lunes, 31 de octubre de 2016

Arte - Historia de la pintura

Pintura decimonónica de Francia


El siglo XIX es el gran siglo de la pintura francesa. Los distintos movimientos artísticos surgen en Francia y de ahí se expanden a toda Europa, siendo franceses los artistas más destacados. Se trata de movimientos vinculados en muchas ocasiones a los avatares políticos y a las concepciones filosóficas de cada momento.

Neoclasicismo

Napoleón visitando a los apestados de Jaffa, 1804, por Gros
A caballo entre los siglos XVIII y XIX se desarrolla el neoclasicismo. Surgió en Francia como reacción a los excesos rococós. Encarna los ideales de la Ilustración, buscando cierto regreso a la antigüedad clásica. Es un arte surgido de la sociedad aristocrática, pero que logra su mejor encarnación en la Revolución francesa. Se convierte en el arte de la revolución primero y del Imperio Napoleónico después.
Los pintores reprodujeron los principales hechos de la revolución y exaltaron los mitos romanos, a los que se identificó con los valores de la revolución. Influye en la primera mitad del siglo XIX, pero su creatividad se agota con la terminación del imperio en 1815.
El artista más destacado es Jacques-Louis David (1748-1825), prototipo de artista revolucionario que se convierte en el pintor oficial de la era napoleónica. En 1784 presenta a sus contemporáneos la obra el Juramento de los Horacios, que plantea un espacio preciso en el que los personajes se sitúan en un primer plano. Predomina el dibujo sobre el color. De todas las pinturas de los años 1790, sobresale La muerte de Marat (1793). Otras obras destacadas de este pintor fueron El rapto de las sabinas y La coronación de Napoleón I en Notre Dame (1805-7).
Antoine-Jean Gros (1771-1835), el mejor dotado de los discípulos de David, sigue a Napoleón en sus campañas, lo que refleja en cuadros como Bonaparte en Arcola o Napoleón visitando a los apestados de Jaffa (1804), considerada su mejor obra.
Esta línea neoclásica fue seguida por Jean Auguste Dominique Ingres (1780-1867), muchos años después de que fuera una estética superada por otras corrientes artísticas posteriores. En él predomina la corrección del dibujo. No pudo evitar ser influido por ciertas tendencias del romanticismo, como los desnudos y el exotismo de cierta tendencia orientalizante, como se refleja en La Odalisca.

Romanticismo

La balsa de la Medusa, por Géricault
El Romanticismo como movimiento estético se originó en Alemania, pero es en la pintura, en particular la francesa, donde más se aprecia esta nueva sensibilidad.
Los primeros rasgos románticos en la pintura francesa aparecen en algunos discípulos de David, en concreto, Louis Girodet (1767-1824) con su obra El sueño de Endimión (1792); y François Gérard (1770-1837), con retratos al estilo sentimental de la nueva época: Retrato de Mme. de Staël o en el Retrato de Mme. Recamier (1802).
El romanticismo pictórico francés surge en torno a 1815, año del Congreso de Viena, como reacción al clasicismo de la época napoleónica, siendo de esta manera, en un primer momento, la pintura de la Restauración. Posteriormente, adquiere tintes liberales y revolucionarios. Su reinado se prolonga hasta 1848.
Pintores románticos franceses fueron:
  • los discípulos de Ingres, Hippolyte Flandrin (1809-1864) y Théodore Chassériau (1819-1856), que evidencian la tensión entre el clasicismo y el romanticismo.
  • Pierre Proudhon (1758-1823)
  • Théodore Géricault (1791-1824), cuya obra más conocida es La balsa de la Medusa cuya obra apareja consigo una estremecedora historia . Es considerado el más grande pintor que produjo en romanticismo.
  • Eugène Delacroix (1798-1863), con obras como Las matanzas de Quíos y La muerte de Sardanápalo. Fue autor de cuadros revolucionarios y también de temas árabes, influidos por su viaje a Argelia en 1832, o su genial "Grecia muriendo en las ruínas de Missolonghi" que pocas veces ha salido del Museo de bellas Artes de Burdeos.En este sentido la Embajada de Francia consiguiò con gran esfuerzo, desde octubre del 2011, la màs completa exposiciòn jamàs hecha de la obra de Delacroix fuera de Francia. La inauguarciòn en la magníficamente expuesta por CaixaForum contó la intervención de aquellos a los que debemos que tan excelsa exposición podamos tenerla en Madrid. Gracias en particular por el gran empeño llevado en la labor de compilaciòn de la mayor parte de la obra del genial autor y la intervenciòn y el trabajo realizados por parte del Embajador de Francia Bruno Delaye, el Diplomàtico francés Sacha Passy de Thellier y la Cònsul Annie Mari.
  • Paul Delaroche .Se produce en esta época toda una corriente orientalista, representada por Decamps (1803-60), Fromentin (1820-76) y Dehodencq (1822-82).

