lunes, 28 de noviembre de 2016

Guerras civiles - Estados unidos

El Discurso de Gettysburg es el más famoso discurso del presidente Abraham Lincoln. Fue pronunciado en la Dedicatoria del Cementerio Nacional de los Soldados en la ciudad de Gettysburg (Pensilvania) el 19 de noviembre de 1863, cuatro meses y medio después de la Batalla de Gettysburg durante la Guerra Civil Estadounidense. Aunque el cuidadosamente redactado discurso de Lincoln era secundario a otros discursos del día, ha sido considerado con posterioridad como uno de los más grandes discursos en la historia de la humanidad, o, al menos, uno de los más famosos y citados de la era moderna.1 Invocando los principios de igualdad de los hombres consagrados en la Declaración de Independencia, Lincoln redefinió la Guerra Civil como un nuevo nacimiento de la libertad para los Estados Unidos y sus ciudadanos.
Lo que era considerado como el Discurso de Gettysburg ese día no era el breve discurso pronunciado por el presidente Lincoln, sino el discurso pronunciado por Edward Everett. Everett era un reconocido diplomático y académico considerado como el mejor orador de su época.
El discurso de Everett tenía 13.609 palabras y duró dos horas. En contraste, las breves palabras de Lincoln resumieron la guerra en dos o tres minutos, en diez oraciones, y en menos de 300 palabras.
Las pocas palabras selectas de Lincoln resonaron a través de la nación y a través de la historia, desafiando la propia predicción de Lincoln de que «el mundo notará poco, ni mucho tiempo recordará lo que decimos aquí». Mientras que hay poca documentación de los otros discursos de ese día, las palabras de Lincoln, que citamos a continuación en una traducción al castellano son consideradas como uno de los grandes discursos en la historia. Su influencia ha sido tan grande, no sólo en los Estados Unidos, que la fórmula del "gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo" para definir la democracia ha sido adoptada incluso en el artículo 2.º de la Constitución de la Quinta República Francesa.

«Hace ocho décadas y siete años, nuestros padres hicieron nacer en este continente una nueva nación; concebida en libertad y consagrada al principio de que todos los hombres son creados iguales.
Ahora estamos empeñados en una gran guerra civil que pone a prueba si esa nación, o cualquier nación así concebida y así consagrada, puede perdurar en el tiempo. Estamos reunidos en un gran campo de batalla de esa guerra. Hemos venido a dedicar una porción de ese campo como lugar de descanso final de los que aquí dieron sus vidas para que esa nación pudiera vivir. Es absolutamente correcto y apropiado que hagamos tal cosa.
Pero en un sentido más amplio, no podemos dedicar, no podemos consagrar, no podemos santificar este suelo. Los hombres valientes, vivos y muertos, que lucharon aquí ya lo han consagrado muy por encima de lo que nuestras pobres facultades puedan añadir o restar. El mundo apenas advertirá, y no recordará por mucho tiempo lo que aquí digamos; pero nunca podrá olvidar lo que ellos hicieron aquí. Nos corresponde antes bien a nosotros, los vivos, consagrarnos a la inconclusa empresa que los que aquí lucharon hicieron avanzar tanto y tan noblemente. Somos más bien nosotros los que debemos consagrarnos aquí a la gran tarea que aún nos queda por delante: que de estos muertos a los que honramos tomemos una devoción incrementada a la causa por la que ellos dieron la última medida colmada de celo. Que resolvamos aquí firmemente que estos muertos no habrán dado su vida en vano. Que esta nación, bajo Dios, renazca en libertad. Y que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, jamás perezca sobre la Tierra.»

Lincoln's Gettysburg Address, Gettysburg.jpg













Los Disturbios de Reclutamiento (en inglés Draft Riots) fueron una serie de disturbios ocurridos en Nueva York del 13 al 17 de Julio de 1863, en el marco de la Guerra Civil Estadounidense.

