Visión general y significado
Encargado por el noble Gabriel Vendramin, La tempestad es una de las obras más enigmáticas de la Historia del Arte.1 Se considera por unanimidad como autógrafa de Giorgione, sin embargo, es su significado el que ha dado lugar a mayores discusiones. Existen numerosas hipótesis sobre el significado de la obra, que van desde diferentes episodios bíblicos, mitológicos o hasta una representación alegórica de la fortuna, la fortaleza o la caridad.2
En el inventario de la familia Vendramin figuraba como Mercurio e Isis. También ha sido identificado como un tema inspirado en el Polífilo de Francesco Colonna e incluso como El hallazgo de Moisés. Podría ser una escena de La infancia de Paris, o del mito de Paris y Enone, entroncado con la novela pastoril. Otras teorías afirman que se trata de un retrato del propio pintor y su familia.
Según el profesor italiano Salvatore Settis, la ciudad del fondo representaría el Paraíso terrenal, las dos figuras serían Adán y Eva con su hijo Caín. El rayo, basándose en la mitología griega y en la religión judía, representaría a Dios, expulsándolos del Edén. Las columnas rotas, por lo tanto, se referirían a a la mortalidad de los hombres como condena por el pecado original.
En cambio, según Waldemar Januszczak, se trata del mito de Deméter y Yasión, y el niño sería su hijo Pluto; el rayo, entonces, simbolizaría a Zeus. Este crítico lo argumenta, además, por la aparición en el cuadro de una grulla, símbolo de Deméter, en el tejado del edificio del fondo.
Marcantonio Michiel, que la conoció unos años después de su realización, la cita simplemente como El pequeño paisaje en lienzo con la tempestad, la zíngara y el soldado. Esto se relaciona con las teorías sobre que La tempestad es simplemente una escena alegórica o que Giorgione no tuvo intención de ceñirse a ningún mito.1
En la escena aparecen una mujer y un hombre:
La mujer
Un mujer, sentada a la derecha, amamanta a su bebé. Está desnuda, excepto por un lienzo blanco que le recubre los hombros, símbolo sugerente pero también de pureza e inocencia.
Por su barriga redonda y por el hecho de estar dando el pecho, podría simbolizar a la fertilidad o a la maternidad. Sin embargo, algunos críticos opinan que representa la caridad. También se puede suponer una posible asociación de la mujer con la Virgen María criando aJesús. Esto lo uniría a multitud de Madonnas del Renacimiento, aunque en este caso la escena sería claramente profana, siguiendo el estilo de su autor.
El hombre
Un hombre, posiblemente un soldado, sosteniendo una asta o pica, permanece en la postura del clásicocontrapposto a la izquierda. Sonríe y mira a la derecha, pero parece no ver a la mujer.
Los historiadores del arte han identificado al hombre con un soldado, un pastor o un gitano. Los rayos X han revelado que en lugar del hombre, Giorgione pintó originariamente otra mujer desnuda. Para algunos, representa la firmeza o la fortaleza. Éstos señalan a los columnas detrás del hombre. Las columnas suelen simbolizar la fuerza o la firmeza. Aunque en este caso, se encuentran rotas, un clásico símbolo de la muerte.
Algunos destacan las cigüeñas del tejado de la derecha. Las cigüeñas, en ocasiones, representan el amor paterno-filial.
El paisaje
Podría representar un paisaje de la Arcadia, en las afueras de una ciudad. La escena se completa con un arroyo, árboles y ruinas. Las oscuras nubes del cielo se iluminan por la luz del relámpago, anunciando la inminente tormenta.
Los colores son apagados y la iluminación tenue. Dominan los colores fríos como verdes y azules. El paisaje no es un mero telón de fondo. Giorgione pintó el paisaje para darle un protagonismo. Se dice de La tempestad que más que unas figuras en un paisaje es un paisaje con figuras. La naturaleza se convierte aquí en auténtica protagonista, a la que todo lo demás se le subordina como simples elementos. La hipnótica representación de la inminente tempestad actúa como símbolo del poder de la naturaleza. Solamente los pintores británicos del siglo XIX volverán a plasmar la exaltación de los fenómenos atmosféricos, que junto a las ruinas, son elementos puramente románticos.
