Fuertes de Argentina
El Fuerte San Serapio Mártir del Azul fue una fortificación establecida en 1832 en las tierras que hoy forman el partido de Azul, zona de frontera con el indio. Fue el núcleo fundacional de la ciudad de Azul (Argentina).
Antecedentes
Ya en 1821, tras su expedición a la Sierra de la Ventana el coronel Pedro Andrés García de Sobrecasa recomendaba en su informe del 26 de noviembre de ese año fortificar y poblar siete puntos, uno de ellos «en el arroyo Azul, en la Sierra de la Tinta» que «dista de la segunda [guardia]Nota 1 seis leguas, teniendo por intermedio una barrera inaccesible de morros escarpados: encadenamiento que desde el Tandil sigue al NO formando arroyos que descienden por terrenos fértiles y pintorescos (…) De esta sierra nombrada la Tinta por los naturales, nace el caudaloso arroyo Azul, donde debe situarse el pueblo, teniendo a su derecha uuna abra, por donde transitán a la frontera las tribus Huilliche y Pampa, en sus incursiones y comercio».Nota 2 1
En 1828 se crearon tres posiciones fortificadas de avanzada al sud y oeste de la línea del río Salado (Buenos Aires): las fortalezas Protectora Argentina, Cruz de Guerray Blanca Grande), pero las grandes distancias que las separaban, la falta de obstáculos naturales significativos, el mayor conocimiento del terreno y superiores caballadas de las tribus, impedían que sus guarniciones defendiesen las zonas intermedias que se extendían hasta el Salado. Eso incluía el territorio de Azul que en 1829 permanecia de hecho en poder del cacicazgo catrielero liderado por Cachul y Juan Catriel "El Viejo".2 3
El 19 de setiembre de 1829 el gobernador de la provincia de Buenos AiresJuan José Viamonte dictó un decreto para la colonización de las tierras, garantizando vidas y propiedades mediante el establecimiento de una fortaleza militar en la zona.2
Con ese objeto se levantaron el fortín de Santa Catalina, el de San Benito y el Cantón Silva.4
El de San Benito, levantado en el actual balneario de Azul, estaba mayoritariamente defendido por negros libertos del regimiento de Blandengues.4
Pero el más importante fue el de Santa Catalina. Tenía 200 metros de lado, estaba rodeado por un foso de 3 varas de ancho y 2.5 de profundidad, con un contrafoso a 20 m del primero y en su interior había tres ranchos. Estaba localizado entre el arroyo Santa Catalina, el arroyo Videla y el arroyo Azul, en las cercanías de la actual establecimiento rural Loma Pampa (S 36°52'776"/W 59°55'978"), a 4 km al sur del cruce de la Ruta Nacional RN 3 (km 310) y la 226. Estaba custodiado por elRegimiento 6° de Caballería de Línea, y la política del gobierno habría demandado los servicios del cacicato de Venancio, aliado a los pampas catrieleros y al cacique Cachul.3 5 6
En 1830 el coronel Prudencio Rosas, hermano del nuevo gobernador Juan Manuel de Rosas, obtuvo el control de esas tierras, bajo la modalidad de suerte de estancia o de enfiteusis, por lo que el fortín tuvo también por objeto cuidar su hacienda.5
Fundación
En 1832 el gobernador Juan Manuel de Rosas ordenó construir en la zona un fuerte para contener el avance de los malones, el Fuerte de San Serapio Mártir del Arroyo Azul, originalmente llamado Federación, en la nueva línea de frontera en el arroyo Azul y campos fronterizos del Estado. De esta forma se autorizaba el reparto de las tierras en propiedad de los enfiteutas -quienes debieron abandonar sus terrenos- entre los pobladores que concurriesen a establecerse bajo la protección del Fuerte, emplazado en un ejido que formaba un cuadrado de ocho leguas de largo.7
En diciembre de ese mismo año el coronel Pedro Burgos, por entonces presidente de la Sociedad Popular Restauradora y enfiteuta de la zona,5 partió con la caravana fundadora desde la estancia Los Milagros (partido de Chascomús).2 Las tropas estaban compuestas por treinta y dos carretas, dos galeras y un carretón en los que se conducían a varias familias, un sacerdote, un médico, los zanjeadores, una caballada y maderas.7
