domingo, 27 de noviembre de 2016

Movimientos artísticos

Estilos escultóricos

Escultura helenística


La escultura helenística representa una de las más importantes expresiones artísticas de la cultura del Helenismo y el estadio final de la evolución de la tradición de escultura de la Antigua Grecia. La definición de su vigencia cronológica, así como de sus características y significado, ha sido objeto de largas discusiones entre los historiadores del arte, y parece que se está lejos de alcanzar un consenso.1 Usualmente se considera como período helenístico comprendido entre la muerte de Alejandro Magno, en el 323 a. C., y la conquista del Antiguo Egipto por los romanos en 30 a. C.2 o más exactamente en 31 a. C. —triunfo de César Augusto sobre Marco Antonio en la batalla de Actium—.3 Sus características genéricas se definen por el eclecticismo, el secularismo y el historicismo, tomando como base la herencia de la escultura griega clásica y asimilando influencias orientales.4 Entre sus contribuciones originales a la tradición griega de la escultura se encuentran el desarrollo de nuevas técnicas, el perfeccionamiento de la representación de la anatomía y de la expresión emocional humana, y un cambio en los objetivos e interpretaciones del arte, abandonándose el genérico por el específico. Eso se tradujo en el abandono del idealismo clásico de carácter ético y pedagógico en busca de una enfatización de los aspectos humanos cotidianos y del encaminamiento de la producción para fines puramente estéticos y, ocasionalmente, propagandísticos. La atención dada al hombre y a su vida interior, sus emociones, sus problemas y sus anhelos comunes, resultó en un estilo realista que tendía a reforzar el drama, el prosaico y el movimiento, y con él aparecieron los primeros retratos individualizados y verosímiles del arte occidental. Al mismo tiempo, ocurrió una gran ampliación de la temática, con la inclusión de representaciones de la vejez y de la infancia, de deidades menores no olímpicos y de personajes secundarios de la mitología griega, y de figuras del pueblo en sus actividades diarias.5 6
El gusto por el historicismo y el aprendizaje que caracteriza la escultura helenística se reflejó con el fin de fomentar la producción de nuevas obras deliberadamente retroactiva, y también de copias literales de obras antiguas, especialmente en función de la búsqueda de composiciones célebres de la escultura griega clásica por parte del gran mercado consumidor romano. Como resultado, la escultura helenística se convirtió en una influencia central en toda la historia de la escultura de la Antigua Roma. A través de la Roma helénica se ha conservado para la posteridad una valiosa colección de modelos formales y de copias de importantes piezas de autores griegos consagrados, cuyos originales desaparecieron con el tiempo en épocas posteriores, y sin los cuales nuestro conocimiento de la escultura de la Antigua Grecia sería mucho más pobre.7 Por otro lado, el imperialismo de Alejandro Magno hacia el este, llevó al arte griego a regiones lejanas de Asia, que influyeron en la producción artística de muchas culturas orientales, creando una serie de derivación de estilo híbrido y la formulación de nuevos tipos de escultura, entre que tal vez la más influyente en el Oriente ha sido la iconografía de Buda, previamente prohibida por la tradición budista.8 Para el Occidente moderno, la escultura helenística fue importante con una fuerte influencia en la producción renacentistabarroca y neoclásica.9 En el siglo XIX la escultura helenística cayó en desprestigio y pasó a ser vista como una simple degeneración del ideal clásico, un prejuicio que entró en el siglo XX, y sólo recientemente se empezó a dejar de lado, por las investigaciones más completas sobre este tema y aunque su valor sigue siendo cuestionado por núcleos resistentes de la crítica de arte y su estudio obstaculizado por una serie de razones técnicas, parece que la rehabilitación completa de la escultura helenística por los expertos es sólo cuestión de tiempo, pues para el público en general ya ha demostrado ser de gran interés, garantizando el éxito de las exposiciones donde se muestra.

