lunes, 29 de mayo de 2017

Estados de la antigüedad en Asia

en la antigua China , filósofos

Mengke (孟軻), llamado en como Mencio (孟子, pinyin Mèngzǐ, Wade-Giles Meng Ke, literalmente "Maestro Meng"), (370 a. C. - 289 a. C.), fue un filósofo chino, el más eminente seguidor del confucianismo.

Mencio
Mencius2.jpg
Información personal
Nombre de nacimientoJi Mèngkē
Nombre nativo姓孟軻
Nacimiento370 a. C.
Reinos Combatientes
Fallecimiento289 a. C.
ReligiónConfucianismo
Familia
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Información profesional
OcupaciónFilósofo
Obras notablesMengzi

Filosofía

En su obra, conocida como Mengzi, defiende que el hombre es bueno por naturaleza y debe poder desarrollar una conducta razonable y recta. Según este pensador, en el corazón de todo ser humano hay cuatro sentimientos naturales o tendencias que le orientan hacia el buen camino:
  1. El sentimiento de compasión
  2. El sentimiento de vergüenza
  3. El sentimiento de respeto y modestia
  4. El sentimiento de lo que está bien y mal
Esos sentimientos son una especie de raíces que, cultivadas, desarrollan las virtudes de la benevolencia, la rectitud, la urbanidad y la sabiduría. Mencio intentó influir en los gobernantes de su tiempo para que creasen las condiciones más favorables para el desarrollo de las personas. En sus escritos dejó dicho que el gobernante sabio es aquél que se preocupa por el bienestar de su pueblo:
El soberano inteligente organiza la producción de sus súbditos de forma que puedan sostener a su padre y a su madre, a sus hijos y esposas, que en los años buenos puedan comer a su gusto, y en los malos no morir de hambre. Una vez alcanzado esto, los dirigirá hacia la práctica del bien y el pueblo le seguirá. (Mengzi, I A 7)

Pensamiento político

Mencio.
Mencio destacaba la importancia de los ciudadanos comunes dentro del Estado. Mientras el Confucianismo generalmente tenía una alta estima por los gobernantes, él argumentaba que es aceptable que los súbditos depongan o incluso asesinen al gobernante que ignora las necesidades de la gente y gobierna con dureza, pues un gobernante que no gobierna con justicia no es ya un verdadero gobernante. También dijo, durante el período de las Primaveras y Otoños, que no existe guerra justa.

Sistema de «comunismo agrario primitivo»

Siguiendo la línea del utopismo social que aparece en uno de los Cinco Clásicos del confucianismo, el Libro de los Ritos, donde se habla de la perdida edad de oro de la Gran Unidad (datong), Mencio propone un utópico sistema de «comunismo agrario primitivo», cuya influencia llegará al siglo XX —especialmente entre los marxistas que lo interpretarán como una versión del «comunismo primitivo»—. Lo denomina jingtian o «campo en forma de pozo» (en referencia al carácter chino 井 "pozo" que delimita nueve apartados) ya que se basa en la división de los campos en nueve partes, de las que las ocho de la periferia serían distribuidas entre las familias, mientras que la novena, situada en el centro, sería cultivada de forma comunitaria en beneficio del príncipe.1
Los que cultiven el mismo jing estarán siempre juntos, dondequiera que vayan; compartirán las tareas de defensa y las guardias nocturnas. En las enfermedades se socorrerán mutuamente. Así todos los habitantes se amarán y vivirán en armonía.

Influencia

La interpretación que Mencio dio al Confucianismo ha sido generalmente considerada como la versión ortodoxa por los subsiguientes filósofos confucianos, especialmente los neoconfucianos de la Dinastía Song. El Mengzi, un libro de sus conversaciones con los reyes de la época, es uno de los Cuatro Libros que Zhu Xi agrupó como los fundamentales del pensamiento neoconfuciano. En contraste con las frases de Confucio que eran breves, el Mengzi consiste en diálogos largos, incluyendo argumentos, con prosa extensa.

