellisimas pinturas murales francogóticas. Son en la planta baja y en la sala noble donde un conjunto de pinturas murales góticas, fechadas en el siglo XIV, constituyen una interpretación regional y local del estilo lineal o francogótico. Tienen la particualridad como luego veremos, que la mayor parte de ellas, su temática es civil y caballaresco (como por ejemplo, las hazañas de Jaime I el Conquistador).
Palacio de los Comendadores Ocupa la zona sur del castillo de los Calatravos y es el siglo XVIII. Destaca su fachada principal , que continua la tradición del palacio aragonés tardo-renacentista. Flanqueada por dos torres y dividida en tres plantas: la inferior, de piedra sillar y las dos superiores de ladrillo. Un hermoso patio agrupa y armoniza tan diversas edificaciones. En la parte superior, la caracteristica galería aragonesa y un gran alero. Es desde 1968 el Parador Nacional.
Son las dependencias civiles y palaciegas de todo el conjunto. Fue reestructurada en 1728 y consta de un gran palacio de estilo renacentista aragonés, cuya fachada se halla flanqueada por dos torres medievales en origen. En su frente destaca la suntuosa portada barroca y los balcones.
Son las dependencias civiles y palaciegas de todo el conjunto. Fue reestructurada en 1728 y consta de un gran palacio de estilo renacentista aragonés, cuya fachada se halla flanqueada por dos torres medievales en origen. En su frente destaca la suntuosa portada barroca y los balcones.
Pinturas góticas El conjunto de pinturas murales góticas del castillo de Alcañiz está considerado como uno de los más importantes, completos y variados de la peninsula ibérica. Se suele fechar, con distintas precisiones según los autores, a lo largo del siglo XIV.
Su estilo es gótico lineal, caracterizado por las tintas planas, donde el color queda subordinado al dibujo. La técnica utilizada fue al fresco. La ejecución de las pinturas parece responder a más de una mano o taller y pudieron ser ejecutadas en distintos momentos. Se trata, en definitiva, de un complejo pictórico que tiene más interés por la gran variedad de temas tratados que por su propia calidad artística.
La temática es muy amplia, rica y compleja con un gran repertorio de escenas representadas: religiosas, funerarias, históricas, caballerescas, trovadorescas, alegóricas, simbólicas, etc. relacionandose cada una de ellas con el lugar y el ambiente en el que se situan: atrio de la iglesia, fachadas exteriores, torre del homenaje y claustro. Su ejecución tiene una clara intención narrativa, estando representadas con gran minuciosidad y detallismo por lo que algunos autores las han relacionado con las miniaturas. Son también muy interesantes e infrecuentes las pinturas conservadas en el exterior de las fachadas (zona del atrio y torre del homenaje), lo que demuestra que la arquitectura medieval se pintaba también externamente.
La mayor parte de sus figuras están representadas con un claro sentido de simplicidad y esquematismo. También es destacable el alto grado de abstracción que en muchos casos se observa en paisajes, castillos etc. En ocasiones, su profundo sentido narrativo se superpone al estético: se amontonan o agrupan en exceso las figuras, no se tiene en cuenta la proporción entre los objetos representados etc.
Pinturas del atrio En la fachada norte (planta baja de la torre del homenaje o atrio de la iglesia) se representan distintas escenas de la pasión de Cristo. En el registro superior, la Crucifixión; en el segundo registro, la Santa Cena; en la cartela bajo la imposta, una figura femenina nimbada (tal vez la Virgen Maria) y en el tercer registro se distinguen varias figuras enmarcadas por estructuras arquitectonicas y un ángel. En el centro de este muro y dominando la obra aparece un escudo nobiliario en relieve con un león rampante de oro, muy similar al que existe en la clave de la bóveda del atrio.
