monasterios de la provincia de Burgos
El monasterio de Nuestra Señora del Espino es un cenobio de monjas Clarisas sito en la localidad de Vivar del Cid (provincia de Burgos, Comunidad de Castilla y León, España).
Historia
Según una tradición popular, los habitantes de la zona esconcondieron bajo tierra unas imágenes religiosas durante la invasión musulmana. Años más tarde fueron halladas, estando entre ellas la Virgen del Espino. A ésta se le atribuyeron varios milagros y se le erigió una ermita, formandose a su alrededor un beaterio que seguía la Regla de Santa Clara.
En 1475, el Adelantado Mayor de Castilla Don Pedro López de Padilla y su mujer Isabel Pacheco pidieron licencia al Papa Sixto IV para fundar junto a la ermita un monasterio, para uso de las beatas aceptadas ahora como monjas clarisas.
El monasterio, de estilo gótico, sufrió un grave incendio en 1620 y en el siglo XIX la invasión francesa obligó a las religiosas a abandonar el convento durante el transcurso de la misma.
Cantar de Mio Cid
En un arcón que se exhibe en el cenobio, se guardó el manuscrito del Cantar de Mio Cid1 hasta que el códice salió del monasterio en 1776. En 1960 fue adquirido por la Fundación Juan March y cedido a la Biblioteca Nacional.
El monasterio de San Francisco de Burgos fue un convento franciscano situado en la ciudad de Burgos, (España), del que actualmente sólo se conservan unas pocas ruinas. Según refiere la tradición, fue fundado por san Francisco de Asís1 en 1213, habiendo obtenido previamente la aprobación del rey Alfonso VIII de Castilla, aunque ello ha sido cuestionado por numerosos historiadores.2
El monasterio resultó muy dañado durante la Guerra de la Independencia, y en 1836 fue desamortizado y comenzó a ser demolido. En el solar que ocupaba fue instalado un cuartel, y posteriormente una factoría militar y en las décadas siguientes tuvo otros destinos. Las ruinas de la iglesia que aún se conservan se encuentran en la calle San Francisco, cerca de las del desaparecido convento de la Santísima Trinidad de Burgos.
Historia del edificio
Fundación y primeras décadas (siglo XIII)
Según refiere la tradición, fue fundado por san Francisco de Asís1 en 1213, durante la visita que el santo realizó a España con el propósito de peregrinar a Santiago de Compostela, aunque en la actualidad, diversos historiadores franciscanos cuestionan el supuesto viaje de san Francisco de Asís a España,2 y señalan que no se produjeron fundaciones de monasterios durante dicho viaje.3No fue el monasterio de San Francisco de Burgos el único que pretendía haber sido fundado por san Francisco, ya que son numerosos los monasterios franciscanos en España que pretendían haber sido fundados por dicho santo, entre los que se cuentan elconvento de San Francisco de Santiago de Compostela o los desaparecidos convento de San Francisco de Barcelona.3 y el convento de San Francisco de Soria.
San Francisco, según la tradición, obtuvo licencia del rey Alfonso VIII de Castilla para fundar un monasterio en la ciudad de Burgos y, por ello, el cabildo catedralicio de Burgos cedió a los franciscanos la ermita de San Miguel, situada en la cumbre del cerro de San Miguel de Burgos. Dicha ermita había sido donada al cabildo de Burgos por dos ciudadanos que la habían edificado a su costa.4
San Francisco de Asís, según refiere la tradición, aceptó complacido la donación de la ermita, pues se hallaba en un lugar apropiado para servir de morada a los monjes, que se hallaban dedicados al retiro, la penitencia y la contemplación. Posteriormente, san Francisco adaptó el edificio a las necesidades de la orden, aunque el edificio pertenecía al cabildo catedralicio, según se desprende del documento emitido por el papa Alejandro III en el año 1163, en el que incluye la ermita de San Miguel entre las once iglesias de la ciudad de Burgos.5
En el desaparecido convento de la Santísima Trinidad de Burgos se conservaba una escritura, actualmente desaparecida, en la que constaba que en 1212, los padres trinitarios habían cedido un huerto a los frailes franciscanos, durante la estancia de San Francisco de Asís en la ciudad de Burgos. No obstante, la datación de dicho documento es errónea, pues en el caso de que la donación se hubiese realizado, habría tenido lugar en el año 1213, en el que algunos autores certifican que se produjo el viaje de san Francisco a España, aunque numerosos historiadores afirman que dicho viaje a España nunca fue realizado.6
En 1226, según refieren las crónicas de la época, los franciscanos de Burgos, debido a la incomodidad de su alojamiento en la ermita de San Miguel, comenzaron a planificar el traslado de su monasterio a otro lugar de la ciudad, contando para ello con la cesión de algunos terrenos donados por los padres trinitarios del convento de la Santísima Trinidad de Burgos. Pedro Díaz de Orense, canónigo de la catedral de Burgos,3 donó en su testamento una suma de dinero a los frailes franciscanos a fin de que comprasen el terreno para levantar el nuevo monasterio, y también para sufragar las obras del edificio.7
El traslado de los frailes al nuevo monasterio tuvo lugar durante la estancia en la ciudad de Fray Juan de Parente, portador de cartas e instrucciones de san Francisco de Asís para los monasterios franciscanos de España, y de la bula por la que el papaHonorio III había legitimado, el día 23 de noviembre de 1223, la orden de los franciscanos. Fray Juan de Parente residió varios años en la ciudad de Burgos y estuvo presente en la colocación de la primera piedra de la nueva catedral, en 1221, durante el reinado de Fernando III de Castilla, quien benefició al monasterio junto con el cabildo catedralicio y la ciudad de Burgos. Además, en ésta época se convirtió en benefactor del monasterio el almirante de Castilla Ramón de Bonifaz, quien donó en su testamento una gran suma para la edificación de la iglesia, reservándose el derecho de sepultura para sí mismo y sus descendientes en la misma.8 9
El papa Inocencio IV,2 mediante bula otorgada en la ciudad de Lyon en 1246, concedió indulgencias y otras mercedes a los individuos que trabajasen o destinasen sumas de dinero para lograr la terminación de la iglesia de San Francisco de Burgos.7Varios años después, la ciudad de Burgos edificó a sus expensas la nave mayor del templo, y durante los siguientes siglos el patrimonio del monasterio fue ampliado gracias a las donaciones y privilegios concedidos por diversos monarcas y benefactores particulares. Durante los siglos en que funcionó como monasterio franciscano, el monasterio de San Francisco fue uno de los principales de la ciudad de Burgos, junto con el monasterio de las Huelgas y la Cartuja de Miraflores, que aún perduran, y el desaparecido convento de San Pablo, de la orden de los dominicos.