Realismo

El Ángelus, 1857-1859, por Millet
La revolución francesa de 1848 marca el punto de inflexión para el auge del realismo. El realismo pictórico alcanzó su máximo esplendor en Francia, desde donde se difunde a toda Europa. Esta corriente artística predomina hasta, aproximadamente, el año 1874.
Esta tendencia está emparentada con el positivismo filosófico. La pintura es, junto a la novela, la forma de expresión artística más genuina del realismo. Frente a la pintura oficial, representada por el academicismo, los pintores realistas dejaron a un lado los temas sobrenaturales y mágicos y se centraron en temas más corrientes. Su principal tema es la vida cotidiana de las clases medias y bajas, criticando de esta forma a la burguesía. Primero se da un paisaje realista. Toman la palabra después los pintores realistas más combativos y auténticamente socialistas, como Courbet.
Ya desde 1831 se aprecia una evolución hacia el realismo, con obras que reflejan un paisaje realista. Es la época en que comienza a pintar el paisajista Camille Corot (1796-1875), pintor de transición entre el paisaje clásico y el realista. Tuvo gran importancia como antecesor del impresionismo, al concentrar su atención en espacios más planos y más sencillos, en superficies más luminosas, aunque nunca llegó a fragmentar la luz en sus componentes cromáticos. Entre sus obras, puede citarse La Catedral de Chartres.
Decididamente realistas son Paul Huet y otros representantes de la Escuela de Barbizon. Se les conoce por este nombre al haberse instalado en la aldea de Barbizon, cerca de Fontainebleau. El primero que se instaló allí fue Théodore Rousseau (1812-67). En 1846 llegaron Julen Dupré (1811-89) y Narcisso Virgilio Díaz de la Peña(1808-67); posteriormente se les unió Charles-François Daubigny.
Hay una segunda fase del realismo, que puede ser llamada testimonial, cuyo tema favorito es el pueblo y sus miserias, reflejados en grandes lienzos con gran frialdad y vigor. Iniciador de esta corriente es Jean-François Millet (1814-75), cuya obra más conocida es El Ángelus (1857-59)
Más combativo desde el punto de vista político fue Gustave Courbet (1819-77), rechazado en el Salón de 1847 y que en 1855 instaló un barracón en la exposición universal de París sobre el “Realismo”. Sus obras más conocidas son Los picapedreros, El entierro en Ornans y El Taller.
En la misma tendencia que Courbet se enmarca la obra de Honoré Daumier (1808-79), con gran número de caricaturas políticas realizadas a lo largo de treinta años. Sus lienzos, en cambio, tuvieron poco eco.

