viernes, 23 de noviembre de 2018

INVENTOS POR PAÍSES - ESPAÑA


El Ictíneo I fue un sumergible o submarino construido por el inventor español Narciso Monturiol entre 1858 y 1859. Medía 7 m de eslora, 2,5 de manga y 3,5 de calado. Su finalidad inicial era facilitar la pesca de coral.



Ictíneo I
Ictineu I Museu Marítim Barcelona.jpg
Réplica del Ictíneo I delante del Museo Marítimo de Barcelona.
Banderas
Bandera de España
Historial
Viaje inaugural1859
Bajaenero de 1862
DestinoAbordado por un buque de carga
Características generales
Desplazamiento10 t
Esloram
Manga2,5 m
Calado3,5 m
PropulsiónHumana
ProfundidadCalculado para 500 m
Probado a 50 m
Tripulación4
Capacidad7 m³


Concepción del sumergible[editar]

Monturiol concibió la idea de construir un sumergible tras presenciar en el Cabo de Creus la muerte de un recolector de corales; se propuso entonces fabricar un barco capaz de hundirse y que permitiera arrancar y recoger sin riesgos el coral desde su interior.2​ Sin embargo, aunque anotó sus primeras ideas en 1848, las mantuvo en secreto durante casi once años: carecía de los fondos necesarios para el proyecto, y además sospechaba que éste, muy avanzado para su época, sería objeto de la burla general.3
El nombre Ictíneo era el resultado de combinar las palabras del griego antiguo ichtus (pez) y naus (barco). En palabras de Monturiol, se trataba de un «barco-pez»: «su forma es la del pez, y como él tiene el propulsor en la cola, aletas para la dirección, vejigas natatorias y lastre para estar en equilibrio con el agua desde el momento en que se sumerja».4

Características[editar]

El Ictíneo I, construido principalmente en madera, constaba de dos cascos diferenciados: el interior o casco de presión era esférico y tenía una capacidad de 7 m3, mientras que el casco exterior o ligero tenía forma de pez con una sección elíptica inspirada en el prototipo de Wilhelm Bauer que ya navegaba en el año 1851. En el espacio entre ambos se situaban los tanques de flotación, un depósito que suministraba oxígeno para la respiración e iluminación, y otro tanque de hidrógeno que alimentaba una lámpara oxhídrica para iluminar las profunidades marinas.2
La nave tenía un propulsor plano de aleta accionado por cuatro hombres de la tripulación. La inmersión se conseguía mediante una hélice horizontal que podía dar vueltas en ambos sentidos, poseía bombas de densidad y aire, con la finalidad de asegurar la estabilidad y flotación del ingenio. El buque estaba equipado con una serie de herramientas específicas para la pesca del coral, ya que éste era el objetivo principal del proyecto.4

Historial[editar]

Para desarrollar el proyecto, Narciso Monturiol formó una sociedad en 1857 con el propósito de ensayar la nave de su invención. Presentó públicamente una memoria en 1858, una vez conseguidos los primeros fondos. Durante el verano de 1859 realizó varias inmersiones en privado con su prototipo, y la primera presentación en público tuvo lugar el 23 de septiembre en el Puerto de Barcelona, con una duración de 2 horas y 20 minutos, alcanzando los 20 m de profundidad; el sumergible estaba diseñado para alcanzar los 40 m, pero unas abolladuras en el forro impermeable producidas durante la botadura hicieron que no se alcanzara la profundidad máxima.2
Finalmente, las pruebas oficiales se llevarían a cabo en el Puerto de Alicante, con presencia de autoridades como los entonces ministros de Marina —Juan de Zavala— y Fomento —Antonio Cánovas del Castillo—. El ensayo tuvo lugar el día 7 de marzo de 1861, tan solo unos meses después de que en el mismo puerto se desarrollaran las pruebas del aparato buzo inventado por Cosme García.5​ El prototipo de Monturiol recorrió la distancia prefijada de 3,5 millas.2
El éxito parcial del proyecto supuso un gran entusiasmo popular;6​ pero a pesar de ello, no obtuvo ningún tipo de apoyo gubernamental.7​ Como consecuencia, Monturiol escribió una carta a la ciudadanía, animando a una suscripción popular, con la que consiguío 300.000 pesetas de los ciudadanos españoles. Con el capital obtenido, se constituyó la empresa La Navegación Submarina con el proyecto de desarrollar el Ictíneo II.2
El Ictíneo fue el primer sumergible o submarino con finalidades no bélicas, si bien Monturiol ya tenía previsto su posterior uso militar.8​ Realizó 69 inmersiones en total, todas ellas sin ningún accidente, ya que, a diferencia de los precursores y contemporáneos de Monturiol, para éste, la seguridad de los tripulantes era su principal preocupación.










