alemania
Alemania (en alemán: Deutschland), oficialmente República Federal de Alemania (en alemán: Bundesrepublik Deutschland, pronunciación , /ˈbʊndəsrepubliːk ˈdɔʏʧlant/), es un país soberano centroeuropeo y miembro de la Unión Europea; se organiza como una república parlamentaria federal y su capital es Berlín. Su territorio, formado por dieciséis Bundesländer, limita al norte con el mar del Norte, Dinamarca y el mar Báltico; al este con Polonia y la República Checa; al sur con Austria y Suiza, y al oeste con Francia, Luxemburgo, Bélgica y los Países Bajos. La ciudad de Büsingen, enclavada en Suiza, también forma parte de Alemania. El territorio de Alemania abarca 357 168 km² y posee un clima templado. Con más de 82.2 millones de habitantes, representa la mayor población entre los estados miembros de la Unión Europea y es el hogar del tercer mayor grupo de emigrantes internacionales. Después de los Estados Unidos, Alemania es el segundo destino de las migraciones más popular en el mundo.6
Las palabras «alemán» y «Alemania» provienen del latín y eran utilizadas en la antigüedad por los romanos para denominar a los alamanes —no es lo mismo que alemanes—, el pueblo germánico más cercano al territorio del Imperio romano. De ahí fue usada para nombrar al país entero.7 Además de alemán, está también extendido el uso del gentilicio germano, derivado del nombre con que los romanos se referían a las tribus no romanas de la zona central de Europa, cuyo territorio llamaban Germania.7 Desde el siglo X, los territorios alemanes formaron una parte central del Sacro Imperio Romano Germánico que duró hasta 1806. Durante el siglo XVI, las regiones del norte del país se convirtieron en el centro de la Reforma Protestante.
Como un moderno estado-nación, el país fue unificado en tiempos de la guerra franco-prusiana en 1871. Tras la Segunda Guerra Mundial, cuando la Alemania Nazi fue derrotada por los aliados, Alemania fue dividida en dos Estados separados a lo largo de las líneas de ocupación aliadas en 1949; los Estados resultantes fueron la Alemania Occidental y la República Democrática Alemana, que se reunificaron en 1990. Fue miembro fundador de la Comunidad Europea (1957), que se convirtió en la Unión Europea en 1993. Es parte de la zona Schengen y adoptó la moneda común europea, el euro, en 1999.
Alemania es miembro de la Organización de las Naciones Unidas, la OTAN, el G8, las naciones G4, y firmó el Protocolo de Kioto. Es la cuarta mayor economía mundial en cuanto al PIB nominal, la primera de Europa, y fue el mayor exportador de mercancías del mundo en 2007. En términos absolutos, asigna el tercer mayor presupuesto anual de la ayuda al desarrollo en el mundo,8 mientras que sus gastos militares ocuparon el noveno lugar mundial en 2012.9 El país ha desarrollado un alto nivel de vida y establecido un sistema completo de seguridad social. Tiene una posición clave en los asuntos europeos y mantiene una estrecha relación con varias asociaciones a nivel mundial.10 Es reconocida como líder en los sectores científico y tecnológico.
Historia
En sentido estricto Alemania no existe como Estado hasta 1871. Así se incluye también la historia previa: lo que sucedió en los territorios que luego formaron parte de ese Estado antes de que existiera.
