lunes, 29 de mayo de 2017

Oraciones cristianas


Los misterios luminosos son parte de la oración católica del Rosario. Después de los misterios gozosos del anuncio y la infancia de Jesús, los misterios luminosos permiten meditar sobre la vida pública de Cristo, desde su bautismo hasta la víspera de su Pasión (comienzo de los misterios dolorosos, seguidos por los misterios gloriosos).
Estos misterios luminosos fueron añadidos al rosario por iniciativa del papa Juan Pablo II en 2002. Esta adición constituye el único cambio sustancial del Rosario en muchos siglos.1 El día reservado para estos misterios es el jueves.
Se incluye la designación en latín entre paréntesis después del nombre de cada misterio.

El Bautismo

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El Bautismo en el Jordán (Baptisma apud Iordanem)
«Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los cielos decía: "Este es mi Hijo amado, en quien me complazco"». (Mt 3,16-17)
«El comienzo de la vida pública de Jesús es su bautismo por Juan en el Jordán. Juan proclamaba "un bautismo de conversión para el perdón de los pecados" (Lc 3, 3)» (CIC, 535).

Las bodas de Caná

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Autorrevelación en las bodas de Caná (Autorevelatio apud Cananense matriomonium)
«Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: "No tienen vino". Jesús le responde: «En el umbral de su vida pública, Jesús realiza su primer signo -a petición de su Madre- con ocasión de un banquete de boda. La Iglesia concede una gran importancia a la presencia de Jesús en las bodas de Caná. Ve en ella la confirmación de la bondad del matrimonio y el anuncio de que en adelante el matrimonio será un signo eficaz de la presencia de Cristo» (CIC, 1.613).

El anuncio del Reino de Dios

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El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión (Regni Dei proclamatio coniuncta cum invitamento ad conversionem)
«El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en el Evangelio». (Mc 1, 15)
«Todos los hombres están llamados a entrar en el Reino. Anunciado en primer lugar a los hijos de Israel, este reino mesiánico está destinado a acoger a los hombres de todas las naciones» (CIC, 543).

La Transfiguración

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«Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz» (Mt 17, 1-2).
«Por un instante, Jesús muestra su gloria divina, confirmando así la confesión de Pedro. Muestra también que para "entrar en su gloria" (Lc 24, 26), es necesario pasar por la Cruz en Jerusalén» (CIC, 555).

La instauración de la Eucaristía

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La institutición de la Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual (Eucharistiae institutio)
«Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: "Tomad, comed, éste es mi cuerpo"» (Mt 26, 26).
«Al celebrar la última Cena con sus apóstoles en el transcurso del banquete pascual, Jesús dio su sentido definitivo a la pascua judía. En efecto, el paso de Jesús a su Padre por su muerte y su resurrección, la Pascua nueva, es anticipada en la Cena y celebrada en la Eucaristía que da cumplimiento a la pascua judía y anticipa la pascua final de la Iglesia en la gloria del Reino» (CIC, 1.341).









La novena (del latín novem, 'nueve') es un ejercicio de devoción que se practica durante nueve días para obtener alguna gracia o pedir por una determinada intención. Puede estar dedicada a Cristo mismo en alguna advocación, o a algún santo canonizado cuya intercesión es más poderosa ante Dios, debido a los méritos logrados durante su vida. Por ejemplo la Virgen María y los santos. Pueden ser nueve días consecutivos o nueve veces un día de la semana determinado (nueve viernes, por ejemplo).
Cuando se pide la intercesión de un santo, se busca imitar sus virtudes y santidad ya que de lo contrario la novena carecería de sentido si no se practica con fe y determinación de cambio. A diferencia de las octavas, de carácter festivo, las novenas se hacen con una intención o para orar por un difunto.
Actualmente, y sobre todo en EspañaLatinoamérica y Filipinas, muchas poblaciones preparan las fiestas patronales con un solemne novenario en honor al Patrón o Patrona del municipio, y básicamente consisten en la celebración de una Misa de forma solemne y con gran asistencia de fieles durante nueve días consecutivos. Aunque también, en muchos lugares, se han reducido los nueves días a tres, denominándose triduo en vez de novenario. Es muy común en España la celebración de "la novena de la Inmaculada" para preparar la fiesta del 8 de diciembre, en honor de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.
Concretamente en Colombia se celebra a partir del 16 de diciembre donde las familias se juntan frente al pesebre para rezar la Novena de Aguinaldos.1 Se cree que el impulsor de esta costumbre, según fuentes oficiales, fue Fray Fernando de Jesús Larrea, un franciscano quiteño, quien a finales del siglo XVIII la envió a doña Clemencia Gertrudis de Jesús Caycedo Vélez Ladrón de Guevara de Aróstegui y Escoto, fundadora del Colegio La Enseñanza en Bogotá.