Impresionismo

En 1874 se celebra en Francia la primera exposición colectiva de los impresionistas. Es considerado el movimiento más importante en la pintura de las últimas décadas del siglo XIX. El impresionismo busca un lenguaje nuevo basado en un naturalismo extremo.
Los impresionistas habían tenido un precedente en Camille Corot y en la Escuela de BarbizonÉdouard Manet (1822-83) es considerado un precursor del movimiento. En 1863 presenta, en el “Salón de los Rechazados”, esto es, de aquellos no admitidos a exponer en el Salón oficial de la academia, Le Dejeuner sur l’herbe (Almuerzo sobre la hierba), que crea un gran escándalo. Volvió a suscitar comentarios en 1865, cuando presentó Olimpia. Otra obra famosa de este autor es Fusilamiento de Maximiliano.
Impresión:sol naciente, 1872, por Monet
El año decisivo del movimiento impresionista fue 1869, cuando Renoir (1841-1919) y Claude Monet (1840-1926) pintaron juntos en La Grenouillère del Bois de Boulogne. Este grupo de pintores se reunía en el Café Guerbois, en la Rue de Batignolles, cerca del taller de É. Manet. Monet y Camille Pissarro conocieron en Londres a Durand-Ruel (1831-1922), que se convirtió en el marchante "oficial" del grupo. Su primera exposición colectiva es de 1874, en la que ya estaba Impresión: sol naciente de Monet que, burlonamente citada por un crítico, dio nombre al grupo.
Artistas del grupo impresionista:
  • De la producción de Monet, el más “impresionista” del grupo, destacan: Estación de Saint-Lazare, Catedral de Ruan, Las regatas de Argenteuil, Nympheas.
  • Alfred Sisley (1839-99) se dedicó más bien a pintar paisajes.
  • Renoir, en cambio, se dedica con profusión a las pinturas humanas. De sus obras, merecen destacarse Le Moulin de la Galette y Los bañistas.
  • Edgar Degas se aparta un poco de las características comunes del grupo, al pintar más bien interiores y escenas urbanas con luz artificial. Su obra más famosa quizá sea El ajenjo (L'absinthe); Destacan sus series sobre bailarinas, las carreras de caballos y los desnudos femeninos en diversas fases de la tolilette.
  • Berthe Morisot
  • Paul Cézanne (1839-1906) trabajó en Aix-en-Provence. Obras destacadas: Bañistas, Arlequín, Muchacho del chaleco rojo.
Los artistas hicieron otras siete exposiciones. Cézanne, Monet, Renoir y Sisley, con el tiempo, dejaron de participar en ellas. Y se añadieron nuevos nombres: Cassatt, Gauguin, Redon, Seurat y Signac, ya postimpresionistas.
La influencia del impresionismo se deja notar hasta comienzos del siglo XX.

Postimpresionismo

Retrato de Vincent van Gogh,1888, por Gauguin
Con este nombre se conoce a un grupo heterogéneo de artistas que pintan entre 1886 y 1907, entre la última exposición impresionista y el surgimiento del cubismo. Entre sí tienen poco que ver, pues cada uno tiene su propia personalidad. El post-impresionismo era tanto una extensión del impresionismo como un rechazo a sus limitaciones.
El punto de inflexión viene marcado por el año 1886, año en que el holandés Van Gogh se instala definitivamente en Francia para aprender y pintar, y coincide con la última exposición de los impresionistas.
Fueron artistas post-impresionistas los siguientes:

Puntillismo

Una corriente particular dentro del postimpresionismo es el puntillismo o “divisionismo”, que aparece por primera vez en el Salón de los Independientes de 1884, encabezado por los pintores neoimpresionistas Georges Seurat (1859-1891) y Paul Signac (1863-1935), discípulo del anterior y teórico del movimiento. Estos artistas yuxtapusieron puntos de colores puros en vez de pinceladas sobre tela; estos puntos, vistos desde la distancia, se funden en la retina del espectador, creando nuevos colores.

Simbolismo

El simbolismo fue un movimiento literario y pictórico iniciado en Francia y Bélgica en las décadas de 1880 y 1890.
Faetón, 1878, por Moreau
Pintores simbolistas franceses fueron:
  • Gustave Moreau (1826-1898): gran dibujante y de gran virtuosismo técnico. Es un narrador de sueños y extrañas visiones. La fuente de inspiración principal es la mitología. Obras: La aparición, El rapto de Europa, Orfeo, Edipo, Salomé, Galatea, La Esfinge.
  • Pierre Puvis de Chavannes (1824-1898) es el más idealista del grupo. Utiliza tintas planas, subordinadas a un buen dibujo. Obras: El pobre pescador, Bosque sagrado, Musas inspiradoras.
  • Odilon Redon (1840-1916): cultivó un estilo de colores puros y una temática fantasiosa, buscando una síntesis entre el sueño y la vida. Es el más puro de los simbolistas. Representa lo mágico, lo visionario y lo fabuloso. Obras: El sueño, La Esfinge, El nacimiento de Venus, Las flores del mal, Mujer y flores.