Antecedentes

Detalle de la copia romana del Doriforo de Policleto, modelo de la belleza clásica.
La escultura clásica griega fue el período inmediatamente anterior al helenismo, se construyó a partir de un sólido marco ético que tenía sus fundamentos en la época arcaica de la sociedad griega, donde la aristocracia gobernante había hecho para si misma el ideal de areté, un conjunto de virtudes que deberían ser cultivadas para la formación de una moralidad fuerte y un carácter social apto, versátil y eficiente. Al mismo tiempo, se formuló el concepto de kalokagathia, que afirmaba la identidad entre la virtud y belleza. Al expresar estos conceptos en las formas plásticas, nació un nuevo canon formal, desarrollado por Policleto y el grupo de Fidias, que buscaba la creación de formas humanas al mismo tiempo naturalistas e ideales, a través de cuya belleza perfecta y equilibrada se pudiesen percibir las virtudes del espíritu.13 14 15
Estas ideas se vieron reforzadas por la contribución de filósofos como Pitágoras, que decía ser el arte un poder efectivo, capaz de influir en las personas para bien o para mal, conforme se obedecía o violaba ciertos principios de equilibrio y forma. También dijo que el arte debería imitar el orden divino, que se basa en relaciones numéricas definidas, que se manifiesta en la armonía, coherencia y simetría de los objetos naturales. Trabajó sus ideas a partir de sus investigaciones con la matemáticay la música, pero no tardó mucho tiempo para que fuesen aplicadas a otras artes, fomentando un uso eminentemente ético para la creación artística y el fomento de los valores colectivos antes que los individuales, que la filosofía idealista de Platón también confirmó con elocuencia.16

Contexto

El espíritu de la cultura helenística comenzó a formarse con la conquista de Grecia por los macedonios y las expediciones militares de Alejandro hacia Oriente, que llevaron la cultura clásica griega hasta los márgenes del río Indo, y dio lugar al establecimiento de varios reinos greco-orientales. La cultura de la Grecia clásica, de la que Macedonia era dependiente, se definió dentro de una visión relativamente limitada del mundo, circunscrita a la ciudad-estado, la polis. Incluso los griegos que fundaron una serie de colonias en torno al Mediterráneo y Mar Negro y mantuvieron contactos con otros países, su referencia cultural permaneció siendo la metrópoli, cuya sociedad se basó en la experiencia de grupos específicos que vivían en las grandes ciudades. De acuerdo con Jerome Pollitt: un griego clásico podría viajar voluntariamente en busca de aventuras, pero una vez terminada la aventura su intención era volver a la sociedad pequeña, segura y familiar, donde había establecido su identidad.17
Con la presencia de Macedonia en pleno suelo griego, y el espíritu imperialista de Alejandro, ese mundo más o menos estático sufrió un profundo shock y comenzó a experimentar una transformación que volvería aquella vida tradicional y comunitaria en una cosa del pasado. Alejandro había fundado varias ciudades en sus campañas, fomentando una importante migración de población griega, incluyendo a miles de artistas,18 que fueron a intentar suerte en un ambiente étnico y cultural extraño, con la creación de nuevas sociedades cuya nota dominante era la inseguridad y movilidad en todos los niveles. Después de su muerte, sus sucesores realizaron una serie de luchas de poder, provocando el colapso del imperio en medio de una agitación intensa y una pérdida general de los antiguos parámetros y expectativas de la sociedad greco-macedonia. En la dirección opuesta Roma comenzó su expansión agresiva y depredadora, con la disminución de la autoconfianza, el idealismo y los antiguos valores colectivos sociales y religiosos, generando una retirada y la desilusión en los individuos mediante la penuria moral del cinismo político y de la violencia de los tiempos, aspectos que fueron enmascarados por la simple búsqueda del placer y realizados artísticamente a través de un realismo a menudo cargado de drama. La diversa procedencia de los colonos y la notoria xenofobia greco-macedonia, obstaculizaron las alianzas sociales duraderas y fiables en las tierras conquistadas, y para los artistas el mecenazgo estaba sujeto a caprichos personales y a frecuentes oscilaciones en el gusto de la élite gobernante, de acuerdo con las inclinaciones políticas cambiantes. No es de extrañar entonces que Plinio, un clásico, dijese que el siglo III a. C. fue un periodo en el que las artes desaparecieron. Para algunos, esos tiempos pudieron tener un cierto interés emocionante, pero los filósofos de la época indican una aguda conciencia de que esta fase era de gran inestabilidad,19 17 nació incluso un sentido velado de culpa por la caída de los antiguos valores morales ante el nuevo panorama urbano mundano y corrupto, que sería la fuente de una larga tradición de búsqueda del retorno a la vida sencilla, primitiva y auténtica de los campesinos, aunque ese cambio nunca se pudiese realizar, de hecho sólo de manera simbólica, en los periódicos revivalismos clásicos —el primero de ellos ocurrió hacia el final del helenismo— y en los sueños de la poesía bucólica —como el poeta Teócrito junto con Calímaco y Apolonio de Rodas— que pueblan la historia del arte a través de la pintura y la escultura, desde aquellos tiempos hasta la actualidad.20 21