El monasterio de San Francisco entre los siglos XIV y XVIII
Durante las Cortes de Burgos de 1392 fue asesinado Díaz Sánchez de Rojas, caballero del séquito del rey Enrique III de Castilla, y por la ciudad de Burgos se extendió el rumor de que el asesinato había sido instigado por el duque Fadrique de Castilla, hijo ilegítimo del rey Enrique II de Castilla.10 El cadáver de Díaz Sánchez de Rojas recibió sepultura en el monasterio de San Francisco de Burgos y sus asesinos, Pedro Lobete y Juan de Castrillo, se refugiaron, según el rumor popular, en el palacio del duque de Benavente en Burgos.10
A principios del siglo XV, durante el reinado de Juan II de Castilla, hallándose el rey y la Corte en la ciudad de Burgos, el cardenal Pedro Fernández de Frías tuvo una disputa con Juan Vázquez de Cepeda, obispo de Segovia,11 y éste último fue golpeado por varios escuderos de aquél, provocando con ello la cólera de Diego López de Zúñiga, justicia mayor del rey,12 y la de Juan de Velasco, camarero mayor del rey,13 que protestaron por ello ante el rey Juan II de Castilla y consiguieron que el rey ordenase el arresto del cardenal Pedro Fernández, quien permaneció detenido en el monasterio de San Francisco de Burgos, donde se hallaba alojado.11 Poco después, el cardenal fue expulsado de la Corte y que abandonó Castilla. Se instaló en Florencia, donde falleció. Su cadáver fue repatriado y sepultado en la catedral de Burgos.11
Los Reyes Católicos establecieron en el monasterio de San Francisco de Burgos su archivo, y en él fue depositado una copia del testamento de la reina Isabel la Católica, que falleció en el municipio vallisoletano de Medina del Campo en el año 1504. Posteriormente, la copia del testamento de la reina fue entregada, por orden del emperador Carlos V, al cardenal García de Loaysa, confesor del emperador y arzobispo de Sevilla. En 1546 los documentos reales archivados en el monasterio de San Francisco fueron trasladados al Archivo General de Simancas, ubicado en el vallisoletano castillo de Simancas.7
En el siglo XVII a Juan de Castro y Castilla, conde de Montalvo, le fue concedido el título de Protector del Convento y el patronato de la capilla de San Pedro Apóstol, del altar mayor de la iglesia, y del trasagrario, debido a las donaciones que había realizado al monasterio. Además, su escudo de armas fue colocado en diferentes lugares de la iglesia y del monasterio de San Francisco.7
Guerra de la Independencia y demolición del monasterio (1808-1836)
Durante la Guerra de la Independencia, el monasterio de San Francisco fue saqueado, usado como cuartel, y posteriormente destruido, por las tropas francesas. El día 18 de agosto de 1808, el rey José I Bonaparte, mientras se encontraba en Miranda de Ebro tras la derrota francesa en la batalla de Bailén,14 decretó que se vendieran los conventos con menos de 12 religiosos profesos y los bienes de las Obras Pías, y el día 16 de noviembre de 1808 el mismo monarca decretó la supresión de numerosos conventos y monasterios burgaleses, entre los que se contaba el de San Francisco.14
Durante la ocupación francesa, en 1808, el párroco de la iglesia de San Gil Abad de Burgos regaló al general francés Darmagnac una Purísima Concepción que había estado en una capilla del monasterio de San Francisco,15 como agradecimiento por la guardia que el general francés colocó en la iglesia de San Gil Abad para impedir que fuera saqueada por los soldados franceses, aunque los sacerdotes de dicha parroquia pagaron por dicha protección.15
En 1813, cuando el duque de Wellington asediaba la ciudad de Burgos, donde se encontraban las tropas francesas, éstas bombardearon el monasterio de San Francisco desde el castillo de Burgos, y arruinaron casi completamente la iglesia, que sufrió un gran incendio, desapareciendo entonces numerosas capillas y sepulcros, y las bóvedas que cubrían el templo.16 Y en 1815, durante el reinado de Fernando VII, los franciscanos volvieron a ejercer su ministerio y edificaron una nueva iglesia, cuya mérito artístico era muy inferior a la desaparecida, y ell monasterio fue reconstruido y en él habitaron los religiosos hasta 1836, en que se vieron obligados a abandonarlo debido a la Desamortización de Mendizábal.17
En 1836 comenzó la demolición del edificio, que pasó a depender del Ministerio de la Guerra, el cual en 1842 dispuso la creación de un cuartel de 800 plazas. En 1844 se reconstruyeron algunas partes del edificio para alojar a un batallón de Milicias Provinciales,18 y las piedras y sillares del monasterio fueron aprovechadas por los habitantes del vecindario y también se utilizaron en la construcción de la muralla de contención del Río Arlanzón, que atraviesa la ciudad de Burgos.19 En 1852 se instaló una factoría militar en las ruinas del edificio, y en 1856 el Establecimiento de provisiones de la Plaza de Burgos. En 1877, veinte años después, se construyeron almacenes en los terrenos que había ocupado la huerta del monasterio.18
Las ruinas del monasterio de San Francisco en la actualidad
En 1972 el Ministerio de Defensa cedió los terrenos que había ocupado el monasterio al Ayuntamiento de Burgos, que estableció en él almacenes, cocheras y depósitos de materiales,20 y en 1988 se creó un Área de Actuación Urbanística que redistribuyó completamente el terreno, convirtiéndolo en una unidad residencial para uso mixto de viviendas y locales comerciales. No obstante, los últimos restos del monasterio que aún se conservan, y que consisten en una parte del muro norte de la iglesia y el solar colindante, fueron cedidos por el Ayuntamiento de Burgos al Ministerio de Cultura.20
A finales de 1992, mientras continuaban las obras de explanación, desmonte y terraplenado de lo que fueron los terrenos del monasterio, se realizaron sondeos arqueológicos en la iglesia del monasterio, por iniciativa de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León.20 Durante dichos sondeos se encontró una gran cantidad de restos óseos dispersos y mezclados con escombros, y se recuperaron fragmentos cerámicos vidriados, trozos de baldosas con esmaltes, un pequeño crucifijo de madera, dos monedas de los reyes Felipe III y Felipe IV, y una pieza de alabastro en relieve que provendría de algún sepulcro.21
Las ruinas de la iglesia que se conservan en la actualidad se encuentran en la calle San Francisco, cerca de las del desaparecido convento de la Santísima Trinidad de Burgos.