Escuela de Pont-Aven

Desde 1873 la villa de Pont-Aven es frecuentada por los alumnos de la Escuela de Bellas Artes de París. Allí estuvo Gauguin en 1886 y en 1888 se instala un grupo de pintores dispuestos a seguir sus enseñanzas al margen de la Academia. Participan en la exposición del Café Volpini en 1889. Ese mismo año, Gauguín marcha para Tahití y el grupo se desvanece.
Sus obras se caracterizan por el uso libre del color, aplicado en grandes manchas y con tintas planas. Son una síntesis entre el estilo impresionista y el simbolista.
Entre los pintores más destacados de Pont-Aven están:
  • Emile Bernard: Bretones bailando en la pradera,
  • Charles Laval: Autorretrato,
  • Jacob Isaac Meyer Haan: Bretonas tejiendo cáñamo,
  • Paul Serusier: Naturaleza muerta con escalera,
  • Claude-Emile Schuffenecker: Los acantilados de Concarneau,

Los Nabi

El crítico de arte Robert Fry fue el primero en el utilizar el término "post-modernismo" para referirse al grupo Les Nabis, que en realidad son la segunda generación simbolista. Los nabís son seguidores de las ideas estéticas de la escuela de Pont-Aven. Intentaron que el impresionismo se acercase al simbolismo. Su concepción estética es fundamentalmente decorativa. Utilizan colores planos, con un gran sentido estético. Proyectaron vidrieras y usaron litografías y grabados; decoraron teatros, portadas de libros y revistas, trabajando por encargo.
Pintores dentro de esta corriente fueron Pierre Bonnard (Retrato de Nathanson y la señora Bonnard) y Edouard Vuillard (Autorretrato).
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El Realismo es tan multimilenariamente viejo como el arte mismo. Existe desde Altamira y sus manifestaciones nos despiertan muchas y variadas sensaciones. El Egipcio sentado en el Louvre, nos deja estupefactos. Un retrato de la Roma Imperial, nos impone, Velázquez nos hace penetrar en la interioridad humana.
Gustave Courbet (1819-1877) Gustave Courbet, Los picapedreros Gustave Courbet, El Entierro de Ornans
Ya más cercanos a nosotros mismos, nos desconciertan ciertas obras hiperrealistas o híperfotográficas, dispuestas a dejar perplejo al espectador más exigente con la representación más veraz. Todo ello, porque el Realismo no ha sido nunca un modo de ver y hacer unívoco que se limita a reproducir lo visible, y aunque todos ellos han tenido una clara voluntad de saber ver y aprehender directamente lo que se percibe, la mayoría se movieron en el entorno de muy distintos planteamientos existenciales e ideológicos, que enriquecieron el puro realismo. Fue voluntad de este punto de vista comprometerse con distintos empeños y tuvieron los antiguos y esporádicos realismos, fe en el hombre y sus respectivas creencias. Sin embargo, el Realismo del siglo XIX nacería de un determinado positivismo, cree en lo que se podía tocar y palpar, como el empirismo científico. Decidido, a contraponer lo objetivo al subjetivismo romántico, no tardó en cargarse su literatura y responsabilidades y quiso ser portavoz fundamentalmente de inquietudes políticas. Se hizo docente. Ejerció el patriotismo exageradamente nacionalista de un instante. Hay que tener en cuenta que la mayoría de las obras más ambiciosas del siglo XIX, debían realizarse con la mirada puesta en los salones y certámenes nacionales e internacionales y serían los expertos los llamados a premiarlas. Cada vez eran más los espectadores y entendidos.

Nace el gusto por el pintar en sí. Por otra parte, el burgués prefiere el arte anecdótico, banal y superficial porque no desea que el arte le añada un quebradero de cabeza más a todos los que le viene proporcionando el siglo con cierta frecuencia. En consecuencia, desea que se reduzca al mínimo el asunto literario narrado en la pintura.

Hay que tener presente que desde la segunda mitad del siglo XIX, el mundo ha sufrido una gran transformación y consecuentemente a medida que avanza el siglo, se convierte el Realismo en algo bien distinto, aunque participa de ciertos rasgos comunes con el Realismo inicial. Se trata del Naturalismo a quien le interesa la observación y reproducción de lo natural pero concediéndole una alta categoría al mimetismo. Lo que para el Realismo había sido un medio, la imitación de lo visible, para el Naturalismo se convierte en un fin y se piensa que el arte no puede ser otra cosa que la imitación de la naturaleza. Desde la Península Ibérica hasta Rusia, Realismo y Naturalismo son cultivados en dosis masivas.

