viernes, 4 de noviembre de 2016

Imperios - Antiguos imperios de europa

Imperio bizantino

Imperio Bizantino San Vital Justiniano

Imperio Romano de Oriente: Imperio Bizantino

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El Imperio Romano de Oriente o también llamado Imperio Bizantino, se originó en el año 395 d.C. cuando el emperador Teodosio dividió el Imperio Romano en dos: Oriente y Occidente.
A diferencia del Imperio Romano de Occidente, que fue destruido por los germanos en el año 476 d.C., el Imperio Bizantino logró sobrevivir a la amenaza germánica. Por eso perduró por casi diez siglos, hasta el año 1453 en el que los turcos otomanos ocuparon su capital, Constantinopla.
A lo largo de diez siglos, los bizantinos, que eran en realidad una pluralidad de pueblos, lograron fusionar la cultura de los griegos y romanos, los elementos religiosos de cristianos y paganos y las costumbres occidentales y orientales. De esta manera conservaron los aportes culturales de la antigüedad y los re-elaboraron bajo nuevas formas.
Aunque hablaban griegos, los bizantinos se llamaban así mismos romanos, pues consideraban herederos de este antiguo imperio. Por eso a Constantinopla se le conocía también como la nueva Roma

1. CONSTANTINOPLA

Actualmente esta ciudad no existe con este nombre, hoy en día esta antigua ciudad se llama Estambul.
Fue construida por el emperador Constantino en el año 330, se construyó sobre la antigua ciudad griega de Bizancio. En sólo seis años edificó una ciudad cuyo tamaño y arquitectura eran equiparables a los de Roma y la llamo Constantinopla.
Constantinopla se ubicó entre el Mar Negro y el Mar Mármaro; estaba rodeado de mar y era el paso obligado de todos los comerciantes que viajaban por mar o por tierra entre Asia y Europa. Hasta el siglo XIII fue una de las ciudades más pobladas del mundo: sólo Bagdag la gran ciudad del Islam la igualó.
Para proteger Constantinopla de los germanos, el emperador Teodosio II, construyo en el siglo V una muralla triple de unos 12 metros de altura que rodeo la ciudad. Esta muralla recorre unos 19 km y tiene 96 torres, desde las cuales los soldados bizantinos divisaban al enemigo.

2. LA HISTORIA DE UN GRAN IMPERIO

Desde la caída del Imperio Romano de Occidente, los gobernantes bizantinos añoraban los tiempos en que este imperio dominaba todo el Mediterráneo. Uno de ellos fue el emperador Justiniano, intento restaurar la grandeza del viejo imperio.

2.1 JUSTINIANO

Mapa Imperio Bizantino
Mapa Imperio Bizantino
Justiniano, sobrino del emperador Justino, llego al trono en el año 527. Justiniano era como su tío, hijo de un simple campesino. Sin embargo desde joven, recibió una excelente formación militar. Al momento de su ascensión al trono, el Imperio Bizantino incluía la Península Balcánica, Asia Menor, Siria, Palestina y Egipto. Sin embargo, Justiniano pensaba que el mundo cristiano debía tener una única autoridad política: el emperador bizantino.
Con estas ideas y con la ayuda de los generales Belisario y Narsés, Justiniano se apoderó de los territorios vándalos del norte de África, Córcega, Cerdeña y de las Islas Baleares; conquisto Italia y Sicilia, dominadas por los ostrogodos y por último ocupó el suroeste de la España visigoda.
Luego Justiniano emprendió la reforma del estado bizantino para renovar las bases sobre las que se asentaba el imperio. Reorganizó la administración central, residente en Constantinopla, que supervisaba a los funcionarios de provincias.
Además, decidió clasificar y editar las leyes romanas. Para ello, encargo al jurista Triboniano la redacción del código Justiniano, que incluyo todas las constituciones dictaminaras desde la época del emperador Adriano. Por otra parte, mejoro la situación de la hacienda pública y de la recaudación de impuestos, para sostener una organización civil y militar más eficiente.
Justiniano murió en el año 565, año en que concluyó uno de los periodos más brillantes de la larga historia bizantina.