El agrimensor Francisco Mesura tuvo a su cargo trazar los planos del Fuerte, ubicado sobre la margen derecha del arroyo, en el lugar que hoy en día ocupa la Plaza San Martín y rodeado por un foso que abarcaba una superficie comprendida desde siete cuadras por la Avenida 25 de Mayo, entre las actuales avenidas Mitre y Presidente Juan Domingo Perón, y que se extendía hasta la margen occidental del arroyo. El Fuerte ocupaba la manzana de la actual Municipalidad con sus plazoletas anexas, estaba construido a medio viento y con paredes de adobe y tenía cuatro cañones en cada una de sus esquinas sobre plataformas de tierra con un alto mangrullo.7
Acerca del poblado, en carta al Gobernador Rosas el agrimensor Mesura informa que se ha «concluido con la formación del pueblo, delineación del foso, formación del potrero, demarcación y amojonamiento del terreno del ejido del pueblo», en lotes de 50 x 50 varas, quedando 208 pobladores dentro del foso, distribuidos en 44 ranchos de adobe, con techos de paja y pisos de tierra. Rodeando el pueblo, dicho foso tenía 7 cuadras de cien varas de frente e igual de fondo, mientras que el potrero donde se retenía la caballada ocupaba un cuadrado de 400 varas de ancho al NO del pueblo, entre el foso y el arroyo.8
Los coroneles Prudencio Rosas y Narciso del Valle, al mando del Regimiento 5° de Milicias, fueron los responsables de la distribución de parcelas o suertes de estancias desde Santa Catalina hasta los lindes del San Serapio, de quien permaneció como comandante el coronel Pedro Burgos.5
El pueblo estaba conformado por 208 pobladores y 44 ranchos. En frente estaba la plaza principal, la primera capilla del Fuerte San Serapio Mártir, la cual era un simple y modesto rancho construido en donde esta actualmente la Catedral9 y al lado de ella el antiguo Juzgado de Paz, función que ejerció el Comandante militar Pedro Burgos hasta 1836, en que fue reemplazado por Manuel Capdevilla. Por el momento, la mayoría de las construcciones eran ranchos de adobe, techos de paja y pisos de tierra.7
Historia del fuerte
En los primeros años el Fuerte fue prácticamente destruido por un voraz incendio.10
En 1834 Juan Manuel de Rosas de vuelta de su campaña del desierto ofrenda su espada a la capilla del fuerte donde quedó depositada.11
La plaza central fue conocida primero como Plaza Mayor, y poco tiempo después como Plaza de las Carretas pues en los primeros tiempos allí desembocaban los carruajes que entraban por el puente sobre la esquina de las actuales Burgos y Mitre.7
El Fuerte dio entonces origen a la ciudad que aumentó su población con rapidez: en el censo de 1836 la población de tropa y civil en torno al Fuerte San Serapio era de 2007 personas, mientras que la afincada en torno a la Guardia de Luján (Mercedes) era de 3908 y la del Fuerte Independencia (Tandil) 839.5 Para 1837 Azul ya contaba con su primera escuela, para 1854 con el primer transporte público y una población de 6000 habitantes.7
El fuerte servía también como centro de detención. En un parte de 1840 el comandante Pedro Rosas y Belgrano daba noticias de 44 detenidos en el fuerte de San Serapio Mártir del Arroyo Azul.4
Hacia 1845 se establecían los primeros hornos de ladrillos de Azul4 que serían utilizados para la construcción de túneles abovedados de alrededor de 800 metros de largo por 1.60 de ancho y 1.80 de altura que probablemente fueron parte o complemento de las estructuras del Fuerte San Serapio Mártir para defenderse de un ataque indígena.4 12
El malón de 1855
Tras la caída de Juan Manuel de Rosas la situación en la frontera de la provincia de Buenos Aires, relativamente estable durante años, se deterioró rápidamente: «Los viejos federales que habían empezado su carrera en la expedición de 1833, que conocían prácticamente el territorio indio, el número y paradero de las tribus, sus caciques y capitanejos, sus aliados y enemigos (…) fueron sustituidos por gente nueva, unitarios, pero sin noción útil sobre el escenario en que iban a actuar. No se tuvo en cuenta los antecedentes de la situación que encontraron, y el sistema se derrumbó».13