El alistamiento militar fue instituido por el entonces presidente Abraham Lincoln para reforzar el ejército de la Unión, llamando a todos los hombres entre 25 y 35 años, y los hombres solteros entre 35 y 45. siete meses luego de que la Proclamación de emancipaciónen los estados sureños entrara en efecto, una explosión de violencia y robos arrasó a la ciudad de Nueva York en respuesta a un segundo alistamiento nacional. Aunque la ciudad había inicialmente apoyado el movimiento hacia la guerra fervientemente, cada una de las derrotas en batalla hizo a los neoyorquinos retirar su apoyo a la campaña en el sur cada vez más. Luego de haber llamado a 70.000 voluntarios y haber ganado un par de batallas, Lincoln anunció la lotería de alistamiento.
Opuestos a la guerra y frustrados con la injusticia del sistema de lotería, los inmigrantes de clase trabajadores asaltaron la ciudad, concentrando su odio en los neoyorquinos, de color, quienes los ayudaban y la policía de la ciudad. Motivados por mordaces editoriales de los periódicos anti-guerra y anti-emancipación en Nueva York, la ira alrededor de los alistamientos llegó a su límite en los días anteriores a la primera lotería el 11 de julio. Fernando Wood fue una de las voces más potentes en el movimiento anti-alistamiento, oponiéndose no solamente a la lotería sino que a la guerra completa. Cuando Wood fue alcalde de Nueva York, había propuesto que el área metropolitana de la ciudad se independizara del país.
Wood es acreditado con haber motivado a las fuerzas anti-Lincoln hasta el frenesí antes de que los disturbios ocurrieran. No fue hasta la segunda lotería de alistamiento que la represa se rompió, llevando a la violencia generalizada a través de la ciudad.
Los pillajes y ataques asolaron la ciudad durante los cinco días siguientes, con la mayor parte de la violencia dirigida a los neoyorquinos de color. La ira entre los trabajadores, en su mayoría inmigrantes irlandeses se convirtió en una violencia de masa dirigida hacia los trabajadores negros y quienes los ayudaban de cualquier modo.
Esto incluía no solamente a los trabajadores de los puertos y los empleados domésticos, sino también a terratenientes que habían arrendado a ciudadanos negros, dueños de tabernas que les habían servido e incluso quienes habían construido un asilo para huérfanos de color. El asilo fue robado e incendiado. Luego de que las tropas controlaron la violencia, más de 2000 personas habían sido asesinadas casi todos manifestantes que murieron en los bombardeos, 20 personas de color por medio de linchamientos, doscientas tiendas saqueadas y cien edificios quemados, entre ellos un orfanato, un circo, un arsenal, tres comisarías y una iglesia protestante.
Los días y semanas luego de los disturbios fueron marcados por un éxodo de ciudadanos de color de Nueva York, reduciendo la población de la ciudad a su menor nivel desde 1820.