Descripción de la iglesia de San Francisco
La iglesia de San Francisco seguía el prototipo de las primeras iglesias franciscanas del siglo XIII, como la iglesia de San Nicolás de Bari de Barcelona o el convento de Santa Catalina de la misma ciudad, de la Orden de los dominicos.22 La nave central de dichos templos era de mayor anchura que las restantes, ancha y rectangular, y cubierta por varios tramos de bóvedas de crucería, en la cabecera del templo había un ábside poligonal, y los muros laterales de la iglesia descansaban sobre contrafuertes, entre los que se hallaban las capillas laterales de la iglesia.22
La iglesia de San Francisco, basándose en los escasos datos que los historiadores conocen de ella, y según la hipótesis más probable, tenía tres naves,23 estaba edificada con piedra de sillería y la cabecera del templo era de estilo gótico, y diversas pruebas manifiestan que junto a la cabecera había dos torres-campanario, aunque cabe la posibilidad de que existiera una única torre.23 En una de las torres debió estar colocado un reloj, según se deduce del coste de sus arreglos, que figuran en los libros de cuentas del monasterio.24 El suelo de la nave central de la iglesia estaba ocupado, desde las gradas del presbiterio hasta el sotocoro del atrio de entrada, por 177 sepulturas.
La nave central era más ancha que las dos restantes, y a los lados del templo se abrían una serie de capillas, en las que estaban sepultados numerosos miembros de la nobleza burgalesa y castellana. La nave mayor de la iglesia de San Francisco medía más de trescientos pies de largo (unos 90 metros), y fue costeada a expensas de la ciudad de Burgos y, por ello, el escudo de la ciudad de Burgos, esculpido sobre alabastro, fue colocado sobre la puerta de entrada de la iglesia.24
En las naves del templo y en la cabecera había capillas particulares, y sus patronos, entre los que se encontraban algunos de los principales nobles burgaleses, las dotaron con capellanías y las utilizaron como lugar de enterramiento para ellos y sus descendientes. Todas las capillas estaban adornadas con retablos, pinturas, sepulcros, estatuas, escudos, laudas, epitafios, y sepulcros con sus respectivos carneros.
A los pies del templo se hallaba un pórtico, que cobijaba la portada exterior de la iglesia. En dicha portada, de estilo ojival florido, dos ángeles tenantes sustentaban dos escudos en los que aparecían esculpidas las armas del adelantado de Castilla que costeó la obra de la portada. En el pórtico de la iglesia también se hallaban colocados los blasones de las familias Salamanca y Orense, por Hernán García de Orense, secretario del rey Enrique, que fue protector del monasterio.25
En la iglesia de San Francisco tenían su sede varias cofradías de la ciudad de Burgos, siendo algunas de ellas de carácter religioso, y otras de carácter gremial. La iglesia también era estación fija de procesiones y rogativas públicas, como la de los hijosdalgo de la merindad de Río Ubierna, municipio situado a 10 km. de Burgos, para implorar la lluvia.26
La capilla mayor
Al presbiterio de la iglesia, que era bastante amplio, se accedía por una escalera de diez peldaños, y a ambos lados del presbiterio estaban colocados dos altares con sus correspondientes retablos. El altar del lado del Evangelio estaba dedicado a San Pedro y el altar del lado de la Epístola a la Inmaculada Concepción.25
El retablo mayor de la iglesia de San Francisco fue realizado a finales del siglo XVII y era de estilo barroco. Estaba dorado y adornado con pinturas y con esculturas de talla policromadas y abundantes adornos vegetales y se dividía en tres cuerpos y tres calles. En el centro del primer cuerpo estaba colocada la imagen de San Francisco de Asís y a sus lados estaban las de San Buenaventura y San Antonio de Padua. En el centro del segundo cuerpo del retablo se hallaba una imagen de la Virgen María, flanqueada por las imágenes de San Luis, obispo de Tolosa, y por la de San Bernardino de Siena y, en el tercer cuerpo estaba colocado un Cristo crucificado, flanqueado por las imágenes de San Juan Evangelista y la Virgen María, todas ellas de tamaño superior al natural.25
En la capilla mayor estaban colocados los sepulcros de varias familias de la nobleza. Junto a las gradas del altar mayor estaba el sepulcro de la familia Salinas, en el lado del Evangelio el de los condes de Montalvo, en el lado de la Epístola el de la familia Huidobro, y junto a éste último el de los marqueses de Quintana de las Torres.27 También laCasa de Bernuy, que llegó a ostentar el marquesado de Benamejí, tenía sepulturas en la capilla mayor.27
A ambos lados de la predela del retablo mayor, sendas puertas comunicaban con el trasagrario del templo, que estaba adornado con diversas pinturas y relicarios.25
El coro
Diversos autores señalan que el coro primitivo del templo, con su sillería, facistol y cantorales, estuvo colocado al principio entre el crucero de la iglesia y la capilla mayor, aunque posteriormente fue colocado a los pies de la nave mayor, junto a la portada principal de la iglesia.28
Capillas de la iglesia
Capilla de San Pedro
Estaba situada en la nave del Evangelio y junto a la capilla mayor del templo. En ella estaba sepultado Diego López V de Haro,25 señor de Vizcaya, que falleció en 1310 en el asedio de Algeciras, durante el reinado de Fernando IV de Castilla.