Prehistoria y antigüedad
Se cree que la etnogénesis de las tribus germánicas se produjo durante la Edad de Bronce nórdica, o, como muy tarde, durante la Edad de Hierro pre-romana. Desde el sur de Escandinavia y el norte de Alemania, las tribus iniciaron su expansión al sur, este y oeste en el siglo I a. C., entrando en contacto con las tribus celtas de la Galia, así como Irán, el Báltico, y las tribus eslavas del Este de Europa. Poco se conoce sobre la historia temprana de los pueblos germánicos, excepto lo que se sabe a través de sus interacciones con el Imperio romano y los registros de hallazgos arqueológicos.12
Durante el reinado de César Augusto, los pueblos germánicos se familiarizaron con las tácticas de guerra romanas, manteniendo al mismo tiempo su identidad tribal. En 9 d. C., tres legiones romanas dirigidas por Varo fueron aniquiladas por los queruscos y su jefe Arminio en la Batalla del bosque de Teutoburgo. Por lo tanto, la Alemania moderna, por lo que respecta al Rin y el Danubio, se mantuvo fuera del Imperio romano. En la época de Tácito, tribus germánicas se establecieron a lo largo del Rin y el Danubio, ocupando la mayor parte de la zona moderna de Alemania. El siglo III vio el surgimiento de un gran número de tribus germánicas del Oeste: alamanes, chatti, francos, frisones, sajones y turingios. En ese momento estos pueblos iniciaron el periodo de las grandes migraciones (o invasiones bárbaras, desde el punto de vista del Imperio Romano) que se extendió por varios siglos.13
Sacro Imperio Romano Germánico (962-1806)
El imperio medieval se derivaba de una división del Imperio carolingio en 843, que fue fundada por Carlomagno en 800, y existió en diferentes formas, hasta 1806, su territorio se extendía desde el río Eider en el norte hasta la costa mediterránea en el sur.
Bajo el reinado de la Dinastía Sajona (919-1024), los ducados de Lorena, Sajonia, Franconia, Suabia, Turingia y Baviera se consolidaron, y el Rey alemán fue coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico de estas regiones en 962. Bajo el reinado de la Dinastía salia (1024-1125), el Sacro Imperio Romano Germánico absorbió el norte de Italia y Borgoña, aunque los emperadores perdieron el poder a través de la Querella de las Investiduras. Bajo los emperadores Hohenstaufen (1138-1254), los príncipes alemanes aumentaron su influencia hacia el sur y el este en los territorios habitados por los eslavos. En el Norte alemán crecieron ciudades prósperas como las de la Liga Hanseática.
El edicto de la Bula de Oro de 1356 fue la constitución básica del imperio que duró hasta su disolución. Se codificó la elección del emperador por siete príncipes electores. A partir del siglo XV, los emperadores fueron elegidos casi exclusivamente entre los provenientes de la Casa de Habsburgo.
Martín Lutero escribió Las 95 tesis, donde cuestionó la Iglesia católica en 1517, provocando con ello la Reforma Protestante. La iglesia Luterana fue reconocida como la nueva religión sancionada en muchos estados alemanes después de 1530. El conflicto religioso resultante condujo a la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), que devastó el territorio alemán.14 La población de los estados alemanes se redujo en un 30 %.15 La Paz de Westfalia (1648) terminó la guerra religiosa entre los estados alemanes, pero el imperio de facto fue dividido en numerosos principados independientes. Desde 1740 en adelante, el dualismo entre la monarquía Habsburgo de Austria y el Reino de Prusia dominó la historia alemana. En 1806, el Imperio fue invadido y disuelto como consecuencia de las Guerras napoleónicas.16
Restauración y revolución (1814-1871)
Tras abdicar el último monarca del Sacro Imperio Romano Germánico, se inició, en los antiguos estados que lo componían, una dispar búsqueda por crear un estado nacional alemán unificado. La cuestión territorial se debatía entre la creación de una «gran Alemania», que incluyese los territorios germanófonos austriacos o una «pequeña Alemania», formada exclusivamente por otros estados. A esta disyuntiva se sumaba la cuestión institucional sobre el reparto de poder entre el pueblo y la corona.
La cuestión se planteó de manera concreta tras la caída del Primer Imperio francés. Napoleón, el emperador de los franceses, fue derrotado, pero el hecho de terminar con la dominación extranjera no les reportó a los alemanes una Alemania unida dentro de la Confederación Germánica, implantada en 1815.