En la fachada oeste (muro opuesto a la entrada de la capilla) se distinguen tres registros: en el superior se desarrolla un combate entre musulmanes y cristianos, una magnifica escena de combate entre moros y cristianos flanqueados por dos torreones almenados, sobre los cuales sendos trompeteros vigilan o animan la batalla.. En el segundo, la leyenda del "encuentro de los tres vivos y los tres muertos". Y en el tercero, el ciclo de la infancia de Jesús: la Visitación y, problablemente, La Natividad. En la zona inferior se desarrollan unas interesantes franjas de motivos decórativos geométricos. En el ángulo superior izquierdo, un curioso personaje islámico saca la lengua en actitud burlesca.
En la fachada este o fachada románica de la primitiva iglesia, se representan distintas escenas del Juicio Final, presidida por un Pantocrator (Dios Padre sentado en su trono). Junto a él a la derecha aparecen una serie de figuras arrodilladas, ángeles, damas, etc., a su izquierda una compleja escena del infierno con ángeles, damas, demonios y condenados, entre ellos un rey, un monje y figuras de aspecto islámico, que sufren horribles tormentos entre el fuego eterno.
Pinturas exteriores En la fachada del atrio se conservan bastantes desdibujadas algunas escenas cortesanas y caballerescas con varios grupos de damas, castillos y palacios, caballeros, una lucha de torneo a pie etc. Existen también algunos restos muy perdidos en la parte exterior de la planta noble de la torre del homenaje.
Pinturas de la torre del homenaje En la primera planta (llamada Planta Noble) , nada más traspasar la pequeña puerta de acceso, veremos a la derecha (lado sur), varios registros: el superior y el segundo muestran una temática de carácter histórico-commemorativo; el tercero, el tema de "el salvaje y la doncella"; en el muro que cegó durante siglos el gran ventanal se desarrolló el tema clásico de la "rueda de la fortuna" (hoy trasladada al salón de plenos del ayuntamiento); y en el intrados del gran ventanal, lafigura del trovador (conservada también en el ayuntamiento) y la figura, hoy desaparecida de un ser fantastico, resultado de la unión de varias especies animales en un ser que adopta una postura humana.
La Rueda de la Fortuna es una clara alusión al paso del tiempo y al destino. Su motivo central es, lógicamente, la gran rueda que gira inexorablemente, entronizando o aplastando al hombre. Lo definen dos circunferencias concentricas unidas por ocho radios equidistantes, decoradas interiormente por arquillos semicirculares, semejantes a los de los rosetones medievales. En el centro entronizada y con el protanismo que le confiere el tema, se representa a la diosa Fortuna: figura femenina sedente e inmovil, vestida con amplios ropajes. Su disposición, sobre el eje mismo de la rueda, alude a su condición de elemento regulador del devenir histórico. Alrededor y en una clara composición circular se representan cuatro figuras humanas, coincidiendo con lo que serían las horas y los cuartos de un gran reloj (aunque en este caso, las saetas girarian en sentido contrario).
Su estilo es gótico lineal, caracterizado por las tintas planas, donde el color queda subordinado al dibujo. La técnica utilizada fue al fresco. La ejecución de las pinturas parece responder a más de una mano o taller y pudieron ser ejecutadas en distintos momentos. Se trata, en definitiva, de un complejo pictórico que tiene más interés por la gran variedad de temas tratados que por su propia calidad artística.
La temática es muy amplia, rica y compleja con un gran repertorio de escenas representadas: religiosas, funerarias, históricas, caballerescas, trovadorescas, alegóricas, simbólicas, etc. relacionandose cada una de ellas con el lugar y el ambiente en el que se situan: atrio de la iglesia, fachadas exteriores, torre del homenaje y claustro. Su ejecución tiene una clara intención narrativa, estando representadas con gran minuciosidad y detallismo por lo que algunos autores las han relacionado con las miniaturas. Son también muy interesantes e infrecuentes las pinturas conservadas en el exterior de las fachadas (zona del atrio y torre del homenaje), lo que demuestra que la arquitectura medieval se pintaba también externamente.