Influencia
- Los historiadores del arte consideran que La tempestad fue una influencia directa sobre el Desayuno sobre la hierba de Manet.
La urraca sobre el cadalso (en neerlandés, Ekster op de Galg) es una obra delpintor flamenco Pieter Brueghel el Viejo. Es un pequeño óleo sobre tabla, prácticamente cuadrada, pues mide 45,9 cm x 34 cm. Se exhibe actualmente en elMuseo estatal de Hesse (Hessisches Landesmuseum) de Darmstadt, Alemania. Data del año 1568.
El cuadro presenta un claro en el bosque donde hay tres campesinos danzando música de gaitas, junto a una horca sobre el que está posada una urraca. El cadalso se alza en el centro del cuadro, dividiéndolo en dos partes, una composiciónmanierista con el lado derecho más «abierto» y el izquierdo más «cerrado»,1 con la urraca cerca del centro exacto del cuadro. El cadalso parece formar un «objeto imposible», parecido a un triángulo de Penrose, con las bases de los postes plantados de manera aparente uno junto al otro, pero con el lado derecho del miembro de la cruz retrocediendo hacia el fondo, y una iluminación contradictoria.
Otra urraca se asienta sobre una roca en la base del cadalso, cerca del cráneo de un animal. Las únicas personas ocupan la parte izquierda del primer plano: un hombredefeca ebn las sombras a la izquierda, mientras que otros miran a los tres danzarines. A la derecha se alza una cruz con un molino de agua detrás. El fondo se abre a una vista de un valle fluvial, con una ciudad a la izquierda y un castillo sobre un promontorio rocoso por encima, y una torre en otro afloramiento rocoso a la derecha, y colinas lejanas y el cielo por detrás. Tras los danzarines se alzan dos árboles entrelazados, un motivo usado por Brueghel en un dibujo anterior de osos jugando en un bosque. La impresión de profundidad se logra por la progresión de los tonos castaños densos que dominan el primer plano, a través de tonos medios verdosos en la media distancia, hasta los azules y grises claros del fondo.
La pintura de Brueghel se creó el año posterior a la llegada del Duque de Alba, a los Países Bajos españoles, enviado por el rey españolFelipe II para aplastar la rebelión holandesa. El cadalso puede representar la amenaza de ejecución de aquellos que predicaban la nueva doctrina protestante, y la pintura puede aludir a varios proverbios flamencos. Hay una alusión directa a los proverbios neerlandeses de bailar o cagar sobre el cadalso, lo que significa una burla al estado.2 También alude a la creencia de que las urracas son cotillas, y que el cotilleo lleva al ahorcamiento.2 Y que la manera en que la horca destaca sobre prados amenos.3
No se sabe por qué o para quién se pintó el cuadro. Su fecha de 1568 hace de este cuadro uno de los últimos de Brueghel antes de fallecer en 1569; de hecho, quizás sea su obra final.2 Brueghel pidió a su esposa que quemara algunos de los cuadros a su muerte, pero le dijo que conservara La urraca sobre el cadalso para ella misma.
La Verdad, el Tiempo y la Historia, también conocido como España, el Tiempo y la Historia y (con nula verosimilitud, dada su fecha, muy anterior a la misma) como Alegoría de la Constitución de 1812,1 es un cuadro pintado por Francisco de Goya hacia 1800 que constituyó uno de los óleos de una serie de dos alegorías relativas al progreso científico y económico que podrían haber decorado la biblioteca de la residencia palaciega gubernamental de Manuel Godoy, máximo mandatario de la España de su época bajo el reinado de Carlos IV. Tales alegorías, de alcance político, proliferaron en la Francia revolucionaria.
Este cuadro, junto con otro de igual altura que representaba una Alegoría de la Poesía, se encontró en Cádiz a mediados del siglo XIX, por lo que existe la hipótesis de que el cuadro fuera encargo de Sebastián Martínez (que tenía importantes bibliotecas en Madrid y Cádiz en 1800) y no de Godoy. La obra se halla actualmente en elMuseo Nacional de Estocolmo de Suecia.