En marzo de 1848, la revolución estalló en Alemania. Convertir a Alemania en un estado nacional e institucional suponía tener que definir qué pertenecía a Alemania. El primer Parlamento libremente elegido, en Fráncfort del Meno, descubrió que no era posible forzar el establecimiento de un estado nacional pangermánico, con inclusión de Austria. Este hecho planteó la solución de la «pequeña Alemania», en la forma de un imperio bajo la hegemonía del Reino de Prusia.
El parlamento exigió que, como emperador alemán, el rey de Prusia tendría que renunciar a su carácter divino y concebirse a sí mismo como ejecutor de la voluntad del pueblo, exigencia esta que el monarca rechazó en 1849, impidiendo de esta forma que se realizara la unificación alemana.
En la década de 1860 el canciller Otto von Bismarck favoreció en Prusia al ejecutivo contra el Parlamento. La cuestión del poder político externo se resolvió con la Guerra de las Siete Semanas en 1866, en el sentido de la «pequeña Alemania».
Imperio alemán (1871-1918)
Alemania fue unificada como un moderno estado-nación en 1871, cuando se forjó el Imperio alemán, con el Reino de Prusia como su principal constituyente. Después de la derrota francesa en la Guerra franco-prusiana, el Imperio alemán (Deutsches Kaiserreich) fue proclamado en Versalles el 18 de enero de 1871. La dinastía Hohenzollern de Prusia lideró el nuevo imperio, cuya capital se estableció en Berlín. El imperio fue una unificación de las partes dispersas de Alemania, excepto Austria (Kleindeutschland, o «pequeña Alemania»). A partir de 1884, Alemania inició el establecimiento de varias colonias fuera de Europa.
En el período posterior a la unificación de Alemania, el emperador Guillermo I orientó la política exterior garantizando la posición de Alemania como una gran nación al forjar alianzas para aislar a Francia por la vía diplomática, y evitar la guerra. Sin embargo, durante el reinado de Guillermo II, Alemania, al igual que otras potencias europeas, dio un curso imperialista que provocó fricciones con los países vecinos. La mayoría de alianzas en las que Alemania había estado previamente implicada no se renovaron, y nuevas alianzas excluyeron al país. En concreto, Francia estableció nuevas relaciones mediante la firma de la entente cordiale con el Reino Unido y la obtención de vínculos con el Imperio ruso. Aparte de sus contactos con el Imperio austrohúngaro, Alemania se vio cada vez más aislada.
En la Conferencia de Berlín, Alemania se unió a otras potencias europeas para reclamar su parte de África. Alemania obtuvo la propiedad sobre varios territorios africanos en la parte este, sudoeste, Camerún y Togolandia. La lucha por África causó tensiones entre las grandes potencias que pueden haber contribuido a crear las condiciones que llevaron a la Primera Guerra Mundial.
El atentado de Sarajevo (1914) en el que murió el heredero de la Corona del Imperio austrohúngaro, desencadenó la Primera Guerra Mundial. Alemania, como parte de las Potencias Centrales, sufrió la derrota contra las Potencias Aliadas en uno de los conflictos más sangrientos de todos los tiempos. La Revolución de Noviembre estalló en 1918, y el emperador Guillermo II abdicó. Un armisticio que ponía fin a la guerra se firmó el 11 de noviembre y Alemania se vio obligada a firmar el Tratado de Versalles de 1919. En su negociación fueron excluidas las Potencias derrotadas en contradicción con la diplomacia tradicional de la posguerra. El tratado fue percibido en Alemania como una humillante continuación de la guerra por otros medios y su dureza se cita a menudo como un factor que facilitó el posterior ascenso del nazismo en el país.17 Hoy, la dinastía Hohenzollernpermanece destronada, pero el príncipe imperial Jorge Federico de Prusia es el heredero de los káiseres. Los Hohenzollern son herederos de los electores de Brandenburgo, los reyes de Prusia y los káiseres de Alemania.
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