INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LOS MINERALES Y ROCAS .-
LAS GEMAS - ESTUDIO .-
Exfoliabilidad y partición.
Se llama exfoliabilidad a la propiedad que presentan algunos minerales de partirse preferentemente según planos paralelos determinados, que internamente suelen corresponder a planos con mayor densidad atómica. En muchas piedras los planos de exfoliación se manifiestan como fracturas internas, que deben evitarse en el proceso de facetado, si se desea obtener gemas de gran calidad.
Cruceros de esfoliación en la superficie de una muestra de kunzita
Además, los planos de exfoliación significan debilidad estructural, y suponen un problema a la hora de tallar una gema, y también en el uso, a lo largo de la vida de la piedra. Algunos minerales, como la espodumena (kunzita) o la esfalerita, presentan grandes dificultades de talla por su perfecta exfoliación en varias direcciones. Por el contrario, en otras ocasiones, como en el caso del diamante, se aprovecha la exfoliación para iniciar la talla.
En muchos minerales existen otros planos preferentes de fractura, que se manifiestan como una "falsa exfoliación", y que se denominan de partición. En términos generales, sus ventajas e inconvenientes son similares a los planos de exfoliación. Son característicos los planos de partición según el pinacoide basal del corindón.
Tenacidad.
Se llama así a la propiedad mecánica que representa la cohesión interna de las partículas del mineral. Aunque existe una cierta relación con las anteriores propiedades, no se identifica con la dureza, sino más bien con la "ausencia de fragilidad". Determinados minerales muy duros, como el diamante, presentan una elevada fragilidad al golpe, lo que condiciona su utilización, el tipo de montura que debe utilizarse, etc.
Por el contrario, minerales fibrosos, como la jadeíta, la nefrita o la sillimanita, aun cuando no tienen una dureza muy elevada, presentan una estructura interna afieltrada que les confiere una tenacidad muy alta.
La jadeita permite tallas sofisticadas gracias a su elevada tenacidad
La fragilidad de un mineral, además de ser una característica estructural, se relaciona con tensiones internas provocadas durante la génesis de la gema, y también durante el proceso de talla y pulido, o por tratamientos térmicos o radiactivos que puede haber sufrido.
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