Resultado de imagen de Draft Riots
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El rojo emblema del valor o La roja insignia del valor (título original en inglésThe Red Badge of Courage) es una novela bélica escrita por el autor estadounidense Stephen Crane (1871–1900). Ambientada en la Guerra Civil estadounidense, la historia relata las aventuras de un soldado raso perteneciente al Ejército de la Unión, Henry Fleming, después de que escapa del campo de batalla por temor a la guerra. Angustiado por la vergüenza que experimenta posteriormente, anhela obtener una herida –un «rojo emblema del valor»– con la intención de contrarrestar su cobardía. Cuando su regimiento se enfrenta de nuevo al enemigo, Henry actúa como portador de la bandera.
Pese a que Crane nació después del término de la guerra, aunado al hecho de que a su tiempo no había presenciado directamente la batalla, la novela es reconocida por su realismo. Comenzó a redactar lo que sería su segunda novela en 1893, para lo cual usó numerosos artículos contemporáneos (por ejemplo, aquellos publicados previamente por Century Magazine) como inspiración. Investigadores sobre el tema han asegurado que el escritor se basó en la Batalla de Chancellorsville para crear el concepto principal de su batalla ficticia. Asimismo, se declaró en su momento que había entrevistado a veteranos de guerra, miembros del Regimiento de la Caballería Voluntaria n.° 124 de Nueva York, comúnmente conocidos como los «Orange Blossoms».
Después de que inicialmente la novela fuera sintetizada y vendida por partes en periódicos durante diciembre de 1894, eventualmente fue publicada con todo su contenido en octubre de 1895. Por otra parte, en 1981 se publicó la primera edición de la traducción en español de la obra, y un año después se publicó una versión más extensa, basada en el manuscrito original de Crane.
La novela es reconocida por su estilo distintivo, que incorpora secuencias realistas de batallas así como un repetido uso de lenguaje figurativo de color y tono irónico. Al tratarse de un estilo narrativo de guerra diferente al tradicional, la historia de Crane refleja la experiencia interna de su protagonista –un soldado que huye del combate– en vez de describir en su mayoría al mundo externo que le rodea. Destacable igualmente por el uso de lo que Crane llamaba una «representación psicológica del miedo»,1 las cualidades alegóricas y simbólicas del libro son frecuentemente analizadas por críticos literarios. Los principales temas que la historia explora son la maduración, el heroísmo, la cobardía y la indiferencia ante la naturaleza. El rojo emblema del valor obtuvo una amplia aclamación poco después de su publicación, por lo que Crane debutó como escritor profesional a la edad de 24 años; incluso Herbert George Wells citó «una orgía de elogios» en relación a la aceptación por parte de la prensa literaria.2 No obstante, tanto la novela como su autor enfrentaron a detractores, tales como el autor y veterano Ambrose Bierce. Tras convertirse en un superventas en su época, se han realizado varias adaptaciones cinematográficas. De esta manera, es catalogada como la novela más importante de Crane, así como uno de los textos más representativos de la literatura estadounidense.