Vencedor en Caseros, el general Justo José de Urquiza ofreció a los caciques principales no atacarlos siempre que mantuvieran la paz. El cacique Calfucurá, consciente de que la República se había organizado y logrado estabilidad, aceptó su garantía y envió a su hijo Namuncurá al frente de una comitiva al Palacio San José para convenir el tratado. Namuncurá, quien apadrinado por Urquiza fue bautizado con el nombre de Manuel, acordó la paz entre el gobierno nacional y la Confederación de Salinas Grandes a cambio de la regular entrega de regalos, alimentos y grados militares con sus correspondientes sueldos.14
Pero ante la virtual secesión de Buenos Aires, el conflicto en la campaña que se tradujo en el sitio de la ciudad y la guerra civil, los indígenes no consideraron incluido en la paz al estado de Buenos Aires.14
La actitud de las nuevas autoridades y una frontera casi desguarcenida impulsaron a las tribus de Calfucurá, Cachúl, Catriel, Carupán, Calfuquir y Cañumil entre otros a realizar incursiones sobre las fronteras bonaerenses de mayor profundidad y creciente agresividad. La defensa de la frontera, a cargo del coronel José de la Cruz Gorordo (norte), Laureano Díaz (centro) y Julián Martínez (sur), fue incapaz de contener los ininterrumpidos avances.14
El sector de Azul fue el primero en ser objeto de los ataques indígenas. Las tribus de Catriel y Cachul, que acampaban a pocas leguas del poblado y fuerte, iniciaron frecuentes correrías que pronto sembraron el pánico en la campaña.13
Pero no se tomaron medidas concretas y la percepción de las autoridades era en general errónea. Aunque el coronel Wenceslao Paunero informó desde Azul que existían evidencias de que el cacique Calfucurá convocaba indios de lanza desde las Salinas Grandes hasta el Río Negro y afirmaba que si bien Catriel y Cachul estaban aparentemente tranquilos, desconfiaba de sus intenciones,13 cuando el juez de paz de Tapalqué informaba al comandante de Azul que los indios estaban merodeando la reacción fue un mensaje al ministro de guerra Bartolomé Mitre quejándose de que «no pasa una hora, que no reciba noticias, partes, etc. sobre entrada de indios. Estas pobres gentes están viendo en cada paja del campo, un indio grandote». Sin embargo la amenaza era real y una semana después debía informar que el juez de paz y tres personas habían sido apresados.13
En 1855 ante un gran parlamento en Ayuncué, al que asistieron los caciques Pichún y Calvain (Galván, jefe de los ranqueles tras fallecer Painé) el representante del gobierno nacional el teniente coronel Antonino Baigorria les manifestó la decisión de la Confederación Argentina de extender la línea de fronteras del sur de las provincias de Córdoba y San Luis, lo que fue aceptado.14
Pero la paz con la Confederación era el preludio de la guerra a Buenos Aires. En la noche de luna llena del 13 de febrero de 1855 un malón de 5000 lanceros deCalfucurá atacó el fuerte y el pueblo de Azul. Alrededor de 300 pobladores y soldados fueron muertos, los ranchos fueron incendiados y todo en los alrededores fue destruido. Los indígenas tomaron entre 60 y 150 mil vacunos, que condujeron por el "camino de los chilenos" para ser vendidos al otro lado de los Andes, y llevaron cautivos a 150 mujeres y niños.15 10 14
Para vengar el ataque el 27 de mayo la columna al mando de Bartolomé Mitre se puso en camino desde Azul.13 En Sierra Chica fue emboscado y derrotado. Ante el temor de un mayor contraste, las tropas de Azul, en medio de la noche, abandonaron el campo en silencio y se replegaron a la frontera.13
Tras su derrota en Sierra Chica, Mitre encargó una nueva ofensiva al general Manuel Hornos, quien concentró sus fuerzas en Azul. En septiembre el teniente coronelNicanor Otamendi al frente de 185 hombres de la Guardia Nacional salió del fuerte en dirección a la estancia San Antonio de Iraola que había sido saqueada, pero fue rodeado por fuerzas superiores del cacique Yanquetruz y aniquilado, salvándose solo dos hombres heridos, uno dado por muerto y el otro llevado prisionero. Hornos partió de Azul en 1856 al frente del Ejército de Operaciones del Sur de 3000 hombres pero fracasó también en su misión.14