La mayor parte de sus figuras están representadas con un claro sentido de simplicidad y esquematismo. También es destacable el alto grado de abstracción que en muchos casos se observa en paisajes, castillos etc. En ocasiones, su profundo sentido narrativo se superpone al estético: se amontonan o agrupan en exceso las figuras, no se tiene en cuenta la proporción entre los objetos representados etc.
Pinturas del atrio En la fachada norte (planta baja de la torre del homenaje o atrio de la iglesia) se representan distintas escenas de la pasión de Cristo. En el registro superior, la Crucifixión; en el segundo registro, la Santa Cena; en la cartela bajo la imposta, una figura femenina nimbada (tal vez la Virgen Maria) y en el tercer registro se distinguen varias figuras enmarcadas por estructuras arquitectonicas y un ángel. En el centro de este muro y dominando la obra aparece un escudo nobiliario en relieve con un león rampante de oro, muy similar al que existe en la clave de la bóveda del atrio.
En la fachada oeste (muro opuesto a la entrada de la capilla) se distinguen tres registros: en el superior se desarrolla un combate entre musulmanes y cristianos, una magnifica escena de combate entre moros y cristianos flanqueados por dos torreones almenados, sobre los cuales sendos trompeteros vigilan o animan la batalla.. En el segundo, la leyenda del "encuentro de los tres vivos y los tres muertos". Y en el tercero, el ciclo de la infancia de Jesús: la Visitación y, problablemente, La Natividad. En la zona inferior se desarrollan unas interesantes franjas de motivos decórativos geométricos. En el ángulo superior izquierdo, un curioso personaje islámico saca la lengua en actitud burlesca.
En la fachada este o fachada románica de la primitiva iglesia, se representan distintas escenas del Juicio Final, presidida por un Pantocrator (Dios Padre sentado en su trono). Junto a él a la derecha aparecen una serie de figuras arrodilladas, ángeles, damas, etc., a su izquierda una compleja escena del infierno con ángeles, damas, demonios y condenados, entre ellos un rey, un monje y figuras de aspecto islámico, que sufren horribles tormentos entre el fuego eterno.
Pinturas exteriores En la fachada del atrio se conservan bastantes desdibujadas algunas escenas cortesanas y caballerescas con varios grupos de damas, castillos y palacios, caballeros, una lucha de torneo a pie etc. Existen también algunos restos muy perdidos en la parte exterior de la planta noble de la torre del homenaje.
Pinturas de la torre del homenaje En la primera planta (llamada Planta Noble) , nada más traspasar la pequeña puerta de acceso, veremos a la derecha (lado sur), varios registros: el superior y el segundo muestran una temática de carácter histórico-commemorativo; el tercero, el tema de "el salvaje y la doncella"; en el muro que cegó durante siglos el gran ventanal se desarrolló el tema clásico de la "rueda de la fortuna" (hoy trasladada al salón de plenos del ayuntamiento); y en el intrados del gran ventanal, lafigura del trovador (conservada también en el ayuntamiento) y la figura, hoy desaparecida de un ser fantastico, resultado de la unión de varias especies animales en un ser que adopta una postura humana.
La Rueda de la Fortuna es una clara alusión al paso del tiempo y al destino. Su motivo central es, lógicamente, la gran rueda que gira inexorablemente, entronizando o aplastando al hombre. Lo definen dos circunferencias concentricas unidas por ocho radios equidistantes, decoradas interiormente por arquillos semicirculares, semejantes a los de los rosetones medievales. En el centro entronizada y con el protanismo que le confiere el tema, se representa a la diosa Fortuna: figura femenina sedente e inmovil, vestida con amplios ropajes. Su disposición, sobre el eje mismo de la rueda, alude a su condición de elemento regulador del devenir histórico. Alrededor y en una clara composición circular se representan cuatro figuras humanas, coincidiendo con lo que serían las horas y los cuartos de un gran reloj (aunque en este caso, las saetas girarian en sentido contrario).