Argumento

En un día frío, el ficticio Regimiento de Nueva York n.° 304 espera una batalla al lado de un río. Henry Fleming, un soldado de 18 años, mientras recuerda los motivos idealizados por los cuales se enlistó al ejército así como los reproches consecuentes de su madre al respecto, se pregunta si se mantendrá valiente frente al ambiente de miedo que se le presenta, o dará la vuelta y huirá. Ante esto, es consolado por uno de sus viejos amigos, Jim Conklin, quien admite que él huiría de la batalla si sus compañeros también huyeran. En la primera batalla del regimiento, los soldados del ejército confederado embisten, pero son repelidos. Rápidamente, el ejército enemigo se reagrupa y de nueva cuenta ataca, por lo que obliga a algunos soldados de la Unión, que no estaban preparados para este nuevo ataque, a huir. Ante el temor de que la batalla haya sido una causa perdida, Henry deserta en su regimiento. Poco después de llegar a la retaguardia del ejército escucha a un general que anuncia la victoria de la Unión.
Desesperado, se dijo que él no era como todos aquellos otros; era un estúpido cobarde; admitió que era imposible que llegara a convertirse alguna vez en héroe. Aquellas imágenes de gloria eran algo lastimoso. Gimió desde lo más profundo de su corazón y marchó tambaleándose.
— El rojo emblema del valor, capítulo 11.3
Avergonzado, Henry escapa hacia un bosque cercano donde luego encuentra un cadáver en un claro tranquilo. En su angustia, apresuradamente se aparta de la escena y se topa con un grupo de hombres heridos que regresan de una batalla. Un miembro del grupo, el «soldado andrajoso», le pregunta a Henry en qué parte de su cuerpo está lesionado, pero el muchacho evade la pregunta. Entre el grupo se encuentra su amigo Conklin, quien ha recibido un disparo en el costado y sufre demencia dada su pérdida de sangre. Eventualmente Jim muere a causa de su herida, pese a rehusarse de forma desafiante a recibir ayuda de Henry. Debido a esto, se aparta apresurado de ahí sintiéndose enfurecido e impotente, abandonando a los soldados heridos. Luego se incorpora a una columna en retirada que se encuentra en desorden. En estado de pánico, un hombre desconocido golpea a Henry en la cabeza con la base de su rifle, hiriéndolo. Exhausto, hambriento, sediento y herido, el joven decide regresar a su regimiento a pesar de la vergüenza que esto le representa. Al arribar al campamento, los soldados creen que alguna bala lo rozó dejándole esa herida, así que cuidan de él y vendan su lesión.
A la mañana siguiente Henry vuelve a otra batalla por tercera ocasión. Junto con su regimiento, se encuentra con un pequeño grupo de confederados, y en el enfrentamiento demuestra ser un soldado capaz de luchar en el campo, confortado por el pensamiento de que su anterior cobardía no se presenció, ya que «había llevado a cabo todos sus actos en la oscuridad, y por tanto era aún un hombre».4 Más tarde, al buscar una corriente de la cual obtener agua con un amigo, descubre a través de manifestaciones por parte del oficial comandante de que su regimiento posee una reputación mediocre. El oficial habla casualmente de sacrificar el regimiento 304 pues no son más que «conductores de mulas» y «cretinos». A pesar de esto, carece de otros regimientos, así que el general les ordena a sus hombres avanzar.
En la batalla final, Henry funge como el portador de la bandera tras la caída del respectivo escolta. Un conjunto de confederados, ocultos detrás de una valla más allá de un claro, disparan con impunidad al regimiento de Henry, el cual está mal cubierto en una línea arbolada. Oponiéndose a un fuego devastador en caso de permanecer en dicho sitio, y a una desgracia si se inclinan por la rendición, los oficiales preceptúan una embestida. Desarmado, Henry dirige a los hombres eludiendo cualquier tipo de lesión. La mayoría del grupo confederado escapa antes de que el regimiento llegue, aunque cuatro de ellos son capturados como prisioneros. La novela concluye con el siguiente texto:
Llovía. La procesión lenta de soldados cansados se convirtió en un cortejo sucio, quejoso y murmurante, que marchaba con el esfuerzo que se exigiría de un batidor mecánico a través de una balsa de barro líquido, de un tono castaño oscuro, bajo un cielo cargado y desapacible. Sin embargo, el muchacho sonreía porque vio entonces que el mundo era verdaderamente un mundo para él, aunque muchos otros descubrieran que estaba compuesto solamente de palos y maldiciones. Se había librado completa y totalmente de la enfermedad roja de la batalla. Aquella sofocante pesadilla era ya algo que pertenecía al pasado. Había sido un animal llagado y sudoroso, que se ahogaba en el ardor y la angustia de la guerra. Y ahora se volvía, con el ansia y la sed del enamorado, hacia imágenes de cielos tranquilos y sonrientes, de frescos prados y de fríos arroyos... Una existencia de paz, dulce y eterna.
A lo lejos, desde el otro lado del río, avanzaba la flecha dorada de un rayo de sol a través de las huestes de nubes plomizas, cargadas de lluvia.
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Composición