En general, se acepta que el Realismo decimonónico nace con el francés Gustave Courbet (1819-1877) aunque hubiese tenido una cierta comparecencia en la poética romántica con Gericault y Delacroix. Fuera de Francia, Goya nunca rompió el cordón umbilical que le unía con el Realismo del siglo XVII español.
Jean-François Millet (1814-1875) Jean-François Millet, El Angelus Jean-François Millet, El Hombre de la azada Jean-François Millet, Las Espigadoras
Coubert pinta sirviéndose de grandes manchas con gruesos toques de negro. Reacciona contra todo lo clásico. Su Mujer durmiendo, en nada se parece a una Venus. Los Picapedreros son un retazo de la vida trabajadora. Es evidente que no se exalta el trabajo, sino que late una condenación de esta vida, como expresión de las ideas políticas. ElEntierro de Ornans nada tiene que ver con el Entierro Del Conde Orgaz. El primero es un cuadro desconsolador, nos muestra un pequeño cementerio donde unos campesinos ven como ‘dan tierra’ a uno de los suyos, cada personaje representa su papel, todo es verdadero y de una conmovedora realidad; el segundo eleva el espíritu.

Coubert alcanza el genio cuando se entrega sin predisposición a pintar la naturaleza. Su obra tiene todo el valor de un símbolo. Su proceder sin atadura ha sido la causa de su éxito. Su realismo no parece estar cargado de la crudeza con la que en su tiempo fue juzgado. Sus lienzos, especialmente, los de paisajes, rezuman carga poética. Se dice que no admitía más lecciones que las que le daba la naturaleza: ‘Yo soy su alumno’. Sólo escuchaba a su instinto y no creía más que lo que veían sus ojos. Cada una de sus obras adquiría para él el valor de un manifiesto.

Jean-François Millet (1814-1875), pinta temas lejos del trajín de la ciudad. Campesinos que creen, rezan y aman el trabajo, ajenos a las ideas políticas del momento. A veces se ha considerado su obra como un alegato a Coubert. Otros piensan que no. El Hombre de la azadaEl AngelusLas Espigadoras, guardan un romanticismo en su real factura, pero sus luces alumbran ya el camino del Impresimo. Si Coubert representa el camino del Realismo puro, el del siglo XIX, Millet nos ha deparado un Realismo clásico camino del Impresionismo.
En Francia se consolida el Realismo gracias a la ayuda de los literatos. El Naturalismo de Zola coincide con el Realismo de Coubert.
Édouard Manet (1832-1883) Édouard Manet, Desayuno sobre la hierba Édouard Manet, El torero muerto 
La mayor parte de la obra de Édouard Manet (1832-1883) está imbuida de sentido realista. Trata de unir la tradición clásica del Renacimiento con el espíritu realista. Desayuno sobre la hierba y Olimpya produjeron escándalo y se prohibió su incorporación a los museos.

La novedad que incorpora Manet radica en la utilización de las figuras como soporte del tema. Sus telas, aunque muy trabajadas, dan sensación de haber sido pintadas de una sola vez. En ellas los volúmenes están como aplastados, y los claros chocan sin transición con los oscuros. Pronto se adivina que es una nueva teoría del color lo que aquí expone el artista. La renovación de la pintura de Manet se basa en la eliminación del tema que es ordinariamente realista. El pintor representa la escena sin corregirla, componerla o juzgarla, rechaza toda intervención en la escena. Esto se refleja perfectamente en El torero muerto donde sin anécdotas nos muestra a la muerte como una crónica documental. Esto mismo sucede en la literatura. La obra más representativa del Realismo, Madame Bovary (1857) de Flaubert persiguió lo mismo que la pintura: suprimir todo análisis y juicio moral en los personajes. Su indiferencia a lo hora de describir los sucesos más sórdidos, lograron una crónica de la vida trivial de lo más expresiva.

Jean-Louis-Ernest Meissonier (1815-1891) representa en Francia una pintura de historia, reaccionaria y academicista, que trataba de resucitar las glorias napoleónicas. Famoso por sus temas costumbristas, militares y sus retratos, tratados con una pincelada rápida y precisa a la vez, se hallaba en el extremo opuesto de Coubert.