En la derecha vemos a un hombre que con gesto alegre y actitud dinámica asciende pletórico de fuerzas y con la gran copa de la vida colmada de proyectos e ilusiones. Estamos ante la imagen evidente de la ambición humana. Sobre su cabeza se lee la inscripción gótica REGNABO (reinaré), En la parte más alta de la rueda se dispone un hombre, en clara actitud de triunfo y majestad, nos muestra una copa en cada mano, simbolo del equilibrio entre el pasado y el futuro. A ambos lados de su cuerpo se distribuyen las letras correspondientes al término latino REGNO (reino). A la izquierda se representa a un hombre en plena caida, intentando en vano asir la copa que ya ha perdido. Junto a él, aparece la elocuente inscripción REGNAVIT (reiné). Y por último, bajo la rueda y aplastada por ella -el tiempo y el destino- vemos una figura totalmente derrotada y humillada. A su izquierda se lee SUM SINE REGNO (estoy sin reino, carezco de reino). Estamos, pues, ante la caprichosa "rueda de la fortuna" que indistintamente encumbra o abate. Claro simbolo de la vanidad de este mundo y de la incertidumbre del destino humano, sometido al capricho de la diosa fortuna.
El otro fragmento en poder del Ayuntamiento, se representa a un joven musico que con actitud serena y placentera tañe un instrumenteo de cuerda, problablemente un laúd.
En el primer arco de esta misma estancia vemos un desfile de caballeros y el detalle de una ciudad (en la cara sur), y otro desfile militar (en la cara norte), con la entrada en una ciudad que bien puede ser Valencia o Granada según otros autores. Existen representaciones de ciudades amuralladas, torres defensivas, una interesante escena de desembarco con dos barcazas y un delfín entre las aguas.
En el segundo arco continúan las representaciones de ejércitos y desfiles de caballeros (abundando especialmente un emblema heráldico de la luna) en torno a una figura central de caballero con maza de guerra; un campamento militar; un grupo de sirvientes que llevan caballos; representaciones de paisajes y una ciudad amurallada, etc. En el intradós de este arco se conserva, excepto dos figuras (las de enero y febrero) un magnifico mensario o calendario medieval, que representa los distintos meses del año mediante escenas propias de cada uno de ellos: la siega, la trilla, la vendimia, la matanza del cerdo, etc.
En el muro oeste o de acceso a la torre, se conservan bastantes desdibujadas algunas escenas de temática cortesana caballeresca destacando tres damas en las ventanas de un castillo que despiden a un caballero que se aleja ("el castillo del amor" con las "damas dolientes").
Pinturas del claustro En una de las capillas sepulcrales se conserva la figura de San Miguel matando al dragón infernal. Junto a él aparece un toro yaciente y restos de una fortaleza con torreones, así como una figura dibujada en negro que parece representar a un pastor o un músico tocando un instrumento de viento. En el lado sur del contrafuerte de esta misma capilla aparece una escena de la Crucifixión esbozada con carboncillo sobre un fino revoque con las imágenes muy desdibujadas de Cristo crucificado, San Juan, Maria y el sol y la luna humanizados.
El otro fragmento en poder del Ayuntamiento, se representa a un joven musico que con actitud serena y placentera tañe un instrumenteo de cuerda, problablemente un laúd.
En el primer arco de esta misma estancia vemos un desfile de caballeros y el detalle de una ciudad (en la cara sur), y otro desfile militar (en la cara norte), con la entrada en una ciudad que bien puede ser Valencia o Granada según otros autores. Existen representaciones de ciudades amuralladas, torres defensivas, una interesante escena de desembarco con dos barcazas y un delfín entre las aguas.
En el segundo arco continúan las representaciones de ejércitos y desfiles de caballeros (abundando especialmente un emblema heráldico de la luna) en torno a una figura central de caballero con maza de guerra; un campamento militar; un grupo de sirvientes que llevan caballos; representaciones de paisajes y una ciudad amurallada, etc. En el intradós de este arco se conserva, excepto dos figuras (las de enero y febrero) un magnifico mensario o calendario medieval, que representa los distintos meses del año mediante escenas propias de cada uno de ellos: la siega, la trilla, la vendimia, la matanza del cerdo, etc.