El Ictíneo II fue un sumergible o submarino construido por el inventor español Narciso Monturiol en 1864, como un desarrollo mejorado del anterior prototipo Ictíneo I, también construido por Monturiol y que se había botado en junio de 1859. Fue el primer submarino propulsado por vapor y su botadura se produjo en el Puerto de Barcelona el 2 de octubre de 1864.


Ictíneo II
Ictineo II.jpg
Réplica del Ictíneo II en el Puerto de Barcelona.
Banderas
Bandera de España
Historial
Botado2 de octubre de 1864
Viaje inaugural20 de mayo de 1865
Baja1868
DestinoDesguazado
Características generales
Desplazamiento46 t
Eslora14 m
Manga2 m
Calado3 m
PropulsiónMáquina de vapor
Velocidad4,5 nudos
Profundidad30 m
Capacidad29 m³


Características[editar]

En comparación con su predecesor el Ictíneo I, concebido para la recolección del coral, el nuevo submarino tenía unas dimensiones mayores, ya que se ideó pensando esta vez en su utilización como barco industrial e incluso con aplicaciones militares.2​ medía 14 m de eslora, 2 de mangay 3 de calado, con un volumen de 29 . Se construyó con madera de olivo, refuerzos de roble y una capa de 2 mm de cobre. La parte superior tenía una cubierta de 1,3 m de ancho con tres ojos de buey de vidrio de 10 cm de grosor y 20 cm de diámetro. Desde la vela o torreta se controlaba el timón mediante un engranaje de tornillo sin fin.
Cuatro compartimentos estancos de 8 m³ situados simétricamente de banda a banda, garantizaban la flotabilidad del submarino cuando los tanques estaban vacíos. Estos compartimentos podían ser inundados a voluntad para sumergirse. Sin embargo, aparecieron problemas de estanqueidad desde las primeras pruebas, de modo que se determinó que los 30 m serían su mayor profundidad posible. Emerger a la superficie se conseguía inyectando aire a los compartimentos con una bomba. Un peso que se desplazaba longitudinalmente a través de un raíl, permitía mantener la horizontabilidad durante la navegación submarina.1​ Este mecanismo era controlado por el timonel. El Ictíneo II tenía también un mecanismo de escape que permitía soltar lastre y emerger a la superficie en caso de emergencia.3

Plano del interior del Ictíneo II (1858).
Sin embargo, la invención más importante de Monturiol para este sumergible, fue el motor anaeróbico, junto a la solución del problema de renovación del oxígeno en un contenedor hermético; En el prototipo anterior el propulsor de la nave era accionado por los cuatro hombres de la tripulación, pero la velocidad resultaba insuficiente aun aumentando el número de tripulantes. Monturiol optó por introducir un motor mecánico, pero descartando los de gas o petróleo y optando por una máquina de vapor, cuyo combustible era un compuesto químico de magnesioperóxidozinc y cloruro de potasio que reaccionaba generando la temperatura necesaria para la producción del vapor y producía un gas, oxígeno, el cual se recogía en tanques y posteriormente se utilizaba para la respiración de la tripulación y para la iluminación interior.45
A causa de problemas financieros, el Ictíneo II fue vendido como chatarra en 1868. Una réplica del submarino fue construida en 1992, y se podía observar en el Puerto de Barcelona.
Ningún otro sumergible utilizó un sistema de propulsión anaeróbica hasta 1940, cuando la armada alemanaprobó un sistema utilizando los mismos principios a partir del peróxido de hidrógeno como combustible en las turbinas Walter; éstas sirvieron de motor en el submarino experimental V-80 y posteriormente los Tipo XVII.[cita requerida] La Royal Navy construyó a partir de 1958 dos submarinos experimentales, Explorer class, que tenían como fuente de energía el Peróxido de Hidrógeno HTP y Gasóleo, para mover una turbina de vapor. Las limitaciones de la propulsión aeróbica fueron finalmente solucionados con la botadura del primer submarino nuclear, el USS Nautilus.










El laringoscopio es un instrumento médico simple que sirve principalmente para examinar la glotis y las cuerdas vocales.
El inventor del primer laringoscopio fue el maestro de canto operístico Manuel García. Su desarrollo posterior y la utilización del laringoscopio en la práctica médica se debe en gran parte al médico alemán Johann Czermak.