2.2 EL IMPERIO DE LOS SUCESORES DE JUSTINIANO

Poco tiempo después de la muerte de Justiniano, los bizantinos perdieron posesionesconquistadas en Europa Occidental y debieron afrontar el avance de los ávaros, eslavos y búlgaros que presionaban para internarse en la Península de los Balcanes.
Los persas por su parte de adentraron cada vez más en las provincias orientales del Imperio Bizantino. Sin embargo, el peligro persa fue sustituido por el árabe, que se convirtió en el adversario más temible, ya que en el siglo VII ocupo Siria, Palestina y el norte de África. Entonces, el imperio se redujo a Grecia, Asia Menor y el sur de Italia.
En el siglo XI la situación empeoró, cuando los turcos, en especial la tribu de los seldjúcidas se apoderaron del Asia Menor. Estos acontecimientos marcaron el inicio de la decadencia de Bizancio, que concluyo en 1453, cuando otra tribu de turcos, los otomanos, ocupo Constantinopla.

3. ORGANIZACIÓN POLÍTICA

En contraste con las monarquías germanas, el Imperio Bizantino contó con una sólida organización política.
El imperio constituía una monarquía teocrática en la que el emperador o basileus era considerado el delegado de Dios en la Tierra y por lo tanto un personaje sagrado. Por eso fue el jefe de la Iglesia y com tal podía nombrar a los patriarcas. Al emperador se lo representó como a los santos con la cabeza rodeada por un halo de luz.
Con un poder absoluto, el emperador fue también el jefe supremo de la administración y del ejercito bizantino. Para su acción de gobierno contaba con tres instrumentos.
  • La burocracia civil, conformada por funcionarios que eran verdaderos pofesionales de la administración pública.
  • El ejército, muy numeroso, integrado por soldados de las más diversas nacionalidades. En las zonas de frontera la defensa se completó con los estratiotas, que eran soldados campesinos a quienes se les pagaba mediante la entrega de tierras.
  • La iglesia bizantina que a diferencia de lo que ocurría en Occidente, se encontraba subordinada al emperador. Esta característica se le conoce como césaro-papismo.

4. LA RELIGIÓN

La sociedad bizantina era profundamente religiosa: todas las actividades cotidianas estaban estrechamente ligadas a la región. Por ello los pleitos o querellas envolvían a todo el pueblo y creaba serios problemas políticos.
Esto ocurrió por ejemplo con el monofisismo, una corriente religiosa que sostenía que Cristo poseía una sola naturaleza, la divina, y que contrariaba a la posición cristiana que invocaba la doble naturaleza de Cristo: humana y divina.
El monofisismo fue popular en Siria y Egipto, por eso, estas regiones trataron constantemente de separarse del imperio. Esto último facilitó la conquista por los árabes.
En el siglo VIII se originó otra querella promovida por los iconoclastas. Éstos sostenían que las imágenes religiosas o iconos llevaban a prácticas supersticiosas, porque se adoraba en ellas a la imagen representada y no al Dios verdadero. Además, los iconoclastas buscaban disminuir el poder económico y social de los monjes.
A diferencia del monofisismo, los iconoclastas fueron protegidos y estimulados por algunos emperadores bizantino. Este hecho provocó un distanciamiento entre estos monarcas y el Papa romano, que se oponía a esta corriente religiosa.
Este proceso culminó con el cisma de Oriente entre la cristiandad occidental y oriental, en 1054. En tanto que la primera aceptó como jefe espiritual al Papa de Roma, el Oriente reconoció como jefe supremo al patriarca de Constantinopla. La Iglesia de Oriente se llamo griego-ortodoxa.

5. LA ECONOMÍA

A lo largo de diez siglos de historia, Bizancio fue uno de los centros económicos más importantes del mundo medieval. La economía bizantina fue mayoritariamente agraria.
Las grandes propiedades agrícolas estaban en manos de la Iglesia y de la aristocracia, pero también había pequeños propietarios que con el correr de los siglos, desaparecieron, incorporándose los grandes dominios como colonos.
Por otro lado, Bizancio no descuido las actividades artesanales ni el comercio. Este imperio desarrolló un importante comercio internacional. Gracias a esta actividad, en los mercados de Constantinopla y de otras ciudades del imperio se podían hallar productos de zonas tan diversas como por ejemplo, China, Persia y España. Los artesanos bizantinos fabricaban a su vez numerosas piezas que se vendían al extranjero.
Por ello, la moneda bizantina, el besante, fue aceptada en todos los mercados de la Edad Media hasta el siglo XI. Se trato por lo tanto de una moneda internacional.

