domingo, 23 de marzo de 2014

CIENCIAS DE LA TIERRA Y DEL MEDIO AMBIENTE




EL AGUA EN ESPAÑA .-

Disponibilidad y uso del agua en España
Los ríos españoles recogen al año unos 106 000 hm3 de los que sólo se podrían utilizar 9 000 si no hubiera embalses. Se ve que la proporción de agua que se puede emplear de forma natural, sin hacer pantanos de almacenamiento, es pequeña, no llega al 10%. Sucede esto porque los ríos españoles tienen grandes diferencias de caudal entre unas estaciones y otras: su régimen es torrencial, y esto hace muy difícil su aprovechamiento. En Francia, por ejemplo, el 40% del agua que llevan sus ríos es aprovechable sin necesidad de hacer grandes presas. 
Para poder disponer de agua suficiente se han construido pantanos que almacenan el agua en la época de lluvias, regulan el caudal del río para evitar inundaciones y se pueden aprovechar para obtener energía hidroeléctrica. La capacidad de embalse es en la actualidad superior a 50 000 hm3 al año, lo que da una disponibilidad de agua de unos 2 800 m3 por persona al año. Esta disponibilidad es mayor que la media de la Unión Europea. El problema fundamental es que se distribuye de forma muy desigual, y algunas zonas secas tienen escasez de agua.
Más de las tres cuartas partes del agua consumida en España se emplea para el regadío. Alrededor del 14% es consumida por las ciudades y pueblos y un 6% por la industria. Se entiende bien que el regadío absorba una proporción tan importante del agua, porque la agricultura más rentable se da precisamente en la España seca, y depende en gran medida de la disponibilidad de agua. Esta misma realidad es la que explica que España sea uno de los mayores consumidores de agua del mundo. En cualquier política que busque el buen uso del agua en la península es fundamental analizar los sistemas de riego, para ir implantando los más eficientes, y decidir si se deben poner más superficie de tierras en regadío o no.
La proporción de agua consumida por la población en España es muy similar a la normal en los países desarrollados. Aunque la cantidad de agua que se consume en las necesidades municipales y domésticas no es muy grande, su calidad tiene que ser muy buena, lo que afecta de forma importante al precio.En el suministro de agua a ciudades e industrias uno de los principales problemas es el de las pérdidas en las cañerías de distribución que, en bastantes lugares, son de más del 50% del agua repartida. De hecho las restricciones da agua que se suelen dar en algunas ciudades en las épocas de escasez, no son tanto por el agua consumida por los habitantes, sino para evitar las pérdidas en las canalizaciones.Subir al comienzo de la página
Aguas superficiales y subterráneas
El agua que cae a la tierra en forma de lluvia o nieve en parte se infiltra en el suelo, formando las acumulaciones de agua subterránea, y en parte resbala por la superficie reuniéndose en ríos, lagos o pantanos hasta que desemboca en el mar o se evapora. 
Las cuencas hidrográficas incluyen toda la zona en la que el agua que cae llega a un mismo río principal, por ejemplo, al Tajo, o al Ebro. 
Figura 6-3 > Las aguas subterráneas y su disponibilidadLos acuíferos o capas freáticas son los estratos de terrenos porosos que se encuentran llenos de agua, de tal forma que permiten extraer cantidades grandes de agua, de una forma que es rentable económicamente. Normalmente los acuíferos se van recargando de forma natural con la precipitación que se infiltra en el suelo y en las rocas. En el ciclo geológico normal el agua suele entrar al acuífero en las llamadas zonas de recarga, atraviesa muy lentamente el manto freático y acaba saliendo por las zonas de descarga, formando manantiales y fuentes que devuelven el agua a la superficie. 
El ritmo de renovación del agua subterránea es muy lento. Puede fluir, por ejemplo, entre 1 y 100 m al año. Por esto, al extraer el agua subterránea en pozos se origina una zona sin agua, en forma de cono, alrededor del punto de extracción. Cualquier contaminante que se descargue por encima de este lugar es llevado por el cono directamente a la zona del pozo y puede afectar de forma muy importante a la calidad del agua extraída. Por otra parte cuando a un acuífero le quitamos, en un período largo de tiempo, más agua que la que se recarga, va disminuyendo el nivel freático y estamos haciendo un uso no sostenible de este recurso. Con el paso del tiempo el acuífero se irá vaciando, provocando diversos problemas. Subir al comienzo de la página
Figura 6-4 > Salinización de acuíferos por sobreexplotación
Figura 6-4 > Salinización de acuíferos por sobreexplotación
Gestión del agua
Para que toda la población disponga de agua de calidad suficiente, de forma que esta explotación de este precioso recurso se haga de una forma sostenible, sin que se creen graves problemas de escasez a medio plazo, es necesaria una eficaz gestión del uso y la extracción del agua.
Por una parte hay que asegurar el suministro de agua con la construcción de embalses, el transporte por sistemas de tuberías y canales y la extracción del agua subterránea. Por otra parte hay que desarrollar todos los aspectos legales y administrativos que el uso del agua conlleva. Y es muy importante mejorar la eficiencia en el uso del agua disminuyendo su desperdicio y reduciendo su uso innecesario. 

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