Juan de Castro y Castilla, que falleció sin descendencia en 1646, era el patrono de la capilla de San Pedro. Fue el primer conde de Montalvo, comendador mayor de Aragón en la Orden de Santiago, corregidor de Madrid, y consejero de Guerra y de Hacienda,29 y sus escudos de armas estaban colocados en la capilla de San Pedro, en el trasagrario y en el altar mayor de la iglesia.25
Capilla de las LLagas de San Francisco
Estaba situada en la nave del Evangelio, junto a la capilla de San Pedro. Estaba comunicada con la sacristía del templo, y en ella se encontraban algunas sepulturas de los miembros de la comunidad religiosa del monasterio.30 En esta capilla, cuyas claves de bóveda estaban adornadas con los escudos de la familia Bonifaz,9 se encontraban, entre otros, los siguientes sepulcros de dicha familia:
- Sepulcro de Ramón de Bonifaz, primer almirante de Castilla y benefactor del monasterio de San Francisco.
- Sepulcro de Pedro de Bonifaz (m. 1354).
- Sepulcro del licenciado Gaspar de Bonifaz, caballero de la Orden de Santiago y miembro del Real Consejo de las Órdenes Militares.
El sepulcro del primer almirante de Castilla, de piedra, era de elevadas proporciones, estaba adornado con imágenes de losdoce apóstoles y de otros santos, y sobre su cubierta se hallaba una estatua yacente que representaba al difunto portando su espada, mientras que a sus pies aparecía colocado un perro acostado, como símbolo de fidelidad, que portaba el escudo con las armas del almirante.31 En el sepulcro del almirante, desaparecido en la actualidad, estuvo esculpido el siguiente epitafio: «Aquí yace el muy noble y esforzado caballero don Ramón Bonifaz, primer almirante de Castilla que ganó a Sevilla. Murió el año MCCLVI»,32 aunque, durante una visita de la reina Isabel la Católica al monasterio de San Francisco, ordenó que la parte final de dicho epitafio fuera suprimida y que en su lugar se colocara la frase «que fue en ganar a Sevilla con el rey Don Fernando».32
Cerca del sepulcro del almirante fueron sepultados varios de sus familiares, entre ellos su tercera esposa, Teresa Arias de Hinojosa y su hijo Luis de Bonifaz.33 En 1354 fue sepultado en la misma capilla Pedro de Bonifaz, hijo de otro Pedro de Bonifaz que había sido camarero mayor del infante Pedro de Castilla, hijo del rey Sancho IV de Castilla.33
En 1662, siendo guardián del monasterio de San Francisco Fray Juan Martínez Herreros, tomaron posesión de la capilla y del sepulcro de los Bonifaces, Luis de Bonifaz Tovar, caballero de la Orden de Santiago, y Diego Antonio de Bonifaz y Porres.33
Capilla de la Concepción Antigua
Estaba situada en la nave del Evangelio, junto a la capilla de las LLagas de San Francisco y separada de ésta última por una reja. Era una de las capillas más antiguas de la iglesia y estaba comunicada con el claustro del monasterio.
Capilla del Santísimo Cristo
Estaba situada en la nave del Evangelio, junto a la capilla de la Concepción Antigua y separada de ésta última por un arco ojival decorado. En esta capilla se encontraba la imagen del Santísimo Cristo, de gran tamaño.28 El patronato de la capilla correspondía a la familia Torre, que fueron alcaldes y regidores de Burgos, y en ella fueron sepultados varios miembros de dicha familia, en sepulcros de piedra.
Entre los sepulcros de la capilla destacaba el sepulcro de Álvaro de la Torre y de Mencía de Castro, en el que aparecía un epitafio, donde constaban los nombres de los allí sepultados, y al lado del epitafio estaban las figuras de dos niños. La urna sepulcral descansaba sobre calaveras, que se hallaban colocadas encima del zócalo.
La capilla también destacaba por contener numerosas reliquias.28
Capilla de Santiago Apóstol
Estaba situada en la nave del Evangelio, junto a la capilla del Santísimo Cristo y separada de ésta última por un arco ojival de piedra. Uno de sus patronos fue Diego de Curiel Pardo, regidor de la ciudad de Burgos y adinerado comerciante, que fue sepultado en la capilla y cuyos padres, Diego de Curiel y María Pardo, también fueron sepultados en ella. La familia provenía del municipio burgalés de Aranda de Duero y uno de sus antepasados fue administrador de justicia en dicho municipio, hacia 1485, en el reinado de los Reyes Católicos.28
También fue patrono de la capilla Pedro Gutiérrez, alcalde mayor de Burgos, cuya familia también tenía sepulturas en la capilla mayor de la iglesia, junto a las de los marqueses de Benamejí.30
En el siglo XVIII, según refirió Antonio Ponz en su obra Viage de España, se hallaba colocado en la capilla de Santiago un retablo dedicado a dicho apóstol, de estilo renacentista, y de estilo similar al retablo mayor de la catedral de Burgos. En el centro del retablo se hallaba colocada la imagen de Santiago Apóstol, encima de ella aparecía la Adoración de los Reyes Magos, y en el remate del retablo se encontraba una imagen de Cristo crucificado. En los intercolumnios del retablo se encontraban las imágenes de San Jerónimo, San Francisco de Asís, San Cristóbal y San Ildefonso, y en el basamento del retablo aparecían las efigies de loscuatro evangelistas.34
Capilla del Santo Cristo
Estaba situada junto a la anterior y separada de ella por una artística reja. Su patronazgo correspondía a la familia Veracruz,28aunque también fue su patrono Miguel de la Torre, regidor de Burgos.30
Capilla de San Bernardino
Capilla de San Bernardino. El lienzo de muro que todavía se conserva de la iglesia pertenece a ésta capilla y en su lado del Evangelio estaba, y se conserva también actualmente, el arcosolio de Pedro Ximénez del Castillo, y en el lado de la Epístola estaba el desaparecido arcosolio de la familia Vitoria.35 También se conserva un rosetón que muestra algunas semejanzas con el rosetón de la catedral de Burgos, que fue ejecutado a principios del siglo XV, durante el episcopado del obispo Alfonso de Cartagena.35
Otras capillas
- Capilla de La Piedad. Estaba situada en la cabecera del templo, junto a la capilla mayor y en la nave de la Epístola.9
- Capilla de San Roque. Perteneció a José Varona, regidor de Burgos e hijo de Pedro Varona, alcalde mayor de la misma ciudad.30
- Capilla de San Antonio. Era de la familia Miranda.