Estructura[editar]

El aparato se compone de dos partes:
  • Un mango para manejar el instrumento. En el caso de los laringoscopios de fibra óptica o con otro tipo de fuente luminosa, el mango contiene en su interior las pilas que alimentan la bombilla o la fuente luminosa.
  • Una hoja que sirve para apartar la lengua y la epiglotis. Al final de la hoja se encuentra usualmente una fuente luminosa (una pequeña bombilla o un punto de luz de fibra óptica de origen en el mango). La hoja puede ser reutilizable, en cuyo caso debe esterilizarse después de cada uso, o desechable.

Tipos de hojas[editar]

  • Hoja de Macintosh: Se conoce como hoja o rama curva, con una curva parabólica con el tercio distal recto, que es la distancia entre dientes y cuerdas vocales y permite colocar la punta en el ángulo constituido por la epiglotis con la base de la lengua.
  • Hoja o rama recta Jackson-Winsconsin y hoja o rama recta con punta curva Miller: Se introduce por debajo de la superficie laríngea de la epiglotis, desplazando hacia delante y arriba con lo que se eleva la epiglotis. Es útil en casos de epiglotis flácidas y en pacientes pediátricos menores por las características anatómicas.

Manejo: Laringoscopia[editar]

Previamente a su uso, es indispensable comprobar su correcto funcionamiento, apertura y cierre, así como asegurarse de que la iluminación de la punta es la correcta. Debe tenerse en cuenta que el objetivo más habitual de la laringoscopia es la colocación de un tubo endotraqueal para aislar y asegurar la vía aérea en procedimientos de emergencia o bien para anestesia general.
Posición del paciente: Existe la creencia generalizada de que el cuello se debe hiperextender, pero esto no es correcto pues dificulta la visión al adelantar la glotis. Por lo tanto, la posición más adecuada para la laringoscopia es la denominada "posición de olfateo". Ésta se consigue flexionando el cuello sobre el tronco, y luego extendiendo la cabeza sobre el cuello a nivel de la articulación atlantooccipital. Para facilitar dicha posición debe usarse un cojín no compresible de unos 7 centímetros de grosor. De éste modo se consigue la alineación de los tres ejes (oral, faríngeo y laríngeo), necesaria para la correcta visualización de la laringe. En pacientes inmovilizados con collarín por traumatismo cervical no es posible alinear correctamente los tres ejes, resultando la laringoscopia más difícil de realizar.
La posición debe garantizar el acceso a la laringe con el menor trauma posible. La entrada del laringoscopio implica adecuada protección de la arcada dentaria. El laringoscopio está diseñado para sujetarse con la mano izquierda.
El manejo de los labios durante el proceso de introducción de la pala del laringoscopio evita que sean aprisionados entre éste y la dentadura minimizando las lesiones. La pala debe introducirse por la comisura derecha para desplazar la lengua hacia la izquierda despejando la visión hacia la faringe.
Al continuar la laringoscopia, una vez identificada la pared posterior de la faringe, la punta del laringoscopio se debe inclinar hacia arriba para buscar la epiglotis. En éste momento es preciso no realizar palanca sobre los dientes, debe realizarse un movimiento de tracción suave y firme aplicando la fuerza en un ángulo aproximado de 45º.
Una vez identificada la epiglotis, el siguiente paso varía en función de la hoja de laringoscopio que se emplee. Si se usa una pala curva tipo Macintosh, (de uso más habitual entre los profesionales de urgencias, anestesiología y cuidados intensivos), la punta se aloja en la vallécula, y al presionar sobre ésta se producirá la elevación de la epiglotis de manera indirecta. Si se emplea una pala recta tipo Miller, se levanta la epiglotis directamente con la punta del laringoscopio. Ésta maniobra presenta ventajas en los pacientes con epiglotis laxas o relativamente grandes, típicamente los pacientes pediátricos. A continuación, se introduce suavemente el laringoscopio un poco más, y se levanta la punta para visualizar la glotis, momento en el cual se procede a la intubación orotraqueal si procede.
Una vez asegurada la vía aérea, si se pretende realizar cirugía sobre la glotis, adenoides o estructuras adyacentes, se accede mediante el laringoscopio operatorio tipo Kleinsasser, acomodando el instrumento con el fin de obtener la mejor exposición posible del campo quirúrgico. fijándolo posteriormente con su respectivo soporte sobre una superficie firme antes de proceder a la cirugía. Es indispensable contar con una buena fuente de luz para controlar la punta del laringoscopio operatorio y no lesionar la pared posterior de la faringe. Una situación que se presenta con frecuencia es el trauma de dicha zona al comprimir la mucosa contra la parte anterior de las vértebras cervicales durante la cirugía. Es recomendable en todos los casos advertir al paciente acerca de las posibles complicaciones relacionadas con estos procedimientos.

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