Filosofía helenística

Retrato de Alejandro como Hélios, siglo III-II a. C., el conseguir realzar el propio carácter del personaje fue una de las innovaciones principales en la escultura hel·lenística.
La filosofía del helenismo prosiguió el debate sobre estética que habían empezado Sócrates y Platónen años anteriores. La ética de Platón enseñaba que el arte en la mejor de las hipótesis era sólo una imitación imperfecta de verdades abstractas, y por lo tanto carecía de un valor y una credibilidad profundas y debía en todos los casos servir a una causa moral y pedagógica. Sócrates antes que él había sugerido que el arte podía expresar el pathos personal, y Aristóteles, aprovechando este tema que se oponen a las líneas generales del pensamiento idealista platónico acerca de la estética, abordó la cuestión empírica, tratando de encontrar otros usos y significados para las creaciones de los artistas. Desarrolló el concepto de catarsis, en el supuesto de que el arte podía educar a la mente mediante la simulación de las debilidades emocionales, amplió el camino para cultivar la emotividad y las posiciones individuales, y por lo tanto relativizó la función, la lectura del arte y el prestigio y la creatividad individual. Al mismo tiempo, favoreció la secularización de su carácter, abriendo espacio para el uso de la escultura como una forma de propaganda política y personal.22 Antes dedicada principalmente a la función sagrada y a la conmemoración pública de héroes y atletas, cuyo fundamento era principalmente éticodidáctico e idealista, ahora la élite deseaba obras de motivación básica personal y de carácter decorativo. Incluso las estatuas de los dioses llegaron a ser vistas más como «obras de arte» y no tanto como instrumentos simbólicos de la comunicación con los mundos invisibles. Con esto empezó a dominar el gusto privado —que no siempre fue el más refinado y cultivado— en los convenios colectivos, a favor de una práctica puramente estética que abrió su amplia gama temática para incluir a lo pintoresco, trivial, doloroso, cómico, aterrador, sensual, deforme y grotesco.23 24 A raíz de estos cambios apareció por primera vez en el arte occidental una inclinación definida para la lectura de las obras de forma alegórica. Una disminución en la credibilidad de los antiguos mitos hizo que los principios morales fueran personificados de otras formas, y mientras en el arte anterior los dioses encarnaban una serie de atributos inmateriales, a partir de entonces de forma inversa, las propias abstracciones como el coraje, perdón, sabiduría, fortaleza, asumieron la forma humana y fueron deificadas individualmente.25