En España, el Realismo está representado por la pintura de Historia que añade escasa gloria al arte nacional. Enormes lienzos se cubren con figuras y de un sin fin de detalles secundarios que desperdigan la atención. Esta pintura deriva de la romántica pero entre ambas hay mucha diferencia. El artista romántico pinta con el afán de exaltar el espíritu nacional pero sin gran preocupación por la exactitud histórica de la indumentaria y el ambiente. El artista realista es erudito y da más importancia a la verosimilitud. El asunto es lo importante en estos cuadros, razón por lo cual es el deleite de los comentaristas de historia de los Museos. Los cuadros son verdaderos trozos del pretérito, de modo que el asunto principal se desvirtúa.
La rendición de Bailén de José Casado Alisal El fusilamiento de Torrijos, de Antonio Gisbert Doña Juana la loca acompañando el cadáver de Felipe el Hermoso, de Francisco Pradilla
El Estado y las corporaciones públicas son los principales clientes. Se solicitan inmensos lienzos para llenar las paredes de los inmensos salones públicos. Pero una pintura puede descalificarse si se encuentra un error histórico. Los cuadros restallan heroísmo y abnegación, pues de alguna manera se quiere poner de manifiesto la importancia de las personas que gobiernan. Hay una presuntuosa carrera de ‘patriotismo’. Esta pintura de histórica, alcanzó un grado muy alto de cotización en perjuicio de otros géneros como el del ‘paisaje’.

La alta calidad del retrato en esta época pone de manifiesto el despilfarro de energías que se hicieron por centrarse solamente en un género tan perecedero como el de historia. La verosimilitud mató la inspiración y ello hace que la nómina de pintores de historia no tenga relieve y vale más citar cuadros que autores, como: La rendición de Bailén de José Casado Alisal (1832-1886) inspirado en Las lanzas de Velázquez; El fusilamiento de Torrijos, de Antonio Gisbert (1835-1902); Doña Juana la loca acompañando el cadáver de Felipe el Hermoso, de Francisco Pradilla (1841-1921) o Los amantes de Teruel de Antonio Muñoz Degrain. (1841-1924), así como otros cuadros pintados por Eduardo Cano, José Moreno Carbonero, Ulpiano Checa, etc.

El mejor cuadro de historia de esta época es El testamento de Isabel la Católica, 1824, de Eduardo Rosales (1836-1873), Museo del Prado. El lienzo es una muestra de la resurrección de la pintura española en el siglo XIX. El cuadro convence por la naturalidad del ambiente, lejos de toda retórica, como parece pedir el tema. Las pinturas permanecen inmóviles, perplejas, sin poder reaccionar ante la irreparable pérdida de la reina. Por una vez el sentimiento verdadero había desplazado al artificio.

El sentimiento de lo trágico, también sobriamente expresado, brilla en La muerte de Lucrecia. Pintados con colores claros y transparentes que recuerdan a la acuarela. Se aprecia la renovación de la paleta, ávida de colores limpios.

Tobías y el Angel y el Desnudo de la mujer, ponen de manifiesto que Rosales marchaba en la misma dirección que Manet y los pioneros de la pintura moderna.
El testamento de Isabel la Católica, 1824, de Eduardo Rosales Mariano Fortuny, La vicaria La canal de Mancorbo en los Picos de Europa de Carlos de Haes
Otro artista de gran valía es Mariano Fortuny (1838-1874). Pertenece al Realismo por su amor al detalle, pero se nota en él una afición a los juegos de luz de los impresionistas. Su técnica es de una minuciosidad impresionable. Canta las bellezas africanas, los tipos marroquíes, las sangrientas batallas de españoles y musulmanes. Es un cronista de guerra del pincel aunque seguía la tendencia orientalista del Romanticismo. El preciosismo del color se nota en las estampas andaluzas sobre todo en la tabla de La Vicaria o en La elección del modelo. Fortuny dio al cuadro dimensiones reducidas con lo cual aumentaba su efecto suntuoso y hacia más ligera la composición.

El paisaje realista en España está representado por Carlos Haes (1826-1898) que descubre la belleza de los picachos españoles. También mencionar a Martí Alsina (1826-1894) quién representa mejor la tendencia del Realismo siguiendo las pautas europeas debido a sus imágenes críticas carentes de todo pintoresquismo. Sus obras contrastan con las imágenes preciosistas de Mariano Fortuny.

Hay que señalar que el nacimiento del Realismo coincidió con la divergente actitud de los prerafaelistas ingleses y que en su seno sensorialista, brotaría el Impresionismo, paso inconsciente y decisivo para el más acelerado resurgimiento de otras muchas divergencias en el mundo de la pintura.

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