Stephen Crane en 1894; retrato por el artista y su amigo Corwin K. Linson.
A la edad de 21 años, Stephen Crane publicó su primera novela, Maggie: A Girl of the Streets, en marzo de 1893. Sin embargo, la obra no trascendió ni a nivel comercial ni entre la crítica. El cuento, que carecía de sentimentalismos y su historia se situaba en la calle Bowery de Manhattan, fue descrito por algunos críticos como crudo y vulgar, razón por la que Crane optó por publicar su obra en privado después de que las editoriales se rehusaran a publicarla.6
Para su siguiente novela, el autor se inspiró principalmente durante los tiempos en los que descansaba en el estudio de uno de sus amigos, a comienzos del verano de 1893. En tal lugar comenzaron a atraerle distintas ediciones de Century Magazine que se enfocaban en batallas y líderes militares distinguidos de la Guerra Civil estadounidense.7 Frustrado por aquellas historias secamente escritas, manifestó: «Me llama la atención que algunos de aquellos compañeros [los soldados] no dicen cómo se sienten en esas peleas. Tal vez sí expresaron lo que hicieron, y lo suficiente, pero demuestran que son tan poco emocionales como las rocas».8 Releyendo artículos de la revista luego de visitas posteriores al estudio, se inclinó por escribir una novela de guerra. Poco después declaró que «inconscientemente, había diseñado el detalle de la historia a lo largo de la mayor parte de mi infancia» y que había imaginado «historias de la guerra desde que había abandonado los pantalones bombachos».9
En su tiempo, Crane fue contratado de manera indefinida como escritor independiente, y contribuyó en la composición de artículos para diversos periódicos de Nueva York. Fue entonces en junio de 1893 cuando comenzó a escribir lo que sería El rojo emblema del valor, época en la que vivía con su hermano mayor Edmund en Lake View, Nueva Jersey.10 Crane concibió la historia desde la óptica de un joven soldado raso, Henry Fleming, quien al principio del libro se presenta como un individuo que sueña con la gloria que efectúa la guerra, y que después se desilusiona al percatarse de la realidad de ésta luego de experimentarla. Tomó el apellido «Fleming» que poseía su cuñada. Posteriormente declararía que los primeros párrafos del escrito le vinieron «con cada palabra en su lugar, cada coma, cada punto fijado».1 Redactando en su mayoría a deshoras y con poca luz, escribía alrededor de la medianoche hasta las cuatro o cinco de la mañana frecuentemente. Debido a que no poseía una máquina de escribir, escribió cuidadosamente con tinta y a mano sobre papel de tamaño legal. En caso de que cambiara algo que le disgustase, reescribía la página en su totalidad.11 Poco después se mudó a Nueva York, lugar en el que acabó de redactar la novela, en abril de 1894.10

Publicación


Irving Bacheller (en la imagen) difundió una versión resumida de El rojo emblema del valor a través de su periódico The Philiadelphia Press previo a su publicación por completo en 1895.
El título original del manuscrito de 55 000 palabras de Crane era «Private Fleming/His various battles» («Soldado Fleming/Sus varias batallas»); no obstante, con el fin de conferirle un sentido de una narrativa menos tradicional sobre la Guerra Civil, finalmente cambió el título a The Red Badge of Courage: An Episode of the American Civil War (El rojo emblema del valor: un episodio de la Guerra Civil estadounidense).12 A principios de 1894, el escritor envió el manuscrito a S. S. McClure, quien lo guardó alrededor de seis meses sin publicar ningún ejemplar.13 Desilusionado, el autor exigió que se le regresara la novela, por lo que la cedió a Irving Bacheller en octubre del mismo año.14 Una versión sintetizada de su relato fue vendida por partes (como se acostumbraba frecuentemente en publicaciones de aquella época) por primera vez en el periódico de The Philadelphia Press, en diciembre de 1894. Esta versión de la historia —a la que se le suprimieron 18 000 palabras en el proceso de edición, con el fin específico de publicar de forma dividida la novela— fue reimpresa en periódicos a lo largo de América, estableciendo la fama del novelista.15 El biógrafo de Crane, John Berryman, declaró que la historia se publicó en al menos 200 pequeños diarios de la ciudad, y aproximadamente 550 periódicos semanales.16 En octubre de 1895, otra versión —que presentaba 5 000 palabras menos que el manuscrito original— se imprimió en formato de libro por D. Appleton & Company. Esta versión de la novela difería en gran parte con la edición original del autor; la omisión de muchas partes se debió, de acuerdo a estudiosos del tema, a las demandas de un trabajador de Appleton, que tenía miedo de presenciar la desaprobación del público por cierto contenido de la novela. Algunas porciones del manuscrito original que fueron removidas de la versión de 1895 incluían todos los textos del capítulo 12, así como los desenlaces de los capítulos 7, 10 y 15.17
El contrato de Crane con Appleton le permitió recibir solamente un 10% de beneficios de todas las copias vendidas. No obstante, el contrato asimismo estipulaba que no tenía derecho a recibir regalías de los libros vendidos en Gran Bretaña, en donde la novela fue lanzada por la editorial Heinemann a principios de 1896, como parte de su colección Serie pionera.18 En 1982, W. W. Norton & Company publicó una versión de la novela basada en la original de Crane de 1894, misma que contenía 55 000 palabras. Editada por Henry Binder, esta versión es cuestionada por quienes creen que el autor de la novela realizó las ediciones de la composición original de 1895 de Appleton por su propia voluntad.19 Desde su primera publicación, la novela no se ha descontinuado del mercado.20

