HISTORIA DE LA ESCLAVITUD .-
VENTA DE ESCLAVOS.
Entre los múltiples avisos aparecidos en el telégrafo mercantil se destacan aquellos que ofrecen esclavos en venta. Minuciosos, precisos y detallistas, reflejan elocuentemente ciertas características de la sociedad virreinal:
Doña Josefa Caballo, quiere vender 2 esclavos suyos, marido y muger, con una hijita de pechos como de edad de 1 año en 800 ps. libres de escritura y alcabala, mozos, sanos, y libres de todo vicio; el marido en 350 ps. y la muger con la hijita en 450 ps. y esta es costurera, lavandera y planchadora.
D. Juan Mariano Ferrera, Maestro de primeras letras en el barrio de S. Juan, vende 1 Negro criollo de 22 años, es buen Peón de campo, en cantidad de 360 pesos libres.
ECONOMIA DE EXPANSION Y MANO DE OBRA.
Aunque aun antes del descubrimiento de América existiera una coyuntura económica favorable a la esclavitud y un precedente legal abundante, no podríamos encontrar entera satisfacción en ese hecho como para explicarnos la presencia de los primeros negros en el Nuevo Mundo, ni mucho menos el gran incremento que la trata experimente de
La primera legislación americana sobre esclavos negros es nueve años posterior ala fecha del descubrimiento, lo que nos muestra que los grupos blancos y negros llegaron prácticamente al mismo tiempo. La legislación a que nos referimos son las Instrucciones dadas por la Corona en 1501, que prohibían la inmigración a las nuevas tierras de esclavos, judíos, moros y nuevos convertidos, limitándola sólo a los cristianos que hubieran nacido entre cristianos, es decir, a los que hubieran nacido en la Península.
Durante la segunda mitad del siglo XV los navegantes genoveses, portugueses y andaluces emplearon frecuentemente esclavos negros en las tripulaciones de sus naves. Tenemos, por otra parte, cierta certidumbre de que algunos de los caballeros que acompañaron a Colón, en su segundo viaje de carácter colonizador traían esclavos en su mesnada.
PUNTOS DE APOYO PARA SU CONSOLIDACION EN AMERICA
El rey de España y el Consejo de Indias otorgaron a los conquistadores un serie de garantías, regalías y excepciones estas se refirieron muchas veces a la esclavitud negra. Los conquistadores recibieron autorizaciones para introducir cantidades considerables de esclavos negros en sus gobernaciones.
Permisos para pasar a las Indias con un número de esclavos que fluctuaba entre tres y ocho se les dio a casi todos los funcionarios nombrados por el Consejo en el siglo XVI : virreyes, gobernadores, oidores, contadores, fundidores, dignidades eclesiásticas y hasta los simples párrocos. La mayoría de estos funcionarios les estaba vedado servirse de la población indígena para fines domésticos o comerciales. Aunque no pagaban derechos por su introducción y les estaba prohibido venderlos, esta última disposición casi nunca se cumplió, y constituía este mecanismo de entrada de negros una de las formas más seguras y baratas de mantener un pequeño mercado negrero, hasta en las regiones más impensadas del Nuevo Mundo.
El esclavo negro fue un objeto de comercio que llegó a todas partes con la conquista misma, no después de ella. En las huestes que pusieron sitio a la ciudad maravillosa de Tenochtitlán, en las que en un golpe de suerte y de audacia apresaron a Atahualpa, en las que atravesaron las cumbres de los Andes para llegar a los valles de Chile; en todas ellas se vendían y compraban esclavos negros, alternando el comercio y la guerra y con los actos de toma de posesión y las fundaciones de las primeras ciudades. Los armadores de estas expediciones de descubrimientos y conquistas incluían en sus bagajes a los esclavos negros que habían conseguido por privilegios reales y los vendían a elevados precios si la partida había resultado económicamente provechosa.
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