6. UNA CULTURA DE SÍNTESIS

Imperio Bizantino Iglesia San Marcos
Imperio Bizantino Iglesia San Marcos
La cultura bizantina fue una admirable síntesis de elementos grecorromanos, orientales y cristianos. Las grandes obras del mundo clásico se recopilaron en las escuelas y universidades, como las de Atenas o Constantinopla y en monasterios como los celebres del monte Athos, en Grecia.
En la arquitectura los bizantinos sobresalieron por la belleza de sus iglesias. En sus construcciones usaron la cúpula sobre pechinas y planta de cruz griega.
Los mejores ejemplos de esta obra los tenemos en la iglesia de Santa Sofía de Constantinopla y en Italia en la basílica de San Marcos en Venecia. Los interiores de las iglesias fueron decorados con hermosos mosaicos que recubrieron con un lujo y color inusitado, los ábsides y las cúpulas. Por otro lado, la escultura bizantina produjo bellos relieves en placas de marfil.

7. LA DECADENCIA DE UN IMPERIO

La invasión de los turcos seldjúcidas en el siglo XI privó a Bizancio de una de las zonas más ricas del imperio: el Asia Menor. A partir de este momento, el Imperio de Oriente vivió una lenta y paulatina decadencia que se manifestó en una severa crisis agraria y comercial.
Los bizantinos descuidaron su armada, y el tráfico comercial cayó paulatinamente en mas de genoveses y venecianos.
Así, la ruina del estado bizantino se hizo inevitable: debilitado en sus bases debí o ceder territorios a distintas potencias. Por último, sufrió la invasión de los turcos otomanos. Cuando en el año 1453, los turcos tomaron Constantinopla, el imperio se hallaba casi reducida a la misma capital. Este hecho puso fin a mil años de historia.
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Imperio bizantino

El Imperio de Oriente se mantiene después de la caída de Roma

Teodosio, el grande.
A raíz de la muerte del emperador Teodosio en el 395 el imperio romano quedó dividido en dos partes. Pero mientras que el Imperio de Occidente luego sucumbió ante los ataques de los bárbaros, el Imperio de Oriente logró mantenerse.
En el siglo VI la grandeza y el poder de Roma fueron restaurados brevemente por el emperador Justiniano (527-565) cuyos generales lograron derrotar a los vándalos ostrogodos y restablecer la autoridad imperial en el norte de África, en el sur de España y en Italia.
Sin embargo, en el curso de las violentas luchas contra los ostrogodos, Italia sufrió terribles estragos y su economía fue destruida en gran parte.
El aporte más importante de Justiniano a la civilización occidental fue la codificación del Derecho Romano. Justiniano hizo construir caminos, acueductos y magníficos edificios públicos en Constantinopla y contribuyó a hacer de ella una de las maravillas de la Edad Media, con la cual no se podía comparar ninguna ciudad de occidente.
La construcción más notable fue la iglesia de Santa Sofía, obra cumbre de la arquitectura bizantina, revestida en el interior de bellos mosaicos, construida a un tremendo costo por miles de artesanos y obreros.
El lujo y las extravagantes ambiciones de Justiniano debilitaron el Imperio. A su muerte el tesoro estaba agotado. Bizancio no pudo mantener su autoridad sobre las provincias reconquistadas en Occidente y tuvo grandes dificultades en defender sus provincias orientales contra los periódicos ataques de búlgaros, eslavos y persas.

El imperio de Oriente se convierte en imperio Bizantino

Los emperadores de Constantinopla siempre se siguieron considerando emperadores romanos jamás renunciaron a sus derechos sobre las provincias occidentales que habían pertenecido una vez al Imperio Romano.
Sin embargo, de hecho su autoridad quedó limitada al Imperio de Oriente si bien la tradición romana se mantuvo en la legislación y las instituciones, en el curso de los siglos se acentuaron cadavez más los elementos griegos orientales.
La población hablaba la lengua griega. Sólo hasta el siglo VII el latín se mantuvo como idioma oficial, pero luego fue reemplazado por el griego. Los autores clásicos griegos constituían la base de la literatura bizantina.
Desde Persia y Mesopotamia se introdujeron costumbres orientales que dieron origen a la elaborada etiqueta en la corte imperial, las pomposas ceremonias y a la exaltación de la autoridad y de la figura del emperador. El Imperio Bizantino reconoció como religión oficial el cristianismo, pero éste se desarrolló en forma diferente que en Occidente.