El gran pensador chino Mencio (c. 372-c. 289 a. C.), uno los principales representantes de la escuela confuciana, vivió en pleno Período de los Estados Combatientes (siglos V-III a. de C.).
Conocido también como Mengke, nació en el Estado de Zou (actual Zoucheng, ciudad de la provincia de Shandong). Según se dice, descendía de una familia noble del Estado de Lu. Testigo de la “competencia entre cien escuelas”, Mencio heredó y desarrolló el pensamiento de Confucio, fundador de la escuela confuciana, y creó un sistema filosófico completo que ejerció una notable y duradera influencia en las subsiguientes generaciones. De ahí que, tras Confucio, el Gran Sabio, Mencio fuera considerado el “segundo sabio”.
Mencio recogió las idea morales de Confucio y las transformó en una teoría de la benevolencia que se convirtió en el núcleo de su ideario político.
Por una parte, distinguía rigurosamente dos clases —los gobernantes y los gobernados—, consideraba que “los gobernantes trabajan con la mente, mientras que los gobernados trabajan con las manos” y estableció una jerarquía basada en el sistema de la dinastía Zhou, que abarcaba desde el emperador hasta el pueblo llano. Por otra parte, tras equiparar las relaciones entre gobernantes y gobernados a las existentes entre padres e hijos, abogó por que los gobernantes se preocuparan de los sufrimientos de los súbditos como si fueran sus padres y que los súbditos sirvieran a los gobernantes como a sus propios padres.
Basándose en sus experiencias del Período de los Estados Combatientes, Mencio sintetizó la ley del auge y decadencia de los reinos en esta célebre máxima democrática: “Lo más importante es el pueblo; el estado lo es menos; y el soberano, menos aún”. Para él, la prosperidad o decadencia de un Estado dependía de como se trata al pueblo. Este gran pensador chino concedía suma importancia al apoyo y el rechazo de los súbditos, y, tomando como referencia la historia, enfatizó en repetidas ocasiones que en esta dicotomía se encontraba la causa del éxito o el fracaso de un país.
Entrelazando estrechamente la ética y la política, Mencio subrayó que la esencia de la práctica de la política está en el cultivo de la moral: “El mundo se fundamenta en los Estados; los Estados, en las familias; y las familias, en las personas”.
Mencio compendió su doctrina moral en la práctica de cuatro virtudes cardinales —la benevolencia, la justicia, el decoro y la sabiduría— y sostuvo que las dos primeras eran las más importantes, argumentando que las relaciones entre los miembros de una sociedad basadas en ellas garantizaban la estabilidad del orden feudal y la unidad del país.
Para explicar el origen de estas virtudes, formuló el principio de que el ser humano es bueno por naturaleza y consideraba que, a pesar de las diferencias en la jerarquía social y la división del trabajo, todos los miembros que formaban la sociedad compartían una misma naturaleza.
Las doctrinas de Mencio no fueron aceptadas por los gobernantes contemporáneos, pero su pensamiento influyó poderosamente en la política, la mentalidad, la cultura, la moral y las costumbres de las generaciones posteriores.
Con el propósito de difundir su teoría sobre la política benévola, Mencio viajó en su calidad de hombre instruido por varios reinos, entre ellos los de Liang, Qi, Song, Teng y Lu, reinos que a la sazón trataban de unificar el país por medios violentos. Tachada de “pedante”, la doctrina política benévola de Mencio jamás se llevó a la práctica. A pesar de ello, Mencio dio claras muestras de su peculiar personalidad, ya que menospreciaba a los poderosos y los ricos, y confiaba en poder eliminar los disturbios y rescatar al pueblo de la miseria. En sus encuentros con los soberanos, siempre hizo gala de su honradez y de su indiferencia ante las lisonjas.
Posteriormente ejerció la docencia privada. Sus dichos y las polémicas que mantuvo con los representantes de otras escuelas filosóficas se recogieron en El libro de Mencio, a lo largo de cuyos siete capítulos se pone de manifiesto su talla de excepcional pensador y la importancia de sus aportaciones al desarrollo del confucianismo. Transcurridos más de dos mil años, El libro de Mencio conserva su interés y sigue gozando de gran prestigio, todo cual lo convierten en un clásico.