- Capilla de San Luis. Su patronato correspondía a la familia Gallo.n. 1
- Capilla de San Buenaventura. Perteneció a Diego de Lerma.
- Capilla de la Concepción. Su patronato correspondía a la familia Meléndez.
- Capilla de la familia Rico. Estaba situada junto a la entrada y en la nave de la Epístola.30
- Capilla de la familia Castillo. Se encontraba junto a la entrada y en la nave del Evangelio.30
Altares y retablos
Domingo de Arroyuelo, que fue obispo de Burgos entre 1366 y 1380, consagró en el siglo XIV diez altares en la iglesia de San Francisco, y colocó en ellos reliquias de diferentes santos, aunque antes de dicha consagración, ya se encontraban colocados en la iglesia dos altares dedicados respectivamente a San Francisco de Asís y a Nuestra Señora.36 Los diez altares consagrados por el obispo Domingo de Arroyuelo fueron los siguientes:
- Altar mayor de la iglesia. Estaba dedicado al Espíritu Santo, aunque a finales del siglo XVII se colocó el retablo mayor.
- Altar de San Juan Bautista.
- Altar de San Juan Evangelista.
- Altar de San Antonio.
- Altar de los Apóstoles San Simón y San Judas.
- Altar de San Luis.
- Altar de Santa María Magdalena.
- Altar de Santa Inés.
- Altar de San Vicente
- Altar de San Ibón y San Alejo.
El número total de retablos colocados en la iglesia de San Francisco llegó a ser de veintidós, contándose entre ellos los que se hallaban colocados en las capillas de la iglesia y los que estaban junto a los pilares del templo.
Sepulturas
Miembros de la realeza sepultados en la iglesia de San Francisco
En la iglesia de San Francisco recibieron sepultura dos miembros de la realeza castellano-leonesa:
- Diego López V de Haro (c.1250-1310).37 Fue señor de Vizcaya, y era hijo de Diego López III de Haro y bisnieto del reyAlfonso IX de León.38 Fundó la Villa de Bilbao en 1300.
- Violante de Castilla,39 esposa del anterior e hija del rey Alfonso X de Castilla y de la reina Violante de Aragón.40 n. 2
Otros sepulcros destacados
En la desaparecida iglesia de San Francisco se hallaban colocados numerosos sepulcros y los siguientes destacaban en opinión del historiador y viajero Antonio Ponz, que los contempló en el siglo XVIII:41
- Sepulcro de Ramón de Bonifaz, primer almirante de Castilla.
- Sepulcro de Álvaro de la Torre y de Mencía de Castro.
- Sepulcro de Miguel Fernández de Miranda y de su esposa. Fue realizado en el siglo XVI y sobre su cubierta se hallaban las estatuas yacentes que representaban al matrimonio.
- Sepulcro de la familia Ríos. Se encontraba junto al retablo del Ecce homo.
Sacristía, claustro y relicario
En la sacristía de la iglesia de San Francisco, según refiere Antonio Ponz en su obra Viage de España, se hallaba un lienzo en el que aparecía representada la Porciúncula, y otros veinticinco lienzos de santos mártires pintados por Diego de Leiva antes de ingresar, en 1634, en la Cartuja de Miraflores. En el centro de la sacristía estaba colocado el sepulcro de los Montealegre, y destacaba su cajonería de nogal, donde se guardaban los ornamentos y alhajas para el culto del templo.30
El claustro del monasterio era amplio y estaba abovedado, y fue reedificado hacia 1725, siendo guardián y provincial Fray Felipe Calvo, aunque antes hubo un claustro gótico que fue reemplazado a su vez por otro de estilo renacentista en el siglo XVI.42 En el claustro del monasterio estaban colocadas una serie de pinturas que representaban a numerosos santos, y en los ángulos del claustro otras pinturas representaban diferentes pasajes de la vida de San Francisco de Asís, y algunas estaban firmadas por el pintor flamenco Gaspar de Crayer y, según refiere Antonio Ponz en su obra Viage de España, eran de «razonable mérito».43 , mientras que otras fueron realizadas por el artista burgalés Mateo Cerezo.23
En el monasterio de San Francisco, según refiere el Padre Enrique Flórez en su obra España Sagrada, se guardaban una serie de reliquias de santos. Entre ellas, se contaban una sandalia y un trozo de túnica de San Francisco de Asís, y reliquias de San Pablo, San Basilio, San Buenaventura, y de San Benito, entre otras.44 35
Sala Capitular, refectorio y enfermería
Se desconoce cómo era la Sala capitular del monasterio, aunque habría una.23 El refectorio era muy amplio, ya que en el monasterio solían habitar entre 70 y 80 monjes, sin contar con los novicios, y en él estaría colocado un púlpito.23 También destacaba la enfermería del monasterio.
El antiguo Real Monasterio de Nuestra Señora de Fresdelval fue un monasterio jerónimo fundado en el siglo XV y situado en las cercanías de la ciudad de Burgos (España), concretamente entre las localidades de Villatoro,Quintanilla Vivar y Villayerno Morquillas.Exclaustrado y en estado ruinoso, el antiguo cenobio pertenece a una propiedad particular y actualmente (2009) no puede visitarse su interior por encontrarse en restauración, quedando las visitas restringidas al exterior. Fue declarado bien de interés cultural, por entonces Monumento Nacional, el 3 de junio de 1931. Posteriormente (2009) ha sido ampliada la delimitación del monumento.
Precedentes: la ermita de Nuestra Señora de Fresdelval
Siguiendo la tradición piadosa de buena parte de los monasterios jerónimos, Fresdelval se fundó en el lugar donde existía una ermita dedicada a la Virgen María y que existía desde los tiempos del rey Recaredo. Parece que aquel viejo edificio se reedificaría hacia 1320, en tiempos del rey Alfonso XI. Los cimientos de esta edificación indican que era una iglesia muy modesta.