En el muro oeste o de acceso a la torre, se conservan bastantes desdibujadas algunas escenas de temática cortesana caballeresca destacando tres damas en las ventanas de un castillo que despiden a un caballero que se aleja ("el castillo del amor" con las "damas dolientes").
Pinturas del claustro En una de las capillas sepulcrales se conserva la figura de San Miguel matando al dragón infernal. Junto a él aparece un toro yaciente y restos de una fortaleza con torreones, así como una figura dibujada en negro que parece representar a un pastor o un músico tocando un instrumento de viento. En el lado sur del contrafuerte de esta misma capilla aparece una escena de la Crucifixión esbozada con carboncillo sobre un fino revoque con las imágenes muy desdibujadas de Cristo crucificado, San Juan, Maria y el sol y la luna humanizados.
El Castillo de Castellote es una fortaleza que se emplaza sobre una peña de color grisáceo que domina la villa de Castellote (Teruel, España).
Características
El castillo posee unas dimensiones de aproximadamente 130 m en su eje mayor, por 50 m de anchura. De planta irregular, sus tres recintos están dispuestos escalonadamente, dado el desnivel del terreno en el que se asienta. Se accede a pie por un camino que parte de la Iglesia de San Miguel, pero originariamente se accedía a través de un puente levadizo. Actualmente se conservan restos de cuatro torres, destacando la torre del homenaje por su gran envergadura: 24 m por 6 m, con un grosor de sus muros de casi 3 m, donde aún se observan vanos de iluminación.1
Historia
Edad Media
Las primeras noticias del castillo datan de 1168, cuando fue definitivamente reconquistado a los musulmanes por Alfonso II el Casto, si bien la población ya figuraba con el nombre de Castellot en documentos eclesiásticos de 1148 y 1158, lo que permite suponer la existencia del recinto entonces.2 Probablemente la fortaleza fuera árabe en origen3 y, de acuerdo a algunos autores, constituye un «ejemplo de los primitivos castillos levantados por las órdenes militares y podemos estimarlo de comienzos del siglo XIII».4
En octubre de 1188, el señor del castillo de Castellote, el noble Gascón de Castellot, ingresó en la Orden del Santo Redentor, donando la fortaleza a esta orden militar. Al disolverse esta Orden ocho años más tarde, el castillo pasó a formar parte de la Orden del Temple. A principios del siglo XIV, la extinción de los templarios dio como resultado la llegada al castillo de los sanjuanistas (1317), quienes allí permanecieron hasta 1769.
Edad Contemporánea
Con la Primera Guerra Carlista, la fortaleza volvió a tener importante protagonismo. El pretendiente Don Carlos, tras visitarla en 1837, ordenó al General Cabrera que la modernizara y ampliara con el fin de convertirla en uno de los baluartes carlistas del Maestrazgo.5
El 23 de marzo de 1840, los liberales al mando del General Espartero atacaron la ermita de San Macario y San Cristóbal en Castellote, debiendo los defensores replegarse al castillo. Esa noche, los ataques de artillería de los liberales destruyeron numerosas aspilleras, el torreón de la Atalaya y los principales bastiones, la torre del homenaje y numerosos muros.3 Espartero mandó un parlamentario para que se rindieran los defensores, prometiéndoles que se les respetaría la vida. Los sitiados, que tenían órdenes de no parlamentar, destruyeron el puente de acceso como señal de rechazo.
La contienda continuó durante los dos días siguientes, y los isabelinos finalmente lograron tomar el edificio oriental del castillo; no obstante, al intentar luego entrar en el torreón, último reducto de los carlistas, fueron rechazados. En un momento dado, se decidió minar la única torre que continuaba en pie, aunque esta iniciativa finalmente no se llevó a cabo.