Publicación en español

Existen dos traducciones en español de El rojo emblema del valor. La primera fue publicada en el año de 1981 por la editorial española Grupo Anaya, con la traducción de Micaela Missiego. Dicha versión incluyó las ilustraciones originales de Charles Mozley que aparecieron en la edición inglesa publicada por J. M. Dent & Sons LTD en Londres, en 1971.21 Asimismo, el diseño y cubierta corrió a cargo de la compañía Rolando & Memelsdorff de Barcelona.21 Desde la publicación original por parte de la editorial, ésta ha empleado distintas versiones para su publicación, siendo la última publicada en octubre de 2003.22
En lo que concierne a la segunda traducción, Ediciones Gaviota obtuvo los derechos para publicar su propia edición. De esta manera, lanzó una versión en 1997, esta ocasión titulada La roja insignia del valor, con un total de 216 páginas, a comparación de las 208 que publicó Anaya. Desde entonces, la editorial ha incorporado la novela en diferentes series de recopilaciones novelísticas, ya sea en Colección Trebol/Gaviota SeriesClover Series y Colección Trébol.23

Contexto histórico preciso e inspiración


Pintura que representa la Batalla de Chancellorsville, publicada por Kurz and Allison.
Si bien Crane en una ocasión escribió en una carta que «No puedes decir nada [...] a menos que tú mismo estés en esa situación», redactó El rojo emblema del valor sin haber presenciado ningún suceso de guerra.24 No obstante, sirvió como periodista bélico durante las guerras greco-turca e hispano-estadounidense. La representación realista del campo de batalla que se describe en El rojo emblema del valor a menudo ha engañado a lectores al creer el hecho de que Crane (pese a haber nacido seis años después del término de la Guerra Civil estadounidense) fue un veterano. Al intentar exponer su habilidad de escribir sobre las batallas de una forma realista, el autor expresó: «Por supuesto, nunca he estado en ninguna batalla, pero creo que obtuve este sentido de escribir a partir de mi furia en cualquier conflicto en un campo de fútbol, o tal vez pelear es un instinto hereditario y escribí intuitivamente. Los Crane eran una familia de luchadores hace mucho tiempo».25
El escritor se apoyó de una gran variedad de fuentes, con tal de describir las batallas de una manera realista. La serie «Battles and Leaders», de la revista Century, sirvió como su inspiración directa para la creación de la novela, y un cuento en particular —«Recollections of a Private» de Warren Lee Goss— contiene una considerable cantidad de similitudes con el trabajo de Crane.26 Thomas Beer escribió en su conflictiva biografía de 1923n. 1 que un amigo desafió a Crane a escribir El rojo emblema del valor después de haber anunciado que podría hacer algo mejor que La Débâcle de Émile Zola. Esta anécdota no ha podido ser verificada con certeza.27La metáfora del mismo «rojo emblema del valor» pudo haberse creado a partir de eventos reales. El historiador Cecil D. Eby Jr. señaló que el oficial de la Unión Philip Kearny insistió que sus tropas portaran parches de insignia de la unidad de un color rojo brillante, las cuales por el tiempo eran conocidas como representaciones de valor y valentía.28 Aunque la Caballería Voluntaria de Nueva York n.° 304 es ficticia, muchas estrategias y sucesos de la novela son parecidos a eventos reales que ocurrieron en la Guerra Civil. Asimismo, detalles que conciernen a campañas específicas durante la guerra, especialmente en cuanto a formaciones de batalla y las acciones durante la Batalla de Chancellorsville, han sido percibidas por ciertos críticos literarios.29
Se ha considerado el hecho de que el autor escuchó varias historias de la guerra en la plaza del pueblo de Port Jervis, Nueva York (en donde su familia vivió cierto tiempo)30 contadas por miembros del Regimiento de la Caballería Voluntaria n.° 124 de Nueva York, comúnmente conocidos como los «Orange Blossoms».12 Los «Orange Blossoms» batallaron por primera vez en el conflicto de Chancellorsville, que se cree por historiadores como inspiración de las batallas presentadas en El rojo emblema del valor.31 Además, efectivamente existió un soldado raso llamado James Conklin, que luchó con el Regimiento de Caballería Voluntaria n.° 124 de Nueva York.32 De la misma manera, el cuento de Crane «The Veteran», publicado en la revista McClure's Magazine un año después que El rojo emblema del valor,33 describe a un anciano Henry Fleming, que identifica específicamente a su primera experiencia de combate a una acción que se sitúa en Chancellorsville.34