La Iglesia Bizantina se separa de Roma

En Occidente el poder de la Iglesia y del Papa aumentó en la medida que la autoridad temporal se debilitaba. En Bizancio ocurrió justamente lo contrario. El emperador tuvo amplios poderes sobre la Iglesia y su autoridad máxima, el Patriarca de Constantinopla.
Con el tiempo se produjeron diferencias cada vez más hondas entre la Iglesia latina y la Iglesia griega. Ya en el año 381 el Patriarca de Constantinopla rechazó la doctrina de que el obispo de Roma tenía autoridad sobre la Iglesia entera. A las disputas sobre el poder y la jurisdicción se agregaron polémicas sobre el dogma y los ritos.
Los iconoclastas, los destructores de imágenes, denunciaron el culto de las sagradas imágenes como vuelta a la pagana adoración de los ídolos. En el 1054 el Papa León IX y el Patriarca Miguel Cerulario se excomulgaron mutuamente y se produjo la ruptura definitiva. La Iglesia en Oriente se separó del Papa en Roma y se constituyo la Iglesia griega Ortodoxa.

Bizancio resiste numerosas invasiones

Después de haber rechazado victoriosamente a los pueblos germánicos, los emperadores bizantinos tuvieron que afrontar nuevas amenazas. Durante largo tiempo los principales adversarios fueron los persas, hasta que en el siglo VII el emperador Heraclio pudo triunfar sobre los persas y recuperar Siria, Palestina y Egipto.
Luego surgieron nuevos peligros. Los árabes musulmanes se apoderaron del norte de África, de Palestina y Siria. Los búlgaros, un pueblo nómada similar a los hunos, invadieron los Balcanes.
Pero el peor golpe fue asestado a Bizancio con ocasión de la IV Cruzada. Los cruzados, en vez de dirigirse a Tierra Santa, se desviaron hacia Bizancio, conquistaron y saquearon la ciudad y establecieron el Imperio Latino (1204-1261). Finalmente el Imperio Bizantino pudo ser restaurado, pero sin recuperar su antiguo vigor.
Las luchas por la sucesión del trono provocaron la división y aun la guerra civil. Los fuertes tributos impuestos por los terratenientes provocaron el descontento y la abierta rebelión de los campesinos. La economía decayó y la hacienda fiscal se arruinó.
El imperio, sacudido por las calamidades internas, ya no se pudo defender contra las crecientes amenazas externas. Después de que los turcos seldyúcidas habían ocupado ya en el siglo XI parte del Asia Menor, los turcos otomanos cruzaron en 1354 el estrecho entre Asia y Europa y empezaron a ocupar la península de los Balcanes. Finalmente Bizancio quedó totalmente aislada.
En 1453 los musulmanes asestaron el golpe final. Un ejército de 160.000 guerreros puso sitio a la ciudad defendida apenas por 8.000 hombres. Después de ocho semanas de heroica lucha los defensores sucumbieron. El emperador Constantino XI pereció con sus hombres, luchando hasta el final.