Mozi o Mo-tzu (墨子), o Mo Ti, —también conocido con el sobrenombre de "Señor Mô"— vivió entre el 479 a. C. y el 372 a. C. en China durante los períodos llamados de las Primaveras y Otoños y de los Reinos combatientes; fundador del mohismo, luego de Confucio es considerado la primera figura importante de la filosofía china.

Retrato de Mozi

El personaje

Sus escritos proporcionan poca información sobre sus orígenes aunque algunas anécdotas dan a entender que procedía de una familia de artesanos. Este origen relativamente modesto condujo a algunos historiadores marxistas [¿quién?]a considerarlo como un pensador proletario en oposición a los pensadores confucionistas vinculados a la nobleza [cita requerida].
Comenzará por adherirse al confucianismo antes de desmarcarse significativamente y crear su propia escuela de pensamiento cuyas tesis se revelarán a la vez críticas hacia las enseñanzas confucionistas y taoístas. Lejos de limitarse únicamente a la investigación doctrinal, esta escuela va a organizarse durante los siglo III a. C. y el siglo IV a. C. en un movimiento religioso-militar, compuesto de deshacedores de entuertos y ardientes partidarios de la paz, con la creación de brigadas iniciadas a las artes marciales las cuales tendrán solamente un objetivo de interposición. Se puede también observar un antimilitarismo agudo en su discurso ciertamente vinculado a la situación de la China en ese momento de su historia (Reinos combatientes).
Lo más glorioso de los conquistadores responsables de un gran número de muertes, no es más que una desgracia incomparablemente más criminal que el asesino de un único hombre.
Mozi

Su obra

La obra que contiene el pensamiento de Mozi y sus discípulos coloca el criterio de utilidad en el centro de su planteamiento. Según el cual el único criterio que nos debe servir de base para juzgar una doctrina es el bien que ésta aporta al pueblo. Este punto de vista obliga a Mozi a efectuar una carga en toda regla contra Confucio, que defiende un punto de vista ético. El ejemplo más frecuentemente citado trata sobre los ritos funerarios y critica que la tradición de piedad filial (Xiao) y la estricta observancia de los ritos defendidos por Confucio los hacen extremadamente exigentes. Los mohistas consideran que el período de luto de tres años generalmente observado tras la pérdida de un pariente cercano, no solamente perjudica a la salud del que lo lleva sino que se revela también nocivo para la colectividad dado que constituye un freno a la actividad económica.1
Ya no habrá excepciones para los gobernantes: los gastos suntuarios de la nobleza, las prestaciones personales, los impuestos y sobre todo las guerras deben desterrarse puesto que son contraproducentes y conducen a la ruina de los Estados y a la miseria del pueblo. Mozi acusa a los gobernantes:
...agotan al pueblo a través de prestaciones personales y de arruinarlo a través de impuestos. Innumerables son los que se mueren de frío o hambre. Además de eso, los soberanos de este mundo aumentan sus ejércitos para atacar los países vecinos; estas expediciones duran a veces un año entero, meses como mínimo. Durante todo este tiempo, hombres y mujeres son separados, lo que es un medio seguro de hacer disminuir la población. Innumerables son los que se mueren debido a las malas condiciones de vida, alimentación irregular, de enfermedad, mientras que otros se hacen matar en emboscadas, incendios, asaltos sobre fortalezas o batallas ordenadas.
Mozi
El utilitarismo mohista llevado al extremo nos conducirá a cuestionarnos el principio mismo de placer: obrar es obrar con un objetivo determinado. En este marco, las actividades artísticas como la música son problemáticas puesto que encuentran en ellas mismas su propia justificación:
Mozi le pregunta a un confucionista: Nota: para entender este pasaje, es necesario saber que «música» [yue] y «placer» [le] se escriben de manera idéntica. —¿Por qué razón se hace la música? —La música es placer. —Usted no respondió a mi cuestión. Si le pregunto por qué razón se construyen casas, y me responde «para protegerse del frío en invierno, del calor en verano, y garantizar la separación de los hombres y mujeres, entonces me habrían dado la razón para la cual se construyen casas». Ahora bien, si le pregunto la razón por la cual se hace la música, y, me responde que la música se hace por placer, es como si a la cuestión: «¿por qué hacemos casas?», me respondiera «las casas es por casas».
El concepto de amor universal desarrollado por los mohistas no se asemeja al amor por los otros defendido por los confucionistas en el que no se revelan sentimientos ni emociones sino más bien un deseo de equidad.2
El sentido de justicia, altamente subjetivo para los confucionistas, que se basa en dejar al hombre ante su libre albedrío y su capacidad de perfeccionamiento, choca frontalmente con el pensamiento de Mozi que sólo tiene una confianza muy relativa en la naturaleza humana (sentimiento compartido por el Legalismo). Para él, el sentido de justicia es un concepto que debe empezar en la cumbre de la pirámide social y volver a bajar a todos los niveles. En este marco la estricta obediencia a sus superiores así como el miedo al castigo se convierten en las bases de la estabilidad y el control social. Este principio se aplica obviamente a la cumbre de la jerarquía, sin embargo los descendientes del Cielo o Tian (el emperador) recibe su propio sentido de justicia como parte de su divinidad. El Cielo encuentra pues en la doctrina mohista una personalidad, un pensamiento y una voluntad que importa poco para el confucianismo dado que el control de la conducta de un individuo debía más bien subordinarse a la vergüenza de traicionar el principio de humanidad en lugar de al temor al castigo.
Aquellos que se ajustan a la voluntad del divino y que buscan ser beneficiosos los unos con los otros serán recompensados. Aquellos que actúan contra la voluntad divina y que sólo experimentan odio los unos para los otros serán castigados.
Mozi

