Tras la guerra franco-prusiana, la recién constituida Alemania se convirtió en la primera potencia en el territorio continental europeo. Sin embargo, su hegemonía era precaria: el revanchismo francés, el poderío colonial inglés, la amenaza rusa, podían dar al traste con el nuevo status alcanzado. Sólo manteniendo desunidas a estas potencias, rivales del Reich, podía mantener Alemania su papel arbitral en Europa. La Realpolitikde Bismarck, un equilibrio entre la amenaza y las promesas respaldadas por la fuerza, lo había conseguido mediante la creación de la Triple Alianza (1882), compuesta por Austria-Hungría, Italia y la propia Alemania.
Pero el nuevo Kaiser, Guillermo II, destituyó a Bismarck en 1891 y definió unas líneas de acción más agresivas, en lo que se ha denominado la Weltpolitik: Alemania aspiraba a la hegemonía mundial. Este movimiento activó la diplomacia defensiva del resto de potencias. Francia consiguió salir del aislamiento con la Entente franco-rusade 1892, y diez años después firmó con Italia un Tratado de neutralidad (1902). El nuevo bloque antagónico de Alemania se consolidó con la Entente cordial de 1904 entre Francia y el Reino Unido, a las que se sumó Rusia en 1907 con la firma de la Triple Entente. |
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