Los aportes de Bizancio

Durante un milenio Bizancio fue el baluarte de la cristiandad contra las hordas nómadas, los persas, los árabes y los turcos. Si bien la cultura bizantino careció de la originalidad de las culturas clásicas griega y romana, fue una cultura altamente desarrollada que durante largo tiempo fue superior a la civilización de la Europa medieval.
Bizancio, situada entre Europa y Asia, fue el más importante centro comercial de la temprana Edad Media. A Bizancio acudían comerciantes de todos los países. Una moneda estable basada en el oro favoreció el intercambio.
A través del Mar Negro, Bizancio se comunicaba con Rusia. Se intercambiaban vinos, sedas y otros productos de lujo por pieles, pescado y miel. A través de las estepas y los desiertos de Asia Central las caravanas traían especias, perfumes, piedras preciosas y otras mercaderías codiciadas del Lejano Oriente.
Desde Bizancio los comerciantes llevaban productos artesanales bizantinos y mercaderías extranjeras hacia los puertos del Mediterráneo occidental. El renacimiento del comercio en Europa en el siglo XII se produjo en gran parte bajo los estímulos del comercio bizantino.
Las actividades económicas eran rígidamente controladas por la autoridad pública. El Estado establecía las normas para la industria, fijaba los precios y jornales, controlaba las condiciones de trabajo y la calidad de los productos y reglamentaba la exportación. La industria más importante era la textil. La artesanía constantinopolitana era famosa por sus trabajos de cuero, las magníficas tapicerías y las joyas de oro y piedras preciosas.
A diferencia del régimen feudal en Europa Occidental y Central que se caracterizaba por la fragmentación y dispersión del poder público, el Estado bizantino estaba completamente centralizado.
El emperador bizantino gozaba de un poder absoluto; sin embargo, de hecho, su autoridad estaba limitada por la tradición y los emperadores más débiles fueron dominados a menudo por algún ministro poderoso o un ambicioso patriarca. La administración pública fue, en general, eficiente y honrada.
Uno de los mayores problemas políticos se derivó de la falta de una sucesión legal al trono. Las disputas por la sucesión llenan las hojas de la historia de Bizancio. De los 109 emperadores que hubo entre 395 y 1453, sólo 34 murieron de muerte natural.
La vida en la ciudad de Bizancio era agitada y accidentada. El público se excitaba con las carreras de caballos en el hipódromo. Las disputas teológicas se transformaron a menudo en violentas y sangrientas riñas.
La civilización bizantina se extendió por toda Europa Oriental. Los misioneros propagaron el cristianismo. La escritura cirílica usada en Rusia, Bulgaria y Serbia se derivó de la escritura griega. En Bizancio se conservó el legado de la Antigüedad clásica griega. Se siguieron estudiando las obras de Platón y Aristóteles.
Florecieron la teología y la historiografía. Procopio escribió una notable historia sobre el gobierno de Justiniano. Existían excelentes bibliotecas públicas y privadas. Con ocasión del saqueo de Bizancio por los cruzados en 1204 y los turcos en 1453 se perdieron innumerables y valiosísimos manuscritos. Sin embargo, muchas obras de los autores clásicos se salvaron y contribuyeron al renacimiento de las letras en Occidente en el siglo XV.
Los bizantinos fueron notables arquitectos y lograron fundir los elementos arquitectónicos griegos, romanos y persas en un estilo original. La creación más importante fue la basílica de Santa Sofía. Entre las artes decorativas se distinguen los espléndidos mosaicos formados por pequeños trozos de piedra o vidrio coloreado. Las murallas y cielos de las iglesias fueron cubiertos de mosaicos que representaban escenas religiosas.

Los orígenes de Rusia

En los primeros siglos de la era cristiana empezaron a organizarse en Europa oriental los pueblos eslavos que, al lado de los greco-itálicos, los celtas los germanos, forman el cuarto grupo de lospueblos indoeuropeos. La mayor parte de la población vivía en el campo, dedicada a la agricultura, la caza y la pesca.
Con el desarrollo del comercio se formaron los primeros centros urbanos que luego se convirtieron en centros políticos que extendieron su dominio sobre sus alrededores. De esta manera nacieron distintas comunidades políticas sin que se organizara un poder central.
En el siglo IX hicieron su aparición en la Europa oriental los invasores normandos. Según la tradición, el jefe normando Rurik se convirtió en 862 en gobernante de Novgorod. Su sucesor, Oleg, conquistó en 882 la ciudad de Kiev. Los normandos, mucho menos numerosos que los eslavos, acabaron por mezclarse con éstos. Tiempo después se impuso para estos pueblos el nombre de rusos.
Durante tres siglos Kiev fue la capital de una confederación de distintos Estados. Los duques de Kiev establecieron relaciones comerciales y políticas con Bizancio. En el año 911 el duque de Kiev firmó un primer tratado comercial con Bizancio. Misioneros bizantinos empezaron a predicar el cristianismo.
En el año 988 el duque Vladimiro se convirtió a la fe cristiana, y ordenó a todo su pueblo que se bautizara. Rusia recibió la religión y la civilización superior de Bizancio.
A comienzos del siglo XIII el gran conquistador Gengis Kan, al frente de sus invencibles jinetes mongoles, logró establecer un gran imperio que se extendió desde China hasta Europa. Tiempo después el imperio mongol se desintegró.
Un grupo de los mongoles, llamado la Horda de Oro, se estableció a orillas del Volga inferior y en el sur de Ucrania. Su jefe, el Kan, obligó a los príncipes rusos a pagarle tributos. Durante dos siglos la historia de Rusia quedó orientada hacia Asia. El dominio mongol dejó profundas huellas en los pueblos y en la cultura de Rusia. Pero los mongoles respetaron las iglesias y los conventos que fueron la única protección de la población oprimida.
Desde entonces, la Iglesia desempeñó un papel decisivo en Rusia.
En el siglo XV los príncipes de Moscú iniciaron la lucha contra el dominio arbitrario y las expoliaciones tributarias de los mongoles. Lograron extender su dominio sobre otros príncipes y ciudades de Rusia y finalmente el duque Iván III (1462-1505) dejó de pagar el tributo al kan y sacudió el yugo mongol. Iván IV adoptó el título de zar (césar) ya que a raíz de la conquista de Constantinopla por los turcos el trono imperial romano había quedado vacante. Moscú, la tercera Roma, debía completar la misión de Roma y Bizancio, crear un nuevo imperio universal y dar la paz definitiva al mundo.
http://www.profesorenlinea.cl/universalhistoria/ImperioBizantino.html