Características

Copia del Apolo Sauróctono de Praxíteles, obra de transición al periodo helenístico. Museo del Louvre.
Formalmente las características generales de la escultura helenística derivan principalmente de la obra de tres grandes artistas: EscopasPraxíteles y Lisipo, que lideraron la transición de la escultura griega clásica al periodo helenístico, a mediados del siglo IV a. C.26 En términos de la expresividad y su carácter narrativo, su producción tiene mucha más relación con el helenismo que con el Alto clasicismo que lo precedió, aunque en el terreno del estilo, dicho origen clásico permaneció evidente. Se inició el proceso de abandonar la idealización para trazar la representación a nivel humano, incluso cuando se trataba de imágenes de divinidades. Con un deje de ironía, el historiador Jerome Pollitt comenta una obra atribuida a Praxíteles, el Apolo Sauróctono, en la que ve una imagen de la decadencia del estatus de un dios viril matando a un dragón, a un efebo afeminado que apenas puede protegerse de una lagartija común, fue un período en el que los viejos mitos estaban empezando a perder su aura divina y su poder real de inspiración, y empezaban a ser desacreditados en una sociedad fuertemente profana y urbana, con todo esto, se pudo volver la atención con más fuerza hacia el retrato del hombre, sus problemas y éxitos específicos y su universo interior.27
La descripción de la escultura helenística, es un tema de gran complejidad que sigue siendo fuente de mucha controversia y duda, sólo puede hacerse un resumen genérico. La multiplicidad de centros de producción, la alta movilidad de los escultores entre ellos y la libertad estilística crearon un panorama donde diversas tendencias convivían y se entrelazaban.28
La mentalidad de los helenistas y sus repercusiones en el arte de la escultura, puede ser más o menos definida por cinco líneas dominantes:
Tyche de Antioquía de Eutíquidescirca 300 a. C.
I. Una preocupación obsesiva por el destino y su carácter imprevisible y cambiante, visible en la proliferación de escritos filosóficos y la iconografía de Tyche, de la que se conseeva una copia romana realizada por el escultor Eutíquides en los Museos Vaticanos, la diosa que personificaba la suerte o fortuna —diseñada una interpretación relacionada con el destino— y la retratística de Alejandro Magno, una personalidad que siempre se consideró protegida por la fortuna, incluso cuando la mala suerte le parecía amenazar, era capaz de revertir la situación a su favor. Asimismo, refleja este interés la representación de los acontecimientos, cuando el destino individual cambiaba drásticamente, como en los tiempos de gran éxito o gran fracaso.29
II. Un sentido de la teatralidad de la vida, que se refleja en el gusto por el espectáculo, las grandes manifestaciones públicas de la pompa real, discursos dramáticos y apasionados por los oradores, las fiestas profanas y religiosas suntuosas y estimulantes para los sentidos,30 y esculturas donde el sentido del drama, emoción, movimiento, agitación o éxtasis, fue buscado intencionalmente en un estilo con contenido narrativo y retórico. Incluso hubo una terminología técnica propia, tomada de la retórica literaria para describir los elementos formales de la escultura helenística: aixesis(amplificación), makrologia (expansión), dilogia (diálogo), pallilogia (resumen), megaloprepeia(grandiosidad), deinosis (intensidad), ekplexis (choque), enargeia (energía), anthitesis (contraste) y pathos (drama emocional).31
La escultura helenística Toro Farneserepresenta el virtuosismo técnico en la talla de la piedra, el grupo fue esculpido en un solo bloque de mármol.