A la postre, los sitiados, dada cuenta su desesperada situación, se rindieron el 27 de marzo. Espartero se encargó de que a los sitiados se les respetara la vida y les elogió delante de sus tropas por su heroica defensa de la plaza.3 Tras varios días de ataque con artillería, el Castillo de Castellote quedó prácticamente en ruinas. Tras la victoria sobre los carlistas, Espartero ordenó la desmantelación total del edificio.
La restauración del Castillo fue realizada durante 2011 por el Ayuntamiento de Castellote con la colaboración de los Ministerios de Fomento y Cultura, dentro de los Planes para la conservación del Patrimonio Arquitectónico e Histórico.
Castillo de Castellote
El Castillo de Castellote se localiza de forma estratégica sobre un abrupto escarpe rocoso que domina el conjunto de la población. Este emplazamiento hizo que, desde su construcción la fortaleza haya sido objeto de disputa en todas las guerras que han tenido como escenario de batalla el Maestrazgo, desde la Reconquista hasta las Guerras Carlistas.
Pese a la importancia que tuvo en el pasado, tan solo conservan restos de la sala capitular, la torre del homenaje –de casi 12 metros de ancho-, algunos aljibes y unos pocos tramos de sus muros originales.
La topografía del terreno provoca que su planta sea irregular, contando en origen con cuatro recintos amurallados y un puente levadizo, lo que da idea de la entidad de la fortaleza, que se estima pudo alcanzar los 130 metros en su eje mayor y una anchura que en el punto máximo rondaba los 50.
Iglesia Parroquial de San Miguel
Templo de la primera mitad del siglo XV, está compuesto por una sola nave de tres tramos con capillas laterales entre los contrafuertes y construida en sillería. En 1936 un incendio acabó con la cubierta original, rehaciéndose con bóvedas de medio cañón. A pesar de que no cuenta con campanario, su aspecto exterior resulta monumental, sobresaliendo por su volumen y posición elevada sobre los tejados de la localidad.
Del exterior destaca su portada, compuesta por una sobria decoración de estilo gótico levantino entre la que encontramos representaciones de dragones, leones y sirenas, en clara referencia al gusto de la época por recuperar la iconografía propia del arte románico. Como en el caso de otras fachadas góticas, sobre la portada de la de Castellote también encontramos un rosetón de proporciones considerables.
Ermita de la Virgen del Agua
Ermita urbana, localizada en una céntrica plaza de la localidad, se trata de un templo construido en el siglo XVII, de planta irregular, como consecuencia de que el templo original fue ampliado una vez iniciada su construcción. Cuenta con dos naves de un solo tramo cubiertas por bóvedas de arista, más un crucero revestido por cúpula sobre pechinas. Del exterior destaca su portada -enmarcada por dos columnas torsas-, y la torre, situada en la cabecera.
Ermita del Llovedor
Tanto por su arquitectura como por el bello paraje en el que se enclava, la visita a la ermita del Llovedor resulta más que recomendable. Situada en la cara norte de la misma pared rocosa en la que se asienta el castillo, es una obra del siglo XVIII, de nave única cubierta por techo plano. Tanto el presbiterio como la sacristía aprovechan una hendidura de la roca para adentrarse ligeramente en el seno de la montaña.
Torreón templario
Desde este torreón se podían controlar las avanzadillas de musulmanes que llegaban por el río Guadalope. Es un edificio muy interesante porque mantiene muchos componentes arquitectónicos que caracterizan ambas funciones (apoyo a la defensa del castillo y más recientemente, cárcel) El edificio fue rehabilitado e inaugurado en el año 2007 y ahora alberga un centro de interpretación de la Orden del Temple que nos sumerge en el pasado histórico de la villa templaria de Castellote. En el Torreón encontraremos una musealización amena y ágil que nos ayudará a entender la importancia de la Orden del Temple y de su legado hasta nuestros días.
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