el-imperio-bizantino-resumen
ÍNDICE DEL ARTÍCULO [MOSTRAR]

IMPERIO BIZANTINO | ORIGEN

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Los orígenes de la gran civilización conocida como el Imperio Bizantino se remontan al año 330 d.C.,cuando el emperador romano Constantino I fundó Constantinopla, una “nueva Roma” en el sitio de la antigua colonia griega de Bizancio. Aunque la mitad occidental del imperio romano se derrumbó y cayó en el año 476, el Imperio Romano de Oriente le sobrevivió por 1.000 años más.
El término “bizantino” se deriva de Bizancio, una antigua colonia griega fundada por un hombre llamado Byzas. Esta población estaba situada en el lado europeo del Bósforo (el estrecho que une el Mar Negro con el Mediterráneo). Una ubicación estratégica como punto de tránsito y de comercio entre Europa y Asia Menor.

IMPERIO BIZANTINO | CONSTANTINO

Tête de Constantin 1er - Palazzo dei Conservatori - MC0757
Constantino gobernó sobre un Imperio romano unificado, pero en el año 364 el emperador Valentiniano I dividió el imperio en las secciones este y oeste. El destino de las dos regiones se separó. En 476, el bárbaro Odoacro derrocó al último emperador romano de OccidenteRoma había caído.
Pero la mitad oriental del Imperio Romano resultó ser menos vulnerable a los ataques externos, gracias en parte a su ubicación geográfica que hacía muy difícil penetrar las defensas de la capital, Constantinopla.
Los emperadores orientales fueron capaces de ejercer un mayor control sobre los recursos económicos del imperio y de manera más eficaz reunir mano de obra suficiente para combatir la invasión.

IMPERIO BIZANTINO| RELIGIÓN Y CULTURA

imperio-bizantino-religion-y-cultura
A pesar de que Bizancio fue regido por la ley e instituciones políticas romanas y su idioma oficial era el latín, el griego también se habla, y los estudiantes recibieron la educación de la historia griega, la literatura y la cultura.
En términos de religión, el emperador bizantino era el patriarca de Constantinopla, es decir el jefe de la Iglesia y del Estado, era el líder espiritual de la mayoría de los cristianos orientales.
El legado del Imperio bizantino ha dejado una rica tradición de arte y literatura. Además políticamente tuvo una gran importancia como “barrera” entre los estados medievales de Europa y la amenaza de invasión de los pueblos asiáticos.
El Imperio bizantino cayó finalmente en 1453, después de que un ejército otomano atacara Constantinopla durante el reinado de Constantino XI.