Las novenas tienen concordancia con la Biblia en cuanto a que se sabe que entre la Resurrección y la Ascensión hay 40 días; y hay nueve días entre la Ascensión y Pentecostés; tiempo en el cual los apóstoles y demás cristianos reunidos permencieron en oración;3 además se inspiran en ciertas costumbres de la cultura griega y romana, que celebraban nueve días de duelo por los difuntos o para apaciguar a los dioses. Jesucristo enseñó a orar con insistencia (Lucas 18,11) y pidió a los Apóstoles que se prepararan en oración para la venida del Espíritu Santo, después de su Ascensión a los Cielos (Hechos 2, 1-41). De esta experiencia eclesial surge la novena de Pentecostés. Aunque los primeros cristianos siguieron la costumbre en cuanto al número de días, el contenido de las novenas era completamente nuevo consistían en fervientes oraciones cristianas realizadas, en principio en forma comunitaria.el papa Alejandro VII concede la primera indulgencia a una novena, en honor a San Francisco Javier.
San Agustín advirtió a los cristianos de no caer en costumbres paganas durante las novenas. San Jerónimo decía que el número nueve indica sufrimiento y dolor en la Biblia.
En la Edad Media se decía que Jesucristo murió en la novena hora y que, merced a la Santa Misa, el difunto sería elevado al cielo en el noveno día. También aparecen en esta época las novenas de preparación, inspiradas en los nueve meses de embarazo de la Virgen, que se celebran durante los nueve días anteriores a una festividad importante, por ejemplo, la Navidad.








El Nunc dimittis, también llamado El cántico de Simeón, es un cántico del Evangelio de Lucas,1 así llamado por sus primeras palabras traducidas al latín, que significan "Ahora dejas".2 Es uno de los cuatro Cánticos Evangélicos, siendo los otros tres el Magníficat o Cántico de María, el Benedictus o Cántico de Zacarías y el Gloria in Excelsis Deo, adoración de las huestes celestiales en el 2:14.
Dentro de la Liturgia de las horas, el Nunc dimittis es el canto evangélico empleado en el rezo de las completas.

Simeón

Siméon era un devoto judío a quien el Espíritu Santo le había prometido que no moriría hasta haber visto al Salvador. Cuando la Virgen María, y San José, llevaban al Niño Jesús al Templo de Jerusalén para realizar la ceremonia de consagración del primogénito, Simeón estaba allí, y tomó a Jesús en sus brazos y recitó el canto siguiente:

Versiones

Comienzo del Nunc dimittis en el libro Las muy Ricas Horas del Duque de Berry.
El original griego:
Nῦν ἀπολύεις τὸν δοῦλόν σου, δέσποτα, κατὰ τὸ ῥῆμά σου ἐν εἰρήνῃ,
ὅτι εἶδον οἱ ὀφθαλμοί μου τὸ σωτήριόν σου,
ὃ ἡτοίμασας κατὰ πρόσωπον πάντων τῶν λαῶν,
φῶς εἰς ἀποκάλυψιν ἐθνῶν καὶ δόξαν λαοῦ σου ᾿Ισραήλ.
Latín: (Vulgata)
Nunc dimittis servum tuum, Domine, secundum verbum tuum in pace:
Quia viderunt oculi mei salutare tuum
Quod parasti ante faciem omnium populorum:
Lumen ad revelationem gentium, et gloriam plebis tuae Israel.
Español: (Reina-Valera)
Ahora despides, Señor, á tu siervo, conforme a tu palabra, en paz;
Porque han visto mis ojos tu salvación,
La cual has aparejado en presencia de todos los pueblos;
Luz para ser revelada á los Gentiles, Y la gloria de tu pueblo Israel.
Español: (versión de Antonio Fuentes Mendiola, 1986)3
Ahora, Señor, puedes dejar que tu siervo se vaya en paz, según tu palabra,
porque mis ojos han visto tu salvación,
la que has preparado ante la faz de todos los pueblos,
luz para revelación de los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.
Ahora despides, Señor, a tu siervo, conforme a tu palabra, en paz.
Porque han visto mis ojos tu salvación,
La cual has aparejado en presencia de todos los pueblos;
Luz para ser revelada a los Gentiles, y la gloria de tu pueblo Israel.
Lord, now lettest thou thy servant depart in peace, according to thy word:
For mine eyes have seen thy salvation,
Which thou hast prepared before the face of all people;
A light to lighten the Gentiles, and the glory of thy people Israel.
Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.

Adaptaciones Musicales

Muchos compositores han puesto música al texto, generalmente emparejado con el Magníficat. Actualmente es usual este cántico (en su versión en inglés) durante los servicios fúnebres anglicanos, con el arreglo musical de Charles Villiers Stanford; que fue interpretado, por ejemplo, en el funeral de Margaret Thatcher.6

Influencia Literaria

El Nunc dimittis ha inspirado a diversos autores; algunos son los siguientes:

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