Desde Sierra Chica, desde donde comenzaron a salir partidas volantes de indios a los campos del Tandil y la Lobería, lo que aceleró el éxodo campesino (la mayoría hacia Dolores) hasta que a mediados de ese año las poblaciones amenazadas se habían despoblado.15 8
En marzo de 1856 el general Manuel Escalada en representación del estado se reunió en Azul con Catriel y Cachul, independientes de Calfucurá, para comprar la paz con lo que la zona en torno a Azul y Tapalqué logro cierta paz durante un tiempo.14 El pueblo se recuperó rápidamente y ese mismo año el Juez de Paz Luis Cornille instaló la primera Comisión Municipal de Azul.7
En 1857 se preparó una nueva expedición de la que participaría la División de Azul a cargo del coronel Emilio Conesa, esta vez de éxito limitado.14
Los malones se repetirían en los siguientes años pero no volverían a amenazar la supervivencia del pueblo, por lo que gradualmente el fortín perdió relevancia. En 1872 la Batalla de San Carlos de Bolívar fue el principio del fin del poderío de Calfucurá y para 1886 se inauguraba ya el Palacio Comunal en el sitio del antiguo fuerte.
Sancti Spiritu fue la primera población española levantada en el actual territorio argentino; fue establecida por Sebastián Gaboto el 27 de mayo y oficialmente fundada el 9 de junio de 1527, a orillas del río Coronda, junto a la desembocadura del río Carcarañá y a 6 km de la confluencia del primero con el río Paraná. Las ruinas de Sancti Spíritu se encuentran a 150 metros de la desembocadura del Carcarañá; laerosión provocada por el agua hizo que una porción del asentamiento desapareciera definitivamente.1 El sitio actualmente es un parque arqueológico (y museo estatal), en el extremo sudeste de Puerto Gaboto, 60 km al norte de la ciudad de Rosario.
El asentamiento tuvo una capilla en la que se celebraron casamientos entre españoles e indígenas.
Historia
La partida
El 3 de abril de 1526 partió desde el puerto español de Sanlúcar de Barrameda la expedición de Sebastián Gaboto compuesta por algo más de 200 hombres repartidos en cuatro navíos con destino a las islas Molucas, vía el estrecho de Magallanes.
A principios de noviembre llegó al Puerto de los Patos en la isla (actualmente brasileña) de Santa Catalina, donde se encontró con dos náufragos del viaje de Juan Díaz de Solís que le informaron de las supuestas fabulosas riquezas de un "Rey Blanco" y de un lugar denominado Sierra de la Plata. Al escuchar estos relatos Gaboto decide por su cuenta, sin consultar a España, abandonar el viaje a Molucas. En febrero de 1527 partió hacia el Sur, hasta la desembocadura del entonces denominado río de Solís, que ya se comenzaba a nombrar como Río de la Plata. Remontó este río hasta una isla que llamó de San Gabriel por haber llegado a ella el 18 de marzo, día del santo. Cerca de la isla, en la que denominaban Banda Oriental, se establecieron en un puerto que denominaron San Lázaro y que resulta así ser el primer asentamiento en esta parte de América.
En el transcurso de la expedición se había encontrado con el grumete Francisco del Puerto, único sobreviviente de la expedición de Juan Díaz de Solís, quien se ofreció para señalarle el camino hacia la ambicionada Sierra de la Plata, que en realidad quedaba en la aún no conquistada región del Perú y Alto Perú. Decide entonces dejar en mayo a las naves Trinidad y Santa María con treinta hombres al mando de Antón de Grajeda para que construyera un fuerte más seguro en lo que se llamaría San Salvador, también en la Banda Oriental. El veneciano parte con cerca de 200 hombres en la San Gabriel y la goleta Santa Catalina, navegando por el río Paraná de las Palmas hasta la desembocadura del río Carcarañá.