Estilo y género

Un río, al que la sombra de sus márgenes prestaba tonalidades ambarinas, murmuraba a los pies del ejército, y por la noche, cuando la corriente se había transformado en doliente oscuridad, podían verse en la otra orilla las pupilas rojas y brillantes de las hogueras del campamento enemigo, situadas en las lomas bajas de distantes colinas.
— El rojo emblema del valor, capítulo 1.35
El rojo emblema del valor emplea un estilo distintivo que con frecuencia es descrito como naturalistarealistaimpresionista o una mezcla de las tres.36 Se hace uso de una narrativa en tercera persona desde el punto de vista de un narrador omnisciente que, por un lado, tiene perspectiva histórica (la batalla que sirve de marco a la acción es real) y por otro describe no sólo los actos, sino también los más profundos pensamientos de los personajes. La novela refleja un conflicto interno a través del personaje Henry Fleming –un joven soldado que huye del combate– aun más que del mundo que lo rodea. Caben destacar las vívidas descripciones y la cadenciosa prosa que El rojo emblema del valor presenta, mismas que ocasionan suspenso a lo largo de la secuencia narrativa.37 Ciertos críticos en particular han recalcado el uso repetitivo de la imagen visual durante todo el libro, tanto literal como figurativa, como prueba de cómo la novela hace muestra del impresionismo. Se mencionan uniformes tanto azules como grises, así como la luz del sol amarilla y naranja y bosques verdes, mientras que los rostros de los individuos se tornan rojizas gracias a la ira o el coraje y grises con la muerte.10 Asimismo, Crane utiliza imaginería animalista para comentar sobre la gente, la naturaleza y la guerra misma. Por ejemplo, la novela inicia al retratar al ejército como una entidad viviente: «un ejército extendido sobre las colinas, que descansaba».38
Al desarrollarse durante una serie de batallas, la novela El rojo emblema del valor no utiliza una narrativa tradicional de la Guerra Civil. Con la centralización de la compleja lucha interna de su personaje principal, en vez de la guerra misma,12 a menudo la novela divide a los lectores en cuanto a demostrar si la historia está hecha a favor o en contra de la guerra se refiere.39 Tras evitar detalles políticos, militares y geográficos del conflicto entre los estados, la historia evita hacer mención de su contexto histórico.40 De hecho, resulta notable la falta de fechas en la que la acción toma lugar y los nombres de las batallas como método de ubicación; efectivamente, dichas omisiones distraen la atención de patrones históricos con el fin de concentrar al lector en la violencia emocional de la batalla en general.41 El escritor aludió a este aspecto en una carta en la que afirmaba haber deseado describir a la guerra a través de «una representación psicológica del miedo».1