En el siglo XIV la devoción a la titular del valle estaba muy extendida en Burgos y su comarca. Durante el reinado de Juan I de Castilla (1379–1390), el culto a la imagen de la Virgen de Fresdelval recibe un nuevo impulso por la voluntad de Pedro Manrique, el Viejo, Adelantado Mayor de Castilla, señor del valle. Este caballero hizo juntar a los lugares de Vivar, Quintanilla y otros pueblos de los contornos para formar con todos ellos una cofradía y hermandad en aquella iglesia.
Protección de los Manrique y descendientes
Con Pedro Manrique y especialmente con su único hijo, aunque ilegítimo, Gómez Manrique de Lara, primer señor de Requena, comienza la protección que esta familia concedió a Fresdelval hasta la extinción de sus últimos sucesores, los Padilla, a comienzos del siglo XVII.
Gómez Manrique nació en 1356 y de niño fue entregado como rehén al rey de Granada con otros hijos de caballeros de Castilla. Convertido al islam, retornó a Castilla donde abjuró de esta religión por el cristianismo. Fue muy devoto de la Virgen de Fresdelval. Fundará aquí un monasterio tras atribuir a la intercesión de esta Virgen la curación milagrosa de su hija mayor, María, en 1400, y por haber salvado la propia vida del adelantado durante el cerco de Antequera, en 1403. Entonces hizo voto de edificar un monasterio junto a la ermita de la Virgen de Fresdelval.
Levantado el asedio de Antequera, el adelantado pidió licencia al infante don Fernando para acercarse con otros caballeros al santuario de Guadalupe. En Guadalupe conoció don Gómez a la Orden de San Jerónimo, que ya apuntaba las características que iban a definirla toda su existencia: la solemnidad y compostura en el culto que tanto debió impresionarle y el favor de los reyes, que ya lo disfrutaba de Enrique III y del infante don Fernando.
Ello decidió al adelantado a elegir a esta Orden para su fundación de Fresdelval. Comunicó su resolución al prior de aquel monasterio y a él pidió con este fin cierto número de monjes.
A la muerte de Gómez Manrique, sobrevenida en Córdoba el 3 de junio de 1411, la iglesia debía estar iniciada y al menos con su gran presbiterio abovedado. En ella fue enterrado el 9 de julio de ese mismo año tal y como había dispuesto en su testamento.
El resto de las edificaciones conventuales sufrirán retrasos en su construcción, principalmente debido al incumplimiento de los compromisos contraídos por la viuda de don Gómez, Sancha de Rojas. Fueron sus hijas (que emparentaron con los Padilla, Sarmiento y Avendaño) las que continuaron el patrocinio paterno. Los nietos y descendientes de don Gómez Manrique rivalizan durante el siglo XV en la protección de la fundación de su antecesor. Al favor de estas familias se uniría el de numerosos y anónimos burgaleses, llevados por su devoción a la Virgen de Fres del Val.
Primeros monjes. Construcción del monasterio
Llegaron cuatro frailes que, junto al capellán del valle, se alojaron en las casas y palacio que el adelantado había edificado, de allí salían a hacer los oficios a la ermita. Sabemos que tres de ellos no llegaron a ver el monasterio terminado, fueron enterrados en la antigua iglesia, fuera de la reja y delante de la imagen de la Virgen.
Una vez instalados los jerónimos en el valle, los religiosos decidieron que se debía levantar el convento junto a la antigua ermita. Acopiados los materiales, se abrieron los cimientos y se puso la primera piedra el 25 de marzo de 1404, día de la Anunciación. Los trabajos de construcción fueron a buen ritmo y en ellos, según la tradición, intervinieron los religiosos con sus propias manos.
Arquitectura
Iglesia
La iglesia que erigió el maestro Brahen respondía al tipo de la Orden de San Jerónimo de nave única, modelo tomado de loscartujos y de los franciscanos; si bien la cabecera es cuadrada —al estilo cisterciense— y no poligonal, como era al uso en las órdenes antes mencionadas. El crucero, poco resaltado, daba acceso a las capillas que se situaron en sus brazos: la de San Andrés, en el lado del evangelio y la capilla de San Juan Bautista, en el lado de la epístola. En los templos jerónimos, asimismo, son normales las capillas laterales, en Fresdelval se abren en el tercer tramo de la nave y son de escasa profundidad, ocupando el espacio entre los contrafuertes. Sólo conocemos la advocación de la que se encontraba entrando a la mano izquierda: Santa Ana. Entre esta capilla y la de San Andrés, por la que se accedía, se encontraba la antigua sacristía, con la que se completa el trazado del templo.
En la capilla mayor de la iglesia se ubicó el sepulcro del fundador Gómez Manrique y su esposa doña Sancha de Rojas. Se trata de una pieza excepcional, realizada en alabastro en las estribaciones de 1400. En época moderna, el sepulcro fue partido en dos y los yacentes empotrados en los laterales de la capilla mayor, lugar en el que permanecieron hasta su traslado el Museo de Burgos, donde hoy puede contemplarse.
Dependencias monásticas
Durante el siglo XV se va conformando la disposición del antiguo monasterio gótico siguiendo el modelo jerónimo: al sur de la iglesia se sitúa el claustro procesional, de planta cuadrangular, en su parte superior, claustro alto, están los dormitorios. La comunicación con la iglesia se establece por la puerta de salida y entrada para las procesiones claustrales. En la panda de naciente se encuentra el acceso a la capilla de San Jerónimo o sala capitular, concluida hacia 1432, y a la capilla de San Juan Bautista, al sur del claustro se emplazaban la cocina y el refectorio y, finalmente, en el lado de poniente estaba la enfermería, que será derribada en la gran reforma del siglo siguiente.
La reina Isabel mandará traer a Fresdelval el cuerpo del doncel Juan de Padilla, muerto en la guerra de Granada en 1491 y al que profesaba especial afecto, siendo encargado su sepulcro parietal al taller de Gil Siloe Gil de Siloé. Al igual que el sepulcro del fundador, actualmente se conserva en el Museo de Burgos, y se emparenta tipológicamente con el del infante don Alfonso en la Cartuja de Miraflores, obra del mismo Siloe.