Fundación de Sancti Spiritu
...Ago saber a vuestra merced questa tierra donde agora estamos es mui sana y de mucho fruto porque habo saber a vuestra merced que se sembraron en este tierra para probar si daba trigo y sembraron cincuenta granos de trigo y cojieron por cuenta 550 granos, esto en tres meses, de manera que se da dos vezes al año, escríbolo a vuestra merced...Carta de Luis Ramírez desde el Puerto de San Salvador2 en el Río de Solís. 10 de julio de 1528. Archivo de Indias
En la margen izquierda del río Carcarañá, sobre una barranca saliente de seis metros de alto, en el ángulo que forma este río con el Coronda, cerca del Río Paraná, se detuvieron el 27 de mayo, e iniciaron la construcción del fuerte que se terminó el 9 de junio, fiesta de la Pascua de Pentecostés, lo que explicaría el nombre de "Sancti Spiritus" que le dieron. Allí levantaron además 20 casas, convirtiéndose en la primera población europea del actual territorio argentino.
Los [[guaraníes carcarañáes colaboraron tanto en la construcción del poblado como en la siembra de trigo y cebada, que resultaron así las primeras realizadas en Sudamérica.
El clérigo Francisco García construyó una pequeña capilla, donde daba misa los domingos, lunes y viernes. Esta capillita fue pues, la primera que hubo en el Río de la Plata y fue allí donde se formaron los primeros matrimonios entre indígenas y europeos.
Los trabajos de construcción del fuerte quedaron terminados el 9 de junio de 1527, fiesta católica de la Pascua de Pentecostés, lo que explica el nombre, en latín, de Sancti Spiritu (Espíritu Santo) con que lo designó Gaboto. El fuerte levantado sobre la barranca estaba rodeado por un foso de tres metros de ancho por cuarenta de largo, formando un semicírculo con una empalizada de palos a pique. Tenía dos torreones y en su interior una casa de tapias de madera y techo de paja que servía de cuartel general. Gaboto se hizo construir en el fuerte una pieza adornada por cueros con dibujos en relieve (es decir, al estilo gadamesí o guadamecil ).
Construyeron además un bergantín, y el 23 de diciembre, después de nombrar a Gregorio Caro capitán del fuerte y dejarle treinta hombres para defenderlo, Gaboto partió aguas arriba por el río Paraná. Llegó a una isla que designó Año Nuevo y allí resolvió regresar al río Carcarañá por temor a los nativos a quienes les habían quemado sus chozas y muerto a varios de ellos. Ésta fue la primera matanza de originarios en esa parte de América. Prosiguió su viaje hasta la boca del río Paraguaydonde dobló a la derecha por el Paraná, llegando en febrero de 1528 hasta un caserío guaraní, cuyo jefe se llamaba «Yaguarón». A ese lugar lo denominó Santa Ana, y debió ser el solar de la actual ciudad argentina de Itatí en la provincia de Corrientes. Comenzó luego a remontar el río Paraguay, adelantándose con su bergantín hasta la boca del río Bermejo, donde encontraron a la tribu agaces quienes les tendieron una celada, y dieron muerte a un grupo de hombres. Temeroso de males mayores inició en abril de 1528 el regreso a Sancti Spiritu.
Mientras tanto, en febrero de ese año llegaba al Río de la Plata la expedición de Diego García de Moguer. Navegando en abril por el Paraná, encontró de improviso el fuerte Sancti Spiritu. Sorprendido e indignado, ordenó al capitán Caro que abandonase el lugar, ya que esa era conquista que sólo a él le pertenecía por haber sido designado por España para explorar esas tierras. Pero vencido por los ruegos de Caro y su gente para que fuese en auxilio de Gaboto, García siguió aguas arriba y entre lo que hoy día son las localidades de Goya y Bella Vista se encontró con el piloto veneciano, quien más astuto y más fuerte lo obligó a cooperar en la búsqueda de la Sierra de la Plata.
A todo esto, en Sancti Spiritu, los españoles descuidaron la defensa del fuerte, y si bien en principio los pobladores se habían entendido bien con los indígenas de la zona, Gaboto los había maltratado y estaba convencido de que cuanto mayores fueran los castigos que les infligiera mayor respeto les impondría. Esto sólo sirvió para despertar el odio de los mismos, quienes en septiembre de 1529, antes del amanecer, tomaron por asalto la fortaleza. No bien se dieron cuenta los conquistadores de la situación, comenzaron a correr hacia los bergantines, con la intención de salvarse, lográndolo sólo algunos de ellos.