III. Una tendencia a la erudición, manifestó su interés por la geografía y la historia de otros países, los libros de descripción de las características étnicas extranjeras y sus maravillas culturales, la lingüística con la elaboración de gramáticas, diccionarios y compendios de palabras cultas y difíciles. Fue el momento en que se fundaron grandes museos y bibliotecas, como la de Alejandría, se formaban colecciones de arte planificadas y sistemáticas, y se cultivaron arcaísmos en las diversas artes, incluyendo la escultura, que evidenciaban el conocimiento de autores de renombre y la posesión de un espíritu ilustrado. De este modo, los estilos de fases anteriores fueron imitados en copias literales de obras antiguas, o se asimilaron sus principios para la composición de nuevas piezas, a menudo con la yuxtaposición de los rasgos de escuelas y periodos diferentes en una misma obra, o se integraban elementos estilísticos exóticos traídos de Oriente, que dio a la producción un carácter ecléctico e historicista. Al mismo tiempo, los escultores rivalizaban en demostraciones de virtuosismo técnico en la talla de la piedra, visible en muchos ejemplares.32 La herencia clásica continuaba siendo el modelo de referencia original, el lenguaje común a todos, en el que las innovaciones podían ser identificadas y apreciadas, incluso cuando asumían una característica decididamente anticlásica. A pesar de este historicismo nacido hacia el pasado, se trabajaba en temas que aún eran válidos y el eclecticismo resultante, aunque de ambigua estética, creó un repertorio de formas nuevas y actualizó algunas antiguas que han contribuido a una mayor riqueza y variedad del arte de la época.33 34
IV. El carácter individualista de la autarquía, un concepto que defendió la autonomía e independencia individual como base de la felicidad e indirectamente, estimuló el desarrollo de un espíritu errante y adaptable, contrario a los convencionalismos y conectado a su naturaleza única y esencial, capaz de adaptarse a cualquier situación, caracterizada por el aventurero mercenario y sintetizados en el culto a la personalidad. Este individualismo, que penetró en toda la filosofía y la religión de la época, también influyó en la literatura, donde aparecieron biografías y memorias de personajes ilustres, y en la escultura, en el sentido de que se buscaba la representación realista de tipos pintorescos y el mundo interior de los personajes, que expresaba las emociones a través de los rostros y las actitudes corporales. Esta voluntad de realismo artístico, junto con el elogio de la personalidad, dio origen a los primeros retratos realistas del arte occidental, en opinión de Jerome Pollitt, el logro más importantes de todo el arte helenístico.35
V. Una visión cosmopolita, el corolario de las características antes citadas y la marca de un mundo en perpetuo cambio y expansión, sujeto a una multitud de fuerzas, donde las diferentes naciones fueron vistas por los filósofos como participantes fraternos en una comunidad universal y las personas como agentes únicos de su evolución y responsables de sus propias vidas, ya sin privilegios de nacimiento o nacionalidad, sintetizaban un humanismo que con el tiempo disolvió gran parte de la aversión de los griegos por los bárbaros, allanó el camino para la creación de una burguesía liberal, pragmática y autosuficiente —un mercado importante para la nueva escultura— y permitió la producción de obras, donde incluso la decadencia física, el vicio y la pobreza pudieron recibir una representación comprensiva e integral.
Escultura Helenística
La escultura griega helenística es una evolución del periodo griego clásico.
La Victoria de Samotracia es una de las esculturas más célebres de la escultura helenística griega
Sus principales características son:
  • Acentuación de las formas, que nos lleva a un barroquismo que se deja ver en la manifestación de los sentimientos, mayor movimiento y gran variedad de actitudes.
  • Multiplicación de temas, el religioso cada vez se abandona más mientras abundan las representaciones de ancianos, niños, Venus y mitología.
  • Surgen escuelas y hay una expansión hacia Asia Menor y el área oriental del Mediterráneo. Las escuelas más importantes son la de Pérgamo, Rodas y Alejandría. No es que tengan características específicas ni se conocen exactamente los autores, es sólo porque son obras realizadas en relación a una ciudad.
  • No siempre se conocen los autores y muchas obras se conservan por copias romanas.
  • Escopas y Lisipo influirán enormemente durante todo el helenismo.
Escultura Helenística de Venus
Venus Púdica o Capitolina
Venus Pudica. Escultura HelenísticaEs así llamada porque tiene una actitud de recato, las piernas juntas, etc. Es una escultura de mármol.