Análisis
Todo parece confluir en la representación de la Historia y de la Verdad histórica. El Tiempo, alado y con un reloj de arena que simboliza el paso de los instantes y la llegada de la muerte, trae del brazo a la Verdad, que se representaba desnuda para simbolizar la ausencia de disfraz o enmascaramiento. La Verdad reina sobre todo, es la figura central, y porta un cetro y un libro, que encierra la verdad histórica.
En el boceto preliminar se observa esta figura central desnuda, y apareció vestida en el cuadro definitivo por la inconveniencia que podría suponer un desnudo en esta época. Sentada, aparece la Historia en sí misma, escribiendo la crónica de los hechos y, posiblemente, en continuidad con otro libro ya escrito en el que se apoya. La Verdad, el Tiempo y la Historia preservan el espíritu de la Ilustración de la ignorancia y los males que conlleva, sobre todo para el buen gobierno. Si se relaciona esta alegoría con el palacio de Godoy, se asociaría un modelo de Historia al correcto mandatario, como un «espejo de príncipes», lugar común habitual desde la Edad Media. El árbol inclinado en escorzo representaba en este periodo usualmente a la Libertad.
Sin embargo, otra interpretación de la alegoría quiere ver en la figura central a España y al anciano que la lleva una figura de la nueva época que comienza. Según ella España, con indumentaria blanca, lleva en la mano la Constitución de Cádiz de 1812 y en la otra un cetro, que significaría la superioridad de la Constitución sobre el régimen absolutista. En primer plano se situaría la Historia, también desnuda, pues la Historia debe ser verdadera, que anota el suceso a la vez que pisa el antiguo corpus jurídico periclitado. Según esta interpretación Goya abiertamente declara en 1812 (que es cuando se dataría según esta teoría el cuadro) como un liberal convencido y lo hace explícito, sin miedo a ver peligrar su posición como Primer Pintor de Cámara del Rey y apostando por «la Pepa» o Constitución de 1812.
Sin embargo, la iconografía de las figuras alegóricas es de raigambre neoclásica, a pesar de que hay quien ve en el estilo de este cuadro rasgos similares a los de su producción del período de la Guerra de la Independencia Española, como las Majas en el balcón (1810 - 1814).
Hay que recordar que este tipo de alegorías fueron abundantes durante la Revolución francesa y se relacionaban con los acontecimientos políticos que iban a imponer lasoberanía nacional, los derechos del ciudadano y la Constitución como forma de gobierno más o menos imperfecta. En España, la «Oda a la invención de la imprenta», escrita en 1798 en su primera redacción por Manuel José Quintana —luego publicada, limando los pasajes más revolucionarios, en 1802; uno de cuyos ejemplares regaló el poeta a Goya—, relacionaba el progreso político y social con el papel que en la difusión de estas ideas tenía la imprenta. Manuel Godoy admiró y cito este poema en sus Memorias y pudo encargar una pintura inspirada en el poema entre 1802 y 1805 (Glendinning, loc. cit.), el periodo de las reformas de su residencia palaciega. En dicha «Oda» se abordaba la inconveniencia del Absolutismo y de sus instituciones más obsoletas, en particular, la de la Inquisición. Alababa en este texto los valores de la Revolución francesa de libertad, igualdad y fraternidad y vinculaba el éxito de estas ideas a la publicación de libros que las propagaran.
En cuanto al estilo se aprecia la textura de raso de la túnica de la Verdad, en contraste con los ocres y verdes de las sombras, sin embargo las figuras alegóricas no están demasiado idealizadas. También hace juego con la sensación táctil de las plumas de la figura alada. La técnica de la pincelada es enérgica, sin detenerse en la minucia del detalle. Los pliegues de los ropajes y las sombras, mirados de cerca, parecen fragmentos de pintura abstracta. La luz, celestial, inunda los blancos y los hace nacarados, dando a todo el conjunto una riqueza y profundidad aérea que evoca a Velázquez.
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