Un autor que comenzó a escribir después de más de treinta años del debut del libro, Joseph Conrad, concordó con el hecho de que el conflicto principal era interno en lugar de externo, y de que Fleming «está frente a lo desconocido. A él le gustaría probar a sí mismo a través de ciertos procesos de razonamiento que no 'escapará de la batalla'. Y en su regimiento sin sangre no puede encontrar ninguna ayuda. Está solo con su problema del valor».38 La interpretación realista del escritor acerca de lo psicológico evocó un eco con los críticos literarios. Así, un crítico contemporáneo escribió para el The New York Press: «A veces la descripción es tan vívida que es casi sofocante. El lector se encuentra justo en donde el patriotismo es disuelto en sus elementos y donde sólo se puede ver una docena de hombres disparando ciega y grotescamente en el humo. Ésta es la guerra desde un nuevo punto de vista».2
A veces miraba a los soldados heridos con envidia. Le parecía que las personas con cuerpos lacerados debían ser peculiarmente felices. Deseaba que él también hubiera podido ostentar una herida, un rojo emblema del valor.
— El rojo emblema del valor, capítulo 9.42
Con un intenso uso de ironíasimbolismo y metáforas, la novela da paso a una lectura menos sencilla.43 Como sucede en muchas de las obras ficticias de Crane, el diálogo empleado utiliza con frecuencia un distintivo dialecto local, contribuyendo a su aparente historicidad. Por ejemplo, Jim Conklin medita al principio de la novela: «I s'pose we must go reconnoiterin' 'round th' kentry jest t' keep 'em from gittin' too clost, or t'develope'm, or something» («Supongo que tenemos que ir explorando todos estos sitios de alrededor sólo para impedirles que se acerquen demasiado o para hacerles desplegar sus fuerzas o algo así»).44 Dicho tono irónico incrementa con severidad mientras se desarrolla la historia de la novela, especialmente en términos de distancia irónica entre el narrador y el protagonista.45 En efecto, el mismo título de la obra es irónico; Henry desea que «él también hubiera podido ostentar una herida, un rojo emblema del valor», indicando su deseo de haber obtenido una cicatriz en las batallas. Por otra parte, la herida que recibe (de la base del rifle de un soldado de la Unión) no es un emblema de valor sino de vergüenza.46
Tras sustituir epítetos por los verdaderos nombres de los personajes («el muchacho», «el soldado andrajoso», «el soldado alto», entre otros), Crane inyecta una cualidad alegórica dentro de su obra, causando que sus personajes apunten hacia una característica específica del hombre.47 Se han hecho diversas interpretaciones en lo que respecta a significados ocultos en El rojo emblema del valor. Comenzando con la biografía del narrador de 1968 que escribió Robert W. Stallman, una considerada cantidad de examinadores han explorado la novela en términos de una alegoría cristiana.48 Particularmente con el caso de la muerte del amigo tipo Cristo de Henry Fleming, es decir Jim Conklin, resulta evidente por las señales que brinda la lectura. Además, estas características alegóricas también reposan sobre la oración final del capítulo 9 en la que se refiere al Sol como una «oblea feroz» en el cielo.49 John Berryman fue uno de los primeros analistas en interpretar la novela como un yermo moderno a través del cual el protagonista interpreta un ser humano común. Incluso otros dicen que la novela tiene una estructura naturalista, comparándola con la obra de Theodore DreiserFrank Norris y Jack London.

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