Reformas en el siglo XVI
Desde el año 1524 hasta 1542 se realizaron importantes obras que transformaron el monasterio. Se debieron a la protección y mecenazgo de García de Padilla, Comendador Mayor de la Orden de Calatrava. Estas reformas sirvieron para reestructurar y dar unidad al, hasta entonces, heterogéneo conjunto monacal: hasta el inicio de estas obras, la ermita seguía siendo un edificio exento y perduraban otros edificios aislados, como las casas y palacios de los fundadores, que desaparecieron con esta reforma.
Concretamente, las obras ejecutadas por mandato de Don García de Padilla consistieron en hacer «todas las capillas de la yglesia que están de la rexa afuera y la portada de la yglesia y el coro de ella. el claustro alto. la hospedería. enfermería y todas las celdas del paredón altas y bajas, la bodega, y los troxes y caballeriças, y otras muchas oficinas. Dio la tapicería y la plata del serbicio del altar y la librería y hico la sacristía y la capilla de S. Juª(n)».
Ahora sabemos que la transformación de la iglesia, o capilla mayor, fue profunda: se derribaron, nada menos, que las cuatro primeras bóvedas de la nave para rehacerse con arranques sobre ménsulas situadas a bastante más altura que las originales del siglo XV.
Todavía puede distinguirse las trazas de los arranques primitivos, cortados hasta confundirlos con la superficie del paramento y han perdurado dos ménsulas góticas que quedaron ocultas por el embovedado del coro, también construido en el siglo XVI. Las alteraciones de la iglesia se completaron con el traslado de la reja que se situó entre el falso crucero y el cuarto tramo de la nave y la realización de «el asiento y pretil de la dicha rexa». En esas fechas la reja estaba situada en las gradas de la capilla mayor y en el siglo XVI se trasladó hasta incluir el crucero para dar más exclusividad al panteón familiar de Manriques, Sarmientos y Padillas que estaba situado en la cabecera de la iglesia.
En el exterior de la iglesia gótica se «hizo embutir toda la fachada de la puerta de dicha yglesia» la cual tanto desconcierta a los que intentan fechar la construcción del templo gótico y se encuentran con esta obra renacentista. La construcción de la portada es atribuida por Martínez Burgos a Felipe de Vigarny. La sacristía con entrada por el claustro y que posteriormente fue cegada parece coincidir, por eliminación, con la antes referida la capilla del Santo Crucifijo que es en la claustra principal del dicho monasterio salida.
Carlos V y otras visitas regias
Cuando el emperador Carlos V se hospedó en el monasterio de Fresdelval en la Semana Santa de 1524, las obras de ampliación no habían hecho sino comenzar.
Ya ha quedado dicho que por el año de 1542 estaban finalizando las obras de ampliación realizadas por García de Padilla. Estas construcciones incluían el edificio que pudo acoger al emperador en sus últimos días: el palacio renacentista y el llamado patio de los Padilla, que parecen obedecer a una, en principio, no planeada ampliación. Estas construcciones se levantaron anejas al monasterio pero con una traza constructiva sensiblemente distinta de lo que se había realizado hasta ese momento. Actualmente todavía se puede apreciar que al construir el patio de los Padilla se cegaron vanos del monasterio que se habían abierto unos pocos años antes. En todo el piso superior de este patio se colocaron las armas imperiales y aún se conserva el magnífico escudo de Carlos V que preside el que fuera zaguán, o entrada, del palacio, tradicionalmente conocido como «Casa de Carlos V».
Estos signos constructivos parecen querer confirmar la inicial intención del César de venir a retirarse a Fresdelval. En el siglo XIX, Manuel de Assas escribía: «El emperador Carlos V de Alemania, primero entre los reyes de su nombre en España, hizo edificar una habitación con objeto de retirarse a vivir en ella durante sus últimos días, después de abdicar su doble corona; pero esta nueva obra quedó sin terminarse, porque el monarca, aconsejado por los médicos, cambio de dictamen, y se decidió a elegir para su retiro el monasterio de Yuste, en que terminó su vida. La tradición conservada en Fresdelval lo decía, y los blasones de aquel cuerpo de edificio lo corroboraban. Las noticias que siguen nos las dieron, hace muchos años, los monjes de Fresdelval».
Esta tradición acrecienta su base ahora que conocemos más exactamente las fechas de construcción de los edificios que se realizaron en el siglo XVI con la protección de García de Padilla. El que estas obras fuesen realizadas por García de Padilla, del que Salazar y Castro dice que fue: «uno de los más señalados Ministros que aquel Príncipe [por Carlos V] tuvo», y con la ayuda de su hermano Jerónimo, también un influyente personaje de la corte, nos llevan a especular con la probabilidad de que Carlos V estuviese considerando el elegir a Fresdelval como su lugar de retiro.
La relación del Emperador con los protectores de Fres del Val no terminaba con los Padilla: también estaban los Sarmiento, sus valientes y leales servidores. Pedro Sarmiento, nieto de los fundadores y enterrado en la capilla mayor del monasterio había casado con doña Mariana Pellicer, que viuda, fue Aya de la Reyna Germana y fueron sus hijos Diego Sarmiento, señor de Ubierna, Gentil hombre de Cámara de Carlos V y Don Gaspar y Don Pedro Sarmiento, que todos murieron sirviendo a aquel príncipe en las guerras de Florencia y Siena y en las galeras de España.
Por todo ello, es posible que a la oposición de los médicos se uniese, tal vez, la muerte del influyente García de Padilla —el principal valedor de Fresdelval— el 16 de septiembre de 1542, momento en que la mente del emperador empezaba realmente a fraguar la idea de retirarse. El nombre de Fresdelval había perdido su mejor oportunidad de entrar en la historia universal.
Las visitas reales prosiguieron con Felipe II que estuvo en Fresdelval el 21 de septiembre de 1592. En esta ocasión concedió al monasterio el importante privilegio de poder cercar todo el valle, constituyendo un término y señorío propio. Igualmente hay constancia de las visitas de Felipe III y Carlos II. Este último consta recibió el agasajo en «las habitaciones que fueron labradas para el retiro del emperador Carlos V».