Sebastián Gaboto y Diego García de Moguer se encontraban en ese tiempo en el asentamiento de San Salvador, preparando hombres y embarcaciones y no sabían nada de lo que se estaba desarrollando en Sancti Spiritu, hasta que vieron llegar a Gregorio Caro con los sobrevivientes y la terrible noticia de la destrucción del fuerte. Inmediatamente Gaboto y García se dirigieron al fuerte intentando rescatar a sus hombres. En los alrededores de Sancti Spiritu hallaron algunos cadáveres completamente mutilados; los bergantines desfondados y hundidos, los almacenes saqueados e incendiados. Gaboto decidió entonces volver a España, donde se le inició proceso y se lo condenó a cuatro años de destierro en Orán (Argelia). Sólo cumplió dos porque Carlos I lo restituiría en su cargo de piloto mayor. Sus relatos sobre la Sierra del Plata despertaron la codicia de otros viajeros por explorar la región.
Sólo dos cañones quedaron como testigos de la primera fortaleza que se levantó en tierra argentina.
Sucesos posteriores
Una torre del fuerte de Sancti Spiritu se mantuvo erguida por varios años por lo que el sitio recibió el nombre de Torre de Gaboto.3 En 1541 Domingo Martínez de Iralaclavó una cruz de madera en las ruinas del fuerte y dejó una carta donde relataba las penurias de la primera fundación de Buenos Aires. Esta carta fue descubierta en 1545.
En 1573, Jerónimo Luis de Cabrera, el fundador de la ciudad de Córdoba, intentó establecer un puerto llamado San Luis en el sitio como salida navegable de la recientemente fundada Córdoba sin embargo al encontrarse con su compatriota pero rival Juan de Garay quien estaba bajando desde Asunción también con el objetivo de crear «puertas de la tierra», en este caso para la zona paraguaya, discutieron por quién de ambos tenía derecho real para establecerse en el sitio de la antigua "Torre de Gaboto", ninguno de los dos lo tenía, sin embargo Cabrera debió abandonar el lugar llamado desde Córdoba. De este modo la zona quedó bajo la jurisdicción de Garay y luego del cabildo de Santa Fe.
En el siglo XVII Los padres franciscanos crearon una reducción de calchaquíes.
Más tarde se formó un pequeño pueblo por el cual en 1832 pasó Charles Darwin haciendo notar cómo el gobernador santafesino Estanislao López ejercía feroces represalias contra los tobas, mocovíes y abipones.
En 1573, Jerónimo Luis de Cabrera, el fundador de la ciudad de Córdoba, intentó establecer un puerto llamado San Luis en el sitio como salida navegable de la recientemente fundada Córdoba sin embargo al encontrarse con su compatriota pero rival Juan de Garay quien estaba bajando desde Asunción también con el objetivo de crear «puertas de la tierra», en este caso para la zona paraguaya, discutieron por quién de ambos tenía derecho real para establecerse en el sitio de la antigua "Torre de Gaboto", ninguno de los dos lo tenía, sin embargo Cabrera debió abandonar el lugar llamado desde Córdoba. De este modo la zona quedó bajo la jurisdicción de Garay y luego del cabildo de Santa Fe.
En el siglo XVII Los padres franciscanos crearon una reducción de calchaquíes.
Más tarde se formó un pequeño pueblo por el cual en 1832 pasó Charles Darwin haciendo notar cómo el gobernador santafesino Estanislao López ejercía feroces represalias contra los tobas, mocovíes y abipones.
En 1891 se creó oficialmente un puerto al que se llamó Puerto Gaboto en recuerdo del navegante, recibiendo la zona una importantísima inmigración europea (principalmente procedente de Italia).