Venus Acurrucada
Es obra del s.III. a.C. Hay distintos modelos, todos en mármol. Marca una serie de pliegues que contrastan con la lisura de la postura anterior. La cabeza está vuelta hacia el lado contrario. El pelo se suele recoger en la nuca, ya sea hacia atrás o hacia arriba.

Venus de Milo
La Venus de Milo es del s.II. a.C. Es original y está realizada en mármol. No se sabe quién es su autor, aunque algunas letras parecen darnos alguna pista, puede ser Agexandros o Alexandros. Es muy bella, con una belleza serena. Tiene múltiples puntos de vista. Muestra un gran movimiento. Faltan los brazos, que se supone que con uno se sujetaba la ropa y con el otro probablemente llevaba una fruta, seguramente una manzana. Hay un gran interés en el tratamiento del cabello.

Venus Calipicia
Venus del DelfínSe desconoce su autor. Es totalmente distinta a las anteriores. Está medio vestida y se retira la túnica dejando al descubierto la parte de atrás complaciéndose con la visión de su propio cuerpo. 
Hay movimiento, se retuerce pero no de forma violenta. Las formas curvas del cuerpo contrastan con las rectas y verticales de la tela.
El Niño Jinete
Original en bronce del s.II. Se conserva muy bien, quizá porque se encontró en el fondo del mar. También se encontró parte del caballo y se ha reconstruido. Muestra un gran movimiento y un excelente estudio anatómico. 

El Espinario
Es una copia romana. Está en una postura impensable en época clásica que produce efectos de claroscuros muy interesantes. La mirada está dirigida al punto de atención, está muy concentrado. El tratamiento del pelo es algo arcaizante, demasiado pegado a la cabeza, sólo marca volumen en la especie de melena que forma al final.

Eros y Psiquis
Están representados en el momento de darse un beso, el tema es profano. La parte inferior es prácticamente frontal, mientras que en la parte superior ya están totalmente girados. Hay una perfecta unidad del conjunto.

Sátiro danzante
Pertenecía a un grupo, pero sólo se ha conservado éste. Está haciendo música con los platillos y también con el pie. La música da idea de alegría, que se puede observar en su rostro, que es muy expresivo. Es muy detallista y tiene el pelo muy abultado.

El Hermafrodita Tumbado
Es un tema que no gustaba en la época clásica pero en ésta sí. La cara y la espalda son femeninas, mientras los órganos genitales son masculinos.

El Hermafrodita de pie
Está de pie, pero en reposo, envuelto, en parte, en tela. Marca mucho la curvatura del cuerpo. La cabeza es femenina y serena.

El Pugilista
Se ha conservado el original, en bronce. Muestra a un luchador descansando al que algo le ha llamado la atención. Es un personaje fuerte y musculoso. La cabeza gira y está inclinada hacia arriba y el rostro está prestando atención. Tiene los ojos ligeramente hundidos.

Dos muchachos luchando
Son cuerpos más jóvenes que el anterior. Las figuras se confunden, pero ambas dan una sensación de fuerza y tensión. Hay gran movimiento.

Escuela de Pérgamo
Altar de Zeus en PérgamosLa escultura se encuentra en el friso corrido y está en altorrelieve. El tema es el de la gigantomaquia, la lucha de los dioses contra los gigantes. Mide algo más de 100 metros y hay figuras de hasta dos metros de altura. Hay una gran riqueza de actitudes y posturas. Los dioses están agrupados de cierta manera: Atenea y Zeus en oriente, los dioses del día en el lado sur y en el lado norte los relacionados con la noche y la oscuridad. A los dioses se les da un tratamiento clasicista, mientras que los gigantes se les trata de una manera más humana, por lo que se refleja la fealdad, etc. Hay una influencia clara de Escopas ya que se deja ver claramente el pathos con los ojos hundidos y las bocas abiertas. Estaba bastante deteriorado pero se reconstruyó.
Los Gálatas
Fue mandado realizar por Atalo I tras vencer a los gálatas. Era un monumento público y por ello se dispone el grupo en una composición triangular o piramidal. El grupo está formado por el jefe de los gálatas, que está de pie sujetando a su mujer, que está a un nivel un poco más bajo, y a su alrededor hay cuatro figuras malheridas tumbadas.