Siglos XVII y XVIII
Extinguida la línea varonil de la familia fundadora a principios del siglo XVII, el monasterio queda sin su principal protector comenzando durante esta centuria y la siguiente una lenta decadencia. La crisis general de la época y diversos quebrantos económicos derivados de ésta (la devaluación de los juros en los que el monasterio tenía cuantiosas inversiones) acentuaron el proceso de deterioro. En el aspecto constructivo no nos puede extrañar que de este último siglo tan solo se levantasen unos anexos a las cuadras y trojes con las que se termina de cerrar el tercer patio del monasterio.
Siglo XIX
En el siglo XIX el lento declive de Fresdelval se transforma en la rápida y completa ruina del monasterio. Iniciada la centuria con la guerra de la Independencia, el 10 de noviembre de 1808 el edificio es saqueado y destruido como consecuencia de la victoria francesa en la batalla de Gamonal. Pese a que la comunidad religiosa regresa en 1814 ya jamás se recuperará de los consecuencias de la contienda, de hecho el reinstaurado culto se celebra en la primitiva sacristía debido a que la iglesia, arruinadas sus bóvedas, permanecerá ya para siempre sin cubierta.
Poco duró el establecimiento de la comunidad, en 1821 como resultado de las medidas desamortizadoras del Trienio Liberal Fresdelval es declarado bien nacional, sujeto a su inmediata subasta. Con el edificio y tierras circundantes se hacen los hermanos de la Puente, Victoriano y Manuel, destacados liberales en la ciudad de Burgos, y que ambos llegaran a ser alcaldes de su ciudad.
Con el regreso del régimen absolutista también se produce el retorno de la comunidad y se les reintegraban en sus bienes y se anulaban las ventas de las llamadas «fincas nacionales». La vida en Fresdelval no debió resultar fácil para la retornada comunidad jerónima. A los daños causados, y no reparados, de la guerra de la Independencia se sumaban los ocasionados por tres años de abandono en los que no debieron de faltar los saqueos.
La expulsión de la comunidad se produce definitivamente con la desamortización de Mendizábal. Algunos objetos de culto fueron a las parroquias cercanas para desaparecer posteriormente. Parte del edificio pasó a otras manos adecuándose para los destinos más insospechados: fábrica de cerveza, refugio de las partidas carlistas y, a finales del XIX, llegó a ser utilizado como fácil cantera de piedra ya labrada.
Este último uso sacudió la conciencia de algunos artistas y el pintor alicantino Francisco Jover y Casanova llegó a tiempo de salvar el claustro procesional, y algunos otros restos que aún quedaban. Para entonces, desgraciadamente, las alas norte y este de la parte alta del claustro, lindantes con la iglesia y capillas, ya había sido totalmente desmontadas.
Jover trabajaba todo el invierno en Madrid y dedicaba los veranos a la restauración del monasterio junto otros artistas como los hermanos Eugenio y César Álvarez Dumont. Desgraciadamente los trabajos de Jover se vieron truncados por su temprana muerte, pero hubo más suerte que en otras ocasiones y Fresdelval dio pronto con alguien que reanudase la labor restauradora. La adquirente era doña Rafaela de Torrens.
Se decidió consolidar las ruinas y levantar algunas espaciosas celdas que sirviesen de albergue y centro de reunión de amigos, literatos y artistas. Lo que motivó que el apasionado Víctor Balaguer escribiese: «Y en verdad que no puede ofrecerse mansión más agradable, ni hospitalidad más atrayente, ni sitio más encantador, ni centro más propio para regocijos de soledad y para deleites de excursión». El meritorio proyecto se completaba con un museo y la utilización como capilla pública de la restaurada por Jover, respetando la obra comenzada. Para esta capilla y museo y en representación de la propietaria, Isidro Gil y Gabilondo trató la compra a la Parroquia de Villatoro de siete estatuitas de mármol, una bandeja de metal y un paño de mesa procedentes del monasterio. Aun así, constatemos que existió un sorprendente proyecto, del que se hizo eco Balaguer, consistente en el traslado del claustro gótico de Fresdelval nada más y nada menos que al Tibidabo de Barcelona. El traslado no se llegó a consumar.
Obras en el siglo XX
El palacio renacentista, conocido como «Casa de Carlos V», fue rehecho (1926–1929) por Deogracias Ortega.
Intervenciones recientes
El Plan General de Burgos tiene prevista la rehabilitación del monasterio para su uso hotelero. En cuanto al palacio renacentista, ha sido restaurada su galería sur (2009–2011) y está previsto su uso dotacional como sede de una fundación que, previsiblemente, albergará un centro de estudios sobre Carlos V y los jerónimos.2
Alusiones literarias
Manuel Azaña visitó el monasterio en 1926 y tomó su nombre para titular su novela inacabada Fresdeval: en ella, recrea la historia de su propia familia y sitúa el monasterio en Guadalajara, cerca de su Alcalá de Henares natal.
Estudios históricos
Siglo XIX
En el siglo XIX escribieron sobre el monasterio Manuel de Assas, Amador de los Ríos y Víctor Balaguer. En todos los casos se trata de aproximaciones parciales y eruditas, entre las que llama la atención la de Assas, por ser la primera y por seguir prácticamente al pie de la letra el códice de memoria de los bienhechores del monasterio, redactado a comienzos del siglo XVI y conservado en el Archivo Histórico Nacional de Madrid.
Siglo XX
A principios del XX, Serrano Fatigati habló de los claustros y, después de un vacío historiográfico en el que Fresdelval sólo era recogido como la fábrica jerónima más antigua conservada o en pequeñas notas de archivo —como la edición de los testamentos de los fundadores por Martínez Burgos en el Boletín de la Institución Fernán González—. María Jesús Gómez Bárcena estudió el sepulcro de Gómez Manrique y Sancha de Rojas hoy conservado en el Museo de Burgos. Ángela Franco Mata publicó los fragmentos del sepulcro de Juan de Padilla y otras piezas conservadas en el Museo Arqueológico Nacional. Por otra parte, Joaquín Yarza Luaces insistió en la interesante figura de Gómez Manrique como promotor de la obra y las razones para la elección de un espacio tan significativo por un personaje tan singular. Años después, Eduardo Carrero estudió la Virgen donada por el fundador al monasterio y hoy conservada en Villatoro. Por último, Gonzalo Martínez Díez ha publicado dos obras sobre Fresdelval, tema que eligió en su discurso de ingreso en la Institución Fernán González.
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