El 4 de febrero de 1942, el gobierno argentino, por Decreto n.º 112765, declaró Lugar Histórico Nacional el sitio donde fue fundado el fuerte. Excavaciones comenzadas en 2006 han localizado restos de material cerámico, metal, vidrio, líticos, restos óseos y carbón en el extremo sur de Puerto Gaboto, junto al Carcarañá, que revelan la localización de Sancti Spiritu.4
El 4 de febrero de 1942, el gobierno argentino, por Decreto n.º 112765, declaró Lugar Histórico Nacional el sitio donde fue fundado el fuerte. Excavaciones comenzadas en 2006 han localizado restos de material cerámico, metal, vidrio, líticos, restos óseos y carbón en el extremo sur de Puerto Gaboto, junto al Carcarañá, que revelan la localización de Sancti Spiritu.4
Siglo XXI
En diciembre de 2011, el arqueólogo rosarino, Guillermo Frittegotto, líder del equipo de investigación impulsado por el Ministerio de Innovación y Cultura de Santa Fe, el Museo Histórico Provincial de Rosario “Dr. Julio Marc”, y con la financiación del Consejo Federal de Inversiones, descubrió nuevos restos de la estructura del Fuerte Sancti Spiritu, “fuera de su límite original de exploración(...)en el extremo Sur-Este de Puerto Gaboto, cerca de la confluencia del río Carcarañá con el Coronda, y a unos 15 metros a cada lado de los dos cursos de agua. Esa zona es lo que sería el talud del valle de inundación de ambos ríos”. Detalló que al excavarse fuera del área original de emplazamiento "se confirmó la presencia de estructuras en el subsuelo del terreno, lo que da una pauta que el Fuerte Sancti Spiritu iba más allá del límite que teníamos pensado".5
Gracias a las tareas de excavación aparecieron restos de un muro de tapia o tierra apisonada, que tenía que ver propiamente con la estructura del fuerte. También se hallaron 52 dados de material óseo, diferentes tipos de cerámica europea, masas indígenas, elementos de metal como una llave, clavos cuadrados forjados típicos del siglo XVI y más de 300 cuentas de vidrio.5
Para Frittegotto es equivocada la teoría de arqueólogos uruguayos que sostienen que el primer asentamiento fue en el vecino país. "En realidad hubo una parada efímera (de los españoles en el Uruguay), pero no hay datos contundentes de que esto fuera así”, apuntó.5
La andaluza Lucía
En 1610, el criollo asunceno Ruy Díaz de Guzmán escribe Historia Argentina del Descubrimiento, Población y Conquista de las Provincias del Río de la Plataconocida primero como La Argentina y luego como La Argentina manuscrita, donde incluye un relato sobre el fuerte Sancti Spiritu, planteando una historia de raízeuropea.
La historia (no se sabe si cierta) cuenta acerca de Lucía de Miranda, una noble andaluza que se enamora de un soldado llamado Sebastián Hurtado. Debido a que sus padres no estaban de acuerdo con esa relación decidieron huir de sus casas y terminaron formando parte de la expedición de Gaboto. (De esto el comienzo de la crónica que hace Ruy Díaz de Guzmán nada dice; presenta a los personajes en el Cap.VII del Libro I como integrantes de la dotación española de la fortaleza.) Cuando se hallan en el fuerte Sancti Spiritu, un cacique de la región, Mangoré, se enamora de Lucía. Como ésta lo rechaza, el cacique, aprovechando que muchos españoles —entre ellos Hurtado— se alejan con una expedición para buscar alimentos, decide raptar a Lucía y destruir el fuerte, adonde entra con engaños, dejando fuera una cantidad de indígenas que atacan más tarde, cuando los españoles duermen. Al entablarse la lucha, el capitán don Nuño de Lara mata a Mangoré, pero de todos modos los aborígenes destruyen el fuerte, bajo las órdenes de su hermano Siripo, y raptan a Lucía. Siripo se enamora de la mujer, la hace primero su esclava y luego la convierte en su esposa. Ya de vuelta, Hurtado intenta rescatar a su esposa y es tomado prisionero; Siripo lo condena a muerte, pero la española intercede y logra que el cacique le permita vivir allí bajo promesa de no verse ni tener relación alguna con la española. Siripo otorga una mujer a Hurtado, pero con el tiempo este rompe el pacto, y al ser descubiertos los amantes Siripo los condena a muerte. A Sebastián lo atan a un árbol y le lanzan flechas hasta matarlo y a ella la queman viva en una hoguera. Este tipo de historia, con enamorados que mueren de la manera descrita, al huir de sus familias, era común en algunos poemas europeos de la época.
Nunca se comprobó que en la expedición de Gaboto viajase una mujer, pero sí existen pruebas de la existencia de Sebastián Hurtado en el fuerte. No hay, por lo tanto, pruebas suficientes como para creer que la leyenda sea real ni para negarla, pareciendo más bien haber sido una creación del autor.
