OBRAS DE CÁTULO .-
el primero aunque fueran muchos miles,
¿has vuelto a casa junto a tus penates,
tu anciana madre y tus buenos hermanos?
Has vuelto. ¡Para mí qué gran noticia!,
pues sano te veré y oiré de Iberia
contar historias, pueblos y lugares,
como haces siempre, y tomándote el cuello,
tu alegre boca besaré y tus ojos.
Oh, de todos los hombres más felices
¿quién más feliz que yo? ¿quién más dichoso?
que muestres las tinieblas que te esconden.
Por ti pregunto en el Campo Menor,
por ti en el Circo y en las librerías,
por ti en el templo sagrado de Júpiter.
Amigo, en el paseo de Pompeyo
paré a la vez a todas las muchachas
aunque había en sus rostros mucha calma,
mas, con todo, ay, así te reclamaba:
« ¡Devolvedme a Camerio, mujerzuelas! ».
Y desnudando el seno dijo una:
«En mi pezón de rosa, ¡aquí se esconde!».
... Pero aguantar es ya labor de Hércules.
¿Con tal soberbia, amigo, me desdeñas?
Dime dónde has de estar, sal ya sin miedo,
entrégate a la luz con confianza.
¿Te retienen quizás niñas de leche?
Si en la boca tu lengua has sepultado
perderás del amor todos los frutos,
pues a Venus le alegran las palabras.
Aunque cierra la boca, si eso quieres,
mas dame parte al menos en tu amor.
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