La parte central es la del jefe con su mujer, que están perfectamente entrelazados pero en posturas contrapuestas para dar distintos puntos de vista. Hay un contraste entre la mujer vestida ya muerta y desplomándose y el hombre desnudo, todavía vivo y de pie. La pesadez de la mujer se deja ver, así como la fuerza que está haciendo su marido para sujetarla. La mujer tiene los brazos formando un semicírculo y con la cabeza totalmente caída. El hombre lleva un brazo hacia abajo para sujetarla mientras el otro está hacia arriba clavándose la daga en un gesto de desafío. Ya está saliendo sangre de la herida que se está haciendo. El gesto es muy expresivo frente al de su mujer, ya sin vida.
Galo moribundo: tiene una herida del costado y la daga en el suelo. Está haciendo grandes esfuerzos para no caer, esto se ve en los brazos. Tiene una extremidad rígida, la otra doblada. Está cerrado en sí mismo, con la mirada hacia abajo. El cabello tiene un sentido claramente pictórico.
Marsyas y el Escita
Marsyas fue desollado por atreverse a desafiar a Apolo en un concurso de música tocando la flauta que había cogido Atenea. El escita está agachado y afilando el cuchillo. Está tranquilo, pero mirando hacia arriba con gesto de tensión. Marsyas está colgado de un árbol, es el primer estudio que se realiza de un cuerpo en esta postura, está desgarrado y mira a su verdugo: se relacionan con las miradas, formando una diagonal.

Ariadna. Escuela de Pérgamo
Escuela de Rodas
En la Escuela de Rodas se sabe de la existencia de Cares de Lindos, un gran escultor que hizo una escultura de un gran coloso que franqueaba el puerto de Rodas, los barcos pasaban entre sus piernas. Parece que fue discípulo de Lisipo. Otras obras de esta escuela son:
La Victoria de Samotracia
Es del s. II y su autor no se conoce. Su antecedente es la victoria de Paionos de Mende. Es una victoria que acaba de posarse en la proa de un barco, de ahí el estudio del cuerpo y de las telas. Hay un gran movimiento en distintas direcciones. La tela es muy fina y está pegada al cuerpo, permite observar la anatomía perfectamente, pero también hay zonas en las que se arremolina con numerosos pliegues y líneas en diagonal. Las plumas de las alas también son muy reales.

Victoria de Samotracia. Museo del Lovre
Laocoonte y sus Hijos
Sus autores fueron Agesandros, Polidoros y Atenodoros. Se encontró bastante deteriorada y fue restaurada en numerosas ocasiones, en el Renacimiento por ejemplo, por Miguel Ángel. Representa el castigo que se le dio a un sacerdote troyano por dudar del caballo de Troya, matando tanto a él como a sus hijos con serpientes marinas. Hay quien dice que el castigo no fue por esta razón sino por casarse y tener hijos y no dedicarse totalmente a Zeus. Capta el dolor físico pero, sobre todo, el dolor interno y moral al ver morir a sus hijos. Son cuerpos en tensión intentando librarse de las serpientes.

Laocoonte y sus Hijos
La composición es triangular, la anatomía está marcada por la tensión. Las extremidades están enfrentadas para formar composiciones en asta y hay un continuo estudio de entrantes y salientes. Los ojos están hundidos y la boca entreabierta por influencia de Escopas. Actualmente se encuentra en el Vaticano.
El Toro Farnesio o el Castigo de Dirce
Fue realizado por Apolonios y Tauriscos. Actualmente se encuentra en el museo de Nápoles, pero antes era un monumento público y por ello tenía estructura piramidal. Representa el momento en el que los hijos de Antíope deciden castigar a Dirce, que había tratado cruelmente a su madre, arrastrándola con un toro hasta morir.

Hay un poco de representación del paisaje en la parte inferior (ésta será la principal aportación de la escuela alejandrina, es el llamado fondo helenístico o alejandrino frente al fondo ático o neoático). Las otras figuras, las que no son el toro, Dirce o los hijos de Antíope, quizá son añadidos posteriores, pero no se sabe. Todos están mirando hacia arriba. Dirce tiene una actitud de súplica y clemencia, que no conseguirá. El toro es muy realista.

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