LA CAÍDA DEL IMPERIO BIZANTINO: EL FIN DE UNA ERA

La caída de Constantinopla, que tuvo lugar en el 29 de mayo de 1453, no podía ser sino la crónica de una muerte anunciada. El desintegrado Imperio Bizantino, otrora indestructible, había empezado su declive tiempo atrás y el avance inexorable de los otomanos, que habían conquistado a la altura del siglo XV enormes territorios en Asia y el norte de África, no encontró en ellos una gran oposición. Sin embargo, su caída supuso un verdadero shock para el mundo cristiano, que veía cómo las puertas de Europa se habrían para los otomanos. Asimismo, la caída de Constantinopla suponía el fin de un Imperio que había durado más de mil años y al que, pese a los reclamos del Sacro Imperio Romano Germánico, se seguía considerando en buena medida como los herederos más directos del célebre y glorioso Imperio Romano. De hecho, la conquista de esta mítica ciudad fue tan importante que los historiadores han considerado 1453 como la fecha de referencia que separa la edad Media de la Edad Moderna.
caída de ConstantinoplaLa caída de Constantinopla influyó de diferentes y destacadas formas en la cultura occidental de la época. Así, por ejemplo, se sabe que, ante la inminente caída de la milenaria ciudad, muchos artistas e intelectuales de origen bizantino decidieron partir hacia occidente. Se establecieron especialmente en diferentes territorios de Italia, con los que Bizancio habían tenido intensas relaciones comerciales. Dichos intelectuales y artistas llevaron consigo sus conocimientos y muchos manuscritos de todo tipo que querían salvar de la destrucción que los otomanos dejaban a su paso. De esta forma, llegaron a Occidente una enorme cantidad de conocimientos que no se conocían previamente y que tuvieron una gran influencia en el auge del Renacimiento que se estaba produciendo, especialmente en el caso de los escritos de la filosofía neoplatónica.
En todo caso, el final del Imperio Bizantino supuso un duro golpe para la Cristiandad Occidental. No solo desaparecía un símbolo político, ideológico, religioso y cultural que había sido referencia durante milenios, sino que significaba que el peligro otomano ya no tenía apenas ninguna barrera que le separara de Europa. De hecho, los enfrentamientos entre diferentes ejércitos cristianos y el poder turco fueron constantes durante las siguientes décadas, llegando a sitiar la célebre ciudad de Viena en varias ocasiones, la última de ellas más de dos siglos después de la caída de Constantinopla, en 1683. Este impacto convirtió su reconquista en una ambición constante pero, aunque el papa Pío II llamó a todos los líderes cristianos a una Cruzada para reconquistarla en 1459, esta nunca se llevó a cabo.
Pese a los deseos expresados en algunos escritos y cantados en la literatura de los años posteriores, nunca se realizó, durante la Edad Moderna, ningún intento serio de reconquistar Constantinopla, especialmente cuando Europa ya tenía suficientes problemas solo para evitar que los otomanos conquistaran más terreno. Además, la idea de la Reconquista de Tierra Santa siempre tuvo un lugar predominante en el imaginario colectivo de los siglos posteriores, relegando la idea de la salvación de Constantinopla a un segundo plano. Pero nunca se olvidó.
Imperio Bizantin -EstambulCabe destacar, como curiosidad, que una versión moderna de la recuperación de Constantinopla apareció en los planes del gobierno griego a principios del siglo XX. El político griego Eleftherios Venizelos, uno de los líderes del movimiento de liberación nacional, presentó el que recibió el nombre de proyecto o idea Megali. El proyecto Megali era una idea estrechamente vinculada al nacionalismo griego que defendía que todas las tierras habitadas por población cuyo origen étnico fuera griego debían formar un único estado. Esto significaba “salvar” a muchos territorios que habían pertenecido al Imperio Bizantino del yugo de un Imperio Otomano próximo ya a su desaparición. Durante la guerra Greco-Turca que se desarrolló entre 1919 y 1922, el gobierno griego, bajo la idea Megali, quiso intentar la reconquista de Constantinopla, aprovechando que el Imperio Otomano había quedado muy debilitado tras el fin de la I Guerra Mundial (1914-1918).
Sin embargo, los griegos nunca lograron este objetivo y fueron derrotados en esta contienda, siendo obligados por los hechos posteriores a abandonar todo lo relacionado con el proyecto Megali. Sin embargo, algunas corrientes e ideologías griegas todavía defienden la unión política de aquellos territorios de origen étnico griego y que muchos territorios vinculados al antiguo Imperio Bizantino (incluida la actual Estambul) deberían formar un complejo grupo unido.
http://sobrehistoria.com/imperio-bizantino-resumen/

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