A partir de lo narrado por Guzmán, retomado a finales de siglo XVIII por Manuel José de Lavardén, luego Felipe Boero ya en la segunda década del siglo XX escribiría el drama llamado «Siripo».
Según Luis Astrana Marín, en el prólogo a las Obras completas de William Shakespeare de la editorial Aguilar (1960), el dramaturgo inglés debió conocer alguna de las versiones que corrían, a mediados del siglo XVI, sobre esta historia, y pudo inspirarle los nombres de Sebastián y Miranda, personajes de La tempestad.6
Reconstrucción
Antecedentes
En 1898, el doctor Calixto Lassaga lanzó la idea de erigir un Monumento en Puerto Gaboto que recordase la primera fundación europea en la región. El historiadorEnrique de Gandía, miembro de la Academia Nacional de la Historia, hizo suyo el proyecto aunque no llegó a concretarse.
En la década de 1940 el arquitecto Oscar E. Mongsfeld comenzó a investigar sobre el terreno la ubicación del Fuerte presentando, treinta años después, un proyecto de reconstrucción.
El mismo fue demorado y Mongsfeld falleció sin haber logrado concretar su idea. El arquitecto Emilio Maisonnave, años después, retomó el proyecto, actualizándolo de acuerdo a las características del terreno y completándolo con los estudios de Amadeo P. Soler, historiador gabotero.
Desarrollo
El proyecto propone que el terreno que ocupará el Monumento Fuerte Sancti Spiritu tendrá la forma de una elipse cuyo ejes serán de 90 y 66 metros, respectivamente; estará cercado por un foso y una rústica empalizada de troncos verticales de madera y un talud de tierra consolidada.
Dentro del área se reconstruirá la Plaza de Armas con su mástil principal para izar los estandartes, la Cámara de Gaboto sobre el eje principal al este; con sus dependencias, los cuarteles para alojamiento del personal de tropa y, finalmente, las dos atalayas.
En lo concerniente a su ubicación, no hay dudas sobre el lugar histórico, la Academia Nacional de la Historia lo ha determinado, estableciendo como sitio de emplazamiento un punto cercano a la margen del río Carcaraña con peligro de ser inundado durante las grandes crecientes; pero también ha expresado que la alameda sobre el Carcarañá puede ser considerada en toda su extensión como parte del área en que funcionó el fuerte.
También forma parte del conjunto la réplica de La Cruz de los Navegantes, ubicada a unas cuadras de la fortaleza, bien sobre la desembocadura del Carcarañá en el Coronda, situada allí por Sebastián Gaboto como una suerte de faro indicativo de la presencia de cristianos.
Finalmente, para completar el entorno del Fuerte con su puerto donde hubo astillero y se amarraron las naves, se intentará obtener una réplica de un bergantín, posiblemente el «San Telmo», construido en el lugar.
El proyecto reseñado fue aprobado por la Legislatura Provincial (ley 10875, 15/10/92) que declaró “de interés provincial la construcción del Monumento Conmemorativo del Fuerte Sancti Spiritus en la localidad de Puerto Gaboto”, y autorizó a la comuna a ejecutarlo en terrenos propios.
La reconstrucción nunca se concretó en su totalidad, sólo se pudo realizar una fase inicial consistente en el foso, la empalizada, el portal de entrada y los mástiles, además de la Cruz de los Navegantes ubicada sobre la desembocadura.
En 2012 se encuentra abandonado y algunas de sus placas recordatorias fueron hurtadas.
Los pastizales dominan el Fuerte, no habiendo por el momento nadie que cuide ó mantenga el lugar. Además la desembocadura del río Coronda en su margen Izquierdo se encuentra dominado por un complejo privado que desnaturaliza el lugar histórico que le corresponde.
Como integrante del Instituto Belgraniano de Rosario y actual Secretario, mociono que se difunda el conocimiento de este sitio, que se reconozca el trabajo de los actuales investigadores del sitio de Puerto Gaboto que conozco y visité no solo con mi familia,sino con los alumnos a mi cargo, como lo hice en el Fuerte de Guardia de la Esquina, cercano a la localidad de San José de la Esquina,- S.F.-sobre la margen del Río Carcarañá. Prof. Lic. Luis Angel Maggi.
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