Su influencia

El Mozi es el nombre del escrito filosófico compilado por los mohistas a partir del pensamiento de Mozi. Como el mohismo desapareció como una tradición practicada en la China, sus textos no fueron bien preservados, y muchos de sus capítulos están perdidos o deteriorados.
El mohismo fue suspendido durante el mandato de la Dinastía Qin y murió como movimiento bajo el gobierno de la Dinastía Han,3 que adoptó al confucianismo como doctrina oficial. No obstante, muchas de sus ideas fueron absorbidas por la corriente principal del pensamiento chino y han sido reexaminadas en tiempos modernos. Algunos académicos chinos bajo el gobierno comunista han tratado de rehabilitar a Mozi como un «filósofo del pueblo», resaltando tanto su aproximación racional-empírica al mundo como su origen «proletario».
Desde un punto de vista moderno, la filosofía de Mozi era en ciertos aspectos más avanzada y en otros aspectos no tan avanzada como la de Confucio. Por ejemplo, su concepto de jian-hai abarcaba una idea más extensa de comunidad humana que los confucianistas, pero por otro lado prueba ser menos tolerante que Confucio en su condena a todo lo que no es directamente «útil», ignorando las funciones humanizantes del arte y la música. Zhuangzi, que criticó tanto a los confucionistas como a los mohistas, tomó eso en cuenta al hacer sus parábolas sobre la «inutilidad de lo útil». Desde luego, Zhuangzi desarrolló aquel pensamiento en un tiempo en el que la guerra y el hambre estaban propagadas y bien pudieron haber logrado que todas las actividades culturales se vieran frívolas.

El mohismo y la ciencia

Según Joseph Needham, el Mozi (escrito filosófico) contiene la siguiente declaración: «El cese del movimiento se debe a la fuerza opuesta... si no existe fuerza opuesta... el movimiento nunca se detendrá. Esto es tan cierto como el hecho de que un buey no es un caballo».
Needham afirmaba que aquella declaración es una precursora de la Ley de Inercia de Newton. El Mozi además contiene especulaciones sobre óptica y mecánica que también son bastante originales, aunque, lamentablemente, sus ideas no fueron consideradas por los filósofos chinos posteriores. La tradición mohista es asimismo bastante inusual como parte del pensamiento chino por el hecho de que dedicó tiempo al desarrollo de principios de lógica.
Mozi también era un carpintero muy hábil en la creación de dispositivos, diseño pájaros mecánicos de ruedas móviles que utilizaba para sitiar los muros de la ciudad. Aunque no llevó a cabo una alta posición oficial, Mozi era buscado por varios gobernantes como experto en fortificaciones. Sus seguidores técnicos y artesanos estudiaban sus escritos filosóficos y técnicos.

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